FRANCO BATTIATO
L'animale...
lunes, mayo 02, 2011
OSAMA
Diez años después... y diez años son mucho tiempo.
El suficiente como para que al gobierno de Pakistán le interese más entregarlo que mantenerlo encerrado en el propio secreto hermético de su paradero.
Pensemoslo bien... Los Estados Unidos no han podido controlar Afganistán y, sin embargo, un comando de Seals se infiltra de repente hasta el mismo centro de Pakistán en busca del asesino. Si pudiesen hacerlo lo habrían hecho una y otra vez para matar a los que ahora de verdad cuentan en Afganistán y en Pakistán. Y precisamente lo que caracterizaba a la fallida intervención norteamericana y aliada en Afganistán era la ceguera que daba la falta de información, de inteligencia, de conocimiento del medio y sus actores.
Si pudiesen hacerlo lo habrían hecho una y otra vez porque hubieran contado con la información que les hubiera proporcionado la gente que está sobre el terreno, generalmente sus propietarios. Pero no ha habido información sobre esas personas. Los Seals no han podido infiltrarse.
Sin información, no hay acción y esa información siempre tiene dueños y esos dueños tienen intereses... ¿Quiénes son los dueños del juego ahora? ¿Quiénes son esos a los que ahora no podemos atrapar y que podremos matar dentro de diez años?
Son ellos los que deciden ahora qué hacer.
La muerte de Bin Laden sólo equilibra la vieja balanza bíblica del ojo por ojo y del diente por diente.
No resuelve nada más... como pagar la hipoteca de una casa que ya no habitamos
Entiendo las dificultades que tiene el "trabajo de campo", pero hubiera sido mucho mejor un juicio justo.
Diez años después... y diez años son mucho tiempo.
El suficiente como para que al gobierno de Pakistán le interese más entregarlo que mantenerlo encerrado en el propio secreto hermético de su paradero.
Pensemoslo bien... Los Estados Unidos no han podido controlar Afganistán y, sin embargo, un comando de Seals se infiltra de repente hasta el mismo centro de Pakistán en busca del asesino. Si pudiesen hacerlo lo habrían hecho una y otra vez para matar a los que ahora de verdad cuentan en Afganistán y en Pakistán. Y precisamente lo que caracterizaba a la fallida intervención norteamericana y aliada en Afganistán era la ceguera que daba la falta de información, de inteligencia, de conocimiento del medio y sus actores.
Si pudiesen hacerlo lo habrían hecho una y otra vez porque hubieran contado con la información que les hubiera proporcionado la gente que está sobre el terreno, generalmente sus propietarios. Pero no ha habido información sobre esas personas. Los Seals no han podido infiltrarse.
Sin información, no hay acción y esa información siempre tiene dueños y esos dueños tienen intereses... ¿Quiénes son los dueños del juego ahora? ¿Quiénes son esos a los que ahora no podemos atrapar y que podremos matar dentro de diez años?
Son ellos los que deciden ahora qué hacer.
La muerte de Bin Laden sólo equilibra la vieja balanza bíblica del ojo por ojo y del diente por diente.
No resuelve nada más... como pagar la hipoteca de una casa que ya no habitamos
Entiendo las dificultades que tiene el "trabajo de campo", pero hubiera sido mucho mejor un juicio justo.
"El modo de regulación, reproducción y mantenimiento de esta sociedad de consumo es contundente y aterradoramente eficaz: la simulación, la apariencia de realidad, ha terminado con la realidad misma. La práctica del consumo que se autorreviste de un carácter real y positivo, presentando, para remarcar su imagen de verosimilitud, a todos los individuos como elementos idénticos de una «totalidad consumidora », se desenvuelve, sin embargo, en la negación y la reversión de lo real; los signos nada tienen que ver con ningún tipo de realidad ni con ningún tipo de necesidad social o biológica. Son simulacros creados precisamente para enmascarar la ausencia de ella, ahora es la realidad la que quiere y tiende a funcionar como los signos producidos para, teóricamente, representarla, pero lo cierto es que para lo que verdaderamente sirven es para dominarla."
(Estudio introductorio: La dictadura del signo o la sociología del consumo del primer Baudrillard, Luis Enrique Alonso)
(Estudio introductorio: La dictadura del signo o la sociología del consumo del primer Baudrillard, Luis Enrique Alonso)
"El traslado del énfasis desde la manufactura y la venta de los productos hacia el estableci-miento y persistencia de relaciones comerciales duraderas trae consigo que la perspectiva del mar-keting se coloque en primera línea de la vida comercial. El imperativo de la producción, que era el objetivo supremo de la era industrial, se considera cada vez más como una función subordinada al marketing. Cuando incluso los bienes se convierten en simples plataformas para gestionar los ser-vicios, y los servicios se convierten en la máquina principal que impulsa el comercio global, resulta fundamental el establecimiento de relaciones con los usuarios finales. El marketing se transforma en la estructura básica de la nueva economía-red, puesto que el control del cliente se convierte en el objetivo central de la actividad comercial...
Hoy en día, la perspectiva del marketing gana influencia y las relaciones mercantilizadas con los consumidores se convierten en el negocio esencial de los negocios; controlar al cliente es ahora algo tan importante y tan urgente corno en tiempos en que dominaba la perspectiva de la manufactura lo fue el control sobre los trabajadores. Si el cronómetro y la cadena de montaje sumi-nistraron los medios técnicos para controlar a los trabajadores, hoy los bucles cibernéticos y los códigos de barras suministran los medios técnicos para proceder al control de los clientes. En el siglo venidero, la organización del consumo será tan importante como en el siglo pasado lo fue la organización de la producción. La idea central es convertir la totalidad de la experiencia personal en algo dependiente de los agentes comerciales. Aunque el usuario final está involucrado en el pro-ceso, cada vez depende más de intermediarios que atienden o sirven a sus necesidades. Controlar al cliente significa exactamente esto: ser capaz de mantener y dirigir su atención y gestionarle los mínimos detalles de todas sus experiencias vitales. Los agentes comerciales asumen el papel de cuidadores."
(La era del acceso, Jeremy Rifkin)
Hoy en día, la perspectiva del marketing gana influencia y las relaciones mercantilizadas con los consumidores se convierten en el negocio esencial de los negocios; controlar al cliente es ahora algo tan importante y tan urgente corno en tiempos en que dominaba la perspectiva de la manufactura lo fue el control sobre los trabajadores. Si el cronómetro y la cadena de montaje sumi-nistraron los medios técnicos para controlar a los trabajadores, hoy los bucles cibernéticos y los códigos de barras suministran los medios técnicos para proceder al control de los clientes. En el siglo venidero, la organización del consumo será tan importante como en el siglo pasado lo fue la organización de la producción. La idea central es convertir la totalidad de la experiencia personal en algo dependiente de los agentes comerciales. Aunque el usuario final está involucrado en el pro-ceso, cada vez depende más de intermediarios que atienden o sirven a sus necesidades. Controlar al cliente significa exactamente esto: ser capaz de mantener y dirigir su atención y gestionarle los mínimos detalles de todas sus experiencias vitales. Los agentes comerciales asumen el papel de cuidadores."
(La era del acceso, Jeremy Rifkin)
domingo, mayo 01, 2011
1
"En el capitalismo clásico, al capital le fue suficiente con producir unas mercancías, pues el consumo funcionaba solo. Hoy en día, en la sociedad de consumo, hay que producir a los mismos consumidores, hay que producir la demanda misma y esa producción es infinitamente más costosa que la de las mercancías."
2
"La sociedad de consumo funciona como un proceso de clasificación y de diferenciación, esto es, en una dinámica constante de selección de signos que jerarquizan a los grupos sociales manteniendo su estructura de desigualdad y dominio. La diferenciación se va renovando continuamente gracias a la innovación y remodelación permanente de las formas/objeto a las que se accede de manera radicalmente diferente según la posición de clase: las clases dominantes se consagran como modelos imposibles de alcanzar por definición, que marcan las diferencias, haciéndose punto de referencia de cualquier bien de consumo que es apreciado individualmente como una acción aislada y soberana, siendo en realidad un hecho de significación social programada."
(Estudio introductorio: La dictadura del signo o la sociología del consumo del primer Baudrillard, Luis Enrique Alonso)
"En el capitalismo clásico, al capital le fue suficiente con producir unas mercancías, pues el consumo funcionaba solo. Hoy en día, en la sociedad de consumo, hay que producir a los mismos consumidores, hay que producir la demanda misma y esa producción es infinitamente más costosa que la de las mercancías."
2
"La sociedad de consumo funciona como un proceso de clasificación y de diferenciación, esto es, en una dinámica constante de selección de signos que jerarquizan a los grupos sociales manteniendo su estructura de desigualdad y dominio. La diferenciación se va renovando continuamente gracias a la innovación y remodelación permanente de las formas/objeto a las que se accede de manera radicalmente diferente según la posición de clase: las clases dominantes se consagran como modelos imposibles de alcanzar por definición, que marcan las diferencias, haciéndose punto de referencia de cualquier bien de consumo que es apreciado individualmente como una acción aislada y soberana, siendo en realidad un hecho de significación social programada."
(Estudio introductorio: La dictadura del signo o la sociología del consumo del primer Baudrillard, Luis Enrique Alonso)
THE COMPANY MEN
El tema del desempleo no es un asunto que el cine haya tratado en demasía.
La historia de "The company men" se centra precisamente en los efectos que el paro produce un tres ejecutivos de una empresa naviera interpretados por Tommy Lee Jones, Chris Cooper y Ben Affleck. Tanto lo que ven a su alrededor como lo que les sucede tendrá un impacto transformador sobre sus vidas, que no se detendrán como creen sino que continuarán de una manera más rica e inesperada para ellos.
Sin duda alguna la historia nace bajo la alargada sombra de esta crisis económica global y comparte con otras creaciones como "Capitalism: a love story" una melancólica nostalgia por un mundo de relaciones laborales anterior a ésta, en la que la excesiva influencia de lo financiero sobre los negocios parece haber alterado para mal un orden establecido que parecía funcionar correctamente para todos.
Del mismo modo que Michael Moore recuerda el mundo en el que trabajó su padre, donde todo el mundo parecía ser reconocido y respetado con independencia de la posición que ocupara en el marco de las relaciones de producción, los personajes que interpretan Tommy Lee Jones y Chris Cooper viven con asombro y rechazo la fría crueldad de un mundo nuevo, un mundo muy distinto al mundo en el que ellos se hicieron profesionalmente y en el que parece haber un mayor respeto por las personas y un mayor control por parte de los propietarios del capital del beneficio que se quiere obtener.
La necesidad de asear las cuentas buscando evitar que bajen el valor de los acciones se pone por delante de las vidas de los trabajadores en un afán de conseguir el máximo de valor posible sin sentir el menor escrúpulo por los efectos que esta actitud irracionalmente avara puede causar.
El corazón de la película está aquí, generando en quienes son sacrificados sin el menor miramiento la obligación de enfrentarse a una situación crítica que rompe la estructurada tranquilidad de sus vidas que parecían encarriladas y en este sentido, y desde un punto de vista dramático, "The company men" tiene su tesoro particular en el modo esencialmente humano en que describe ese conflicto, ese torbellino de confusión del que algunos quizá no consigan salir.
No se si esa arcadia de relaciones laborales ha existido alguna vez, pero lo que desde luego tengo claro es que, y aunque jamás haya existido, la sola realidad de este mundo de capitalismo neoliberal puro y duro la ha creado con su sola presencia irracional y avara, como cuando en algún momento de esa oscuridad primigenia nuestros antepasados paleolíticos sintieron la necesidad de crear dioses y mitos que de algún modo les protegieran de la incomprensible, agresiva e incierta noche que les rodeaba amenazadora.
Y además "The company men" es una película de actores. Tommy Lee Jones y Chris Cooper están en ella aportando su mágico poder de hacer verdadera cada palabra que pronuncian.
Merece la pena verla.
El tema del desempleo no es un asunto que el cine haya tratado en demasía.
La historia de "The company men" se centra precisamente en los efectos que el paro produce un tres ejecutivos de una empresa naviera interpretados por Tommy Lee Jones, Chris Cooper y Ben Affleck. Tanto lo que ven a su alrededor como lo que les sucede tendrá un impacto transformador sobre sus vidas, que no se detendrán como creen sino que continuarán de una manera más rica e inesperada para ellos.
Sin duda alguna la historia nace bajo la alargada sombra de esta crisis económica global y comparte con otras creaciones como "Capitalism: a love story" una melancólica nostalgia por un mundo de relaciones laborales anterior a ésta, en la que la excesiva influencia de lo financiero sobre los negocios parece haber alterado para mal un orden establecido que parecía funcionar correctamente para todos.
Del mismo modo que Michael Moore recuerda el mundo en el que trabajó su padre, donde todo el mundo parecía ser reconocido y respetado con independencia de la posición que ocupara en el marco de las relaciones de producción, los personajes que interpretan Tommy Lee Jones y Chris Cooper viven con asombro y rechazo la fría crueldad de un mundo nuevo, un mundo muy distinto al mundo en el que ellos se hicieron profesionalmente y en el que parece haber un mayor respeto por las personas y un mayor control por parte de los propietarios del capital del beneficio que se quiere obtener.
La necesidad de asear las cuentas buscando evitar que bajen el valor de los acciones se pone por delante de las vidas de los trabajadores en un afán de conseguir el máximo de valor posible sin sentir el menor escrúpulo por los efectos que esta actitud irracionalmente avara puede causar.
El corazón de la película está aquí, generando en quienes son sacrificados sin el menor miramiento la obligación de enfrentarse a una situación crítica que rompe la estructurada tranquilidad de sus vidas que parecían encarriladas y en este sentido, y desde un punto de vista dramático, "The company men" tiene su tesoro particular en el modo esencialmente humano en que describe ese conflicto, ese torbellino de confusión del que algunos quizá no consigan salir.
No se si esa arcadia de relaciones laborales ha existido alguna vez, pero lo que desde luego tengo claro es que, y aunque jamás haya existido, la sola realidad de este mundo de capitalismo neoliberal puro y duro la ha creado con su sola presencia irracional y avara, como cuando en algún momento de esa oscuridad primigenia nuestros antepasados paleolíticos sintieron la necesidad de crear dioses y mitos que de algún modo les protegieran de la incomprensible, agresiva e incierta noche que les rodeaba amenazadora.
Y además "The company men" es una película de actores. Tommy Lee Jones y Chris Cooper están en ella aportando su mágico poder de hacer verdadera cada palabra que pronuncian.
Merece la pena verla.
"Cada hora del hombre es un lugar vivo de nuestra existencia que ocurre una sola vez, irremplazable para siempre. Aquí reside la tensión de la vida, su grandeza, la posibilidad de que la inasible fugacidad del tiempo se colme de instantes absolutos, de modo que, al mirar hacia atrás, el largo trayecto se nos aparece como el desgranarse de días sagrados, inscriptos en tiempos o en épocas diferentes."
(La resistencia, Ernesto Sábato)
La felicidad es el inventario riguroso de esos días sagrados...
(La resistencia, Ernesto Sábato)
La felicidad es el inventario riguroso de esos días sagrados...
sábado, abril 30, 2011
"Pero Baudrillard va mucho más allá de Veblen, cuando avanza la idea de que las necesidades son necesarias, no para las personas, sino, sobre todo, para el buen funcionamiento del sistema de signos, según una fórmula autorreferencial: sólo hay necesidades porque el sistema necesita que las haya. Dicho de otro modo, detrás de cada trabajador asalariado, hay un «consumidor saturado»: la necesidad es un modo de explotación igual que el trabajo. El consumo, al ser producción de signos, es pues un «mecanismo de poder»: estaríamos de alguna manera obligados a consumir sin saberlo. «Esto explica que no haya límites al consumo. Si el consumo fuera eso por lo que lo tomamos ingenuamente: una absorción, un devorar, se debería llegar a una saturación. Si fuera relativo al orden de las necesidades, deberíamos encaminarnos hacia una satisfacción. Ahora bien,
sabemos que nada de esto es así: queremos consumir cada vez más."
(Estudio introductorio: La dictadura del signo o la sociología del consumo del primer Baudrillard, Luis Enrique Alonso)
sabemos que nada de esto es así: queremos consumir cada vez más."
(Estudio introductorio: La dictadura del signo o la sociología del consumo del primer Baudrillard, Luis Enrique Alonso)
"La característica distintiva del capitalismo moderno es la expropiación de diversos aspectos de la vida para convertirlos en relaciones comerciales. La tierra, el trabajo humano, las actividades productivas y las sociales que en otros tiempos se producían en el seno familiar han ido entrando en el mercado y se han convertido en mercancías. En la medida en que el comercio se desarrollaba mediante transacciones discretas entre compradores y vendedores, el proceso de mercantilización se veía limitado en el tiempo y en el espacio, ya fuera por la negociación y la transferencia de los bienes, ya por el tiempo que se tardaba en la realización de los servicios. El tiempo restante perma-necía fuera del mercado y no entraba en consideraciones mercantiles. Sin embargo, en la economía emergente del ciberespacio, las fuerzas de esa economía-red arrastran todo el tiempo restante y lo incorporan a la órbita comercial, convirtiendo cada institución y a cada individuo en un cautivo de una «comercialidad» omnipresente.
La era del acceso se define, principalmente, por la mercantilización creciente de cualquier experiencia humana. Las redes comerciales de todo tipo y naturaleza tejen una red en torno a la totalidad de la vida humana, mercantilizando toda experiencia de vida. En la era del capitalismo de la propiedad, lo más importante era la venta de los bienes y los servicios. En la economia del cibe-respacio, la mercantilización de los bienes y los servicios resulta algo secundario con respecto a la mercantilización de las relaciones humanas."
(La era del acceso, Jeremy Rifkin)
La era del acceso se define, principalmente, por la mercantilización creciente de cualquier experiencia humana. Las redes comerciales de todo tipo y naturaleza tejen una red en torno a la totalidad de la vida humana, mercantilizando toda experiencia de vida. En la era del capitalismo de la propiedad, lo más importante era la venta de los bienes y los servicios. En la economia del cibe-respacio, la mercantilización de los bienes y los servicios resulta algo secundario con respecto a la mercantilización de las relaciones humanas."
(La era del acceso, Jeremy Rifkin)
"la teoría cuántica ha dejado claro que una partícula subatómica sólo puede ser entendida como una manifestación de la interacción entre varios procesos de medición. No es un objeto aislado, sino más bien un acontecimiento, un suceso, que se interrelaciona con otros sucesos de un modo particular"
(El Tao de la física, Fritjof Capra)
(El Tao de la física, Fritjof Capra)
"Los objetos ya no tienen prioritariamente un valor de uso, sobredeterminado por el valor de cambio, es, al contrario, su valor de cambio social (su valor signo) el fundamental y el valor de uso, funcional, no es más que una coartada. Utilizando abundantes juegos del lenguaje, Baudrillard explica que los objetos se convierten en signos, son doblemente el fruto de una producción: 1) son producidos, es decir, fabricados; 2) son presentados (en el sentido de exhibidos), es decir, avanzados como prueba, lo que atestiguan es el lugar de su propietario en la jerarquía social."
(Estudio introductorio: La dictadura del signo o la sociología del consumo del primer Baudrillard, Luis Enrique Alonso)
(Estudio introductorio: La dictadura del signo o la sociología del consumo del primer Baudrillard, Luis Enrique Alonso)
jueves, abril 28, 2011
miércoles, abril 27, 2011
LA JUNGLA EN ARMAS
De vez en cuando apetece ver una película de las de antes, de aventuras, en las que todo está claro: los buenos son buenos, los malos son malos y además es evidente que cada uno es lo que es.
De vez en cuando apetece una idealización, porque los grises cansan. El lento trabajo de la matización de lo moral agota en su interminable y sisífico despliegue de razones, excusas y justificaciones. Y apetece lanzarse en picado, aunque a veces no haya agua, dentro de la piscina del blanco y negro, donde todo está claro.
Viendo "La jungla en armas" a nadie le cabe la menor duda de que todo va a salir bien. Hay un héroe (Gary Cooper) que sabe qué es lo correcto, distingue perfectamente la línea que separa el bien del mal y la larga letanía de los matices quedan olvidados para siempre mientras dura la aventura.
Dirigida en 1939 por el brioso Henry Hathaway, "La jungla en armas" es una película de aventuras en la que la acción es la principal protagonista. En la Filipinas de principios del siglo XX un destacamento de soldados autóctonos comandados por un grupo de militares norteamericanos deberá afrontar la amenaza que desde la incontrolable y peligrosa selva ejercen un grupo de rebeldes moros.
La táctica de los moros será ir asesinando uno a uno a los militares norteamericanos para acabar minando así la moral de la tropa, pero menos mal que Gary Cooper anda por ahí.
100% puro cine del de antes... ese que ya no se hace.
De vez en cuando apetece ver una película de las de antes, de aventuras, en las que todo está claro: los buenos son buenos, los malos son malos y además es evidente que cada uno es lo que es.
De vez en cuando apetece una idealización, porque los grises cansan. El lento trabajo de la matización de lo moral agota en su interminable y sisífico despliegue de razones, excusas y justificaciones. Y apetece lanzarse en picado, aunque a veces no haya agua, dentro de la piscina del blanco y negro, donde todo está claro.
Viendo "La jungla en armas" a nadie le cabe la menor duda de que todo va a salir bien. Hay un héroe (Gary Cooper) que sabe qué es lo correcto, distingue perfectamente la línea que separa el bien del mal y la larga letanía de los matices quedan olvidados para siempre mientras dura la aventura.
Dirigida en 1939 por el brioso Henry Hathaway, "La jungla en armas" es una película de aventuras en la que la acción es la principal protagonista. En la Filipinas de principios del siglo XX un destacamento de soldados autóctonos comandados por un grupo de militares norteamericanos deberá afrontar la amenaza que desde la incontrolable y peligrosa selva ejercen un grupo de rebeldes moros.
La táctica de los moros será ir asesinando uno a uno a los militares norteamericanos para acabar minando así la moral de la tropa, pero menos mal que Gary Cooper anda por ahí.
100% puro cine del de antes... ese que ya no se hace.
domingo, abril 24, 2011
GAME OF THRONES
No se... No me ha dado un buen "feeling" el primer capítulo de "Game of thrones".
Es cierto que no se puede opinar sobre las series habiendo visto un sólo capítulo. Hay que dar la oportunidad y el tiempo para el desarrollo, para el despliegue de todas sus posibilidades narrativas... El punto de no retorno suele estar en torno al tercer o cuarto capítulo, cuando todos los personajes han sido presentados y la trama ha sido expuesta, pero las señales que he visto a lo largo del primer capítulo de "Game of thrones" no son demasiado buenas.
La producción es impecable, pero la historia me resulta familiar en su planteamiento, incluso rutinaria en la exposición de los diferentes escenarios, los diferentes personajes y sus respectivos intereses contrapuestos que configuran el muy reconocible terreno para el desarrollo de una "soap opera" con tronos de por medio.
Ya veremos...
No se... No me ha dado un buen "feeling" el primer capítulo de "Game of thrones".
Es cierto que no se puede opinar sobre las series habiendo visto un sólo capítulo. Hay que dar la oportunidad y el tiempo para el desarrollo, para el despliegue de todas sus posibilidades narrativas... El punto de no retorno suele estar en torno al tercer o cuarto capítulo, cuando todos los personajes han sido presentados y la trama ha sido expuesta, pero las señales que he visto a lo largo del primer capítulo de "Game of thrones" no son demasiado buenas.
La producción es impecable, pero la historia me resulta familiar en su planteamiento, incluso rutinaria en la exposición de los diferentes escenarios, los diferentes personajes y sus respectivos intereses contrapuestos que configuran el muy reconocible terreno para el desarrollo de una "soap opera" con tronos de por medio.
Ya veremos...
sábado, abril 23, 2011
CAPITALISM: A LOVE STORY
De todos los documentales que he podido ver de Michael Moore, éste es el que más me gusta.
Desde sus inicios en 1989 como documentalista, con "Roger & me", Michael Moore ha centrado todos sus esfuerzos en describir el deterioro de un estilo de vida americano en el que él mismo se ha criado.
En "Roger & me" Moore cuenta su inútil esfuerzo durante tres años por entrevistarse con el presidente de General Motors. Su objetivo es pedirle explicaciones del cierre de la planta que la compañía tenía en Flint, la localidad natal de Moore. Y no es casualidad que en"Capitalism: a love story" Moore haga referencias a este suceso porque este documental proporciona el marco en el que debe ser entendido todo su trabajo.
La obra de Michael Moore es la crónica de los desmanes que el extremo capitalismo neoliberal ha venido produciendo sobre la sociedad norteamericana desde la época del presidente Ronald Reagan hasta nuestros días.
Y seguramente "Capitalism: a love story" es uno de sus mejores trabajos.
Tengo que reconocer que no soy un fan entregado a Moore. Hay aspectos de su modo de hacer documentales que no terminan de gustarme, especialmente su excesivo amarillismo demagógico a la hora de presentar sus argumentos, centrándose siempre en casos puntuales y extremos, aspecto que -considero- obra en contra de la teoría general que -a mi entender- justifica todos y cada uno de sus documentales.
En este sentido, soy mas partidario de productos como "Inside job" basados en enfoques más mesurados, pero igual de críticos, en los que el protagonista es el propio tema y no el narrador.
No me gusta el show personalista que monta Moore en torno a temas que son muy, muy serios, y que a veces le elevan a un nivel protagónico excesivo, pero tengo que reconocer que en "Capitalism: a love story" la presencia del cineasta no se me hace insoportable. Es mucho más importante lo que se cuenta, si bien ese amarillismo demagógico, que siempre veo en Moore y que cuestiono, permanece en esta obra puesto que, y en pos de construir un retrato del presidente Obama, a medida de la leyenda que sus magníficos asesores de imagen han conseguido construir, Moore olvida que el equipo económico del presidente está formado por algunas de las personas que han desencadenado todo el desastre que su documental critica.
Moore tiene estas cosas... estas sombras de trazo grueso que se convierten en vulnerables puntos de ataque para los sofistas a la caza de argumentos que invaliden sus planteamientos.
En cualquier caso, la visión de "Capitalism: a love story" resulta tan aterradora como la visión de la más mesurada "Inside job".
En ella se vierten algunos planteamientos más que interesantes: la fábula del sueño americano como perverso relato nacido para garantizar un orden establecido (nadie cuestiona la realidad a cambio de creer en la posibilidad de que en algún momento tendrá su oportunidad) o el carácter anticristiano del capitalismo reivindicado por curas y obispos o, una vez más, la disonancia entre la imagen controlada y racional que se quiere proyectar de los mercados con la irracional realidad de avaricia incontrolada e irresponsable que en realidad los sustenta o la constatación de la existencia de un poder real al que los poderes políticos se pliegan cuando no se hayan en corrupta connivencia o el impune cinismo con el que esas personas que están haciendo tanto daño existen o se expresan... Aterrador, muy aterrador... Principalmente, porque al otro lado y pese a los demagógicos esfuerzos de Moore por concluir en ese sentido, no hay una respuesta organizada que se les oponga.
Interesante y en ocasiones brillante y alguna vez demagógica, especialmente en lo que se refiere a la posición que Moore concede a Obama en su relato.
De todos los documentales que he podido ver de Michael Moore, éste es el que más me gusta.
Desde sus inicios en 1989 como documentalista, con "Roger & me", Michael Moore ha centrado todos sus esfuerzos en describir el deterioro de un estilo de vida americano en el que él mismo se ha criado.
En "Roger & me" Moore cuenta su inútil esfuerzo durante tres años por entrevistarse con el presidente de General Motors. Su objetivo es pedirle explicaciones del cierre de la planta que la compañía tenía en Flint, la localidad natal de Moore. Y no es casualidad que en"Capitalism: a love story" Moore haga referencias a este suceso porque este documental proporciona el marco en el que debe ser entendido todo su trabajo.
La obra de Michael Moore es la crónica de los desmanes que el extremo capitalismo neoliberal ha venido produciendo sobre la sociedad norteamericana desde la época del presidente Ronald Reagan hasta nuestros días.
Y seguramente "Capitalism: a love story" es uno de sus mejores trabajos.
Tengo que reconocer que no soy un fan entregado a Moore. Hay aspectos de su modo de hacer documentales que no terminan de gustarme, especialmente su excesivo amarillismo demagógico a la hora de presentar sus argumentos, centrándose siempre en casos puntuales y extremos, aspecto que -considero- obra en contra de la teoría general que -a mi entender- justifica todos y cada uno de sus documentales.
En este sentido, soy mas partidario de productos como "Inside job" basados en enfoques más mesurados, pero igual de críticos, en los que el protagonista es el propio tema y no el narrador.
No me gusta el show personalista que monta Moore en torno a temas que son muy, muy serios, y que a veces le elevan a un nivel protagónico excesivo, pero tengo que reconocer que en "Capitalism: a love story" la presencia del cineasta no se me hace insoportable. Es mucho más importante lo que se cuenta, si bien ese amarillismo demagógico, que siempre veo en Moore y que cuestiono, permanece en esta obra puesto que, y en pos de construir un retrato del presidente Obama, a medida de la leyenda que sus magníficos asesores de imagen han conseguido construir, Moore olvida que el equipo económico del presidente está formado por algunas de las personas que han desencadenado todo el desastre que su documental critica.
Moore tiene estas cosas... estas sombras de trazo grueso que se convierten en vulnerables puntos de ataque para los sofistas a la caza de argumentos que invaliden sus planteamientos.
En cualquier caso, la visión de "Capitalism: a love story" resulta tan aterradora como la visión de la más mesurada "Inside job".
En ella se vierten algunos planteamientos más que interesantes: la fábula del sueño americano como perverso relato nacido para garantizar un orden establecido (nadie cuestiona la realidad a cambio de creer en la posibilidad de que en algún momento tendrá su oportunidad) o el carácter anticristiano del capitalismo reivindicado por curas y obispos o, una vez más, la disonancia entre la imagen controlada y racional que se quiere proyectar de los mercados con la irracional realidad de avaricia incontrolada e irresponsable que en realidad los sustenta o la constatación de la existencia de un poder real al que los poderes políticos se pliegan cuando no se hayan en corrupta connivencia o el impune cinismo con el que esas personas que están haciendo tanto daño existen o se expresan... Aterrador, muy aterrador... Principalmente, porque al otro lado y pese a los demagógicos esfuerzos de Moore por concluir en ese sentido, no hay una respuesta organizada que se les oponga.
Interesante y en ocasiones brillante y alguna vez demagógica, especialmente en lo que se refiere a la posición que Moore concede a Obama en su relato.
viernes, abril 22, 2011
LA CINTA BLANCA
Como apunta el rocoso y firme pastor en un momento de la película, la cinta blanca que decide hacer llevar visiblemente a sus dos hijos mayores como castigo deberá servirles para recordar la inocencia, la pureza y la bondad que el color blanco representa.
En "La cinta blanca" se contraponen claramente dos mundos: el de los niños y el de los adultos; dos mundos que parecen suceder paralelos en la tranquila vida de este pueblo de la Alemania profunda cuyo nombre ahora no recuerdo.
Y en esta revisión de esta película genial de Michael Haneke se me aparece con mayor claridad la idea de que "La cinta blanca" quiere mostrarnos los puntos de fricción entre ambos: el modo en que los adultos se relacionan, educan y socializan a sus menores y el modo en que estos reciben el impacto de un mundo en absoluto simple, contradictorio, lleno de rincones, recovecos, violencia y perversiones.
Sobre la quieta superficie de ese pueblo que Haneke fotografía con bella precisión, se esconde una incómoda e interminable vibración sombría compuesta por todo lo "no dicho", por todo aquello que se manifiesta de manera incontrolable y pulsional... la cara oculta de la apariencia ordenada y justificada con que los adultos pretenden presentarse ante sus menores, una cara que también forma parte de lo individual y de los social y que de algún modo encarna el médico con cuyo inexplicable accidente comienza la historia.
Los niños no necesitan que nadie les ponga ninguna cinta blanca, ya la llevan puesta, pero esa cinta se oscurece hasta volverse negra al contacto con las contradicciones que vienen escondidas dentro del mundo que se les ofrece.
"La cinta blanca" quiere mostrarnos ese proceso de introducción de la violencia de toda una sociedad estamental, una violencia que adopta la forma de una inflexible educación inflingida como una herida por todos y cada uno de los adultos que la viven -y hacen posible- sobre su descendencia.
El mundo que nos muestra "La cinta blanca" es un mundo opresivo y oscuro en el que la única luz posible es una oscuridad menos densa.
Magnífica.
Como apunta el rocoso y firme pastor en un momento de la película, la cinta blanca que decide hacer llevar visiblemente a sus dos hijos mayores como castigo deberá servirles para recordar la inocencia, la pureza y la bondad que el color blanco representa.
En "La cinta blanca" se contraponen claramente dos mundos: el de los niños y el de los adultos; dos mundos que parecen suceder paralelos en la tranquila vida de este pueblo de la Alemania profunda cuyo nombre ahora no recuerdo.
Y en esta revisión de esta película genial de Michael Haneke se me aparece con mayor claridad la idea de que "La cinta blanca" quiere mostrarnos los puntos de fricción entre ambos: el modo en que los adultos se relacionan, educan y socializan a sus menores y el modo en que estos reciben el impacto de un mundo en absoluto simple, contradictorio, lleno de rincones, recovecos, violencia y perversiones.
Sobre la quieta superficie de ese pueblo que Haneke fotografía con bella precisión, se esconde una incómoda e interminable vibración sombría compuesta por todo lo "no dicho", por todo aquello que se manifiesta de manera incontrolable y pulsional... la cara oculta de la apariencia ordenada y justificada con que los adultos pretenden presentarse ante sus menores, una cara que también forma parte de lo individual y de los social y que de algún modo encarna el médico con cuyo inexplicable accidente comienza la historia.
Los niños no necesitan que nadie les ponga ninguna cinta blanca, ya la llevan puesta, pero esa cinta se oscurece hasta volverse negra al contacto con las contradicciones que vienen escondidas dentro del mundo que se les ofrece.
"La cinta blanca" quiere mostrarnos ese proceso de introducción de la violencia de toda una sociedad estamental, una violencia que adopta la forma de una inflexible educación inflingida como una herida por todos y cada uno de los adultos que la viven -y hacen posible- sobre su descendencia.
El mundo que nos muestra "La cinta blanca" es un mundo opresivo y oscuro en el que la única luz posible es una oscuridad menos densa.
Magnífica.
jueves, abril 21, 2011
"La creciente importancia de las ideas en la esfera comercial produce un espectro preocupante. Cuando el pensamiento humano se convierte en una mercancía tan importante, ¿qué le ocurre a otras ideas que aun siendo importantes puede que no sean comercialmente atractivas? ¿Queda sitio para las opiniones, las consideraciones y los conceptos no comerciales en una civilización en la que las personas se ven abocadas crecientemente a la esfera comercial para conseguir las ideas con las que viven sus vidas? En una sociedad en la que todos los tipos de ideas están atrapadas en la forma de propiedad intelectual controlada por las megacorporaciones, ¿cuál puede ser el efecto que pro-duzca esto en nuestra conciencia colectiva y en el futuro del discurso social?"
(La era del acceso, Jeremy Rifkin)
(La era del acceso, Jeremy Rifkin)
"Estos patrones dinámicos o "haces de energía", son los que forman las estructuras nucleares, atómicas y moleculares, que constituyen la materia y le dan su aspecto sólido macroscópico, aspecto estable que induce a creer que está formada por algún tipo de substancia material. A nivel macroscópico este concepto de substancia es una aproximación muy útil, sin embargo a nivel atómico carece ya de sentido. Los átomos se componen de partículas y estas partículas no están hechas de substancia material alguna. Cuando las observamos nunca vemos ninguna substancia; lo que observamos son modelos dinámicos que continuamente cambian de uno a otro: una danza continua de energía."
(El Tao de la física, Fritjof Capra)
(El Tao de la física, Fritjof Capra)
THE WAY BACK
Es curioso.
Aún siendo una excelente película, el aspecto que principalmente me estimula de "The way back" es el debate que se ha generado en torno a la veracidad de la historia en que se basa.
A finales de la década de los años treintas del siglo pasado, y en pleno stalinismo, una serie de presos de uno de los cientos de gulags que el régimen construyó en la inhóspita e inmensa Siberia consiguió escapar. Andando miles de kilómetros los fugados consiguieron llegar a la India superando imponentes obstáculos naturales (desiertos, bosques, frio, calor, hambre, sed...) y, por encima de todo, las limitaciones personales que siempre surgen ante semejante prueba.
Y me resulta curioso como síntoma que seamos capaces de cuestionar las raíces de la ficción cuando somos incapaces de poner en tela de juicio el sentido de la propia realidad en la que vivimos. Nos dicen que una realidad es real y lo asumimos. Nos dicen que una ficción se basa en una realidad y enseguida intentamos probarlo. Los cuestionamientos no tardan en aparecer.
Y es pura naturaleza humana el hecho incontrovertible de doblegarse ante el mas fuerte y ser duro con el débil.
Vivimos en un mundo triste en el que las ficciones se han convertido en débiles, cuando durante miles de años nos han acompañado otorgando sentido a nuestra existencia e incluso idealizándolo. Ahora es el crédito y el consumo el que nos justifica.
O mejor dicho, una ficción ha podido con todas, las ha arrinconado consiguiendo su propósito de convertirse en realidad.
Y éste es otro síntoma de lo mal que están las cosas: la ficción de seres humanos que se pretenden realistas, con los pies en el suelo de una realidad que no es tal, que es una nube de cuyos efectos deshumanizadores sólo la capacidad de construcción de sentido y de idealización que poseen las ficciones pueden protegernos... pero esta es otra historia.
"The way back", sea verdad o no, es en cualquier caso un fascinante relato que muestra el espectáculo del ser humano en lucha con los elementos y otro espectáculo más fascinante, el del esfuerzo que los personajes hacen casi sin quererlo por no caer en la animalidad.
En algún momento, la bondad que Slavomir Rawicz (Jim Sturgess) muestra es definida por sus compañeros como un acto de debilidad del que en algún momento podrán beneficiarse, pero sucederá lo contrario. Será la capacidad para la entrega y la idealización de las situaciones de Rawicz la que tirará del grupo de escapados en situaciones y momentos críticos.
Porque el ser humano no es sólo la capacidad para reconocer el rigor de las circunstancias y las cosas sino también la capacidad y el entusiasmo para verlas de otra forma e intentar cambiarlas.
Y eso se nos ha olvidado.
No siempre es bueno ser realista... pero el poder siempre nos quiere así, realistas, responsables y como consecuencia de ello formales.
Me ha gustado "The way back".
Es curioso.
Aún siendo una excelente película, el aspecto que principalmente me estimula de "The way back" es el debate que se ha generado en torno a la veracidad de la historia en que se basa.
A finales de la década de los años treintas del siglo pasado, y en pleno stalinismo, una serie de presos de uno de los cientos de gulags que el régimen construyó en la inhóspita e inmensa Siberia consiguió escapar. Andando miles de kilómetros los fugados consiguieron llegar a la India superando imponentes obstáculos naturales (desiertos, bosques, frio, calor, hambre, sed...) y, por encima de todo, las limitaciones personales que siempre surgen ante semejante prueba.
Y me resulta curioso como síntoma que seamos capaces de cuestionar las raíces de la ficción cuando somos incapaces de poner en tela de juicio el sentido de la propia realidad en la que vivimos. Nos dicen que una realidad es real y lo asumimos. Nos dicen que una ficción se basa en una realidad y enseguida intentamos probarlo. Los cuestionamientos no tardan en aparecer.
Y es pura naturaleza humana el hecho incontrovertible de doblegarse ante el mas fuerte y ser duro con el débil.
Vivimos en un mundo triste en el que las ficciones se han convertido en débiles, cuando durante miles de años nos han acompañado otorgando sentido a nuestra existencia e incluso idealizándolo. Ahora es el crédito y el consumo el que nos justifica.
O mejor dicho, una ficción ha podido con todas, las ha arrinconado consiguiendo su propósito de convertirse en realidad.
Y éste es otro síntoma de lo mal que están las cosas: la ficción de seres humanos que se pretenden realistas, con los pies en el suelo de una realidad que no es tal, que es una nube de cuyos efectos deshumanizadores sólo la capacidad de construcción de sentido y de idealización que poseen las ficciones pueden protegernos... pero esta es otra historia.
"The way back", sea verdad o no, es en cualquier caso un fascinante relato que muestra el espectáculo del ser humano en lucha con los elementos y otro espectáculo más fascinante, el del esfuerzo que los personajes hacen casi sin quererlo por no caer en la animalidad.
En algún momento, la bondad que Slavomir Rawicz (Jim Sturgess) muestra es definida por sus compañeros como un acto de debilidad del que en algún momento podrán beneficiarse, pero sucederá lo contrario. Será la capacidad para la entrega y la idealización de las situaciones de Rawicz la que tirará del grupo de escapados en situaciones y momentos críticos.
Porque el ser humano no es sólo la capacidad para reconocer el rigor de las circunstancias y las cosas sino también la capacidad y el entusiasmo para verlas de otra forma e intentar cambiarlas.
Y eso se nos ha olvidado.
No siempre es bueno ser realista... pero el poder siempre nos quiere así, realistas, responsables y como consecuencia de ello formales.
Me ha gustado "The way back".
1
"En El Capital, Marx ve el esfuerzo continuo por construir industrias más y más grandes como un rasgo característico del capitalismo: Como fanático de la valorización del valor, el capitalista constriñe implacablemente a la humanidad a producir por producir (...)Acumulación por la acumulación, producción por la producción misma... la producción a través del trabajo asalariado crea un proceso de acumulación compulsiva que ignora las necesidades humanas y los deseos individuales"
(La locura del mercado, Chris Harman)
Los mercados como manifestación esencial de nuestro mundo capitalista contemporáneo son también compulsivos, buscan la acumulación por la acumulación... La última crisis económica global es un buen ejemplo.
Son inhumanos e irracionales, esencialmente irresponsables con la sociedad a la que pertenecen.
Y el modo de insertar a los trabajadores en esa dinámica es domesticarlos mediante el crédito, la deuda y el deseo. Y lo peor de todo es que ha sido la propia izquierda "mainstream" la que ha puesto la última piedra de esa cárcel con su visión antropológica buenista del ser humano, despreciando la ética del sacrificio y el esfuerzo que fue el verdadero capital moral de la izquierda de los siglos precedentes. Y esta visión autocomplaciente y utópica privó al ser humano de sus armas más poderosas y aquel no tardó en ser contaminado por el hedonismo venenoso, derivando rápidamente hacia el deseo indiscriminado que ata al individuo a la máquina.
¿Por qué no merezco tener lo mismo (más bien sucedáneos)?
Con una respuesta positiva a esa pregunta empieza el camino de la esclavitud. Comienza todo.
Marx sigue vigente.
2
"El capitalismo se basa en un sistema de producción social que actualmente cuenta con una "plantilla" mundial de unos tres mil millones de personas. Sin embargo, la organización de la producción la llevan a cabo empresas separadas y rivales (algunas privadas, otras propiedad de estados nacionales) motivadas sólo por la necesidad de mantenerse a la cabeza de la competencia. El hecho de que todas las empresas exploten a sus asalariados significa que ninguna puede dormirse en los laureles. No importa cuánto éxito haya tenido una compañía en el pasado, siempre vive con el miedo de que una rival invierta sus beneficios en instalaciones y maquinaria nueva y más moderna. Por eso cada empresa debe estar continuamente preocupada por mantener sus beneficios más altos que las demás. Y eso significa que cada una intenta que sus trabajadores produzcan lo más posible por lo menos posible. Ningún capitalista se arriesga a estabilizarse, ya que eso significaría quedar detrás de sus competidores y, con el tiempo, quebrar.
Esto es lo que explica el dinamismo del capitalismo, la presión sobre cada capitalista por mantenerse por encima de los demás lleva a una renovación continua de las instalaciones y la maquinaria, y a una presión permanente sobre los trabajadores para crear los beneficios que hacen que la mejora sea posible. Pero esto es también lo que hace que el sistema sea inhumano.
En un mundo racional, la introducción de equipos que ahorran trabajo llevaría automáticamente a una mejora de los niveles de vida y una reducción de la jornada laboral. Pero eso no pasa bajo el capitalismo, donde cada empresa intenta reducir sus costes para mantenerse a flote, lo que significa mantener bajos los niveles de vida de los trabajadores.
La inhumanidad e irracionalidad de la toma de decisiones bajo el capitalismo son tan grandes que ni siquiera los jefes son libres para hacer lo que quieran. Pueden decidir explotar a sus trabajadores de una manera u otra, pero no pueden elegir no hacerlo, ni hacerlo en menor medida que otros capitalistas, a no ser que quieran quebrar. Ellos mismos están sujetos a un sistema que persigue su implacable objetivo sean cuales sean los sentimientos de los individuos. El capitalismo es una carrera de ratas. Cualquier empresario que no sea una rata, que intente tratar bien a sus trabajadores, poniendo sus necesidades por encima de la competitividad, no durará mucho tiempo."
(La locura del mercado, Chris Harman)
Es un Frankenstein que nos devora... y su mejor aliado es el animal que todos llevamos dentro y ese animal nunca está lo suficientemente seguro, nunca tiene suficiente alimento, nunca hace el suficiente calor en su cobijo durante el invierno.
El capitalismo es la manifestación cultural mas sofisticada de nuestra más pura animalidad, un sistema complejo movido por impulsos y en el que nuestra parte racional y moral sólo existe para justificarlos.
No es en absoluto un avance.
Es la peor parte del ser humano dominando a la mejor, el egoísmo imponiéndose al altruismo.
El capitalismo por encima de todo y en su origen es una enfermedad del alma que nos lleva al desastre de un mundo peor, a una paradoja de riqueza material y de miseria moral de la que todos somos cómplices.
3
La sociedad de consumo es el perfecto mecanismo de dominación.
La respuesta definitiva de la clase dominante a dos siglos de enfrentamiento.
Ahora pueden producir y acumular en paz... Y vaya si lo están haciendo, hasta niveles absurdos de riqueza que consisten en tener siete casas en lugar de cuatro o tres aviones en lugar de uno.
E inocentemente los humillados y ofendidos pensamos que van a tener suficiente, que nos van a dejar un pequeño lugar a cada uno de nosotros mientras nos drogamos entrando y saliendo de tiendas, supermercados y tiendas de ocio como si fueran fumaderos de opio, pero la verdad es que lo quieren todo. Es así de irracional el tema... si pudieran tener veinte casas las tendrían.
4
Como mínimo, y como dice Stephane Hèssel, deberíamos desconfiar, indignarnos.
"En El Capital, Marx ve el esfuerzo continuo por construir industrias más y más grandes como un rasgo característico del capitalismo: Como fanático de la valorización del valor, el capitalista constriñe implacablemente a la humanidad a producir por producir (...)Acumulación por la acumulación, producción por la producción misma... la producción a través del trabajo asalariado crea un proceso de acumulación compulsiva que ignora las necesidades humanas y los deseos individuales"
(La locura del mercado, Chris Harman)
Los mercados como manifestación esencial de nuestro mundo capitalista contemporáneo son también compulsivos, buscan la acumulación por la acumulación... La última crisis económica global es un buen ejemplo.
Son inhumanos e irracionales, esencialmente irresponsables con la sociedad a la que pertenecen.
Y el modo de insertar a los trabajadores en esa dinámica es domesticarlos mediante el crédito, la deuda y el deseo. Y lo peor de todo es que ha sido la propia izquierda "mainstream" la que ha puesto la última piedra de esa cárcel con su visión antropológica buenista del ser humano, despreciando la ética del sacrificio y el esfuerzo que fue el verdadero capital moral de la izquierda de los siglos precedentes. Y esta visión autocomplaciente y utópica privó al ser humano de sus armas más poderosas y aquel no tardó en ser contaminado por el hedonismo venenoso, derivando rápidamente hacia el deseo indiscriminado que ata al individuo a la máquina.
¿Por qué no merezco tener lo mismo (más bien sucedáneos)?
Con una respuesta positiva a esa pregunta empieza el camino de la esclavitud. Comienza todo.
Marx sigue vigente.
2
"El capitalismo se basa en un sistema de producción social que actualmente cuenta con una "plantilla" mundial de unos tres mil millones de personas. Sin embargo, la organización de la producción la llevan a cabo empresas separadas y rivales (algunas privadas, otras propiedad de estados nacionales) motivadas sólo por la necesidad de mantenerse a la cabeza de la competencia. El hecho de que todas las empresas exploten a sus asalariados significa que ninguna puede dormirse en los laureles. No importa cuánto éxito haya tenido una compañía en el pasado, siempre vive con el miedo de que una rival invierta sus beneficios en instalaciones y maquinaria nueva y más moderna. Por eso cada empresa debe estar continuamente preocupada por mantener sus beneficios más altos que las demás. Y eso significa que cada una intenta que sus trabajadores produzcan lo más posible por lo menos posible. Ningún capitalista se arriesga a estabilizarse, ya que eso significaría quedar detrás de sus competidores y, con el tiempo, quebrar.
Esto es lo que explica el dinamismo del capitalismo, la presión sobre cada capitalista por mantenerse por encima de los demás lleva a una renovación continua de las instalaciones y la maquinaria, y a una presión permanente sobre los trabajadores para crear los beneficios que hacen que la mejora sea posible. Pero esto es también lo que hace que el sistema sea inhumano.
En un mundo racional, la introducción de equipos que ahorran trabajo llevaría automáticamente a una mejora de los niveles de vida y una reducción de la jornada laboral. Pero eso no pasa bajo el capitalismo, donde cada empresa intenta reducir sus costes para mantenerse a flote, lo que significa mantener bajos los niveles de vida de los trabajadores.
La inhumanidad e irracionalidad de la toma de decisiones bajo el capitalismo son tan grandes que ni siquiera los jefes son libres para hacer lo que quieran. Pueden decidir explotar a sus trabajadores de una manera u otra, pero no pueden elegir no hacerlo, ni hacerlo en menor medida que otros capitalistas, a no ser que quieran quebrar. Ellos mismos están sujetos a un sistema que persigue su implacable objetivo sean cuales sean los sentimientos de los individuos. El capitalismo es una carrera de ratas. Cualquier empresario que no sea una rata, que intente tratar bien a sus trabajadores, poniendo sus necesidades por encima de la competitividad, no durará mucho tiempo."
(La locura del mercado, Chris Harman)
Es un Frankenstein que nos devora... y su mejor aliado es el animal que todos llevamos dentro y ese animal nunca está lo suficientemente seguro, nunca tiene suficiente alimento, nunca hace el suficiente calor en su cobijo durante el invierno.
El capitalismo es la manifestación cultural mas sofisticada de nuestra más pura animalidad, un sistema complejo movido por impulsos y en el que nuestra parte racional y moral sólo existe para justificarlos.
No es en absoluto un avance.
Es la peor parte del ser humano dominando a la mejor, el egoísmo imponiéndose al altruismo.
El capitalismo por encima de todo y en su origen es una enfermedad del alma que nos lleva al desastre de un mundo peor, a una paradoja de riqueza material y de miseria moral de la que todos somos cómplices.
3
La sociedad de consumo es el perfecto mecanismo de dominación.
La respuesta definitiva de la clase dominante a dos siglos de enfrentamiento.
Ahora pueden producir y acumular en paz... Y vaya si lo están haciendo, hasta niveles absurdos de riqueza que consisten en tener siete casas en lugar de cuatro o tres aviones en lugar de uno.
E inocentemente los humillados y ofendidos pensamos que van a tener suficiente, que nos van a dejar un pequeño lugar a cada uno de nosotros mientras nos drogamos entrando y saliendo de tiendas, supermercados y tiendas de ocio como si fueran fumaderos de opio, pero la verdad es que lo quieren todo. Es así de irracional el tema... si pudieran tener veinte casas las tendrían.
4
Como mínimo, y como dice Stephane Hèssel, deberíamos desconfiar, indignarnos.
miércoles, abril 20, 2011
martes, abril 19, 2011
"Otro elemento que favorece a la “gobernabilidad” es el consumismo. La cultura transmitida por los medios de comunicación no es una cultura solidaria sino una cultura que promueve el hedonismo individualista.
A nivel de las grandes masas se logró con éxito convertir lo superfluo en necesidad y al hacerlo y promover la compra a plazos se creó, como dice Tomás Moulián, un nuevo mecanismo de domesticación. El endeudamiento masivo no solo sirve para mantener o ampliar el mercado interno sino que opera también como un dispositivo de integración social.Es necesario asegurar el puesto de trabajo y hacer méritos que permitan lograr el ascenso profesional para lograr nuevas oportunidades de consumo: conseguir la casa propia, el automóvil, el más reciente equipo de audio, el último modelo de televisor.
El actual modelo a diferencia del modelo mercado-internista, no recurre a políticas populistas, recurre a someter al trabajador al cautiverio de sus deudas esclavo de la perpetua seducción de objetos que se ofrecen a sus ojos como realización de la verdadera vida. ¿Qué energía participativa, movilizadora, qué capacidad de riesgo puede tener un trabajador enfrentado tanto a la inestabilidad de su empleo como al cumplimiento religioso del pago de sus cuotas de crédito, cuyo incumplimiento lo transforma en un sub-hombre, alguien a quien le están negados los sueños futuros del confort?"
(Reconstruyendo la izquierda, Marta Harnecker)
A nivel de las grandes masas se logró con éxito convertir lo superfluo en necesidad y al hacerlo y promover la compra a plazos se creó, como dice Tomás Moulián, un nuevo mecanismo de domesticación. El endeudamiento masivo no solo sirve para mantener o ampliar el mercado interno sino que opera también como un dispositivo de integración social.Es necesario asegurar el puesto de trabajo y hacer méritos que permitan lograr el ascenso profesional para lograr nuevas oportunidades de consumo: conseguir la casa propia, el automóvil, el más reciente equipo de audio, el último modelo de televisor.
El actual modelo a diferencia del modelo mercado-internista, no recurre a políticas populistas, recurre a someter al trabajador al cautiverio de sus deudas esclavo de la perpetua seducción de objetos que se ofrecen a sus ojos como realización de la verdadera vida. ¿Qué energía participativa, movilizadora, qué capacidad de riesgo puede tener un trabajador enfrentado tanto a la inestabilidad de su empleo como al cumplimiento religioso del pago de sus cuotas de crédito, cuyo incumplimiento lo transforma en un sub-hombre, alguien a quien le están negados los sueños futuros del confort?"
(Reconstruyendo la izquierda, Marta Harnecker)
"El ideal clásico de la ciencia, el descubrimiento de un mundo inteligible pero sin memoria, sin historia, remite a la pesadilla anunciada por Kundera, Huxley y, sobre todo, Orwell: en «1984» la propia lengua está desgajada de su pasado, y por consiguiente también de su poder de invención de futuros, contribuye a hacer prisioneros a los hombres en un presente sin recurso ni alternativa. Esta pesadilla es la del poder, no ya la de la racionalidad científica. Esta no permite ya definir la supresión de la memoria, la eliminación de los relatos, la reducción de la imaginación como purificaciones, precio legítimo para la constitución de la sociedad en objeto de ciencia; por el contrario, ella lleva a caracterizarlas como mutilaciones destructoras de lo que se intenta comprender."
(Tiempo y eternidad, Ilya Prigogine)
El poder nos quiere única y exclusivamente centrados en el presente, sin ambiciones ni memoria.
(Tiempo y eternidad, Ilya Prigogine)
El poder nos quiere única y exclusivamente centrados en el presente, sin ambiciones ni memoria.
GOODBYE BAFANA
"Goodbye Bafana" narra la evolución personal de James Gregory, el carcelero del lider africano Nelson Mandela durante la mayor parte de los 30 años que estuvo preso en las cárceles sudafricanas. "Goodbye Bafana" es una película sobre la conciencia, sobre los ojos que miran y quieren ver una realidad injusta.
Poco a poco, Gregory (interpretado de manera correcta por el correcto "low profile" de Joseph Fiennes) va siendo consciente de lo injusto de una situación. Determinados sucesos puntuales marcan la evolución de Gregory hacia el cuestionamiento de una realidad desde dentro del sistema del Apartheid, toma de conciencia modesta que pondrá en cuestión su carrera hasta que la suerte y el propio desarrollo político de la situación sudafricana sacarán a Gregory del ostracismo devolviéndole al otro lado de la puerta que encierra a Mandela.
"Goodbye Bafana" tiene el defecto de ser quizá demasiado fría. La mirada de su director Bille August resulta demasiado distanciada, aspecto que perjudica a la película de manera ostensible porque esa frialdad se combina con la frialdad de su protagonista. En ciertos momentos de la película la mirada de Fiennes debería decir más, entre otras cosas porque es la única ventana que Bille August deja abierta para que el espectador se asome al verdadero contenido de la película, al emocional.
Claramente, y para mi gusto, esa doble frialdad lastra las posibilidades de la película.
Interesante, pero desaprovechada.
"Goodbye Bafana" narra la evolución personal de James Gregory, el carcelero del lider africano Nelson Mandela durante la mayor parte de los 30 años que estuvo preso en las cárceles sudafricanas. "Goodbye Bafana" es una película sobre la conciencia, sobre los ojos que miran y quieren ver una realidad injusta.
Poco a poco, Gregory (interpretado de manera correcta por el correcto "low profile" de Joseph Fiennes) va siendo consciente de lo injusto de una situación. Determinados sucesos puntuales marcan la evolución de Gregory hacia el cuestionamiento de una realidad desde dentro del sistema del Apartheid, toma de conciencia modesta que pondrá en cuestión su carrera hasta que la suerte y el propio desarrollo político de la situación sudafricana sacarán a Gregory del ostracismo devolviéndole al otro lado de la puerta que encierra a Mandela.
"Goodbye Bafana" tiene el defecto de ser quizá demasiado fría. La mirada de su director Bille August resulta demasiado distanciada, aspecto que perjudica a la película de manera ostensible porque esa frialdad se combina con la frialdad de su protagonista. En ciertos momentos de la película la mirada de Fiennes debería decir más, entre otras cosas porque es la única ventana que Bille August deja abierta para que el espectador se asome al verdadero contenido de la película, al emocional.
Claramente, y para mi gusto, esa doble frialdad lastra las posibilidades de la película.
Interesante, pero desaprovechada.
miércoles, abril 13, 2011
ARO TOLBUKHIN: EN LA MENTE DEL ASESINO
No es que el director mallorquín Agustín de Villaronga haga comedias precisamente. Su cine es oscuro y complejo, intenta profundizar en los aspectos sombríos del ser humano, en los sótanos y en los desvanes de nuestro yo racional, descorriendo cortinas y abriendo baúles en busca de los motivos que explican el sufrimiento y el dolor. Y en este sentido, la infancia y la adolescencia como territorios donde las cosas siempre suceden por primera vez -y las huellas que dejan esos primeros acontecimientos permanecen para siempre guardadas en esos lugares de olvido- son los lugares donde se resuelve lo esencial de su cine.
Con "Aro Tolbukhin", Villaronga conjura de nuevo a todos sus demonios preferidos y sus obsesiones. Valiéndose de un formato documental combinado con dramatizaciones, el mallorquín intenta comprender las razones que llevaron al hungaro Aro Tolbukhin a convertirse en un asesino en serie en la Guatemala de principios de la década de los ochentas del siglo pasado.
Y como no podía ser de otra forma, la explicación siempre se encuentra al principio de todo, cuando todo comienza, con una historia heterodoxa y extrema que sucede más allá de los límites definidos socialmente para los sentimientos y con la familia convertida en fábrica de tullidos como terreno de juego.
Como una vez dijo Hunter S. Thompson, sólo los que han estado más allá de la línea saben en qué consiste estar allí... pero jamás regresan y el protagonista de esta película es uno de esos personajes que fueron más allá y no pudieron regresar. Y Villaronga quiere mostrarnos sus razones, describirnos los tonos que componen el aroma corrupto destilado por esta flor del mal con aspecto de ser humano.
No se trata de si este personaje existió o no, que es un debate que acompaña a esta película desde su estreno. El interés de Villaronga es mostrar las causas del mal infringido: el insoportable dolor, la traicionera soledad que a veces lleva a las personas a convertirse en monstruos casi sin quererlo, poco a poco, a base de mucha ausencia de amor y de mucha presencia del sufrimiento.
En las raíces del mal, siempre hay un mal infringido.
Su planteamiento nunca será mayoritario.
Brillante.
No es que el director mallorquín Agustín de Villaronga haga comedias precisamente. Su cine es oscuro y complejo, intenta profundizar en los aspectos sombríos del ser humano, en los sótanos y en los desvanes de nuestro yo racional, descorriendo cortinas y abriendo baúles en busca de los motivos que explican el sufrimiento y el dolor. Y en este sentido, la infancia y la adolescencia como territorios donde las cosas siempre suceden por primera vez -y las huellas que dejan esos primeros acontecimientos permanecen para siempre guardadas en esos lugares de olvido- son los lugares donde se resuelve lo esencial de su cine.
Con "Aro Tolbukhin", Villaronga conjura de nuevo a todos sus demonios preferidos y sus obsesiones. Valiéndose de un formato documental combinado con dramatizaciones, el mallorquín intenta comprender las razones que llevaron al hungaro Aro Tolbukhin a convertirse en un asesino en serie en la Guatemala de principios de la década de los ochentas del siglo pasado.
Y como no podía ser de otra forma, la explicación siempre se encuentra al principio de todo, cuando todo comienza, con una historia heterodoxa y extrema que sucede más allá de los límites definidos socialmente para los sentimientos y con la familia convertida en fábrica de tullidos como terreno de juego.
Como una vez dijo Hunter S. Thompson, sólo los que han estado más allá de la línea saben en qué consiste estar allí... pero jamás regresan y el protagonista de esta película es uno de esos personajes que fueron más allá y no pudieron regresar. Y Villaronga quiere mostrarnos sus razones, describirnos los tonos que componen el aroma corrupto destilado por esta flor del mal con aspecto de ser humano.
No se trata de si este personaje existió o no, que es un debate que acompaña a esta película desde su estreno. El interés de Villaronga es mostrar las causas del mal infringido: el insoportable dolor, la traicionera soledad que a veces lleva a las personas a convertirse en monstruos casi sin quererlo, poco a poco, a base de mucha ausencia de amor y de mucha presencia del sufrimiento.
En las raíces del mal, siempre hay un mal infringido.
Su planteamiento nunca será mayoritario.
Brillante.
martes, abril 12, 2011
EN UN MUNDO MEJOR
La ganadora del Oscar y del Globo de Oro a la mejor película extranjera es una película más que estimable.
"En un mundo mejor" cuenta varias historias que se entrecruzan a lo largo de su duración. Esta la historia de un padre y de su hijo bajo el impacto de la muerte de la esposa y de la madre por un cáncer, también se nos narra la historia de una pareja de médicos en crisis, separados por la dedicación de él como cooperante en Africa y por último está la historia que une a estas dos historias, la que sucede en el colegio al que acuden Christian, el hijo sin madre e Iván, el hijo mayor del matrimonio de médicos.
Y lo más importante que presente "En un mundo mejor" es el modo casi documental en que todos y cada uno de estos personajes se enfrentan a su propia situación en un mundo complicado, lleno de estímulos negativos basados en la frustración y la violencia que lo hacen todo aún más complicado. A lo largo de su duración, "En un mundo mejor" nos muestra el esfuerzo individual por encontrar un sentido, una situación de equilibro por encima de las circunstancias que todos y cada uno de los personajes viven.
Y en este sentido, el personaje de Anton, el médico cooperante, resume en si mismo el esfuerzo de los personajes elevándolo a los laicos altares de la condición humana, porque Anton es el perfecto y medido retrato de un hombre bueno, esforzándose constantemente por hacer lo que considera correcto pese a los obstáculos que constantemente sus propias imperfecciones y las de un mundo -que en absoluto es mejor-, le plantean.
La clase de seres humanos a la que pertenece Anton son los que hacen que este mundo sea mejor y en su triunfo descansa la utópica posibilidad de que así sea.
Y si algo queda claro tras la visión de "En un mundo mejor" es la responsabilidad individual que cada uno tenemos en el día a día para que las cosas mejoren. El esfuerzo de Anton y del resto de personajes, contra si mismos y sus circunstancias, así lo demuestran.
"En un mundo mejor" es una crónica casi documental que nos muestra la escasa distancia que separa el encontrarse del perderse.
Lo importante no es la constatación de un entorno hostil y violento al que hay que enfrentarse, sino la posibilidad real de seres humanos como Anton, en su actitud descansa la posibilidad de un mundo mejor.
Brillante.
La ganadora del Oscar y del Globo de Oro a la mejor película extranjera es una película más que estimable.
"En un mundo mejor" cuenta varias historias que se entrecruzan a lo largo de su duración. Esta la historia de un padre y de su hijo bajo el impacto de la muerte de la esposa y de la madre por un cáncer, también se nos narra la historia de una pareja de médicos en crisis, separados por la dedicación de él como cooperante en Africa y por último está la historia que une a estas dos historias, la que sucede en el colegio al que acuden Christian, el hijo sin madre e Iván, el hijo mayor del matrimonio de médicos.
Y lo más importante que presente "En un mundo mejor" es el modo casi documental en que todos y cada uno de estos personajes se enfrentan a su propia situación en un mundo complicado, lleno de estímulos negativos basados en la frustración y la violencia que lo hacen todo aún más complicado. A lo largo de su duración, "En un mundo mejor" nos muestra el esfuerzo individual por encontrar un sentido, una situación de equilibro por encima de las circunstancias que todos y cada uno de los personajes viven.
Y en este sentido, el personaje de Anton, el médico cooperante, resume en si mismo el esfuerzo de los personajes elevándolo a los laicos altares de la condición humana, porque Anton es el perfecto y medido retrato de un hombre bueno, esforzándose constantemente por hacer lo que considera correcto pese a los obstáculos que constantemente sus propias imperfecciones y las de un mundo -que en absoluto es mejor-, le plantean.
La clase de seres humanos a la que pertenece Anton son los que hacen que este mundo sea mejor y en su triunfo descansa la utópica posibilidad de que así sea.
Y si algo queda claro tras la visión de "En un mundo mejor" es la responsabilidad individual que cada uno tenemos en el día a día para que las cosas mejoren. El esfuerzo de Anton y del resto de personajes, contra si mismos y sus circunstancias, así lo demuestran.
"En un mundo mejor" es una crónica casi documental que nos muestra la escasa distancia que separa el encontrarse del perderse.
Lo importante no es la constatación de un entorno hostil y violento al que hay que enfrentarse, sino la posibilidad real de seres humanos como Anton, en su actitud descansa la posibilidad de un mundo mejor.
Brillante.
domingo, abril 10, 2011
LA LEGIÓN DEL AGUILA
Entretenida película de aventuras con la Britania ocupada por Roma de fondo.
Marco Aquila regresa como comandante de un puesto avanzado, sobre su familia cae la vergüenza y el deshonor y su objetivo principal es lavar esa mancha. Veinte años antes, su padre estaba al mando de la Novena Legión que desapareció sin dejar rastro en tierras bárbaras, incluyendo el águila que representa el honor de Roma. Con ayuda de su esclavo Esca, Aquila emprenderá la aventura de recuperar ese águila y con ella el perdido honor de su familia.
Por encima de todo, "La legión del águila" es una película de aventuras de corte clásico, que sin pretensiones de ningún tipo resulta entretenida hasta su final, si bien éste resulta demasiado previsible y fácil, no estando a la altura de la historia que culmina y lastrando la impresión que deja la película.
Se agradece la ausencia de efectos especiales, descansando todo el peso de la misma en los personajes, en los sentimientos buenos o malos que aquellos albergan y las situaciones dramáticas a cuyos rigores sus respectivos intereses les exponen. Y lo mejor que se puede decir de "La legión del águila" es que se trata de una de esas historias que bien puede uno encontrarse en alguna película antigua en cinemascope y technicolor.
Entretenida.
Entretenida película de aventuras con la Britania ocupada por Roma de fondo.
Marco Aquila regresa como comandante de un puesto avanzado, sobre su familia cae la vergüenza y el deshonor y su objetivo principal es lavar esa mancha. Veinte años antes, su padre estaba al mando de la Novena Legión que desapareció sin dejar rastro en tierras bárbaras, incluyendo el águila que representa el honor de Roma. Con ayuda de su esclavo Esca, Aquila emprenderá la aventura de recuperar ese águila y con ella el perdido honor de su familia.
Por encima de todo, "La legión del águila" es una película de aventuras de corte clásico, que sin pretensiones de ningún tipo resulta entretenida hasta su final, si bien éste resulta demasiado previsible y fácil, no estando a la altura de la historia que culmina y lastrando la impresión que deja la película.
Se agradece la ausencia de efectos especiales, descansando todo el peso de la misma en los personajes, en los sentimientos buenos o malos que aquellos albergan y las situaciones dramáticas a cuyos rigores sus respectivos intereses les exponen. Y lo mejor que se puede decir de "La legión del águila" es que se trata de una de esas historias que bien puede uno encontrarse en alguna película antigua en cinemascope y technicolor.
Entretenida.
"Entonces, hace unos 10.000 años, en diferentes partes del mundo, el trabajo humano empezó a incluir el cultivo y la domesticación de animales. Pero la organización del trabajo aún no implicaba que un grupo social ganduleara inactivo mientras todos los demás trabajaban. Aún existía una cierta igualdad entre todos los hombres y mujeres, con una redistribución de la comida, el refugio y la ropa de acuerdo con las necesidades de la gente, una situación que se mantuvo en muchas partes del mundo hasta las conquistas coloniales del siglo XIX.
En esas sociedades no encontramos ningún rastro del "egoísmo", la "avaricia" y la "competitividad" de la "naturaleza humana" que damos por hecho bajo el capitalismo. Así, un observador del siglo XVIII de los cultivadores iroqueses explicó:
Si una cabaña de iroqueses hambrientos encuentra a otra con las provisiones no totalmente exhaustas, los últimos comparten con los recién llegados lo poco que les queda sin esperar a que se lo pidan, aunque así se estén exponiendo ellos mismos a los mismos riesgos de morir que aquellos a quienes ayudan.
Sobre otro grupo, los Montagnais, un jesuita escribió:
La ambición y la avaricia no existen en los grandes bosques (...) se contentan con el mero hecho de vivir, ninguno de ellos se ha vendido al diablo para conseguir riqueza.
Y un estudio clásico de los ganaderos Nuer de África del Este informaba que "En general podemos decir que nadie muere de hambre en un poblado Nuer a no ser que todos se estén muriendo de hambre"."
(La locura del mercado, Chris Harman)
En esas sociedades no encontramos ningún rastro del "egoísmo", la "avaricia" y la "competitividad" de la "naturaleza humana" que damos por hecho bajo el capitalismo. Así, un observador del siglo XVIII de los cultivadores iroqueses explicó:
Si una cabaña de iroqueses hambrientos encuentra a otra con las provisiones no totalmente exhaustas, los últimos comparten con los recién llegados lo poco que les queda sin esperar a que se lo pidan, aunque así se estén exponiendo ellos mismos a los mismos riesgos de morir que aquellos a quienes ayudan.
Sobre otro grupo, los Montagnais, un jesuita escribió:
La ambición y la avaricia no existen en los grandes bosques (...) se contentan con el mero hecho de vivir, ninguno de ellos se ha vendido al diablo para conseguir riqueza.
Y un estudio clásico de los ganaderos Nuer de África del Este informaba que "En general podemos decir que nadie muere de hambre en un poblado Nuer a no ser que todos se estén muriendo de hambre"."
(La locura del mercado, Chris Harman)
sábado, abril 09, 2011
THE LAST STATION
Todo un descubrimiento esta película de Michael Hoffman.
Centrada en los últimos meses de la vida del genial escritor ruso Leon Tolstoy, "The last station" utiliza este soporte histórico real para hacer un discurso hermoso sobre esa cosa extraña que llamamos amor, poniendo el tiempo de por medio.
Valentin un jóven admirador del escritor ruso es enviado como secretario personal a su casa de campo, allí conocerá de primera mano la conflictiva relación que existe en el anciano matrimonio Tolstoy. Al mismo tiempo se enamorará de la joven Masha.
Amor en la juventud y amor en la vejez, siempre complicados, porque nos toca aquello que casi nunca suele tocarse, pero siempre también abriéndose paso por encima de todas las circunstancias y por el simple hecho del misterioso poder vinculante entre seres humanos que encierra este inmarcesible y proteico sentimiento.
Extraordinaria.
jueves, abril 07, 2011
"Nos enfrentamos a un gran acertijo para el que ninguno de los grandes partidos políticos tiene respuesta. Se produce más riqueza que en cualquier otro momento de la historia. Hay invenciones que pueden incrementar la producción de todo tipo de cosas, incluyendo los alimentos básicos que les son negados a generaciones enteras. Los seres humanos pueden conquistar el espacio exterior y explorar los océanos. Pueden utilizar máquinas increíbles o mandar información de una parte del mundo a otra en una fracción de segundo. Sin embargo, conseguir llevar una vida decente cada vez es más difícil. La gente, en lugar de esperar vivir en condiciones más prósperas y cómodas, muchas veces vive con el miedo a que la situación empeore. La pobreza, en lugar de desaparecer, crece."
(La locura del mercado, Chris Harman)
(La locura del mercado, Chris Harman)
miércoles, abril 06, 2011
KILL BILL (Vol 2)
Muchos aspectos del cine de Tarantino me producen mucho rechazo. Ya he escrito más de una vez a este respecto, pero tengo que decir que hay otras cosas que me entusiasman locamente, especialmente su capacidad para producir diálogos maravillosos, inolvidables, inspirados.
Tampoco tengo duda de que esta segunda parte de esta historia épica en dos entregas de una madre que quiere romper con su pasado criminal, aunque eso implique amputarse una buena parte de su corazón, es objetivamente (si es que la objetividad es posible) una de las mejores películas de Quentin Tarantino.
Resulta curioso, pero en este "Kill Bill", en sus dos entregas, compone un compendio de los vicios y las virtudes de Quentin Tarantino como cineasta. Incluso, y para mi gusto, la primera entrega concentra todas las desventajas (descuido por la narración, apoteosis del cliché, acción enloquecida y sangrienta) mientras que la segunda concentra todas las virtudes destacando especialmente, como ya he escrito, el talento inigualable que Tarantino tiene para construir diálogos memorables... pero también la capacidad para construir artilugios narrativos, historias complejas y laberínticas que llevan de sorpresa en sorpresa al espectador con un continuo cambio de tonos y texturas narrativas.
Resumiendo, y como si fuese su mujer, me gusta el Tarantino ordenado y estructurado, el que no se deja fagocitar en exceso por sus referentes de cine exploit (que no me gustan nada), que no se vuelve loco y nos cuenta meros baños de sangre que suceden porque sí, como copiados a escala de su memoria. Y este segundo volumen de Kill Bill rebosa talento por todas partes... su talento.
Y tengo que decir que, para mi gusto, este volumen tiene un punto teatral, de juego astuto entre personajes que hace de la palabra el arma mejor y más definitiva.
Brillante.
lunes, abril 04, 2011
"Las ondas de probabilidad, resuelven en cierto sentido el absurdo de las partículas que son ondas, llevándolo a un contexto totalmente nuevo, pero al mismo tiempo nos conducen a otro par de conceptos opuestos tal vez más fundamental todavía: los de la existencia y la no existencia. Este par de opuestos también es trascendido por la realidad atómica. Nunca es posible decir que una partícula atómica existe en un lugar determinado, ni tampoco podernos decir que no exista. Al ser un patrón de probabilidad, la partícula tiene tendencias a existir en diversos lugares y así manifiesta una extraña especie de realidad física que oscila entre la existencia y la no-existencia. Por lo tanto, el estado de la partícula no puede ser descrito en términos de conceptos opuestos fijos. La partícula no está presente en un lugar definido, ni tampoco está ausente. No cambia su posición, ni permanece en reposo. Lo que cambia es el patrón de probabilidad y de este modo cambian sus tendencias a existir en ciertos lugares."
(El Tao de la física, Frijot Capra)
(El Tao de la física, Frijot Capra)
SUNSHINE CLEANING
El llamado "cine independiente norteamericano" explora (y explota) hasta la extenuación la "long tail" del sueño americano.
Personajes heterodoxos, cuando no directamente marginales, protagonizan historias sencillas, basadas en la palabra, en las que de algún modo intentan sobrevivir y sobrevivirse en los callejones y suburbios de la vida norteamericana.
No descubro nada nuevo si digo que ese cine independiente tiene cada vez menos ese carácter independiente que en un principio tenía. La industria lo ha fagocitado reproduciendo una estructura a la división existente en la gran época de los estudios entre las películas A y las B.
El cine independiente se ha convertido en una especie de serie B donde historias pequeñas y de bajo presupuesto, basadas en las emociones y en los diálogos principalmente compiten con las grandes producciones.
"Sunshine cleaning" es un nuevo ejemplo de este cine, si bien tengo que decir que no se encuentra entre los más aplicados.
Esta historia de dos hermanas procedentes de una familia funcional que intentan reconducir sus vidas pasando por encima del caos que tienen dentro del alma y fuera, alrededor de sus vidas, tiene un perfil bajo, casi monótono. Y uno tiene la impresión de que la historia tiene más posibilidades de las que muestra, de que sucede desaprovechada, como narrada por un funcionario de fomento insomne.
La historia carece de vida, un aspecto que debería ser una característica diferencial y esencial del cine independiente, pareciendo una pálida copia de otras películas similares y limitándose a recitar unas situaciones y diálogos que parecen conocidos de memoria.
El esfuerzo por salir adelante de los protagonistas debería dar para mucho más.
Tibia y distante.
El llamado "cine independiente norteamericano" explora (y explota) hasta la extenuación la "long tail" del sueño americano.
Personajes heterodoxos, cuando no directamente marginales, protagonizan historias sencillas, basadas en la palabra, en las que de algún modo intentan sobrevivir y sobrevivirse en los callejones y suburbios de la vida norteamericana.
No descubro nada nuevo si digo que ese cine independiente tiene cada vez menos ese carácter independiente que en un principio tenía. La industria lo ha fagocitado reproduciendo una estructura a la división existente en la gran época de los estudios entre las películas A y las B.
El cine independiente se ha convertido en una especie de serie B donde historias pequeñas y de bajo presupuesto, basadas en las emociones y en los diálogos principalmente compiten con las grandes producciones.
"Sunshine cleaning" es un nuevo ejemplo de este cine, si bien tengo que decir que no se encuentra entre los más aplicados.
Esta historia de dos hermanas procedentes de una familia funcional que intentan reconducir sus vidas pasando por encima del caos que tienen dentro del alma y fuera, alrededor de sus vidas, tiene un perfil bajo, casi monótono. Y uno tiene la impresión de que la historia tiene más posibilidades de las que muestra, de que sucede desaprovechada, como narrada por un funcionario de fomento insomne.
La historia carece de vida, un aspecto que debería ser una característica diferencial y esencial del cine independiente, pareciendo una pálida copia de otras películas similares y limitándose a recitar unas situaciones y diálogos que parecen conocidos de memoria.
El esfuerzo por salir adelante de los protagonistas debería dar para mucho más.
Tibia y distante.
Habla,
tiende un cálido y cristalino
puente de precisas palabras
que quiebre con medido acierto
esta distancia inmensa
sucediendo en el escaso espacio
que separa dos silencios.
Recuerda que existe el tiempo,
que nada es eterno,
que todo tiene su momento
y que los momentos pasan,
se evaporan de la copa,
vuelan casi sin quererlo.
tiende un cálido y cristalino
puente de precisas palabras
que quiebre con medido acierto
esta distancia inmensa
sucediendo en el escaso espacio
que separa dos silencios.
Recuerda que existe el tiempo,
que nada es eterno,
que todo tiene su momento
y que los momentos pasan,
se evaporan de la copa,
vuelan casi sin quererlo.
CLINT EASTWOOD
¿Es Clint Eastwood un autor?
No me cabe la menor duda.
Su cine plantea siempre un conflicto entre el bien y el mal y tanto uno como otro siempre son consecuencia de las decisiones que los individuos toman. Siempre existe una pulsión para hacer lo correcto o lo incorrecto que convierte a los individuos en buenos o malos. El oficial Ybarra en "Changeling" pudo obedecer las ordenes de su corrupto capitán y olvidarse de la confesión del chico, pero decide que lo correcto es comprobar si hay veinte cadáveres de niños en esa polvorienta granja.
En este sentido, las historias del Eastwood suceden en un entorno complejo, deteriorado, en el que es difícil mantenerse intacto: la época inmediatamente posterior a la guerra de secesión en "The outlaw Josie Welles" o la situación de marginalidad que afecta al barrio donde vive el protagonista de "Gran Torino". Este entorno, como la vida misma, pone a prueba a los personajes que protagonizan la historia. Les exige situarse a un lado o a otro de la línea que separa lo correcto de lo incorrecto dentro de sus propias conciencias. Y el conflicto exterior siempre es una consecuencia de la resolución de un conflicto interior a través de la toma de una decisión que a veces es tan simple como no hacer caso de las amenazas y quedarse, como sucede en "El jinete pálido".
Y este conflicto casi siempre es presenciado por un personaje como el que interpreta Morgan Freeman en "Million Dollar Baby", aunque Eastwood suele preferir que ese papel lo desempeñen niños, niños que ya pueden ser adultos como los hijos de la protagonista de "Los puentes de Madison" o pueden ser el chaval que sigue a Kevin Costner por las carreteras del Sur de los Estados Unidos en "Un mundo perfecto". La mirada de estos personajes proporciona un necesario elemento sublimador de las decisiones morales de los protagonistas, los hace trascender con la admiración y el respeto que proyectan al espectador.
Porque Eastwood reivindica la necesidad de individuos sólidos, con criterio y ética propia, capaz de decidir desde la moral y con su ejemplo enfrentarse a un mundo cruel, lleno de intereses materiales en el que los individuos se pierden.
En este sentido, "Intercambio" es reveladora. Una de las mejores cosas que tiene la película es la sucesión de personajes que aparecen en el camino que la protagonista toma en busca de la verdad de su hijo. Estos personajes aparecen y desaparecen. Son el dentista, la profesora, la prostituta encerrada en el psiquiátrico, el reverendo, el abogado... Todos ellos toman decisiones altruistas, en favor de la verdad y de la protagonista y en contra de un sistema policial ante el que otros, como el médico psiquiatra, se pliegan. Y resultan conmovedores la entereza y el valor con el que asumen su pequeño gran papel dentro de la historia. La pulsión hacia la verdad les puede y son consecuentes con ella sin tener en cuenta otra cosa, sin calcular o temer los posibles perjuicios.
La injusticia está ahí y su presencia es simplemente insoportable. Debe ser combatida.
Y en este sentido, el cine del viejo Eastwood nos habla directamente al corazón. Sus personajes nos emocionan por la inevitable franqueza moral con el que se enfrentan al conflicto dramático que despliega la historia.
Los personajes de Eastwood no pierden nunca la cara a una realidad injusta que intenta aplastarles. Tienen la grandeza moral de sobreponerse a esa realidad, de luchar contra ella para intentar cambiarla, una grandeza que sale de un puro interior que les impide ser de otra forma.
Son responsables. Tienen claro que la batalla por un mundo mejor siempre empieza en el interior de cada uno y se manifiesta en las decisiones que diariamente cada uno toma.
¿Es Clint Eastwood un autor?
No me cabe la menor duda.
Su cine plantea siempre un conflicto entre el bien y el mal y tanto uno como otro siempre son consecuencia de las decisiones que los individuos toman. Siempre existe una pulsión para hacer lo correcto o lo incorrecto que convierte a los individuos en buenos o malos. El oficial Ybarra en "Changeling" pudo obedecer las ordenes de su corrupto capitán y olvidarse de la confesión del chico, pero decide que lo correcto es comprobar si hay veinte cadáveres de niños en esa polvorienta granja.
En este sentido, las historias del Eastwood suceden en un entorno complejo, deteriorado, en el que es difícil mantenerse intacto: la época inmediatamente posterior a la guerra de secesión en "The outlaw Josie Welles" o la situación de marginalidad que afecta al barrio donde vive el protagonista de "Gran Torino". Este entorno, como la vida misma, pone a prueba a los personajes que protagonizan la historia. Les exige situarse a un lado o a otro de la línea que separa lo correcto de lo incorrecto dentro de sus propias conciencias. Y el conflicto exterior siempre es una consecuencia de la resolución de un conflicto interior a través de la toma de una decisión que a veces es tan simple como no hacer caso de las amenazas y quedarse, como sucede en "El jinete pálido".
Y este conflicto casi siempre es presenciado por un personaje como el que interpreta Morgan Freeman en "Million Dollar Baby", aunque Eastwood suele preferir que ese papel lo desempeñen niños, niños que ya pueden ser adultos como los hijos de la protagonista de "Los puentes de Madison" o pueden ser el chaval que sigue a Kevin Costner por las carreteras del Sur de los Estados Unidos en "Un mundo perfecto". La mirada de estos personajes proporciona un necesario elemento sublimador de las decisiones morales de los protagonistas, los hace trascender con la admiración y el respeto que proyectan al espectador.
Porque Eastwood reivindica la necesidad de individuos sólidos, con criterio y ética propia, capaz de decidir desde la moral y con su ejemplo enfrentarse a un mundo cruel, lleno de intereses materiales en el que los individuos se pierden.
En este sentido, "Intercambio" es reveladora. Una de las mejores cosas que tiene la película es la sucesión de personajes que aparecen en el camino que la protagonista toma en busca de la verdad de su hijo. Estos personajes aparecen y desaparecen. Son el dentista, la profesora, la prostituta encerrada en el psiquiátrico, el reverendo, el abogado... Todos ellos toman decisiones altruistas, en favor de la verdad y de la protagonista y en contra de un sistema policial ante el que otros, como el médico psiquiatra, se pliegan. Y resultan conmovedores la entereza y el valor con el que asumen su pequeño gran papel dentro de la historia. La pulsión hacia la verdad les puede y son consecuentes con ella sin tener en cuenta otra cosa, sin calcular o temer los posibles perjuicios.
La injusticia está ahí y su presencia es simplemente insoportable. Debe ser combatida.
Y en este sentido, el cine del viejo Eastwood nos habla directamente al corazón. Sus personajes nos emocionan por la inevitable franqueza moral con el que se enfrentan al conflicto dramático que despliega la historia.
Los personajes de Eastwood no pierden nunca la cara a una realidad injusta que intenta aplastarles. Tienen la grandeza moral de sobreponerse a esa realidad, de luchar contra ella para intentar cambiarla, una grandeza que sale de un puro interior que les impide ser de otra forma.
Son responsables. Tienen claro que la batalla por un mundo mejor siempre empieza en el interior de cada uno y se manifiesta en las decisiones que diariamente cada uno toma.
PELLE EL CONQUISTADOR
Dirigida por Bille August en 1987, "Pelle el conquistador" cuenta la historia de Lasse y Pelle, un padre y su hijo que emigran desde su natal Suecia a la vecina Dinamarca en busca de una vida mejor. Allí serán contratados en condiciones casi de esclavitud para trabajar en una explotación agraria.
Pelle y su padre serán el núcleo central en torno al que se desplegarán una serie de historias, de mayor o menor dramatismo, que los tendrán como protagonistas o testigos. En este sentido, hay una línea narrativa que es el paso del tiempo en la granja, la sucesión de las estaciones y en torno a este discurrir natural se irán sucediendo los personajes y situaciones para constituir un folletín de inspiración dickensiana en toda la extensión de la palabra.
En este sentido, sentimentalismo y acerada critica social se combinan en "Pelle el conquistador" para componer la crónica de la forja de una carácter, el de su niño protagonista. Todas esas historias que Pelle vive o ve como espectador contribuyen a componer un determinado punto de vista hacia el mundo y las cosas que harán inevitable su primera decisión, una decisión con la que la historia termina aunque esta claro que la verdadera historia de Pelle empieza en ese mismo momento.
Inolvidable.
Dirigida por Bille August en 1987, "Pelle el conquistador" cuenta la historia de Lasse y Pelle, un padre y su hijo que emigran desde su natal Suecia a la vecina Dinamarca en busca de una vida mejor. Allí serán contratados en condiciones casi de esclavitud para trabajar en una explotación agraria.
Pelle y su padre serán el núcleo central en torno al que se desplegarán una serie de historias, de mayor o menor dramatismo, que los tendrán como protagonistas o testigos. En este sentido, hay una línea narrativa que es el paso del tiempo en la granja, la sucesión de las estaciones y en torno a este discurrir natural se irán sucediendo los personajes y situaciones para constituir un folletín de inspiración dickensiana en toda la extensión de la palabra.
En este sentido, sentimentalismo y acerada critica social se combinan en "Pelle el conquistador" para componer la crónica de la forja de una carácter, el de su niño protagonista. Todas esas historias que Pelle vive o ve como espectador contribuyen a componer un determinado punto de vista hacia el mundo y las cosas que harán inevitable su primera decisión, una decisión con la que la historia termina aunque esta claro que la verdadera historia de Pelle empieza en ese mismo momento.
Inolvidable.
domingo, abril 03, 2011
""El país entero se vio atrapado en una burbuja. La banca experimentó un desarrollo repentino, algo que ahora vemos como algo estúpido e irresponsable. Pero la gente hizo algo parecido. Las reglas normales de las finanzas quedaron suspendidas y entramos en la era del todo vale: dos casas, tres casas por familia, un Range Rover, una moto de nieve. Los salarios subían, la riqueza parecía salir de la nada, las tarjetas de crédito echaban humo", explica Ásgeir Jonsson, ex economista jefe de Kaupthing. El también economista Magnus Skulasson asume que esa locura colectiva llevó a un país entero a parecer dominado por los valores de Wall Street, de la banca de inversión más especulativa. "Los islandeses hemos contribuido decisivamente a que pasara lo que pasó, por permitir que el Gobierno y la banca hicieran lo que hicieron, pero también participamos de esa combinación de codicia y estupidez. Los bancos merecen sentarse en el banquillo y nosotros nos merecemos una parte del castigo: pero solo una parte", afirma en el restaurante de un céntrico hotel."
(Islandia enjaula a sus banqueros, El Pais)
La responsabilidad es colectiva... La locura fue colectiva.
(Islandia enjaula a sus banqueros, El Pais)
La responsabilidad es colectiva... La locura fue colectiva.
sábado, abril 02, 2011
1
"La producción cultural refleja la etapa final del modo de vida capitalista, cuya misión esencial ha sido siempre la de incorporar cada vez mayor parte de la actividad humana al terreno del comercio. La progresión que conduce las prioridades económicas de los bienes manufacturados a la provisión de los servicios básicos, a la comercializa-ción de las relaciones humanas y finalmente a vender el acceso a las experiencias culturales es un testimonio de la determinación unilateral de la esfera comercial que acaba por convertir todas las relaciones en relaciones económicas..."
2
"La marcha capitalista, que comenzó con la mercantilización del espacio y de los materiales, terminará con la mercantilización del tiempo y la duración de la vida humana. La venta creciente de cultura en forma de actividad humana como pago por evento conduce rápidamente a un mundo en el cual los tipos pecuniarios de relación humana sustituyen a las relaciones sociales tradiciona-les. Imaginemos un mundo en el cual prácticamente toda actividad exterior a los límites estrictos de las relaciones familiares se convierte en una experiencia de pago, un mundo en el cual las obliga-ciones y expectativas de reciprocidad —mediadas por sentimientos de confianza, empatía y solida-ridad— se sustituyen por relaciones contractuales de pago en la forma de adscripciones, suscrip-ciones, tasas de admisión, cuotas y contratos..."
3
"Pensemos por un momento cuántas de nuestras interacciones cotidianas con otros seres humanos cercanos ya están unidas a relaciones estrictamente comerciales. De manera creciente compramos el tiempo de otros, su afecto y cuidado, su simpatía y atención. Compramos la diver-sión y la información culta, la elegancia y el aspecto, y en medio otras muchas cosas —incluso el mismo discurrir del tiempo ya es una forma de control y fichaje—. La vida resulta cada vez mas mercantilizada y desaparecen las diferencias entre comunicación, comunión y comercio..."
4
"Ahora la economía ha puesto sus miras en la última esfera de la actividad humana que restaba por mercantilizar: la cultura. Los rituales culturales, las actividades comunitarias, las reuniones socia-les, el arte, los deportes y los juegos, los movimientos sociales y la actividad cívica, todo resulta invadido por la esfera comercial. El gran tema para los años venideros es ver si la civilización pue-de sobrevivir a una amplia reducción de la esfera estatal y cultural en la cual el ámbito comercial queda como mediador exclusivo y primordial de la vida humana."
(La era del acceso, Jeremy Rifkin)
"La producción cultural refleja la etapa final del modo de vida capitalista, cuya misión esencial ha sido siempre la de incorporar cada vez mayor parte de la actividad humana al terreno del comercio. La progresión que conduce las prioridades económicas de los bienes manufacturados a la provisión de los servicios básicos, a la comercializa-ción de las relaciones humanas y finalmente a vender el acceso a las experiencias culturales es un testimonio de la determinación unilateral de la esfera comercial que acaba por convertir todas las relaciones en relaciones económicas..."
2
"La marcha capitalista, que comenzó con la mercantilización del espacio y de los materiales, terminará con la mercantilización del tiempo y la duración de la vida humana. La venta creciente de cultura en forma de actividad humana como pago por evento conduce rápidamente a un mundo en el cual los tipos pecuniarios de relación humana sustituyen a las relaciones sociales tradiciona-les. Imaginemos un mundo en el cual prácticamente toda actividad exterior a los límites estrictos de las relaciones familiares se convierte en una experiencia de pago, un mundo en el cual las obliga-ciones y expectativas de reciprocidad —mediadas por sentimientos de confianza, empatía y solida-ridad— se sustituyen por relaciones contractuales de pago en la forma de adscripciones, suscrip-ciones, tasas de admisión, cuotas y contratos..."
3
"Pensemos por un momento cuántas de nuestras interacciones cotidianas con otros seres humanos cercanos ya están unidas a relaciones estrictamente comerciales. De manera creciente compramos el tiempo de otros, su afecto y cuidado, su simpatía y atención. Compramos la diver-sión y la información culta, la elegancia y el aspecto, y en medio otras muchas cosas —incluso el mismo discurrir del tiempo ya es una forma de control y fichaje—. La vida resulta cada vez mas mercantilizada y desaparecen las diferencias entre comunicación, comunión y comercio..."
4
"Ahora la economía ha puesto sus miras en la última esfera de la actividad humana que restaba por mercantilizar: la cultura. Los rituales culturales, las actividades comunitarias, las reuniones socia-les, el arte, los deportes y los juegos, los movimientos sociales y la actividad cívica, todo resulta invadido por la esfera comercial. El gran tema para los años venideros es ver si la civilización pue-de sobrevivir a una amplia reducción de la esfera estatal y cultural en la cual el ámbito comercial queda como mediador exclusivo y primordial de la vida humana."
(La era del acceso, Jeremy Rifkin)
Palabras proféticas...
"Tres estadísticas nos dicen todo lo que hay que decir en el paso del final de la era industrial al inicio de la era de la información y desde las cuales se pueden plantear tres preguntas.
Actualmente hay mil millones de personas subempleadas o desempleadas en este planeta: ¡mil millones! Eso es lo mejor que pudo hacer la revolución industrial. Mi pregunta, dirigida a muchos de los economistas y políticos, es: si esto fue el mayor logro de la revolución industrial, basada en fuerza laboral masiva, ¿hay alguien que realmente crea que la era de la información será mejor que la anterior en la creación de puestos de trabajo, cuando nos movemos hacia la fuerza laboral de élite?
Una segunda estadística a la que quiero hacer referencia nos dice que el 75 % de los empleos de nuestra economía global son tareas sencillas y repetitivas; que se pueden sustituir con la tecnología existente. Ni siquiera hemos empezado esta revolución tecnológica, nos encontramos apenas en sus primeras etapas.
La tercera estadística es la más escalofriante y proviene de un dato señalado por el Financial Times: si combinamos la riqueza de las 356 personas más ricas del planeta, el día de hoy, ésta sería igual a la que tiene el 40 % de la humanidad, a saber, 2.500 millones de personas.
Estas estadísticas nos dicen dónde nos encontramos exactamente. Así que, si queremos evitar un mundo peligrosamente polarizado —que en realidad ya está aquí—, hay que preguntarse qué vamos a hacer con los millones de jóvenes que van a ser menos o para nada requeridos en una economía global automatizada. Es la primera pregunta.
La segunda pregunta sería, en cada país: ¿cómo podemos propiciar un debate acerca de cómo compartir mejor las vastas ganancias potenciales de la productividad de esta revolución tecnológica, de modo tal que beneficie no sólo a una élite sino que beneficie a todos en México?
Éstos son los problemas políticos más importantes que tienen que enfrentar todas las naciones. Y deben ser considerados prioritarios porque cuanto más sigamos negando esta realidad y nos sigamos escondiendo en nuestros antiguos supuestos, veremos más desesperación, angustia y frustración; y, si esperamos demasiado, en algunos años la rabia puede ser tan fuerte y el disenso tan amargo, que quizá nunca se pueda llegar a tener un debate racional y sobrio, ya que la política del odio extremo será demasiado fuerte.
Entonces debemos aprovechar este momento, al entrar en el siglo XXI y en la era de la información, para plantearnos estas dos preguntas. Creo que podría haber un renacimiento, que podríamos liberar a cientos de millones de personas del trabajo de mercado. Pero es necesario preguntarse cómo lograrlo."
(Tiempos -pos-modernos. Entrevista con Jeremy Rifkin)
"Tres estadísticas nos dicen todo lo que hay que decir en el paso del final de la era industrial al inicio de la era de la información y desde las cuales se pueden plantear tres preguntas.
Actualmente hay mil millones de personas subempleadas o desempleadas en este planeta: ¡mil millones! Eso es lo mejor que pudo hacer la revolución industrial. Mi pregunta, dirigida a muchos de los economistas y políticos, es: si esto fue el mayor logro de la revolución industrial, basada en fuerza laboral masiva, ¿hay alguien que realmente crea que la era de la información será mejor que la anterior en la creación de puestos de trabajo, cuando nos movemos hacia la fuerza laboral de élite?
Una segunda estadística a la que quiero hacer referencia nos dice que el 75 % de los empleos de nuestra economía global son tareas sencillas y repetitivas; que se pueden sustituir con la tecnología existente. Ni siquiera hemos empezado esta revolución tecnológica, nos encontramos apenas en sus primeras etapas.
La tercera estadística es la más escalofriante y proviene de un dato señalado por el Financial Times: si combinamos la riqueza de las 356 personas más ricas del planeta, el día de hoy, ésta sería igual a la que tiene el 40 % de la humanidad, a saber, 2.500 millones de personas.
Estas estadísticas nos dicen dónde nos encontramos exactamente. Así que, si queremos evitar un mundo peligrosamente polarizado —que en realidad ya está aquí—, hay que preguntarse qué vamos a hacer con los millones de jóvenes que van a ser menos o para nada requeridos en una economía global automatizada. Es la primera pregunta.
La segunda pregunta sería, en cada país: ¿cómo podemos propiciar un debate acerca de cómo compartir mejor las vastas ganancias potenciales de la productividad de esta revolución tecnológica, de modo tal que beneficie no sólo a una élite sino que beneficie a todos en México?
Éstos son los problemas políticos más importantes que tienen que enfrentar todas las naciones. Y deben ser considerados prioritarios porque cuanto más sigamos negando esta realidad y nos sigamos escondiendo en nuestros antiguos supuestos, veremos más desesperación, angustia y frustración; y, si esperamos demasiado, en algunos años la rabia puede ser tan fuerte y el disenso tan amargo, que quizá nunca se pueda llegar a tener un debate racional y sobrio, ya que la política del odio extremo será demasiado fuerte.
Entonces debemos aprovechar este momento, al entrar en el siglo XXI y en la era de la información, para plantearnos estas dos preguntas. Creo que podría haber un renacimiento, que podríamos liberar a cientos de millones de personas del trabajo de mercado. Pero es necesario preguntarse cómo lograrlo."
(Tiempos -pos-modernos. Entrevista con Jeremy Rifkin)
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