APUNTES SUECOS
Vagabundeo cansinamente por El Corte Inglés en la hora de mi comida... literalmente, hora de mi comida.
El palo que aún no me ha dado Hacienda todavía me duele.
De pronto, topo con el Servicio Integral de Bodas... un mostrador blanco y vacío delante de un mural blanco y bastante vacío donde sólo pone SERVICIO INTEGRAL DE BODAS.
Me pregunto hasta dónde llegará esa integralidad proclamada.
Quizá llegue hasta el absurdo y te busquen el novio o la novia adecuada al tipo de boda que vas a pagar... No lo se.
Alguien me clava una barra de pan en la espalda.
No puedo detenerme por más tiempo.
Mi sorpresa obstruye un capilar del sistema: Nada más ni nada menos que un pasillo de El Corte Inglés. Quizá sea algo más. Puede que se trate de una vena.
miércoles, enero 31, 2007
martes, enero 30, 2007
"Sea como fuere y sean cuales fueren mis inepcias, quiero decir que no he intentado ocultarlas, al igual que un retrato de mi persona en el quhubiese plasmado el pintor, no un rostro perfecto, sino el mío, canoso y calvo. Pues aquí están mis sentimientos y opiniones; entrégolos en tanto yo creo que constituyen lo que yo creo, no porque deban ser creídos. Sólo intento poner al descubierto mi manera de ser, que podría ser otra mañana si un nuevo aprendizaje me hiciera cambiar. Carezco totalmente de autoridad para ser creído, y tampoco deseo serlo, pues me siento demasiado mal instruído como para inatruir otros."
(Michel de Montaigne, Ensayos)
(Michel de Montaigne, Ensayos)
DEADWOOD
Termino la primera temporada y empiezo con la segunda.
La ciudad de Deadwood, South Dakota, es un agujero de crimen y corrupción, pero también es un poblado minero ilegalmente instalado en territorio indio. En él, y en las semanas que sigueron a la derrota de Custer en Little Big Horn, se dan cita una serie de diferentes personajes todos atraídos por la llamada del oro.
Lo que más me atrae de Deadwood es uno de sus personajes, Al Swarengen.
Continuamente estresado, victima del poder que detenta, Swarengen pelea cada día por mantener en sus manos el control de una ciudad que va creciendo y creciendo, poco a poco pasando de la ilegalidad a convertirse en parte de la Unión.
Maravillosamente interpretado por el siempre estupendo Ian McShane, Swarengen adquiere resonancias casi shakesperianas a la luz de su maravillosa y resonante voz:
"In life you have to do a lot of things you don't fucking want to do. Many times, that's what the fuck life is... one vile fucking task after another."
(En la vida, uno tiene que hacer un montón de cosas que no le apetece una mierda hacer. En muchos casos, esa es la puta vida... un puto marrón detrás de otro)
"Pain or damage don't end the world. Or despair or fucking beatings. The world ends when you're dead. Until then, you got more punishment in store. Stand it like a man... and give some back."
(El dolor o el daño no acaban con el mundo. Ni siquiera la desesperación o las jodidas palizas pueden con él. El mundo acaba cuando te mueres. Hasta entonces, todavía hay un montón de sufrimiento esperándote. Aguantalo como un hombre y devuelve lo que puedas)
Su mundo ha hecho así a Swarengen: capaz de rebanar el cuello a un enemigo con el mismo cuchillo con que come un trozo de queso pero, y al mismo tiempo, susceptible de pergueñar mil y un estrategias para mantener a la fortuna de su lado.
Toda una bestia... inteligente.
Pura humana contradicción.
lunes, enero 29, 2007
La precisa suma de los días que le restan por vivir le resulta desconocida.
La única certeza con la que cuenta es que, a esa ignota cantidad, tendrá que restarle de nuevo una unidad,
pero será más adelante cuando el encendido atardecer cese
y la noche le envuelva en su abismo.
La constante presencia de la pérdida,
incesante fuga,
hemorragia lenta que nada tiene de eterna,
le acompaña mientras su mirada vuela a ventana abierta
en busca del sueño,
de la nueva incertidumbre que traerá consigo el día de mañana.
Sobre el tablero, la mano invisible
mueve una pieza.
La única certeza con la que cuenta es que, a esa ignota cantidad, tendrá que restarle de nuevo una unidad,
pero será más adelante cuando el encendido atardecer cese
y la noche le envuelva en su abismo.
La constante presencia de la pérdida,
incesante fuga,
hemorragia lenta que nada tiene de eterna,
le acompaña mientras su mirada vuela a ventana abierta
en busca del sueño,
de la nueva incertidumbre que traerá consigo el día de mañana.
Sobre el tablero, la mano invisible
mueve una pieza.
sábado, enero 27, 2007
APOCALYPTO
En alguna parte he leído que con esta aventura trepidante, Mel Gibson -su director- pretende reflexionar sobre un montón de cosas.
En alguna parte he leído que con esta aventura trepidante, Mel Gibson -su director- pretende reflexionar sobre un montón de cosas.
Nada más alejado de la realidad.
"Apocalypto" ofrece la pura experiencia de la acción en un espacio y un tiempo diferentes por poco abordados por el cine. Emociones y tensiones, la continua lucha por defender la propia vida en un entorno brutalmente hostil.
No hay tiempo para la reflexión en Apocalypto.
Las serpientes, los jaguares, las arenas movedizas acechan... porque, y por encima de todo, la verdadera naturaleza es un lugar muy peligroso.
Si a todo éso le añades unos brutales y sanguinarios guerreros mayas en busca de venganza, no tienes más remedio que correr (porque como te cojan se van a pasar tres pueblos contigo). Y eso es Apocalypto: una larga carrera que interesa, que quita la respiración y que, por encima de todo (con todos esos mayas sacandole los corazones a la gente) te mantiene constantemente al paso veloz de la desesperada estela sin aliento de su protagonista. Incluso en algunos momentos llega a estresarte... como si uno también estuviera siendo perseguido.
No estamos ante una obra maestra, pero sí ante una buena película que consigue interesar en todo momento recuperando el sentido palpitante de la pura aventura en la gran pantalla.
If i were you, partner... no desestimaría las capacidades de Mel Gibson como director.
viernes, enero 26, 2007
PANEGÍRICO ENLOQUECIDO
Sigo diciéndolo.
Lo mantengo.
Respeto todas las opiniones, pero sigo pensando "Banderas de nuestros padres" es una gran película.
La clave para amarla -aunque no lo creeaís- está en Cernuda, en la belleza irrecuperable de algunos momentos tan bellos que nos cambian la vida por el sólo y simple hecho de vivirlos.
Todo lo demás es melancolía y mundo... mucho mundo... un mundo que casi siempre nos obliga a traicionarlos para seguir viviendo. Y todo porque la diletancia etérea del alma casi siempre es incompatible con el mecánico oficio de vivir.
"Banderas de nuestros padres" no es una película bélica.
Es una película sobre un mundo en el que la belleza casi siempre es imposible, tan imposible que su estado natural es el recuerdo.
"Banderas de nuestros padres" no es una película belíca, insisto.
Es una película sobre un mundo que casi siempre obliga al hombre a traicionar esos pequeños y pocos momentos de belleza.... Y lo que es más importante sobre la complejidad de seguir viviendo con ese nuevo pecado original sobre las espaldas.
La reflexión amarga de un maestro en su vejez, en la plenitud del Otoño de las rosas.
El hombre y sus irresolubles contradicciones, las que siempre terminan de un modo u otro destruyéndole.
El profundo lamento de una soledad entre las cosas.
"Cartas de Iwo Jima" va a ser aún mucho mejor.
Sigo diciéndolo.
Lo mantengo.
Respeto todas las opiniones, pero sigo pensando "Banderas de nuestros padres" es una gran película.
La clave para amarla -aunque no lo creeaís- está en Cernuda, en la belleza irrecuperable de algunos momentos tan bellos que nos cambian la vida por el sólo y simple hecho de vivirlos.
Todo lo demás es melancolía y mundo... mucho mundo... un mundo que casi siempre nos obliga a traicionarlos para seguir viviendo. Y todo porque la diletancia etérea del alma casi siempre es incompatible con el mecánico oficio de vivir.
"Banderas de nuestros padres" no es una película bélica.
Es una película sobre un mundo en el que la belleza casi siempre es imposible, tan imposible que su estado natural es el recuerdo.
"Banderas de nuestros padres" no es una película belíca, insisto.
Es una película sobre un mundo que casi siempre obliga al hombre a traicionar esos pequeños y pocos momentos de belleza.... Y lo que es más importante sobre la complejidad de seguir viviendo con ese nuevo pecado original sobre las espaldas.
La reflexión amarga de un maestro en su vejez, en la plenitud del Otoño de las rosas.
El hombre y sus irresolubles contradicciones, las que siempre terminan de un modo u otro destruyéndole.
El profundo lamento de una soledad entre las cosas.
"Cartas de Iwo Jima" va a ser aún mucho mejor.
Tiene que taparse los oídos.
Tiene que hacerlo para no escuchar los pitidos de los trenes,
su constante llamada.
El deseo de subirse a cualquiera de ellos,
indiscriminadamente.
El deseo de desaparecer.
Pacientemente esperan tendidos,
alargados como enormes leopardos,
sobre la interminables vías disparadas
en diferentes direcciones hacia el mismo horizonte.
Tiene que taparse los oídos.
Pasar una vez más a toda prisa por la estación.
Tiene que hacerlo para no escuchar los pitidos de los trenes,
su constante llamada.
El deseo de subirse a cualquiera de ellos,
indiscriminadamente.
El deseo de desaparecer.
Pacientemente esperan tendidos,
alargados como enormes leopardos,
sobre la interminables vías disparadas
en diferentes direcciones hacia el mismo horizonte.
Tiene que taparse los oídos.
Pasar una vez más a toda prisa por la estación.
Leo a Carlos Boyero escribir algo que ha escrito Al Pacino:
"Te enamoras y de repente la vida vuelve a estar ordenada. Antes de que esta persona llegara a tu vida todo era un caos. Cuando esa persona se va, el caos regresa. Con amor hay un sensación de toalidad y el caos queda eliminado. Es la forma más perfecta de vida civilizada".
No está mal... para ser un actor.
Se supone que interpretan lo que otros escriben. No que escriben las propias líneas que interpretan.
"Te enamoras y de repente la vida vuelve a estar ordenada. Antes de que esta persona llegara a tu vida todo era un caos. Cuando esa persona se va, el caos regresa. Con amor hay un sensación de toalidad y el caos queda eliminado. Es la forma más perfecta de vida civilizada".
No está mal... para ser un actor.
Se supone que interpretan lo que otros escriben. No que escriben las propias líneas que interpretan.
domingo, enero 21, 2007
"El ser humano pertenece a dos mundos:
- el mundo de la naturaleza, de lo sensible, de lo fenomenal o reino de la causalidad y la heteronomía. En su cuerpo, en su yo empírico (subjetividad individual), en sus sentidos y en sus pasiones, el individuo depende de este mundo.
- el mundo noumenal o mundo en sí, inteligible, espiritual: el mundo de la razón y de la libertad, del reino de los fines y de la autonomía, el mundo del yo trascendental caracterizado por la voluntad libre y racional.
En esta doble pertenencia estriba la dificultad para ser moral, pues el primer mundo y sus heteronomías (impedimentos físicos, necesidades, deseos, afectos, inclinaciones, ...) interfieren sin tregua las exigencias puras de lo segundo. Estas interferencias no sólo se oponen a la moralidad, sino también a la felicidad de los seres humanos"
("La moral según la crítica de la razón práctica, Historia de la filosofía: del renacimiento a la postmodernidad, Gilbert Hottois)
O lo que es lo mismo, el origen de la tragedia.
El abismo que separa la realidad del deseo, un abismo que forma parte de cada uno de nosotros.
Todos vivimos en Hollywoodland.
Asumiendo siempre(lo queramos o no) el riesgo de la locura, de la decepción.
- el mundo de la naturaleza, de lo sensible, de lo fenomenal o reino de la causalidad y la heteronomía. En su cuerpo, en su yo empírico (subjetividad individual), en sus sentidos y en sus pasiones, el individuo depende de este mundo.
- el mundo noumenal o mundo en sí, inteligible, espiritual: el mundo de la razón y de la libertad, del reino de los fines y de la autonomía, el mundo del yo trascendental caracterizado por la voluntad libre y racional.
En esta doble pertenencia estriba la dificultad para ser moral, pues el primer mundo y sus heteronomías (impedimentos físicos, necesidades, deseos, afectos, inclinaciones, ...) interfieren sin tregua las exigencias puras de lo segundo. Estas interferencias no sólo se oponen a la moralidad, sino también a la felicidad de los seres humanos"
("La moral según la crítica de la razón práctica, Historia de la filosofía: del renacimiento a la postmodernidad, Gilbert Hottois)
O lo que es lo mismo, el origen de la tragedia.
El abismo que separa la realidad del deseo, un abismo que forma parte de cada uno de nosotros.
Todos vivimos en Hollywoodland.
Asumiendo siempre(lo queramos o no) el riesgo de la locura, de la decepción.
lunes, enero 15, 2007
HOLLYWOODLAND
Es una lástima que Hollywoodland como película no esté a la altura de la idea que -presumo- la ha inspirado.
En su transcurso, resulta en algunos momentos diletante y morosa. Dedica demasiado tiempo a personajes y tarda en resolver ciertas situaciones.... El resultado es la constante sensación de que el mecanismo no está bien engrasado, de que el girar de la historia hasta su final no es redondo y natural. Pequeñas impurezas que entorpecen el fluir natural del relato, que molestan tánto como los árboles que no te dejan ver el bosque.
No obstante, "Hollywoodland" tiene la inmensa virtud de acabar bien y lo hace -en mi opinión- porque regresa a la esencia de aquello que pretende -creo- contar y lo hace de una forma precisa y justa.
Como debe ser.
Desde el pasado, y antes de volarse la tapa de los sesos, George Reeves (Ben Affleck) parece dirigir su última mirada a un Louis Simo (Adrien Brody) que parece presenciar su silencioso drama desde el futuro.
Mismo espacio en distintos tiempos, un dormitorio.
Mismas vidas fracasadas... quizá.
El caso es que Simo parece entender el mensaje y por un momento recobra la lucidez suficiente como para descubrir lo que de verdad es bueno para él: un pequeño y confortable presente al lado de su ojos.
Hay un cierto paralelismo entre "Hollywodland" y "Mulholland Drive" de David Lynch.
Ambas nos hablan del fracaso, un fracaso que nace de una absoluta confusión entre la realidad y el deseo de la que sus protagonistas son victimas.
La constante y continúa persecución de una incierta ballena blanca en los procelosos y profundos mares del fracaso.
Demasiado tarde, Reeves descubre que su lugar en el mundo fue interpretar a Superman. Demasiado tarde comprende que se le fue la vida de tanto desearla.
Ante sus ojos el error propio se convierte en la propia vida vida y ya sólo le resta volarse la tapa de los sesos.
Otra decisión equivocada, seguramente.
Quizá la vida sea así y tan seguro se deba estar del suelo que se pisa como de los deseos que se sueñan.
Lo único cierto es que muchas veces uno no está donde tiene que estar, en el aquí y en el ahora. Tiene la cabeza en otra parte, en un lugar de ensueño, hecho a medida, que aún no existe y que, seguramente, jamás podrá existir.
El sueño se ha convertido en locura y, como siempre, el último en enterarse es su dueño.
Es una lástima que Hollywoodland como película no esté a la altura de la idea que -presumo- la ha inspirado.
En su transcurso, resulta en algunos momentos diletante y morosa. Dedica demasiado tiempo a personajes y tarda en resolver ciertas situaciones.... El resultado es la constante sensación de que el mecanismo no está bien engrasado, de que el girar de la historia hasta su final no es redondo y natural. Pequeñas impurezas que entorpecen el fluir natural del relato, que molestan tánto como los árboles que no te dejan ver el bosque.
No obstante, "Hollywoodland" tiene la inmensa virtud de acabar bien y lo hace -en mi opinión- porque regresa a la esencia de aquello que pretende -creo- contar y lo hace de una forma precisa y justa.
Como debe ser.
Desde el pasado, y antes de volarse la tapa de los sesos, George Reeves (Ben Affleck) parece dirigir su última mirada a un Louis Simo (Adrien Brody) que parece presenciar su silencioso drama desde el futuro.
Mismo espacio en distintos tiempos, un dormitorio.
Mismas vidas fracasadas... quizá.
El caso es que Simo parece entender el mensaje y por un momento recobra la lucidez suficiente como para descubrir lo que de verdad es bueno para él: un pequeño y confortable presente al lado de su ojos.
Hay un cierto paralelismo entre "Hollywodland" y "Mulholland Drive" de David Lynch.
Ambas nos hablan del fracaso, un fracaso que nace de una absoluta confusión entre la realidad y el deseo de la que sus protagonistas son victimas.
La constante y continúa persecución de una incierta ballena blanca en los procelosos y profundos mares del fracaso.
Demasiado tarde, Reeves descubre que su lugar en el mundo fue interpretar a Superman. Demasiado tarde comprende que se le fue la vida de tanto desearla.
Ante sus ojos el error propio se convierte en la propia vida vida y ya sólo le resta volarse la tapa de los sesos.
Otra decisión equivocada, seguramente.
Quizá la vida sea así y tan seguro se deba estar del suelo que se pisa como de los deseos que se sueñan.
Lo único cierto es que muchas veces uno no está donde tiene que estar, en el aquí y en el ahora. Tiene la cabeza en otra parte, en un lugar de ensueño, hecho a medida, que aún no existe y que, seguramente, jamás podrá existir.
El sueño se ha convertido en locura y, como siempre, el último en enterarse es su dueño.
viernes, enero 12, 2007
BANDERAS DE NUESTROS PADRES
No se si era de Cernuda... No estoy seguro. Lo único que tengo claro es haber leído alguna vez, en algún momento, un poema sobre un baño nocturno de unos amigos en el mar.
Lo buscaré y espero encontrarlo y entonces, a la luz de su lectura, quizá vuelva a hablar de este último regalo que nos ha hecho Clint Eastwood, uno de los pocos grandes maestros que le quedan a la depauperada industria cinematográfica.
En "Banderas de nuestros padres", y por increíble que parezca, todo gira en torno al baño final que todos los soldados se dan al pie del demolido y quemado Monte Suribachi.
Todas las emociones nacen ahí, del tranquilo contacto de los cuerpos y las almas en un catárquico momento de paz en medio de una brutal matanza.
La silenciosa definición de un grupo, de una hermandad nacida de saberse victimas de un mismo sufrimiento y de una misma situación.
Eastwood tiene muy claro que el mecanismo terrible de la guerra funciona sobre la base de los más sublimes sentimientos.
Una vez que uno está allí, a merced de una azarosa muerte y rodeado de sangre y fuego, no lucha por la paz o por su país. Se lucha por uno mismo y por quienes te rodean, para que no mueran, para no morir, para conseguir el imposible de intentar llegar todos juntos hasta el final de la noche.
Pero Eastwood también tiene claro que la picadora de carne nada perdona y que el sufrimiento jamás termina cuando finalmente llega el ansiado final de la noche.
La guerra no tiene piedad ni con los vencedores.
Les obliga a convertirse en quienes no quieren ser.
Les obliga a mentir y a traicionar la profunda magia de aquel baño entre compañeros que limpió la sangre y el polvo de sus cansados cuerpos y generó un vínculo entre todos ellos que les mantuvo unidos hasta el final de sus vidas o, lo que es lo mismo, para siempre.
Son pocos los que pueden entenderlo.... Los que todavía quedan y, quizá, los esquivos fantasmas de aquellos que se fueronpeleando por media pulgada de infierno.
Es el mismo Eastwood siempre.
Brillante narrador.
Absolutamente capacitado para emocionar generando autenticidad sobre una rigurosa metafísica de las pequeñas cosas y los detalles.
Humanista y virtuoso.
Todo un genio.
No se si era de Cernuda... No estoy seguro. Lo único que tengo claro es haber leído alguna vez, en algún momento, un poema sobre un baño nocturno de unos amigos en el mar.
Lo buscaré y espero encontrarlo y entonces, a la luz de su lectura, quizá vuelva a hablar de este último regalo que nos ha hecho Clint Eastwood, uno de los pocos grandes maestros que le quedan a la depauperada industria cinematográfica.
En "Banderas de nuestros padres", y por increíble que parezca, todo gira en torno al baño final que todos los soldados se dan al pie del demolido y quemado Monte Suribachi.
Todas las emociones nacen ahí, del tranquilo contacto de los cuerpos y las almas en un catárquico momento de paz en medio de una brutal matanza.
La silenciosa definición de un grupo, de una hermandad nacida de saberse victimas de un mismo sufrimiento y de una misma situación.
Eastwood tiene muy claro que el mecanismo terrible de la guerra funciona sobre la base de los más sublimes sentimientos.
Una vez que uno está allí, a merced de una azarosa muerte y rodeado de sangre y fuego, no lucha por la paz o por su país. Se lucha por uno mismo y por quienes te rodean, para que no mueran, para no morir, para conseguir el imposible de intentar llegar todos juntos hasta el final de la noche.
Pero Eastwood también tiene claro que la picadora de carne nada perdona y que el sufrimiento jamás termina cuando finalmente llega el ansiado final de la noche.
La guerra no tiene piedad ni con los vencedores.
Les obliga a convertirse en quienes no quieren ser.
Les obliga a mentir y a traicionar la profunda magia de aquel baño entre compañeros que limpió la sangre y el polvo de sus cansados cuerpos y generó un vínculo entre todos ellos que les mantuvo unidos hasta el final de sus vidas o, lo que es lo mismo, para siempre.
Son pocos los que pueden entenderlo.... Los que todavía quedan y, quizá, los esquivos fantasmas de aquellos que se fueronpeleando por media pulgada de infierno.
Es el mismo Eastwood siempre.
Brillante narrador.
Absolutamente capacitado para emocionar generando autenticidad sobre una rigurosa metafísica de las pequeñas cosas y los detalles.
Humanista y virtuoso.
Todo un genio.
martes, enero 09, 2007
TOM WAITS
El año pasado Tony, el hermanísimo de Ridley Scott llevó a la pantalla la increible peripecia vital de Dominó Harvey, la hija modelo del fallecido actor Laurence Harvey.
De hija de sesentera estrella de Hollywood a cazarrecompensas, pasando por una carrera de modelo a cazarrecompensas y acompañada por un recauchutado y bizarro Mickey Rourke -que parece empezar a encontrar su nuevo lugar bajo el californiano sol de la industria cinematográfica-... Toda una historia que Scott rodó con una cierta vocación underground, aunque se quedara en el intento y la historia terminara por resultar confusa y complicada, confusiones y complicaciones resueltas con un complicado y confuso tiroteo final.
El caso es que no recordaré esa película por mucho más que por la estelar aparición de Tom Waits. Vestido de predicador -casi como en la foto-, conduciendo un destartalado coche y probablemente viajando de una "ninguna parte" a otra diferente "ninguna parte".
La esencia del personaje.
Una suerte de Hazel Motes beatnik, siempre perseguido por mil y un demonios que por nada del mundo quieren separase de él.
Me gusta Tom Waits y su último disco, el triptico "Orphans" me parece una obra maestra excepcional.
El año pasado Tony, el hermanísimo de Ridley Scott llevó a la pantalla la increible peripecia vital de Dominó Harvey, la hija modelo del fallecido actor Laurence Harvey.
De hija de sesentera estrella de Hollywood a cazarrecompensas, pasando por una carrera de modelo a cazarrecompensas y acompañada por un recauchutado y bizarro Mickey Rourke -que parece empezar a encontrar su nuevo lugar bajo el californiano sol de la industria cinematográfica-... Toda una historia que Scott rodó con una cierta vocación underground, aunque se quedara en el intento y la historia terminara por resultar confusa y complicada, confusiones y complicaciones resueltas con un complicado y confuso tiroteo final.
El caso es que no recordaré esa película por mucho más que por la estelar aparición de Tom Waits. Vestido de predicador -casi como en la foto-, conduciendo un destartalado coche y probablemente viajando de una "ninguna parte" a otra diferente "ninguna parte".
La esencia del personaje.
Una suerte de Hazel Motes beatnik, siempre perseguido por mil y un demonios que por nada del mundo quieren separase de él.
Me gusta Tom Waits y su último disco, el triptico "Orphans" me parece una obra maestra excepcional.
lunes, enero 08, 2007
BABEL
Sin ser -para entendernos- una obra maestra, varias cosas me gustan de "Babel", la última película de Alejandro González Iñárritu.
Por un lado, la propuesta que Guillermo Arriaga desarrolla en el guión: una serie de personas que viven en diferentes partes del mundo ven -sin conocerse- sus vidas afectadas por el simple acto de la venta de un fusil de caza mayor en el Maghreb. En este sentido, Babel es una película que abole las distancias y los tiempos para mostrar la matería de la que estamos hechos (y que por cierto es la misma ocupemos el lugar en el mundo que ocupemos). Me gusta ese mensaje humanista y también me gusta que, de paso, se nos muestre el mundo en que vivimos como una Torre de Babel en la que imperan la distancia, el miedo, el desconocimiento del otro y la incomunicación .
Me gusta ese contraste entre igualdades profundas y diferencias superficiales.
El resultado es Babel, el absurdo.
Por otro que se trata de una historia contada desde el punto de vista del tercer mundo. Arriaga e Iñárritu son mejicanos y su visión del primer mundo no es nada complaciente, una visión que puede resumirse en la crueldad con que la policía marroquí trata a sus propios ciudadanos y la paciencia con la que esos mismos policías escuchan los insultos del americano airado Brad Pitt. También ahí hay una distancia, una distancia que es la metáfora de una diferencia que implica un diferente valoración. Espléndido, por cierto, el actor que interpreta al policía marroquí que asiste impertérrito al chaparrón de gritos e insultos.
Babel es por tanto una película sobre la distancia y la diferencia y el absurdo que éstas suponen y producen. El absurdo de una torre de Babel que crece y crece, pero que no va a ninguna parte.
A destacar el espléndido casting de actores de todo el mundo. Todos están magníficos.
Sin ser -para entendernos- una obra maestra, varias cosas me gustan de "Babel", la última película de Alejandro González Iñárritu.
Por un lado, la propuesta que Guillermo Arriaga desarrolla en el guión: una serie de personas que viven en diferentes partes del mundo ven -sin conocerse- sus vidas afectadas por el simple acto de la venta de un fusil de caza mayor en el Maghreb. En este sentido, Babel es una película que abole las distancias y los tiempos para mostrar la matería de la que estamos hechos (y que por cierto es la misma ocupemos el lugar en el mundo que ocupemos). Me gusta ese mensaje humanista y también me gusta que, de paso, se nos muestre el mundo en que vivimos como una Torre de Babel en la que imperan la distancia, el miedo, el desconocimiento del otro y la incomunicación .
Me gusta ese contraste entre igualdades profundas y diferencias superficiales.
El resultado es Babel, el absurdo.
Por otro que se trata de una historia contada desde el punto de vista del tercer mundo. Arriaga e Iñárritu son mejicanos y su visión del primer mundo no es nada complaciente, una visión que puede resumirse en la crueldad con que la policía marroquí trata a sus propios ciudadanos y la paciencia con la que esos mismos policías escuchan los insultos del americano airado Brad Pitt. También ahí hay una distancia, una distancia que es la metáfora de una diferencia que implica un diferente valoración. Espléndido, por cierto, el actor que interpreta al policía marroquí que asiste impertérrito al chaparrón de gritos e insultos.
Babel es por tanto una película sobre la distancia y la diferencia y el absurdo que éstas suponen y producen. El absurdo de una torre de Babel que crece y crece, pero que no va a ninguna parte.
A destacar el espléndido casting de actores de todo el mundo. Todos están magníficos.
viernes, enero 05, 2007
jueves, enero 04, 2007
"The sun also rises" es la adaptación cinematográfica que la Fox realizó de la novela homónima escrita por Ernest Hemingway, que en España llamamos "Fiesta".
En líneas generales cuenta las pequeñas historias (grandes para ellos -como siempre-) vividas por una serie de personajes en el marco de unas fiestas de San Fermín en la España de Primo de Rivera. Y lo hace con esa suave amargura que Hemingway sabía atribuir a sus atormentados y solitarios personajes, sentimiento que el guionista Peter Viertel mantiene e incluso potencia.
Puede que sea una de mis películas favoritas y lo es por la espléndida belleza desafiante de Ava Gardner, por la propia historia de encuentros y desencuentros que vive con un herido -en todos los sentidos de la palabra- Tyrone Power y -sobre todo- por la maravillosa interpretación que Errol Flynn realiza como secundario y en el final de su carrera.
Amo a ese Mike Powell que Flynn se calza como un guante, con la naturalidad de saber que se trata de un traje hecho a la medida de su propia decadencia.
Nadie como él para entender sus esencias y motivaciones, nadie como él para interpretarlo.
Estrellado en el acantilado de la propia vida.
Cómodamente sentado sobre el cofre del muerto y bebiendo una de las últimas botellas de ron.
En líneas generales cuenta las pequeñas historias (grandes para ellos -como siempre-) vividas por una serie de personajes en el marco de unas fiestas de San Fermín en la España de Primo de Rivera. Y lo hace con esa suave amargura que Hemingway sabía atribuir a sus atormentados y solitarios personajes, sentimiento que el guionista Peter Viertel mantiene e incluso potencia.
Puede que sea una de mis películas favoritas y lo es por la espléndida belleza desafiante de Ava Gardner, por la propia historia de encuentros y desencuentros que vive con un herido -en todos los sentidos de la palabra- Tyrone Power y -sobre todo- por la maravillosa interpretación que Errol Flynn realiza como secundario y en el final de su carrera.
Amo a ese Mike Powell que Flynn se calza como un guante, con la naturalidad de saber que se trata de un traje hecho a la medida de su propia decadencia.
Nadie como él para entender sus esencias y motivaciones, nadie como él para interpretarlo.
Estrellado en el acantilado de la propia vida.
Cómodamente sentado sobre el cofre del muerto y bebiendo una de las últimas botellas de ron.
Mientras quede vida, el destino proveerá.
Not suitable for children....
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