jueves, enero 15, 2009


Es muy decepcionante comprobar el poco grado de ilustración que tiene el nivel de debate en nuestra opinión pública... Por condenar el error de Israel nos echamos en brazos de un monstruo devorador de carne llamado Hamas y salimos a la calle defendiendo a asesinos, también, de mujeres y niños. 
No hay término medio. 
La pereza intelectual encuentra acomodo en el confortable asiento de una emoción expresada, en un discurso de buenos y malos que jamás resuelve nada porque tiende a convertir a todos en parte de su ciega lotería, porque siempre hay razones para defender a los tuyos y a atacar a los que no lo son.
Es una pena que el concepto de opinión pública también esté corrompido, y en manos de seres tan narcisistas y poco preparados para todo lo que no sea sus propias emociones como los cantantes y los actores, porque una cosa es parar la barbarie de la guerra y otra muy diferente es sacar conclusiones de bondad y maldad de las partes tomando el cadaver de un niño ensangrentado como prueba. Entre otras cosas porque todos los bandos son capaces de aportar su ración de cadaveres sobre la mesa. Y sin embargo parece que el que no expone la vergüenza de sus muertos automáticamente se convierte en el malo... y parece que no sufre, que jamás le pasa nada en lo más alto de la torre de su poder y que el ejercicio de su violencia cuando no es caprichoso obedece a motivos absolutamente espúreos de dominación y control de la libertad de otros.
Siempre me ha parecido horrible el uso que han hecho los palestinos de sus muertos en el interminable conflicto que desde decenios mantienen con Israel. Aun reconociendo la parte de verdad que tiene su causa (que la tiene), y si nos ponemos a hablar de buenos y malos, los palestinos siempre me han parecido unos monstruos tan dispuestos a todo como Israel. Mas débiles, más pobres, con peores amigos (algo muy importante en las relaciones internacionales de siempre, sobre todo si naces sin estrella y estrellado), peor armados, pero tan dispuestos a todo como los israelitas... los malos oficiales de siempre. No hay más que ver la autoritaria forma de producirse que tiene en público el líder de Hamas... pero para el que quiera asumir la responsabilidad de verlo. 
Israel nunca ha mostrado las imágenes de sus ciudadanos destrozados por los asesinos suicidas, jamás ha retransmitido el dolor de sus entierros ni nos ha restregado la sangre de los suyos por el asombro de nuestras caras.
Se parecen demasiado a nosotros.
También son una democracia y anteponen el respeto al dolor de los suyos a su uso político como refuerzo positivo de la imagen pública de su propia causa.

Alguna vez la inmensa minoría a la que pertenezco tendría que salir a la calle para manifestarse en favor del sentido común. 
Nadie lo notaría... solo nosotros... los cada vez menos, los tan pocos.
Vivimos en una ficción y seguramente el yo que nos protagoniza a todos y cada uno de nosotros sea la principal de todas.















No soporto a los viejos.
Por éso me gusta escuchar a Clint Eastwood decir que, a  sus 78 años, todavía está realizándose detrás de la cámara y que el tema de su última película, Gran Torino, es que nunca es demasiado tarde para aprender algo, para cambiar y seguir descubriendo, avanzando por este interminable camino (hasta que se termina) que es la vida.
No soporto a los que creen que ya lo saben todo porque ya se han realizado. En el fondo, nunca se termina de saber lo suficiente y conforme envejezco estoy empezando a apreciar la belleza que sus propias inseguridades confieren a las personas.
Seguro que Gran Torino es una película extraordinaria.

EL ARCA RUSA
La película es un inmenso plano secuencia de noventa y tantos minutos de duración en el que la cámara se desplaza por las diferentes salas y estancias del palacio del Hermitage.
Acompañada de un diplomático francés, el Marqués de Coustine, va encontrando a su paso los fantasmas de los seres que poblaron el palacio y que son parte de la historia rusia. No es en absoluto un viaje lineal, sino una aleatoria inmersión en el espíritu de otros momentos ya perdidos en el tiempo.
En este sentido, "El arca rusa" es pura poesía cinematográfica. Los fantasmas convocados, seguramente, por el propio paso de este ojo ciclópeo se suceden cada uno con su propio misterio reclamando un instante de atención, un instante de memoria para mostrarse en todo su desaparecido esplendor.
Y uno asiste pasmado al viaje, sin saber qué sucederá en la siguiente sala mientras el ojo que todo lo ve vuela ingrávido sobre personas, paredes y obras de arte intentando comprender el sentido de este pequeño instante de consciencia en el que se encuentra.
Extraordinaria... especialmente para todos aquellos que, como escribe Ernst Jünger, se dan por satisfechos con la pura contemplación y que sólo quieren a las imágenes por ellas mismas.

domingo, enero 11, 2009

HUE & CRY

Vera drives...





Vera drives and Vera lives again.... la, la, la, la!
"¿cómo podemos aguantar?
¿cómo podemos hablar de las rosas
o de Verlaine?
esta es una jauría hambrienta
a la que le gusta trabajar y contabilizar,
que se sabe las leyes especiales,
que le gusta sentarse en los parques
a pensar en cosas sin valor...."
(Dow Jones a la baja. Fragmento. 
Madrigales de pensión, Charles Bukowski)
PETER CINCOTTI

Another falling star...





















PETER CINCOTTI

St. Louis Blues....




viernes, enero 09, 2009

X
Había salido cruz.
No huiría.

Por un momento, le reconfortó haber recuperado su vida: su ático, su negocio, su mulata… Todo estaba allí, volvía a pertenecerle. Por un instante se lo había negado a si mismo entregándoselo a la ciega voluntad de la suerte, pero ésta le acababa de permitir recuperarlo en un fugaz golpe de moneda.

Y compartía esa decisión.

Era maravilloso estar vivo en Concepción, coincidiendo con la suerte una vez más, tumbado junto a los espumosos y perfumados pies del mar eterno e inmutable que como un ojo azul de mirada profunda le miraba desde los jardines más recónditos de la historia.

No se marcharía. Eso estaba claro. Pero aún le quedaban cosas por decidir.

La moneda voló hacia el cielo como un extraño pájaro gris.
Ahora Da Silva debía decidir si se presentaba ante sus buscadores, cruz, o si serían ellos quienes tendrían que encontrarle, cara.

El efímero vuelo de la moneda no tardó en terminar en su punto de partida, en la profundidad de su puño bien cerrado.
Decidió que todavía no debía saber nada.
Sentado en una tumbona de su terraza, la mirada se le había perdido en algún lugar entre la última fila de olas y el horizonte. Se preguntó que habría allí que tanto la atraía y también, acto seguido, se preguntó si se trataba de una más o de la nueva y última mañana más importante de su vida.
Nadie solía saberlo, como muy pronto, hasta la noche siguiente. Y con un bostezo despachó el amargo regusto de la incertidumbre. No estaba dispuesto a que su simple posibilidad le amargase la certeza de aquel momento pleno que estaba viviendo con la moneda atrapada en su mano.

Sonrió.

One more time… sólo para hacerlo, como siempre, más difícil.

Volvió a lanzar.

Quizás, éste que acababa de ver nacer fuese uno de esos días diferentes en que todo cambiaba para mal o para bien, pero, enseguida dejó de preocuparse, porque él seguía siendo el mismo.

La moneda regresó tan fiel como el más fiel de los perros.

Ninguna gaviota se la había llevado prendida del pico.

Cara.
Cruz.

Enseguida dejó de preocuparse. 

Cuando apareció brillando como una estrella de navidad sobre su palma, lo hizo desde su cara, el sesudo perfil clásico de algún antiguo presidente que ya nadie recordaba. Quizá, el liberador de todo el territorio. Seguramente algún importante reformador del pasado siglo. En cualquier caso, historia pasada escrita con tiempo por los vencedores de siglos de guerras centenarias.

La suerte estaba por completo echada y también le complacía.

Volvió a sonreír una de sus peligrosas sonrisas afiladas.

Serían ellos los que tendrían que buscarle.
Y tenía gracia, porque, después de todo, eso era lo que habían venido a hacer. Cebrián se lo había comunicado con la gravedad con que el viejo marica comunicaba las cosas importantes.
Y, después de todo, el propio Cebrián ya era una auténtica y verdadera línea recta trazada en el espacio de Concepción hacia él. Un auténtico disparo que buscaba su corazón y que no tardaría en alcanzarle.

La curiosidad de saber el por qué le buscaban también vibraba aleteante en algún lugar no muy apartado de su conciencia. Más allá del horizonte, de las velas, del vaso de vino tinto, de las gaviotas …

Iría al chiringuito y allí les esperaría.
Bebiendo y siguiendo sobre el despejado cielo las blancas estelas de los aviones comerciales, que cuando estaba emporrado siempre le parecían el absurdo entramado de la invisible red que sostenía al mundo evitando que éste se desplomara sobre la oscuridad como una hoja muerta sobre un charco.
JIMMY HENDRIX

House of rising sun....






















A veces,
cuando el escalofrío de la oscuridad alarga la noche,
uno quiere regresar.
Volver a pisar descalzo el umbral de la casa del sol naciente
abandonando los zapatos de la vieja esperanza de no volver nunca más.
Dejarse devorar el alma por su profundo y oscuro sexo,
poner toda la piel para que se enrede entre sus sonrientes fauces,
hacer todo lo posible por dejarse arrastrar.
Perderse y perderse,
buscando no regresar al punto de partida nunca jamás.
A veces, sólo a veces, nos arrasa su luz negra
sin importarnos el resultado final.

"Pero las cosas que son realmente nuevas no necesitan subrayar que se encuentran en estado de insurrección; en el mero hecho de existir, de estar ahí, es donde reside su máxima peligrosidad"
(El trabajador, Ernst Jünger. pp 24)

miércoles, enero 07, 2009

GAZA

Estoy de acuerdo con Martin Varsavsky, desde hace algún tiempo Israel está respondiendo de forma desproporcionada a la real y verdadera amenaza que para su seguridad suponen los diferentes grupos terrorristas islamistas que acampan a lo largo de alguna de sus fronteras.

Las imágenes de niños muertos son un arma muy poderosa y, si bien es cierto que los milicianos usan a victimas inocentes como escudo y en la mayoría de los casos son tan culpables de su muerte que los propios israelitas, no es menos verdad que este tipo de respuestas masivas terminan dañando la imagen del pueblo israelita como nación. 

Vivimos en un mundo de imágenes que se suceden vertiginosamente las unas a las otras en rápidos instantes de impresión. No hay lugar para la memoria ni para los discursos elaborados y complejos. En este sentido, el efecto de verdad es casi tan importante como la propia verdad misma (suponiendo que exista) y esa verdad extrae toda su energía movilizadora de sí misma, de su propia potencia denotativa y connotativa.

En este sentido, y a estas alturas de la película, es muy difícil competir con las desgarradoras imágenes de los más débiles (ancianos, mujeres y niños) surgiendo ensangrentados de entre el polvo de lo que antes fue un hogar en el mundo de los medios donde hoy en día se dilucida la batalla de la opinión pública.

El discurso de los escudos humanos es desagradecido y difícil de defender. Es demasiado elaborado, implica el cálculo y en un debate siempre tendrá todas las de perder frente a una sentida arenga conmovida por el dolor de los inocentes... y, sin embargo, los dos son igual de reales.

Israel, que antaño se caracterizara por la inteligencia a la hora de producirse tanto en los despachos como en las cloacas, demuestra una sorprendente falta de cintura. Ahora, más bien, parece un ogro brutal dispuesto a aplastar indiscriminadamente todo aquello que le importuna.

Hoy en día la tecnología permite un importante refinamiento en la selección de los objetivos. Las capacidades para explotar el mundo en busca de datos son mayores y es perfectamente posible seleccionar concretos objetivos y eliminarlos. Hacer una guerra inteligente y, por extraño que parezca, civilizada cuando es necesario hacerla, y sólo cuando es necesario. Quizá se cometan errores, pero no es lo mismo la presencia del error en la táctica que en el espacio más relevante de la estrategia.

Y además, la realidad de Gaza está ahí, a sus puertas como un enemigo que el propio Israel se ha generado. Un inmenso lugar de pobreza y marginación, de cuya existencia es también responsable el ineficaz y corrupto gobierno palestino, que sirve de perfecto caldo de cultivo para toda suerte de desesperados movimientos islamistas mesiánicos.

El problema de Gaza requiere inteligencia, asunción limitada de costes y no el argumento brutal de la fuerza empleado siempre bajo la alargada sombra del primo de zumosol norteamericano... Y además, este aspecto quizá también esté cambiando y esa alargada sombra empiece a no serlo tanto.

En cualquier caso, el problema de Gaza no se resolverá de esta forma y el coste en imagen exterior de Israel debe ser considerado porque, y de entre todas las cosas terribles que pueden suceder, una de las peores a mi entender es que, a los ojos de los otros, uno acabe convirtiéndose en el monstruo que lo ha estado persiguiendo durante años.



martes, enero 06, 2009

GLADYS KNIGHT AND THE PITS

Midnight train to Georgia....
















XXY

Esta película es el debut cinematográfico de la novelista argentina Lucía Puenzo, hija del director Luis Puenzo, y tengo que decir que no ha podido realizar un estreno más afortunado.

En un lugar de la costa uruguaya que recuerda de alguna forma a esas islas perdidas de alguna pelicula de Bergman, en un entorno de mar encrespado, viento, nubes y lluvia, sucede esta historia de muchos silencios y pocas palabras, pero precisas, que tiene la virtud de durar justamente lo que tiene que durar contando en cada momento lo que es preciso contar.

XXY habla del estigma de la diferencia y de la desgracia que éste acarrea a quienes no les queda más remedio que recibirlo porque es una parte constituyente de ellos mismos. En este caso, su protagonista, Alex, ha recibido la condición del hermafroditismo en el ciego sorteo de la genética y el destino. A sus 15 años los momentos en que la indefinición era posible han pasado e Inés, enfrentada al rompecabezas que para ella es su propia naturaleza, se siente perdida, dolida, enfadada ante la impotente mirada de sus padres. Estos han buscado ese lugar apartado de la costa uruguaya para alejar a Alex de un mundo que en absoluto está dispuesto a aceptarla, pero no pueden apartar a Alex de sí misma, de la necesidad de definir una identidad que todo ser humano siente como un impulso que le llega desde lo más profundo.

En este sentido, XXY  es una película llena de delicadeza y sensibilidad hacia esos desheredados que, por mucho que lo intenten, han nacido al otro lado de la invisible frontera que separa la blanca y negra geometría de la moral. Y que, en el caso de Alex, ofrece como única respuesta la finea línea recta de un bisturí aplicado sobre un cuerpo sin comprender que toda esa diferencia, recortable y desprendible, se prolonga hacia un lugar donde ningún filo alcanza. 

La naturaleza encrespada y gris sirve de perfecta caja de resonancia para una trama llena de emociones encerradas como gatos en una caja y tiene algo del viejo maestro Jean Renoir. El viento que sopla, la lluvia que cae, las olas encrespadas se convierten en metáforas. Los sentimientos de los personajes están ahí, constituyendo el espacio como kantianos a prioris sobre los que el espectador construye su experiencia.

Está muy bien XXY.

lunes, enero 05, 2009

ROCKNROLLA

Nada nuevo en la nueva película de Guy Ritchie.

Trama coral en la que los bajos y los altos fondos de entrecruzan, situaciones extremas o delirantes, gangsters, violencia, sexo, algún que otro buen diálogo, machos alfa, mujeres guapas y americanos perdidos en Londres.

La trama de Rocknrolla es muy parecida a la trama de las dos películas más representativas de Guy Ritchie: Snatch y Lock & Stock. 

En su vuelta a la gran pantalla tras quitarse de encima a Madonna, Ritchie ha decidido no improvisar. Hacer lo que mejor sabe hacer: una historia coral con el crimen y la corrupción como fondo.

La única aspiración de RocknRolla, convertido en una especie de slapstick de acción (genero que quizá solo pertenezca a él y a Tarantino), es resultar tan entretenida como sus predecesoras y lo cierto es que lo consigue durante bastante tiempo con momentos especialmente divertidos como la secuencia de los inagotables guardaespaldas rusos y personajes fantásticos como Archy o el espectacular Johnny Quid.

Si Almodovar lleva haciendo la misma película durante años, por qué no Ritchie... aunque este último ya está filmando una versión de las aventuras de Sherlock Holmes con Robert Downey Jr. de protagonista y quizá reserve toda la novedad que nos tiene preparado su -creo- no excesivo talento para esta película.

Y, por cierto, me quedo con el concepto Rocknrolla:

"People ask the question... what's a RocknRolla? And I tell 'em - it's not about drugs, drums, and hospital drips, oh no. There's more there than that, my friend. We all like a bit of the good life - some the money, some the drugs, other the sex game, the glamour, or the fame. But a RocknRolla, oh, he's different. Why? Because a real RocknRolla wants the fucking lot. "

¿Por qué conformarse con una parte, pudiendo tener el pack entero?

domingo, enero 04, 2009

SANGRE SABIA

Rodada en 1979 por John Huston, "Sangre sabia", como casi todas las peliculas dirigidas por el director americano, tiene un referente literario... la novela escrita por la escritora sureña Flannery O'connor.

De escasa producción literaria puesto que una enfermedad terminó prematuramente con su vida a los 39 años, O'Connor es una genuina representante de lo que se ha dado en llamar Gótico Sureño junto con William Faulkner y otra mujer Carson McCullers.

El Gótico Sureño no es otra cosa que una suerte de esperpento valleinclanesco trasladado al profundo Sur de los Estados Unidos, un mundo en ruinas, emprobrecido, primario, violento, donde impera la lucha por la supervivencia manifestándose en una eterna tensión entre el bien y el mal que, a su vez, traduce en una tremenda y enloquecida obsesión por la religión. El profundo sur de estos escritores es la tosca superficie sobre la que Gabriel García Márquez erigió el cristalino edificio de su diferente Macondo, una tierra perdida por la que deambulan sus perdidos habitantes intentando perseguir la sombra de un sentido que en su dificil y arrastrada vida parece no existir, un sentido que inevitablemente tiene que pasar por otra vida y por la religión.

Es en este entorno en el que hay que entender "Wise Blood".

Su historia es el desesperado viaje que Hazel Motes, su protagonista, en busca de un sentido para su existencia. Y a su modo, con la iglesia sin cristo que predica, es un extremo anti-héroe.

Los habitantes de la ciudad en la que vive pagan a toda suerte de predicadores y titiriteros por respuestas que les transmitan un poco de esperanza. Dios les ama, quiere salvarles... Pero Hazel Motes no lo cree. Con su iglesia denuncia lo que cree una mentira y propone abrazar le desesperanza y el pecado que anida en los corazones de todos y cada uno de ellos.

A lo largo de toda la historia todos los predicadores y titiriteros, al igual que su propio abuelo que le obligaba a participar de la farsa siendo niño, son unos farsantes que venden mentiras a oidos que están deseando escucharlas porque no encuentran nada mejor con lo que soportar el débil entramado de su esperanza.

Para O'Connor, sólo hay verdad en el airado y desesperado Motes, en su descarnado, extremo y esperpéntico mensaje sobre la aceptación de la soledad en el pecado... pero un Motes, al que nadie escucha porque, fino humor el de O'connor, no sabe predicar. Incapacidad que le llevará a un brutal y autodestructivo proceso ascético de expiación de una contradicción: su imposibilidad para transmitir a los otros una insoportable verdad que se le sale por los ojos.

Como siempre, John Huston se limita a hacer lo que siempre hizo muy bien: elegir buenas historias, captar su corazón y ponerlo de forma eficaz en imágenes.

El cine de Huston son sus historias y como no podía ser de otra forma "Sangre Sabia" es unapelícula tan extraña e inclasificable como su propio referente literario.

Me gustan Motes y su desesperación, la firmeza con que rechaza aquello que cree una mentira, la forma en la que se destroza intentando estar a la altura de lo que cree su misión... Su brutal manera de vivir le acerca a los personajes de Peckinpah, siempre fieles a si mismos, entregandose a la sabiduría de su propia sangre que constantemente les dice qué es lo que son.

sábado, enero 03, 2009

PAOLO NUTINI

Rewind...





viernes, enero 02, 2009

LOVE AND HONOR

Originalmente filmada en 2006, pero estrenada en nuestro país en febrero 2008, "Love and honor" es la maravillosa y espectacular película con la que el cineasta japonés cierra su trilogía sobre el mundo de los samurais, que supone una revisitación desde el ámbito de la cotidianidad y la poesía de la ternura de toda su mitología cinematográfica.

Shinnojo Mimura, un samurai de mediana importancia, es uno de los encargados de comprobar la comida de su señor para comprobar que no está envenenada. Día tras día, se sienta en una sala oscura y prueba los platos en una cotidianidad que le aplasta con su monotonía... hasta que un día resulta envenenado de verdad. Como consecuencia de ese envenenamiento queda ciego. Su mujer Kayo y su fiel sirviente Tokuhei lucharán para rescatar su alma y dar un nuevo sentido a su vida... pero, y como consecuencia de esa lucha, otro samurai sin escrúpulos se aprovechará de Kayo. El honor del samurai quedará en entredicho y, aunque ciego, Shinnojo se propone defenderlo.

"Love and honor" es un maravilloso melodrama, una de las mejores películas que he visto en mucho tiempo.

Si la historia es fascinante, el entorno donde sucede, la naturaleza, la ternura de las situaciones cotidianas en la casa también son otra maravilla que se suma a la anterior para mantener al espectador emocionado, sin poder apartar los ojos de la pantalla, durante las dos horas que dura la magia que su director pone por obra sobrado de talento.

La película está llena de escenas maravillosas y sus tres protagonistas, Shinnojo, Kayo y Tokuhei, son tres hermosos personajes que han nacido para estar juntos para siempre en esa humilde casa y para ser eternamente amados por mi mirada emocionada.

jueves, enero 01, 2009


BARTLEBY

Siempre he considerado un gran talento, saber cuándo hablar y también saber cuándo callar. Por ello, nunca he entendido muy bien cuál es la polémica que rodea a J. D. Salinger, autor de "The catcher in the rye", que hoy cumple 80 años

En el siglo XIV, un fraile franciscano inglés llamado Guillermo de Ockham formuló su principio de economía, también llamado navaja de Ockham, que resumía el reduccionismo metodológico en el cual este hombre de dios era creyente. Según este principio, y cito a la wilkipedia (esperando que sea correcto): 

"Pluralitas non est ponenda sine neccesitate o la pluralidad no se debe postular sin necesidad. En su forma más simple, el principio de Occam indica que las explicaciones nunca deben multiplicar las causas sin necesidad. Cuando dos explicaciones se ofrecen para un fenómeno, la explicación completa más simple es preferible, es decir, no deben multiplicarse los entes sin necesidad."

O lo que es lo mismo, la explicación más simple es la que más probabilidades de verdad tiene... si lo que buscamos es no complicarnos la vida con las excepciones.

En el caso de Salinger, la explicación más simple es que no escribe porque no tiene nada más que decir.

El misterio de su silencio forma parte del misterio de su vida... y probablemente ni el mismo conozca la respuesta, pero lo único cierto es que Salinger, para mí, no sólo es grande por hablar sino tambien por callar.

En el años 2000, Enrique Vilá-Matas, uno de nuestros grandes escritores vivos, publicó un libro llamado "Bartleby y compañía". A lo largo de sus páginas, y a través de concretos ejemplos como Juan Rulfo o Robert Walser, el autor catalán arrojaba una lanza hacia la oscuridad del misterio de los autores que de pronto dejaban de escribir. Si mal no recuerdo, Salinger también formaba parte de ese elenco de misteriosos creadores mudos:

"A lo largo del ensayo, Vilá-Matas nos cuenta una variedad de historias de escritores que llegaron al silencio por la convicción de que no quedaba nada que decir, o quizás no les quedaban ideas, y otros escritores que escribieron pero luego destruyeron su obra, de la que tendríamos noticias por terceros. Incluso algunos que llegaron al silencio absoluto, o sea, al suicidio. Y el caso de escritores legendarios que, incluso en su afán de pasar desapercibidos y despreciando toda notoriedad, llegaron a cambiar de nombre decenas e veces, se hicieron pasar por otros, e incluso su propia esposa no llegó a saber bien con quién estaba casada (el caso de B. Traven, el escritor y guionista de El Tesoro de Sierra Madre, por ejemplo)."

Al final, Vilá-Matas interpreta ese silencio valiéndose de una cita de Oscar Wilde que no recordaba y que reproduce el artículo cuyo extracto arriba cito:

“Cuando no conocía la vida, escribía: ahora que conozco su significado, no tengo nada más que escribir” (Pág.141)

Y me vale esta frase para explicar ese silencio, la extrema sensibilidad del creador sobrepasada por la extrema capacidad del mundo para impresionarle, pero no para dar cuenta del misterio en que se convierten para nosotros en su silencio. Y ese misterio es el misterio del arte mismo que está siendo devorado por el progresivo proceso de mercantilización de todas las esferas de nuestra vida.

La frontera entre arte y mercado son cada vez más difusas. Obra literaria y best-seller cada vez están más cerca. Y es ahí donde ese silencio se convierte en un auténtico e inexplicable acto de libertad creativa.

Esperamos que los autores produzcan obras, los imaginamos como fábricas de historias. La lógica del mercado es producir y producir: historias, coches, cuadros, cepillos de dientes... La máquina no se detiene jamás y esa es la realidad de nuestro día a día en el que no hay espacio para la pausa, para el silencio de gente como Salinger o Walser o Rulfo.

No estoy seguro de que queramos saber las razones de su silencio. 

Quizás, lo que en el fondo deseamos es descubrir que en realidad no pasa nada y que los motivos de ese silencio que se nos aparece tan embarazoso son inanes.

Quizás, todos sospechamos que algo terrible sucede cuando el verdadero creador, capaz de modelar la oscuridad y traerla a la luz, calla.

Y ese silencio también nos habla.

Y su significado no está atado a ningún texto por lo que su capacidad para significar dentro de cada uno de nosotros es mayor. Es un abismo de incertidumbre que nos llama y en cuyo fondo estamos todos y cada uno de nosotros generando la alargada sombra de un sentido que sólo ellos son capaces de visnombrar.

Por éso, necesitamos que escriban. Sólo ellos pueden enfrentarse a nuestros demonios y clavarlos en la lógica de un texto con las agujas de sus palabras.

Fuera del texto, los demonios permanecen libres, proteicos, capaz de significar cualquier cosa a cada uno de nosotros, como una enfermedad sin cura.
LA EXTRAÑA QUE HAY EN TI

Neil Jordan es uno de mis cineastas favoritos. 

Desde su primera "Mona Lisa", que sigue siendo una de sus mejores películas, hasta esta "La extraña que hay en tí", que está entre las mejores de su obra, el cineasta irlandés nos ofrece un poético retrato del ser humano convirtiéndole en un misterio para sí y sus semejantes a través del descubrimiento de sus contradicciones.

Casi siempre Jordan ha abordado este misterio desde el punto de vista de la sexualidad, pero este tema no se agota en el descubrimiento de escondidas preferencias sexuales. Siempre hay más. Porque en el cine de Jordan la conciencia que los personajes tienen de si mismos es una delicada y eventual superficie translúcida en la que uno puede intuir abismales movimientos proteicos de angeles y demonios.

Hasta cierto punto, todas sus historias son viajes que sus personajes protagonistas hacen dentro de sí mismos y por el mundo. Partiendo de lo que en un concreto punto creen ser, sus personajes evolucionan, se transforman, escuchan o se dejan arrastrar por voces internas que también son ellos. Voces que les llevan a visitar noche tras noche el club en "The crying game", aproteger a la prostitua en "Mona Lisa" o a cambiar Irlanda por Londres en "Desayuno en Plutón".

En este sentido, Jordan es el cineasta del conflicto, de la interminable lucha por definitivamente ser que el hombre siempre mantiene consigo mismo y con el mundo hasta que llega el fin de sus días. 

Sus personajes, como el que interpreta Jodie Foster ene sta película, son valientes guerreros que luchan por ser ellos mismos en batallas no siempre predestinadas a la victoria, pero que, y en cualquier caso, deciden siempre pelear. 

En ellos el impulso a investigar toda la potencia que tienen en su interior es una fuerza imparable que les lleva siempre demasiado lejos.

"La extraña que hay en tí" es paradigmática y clave pues Jordan explora las limitaciones de su discurso confrontándolo con las limitaciones y prescripciones de lo social. Tras ser atacada y violada, y con su novio asesinado por sus atacantes, el personaje de Jodie Foster descubre en su interior, primero, a un ser asustado y después, para escapar de ese miedo, a una vengadora justiciera que enlaza directamente con el insaciable animal que todos llevamos dentro. Y nuestra sociedad es una estructura compleja para cuya existencia necesita reprimir el primigenio egoísmo de ese animal.

En realidad, sólo hay dos personajes en la película. El "animal" vengador que representa Foster y el policía, agente de las limitaciones que impone lo social, que interpreta Terrence Howard. Y durante la película ambos se descubren el uno al otro y también, dentro de sí mismos, la presencia el opuesto pesando y artrastrándoles hacia la otra dirección.

El resultado, en un maravilloso y emocionante final, será una especie de compromiso de carne y sangre que les unirá probablemente para siempre.

¡Maravillosa!