sábado, enero 24, 2009
viernes, enero 23, 2009
jueves, enero 22, 2009
Y ahora resulta que el discurso de investidura de Barack Obama es un discurso social-demócrata puro... como el suyo, por supuesto.
Nuestro presidente se ha preocupado de que tengamos ese pequeño detalle bien claro, mucho más claro que el modo en que su gobierno va a afrontar la crisis... Creo que ya vamos por el plan E.
El objetivo es la transferencia simbólica de valor, rebañar todo lo posible la energía de otros (cuyos discursos jamás podrá hacer porque su rollo es otro), generar una burbuja inmobiliaria a partir de la imagen de Obama y explotarla como un parásito hasta que se agote.
En el ámbito de lo inconfesable, se trata de ser visto como el equivalente de Obama, su homólogo natural (como su suele decir). Obama es uno de los míos y no de los suyos. Eso es lo único que le importa a nuestro mediocre presidente. Vampirizar imágenes, colonizar mensajes, vivir del cuento en un país donde nos gustan los cuentos de malos y buenos, de míos y otros, más que a un tonto una tiza.
Y él lo sabe bien.
Sabe que en este país cuya opinión pública la controlan artistas y cantantes va a funcionar mejor estar a la simbólica sombra de Obama, capitalizar su poder como icono en nuestro país, que construir un discurso sombrío, avisando de los riesgos, señalando los problemas y apelando al esfuerzo colectivo... El discurso que haría nuestro Obama de existir.
Pero la culpa no es de él.
La responsabilidad está en todos nosotros, que concebimos la política de la misma forma que concebimos el futbol, mediante adhesiones inquebrantables que van más allá de la razón y él lo entiende bien y lo primero que hace es insertar la imagen de Obama en nuestro maniqueo universo simbólico de filias y fobias.
Es de los nuestros... no es de los suyos. Por encima de su serio mensaje responsable, éso es lo único que importa en este país... desde dónde se habla y no lo que se dice.
Es horrible, pero Zapatero sólo es nuestro monstruo.
Así nos va... y la culpa nunca ha sido del gobierno.
miércoles, enero 21, 2009
Es una buena película, "This is England".
Por encima de todo, la película es una inmersión descriptiva en los mecanismos sociales y psicológicos que conducen a la marginación y, dentro de ella, a las conductas violentas.
Su protagonista, Shaun, es un niño de 12 años cuyo padre ha muerto en la guerra de las Malvinas y del que casi todo el mundo abusa. Su debilidad es evidente para todos, debilidad manifestada de modo metonímico en unos ridículos pantalones pasados de moda. Todo el mundo parece no tener el menor problema en abusar de él usando esos pantalones como punto de partida para la humillación.
La pertenencia a un grupo de skinheads le hará recuperar la autoestima por vía de su reconocimiento como individuo que forma de parte de un grupo.
La llegada de Combo, recién salido de la carcel, convertirá al grupo de gamberros en algo mucho más peligroso y violento. Trazará una línea de saliva escupida que sólo los más perdedores del grupo de gamberros se atreverán a pasar. Los más perdedores... y Shaun.
Combo ve en Shaun un retrato de lo que el fue y el espectador ve en Combo un posible futuro de Shaun, al que éste, necesitado de cariño y por vía del afecto que genera en Combo, se entregará totalmente sin saber exactamente dónde se está metiendo.
Para mi gusto, lo mejor de la película es la presentación de momentos cruciales en los que uno decide hacia donde ir, qué hacer y en ese desfile de momentos Shaun danza, sin saberlo, sobre el peligroso alambre de espino que separa, como una frontera, las conductas marginales de las que no lo son tanto.
En este sentido, Combo se convierte en una especie de sol negro y oscuro que con su fuerza de gravedad constantemente intenta atraer a Shaun al pozo negro en que se encuentra y del cual ya no es capaz de salir.
Las sucesivas decisiones que Shaun irá tomando se convertirán en un proceso de rápida maduración que harán de le un niño-hombre... porque al final, es mentira que sean los demás quienes deciden sobre el destino de un individuo.
La decisión siempre le corresponde al propietario de ese pasado, de ese presente y de ese futuro. El final de la película es una buena prueba de ello.
domingo, enero 18, 2009
sábado, enero 17, 2009
viernes, enero 16, 2009
(El trabajador, Ernst Jünger, Fragmento, pp 93.94)
jueves, enero 15, 2009
Es muy decepcionante comprobar el poco grado de ilustración que tiene el nivel de debate en nuestra opinión pública... Por condenar el error de Israel nos echamos en brazos de un monstruo devorador de carne llamado Hamas y salimos a la calle defendiendo a asesinos, también, de mujeres y niños.