domingo, mayo 03, 2009

BOCHINI

"En 1986, ya con 32 años, Maradona exigió que su ídolo fuera convocado. Y Bilardo dejó que Bochini jugara los últimos cinco minutos contra Bélgica. Cuando El Bocha saltó al césped, El Pelusa le rindió honores. Hay dos versiones de la frase con que le dio la bienvenida. Según una, Maradona dijo: "Dibuje, maestro". Según otra, Maradona dijo: "Pase, maestro; estábamos esperándole". Ése fue el final de la carrera internacional de Bochini, que en 1976 marcó a Peñarol un gol muy parecido al célebre gol que Maradona marcó a Inglaterra."
(Enric González)

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"Un buen amigo me pasó la cuarta temporada de The wire (nada de descargas: producto legal) y, si no me exige que se la devuelva ya, la veré por segunda vez. Me manejo pasablemente en inglés, pero tengo que acudir a los subtítulos; conozco Baltimore, pero se me escapan muchas de las referencias; permanezco concentrado ante la pantalla, pero me pierdo algunos detalles de la trama, endiabladamente sutil. Me parece una de las mejores series de todos los tiempos, una auténtica obra maestra. "
(Enric González)



Amen!

Es una pena que ya no pueda volver a ver por primera vez ninguna de sus cinco temporadas...
DAVID BYRNE

Everything that happens will happen today....


MICHAEL CLAYTON

En algún momento, durante la película, todos los personajes principales de este "thriller" se miran al espejo. A veces les gusta, a veces no y casi siempre no saben qué están mirando... hasta que subitamente se descubren.

Estos momentos me parecen esenciales, porque Michael Clayton es una película sobre la conciencia, sobre el hecho de mirarse... y de repente ver.

Toda la relativamente compleja trama gira en torno al desagradable descubrimiento de uno mismo convertido en un otro, sobre la necesidad de dejar de ser y buscar otro camino en el que encontrarse en el espejo un reflejo más amable.

Las decisiones que vamos tomando a lo largo de nuestra vida quizá terminan apartándonos de aquel que debiéramos ser. Nos convierten en pequeños o grandes monstruos que un día se nos aparecen a la terrible luz de la implacable conciencia de uno mismo, de su deber ser.

Arthur Edens, un implacable abogado de Nueva York, sufre ese negro deslumbramiento cuando ya no puede soportar más el contacto con la verdad del mal que está haciendo. La empresa cuyos intereses ha venido defendiebdo durante años es responsable de un herbicida asesino. 

Y por obra de ese descubrimiento, Edens, magnificamente interpretado por el estupendo Tom Wilkinson, empieza a ser disfuncional como peón en el geométrico tablero del juego de intereses que durante años ha venido jugando.

Para resolver las inconsistencias y vibraciones que el comportamiento de Edens empieza a producir, el bufete recurre a Michael Clayton (George Clooney), una especie de Señor Lobo que limpia, pule y abrillanta todos esos desordenes que se producen en la frontera entre el bien y el mal.

El descontrolado Edens se convertirá en un problema que Clayton no podrá manejar, porque la llamada a la conciencia que desesperadamente aquel le reclama encontrará, como no podía ser de otra forma, ecos de conformidad en la conciencia que Clayton tiene de su propia vida y de sí mismo.

"Michael Clayton" es una película de guionista, y se nota en la solidez de la historia y de los personajes. 

Supone el debut como director de Tony Gilroy y el resultado es brillante.

2-6

No podía ser de otra forma.

El mejor Barça de la historia hizo lo que tenía que hacer. En una espectacular tarde de fútbol sentenció la liga masacrando a su máximo rival en su propio campo.

Ya nada se puede objetar. Todos los que vieron el partido lo saben.

El deporte tiene estas cosas. No sólo como pasó en la final del mundial de rugby de 1995 se convierte en el más importante vehículo de emociones que van más allá de lo físico y que tienen que ver con una trascendencia casi religiosa, y desde luego pagana, sino que también enfrenta a los contendientes con las propias limitaciones, que fue el caso del Real Madrid... Y en el caso de no haberlas, como fue el caso del Barcelona, proyecta al ganador hacia el cielo de la victoria como un ruidoso cohete disparado a discrección por un loco hacia las estrellas.

El juego del Barcelona fue espectacular. En todo momento el balón fue suyo de la mano de un Xavi, un Iniesta y un Piqué absolutamente imperiales. Balón que administraban con inteligencia, moviéndolo constantemente hacia los lugares donde más daño hacía a la defensa del Real Madrid, buscando con paciencia a unos ejecutores, Henry y Messi, que jamás tardaban más de tres pases en enencontrar. Así, y casi siempre que llegaba, el Barcelona fue letal. Hasta el punto que, de no ser por Casillas, el único jugador del Real Madrid que podría jugar en el actual Barcelona, la derrota podría haber tenido colosales dimensiones históricas de derrota humillante... Y eso que con estos seis goles ya la tiene.

El loco esfuerzo del Madrid mantuvo la duda quince minutos, pero enseguida, y por puro peso específico de talento y jugadores, la balanza se decantó del lado barcelonista que llegaba casi sin esfuerzo al área de Casillas.

Frente a los barcelonistas el Madrid puso sobre el terreno de juego una loca apelación a la épica que se vió incrementada por el gol de Higuaín que abrió el marcador. Para mi gusto, lo peor que pudo pasarle al Madrid fue marcar ese gol que le reafirmó en una estrategia que no era otra cosa que un juego de la ruleta rusa con las seis balas cargadas en el tambor del revolver.

Es difícil jugar contra el Barcelona, quitarle el balón, plantarle cara, especialmente si el equipo quiere y anoche quería. Deseaba sentenciar la liga en el campo del más directo rival. Pero el Real Madrid quizá optó por la peor de las opciones posibles.

Unos pocos días antes, el viejo zorro de Guus Hiddink había conseguido que su Chelsea saliera vivo del Nou Camp poblando el centro del campo de primeros guerreros como Ballack, Essien, Lampard y Obi Mikel. Pero el Madrid se presentó con un centro del campo en inferioridad numérica ante el talento del Barcelona. Ni Robben ni Marcelo prestaron el necesario apoyo a los solitarios Gago y Diarra, una vez que se proyectaban en ataque, para intentar recuperar el balón. Ni Raul, perdido en la trampa de su propia mentira, bajó a apoyar a sus centrocampistas.

Así, la presión del Madrid fue inútil. Los jugadores blancos se vaciaron persiguiendo el balón y a los jugadores del Barcelona por todo el campo. 

El equipo enseguida se rompió, se descompensó.

El resultado fue que el cesped del Bernabeu se convirtió en un territorio sobre el que los arquitectos del Barcelona trazaban con tiralíneas sus precisos pases mortales.

El resultado fue una de las derrotas más humillantes de toda la historia del Real Madrid, una derrota que debería hacer pensar a los madridistas en las razones de la distancia que les separa de los grandes equipos europeos.

Felicidades, Barcelona!

viernes, mayo 01, 2009

EL FACTOR HUMANO

A veces la realidad es tan increíble que parece ficción.

En "El factor humano", John Carlin, su autor, nos cuenta el modo en que Nelson Mandela se encargó de generar la nueva Sudáfrica usando el campeonato del mundo de rugby celebrado en 1995 como momento culminante.

Tras más de un cuarto de siglo entre rejas, lo único que Mandela no tiene para sus carceleros es odio. Todo lo contrario. Con una sonrisa, y la palabra justa que cada preciso momento necesita, está dispuesto a apelar a los corazones de todos los afrikaaners, empezando por sus líderes y terminando con el último habitante del rincón mas reaccionario de la república austral.

Poco a poco, reunión tras reunión, fue ganándose a toda la cúpula política del gobierno sudafricano. Hábil estratega, mediante su sonrisa siempre dispuesta y la mano siempre tendida les ofreció una salida al mismo tiempo que se encargó de disipar todos sus miedos, el mayor de ellos era acabar lanzados al mar por las masas negras a quienes durante tanto tiempo les habían negado la condición humana.

Pero también tuvo que ganarse a los de su propia raza. Ante ellos se encargó de generar un retrato del oponente blanco, de conferirles una imagen humana encontrando algo bueno en ellos y elevarlo a la enésima potencia. Analizando la situación siempre desde el lado humano y poniendo toda su vida pasada en la lucha en la balanza cuando fue necesario, porque sus palabras no terminaban de funcionar.

Y todo, la visión, la estrategia, los tiempos y los ritmos son sólo suyos.

Sobre la espalda de este anciano expresidiario descansaba un constructivo futuro para su país y el viejo tenía un plan. El periodista John Carlin nos lo cuenta.

No parece real el Mandela de John Carlin y sin embargo lo es. En youtube puedes verle vistiendo la camiseta verde de los Springbok, saludando a un público de blancos y negros que asistían a la final de un deporte que hasta hacía apenas diez años sólo era para blancos y era odiado por los negros.

Todo el trabajo de Mandela necesitaba de un momento cumbre, de una catarsis en que lo emocional saliera y fue esa final de 1995 el momento culminante de su obra... Y todo pendiendo de un hilo, porque el equipo sudafricano se enfrentaba a la mejor selección de la historia del rugby y, en ella, comenzaba a despuntar, el que ha sido el mejor jugador de la historia de este deporte Jonah Lomu. Y todo tras dos prórrogas de diez minutos, en un partido sin ensayos y con la ruptura definitiva a cuatro minutos del final... Los titulares de la prensa local hablaban de los boks enfrentados al Himalaya neozelandés... Pero se ganó. 

El circulo se cerró.

Era un equipo, era un país.

La leyenda nunca fue tan real.

Las páginas de "El factor humano" de John Carlin lo demuestran.



"People should focus on the fact that it was a good game played with honour..."


jueves, abril 30, 2009

EL ASESINATO DE JESSE JAMES POR EL COBARDE ROBERT FORD

No es una emoción fácil de describir la que muestra este Jesse James vestido de blanco y negro. En él abunda el sentimiento de hastío ante una manera de vivir que de pronto se ha convertido en un callejón sin salida.

En algún momento se cruzó la línea que define el punto de no retorno más allá del cual ya es demasiado tarde para todo. La vida está llena de ellas. Quizá cuando su hermano Frank se marchó al Este debío de ser el momento de dejarlo, pero quién sabe cuándo es el momento oportuno para abandonar. No es fácil ser tan listo.

Pero también se intuye sobre las espaldas de James la invisible pero cada vez más pesada carga de la púrpura de la leyenda. Como si progresivamente dejara de ser él mismo para convertirse en ese otro del que todos hablan, al que todos indistintamente admiran y temen. Un sentimiento extraño sentir que uno ya no se pertenece a sí mismo sino a todos...

Alienación, cansancio, por todas partes la impresión cada vez más acuciante de una ausencia imposible de llenar, la de uno mismo, sea quién sea... "El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford" ofrece el retrato melancólico de una lenta caída en el vacío.

Poco a poco, el Jesse James que tan brillantemente interpreta Brad Spitt termina convertido en el molde vacío de una leyenda. En algún momento, hubo un hombre en su interior, pero ahora ya no hay nada. Un fantasma que constantemente necesita del miedo o de la admiración de los otros para saber que aún sigue existiendo. 

En este sentido, resultan memorables las secuencias en que James disfruta poniendo entre la espada y la pared a los miembros de su banda, preguntándoles, hostigándoles, observándoles, provocando sus risas, haciéndoles callar... De algún modo ese terror ante el poder absoluto de su leyenda necesita ser convocado. No existe otro James que ése que le devuelven los otros y que cada vez está más lejos del cuerpo abandonado que observa desde el otro lado de la situación.

Así, la muerte será un simple trámite. La mera constatación de un hecho que hacía ya tiempo que venía sucediendo de forma continuada en el tiempo.

La liberación de un incomprensible peso... y, por fin, la leyenda existiendo libre de pruebas físicas que en algún momento pudieran llegar a contradecirla.

miércoles, abril 29, 2009

DÉJAME ENTRAR

Hay películas que te gustan, que reconoces que están bien y que estarías dipuesto a volver a ver cuantas veces fueran necesarias y hay otras que te llegan, te conmueven intensamente con sus mancias y sus artes. "Déjame entrar" entra dentro del segundo grupo. Por derecho propio entra a formar parte de mi imaginario y simbólico panteón (nunca mejor dicho) de películas inolvidables y favoritas.

Los caminos de "Déjame entrar" son pistas apenas transitadas dentro del género de terror al que aparentemente parece adscrita por su temática. Es cierto que hay vampiros... pero también una brutal fisicidad, bastante desagradable, en todo lo que tiene que ver con la carne y la sangre, pero también, entre tanta oscuridad hiperbórica, brilla la historia de un encuentro entre dos seres diferentes y distintos, que se encuentran solos en un mundo de iguales.

Es este contraste entre brutalidad y sensibilidad lo que más me fascina de esta hermosa historia de amor loco con la soledad como helado espacio sobre el que edificar una espacio para la calidez de un acuerdo que va siendo más y más intenso, en contra de lo que para cada uno de los dos debiera ser lo correcto.

Entre tanto lugar común e inmerso en el interminable baile de las mismas imágenes de siempre, agradezco más que nada el mundo el asombro y la emoción que me ha proporcionado la visión de "Déjame entrar". 

Lo único que siento es que ya no podré verla por primera vez nunca más.
"Cuando faltaban dos minutos y Sudáfrica resistía con un 19 a 15, un francés de origen marroquí, tan enorme como Kobus Wiese, llamado Abdelatif Benazzi, pensó que había plantado el balón al otro lado de la línea, lo que habría supuesto el ensayo de la victoria. En lugar de ello, el árbitro concedió a los franceses una melé, los ocho jugadores más grandes de cada equipo enfrentados uno contra otro en formación de tortuga, a cuatro metros y medio de la línea sudafricana. Si los exhaustos Bleus empujaban a los exhaustos Springboks al otro lado de la línea, el partido estaría acabado. Francia estaría en la final. El torneo habría acabado para la Nación Arcoiris. Los Springboks estaban a punto de ir a asumir sus posiciones en la melé cuando Kobus Wiese, con sus 1,93 metros de estatura en la segunda fila de la sala de máquinas de la melé, lanzó un grito de guerra que espoleó a sus compañeros. Se dirigió a su mejor amigo, Balie Swart, el delantero base en la primera fila, y le dijo: Mira Balie, en esta melé no puedes retroceder. Puedes ir hacia delante, puedes ir hacia arriba, puedes ir hacia abajo o puedes caer ¡Pero no vas a retroceder!
Los Springboks no retrocedieron y Sudáfrica pasó a la final..."
(El factor humano, John Carlin)
 

martes, abril 28, 2009

DAVID BYRNE

Once in a lifetime...




Life is long...


I feel my stuff...


DAVID BYRNE

El legendario lider de los Talking Heads nos ofreció ayer en Madrid un maravilloso concierto inolvidable.

En él, repaso temas de su último disco y de toda su discografía deleitándonos con un espectáculo energético, brillante y, lo que es más importante, lleno de alegría y buen rollo.

Sobre el escenario del teatro Lope de Vega se desarrolló una calculada locura de bailarines, músicos y cantantes en el que uno no terminó de saber muy bien quién cantaba, bailaba y tocaba pasándose unos a otros el relevo de la propia tarea.

El público acabó loco, contagiado por esa alegría y buen rollo que el escenario emitía como un enorme sol blanco. Porque, y para mi gusto, lo mejor que tiene la música de Byrne es esa vibración vital que el espectáculo consiguió transmitir de principio a fin. Como bien titula en su último disco everything that happens will happen today.

A sus casi sesenta años, Byrne está en plena forma.



domingo, abril 26, 2009

LA HABITACIÓN DE FERMAT

Para mi gusto, las mejores cosas que se están produciendo en el cine español se están haciendo desde el género. Me vienen a la cabeza ejemplos como "La caja 501", "La noche de los girasoles", "El laberinto del fauno" o esta "La habitación de Fermat" que se mueve dentro de los esquemas del thriller de misterio sin mayores ambiciones que contar una historia y contarla bien... que no es poco. La verdad.

Salvo francotiradores como Jaume Balagueró, Antonio Hernández o Fernando León, el cine español ha pecado siempre de querer ser algo más que cine y, a mi entender, es ahí una de las principales razones de sus males. 

El cine español casi siempre ha querido imponer las historias a su público. Ha querido ser un cine "dirigido" y esa es una elección muy arriesgada cuando en el mercado te enfrentas a un competidor como el norteamericano. Algo así como enfrentarse a Chuck Norris con un sólo brazo y habiendo aprendido karate por correspondencia. Demasiado difícil.

Perdido en el laberinto de si mismo, el cine español ha abusado del concepto de autor hasta la extenuación olvidándose de que el cine es un acto social que implica a un autor y a un espectador. Ha querido reinventar las reglas de un juego que sólo puede jugarse de una determinada manera y salvo excepciones como la comedia madrileña en los ochenta o el trash-realismo mágico del primer Almodóvar o incluso el primer Garci ha concentrado la mayor parte de sus esfuerzos en un discurso solipsista e idealista en el que la gran mayoría del público español jamás se ha reconocido.

La excepción del autor con mirada propia se ha convertido en imposible norma en un cine donde todos aspiran a ser Bergman o Fellini.

Afortunadamente, estas pequeñas gotas que caen con cuentas gotas sobre el desierto me reconcilian con el cine español.

"La habitación de Fermat" se limita a contar una historia de misterio con las matemáticas como fondo y lo hace, para mi gusto, perfectamente tanto en fondo como en forma.

Cuatro matemáticos son citados por un misterioso anfitrión a una no menos misteriosa velada en la que deberán demostrar el ingenio deductivo que precisamente les ha llevado hasta un apartado lugar donde les espera una habitación que en realidad no será tal... La película se sigue con la mayor de las atenciones en la deducción de los enigmas que los matemátiucos deben resolver para salvar sus vidas.

Estupenda... Y eso que hay matemáticas de por medio.

"Brilla dentro de mi aquello que ignoro. Y sin embargo brilla."

(Del inofensivo, del esperanzado, del intrépido, fragmento. Elegías de Exópetra. Odysseas Elytis)
IDIOCRACY

Tan sencillo como ésto: "Idiocracy" es una pequeña joya
que rebosa de sentido del humor por sus cuatro costados.

El punto de partida ya es divertido.

Las leyes de la evolución de han invertido y los más aptos ya no son quiénes consiguen sobrevivir y transmitir su material genético. El resultado será un mundo idiota y absurdo que un no demasiado brillante soldado del ejército de los Estados Unidos descubrirá tras despertar de un experimento de hibernación al que ha sido sometido.

El humor de la película no es precisamente fino, pero en todo momento subyace en el fondo de todo lo que sucede una elemental ironía que inspira todos los devenires y situaciones convirtiendo a "Idiocracy", en casi todos sus momentos, en una experiencia muy divertida.

Lo peor es que cuando dejo de reir puedo llegar a creerme que su premisa inicial esté comenzando a ser cierta.


sábado, abril 25, 2009

AHORA O NUNCA

El mejor momento de Rob Reiner como director fue el final de la década de los ochentas y principios de los noventas del siglo pasado. En aquella época encadenó una serie de películas llenas de encanto e interés siempre dentro de las claves del cine comercial: "Stand by me" (1986), "La princesa prometida" (1987), "When Harry meets Sally" (1989), "Misery" (1990) y "A few good men" (1992). A partir de aquel momento su carrera se diluye en apariciones como actor, trabajos televisivos y, para el cine, una serie de melodramas, para mi gusto fallidos, cuya última edición es "Ahora o nunca".

En ella dos enfermos de cáncer, interpretados con simple corrección por Jack Nicholson y Morgan Freeman, descubren una amistad mutua en las puertas de una muerte que parece segura. Uno de ellos Carter Chambers (Morgan Freeman) decide llevar adelante la realización de una lista de deseos que en un momento de terminado de su vida un profesor de filosofía les sugirió hacer. La presencia del millonario y extravagante Edward Cole (Jack Nicholson) le servirá de gran ayuda como impulso para la realización de esos sueños. 

Durante el viaje ambos descubrirán a través del otro qué es lo realmente importante...

Como todas las últimas películas de Reiner, "Ahora o nunca" es blanda, suave y en ciertos momentos ligeramente amarga, como un Martini mal hecho. 

Reiner se rodea del talento de Nicholson y Freeman, ambos por debajo de sus posibilidades, demasiado fríos y poco motivados, para intentar hacernos reir y llorar, buscando que el propio espectador tache de su propia lista de deseos unas cuantas carcajadas y unas cuantas lágrimas antes de que la película termine.

El resultado sólo funciona a medias porque la película no termina de llegar, carece de la suficiente autenticidad como para hacerlo, como si un enorme plastico recubriera todas las palabras, miradas y emociones que se vehiculan a través de ellas. Y los buenos momentos que, sin duda, la película tiene no resultan suficientes.

Por otro lado, y ya en lo personal, la historia tiene para mi un punto de interés desde el punto de vista conceptual.

A principios de este siglo, el norteamericano Jeremy Rifkin escribió un libro, a mi entender esencial, llamado "La edad de acceso". En él, y en otras cosas, Rifkin argumenta que si algo caracteriza a nuestra época es la presencia del capitalismo con su ciega lógica de la acumulación en todos las esferas de nuestras vidas.

Si antes sólo se circunscribía a lo económico, ahora está en todas partes. En la cultura, en el ocio, en la esfera d elas relaciones personales.... y finalmente en nuestras propias cabezas. Y esta manía acumulatoria que suponen las listas es un buen síntoma de su existencia en nuestras conciencias de esa enfermedad. 

La necesidad de acumular imágenes y experiencias, de viajar a mil y un lugares diferentes y acumular las fotografías en nuestros álbumes, de conocer a mil y un personas y acumular sus rostros en nuestra memoria creo que se resumen en esa lista que Chambers elabora... y curiosamente aquello que ambos realmente necesitan no aparece escrito en ella.

Pero, y finalmente, ambos terminarán descubriendo la naturaleza de su verdadera lista. 

En ella sólo encontrarán una o como máximo dos cosas qué hacer... porque, y en realidad, y que en verdad nos importen, hay muchas menos cosas que ver y hacer de las que nos pensamos. 

martes, abril 21, 2009

"Qué sucede si
se regresa a la tierra lejana de la memoria
y refleja escenas que van a suceder
en un tiempo insospechado..."

(Odysseas Elytis, Dignum Est y otros poemas: Tres poemas con bandera de oportunidad, fragmento)
"Entonces, cuando yacíamos
abrazados frente a la ventana
abierta a la ladera de los olivos (dos
semillas desnudas dentro de un fruto que el verano
ha abierto violento, y que se llena
de aire), no teníamos recuerdos. Éramos
el recuerdo que tenemos ahora. Éramos
esta imagen. Los ídolos de nosotros,
para la sumisa fe de después"
(Idolos. Las mujeres y los días, Gabriel Ferrater)

INOLVIDABLE

Nkosi sikelel'i Afrika...



Y luego 36-0 a los hijos de su majestad...
LA SOMBRA DEL PODER

Estoy absolutamente convencido de que Russell Crowe es  (y será) uno de los grandes. Su capacidad para cargarse una película a sus espaldas se me antoja pasmosa. Incluso, una como ésta en la que Crowe no parece poner el 100% de la carne en el asador limitándose a estar, a dar las réplicas, funcionando con un piloto automático que ya quisieran para si mismos muchos otros actores.

En "La sombra del poder" Crowe interpreta a un periodista un tanto heterodoxo que, por una serie de circunstancias, entra en contacto con una peligrosa historia relacionada con las alcantarillas de Washington y que implica a uno de los pocos amigos que le quedan, interpretado por Ben Affleck. El personaje de Affleck es un congresista que dirije una comisión que investiga a las agencias de seguridad privadas que el gobierno norteamericano viene utilizando para las guerras en el exterior desde finales del siglo pasado.

El planteamiento es interesante y forma parte de un género que me gusta y que ha dado grandes películas a la historia del cine: "Tempestad sobre Washington", "El mensajero del miedo", "Los tres días del condor", "Último testigo" o " El informe pelícano".

Héroes individuales quemados por el sol de informaciones que revelan corrupciones y complots, intentando luchar contra los ciegos y demoledores mecanismos de un poder que parece omnímodo cuando sus detentadores se encuentran en riesgo. Héroes que se la juegan por algo llamado "verdad" que, más que una realidad, es un espejismo que nunca termina por revelar su verdadera condición.

En este sentido, el personaje de Crowe se expresa dentro de las mismas claves movido por el interés profesional y también por la amistad. Y del mismo modo que su personaje protagonista la película se desplaza con eficacia por los carriles del género: asesinatos, giros argumentales, personajes claves con confesiones imprescindibles, personajes que no son lo que parecen, mentiras, fotografías, dosieres y cintas de audio y video... No ofrece nada nuevo, pero lo que ofrece lo presenta bien, con el suficiente interés como para que la película se siga con atención hasta el final.

Y parte importante de ese mérito corresponde a Crowe porque no estoy seguro de que la película hubiera funcionado de la misma manera sin él, sin su inmenso talento magnético y casi animal para interesar y hacer interesante.

Quizá, sin él, los defectos de la película (que están presentes) serían mucho más patentes.

Por un lado, la película es una adaptación de una miniserie de la BBC y se nota. Hay demasiada información. Pasan demasiadas cosas y la trama correspondiente al giro final casi se queda sin espacio de tiempo para ser desarrollada no quedando muy claro para mi gusto el papel que juega la mujer del congresista (magnifica y bella como siempre Robin Wright Penn).

Otra consecuencia de ese exceso de información es que se descuiden personajes cuya participación resulta puntualmente esencial en la trama y de quienes carecemos de información suficiente como para entender sus motivaciones. Especialmente, el personaje del asesino no termina de entenderse bien en su decisión final y también el personaje de la mujer del congresista, sobre todo a la luz de la última trama, la que se revela en el giro final. 

Y ya, para terminar, y en lo personal, el último giro final no termina de convencerme del todo. Sucede demasiado rápido, sustentado por un desliz en un comentario casual, y enseguida, tras casi dos horas de meticulosa y cuidadosa investigación, todo se revela y la película desemboca cuesta abajo y a tumba abierta hacia su final. No se... Ahora que teníamos a la siniestra multinacional contra las cuerdas...

De todos modos, la película no es en absoluto despreciable. Puede verse. Entretiene y sale Russell Crowe (Y Helen mirren y Robin Wright-Penn también) ... aunque será olvidada con rapidez. 


lunes, abril 20, 2009

LADYSMITH BLACK MAMBAZO

Hello, my babe!