"Resulta instructivo señalar que cuando los antropólogos estudian la historia del intercambio, encuentran que el intercambio social casi siempre precede al comercial. Los habitantes de las islas Trobriand tomaban parte en un elaborado intercambio comercial de conchas, trasladándose a menudo a grandes distancias en canoa, transportando obsequios de una isla a otra, como forma de consolidación de los vínculos de confianza social. El intercambio comercial en las islas Trobriand venía precedido siempre de un intercambio social, confirmando una vez más la antigua constatación de que el capital cultural precede al comercial, de que el comercio es una extensión de las relaciones culturales y de que, consecuentemente, no es una institución primaria en los asuntos de la humanidad."
(Civilización empática, Jeremy Rifkin)
miércoles, enero 11, 2012
martes, enero 10, 2012
"Toda religión ofrece la promesa de vencer el tiempo, de escapar de él, de
dominarlo, de reeditarlo o de negarlo por completo. Usamos las religiones
como vehículos para llegar al estado de nirvana, al reino de
los cíelos o a la tierra prometida. Creemos que el renacimiento, la reencarnación o la resurrección nos permitirán superar la inevitable muerte biológica.
Nuestra búsqueda espiritual de la inmortalidad empezó a dejar paso a una búsqueda mucho más laica a finales de la Edad Moderna. Los grandes pensadores de la Ilustración plantearon la idea radical del progreso humano con una visión de la inmortalidad terrenal que era totalmente nueva para la civilización occidental.
El progreso era una idea nueva y revolucionaria de la que había pocos precedentes. En esta nueva visión, el tiempo ya no era un medio para preparar el segundo advenimiento de Cristo, sino un medio para plasmar la nueva idea temporal del progreso. Creer en el progreso es creer en un futuro que siempre mejora y, sobre todo, perdura. El progreso no tiene fin. Es incontenible, implacable. Nos lleva hacia un futuro donde no hay
límites ni fronteras, un futuro infinitamente expansivo e «intemporal». Esta imagen nueva del futuro está empapada de materialismo. El progreso material es nuestro pasaje a la inmortalidad, la forma de engañar a la
muerte, de superar una existencia fugaz. La ciencia y la tecnología se han convertido en el nuevo medio de lograr la salvación."
los cíelos o a la tierra prometida. Creemos que el renacimiento, la reencarnación o la resurrección nos permitirán superar la inevitable muerte biológica.
Nuestra búsqueda espiritual de la inmortalidad empezó a dejar paso a una búsqueda mucho más laica a finales de la Edad Moderna. Los grandes pensadores de la Ilustración plantearon la idea radical del progreso humano con una visión de la inmortalidad terrenal que era totalmente nueva para la civilización occidental.
El progreso era una idea nueva y revolucionaria de la que había pocos precedentes. En esta nueva visión, el tiempo ya no era un medio para preparar el segundo advenimiento de Cristo, sino un medio para plasmar la nueva idea temporal del progreso. Creer en el progreso es creer en un futuro que siempre mejora y, sobre todo, perdura. El progreso no tiene fin. Es incontenible, implacable. Nos lleva hacia un futuro donde no hay
límites ni fronteras, un futuro infinitamente expansivo e «intemporal». Esta imagen nueva del futuro está empapada de materialismo. El progreso material es nuestro pasaje a la inmortalidad, la forma de engañar a la
muerte, de superar una existencia fugaz. La ciencia y la tecnología se han convertido en el nuevo medio de lograr la salvación."
(Civilización empática, Jeremy Rifkin)
FAIL SAFE
Basada en una novela escrita por Eugene Burdick y Harvey Wheeler, "Fail safe" es un potente drama con la guerra fría como fondo.
"Fail safe" puede traducirse por "a prueba de errores"; un sistema que es "fail safe" es aquel que está construido incluyendo en su propia estructura la previsión y la resolución de errores.
Y así, "fail safe", es el sistema de defensa que los norteamericanos han construido contra los soviéticos.
Todo está sistematizado, protocolizado de manera que la presencia del error humano o inhumano sea tan mínima que parezca improbable, pero precisamente lo que nos cuenta la película es la realización de esa probabilidad ante el asombro de sus creadores.
Un pequeño error de un componente electrónico desencadenará un ataque aire-tierra con armas nucleares estratégicas por parte de los norteamericanos contra Moscú. Y el drama está en que ese sistema "fail safe" demostrará su eficacia y se volverá una trampa imposible de revertir.
"Fail safe" no es exactamente una película, sino, en la línea de los primeros años de la televisión, es una representación filmada en directo -más bien realizada- por el británico Stephen Frears y protagonizada por un espectacular elenco de buenos actores que con su talento contribuyen a hacer de esta obra un soberbio espectáculo dramático lleno de tensión.
Harvey Keitel, Richard Dreyfuss, Sam Elliott, James Cromnwell, Brian Dennehy... Todos están estupendos.
La guerra fría y sus planteamientos estratégicos de disuasión basados en la acumulación de armas nucleares han quedado afortunadamente atrás, pero su radical locura sigue ahí retratandonos radicalmente.
Merece la pena verla.
Basada en una novela escrita por Eugene Burdick y Harvey Wheeler, "Fail safe" es un potente drama con la guerra fría como fondo.
"Fail safe" puede traducirse por "a prueba de errores"; un sistema que es "fail safe" es aquel que está construido incluyendo en su propia estructura la previsión y la resolución de errores.
Y así, "fail safe", es el sistema de defensa que los norteamericanos han construido contra los soviéticos.
Todo está sistematizado, protocolizado de manera que la presencia del error humano o inhumano sea tan mínima que parezca improbable, pero precisamente lo que nos cuenta la película es la realización de esa probabilidad ante el asombro de sus creadores.
Un pequeño error de un componente electrónico desencadenará un ataque aire-tierra con armas nucleares estratégicas por parte de los norteamericanos contra Moscú. Y el drama está en que ese sistema "fail safe" demostrará su eficacia y se volverá una trampa imposible de revertir.
"Fail safe" no es exactamente una película, sino, en la línea de los primeros años de la televisión, es una representación filmada en directo -más bien realizada- por el británico Stephen Frears y protagonizada por un espectacular elenco de buenos actores que con su talento contribuyen a hacer de esta obra un soberbio espectáculo dramático lleno de tensión.
Harvey Keitel, Richard Dreyfuss, Sam Elliott, James Cromnwell, Brian Dennehy... Todos están estupendos.
La guerra fría y sus planteamientos estratégicos de disuasión basados en la acumulación de armas nucleares han quedado afortunadamente atrás, pero su radical locura sigue ahí retratandonos radicalmente.
Merece la pena verla.
"Aunque el espíritu pionero es muy loable, la escuela corpórea adopta un enfoque diferente y sostiene que la verdadera libertad exige ejercer la propia vulnerabilidad en lugar de ser invulnerable. Si la libertad es la capacidad de vivir plenamente el potencial de nuestras
posibilidades, y si la medida de nuestra vida es la intimidad y la diversidad de nuestras relaciones, cuanto más vulnerables seamos, más
abiertos estaremos a establecer relaciones significativas e íntimas con otras personas. En este sentido, ser vulnerable no significa ser débil, ni ser una víctima o una presa, sino estar abierto a la comunicación en el nivel más profundo de la interacción humana.
Para los partidarios de la visión corpórea, la verdadera valentía es mostrarnos a los demás tal como somos, con todos nuestros defectos. Es la voluntad de colocar los detalles más íntimos de nuestra vida en manos de otro. Ser vulnerable es confiar en nuestros semejantes. Confiar es creer que los demás nos tratarán como un fin, nunca como un medio; que no seremos usados ni manipulados para servir a los fines de otros; que seremos vistos como seres preciados y valiosos. Somos verdaderamente libres cuando los demás nos tratan como un fin, no como un medio. No podemos ser realmente libres en un mundo donde todos desconfían de todos. En un mundo así la libertad se reduce a su forma negativa, a la capacidad de aislarnos de los demás y de convertirnos en una isla. Las sociedades autoritarias que alimentan la paranoia y la desconfianza enfrentando a unos contra otros aplastan el espíritu de la libertad.
Así pues, la base de la libertad es la confianza y la franqueza mutuas. La libertad nunca es cosa de «solitarios» como dirían los racionalistas —John Wayne cabalgando por el Lejano Oeste—, sino una experiencia profundamente comunitaria. Sólo somos verdaderamente libres cuando confiamos los unos en los otros y decidimos compartir la lucha que todos libramos por ser y prosperar. A su vez, la confianza abre la posibilidad de extender la conciencia empática a unos ámbitos nuevos y más íntimos."
(Civilización empática, Jeremy Rifkin)
MARADONA-MESSI
¿Quién es mejor?
Ni idea.
Ambos son grandes jugadores, pero creo que hay un pequeño detalle que cuando se contrapone a ambos futbolistas geniales pasa desapercibido.
Cuando Maradona jugaba el reglamento era mucho más laxo con las entradas. Las patadas por detrás no eran expulsión como ahora son castigadas o por lo menos deberían serlo.
Era más difícil irse de la marca antes.
Me gustaría ver a Messi jugando contra Italia, marcado por Gentile, en el Mundial 82 o vigilado por cualquier central del calcio hace veinte o veinticinco años: Vierchowod, Collovatti, Bergomi o Ferrara.
Se tiende a proyectar a Maradona, su fútbol, a este presente, pero no se proyecta el futbol de Messi a la época de Maradona.
Y me pregunto si aquella tarde de verano de hace casi 30 años Messi habría sido anulado o no por Gentile.
¿Quién es mejor?
Ni idea.
Ambos son grandes jugadores, pero creo que hay un pequeño detalle que cuando se contrapone a ambos futbolistas geniales pasa desapercibido.
Cuando Maradona jugaba el reglamento era mucho más laxo con las entradas. Las patadas por detrás no eran expulsión como ahora son castigadas o por lo menos deberían serlo.
Era más difícil irse de la marca antes.
Me gustaría ver a Messi jugando contra Italia, marcado por Gentile, en el Mundial 82 o vigilado por cualquier central del calcio hace veinte o veinticinco años: Vierchowod, Collovatti, Bergomi o Ferrara.
Se tiende a proyectar a Maradona, su fútbol, a este presente, pero no se proyecta el futbol de Messi a la época de Maradona.
Y me pregunto si aquella tarde de verano de hace casi 30 años Messi habría sido anulado o no por Gentile.
"La conciencia basada en la fe y la conciencia racional comparten un enfoque
incorpóreo de la existencia. Pero son precisamente los sentimientos y las
emociones que rechazan lo que permite que el ser humano forme vínculos
empáticos y pueda convertirse en un ser social plenamente desarrollado. Sin
sentimientos ni emociones, la empatia deja de existir. Un mundo sin empatia
es ajeno a la noción misma de lo que significa ser humano.
Los nuevos avances en los campos de la psicología y la ciencia cognitiva están estableciendo las bases para un replanteamiento total de la conciencia humana. La noción premoderna de que la fe y la gracia de Dios constituyen la ventana a la realidad y la idea de la Ilustración de que la razón se halla en la cima de la conciencia están dejando paso a una teoría de la mente más sofisticada.
Investigadores en una gran variedad de disciplinas y campos empiezan a reordenar las prioridades de algunos atributos esenciales de la fe y la razón en el contexto de una conciencia empática más amplia. Según ellos, toda actividad humana es una experiencia corpórea —es decir, una participación con el otro—, y la capacidad de una persona para interpretar y responder a otra como si fuera ella es la clave de que el ser humano partícipe en el mundo, forme una identidad individual, aprenda a razonar, se haga social, desarrolle el lenguaje, establezca narraciones culturales y defina la realidad y la existencia.
La noción de la experiencia corpórea pone en entredicho las antiguas nociones de la conciencia basadas en la fe y en la razón."
(Civilización empática, Jeremy Rifkim)
Los nuevos avances en los campos de la psicología y la ciencia cognitiva están estableciendo las bases para un replanteamiento total de la conciencia humana. La noción premoderna de que la fe y la gracia de Dios constituyen la ventana a la realidad y la idea de la Ilustración de que la razón se halla en la cima de la conciencia están dejando paso a una teoría de la mente más sofisticada.
Investigadores en una gran variedad de disciplinas y campos empiezan a reordenar las prioridades de algunos atributos esenciales de la fe y la razón en el contexto de una conciencia empática más amplia. Según ellos, toda actividad humana es una experiencia corpórea —es decir, una participación con el otro—, y la capacidad de una persona para interpretar y responder a otra como si fuera ella es la clave de que el ser humano partícipe en el mundo, forme una identidad individual, aprenda a razonar, se haga social, desarrolle el lenguaje, establezca narraciones culturales y defina la realidad y la existencia.
La noción de la experiencia corpórea pone en entredicho las antiguas nociones de la conciencia basadas en la fe y en la razón."
(Civilización empática, Jeremy Rifkim)
lunes, enero 09, 2012
"Hacia el final de su vida, Darwin dedicó mucho más tiempo a describir la
naturaleza social de los animales e incluso los vínculos afectivos entre
ellos, algo que podría ser motivo de sorpresa para los darwinistas ortodoxos. Darwin acabó creyendo que la supervivencia del más apto se
refiere tanto a la cooperación, la reciprocidad y la simbiosis como a la
competencia, y que los más aptos también pueden ser los que más tienden a
establecer vínculos de cooperación con sus congéneres.
A pesar de que la teoría de la ley del más fuerte, a la que Darwin dio forma en El origen de las especies, parece dar una justificación biológica a la cultura utilitarista y egoísta de la época, en sus últimos escritos se enfrentó a John Stuart Mill y a otros utilitaristas sosteniendo que «los impulsos [humanos] no siempre surgen de un placer previsto». Para ilustrarlo, Darwin citó el ejemplo de una persona que se lanza a rescatar a un desconocido en un incendio corriendo un grave peligro y sin pensar en ninguna recompensa. Darwin decía que esta conducta surge de un impulso humano más profundo que el impulso por el placer: el instinto social.
Darwin vivió antes de que la conciencia psicológica llegara a su auge, en un mundo donde la palabra empatia aún estaba por inventar. Aun así, captó la importancia del vínculo empático. En el caso del hombre que salva a otro de un incendio, ese hombre siente instintivamente el sufrimiento de la víctima como si fuera suyo y acude
en su ayuda. Esto es lo que entendía Darwin por «instinto social».
En un pasaje profético, habla de una edad futura en la que los instintos sociales y los impulsos compasivos del hombre, «haciéndose más sensibles cuanto más se extiendan, acaben por aplicarse a todos los seres vivos»."
(Civilización empática, Jeremy Rifkin)
A pesar de que la teoría de la ley del más fuerte, a la que Darwin dio forma en El origen de las especies, parece dar una justificación biológica a la cultura utilitarista y egoísta de la época, en sus últimos escritos se enfrentó a John Stuart Mill y a otros utilitaristas sosteniendo que «los impulsos [humanos] no siempre surgen de un placer previsto». Para ilustrarlo, Darwin citó el ejemplo de una persona que se lanza a rescatar a un desconocido en un incendio corriendo un grave peligro y sin pensar en ninguna recompensa. Darwin decía que esta conducta surge de un impulso humano más profundo que el impulso por el placer: el instinto social.
Darwin vivió antes de que la conciencia psicológica llegara a su auge, en un mundo donde la palabra empatia aún estaba por inventar. Aun así, captó la importancia del vínculo empático. En el caso del hombre que salva a otro de un incendio, ese hombre siente instintivamente el sufrimiento de la víctima como si fuera suyo y acude
en su ayuda. Esto es lo que entendía Darwin por «instinto social».
En un pasaje profético, habla de una edad futura en la que los instintos sociales y los impulsos compasivos del hombre, «haciéndose más sensibles cuanto más se extiendan, acaben por aplicarse a todos los seres vivos»."
(Civilización empática, Jeremy Rifkin)
"Lo que faltaba en aquellos hospicios era uno de los factores más importantes del desarrollo infantil: la empatia. En contra del saber dominante, estamos viendo que la naturaleza humana no se caracteriza por buscar la autonomía —convertirse uno mismo en una isla— sino por buscar compañía, afecto e intimidad. La creencia convencional que equipara el desarrollo personal y la conciencia de uno mismo con el aumento de autonomía ha empezado a perder su atractivo intelectual. Cada vez hay más psicólogos del desarrollo infantil que sostienen lo contrario: que la individualidad y la conciencia de uno mismo dependen, y se alimentan, de profundizar en las relaciones con los demás. Y el medio por el que se forman los vínculos de compañía es la empatia."
(Civilización empática, Jeremy Rifkin)
(Civilización empática, Jeremy Rifkin)
domingo, enero 08, 2012
FRANCISCO BRINES
El poeta de la nostalgia... real o imaginaria.
Aquel verano de mi juventud
Y qué es lo que quedó de aquel viejo verano
en las costas de Grecia?
¿Qué resta en mí del único verano de mi vida?
Si pudiera elegir de todo lo vivido
algún lugar, y el tiempo que lo ata,
su milagrosa compañía me arrastra allí,
en donde ser feliz era la natural razón de estar con vida.
Perdura la experiencia, como un cuarto cerrado de la infancia;
no queda ya el recuerdo de días sucesivos
en esta sucesión mediocre de los años.
Hoy vivo esta carencia,
y apuro del engaño algún rescate
que me permita aún mirar el mundo
con amor necesario;
y así saberme digno del sueño de la vida.
De cuanto fue ventura, de aquel sitio de dicha,
saqueo avaramente
siempre una misma imagen:
sus cabellos movidos por el aire,
y la mirada fija dentro del mar.
Tan sólo ese momento indiferente.
Sellada en él, la vida.
El poeta de la nostalgia... real o imaginaria.
Aquel verano de mi juventud
Y qué es lo que quedó de aquel viejo verano
en las costas de Grecia?
¿Qué resta en mí del único verano de mi vida?
Si pudiera elegir de todo lo vivido
algún lugar, y el tiempo que lo ata,
su milagrosa compañía me arrastra allí,
en donde ser feliz era la natural razón de estar con vida.
Perdura la experiencia, como un cuarto cerrado de la infancia;
no queda ya el recuerdo de días sucesivos
en esta sucesión mediocre de los años.
Hoy vivo esta carencia,
y apuro del engaño algún rescate
que me permita aún mirar el mundo
con amor necesario;
y así saberme digno del sueño de la vida.
De cuanto fue ventura, de aquel sitio de dicha,
saqueo avaramente
siempre una misma imagen:
sus cabellos movidos por el aire,
y la mirada fija dentro del mar.
Tan sólo ese momento indiferente.
Sellada en él, la vida.
NO HAY BESTIA TAN FEROZ
Todo un descubrimiento, Edward Bunker.
Nacido en Hollywood en 1933, Bunker fue un delincuente durante los primeros 40 años de su vida hasta que tras salir de la cárcel en la década de los setentas decidió reformarse. La escritura formó parte de ese proceso de reforma que por lo visto fue exitoso hasta su muerte en 2005.
Publicada en 1973, "No hay bestia tan feroz" fue su primera novela. En ella Bunker pone por escrito lo que mejor sabe, la vida del delincuente, su escala de valores y motivaciones a través de Max Dembo, protagonista del libro y quizá alter ego.
La novela sigue a Max Dembo en su salida de la cárcel y, lo que es importante, en sus esfuerzos por permanecer al margen del mundo del hampa. Y este es uno de los aspectos más interesantes del libro, el modo tan realista y coherente con que Bunker nos cuenta la imposibilidad de Dembo para mantenerse dentro de la ley. Planteamiento que no desdeña algunos aspectos de crítica social alrededor de la vida de un ex-convicto y sus esfuerzos por encontrar maneras honradas de ganarse el sustento.
La dificultad, casi organizada, para encontrar una oportunidad que no sea marginal en la vida honrada harán que Dembo vuelva a las andadas.
El nihilismo de Dembo, su incapacidad para creerse una vida basada en la espera y en el esfuerzo que le situaría en el lado correcto, como si el delito fuese una especie de adicción parecida al juego en el que la posibilidad de conseguirlo todo de manera rápida siempre se ofrece tentadora, le llevarán a organizar una banda y planear el atraco a una joyería que no saldrá demasiado bien y convertirá a Dembo en un fugitivo.
Y aquí llega el segundo aspecto brillante de esta historia: la relación que Dembo tiene con Allison, una mujer que nada tiene que ver con el mundo del hampa.
La ferocidad que Dembo necesita emplear en todos sus actos para poder escapar de sus perseguidores terminarán chocando frontalmente con ese sentimiento, pulverizándolo.
"No hay bestia tan feroz" es una novela de pelo en pecho, directa y dura en el que sin embargo hay tiempo para el punto de vista y la reflexión. Como en ninguna otra obra que recuerde haber leído, salvo quizá "Crimen y castigo", el modo de pensar y sentir del delincuente es mostrado de una manera tan clara, implacable, abierta y sin tapujos.
Bunker nos habla en este libro de las razones que amparan los actos de quienes a ojos de la sociedad parecen no tener ninguna y convierte el delito en tentación, camino rápido para conseguir si quiera durante unos instantes un tranquilo lugar bajo el sol.
Para Bunker hay una relación clara y directa entre velocidad y delito.
Brillante.
Todo un descubrimiento, Edward Bunker.
Nacido en Hollywood en 1933, Bunker fue un delincuente durante los primeros 40 años de su vida hasta que tras salir de la cárcel en la década de los setentas decidió reformarse. La escritura formó parte de ese proceso de reforma que por lo visto fue exitoso hasta su muerte en 2005.
Publicada en 1973, "No hay bestia tan feroz" fue su primera novela. En ella Bunker pone por escrito lo que mejor sabe, la vida del delincuente, su escala de valores y motivaciones a través de Max Dembo, protagonista del libro y quizá alter ego.
La novela sigue a Max Dembo en su salida de la cárcel y, lo que es importante, en sus esfuerzos por permanecer al margen del mundo del hampa. Y este es uno de los aspectos más interesantes del libro, el modo tan realista y coherente con que Bunker nos cuenta la imposibilidad de Dembo para mantenerse dentro de la ley. Planteamiento que no desdeña algunos aspectos de crítica social alrededor de la vida de un ex-convicto y sus esfuerzos por encontrar maneras honradas de ganarse el sustento.
La dificultad, casi organizada, para encontrar una oportunidad que no sea marginal en la vida honrada harán que Dembo vuelva a las andadas.
El nihilismo de Dembo, su incapacidad para creerse una vida basada en la espera y en el esfuerzo que le situaría en el lado correcto, como si el delito fuese una especie de adicción parecida al juego en el que la posibilidad de conseguirlo todo de manera rápida siempre se ofrece tentadora, le llevarán a organizar una banda y planear el atraco a una joyería que no saldrá demasiado bien y convertirá a Dembo en un fugitivo.
Y aquí llega el segundo aspecto brillante de esta historia: la relación que Dembo tiene con Allison, una mujer que nada tiene que ver con el mundo del hampa.
La ferocidad que Dembo necesita emplear en todos sus actos para poder escapar de sus perseguidores terminarán chocando frontalmente con ese sentimiento, pulverizándolo.
"No hay bestia tan feroz" es una novela de pelo en pecho, directa y dura en el que sin embargo hay tiempo para el punto de vista y la reflexión. Como en ninguna otra obra que recuerde haber leído, salvo quizá "Crimen y castigo", el modo de pensar y sentir del delincuente es mostrado de una manera tan clara, implacable, abierta y sin tapujos.
Bunker nos habla en este libro de las razones que amparan los actos de quienes a ojos de la sociedad parecen no tener ninguna y convierte el delito en tentación, camino rápido para conseguir si quiera durante unos instantes un tranquilo lugar bajo el sol.
Para Bunker hay una relación clara y directa entre velocidad y delito.
Brillante.
sábado, enero 07, 2012
EL ESTADO DE LAS COSAS
Como en todo el cine del alemán Wim Wenders, sus películas siempre se mueven en dos niveles, el narrativo y el intelectual, que son como los dos rostros de un mismo Jano.
Y "El estado de las cosas" es un ejemplo paradigmático.
Un equipo de rodaje se encuentra rodando una película de ciencia-ficción apocalíptica en Sintra, en la costa atlántica de Portugal. Justo cuando los protagonistas de la historia llegan al mar que parece ser su única posibilidad de salvación frente a la aniquilación, el rodaje tiene que ser interrumpido porque el dinero se ha terminado.
De la posibilidad de una esperanza en la ficción se pasa a la posibilidad de un final en la realidad.
A partir de entonces la película se convierte en un largo tiempo muerto en el que los miembros del equipo, encabezados por su director Friedrich Munro, esperan la llegada del dinero y de Gordon, el productor, como quién espera a Godot.
Y es en ese tiempo muerto, vacío a todas luces, donde Wenders aprovecha para lanzar una poderosa idea, la de la necesidad que los humanos tienen de historias, idea que comparto. En un momento determinado de la película un personaje escribe en un papel que la vida no es nada sin historias y es exactamente ésto lo que Wenders se dedica a mostrar en ese tiempo de espera, el modo en que esa necesidad de historias se manifiesta en todos y cada uno de los personajes que dejan pasar el tiempo en ese fantasmal pero hermoso hotel abandonado de Sintra.
Alli se pondrá de manifiesto la vaciedad del tiempo sin propósito y la necesidad que los humanos tienen de llenar ese vacío con intenciones y finalidades que se encarnan en narraciones, en historias.
Y en este sentido, la película adquiere casi un valor antropológico con su pretensión de veracidad casi documental.
Al final Munro partirá en busca de Gordon a Los Angeles buscando un cierre definitivo para ese tiempo de espera y será allí donde la película de un segundo y magistral giro.
En Los Angeles la ficción esperará a Munro convertida en una especie de trama de cine negro que él y su productor, Gordon, protagonizarán.
Munro encontrará una historia que vivir y todo volverá a tener sentido, incluso aunque al final productor y director tenga su castigo por haber privado al mundo de la posibilidad de una historia.
"El estado de las cosas" es una obra maestra total y absoluta.
Como en todo el cine del alemán Wim Wenders, sus películas siempre se mueven en dos niveles, el narrativo y el intelectual, que son como los dos rostros de un mismo Jano.
Y "El estado de las cosas" es un ejemplo paradigmático.
Un equipo de rodaje se encuentra rodando una película de ciencia-ficción apocalíptica en Sintra, en la costa atlántica de Portugal. Justo cuando los protagonistas de la historia llegan al mar que parece ser su única posibilidad de salvación frente a la aniquilación, el rodaje tiene que ser interrumpido porque el dinero se ha terminado.
De la posibilidad de una esperanza en la ficción se pasa a la posibilidad de un final en la realidad.
A partir de entonces la película se convierte en un largo tiempo muerto en el que los miembros del equipo, encabezados por su director Friedrich Munro, esperan la llegada del dinero y de Gordon, el productor, como quién espera a Godot.
Y es en ese tiempo muerto, vacío a todas luces, donde Wenders aprovecha para lanzar una poderosa idea, la de la necesidad que los humanos tienen de historias, idea que comparto. En un momento determinado de la película un personaje escribe en un papel que la vida no es nada sin historias y es exactamente ésto lo que Wenders se dedica a mostrar en ese tiempo de espera, el modo en que esa necesidad de historias se manifiesta en todos y cada uno de los personajes que dejan pasar el tiempo en ese fantasmal pero hermoso hotel abandonado de Sintra.
Alli se pondrá de manifiesto la vaciedad del tiempo sin propósito y la necesidad que los humanos tienen de llenar ese vacío con intenciones y finalidades que se encarnan en narraciones, en historias.
Y en este sentido, la película adquiere casi un valor antropológico con su pretensión de veracidad casi documental.
Al final Munro partirá en busca de Gordon a Los Angeles buscando un cierre definitivo para ese tiempo de espera y será allí donde la película de un segundo y magistral giro.
En Los Angeles la ficción esperará a Munro convertida en una especie de trama de cine negro que él y su productor, Gordon, protagonizarán.
Munro encontrará una historia que vivir y todo volverá a tener sentido, incluso aunque al final productor y director tenga su castigo por haber privado al mundo de la posibilidad de una historia.
"El estado de las cosas" es una obra maestra total y absoluta.
viernes, enero 06, 2012
"En lugar de sacar partido a una novedosa y potente combinación comunicativo-energética, hicimos crecer la economía viviendo de la riqueza acumulada que se había generado en las cuatro décadas posteriores a las II Guerra Mundial. La extensión del crédito fácil, propiciada por la cultura de la tarjeta bancaria, actuó como un estupefaciente. Comprar se volvió adictivo y el consumo pasó a ser algo análogo a una fiesta de cumpleaños masiva con muchos regalos. Era como si nos hubiéramos embarcado inconscientemente en una espiral mortífera, embalados hacia la ruina por la cuesta de bajada de la curva de campana de la Segunda Revolución Industrial, decididos a devorar la enorme riqueza que habíamos generado durante toda una vida...
... Por desgracia, agotamos toda esa riqueza acumulada en menos de la mitad de tiempo que se había necesitado para generarla, y lo hicimos entregados a una especie de orgía compradora dirigida a mantener artificialmente acelerado el motor económico mientras a la economía real se le iba acabando la cuerda. Cuando se secó el pozo de nuestros ahorros, pedimos prestados billones de dólares más montados en la nube del mito de nuestro supuestamente inigualado genio económico, y continuamos gastando un dinero que no teníamos, lo cual alimentó a su vez el proceso de globalización..."
(La tercera revolución industrial, Jeremy Rifkin)
... Por desgracia, agotamos toda esa riqueza acumulada en menos de la mitad de tiempo que se había necesitado para generarla, y lo hicimos entregados a una especie de orgía compradora dirigida a mantener artificialmente acelerado el motor económico mientras a la economía real se le iba acabando la cuerda. Cuando se secó el pozo de nuestros ahorros, pedimos prestados billones de dólares más montados en la nube del mito de nuestro supuestamente inigualado genio económico, y continuamos gastando un dinero que no teníamos, lo cual alimentó a su vez el proceso de globalización..."
(La tercera revolución industrial, Jeremy Rifkin)
Suscribirse a:
Entradas (Atom)