martes, marzo 13, 2012









"Escocia no tiene una línea deslumbrante, pero como ante Gales, se empeña hacer un rugby valiente y vistoso, en jugar a la mano, algo que el público agradece y las estadísticas no tanto. Quizás los escoceses sepan que su delantera, quitando a Gray, no puede hacer frente al pack irlandés incluso en ausencia de O'Connell. De hecho Gray, un jugador que crece desmesuradamente en cada partido y que queda ahora lejos de la promesa en formación de la última edición, sea el único jugador de clase mundial de este equipo escocés que, sin embargo, se muestra valiente contra un rival claramente superior."
(El verde y el azul o la felicidad absoluta, El rojo y el blanco)

Scotland, The Brave!

El rugby es el príncipe de los deportes

lunes, marzo 12, 2012

JUSTIFIED


Decididamente tengo que hacer una nueva hornacina en el panteón de las grandes series para colocar allí  a "Justified".

La serie nos cuenta las andanzas de Raylan Givens, un marshall de las Estados Unidos, por su tierra natal de Kentucky, tierra a la que ha sido enviado por tener la pistola demasiado larga en el soleado Miami.

Pero lo más importante en "Justified" no son las intrigas criminales conclusivas que suceden en cada capítulo ni la narrativa que sucede de manera transversal a lo largo de los mismos, lo más importante es el modo en que se relacionan todos los personajes, el modo en que se hablan, en lo que dicen y en cómo lo dicen.

"Justified" rebosa inteligencia y gracia en todos y cada uno de los diálogos que los personajes pronuncian dirigiéndose los unos a los otros.

Una acertada mezcla de laconismo e ironía impregna cada palabra y cada frase convirtiendo "Justified" en un extraño y fascinante cruce entre una película de Harry el Sucio y otra de Lubitsch..., o mejor escrito, una de Tarantino desprovista de su zafiedad "low class" tendente siempre al gore y la violencia, como si nunca terminase de salir del mostrador de aquel video-club... como escribía, un extraño y fascinante cruce que no resulta en absoluto un aborto de la naturaleza.

Y luego, por supuesto, está el glorioso estado de Kentucky y sus gentes, aún más gloriosas... que quizá puedan parecer unos paletos, pero que en absoluto tienen un pelo de tontos.

Hay mucho tomate en Kentucky.

Soy fan.





LUCES ROJAS

Mucho más difícil que plantear una historia es plantear un desenlace que esté a la altura de las expectativas creadas.

En este sentido, Cecil B. de Mille, un director de la primera gran generación de directores de Hollywood, la que se desarrolló entre el mudo y el sonoro, decía que una película debía empezar con un terremoto y luego ir hacia arriba.

Y los desvanes de la historia del cine están llenos de películas que no están a la altura de la expectación que generan.

"Luces rojas" es la última de la lista.

Aunque no original su punto de partida tiene un cierto interés: un par de científicos interpretados por Cillian Murphy y Sigourney Weaver se dedican a desenmascarar fraudes generados en torno a lo paranormal y se ven obligados a enfrentar a Simon Silver (Robert de Niro), lo que parece ser su némesis, un legendario mentalista que regresa de su retiro para sorprender al mundo con sus sorprendentes habilidades.

Y hasta ahí puedo escribir.

Todo tiene una aceptable pinta envuelto en una atmósfera de misterio que de cuando en cuando resulta hasta inquietante, al modo en que es inquietante "El exorcista" o "La semilla del diablo", en base a lo que los ojos del protagonista creen ver en una realidad que, según se mire, resulta inofensiva o portadora de una desconocida amenaza que se esconde en las sombras de lo que no se deja ver y no puede ser visto.

Dicho esto hay que hacer la consideración posterior de no ser nada del otro mundo lo que al espectador se le muestra por haberlo visto y oído ya unas cuantas veces.

Pero desgraciadamente ese edificio de aplicada copia construida sin demasiado talento se viene abajo en su mitad final, cuando toda la inquietud  de "boudoir" que se ha dibujado se resuelve en un planteamiento que en nada desmerece a cualquiera de los que podría hacer Paulo Coelho (y seguirá haciendo) y que, desde el punto de vista narrativo, contradice la dirección original de la película en lo que pretende ser un genial "twist" narrativo y se queda en un desconcertante bandazo que automáticamente coloca al espectador una inmensa y roja nariz de payaso.

Fallida.
















"El verdadero lujo y el potlatch profundo de nuestro tiempo se encuentran en el miserable, es decir, en el que se arroja al suelo y se margina. El lujo auténtico exige un completo desprecio de las riquezas, la adusta indiferencia de quien rehusa el trabajo y hace de su vida, de una parte, un esplendor infinitamente ruinoso y, de otra parte, un insulto callado a la mentira laboriosa de los ricos. Más allá de una explotación militar, de una mistificación religiosa y de una malversación capitalista, nadie en el futuro podría volver a encontrar el sentido de la riqueza, lo que presagia de explosivos, de pródigo y de desbordante, si carece del esplendor de los andrajosos y de la sombría provocación de la indiferencia. Finalmente, si queremos, la mentira consagra la exuberancia de la vida a la revolución."
(La parte maldita, Georges Bataille) 

 La mística del "clochard"...
Dos cosas con respecto a las teorías conspiratorias del 11-M...

Por un lado, no se ha hecho un análisis del modo en que se instruyen los sumarios en general, los otros sumarios. Para descartar que algunos defectos y errores de instrucción sean propios de las múltiples y variadas deficiencias de nuestra justicia y no una específica particularidad del sumario del 11-M, de la que se deduce la conspiración.
La honradez metodológica obliga a descartar malas prácticas que quizá sean genéricas o quizá haya más conspiraciones que hay que descubrir en la instrucción de otros casos

Por otro nunca se ha manejado la posibilidad de otra conspiración: la de la necesidad de encontrar un culpable cuanto antes por parte de los responsables técnicos de las investigaciones, con presión política o sin ella, buscando establecer el engaño y la falsificación como la distancia más corta entre los dos puntos en que se convierten el evento como pregunta y el culpable como respuesta.
Podría tratarse del complot por encontrar una certeza rápidamente, tema bastante socorrido en la ficción policial por cierto, complot que sin duda se llevó a cabo de una manera bastante poco sofisticada. Poniendo y quitando pruebas, haciendo aparecer o desaparecer informes, colocando la simbólica bolsa de cocaína en la taquilla del culpable elegido.
Para eso existen los sospechosos habituales, para que el funcionario estresado termine antes.

Y todo sin tener que llegar a la realidad exterior a todo lo procedimental para deformarla... o no, con teorías conspiratorias de toda clase, condición o pelaje.

Estoy convencido de que sea han hecho las cosas mal en el proceso investigador e instructor de este sumario, a sabiendas o, lo que sería más extraño, sin querer. Las incoherencias saltan a la vista, pero mi grado de acuerdo con los discrepantes no va más allá de los predicados. Tengo duda respecto de los sujetos protagonistas de esas acciones, pero principalmente sobre las razones y motivaciones que se esgrimen para explicar incoherencias y errores.

Y también estoy convencido de que en la instrucción de la discrepancia también se han hecho las cosas mal, a sabiendas o, lo que sería más extraño, sin querer.

Al final, y como las pistolas, los cadáveres son armas definitivas para ganar las discusiones si se ponen sobre la mesa con maneras de repoker.

Y de lo que estoy convencido de que no hay más actores/sujetos que los que ya hay. Otra cosa es el reparto de responsabilidades entre ellos, que seguramente puede variar.
THE STRING QUARTET

Champagne supernova...




JOHN CARTER

De la mente del escritor norteamericano E.R. Burroughs no sólo nació Tarzán, su creación más conocida, sino también este John Carter, aventurero entre dos mundos, que da titulo a esta entretenida película de aventuras y ciencia ficción que sucede vertiginosa a caballo entre la Tierra y Marte, cuyos habitantes llaman Barsoom.

Producida por Disney, "John Carter" se basa en la primera novela, "La princesa de Marte", de una serie de historias que tienen como protagonista a John Carter, un capitán del ejército federal norteamericano, infatigable aventurero, cuyo afán por lo desconocido le llevará más allá de nuestro horizonte azul hacia el rojo horizonte de Barsoom.

Y lo mejor que puede decirse de esta película es que engarza a la perfección las historias clásicas de aventuras, de esas que llenaban los cines de todo el mundo a mediados del siglo XX, con Technicolor o sin él, con la espectacularidad del cine-producto de efectos especiales.

Completamente, la historia de John Carter, con sus princesas y sus villanos, sus peleas a espada y sus cabalgadas, tan esquemática como eficaz desde hace varias generaciones, se convierte en el corazón de una espectacular producción que consigue hacer del misterioso y polvoriento Barsoom una realidad fascinante.

El viejo cine se encuentra con el nuevo en "John Carter", que en absoluto es una de esas películas sin alma, sino un espectáculo entretenido que encierra el inmenso talento de revivir el fantasma de las viejas historias de siempre: "El mundo en sus manos", "El Halcón y la flecha" o "La reina de Cobra".

En "John Carter" no sólo hay acción espectacular sino también historia, personajes y motivaciones: reinos en peligro, perfectas conspiraciones, brutales malvados, villanos sibilinos, princesas hermosas, compañeros de viaje infatigables, héroes invencibles, causas justas, traiciones pérfidas, batallas casi perdidas, tesoros escondidos, misteriosas ruinas, criaturas sorprendentes, extrañas civilizaciones...

De cuando en cuando se producen encuentros y John Carter es uno de ellos.

Cine de aventuras como corresponde, al 100% de pureza.

Me alegro por el cine.



sábado, marzo 10, 2012

INOLVIDABLE

C'era una volta il west...


MARGIN CALL

Supongo que "Margin call" es un término más bonito que "apalancamiento".

Ambos son dos de los términos clave en la locura que hizo posible la caída de bancos de inversión norteamericanos como Lehmann Brothers en los comienzos financieros de esta crisis económica global.

Y lo que nos cuenta "Margin call" es el momento de la caída final, cuando los responsables de análisis de riesgos de uno de estos bancos sin nombre descubren que han ido demasiado lejos y, mucho peor, que ya es demasiado tarde.

La historia sucede en apenas dos días y fundamentalmente en la noche que los separa, la noche de los cuchillos largos en que los altos responsables son informados y se deben tomar decisiones, la fundamental de ellas es la ilegal/inmoral decisión de, contando con la ventaja de la desinformación y de la sorpresa, deshacerse al día siguiente de la mayor parte de los activos que conforme vaya avanzando ese mismo día acabarán por no valer nada.

Película de esas de actores... Kevin Spacey, Paul Bettany, Jeremy Irons, Stanley Tucci... "Margin call" es una de las primeras películas que hace de la crisis financiera de Wall Street tema principal. Y su principal atractivo precisamente es ése: permitir que el espectador se asome al ojo de la cerradura para mostrarle la sala de máquinas de este desastre que ha terminado convirtiendo a los estados en morosos acosados por su deuda.

Todo lo demás, lo que se intuye detrás, es harina de otro costal, especialmente cuando discursivamente la película sitúa el drama que se vive en las oficinas de ese banco en el contexto de las repercusiones sociales generando una variante discursiva a aquella de la telebasura consistente en que a la gente se le da lo que pide. Y aquí pasa igual... El que ofrece, por el hecho de ofrecer a alguien que acepta el ofrecimiento, se siente libre de responsabilidades morales. Lo cual es cierto, pero siendo la peor de las certezas. La de las verdades a medias.

Porque nadie se endeudaría por encima de sus posibilidades si el que ofrece ofreciera sólo a aquellos que realmente tienen posibilidades de endeudamiento.

Por lo demás, y dejando de lado ciertos mensajes basura a través de los cuales los que lo quieren todo también quieren sentirse inocentes, ofrece un interesante ejercicio de voyeurismo en el mismisimo corazón de Mordor.

Interesante.


viernes, marzo 09, 2012

PONY BRAVO

Piloto automático...



















Opacidades,
translúcidos fantasmas,
apariciones desde el olvido
y de entre una nada
que de pronto su ahueca.
Recuerdos,
hallazgos,
cierta transparencia resonante
saliendo al paso de la mirada.
J EDGAR


Embellezcamos la vida, por favor.

Puede que sea lo último que nos reste antes de que los que ya lo tienen todo nos quiten un poco más de lo poco que nos queda.

No pensemos que el maestro Eastwood ya es demasiado mayor para controlar el caballo de una buena historia. Imaginemosle, octogenario, como el caballero Blovk que protagoniza "El septimo sello", jugando todas las noches una partida de ajedrez con la muerte, buscando ganar unos días más para su pasión de hacer cine.

Porque tengo la impresión que tras esta efervescencia creativa y productiva que ha presidido la carrera de Eastwood en estos últimos años está la intuición genial y por encima de todo valerosa del fin, la necesidad de aprovechar hasta la última gota de salud que pueda quedar en su viejo cuerpo para continuar haciendo cine.

Y uno de los efectos colaterales de semejante actitud es como mínimo la irregularidad que resume la valoración de sus últimos proyectos.

En estos años Eastwood ha producido obras brillantes como "Intercambio", "Gran Torino" o "Mas allá de la vida" y otras no tan buenas como "Invictus" o esta "J Edgar", pero creo que el resultado en general es muy positivo... pese a todo.

Pero creo que Mr. Eastwood está a otra cosa.

Ni siquiera creo que le importe lo que pensemos. Su atención está centrada en el tablero, en el siguiente movimiento mientras de reojo repasa el guión de su próximo proyecto, sin importarle mucho si es demasiado malo o bueno, pensando cómo llevarlo a imágenes, dibujando en su mente los planos y los momentos, mientras los relojes cantan una canción que suena como su nombre.

El último producto de esa pasión es "J Edgar", una película desigual y confusa, probablemente tan confusa como el poliédrico personaje que pretende retratar.

"J Edgar" pertenece al biopic, un género del Hollywood clásico que presentaba en imágenes dramatizadas las vida de personajes famosos o relevantes en su tiempo, y este es el primer problema que la película plantea al espectador... "J Edgar" es el biopic de alguien que ya ha sido olvidado y quizá este sea el órdago que el autor Eastwood plantea al público sin importarle un ápice la taquilla.

El maestro nos quiere obligar a recordarlo, pero ¿por qué?

En todo su cine, palpita la dicotomía hombre mayor-hombre joven (cuando no niño). Subyacen temas como el ejemplo y el aprendizaje de una serie de valores a través del comportamiento del hombre mayor. El anciano de "Gran Torino" o los soldados de "Banderas de nuestros padres" se convierten en ejemplos para personajes que, como el público, les observa luchar y sacrificarse.

Pero, y en el último cine de Eastwood, palpita además la melancolía del anciano que mira un mundo decadente, desprovisto de unos valores que fundaron un estilo de vida que ahora se ha convertido en una arcadia perdida.

Los personajes protagonistas de Eastwood se convierten en monumento viviente para cualquiera que quiera verlos de esa manera de hacer y entender las cosas ya perdidas. Y sólo a la luz de este razonamiento puede entenderse el posible interés de Eastwood por hacer una película por ese brutal sabueso llamado J Edgar Hoover.

El fundador de la FBI se convierte en un valioso cruce de caminos narrativo.

Por un lado, es uno de esos ancianos representativos de una manera de entender las cosas, portadores y vividores de un sentido que al mismo tiempo les hace ser lo que son, estilo de vida que están dispuestos a defender a toda costa precisamente por la intensidad en que lo sientes como propio y por otro efectivamente fue el guardián en las cloacas de ese estilo de vida frente a sus potenciales enemigos.

Eastwood no es un hombre de izquierdas, y como John Wayne no tiene ningún miedo a la hora de mostrar sus creencias y defender a quienes considera los suyos... Y Hoover lo es.

Y además la complejidad del propio personaje aporta aún un valor más de ejemplaridad, de rudo lacedemonismo, porque Hoover fue incluso capaz de renunciar a una parte esencial de si mismo, su homosexualidad, para mantener un orden establecido. Por increíble que parezca y desde una compleja heterodoxia conservadora, Eastwood no ve hipocresía en el comportamiento de Hoover sino fuerza moral y sacrificio extremo.

Y es ahí donde está el fuerte componente hagiográfico que caracteriza a un biopic. La vida que se nos cuenta siempre es ejemplar en algo.

Toda esta complejidad ideológica unida a los defectos narrativos que la película tiene, demasiado dubitativa en lo que cuenta, demasiado morosa y confusa en ciertos momentos, como si quisiera contar demasiadas cosas y no terminase de centrarse en ninguna, hace de "J Edgar" una obra fallida y muy difícil para las miradas de esta época, una "rara avis" de sensibilidad intelectual conservadora que me resulta difícil de ver, pero que no encuentro por completo desechable.

Porque, y si uno de verdad escucha la película, verá que la mayor parte de los personajes se sacrifican, renuncian dolorosamente a partes de sí mismos, en favor de un estilo de vida. Tienen un entendimiento tácito de su posición, del lugar que ocupan dentro de un contexto y se pliegan, se adaptan poniendo las necesidades del superyo colectivo por delante de las necesidades del propio yo.

Y así donde otros ven patología, Eastwood ve sacrificio, coraje y altruismo

"J Edgar" es una película difícil, a veces imposible, tan difícil de asumir como las palabras del Coronel Kurtz en la penumbra de su dormitorio de piedra, pero en su favor también hay que decir que el talento de Eastwood para cargar de emoción los detalles brilla también de cuando en cuando para producir conmovedores momentos plenos de sentido y vida en si mismos, como solo el maestro puede hacer.

Y hay algunos detalles que valen por todo el resto de momentos, porque al final y por debajo de una vida que no es lineal siempre hay historias de amor y pasión que los justifican todo haciendo que todo cuente.

Negras siguen jugando...

jueves, marzo 08, 2012

" Así, la portavoz del Grupo Socialista en el Congreso, Soraya Rodríguez, ha calificado la idea de "populista" y el portavoz adjunto del Grupo Popular en el Congreso, Rafael Hernando, la ha considerado "demagógica"."(El 'segundo sueldo' de los diputados españoles)
Ya nadie pregunta por qué...

miércoles, marzo 07, 2012

PONY BRAVO

Otro de sus maravillosos carteles...


"Ante el tenebroso estado de las cosas, los políticos deberían rebajar en nombre de su supervivencia la verborrea hueca, la fraseología idiota, las promesas incumplidas, las mentiras desganadas. La calle se puede llenar de concienciados incendiarios, de radicales con causa, de gente que atenta infatigablemente contra el sagrado orden social, no por algo tan juvenil y molón como militar contra el sistema, sino porque están desesperados. Tendrán que multiplicar la policía para romperle la crisma al enemigo, a los infinitos salvajes que se han quedado sin presente ni futuro."
(Circunstancias, Territorio Boyero)
El rugby es EL deporte...




martes, marzo 06, 2012

JONATHAN JEREMIAH

Happiness...



HIGH & MIGHTY


SHERLOCK

En su segunda temporada la serie Sherlock se reafirma como propuesta de calidad y, por encima de todo, como ejemplo de adaptación y traducción de planteamientos de una época ya pasada a otra, que es ésta misma, la que nos pasa.

Sin perder un ápice de la intriga y suspense que caracteriza a este personaje de Arthur Conan Doyle, "Sherlock" desviste al personaje de todo matiz victoriano para insertarlo de manera exitosa y brillante en otro universo de sentido, el de nuestra época. Y puede decirse que no se nota nada. No hay ningún aspecto que resulte extraño, llamativo o forzado. Este Sherlock de la BBC podría tomarse un café sin detonar con detectives de ficción contemporáneos como Wallander.

Las historias carecen de la impostada distancia del clásico, del espectáculo de "qualité" que parece encontrar en el despliegue del con sagrado si mismo en la principal razón de ser del espectáculo. Se desenvuelven con la frescura de lo nuevo, de lo recién descubierto, de lo que no se sabe observado y existiendo.

En absoluto hay en este "Sherlock" el menor atisbo de "grandeur" paralizante, sino todo lo contrario, pura "nouvelle vague´" aplicada como método para eliminar de la historia toda posible gordura de respeto y prestigio acumulada por el paso del tiempo.

Pura forma física, puro músculo narrativo desplegándose y siendo encarnado por dos actores brillantes como Benedict Cumberbatch y Martin Freeman que componen con inteligencia y talento ese personaje único formado siempre por la unión de dos caracteres complementarios.

Al igual que la primera, la segunda temporada se compone de tres capítulos de hora y media de duración. Y también del mismo modo que la primera, el primero está por encima del resto en cuanto a nivel de calidad. En este caso, "Escándalo en Belgravia" se convierte en una historia fascinante de amor e inteligencia que tiene valor por si sola, con independencia de su pertenencia a una serie.

La Irene Adler que se enfrenta a Holmes resulta ser uno de los personajes más fascinantes de mujer fatal que uno recuerda... y he visto ya unas cuantas (incluidas las de carne y hueso).

Brillante.

"El "mercader" azteca no vendía, sino que practicaba el intercambio de dones. El recibía riquezas como don del "jefe de los hombres" (del soberano, que los españoles llamaron el rey), riquezas que presentaba a los señores de los países por los que pasaba. "Al recibir estos dones, los grandes señores de esta provincia se apresuraban a entregar otros regalos (...) para que luzcan entregados al rey (...)". El soberano regalaba abrigos, enaguas y preciosas blusas de mujer. El "mercader" recibía por ello, como don, plumas de vistosos colores y de variadas formas, piedras talladas de todas clases, conchas, abanicos, paletas de loncha para remover el cacao, pieles de animales salvajes preparadas y adornadas con dibujos. Los objetos que los "mercaderes" aportaban de esta forma de sus viajes no eran considerados por ello como simples mercancías... En estas prácticas, un objeto de intercambio no era una cosa, no estaba condenado a la inercia, a la ausencia de vida del inundo profano. El don que se hacía con él era un signo de gloria, y el objeto mismo era el esplendor de la gloria. Al donarlo, se manifestaba su riqueza y su suerte (su poder)... La economía clásica imaginaba los primeros intercambios en forma de trueque. ¿Cómo iba a creer que, en el origen, un modo de adquisición como el intercambio no respondió a la necesidad de adquirir, sino a la necesidad contraria de perder o de derrocha."
(La parte maldita, Georges Bataille)