martes, marzo 26, 2013

Los puntos sobre las íes...

"Somos otros los tiquismiquis, los que a la frase “yo comprendo los escraches” añadimos siempre alguna coletilla: “siempre que sean pacíficos”, “siempre que respeten el domicilio privado”, “siempre que tengan cuidado con los hijos”, “siempre que no molesten a los vecinos”... Somos otros, quienes nunca hemos tenido miedo de que nos echen de casa y por eso instintivamente empatizamos más con el malestar del diputado sitiado que con el sufrimiento de la familia desahuciada. Somos otros, quienes no hemos sido todavía muy golpeados por la violencia económica y por eso nos espanta cualquier cosa que alguien etiquete de violento."

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A propósito de la lluvia persistente en Semana Santa...
No entiendo por qué los cristianos no hacen reflexiones de índole mágica y autocrítica en el sentido de que su Dios desaprueba su comportamiento y por eso manda la lluvia.... prefieren optar por el Pop naif del papa Bergoglio y su guitarra... Todo bien... Son los demás, los infieles, los que van mal...
A cualquier cosa lo llaman aparición en El Escorial y sin embargo de la lluvia... nada.

lunes, marzo 25, 2013

"No seáis nunca hombres y mujeres tristes: un cristiano jamás puede serlo. Nunca os dejéis vencer por el desánimo. Nuestra alegría no nace de tener muchas cosas, sino de haber encontrado a una persona, Jesús; con él nunca estamos solos, incluso en los momentos difíciles, aún cuando el camino de la vida tropieza con problemas y obstáculos que parecen insuperables y ¡hay tantos!", afirmó.

 Que alguien le compre una guitarra a este papa gilipuertas....

 

La declaración de Bergoglio... Parece Tony Soprano... Se hablaba, en general, cosas sin importancia: los curas que trabajaban con los pobres eran zurdos... Y de las pocas cosas que recuerda con claridad es que ninguna de las víctimas le reprochó nada...

 

sábado, marzo 23, 2013

RAMPART

El personaje del policía corrupto ha tenido (y tiene) mucho recorrido dentro del género negro, tanto en literatura como en cine se nos han presentado grandes ejercicios de introspección psicológica o psicología ficción en torno a personajes que, con mayor o menor escrúpulo, van y vienen por la frontera que separa el bien del mal.

Y sin duda sus presencias ejercen una fascinación especial que conduce a los creadores a imaginar las causas, motivos y azares que les llevan a estar donde están y ser lo que son.

A mi entender existen dos polos que configuran un contínuo, un territorio con el terreno suficiente como para desplegar una ficción...

Por un lado existe un planteamiento pragmático, la necesidad del soldado que está en primera línea de convertir el mal en una opción táctica más para conseguir un bien mayor. ¿Cuánto mal hay que hacer para conseguir el bien?, se preguntaba Robert McNamara a propósito de sus decisiones sobre la guerra del Vietnam en el documental Fog of War. Y en este sentido es como si el paso del tiempo, la suma de decisiones, de aciertos y fracasos en la primera línea de la lucha entre el bien y el mal terminara manchando, ensombreciendo a esos personajes que se desenvuelven en esos territorios fronterizos donde las cosas tienen dos nombres y no es fácil muchas veces saber de qué lado se encuentra uno en el fragor de la lucha.

Por otro, existe el planteamiento moral, la inevitabilidad de la caída en la tentación si el individuo permanece demasiado expuesto a ella. Tarde o temprano el animal que es gobernado por el cerebro reptiliano que todos tenemos, ese animal que tiene hambre, sed, miedo y que solo quiere sobrevivir, termina por imponerse en cualquier momento.

Y es como si quienes viven en la cercanía de esa línea de la sombra sobre la que escribió Joseph Conrad tuvieran que terminar ensombrecidos, bajo ella. Pese a los esfuerzos por resistirse, la inevitable mecánica que solemos llamar naturaleza humana termina por imponerse.

En este sentido, el personaje del policía corrupto, del mismo modo que su antagonista: el criminal que sufre las  consecuencias de seguir un determinado código moral, constituyen la primera línea de la eterna lucha entre moralidad y animalidad libra el ser humano dentro de si mismo desde sus comienzos.

La chispa que desencadena el conflicto siempre salta ahí, por el inevitable roce entre los que es antitético y como todos sabemos no hay narración sin conflicto.

Nacido del incuestionable talento para narrar este tipo de mundos fronterizos que tiene James Ellroy, David King, oficial de policía de Los Angeles. es uno de esos monstruos sobrevenidos, una personalidad horriblemente deformada por la constante tensión entre el bien y el mal, por cada una de las decisiones que ha tenido que tomar llevado por la necesidad o el interés.

En Rampart asistimos al progresivo desmoronamiento de uno de esos soldados alfa y en este sentido Rampart es un extraordinario ensayo que se sitúa en el plano meta de la reflexión sobre el estereotipo que representan dentro de los claves del cine negro este tipo de personajes.

Y asi la historia nos muestra más el naufragio de su vida personal que el día a día policial que sin duda le ha conducido rumbo a los acantilados. Porque en Rampart asistimos a la inevitable colisión, al inevitable hundimiento de alguién que se cree poderoso e invulnerable, que cree que sabe donde está el bien y el mal pero que termina descubriendo que ese proceso de abyección se ha vuelto incontrolable, que ha superado todas las barreras alcanzando a corromper lo que se pensaba intocable.

Y todo a través de la expresión cada vez más asombrada, cuando no está desencajada, de un magnífico Woody Harrelson, que rodeado de un espectacular elenco de talentosos actores, consigue mostrar la confusión y el caos de una vida irremediablemente desnortada.

La tragedia en Rampart está ahí: eso en lo que inevitablemente, sin poder evitarlo. el protagonista ha terminado convirtiéndose es precisamente aquello que acabará con él.

Por todo ésto, Rampart es una película extraordinaria... otra historia, una de esas flores raras que tanto enamoraban a Baudelaire.

Obra maestra.


Dura es la vida de los que se oponen,
de los que no callan,
Dura es la vida
y a veces, incluso, demasiado corta.
Lo supiste siempre
pero, y a pesar de todo, no callaste.
A las claras gritaban su verdad áspera
los cristales clavados en la ventana.
Allá fuera había un mundo al revés,
intolerablemente cierto,
donde el débil además es culpable
y tú no pudiste dejar de escucharla.
No hiciste como otros,
los contemporizadores, los formales,
los que llegan lejos,
a su confortable ninguna parte
y negaste la palabra
al animal que había dentro de ti,
que siempre temía no comer,
que se conformaba con cualquier techo.
En absoluto calculaste.
hiciste de todo lo ancho y ajeno
el centro de ti.
La injusticia y el silencio
fueron asunto de tu incumbencia
desde el primer momento.
Jamás mentiste.
Siempre fuiste así,
con veinte cañones por banda,
pirata de los siete mares.

viernes, marzo 22, 2013

THE POWER OF NIGHTMARES

Escrito y producido para la BBC por el periodista y politólogo británico Adam Curtis, The power of Nightmares es una serie de tres documentales de una hora de duración que aborda un concepto que el propio Curtis denomina la política del miedo.

El planteamiento de Curtis es controvertido, aunque, y para mi gusto, la realidad política de la que intenta dar explicación es absolutamente incontrovertible.

La controversia radica en que el documental analiza el movimiento islamista y neocon de una forma paralela, argumentando similaridades de origen y presentando un desarrollo paralelo en el que, como enemigos íntimos, el uno no habría podido existir sin el otro.

De manera resumida, la tesis de Curtis es la siguiente:

1.- Tanto el movimiento conservador como el islamista son reacciones de dos sistemas de creencias finalistas frente a una presunta pérdida, precisamente, de valores finalistas que trae consigo el capitalismo e su incipiente modelo de consumo. Tanto desde el interior, los neoliberales, como desde el exterior, los islamistas, reflexionan de manera crítica desde sus respectivos sistemas de valores.
De algún modo su critica es la reacción de los grandes relatos que hablaba Lyotard frente al relativismo que transforma las sociedades occidentales, un relativismo que desemboca en un individualismo y un hedonismo que los neoliberales interpretan como debilitamiento del sentido de sacrificio y compromiso hacia la nación mientras que los fundamentalistas lo interpretan directamente como contaminación pecaminosa.
Estas reacciones se estructuran respectivamente en torno al pensamiento del filósofo Leo Strauss y del teólogo Sayyid Qutb, el primero generando un discurso maniqueo basado en la recuperación de un sentimiento de una nación portadora de valores buenos y eternos y el segundo generando una interpretación no menos maniquea del Islam como portador de una verdad eterna que las sociedades occidentales solo pueden contaminar.

2.- Estos dos modos de pensamiento llevan un desarrollo paralelo que encuentra en la Unión Soviética como la encarnación del mal contra la que luchar y en este sentido los neocones desarrollan todo un proceso de agravamiento de la peligrosidad del enemigo soviético que, basado en la directa y completa mentira, buscaba convertir esa lucha en algo mucho mas noble haciendo de la Unión Sovietica una malvada potencia del mal... no sólo malvada sino también peligrosa, capaz de hacer daño real al mundo libre.
Estos conservadores, ocupando puestos clave en la administración Reagan, exageraron el peligro de la Unión Soviética basando en la mentira flagrante buena parte de sus argumentos: si no los vemos no es que no existan, es que no podemos detectarlos porque su tecnología es muy poderosa.

3.- Esta lucha del bien y el mal encontró en la invasión soviética de Afganistán el perfecto terreno de batalla. Allí, los intereses norteamericanos confluyeron con los intereses islamistas en la lucha que estos mantenían con los invasores.
Y es en Afganistán donde el fundamentalismo islámico encuentra un terreno de expresión no sólo a nivel internacional sino también en el nivel de la comunidad islámica donde no tenían un preponderante predicamento.
Es ahí, donde aparecen Bin Laden y Al Zawahiri, su presencia toma carta de naturaleza en una lucha contra el invasor del primer mundo, miles de voluntarios engrosan las filas de la resistencia afgana y de todo modo los islamistas consiguen monopolizar la lectura del conflicto desde la comunidad islámica. Además, y por confluencia de intereses, los americanos financian a los islamistas buscando la derrota de la Unión Soviética.

4.- La derrota de la Unión Soviética supone un gran refuerzo a la moral de los islamistas que los americanos no saben ver. Aquellos entienden que, la victoria contra los soviéticos, supone un juicio de Dios en favor de su causa y esta lectura les lleva a una delirante radicalización que les hacer verse como únicos y verdaderos portadores de la verdad que les lleva a inevitables planteamientos maniqueos: o estás conmigo o contra mi.
Durante la década de los 90, en lugares como Egipto y Argelia, este islamismo colisiona con las sociedades civiles y, sobre todo, con los estados de los países musulmanes.
El resultado es que son las propias sociedades musulmanas quienes dan la espalda al cruel rigorismo de los fundamentamistas y ésto les lleva a una mayor radicalización: los musulmanes que no están con nosotros, están en contra y deben morir.
El principal ejemplo de esta nueva radicalización es el terrorismo del GIA argelino.

5.- El resultado es la derrota de los fundamentalistas dentro del propio mundo árabe que les lleva a retirarse al Afganistán de sus victorias. Allí, se produce una nueva y desesperada vuelta de tuerca a su radicalización: su objetivo serán ahora los intereses de los Estados Unidos.
Es entonces cuando se producen una serie de atentados aislados a nivel global: Nairobi, Somalia...

6.- Al mismo tiempo y en paralelo los neoconservadores necesitan un nuevo malvado sobre el que renovar su mito de la misión sagrada de la nación americana.
En este sentido, y durante los primeros 90, Saddam Hussein con su invasión de Kuwait ocupa esa mítica posición de demonio, pero, poco a poco, la sombra de los islamistas empieza a alargarse y a crecer.
En un primer momento no había la menor conexión. Hussein era el lider del partido BAAS, de inspiración Nasseriana, laico y principal enemigo de los fundamentalistas, pero cuando Saddam Hussein es derrotado otros deben ocupar su lugar.
No obstante, y como medida de emergencia, a Saddam se le derrota pero no se le vence en la primera guerra del golfo. Las tropas aliadas se detienen permitiendo que Hussein conserve el poder que no es otra cosa que la capacidad paciente de vestir esa mitología del mal.

7.- No obstante, el relativo ruido que los islamistas hacen a nivel global, unido al hecho de que desde la lejanía de los Estados Unidos y desde lo ignorancia Hussein y Bin Laden pueden ser confundidos, unido también a la beliogerancia de lo musulman contra los Estados Unidos desde la perspectiva del conflicto palestino-israelí, poco a poco, van generando la alargada sombra de ese nuevo enemigo.

8.- Y el acontecimiento clave que define la existencia de ese nuevo enemigo son los oscuros acontecimientos del 11 de Septiembre que desembocan en la claridad de la caída de las torres gemelas. Ya hay un nuevo enemigo, un enemigo sigiloso que está en todas partes y en ninguna y que obliga a gestionar la seguridad desde la convicción y la posibilidad, no desde los incontrovertibles hechos... lo que Curtis llama la política del terror.
Desde aquel entonces, los politicos ya no gobiernan desde los hchos y las certezas sino desde las posibilidades y las probilidades.
Políticas que existen solo para conciliar los discursos de una organización criminal mundial y superpeligrosa con una realidad que siempre los ha contradicho.

9.- Y es aqui donde los neoconservadores despliegan todo su musculo de exageración y mentira, esta vez contra unos islamistas que ya eran unos perdedores entre los suyos.
Desde ese momento, los mass media y los fieles expertos generan una Al Quaeda poderosa y siniestra, una construcción que la realidad se encarga de desmentir una y otra vez.
En este sentido, el tercer y último capítulo es terriblemente revelador.

En fin, una propuesta inteligente y estimulante para mentes inquietas que tengan un poco de memoria.

Fundamental para entender el mundo en que vivimos... si es que lo que se quiere es entender.


jueves, marzo 21, 2013

LA MODERNIDAD LÍQUIDA

Escrito en 1999 por el sociólogo polaco Zygmunt Bauman, "La modernidad líquida" es uno de esos libros que sin duda alguna deben ser leídos.

A mi entender, este trabajo de Bauman pone colofón desde la perspectiva de la sociología crítica a toda una corriente de pensamiento que se interroga sobre la nueva sociedad que producía la doble evolución del capitalismo hacia el sector terciario, especialmente hacia lo financiero y también hacia poner el enfasis, dentro del hecho social que es el mercado, del productor al consumidor.

Y todo explicado a través de ese continuo metafórico que es solidez-liquidez.

Porque para Bauman la liquidez es una perfecta manera de expresar el carácter de cambio, de transitoriedad que produce en la sociedad la desregulación y la liberalización de los mercados, liquidez que contrasta con la solidez de una economía basada en la economía real y que mantiene la garantía de unos ciertos niveles de bienestar para los individuos que participan de ella.

Pero Bauman no se detiene ahí. Su obra siempre ha estado centrada en los individuos y como estos viven las estructuras de vida que las sociedades que integran les proporcionan y en este sentido buena parte de la Modernidad Liquida se centra en los efectos que tiene esta liquidez sobre las personas que la habitan, efectos que resultan tremendamente perversos.

La descripción que Bauman hace es la de una sociedad de individuos desconectados los unos de los otros, individuos que se entienden solamente desde su carácter de consumidores, individuos que padecen la dominación y disfuncionalidades de la sociedad sin tener otra respuesta que su propia biografía compuesta de decisiones individuales tomadas siempre desde la falta de visión y la desigualdad de fuerzas.

El carácter colectivo, la interpretación de las situaciones desde la clase, en un mundo de individuos que es la exacerbada realización de la ideología liberal, individuos obligados a ser libres y a realizar su proyecto de vida desde la libertad pero que se ven abocados al mismo tiempo a asumir los miedos e inconvenientes que esa libertad comporta dentro de una sociedad cambiante, que deviene en difícil y arriesgada de vivir por imprevisible. Y deben enfrentarse a esos peligros desde la soledad de su propia biografía, sin poder recurrir a relatos colectivos que les defiendan de los errores y disfuncionalidades o simplemente a los rigores que  esa liquidez produce y que afectan a lo que cada individuo tiene de necesidad de lo colectivo y lo social.

En definitiva, una obra esencial no solo para entender lo que sucede sino también lo que nos pasa.



miércoles, marzo 20, 2013

Es pródigo este silencio oscuro del final de la tarde
en malos pensamientos y quimeras.
Y no hay que extrañarse de que las desgracias
nunca vengan solas ahora,
cuando la soledad arrecia
y la oscuridad espesa.
No te imaginabas así,
desnudo y a merced del helado tacto
de este crudo invierno de un solitario desconcierto
que nadie siente mas que tú.
Quedan muy lejos
aquellas otras luminosas tardes,
junto al mar y a pie de arena,
en que parecías tomar parte de su brillo al sol
sin que a éste tampoco pareciera importarle demasiado.
Tardes plenipotenciarias del sur
en que todo parecía posible
y en el pecho se te abría
un enorme cielo azul inabarcable.
Quedan muy lejos, aquí,
diez mil años más tarde.
tierra adentro,
y apenas quedan huesos de todo aquello
para cocinar un tibio caldo
que de calor a lo que queda de aquel cuerpo.

martes, marzo 19, 2013

La ciudad está llena de oficinistas
que en su secreta impostura de siempre,
esa que les lleva a querer estar en otra parte
con independencia de donde se encuentren,
temen ser descubiertos por el rigor
de todos esos los tantos ojos que,
sin querer o queriéndolo,
examinan al milímetro el perímetro de su misterio.
Porque la posibilidad está ahí
y seguramente sea verdad que,
empezando por uno mismo,
no se puede mentir a todo el mundo todo el tiempo,
Y quizá alguno de esos espectadores,
accidentales o no, 
encuentre el traidor destello 
que manifiesta la inevitabilidad de lo cierto.
Y por eso evitan mascar las cenas con la boca abierta,
devuelven dóciles todas las miradas,
estrechan solícitos todas las manos,
acompañan obedientes todos los silencios.
porque es muy estrecha la cuadricula que se traza
alrededor del apresurado dibujo que disfraza su secreto
Así de sencillo...


SOBRE LA IMPUTACIÓN

Una prueba de los niveles altos de corrupción que hay en nuestro país es la revisión a la baja que, con el paso del tiempo y la sucesión ininterrumpida de casos, ha sufrido la figura legal de imputado. En este sentido, la presión de la comunicación de los políticos implicados y sus fieles terminales mediáticas, ese cuarto poder hacia el que la sociedad española aún no ha enfocado su espíritu crítico, han jugado un papel esencial a la hora de mitigar lo que significa ser imputado.

Y por supuesto que ser imputado no significa ser culpable ni condenado, pero tampoco significa lo contrario y digo ésto en lo que respecta a la asunción de las responsabilidades políticas de quién, y como consecuencia de la investigación de un juez de instrucción, resulta imputado.

En pocas palabras, la imputación es la atribución de un delito o una acción e implica la acusación formal a una persona de un delito.

El juez tras un proceso de instrucción termina por atribuir de forma motivada y fundamentada un delito a una persona, es decir, le imputa... y lo hace porque existen indicios... Este es el aspecto que la responsabilidad política no resiste. Tanto sea culpable como inocente, un representante político no puede permitirse el lujo de verse implicado en un sumario que implica comportamientos delictivos. Por supuesto que puede resultar no culpable o inocente pero éso no debería bastar. Un político no debería soportar ser  inocente si se deduce que en torno a su inocencia se ha producido una trama delictiva. Una de las labores de los representantes políticos es mantenerse alerta de posibles comportamientos irregulares que suceden a su alrededor, deben ser conscientes de la imperfección del ser humano y del carácter goloso del espacio de poder que detentan.

Los territorios de la legalidad y de la moralidad nunca coinciden al 100% cuando son superpuestos y es en esas zonas de no coincidencia donde rige la responsabilidad política. No basta con ser inocentes, hay que parecerlo y sacrificar todo lo que sea necesario para transmitir la seguridad de que el entorno donde el político desarrolla su labor es fiable para los ciudadanos.

En este sentido el territorio de la imputación es claramente el territorio de la responsabilidad política.

Me atrevo a afirmar que ni tu ni yo, en nuestras pequeñas vidas, seremos probablemente jamás imputados. Nada hay en nuestras vidas y su entorno que atraigan a los corruptos, pero la esfera política es otra historia. Asi, la obligación del político no sólo debe ser inocente sino también asegurarse en la medida de lo posible de que su entorno lo sea. Y eso les obliga a ser un poco más estrictos en sus usos y costumbres que a cualquiera de nosotros.

Ser inocente dentro de una trama de ladrones, ser inocente y estar lo suficientemente cerca de esos ladrones como para que puedan ser imputados o estos le imputen nunca será ejemplo de buena práctica política.

Ejercer la responsabilidad política es un deber para el político. Tiene que ver con el ejemplo y con la didáctica, aspectos esenciales de la política desde los griegos.

Todo político que se precie no puede permitirse ser imputado. Si es inocente, significa que ha fracasado. Y solo por autoestima y por respeto a lo que significa su labor desde un punto de vista social debería dimitir. De hecho, estos dos aspectos son elementos esenciales de esa responsabilidad política de la que tanto se habla.

lunes, marzo 18, 2013


No se si viví esos recuerdos.
Lo cierto es que todo ese mar tranquilo
y toda aquella luz
no me resultan del todo extraños
ahora que lo pienso.
Y quizá este desmemoriado yo
que intenta recordar sin demasiado éxito
estuviera realmente allí,
entre el cielo y la tierra,
mínimo y despreocupado punto feliz
que existía a tientas,
medio ciego,
esperando el regreso feliz de tu mirada
para volver a ser cierto.
MAPA DE LOS SONIDOS DE TOKYO

Ufff...

Hasta la hora y veinte minutos aproximadamente encuentro a esta Mapa de los Sonidos de Tokyo como una insoportable acumulación de clichés, muy a lo Garci. Un poco de Wim Wenders por aquí, otro poco de Wong Kar Wai por allá,, acumulación de imágenes y diálogos que uno ya ha visto y escuchado y que hacen que la película suene rimbonbantemente a hueco.

Y además toda esa tristeza excesiva, espesa, empalagosa y ñoña que los personajes sienten de manera inmotivada, porque sí, obedeciendo a la ley de la gravedad del cliché que habitan y representan. Tristeza, soledad, seriedad e incomunicación que no se entiende nada más que por si mismas, porque las cosas tienen que ser asi, palabra del creador y que convierten a los personajes en irritantes iconos de una estética emo.

Ufff... Da mucha pereza todo y en general.

Menos mal que al que les escribe le gusta mirar y saborear las buenas imágenes y en este sentido, Isabel Coixet no desaprovecha un país tan fotogénico como Japón. En este sentido, y en lo visual, hay mucho que mirar en esta película.

Y menos mal también que Coixet consigue que la historia remonte un poco desde la falsa falsedad del cliché hacia la auténtica falsedad de una narración en una última media hora final en la que se descubre algo que merece la pena: la historia de un equivoco entre sexo y amor entre dos personajes que se encuentran en una habitación de hotel durante unos instantes para seguir luego perdidos por las calles de Tokyo.

Sospecho que la idea inicial era buena, pero en torno a ella Isabel Coixet ha puesto demasiado papel celofán.

En cualquier caso, se trata más de lo que imagino que lo que la directora muestra en esta película autocomplaciente, narcisista y vacua en la que abunda el simulacro y que en absoluto termina de funcionar perdida en el laberinto de otras películas, de otras imágenes a las que la directora no puede resistirse en favor de un poco de verdad.

Fallida.

THE FOG OF WAR

Es una buena metáfora.

The fog of war... La niebla de la guerra.... Una buena metáfora con la que designar de una manera bastante poética esas zonas oscuras del ejercicio del poder. Las sucias y escondidas salas de máquinas de la historia, donde el bien y el mal se confunden para convertirse en medios a través de los cuales conseguir un determinado fin.

En esta niebla se refugia Robert McNamara, personalidad esencial de la politica exterior estadounidense de la segunda postguerra mundial y lo hace ante el espectador en este magnífico documental, ganador del oscar 2003.

El documental recorre la vida de Robert McNamara, un tecnócrata con una trayectoria personal muy interesante. Responsable de la mejora en le eficiencia de los bombardeos de la fuerza aérea norteamericana durante la II Guerra Mundial, especialmente de la devastación criminal de las ciudades japonesas con el demoledor uso de las bombas incendiarias, sus decisiones posteriormente en la empresa privada relacionadas con el marketing y la producción de la industria automovilística que le llevóa a ser el primer presidente de la Ford Motor Company que no formaba parte de la familia Ford y lo que es el aspecto más esencial de su vida: su nombramiento como Secretario de Estado de Defensa que le llevó a servir a su país bajo los mandatos de los presidentes Kennedy y Johnson, situación que le llevó a ser el rostro visible ante sus compatriotas y el mundo de la Guerra del Vietnam.

Acompañado de un extraordinario material audiovisual combinado y presentado con mucho talento, McNamara se presenta sólo y ante la cámara, dispuesto a compartir intimamente con el espectador, ya en su vejez, las principales conclusiones de toda su vida. Esa experiencia se resume en once lecciones que McNamara va desgranando conforme el documental va repasando su trayectoria biográfica.

Sin dejar de lado los aspectos más espinosos: los bombardeos del Japón, el ataque al destructor Maddox que justificó la entrada de los Estados Unidos en la Guerra de Vietnam y la propia gestión de la guerra, Robert McNamara busca compartir con el espectador su punto de vista, una perspectiva que es la del hombre que ha vivido muchos años dentro de esa niebla de la guerra.

En este sentido McNamara aborda con franqueza su gestión, reconociendo incluso errores como la falsedad del ataque al destructor Maddox haciendo un repaso bastante critico de toda esa trayectoria, repaso que deja dos momentos de acojonante y cruda franqueza que están relacionados como anécdota y categoría.

El primero de ellos es la anecdota y tiene que ver con la campaña de bombardeos incendiarios que devastó el 60% de todas las ciudades del japón, hechas predominantemente con madera. McNamara abiertamente comenta que, d ehaber perdido la guerra, no le cabe la menor duda de que habría sido juzgado como criminal de guerra.

El segundo de ellos es la categoría y como consecuencia global de su gestión de la guerra del Vietnam.. bombardeos masivos, agente naranja. Una categoría expresada como pregunta: ¿Cuánto mal hay que estar dispuesto a hacer para conseguir el bien? Pregunta que McNamara lanza directamente a la cámara, sin contemplaciones, como una de las bombas que ordenó lanzar.

En definitiva, The fog of war es un documental magnífico que ofrece al espectador la oportunidad de escuchar la visión de un hombre de estado que no dudó en llevar hasta el extremo su desempeño en beneficio de la nación a la que servía.

Y quizá lo más sobrecogedor sea la pregunta que McNamara nunca plantea pero que flota a lo largo del documental y que tiene que ver con la necesidad de hacer el mal para conseguir el bien, pregunta que McNamara tácitamente responde de una manera afirmativa, como si la política fuese una actividad que a la larga corrompiese necesariamente al ser ese reino de la necesidad y la supervivencia donde la moral no siempre tiene el recorrido que debiera tener.

Como dice el viejo refrán, para hacer tortillas hay que romper huevos... y McNamara rompió unos cuantos y lo mejor del documental es que, de la ruptura de algunos ellos, el viejo secretario de estado se siente en su vejez culpable.

Y de todo modo, las preguntas que se formula McNamara resumen buena parte de la moralidad del siglo XX.

Brillante.


sábado, marzo 16, 2013

Rugby!!! El mejor deporte del mundo...






"Debería ser posible para cada cual el ir hasta el límite de su «capital » biológico, el disfrutar «hasta el tope» de su vida, sin violencia ni muerte precoz. Como si cada cual tuviera su pequeño esquema de vida impreso, su «esperanza normal» de vida, un «contrato de vida», en el fondo. De ahí la reivindicación social de esta cualidad de vida de la cual forma parte la muerte natural. Nuevo contrato social: es toda la sociedad, con su ciencia y su técnica, la que se vuelve solidariamente responsable de la muerte de cada individuo. Esta reivindicación puede, por otra parte, implicar un ataque al orden existente, del mismo tipo que las reivindicaciones salariales y cuantitativas: es la exigencia de una justa duración de la vida, como de una justa retribución de la fuerza de trabajo. En lo esencial, este derecho, como todos los otros, esconde una jurisdicción represiva. Cada cual tiene derecho, pero al mismo tiempo, deber de muerte natural. Porque ésta es la muerte característica del sistema de la economía política, su tipo de muerte obligado:

1. Como sistema de maximización de las fuerzas productivas (en un sistema «extensivo» de la mano de obra, no hay muerte natural para los esclavos, se les hace reventar trabajando).
11. Mucho más importante: que cada cual tenga derecho a su vida (habeas corpus-habeas vitam), es la jurisdicción social extendida a la muerte. La muerte es socializada como todo el resto: no puede ser más que natural, porque toda otra muerte es un escándalo social, no se ha hecho lo que se debía. ¿Progreso social? No: progreso de lo social, que se anexa incluso la muerte. Cada uno está desposeído de ella, ya no le será nunca posible morir como él lo entiende. Ya nunca será libre más que de vivir el mayor tiempo posible. Esto significa entre otras, la prohibición de consumir su vida sin consideración de límites. El principio de la muerte natural equivale a una neutralización de la vida, pura y simplemente..."

(El intercambio simbólico y la muerte, Jean Baudrillard)

viernes, marzo 15, 2013

JULES ET JIM

Dirigida por François Truffaut en 1962, "Jules et Jim" es el tercer largometraje del director francés, uno de los grandes nombres de la llamada "nouvelle vague".

La historia cuenta el desarrollo de un triangulo amoroso que dos hombres y una mujer mantienen en el periodo de tiempo que precede y antecede a la primera guerra mundial. Jules (Oskaer Werner) y Jim (Henri Serre), dos amigos artistas pertenecientes a  la bohemia parisina, conocen a la bella y fascinante Catharine (Jeanne Morau). Los dos caerán bajo su influjo y terminarán enamorándose de ella. Primero Jules y luego Jim, por indicación del anterior, configurando un triangulo amoroso a contracorriente y contratiempo.

"Jules et Jim" está basada en una novela homónima escrita por Henri-Pierre Roché en la que éste recuerda buena parte de su vida en los ambientes bohemios del Paris de los artistas y la Belle Epoque. Roché, un coleccionista de arte, devino a escritor en los últimos años de su vida, publicando dos novelas largas, ésta y "Deus anglaises et le continent", ambas filmadas por el director francés.

Hijo de una relación ilegitima y criado lejos de su madre, Truffaut tuvo una infancia difícil que se tradujo en delincuencia juvenil, frecuentes visitas a los correccionales e incluso la deserción del ejército francés. Afortunadamente el cine acabó atrapando al joven Truffaut convirtiendose las salas de cine en el auténtico hogar de un Truffaut siempre en relaciones conflictivas con lo emocional y sentimental.

Una de las consecuencias de esa forja del carácter del director francés es su constante interés por el amor, las relaciones afectivas y su deterioro progresivo cuando estas son sometidas al lento trabajo del tiempo. Todo el cine de Truffaut transpira una emocionante visión melancólica del amor y las relaciones humanas que, con el paso del tiempo y el olvido de todo aquel ruido coyuntural que fue la furia de la "Nouvelle Vague", se ha revelado como un aspecto esencial de su cine que le ha permitido perdurar en el tiempo.

Y en este sentido, se entiende perfectamente las razones por las que este texto de Roché capto el interés de Truffaut. "Jules et Jim" muestra como pocas historias esa visión melancólica del amor como paraíso perdido, como imposible mito deteriorado siempre por el paso del tiempo que tan presente está en su cine y que, como escribo, hace de Truffaut un autor más mayor de lo que muchos de los críticos de la nouvelle vague piensan.

Porque "Jules et Jim" muestra el paraíso y también su pérdida, pero también los esfuerzos que los tres personajes protagonistas hacen por amarse contra las circunstancias y el tiempo, esfuerzo que desemboca en un trágico final un instante antes de que se produzca la demoladora constatación de un fracaso.

Porque "Jules et Jim" huele a ese espíritu trágico del romanticismo entendido como el siempre condenado al fracaso esfuerzo del individuo por imponerse a los rigores de un destino que parece escrito para todos... Tal y como canta Catharine en Le Tourbillon, esa maravillosa canción que resume a los personajes y la historia, una canción que narra el amor de dos amantes que se encuentran y desencuentran en el torbellino de la vida y es la vida, y su dictado, lo que justo ninguno de ellos tiene en cuenta.



Para los que no tienen el amor, éste puede convertirse en un El Dorado, un escondido paraíso que encontrar... hasta que el buscador lo encuentra y descubre que, en cuanto se descuida, el tresoro ya no está y se convierte en un perdido paraíso que añorar... Y entre esos dos extremos, Truffaut sitúa su fascinación hacia el amor, su mirada melancólica dirigida hacia una entelequia que parece más nacido para ser contado, deseado o recordado que para ser tenido.

Por todo ésto, y pese a su escritura excesivamente efectista en algunos momentos, "Jules et Jim" me parece una de las mejores obras de Truffaut.

Imprescindible.


















Nadie podría jamás sospechar que conservas esa belleza demente de la infancia, ese furor contra lo útil de tu cuerpo
(Leopoldo María Panero)


No es tarea fácil la de contradecir a dios
en este gran teatro del bien y del mal
que con naturalidad perversa
transmuta lo bueno en malo… y viceversa,
Faltaría más.
Con todo lo que hay que hacer,
y todas esas cuentas pendientes,
que si uno se descuida se multiplican
-y que aunque uno se descuide crecen sin cesar-,
pero que siempre justifican y atan
como no podía ser de otra forma
estando por medio una divina voz.
En efecto, no es tarea fácil mantener la calma
cuando, y por dictamen legal,
el debe siempre supera inocentemente al haber,
mientras incesantamente se suceden vanas
y por boca de ese endemoniado dios
todas estas intercambiables esperanzas
que llenan de aire y nada
nuestro cada vez más escaso pan de cada día.












Y para qué, te dices, abrir los ojos al país de los ciegos
(Leopoldo María Panero)