I wish i knew....
sábado, diciembre 10, 2011
jueves, diciembre 08, 2011
miércoles, diciembre 07, 2011
HABEMUS PAPAM
Es atractiva la idea de un Papa que no se ve en condiciones de serlo y eso es exactamente lo que le sucede al arzobispo Melville, tranquilamente interpretado por lo que queda del gran Michel Piccoli. Melville no se ve en condiciones de serlo y en el momento de salir al balcón de la Plaza de San Pedro sufre un ataque de ansiedad.
La idea es atractiva, como digo. No obstante "Habemus Papam" es una de esas películas que no termina de dar de si todo lo que en teoría podría dar.
Para empezar la propia presencia del psicoanalista que interpreta el propio Moretti resulta un tanto desasosegadora, restando protagonismo a las tribulaciones del Papa objetor con una línea argumental que en cierto momento de la historia sólo parece existir para justificar la presencia de Moretti en la película.
Y siguiendo por las propias tribulaciones de Melville que parece más victima de una fase inicial de la enfermedad de Alzheimer que el sujeto de uno de esos extáticos tormentos que pasan por el quién soy, de dónde vengo y a dónde voy.
De Melville al final sólo sabemos que le gusta el teatro y que no quiere ser Papa, demasiado poco para el descenso de los abismos de la identidad y tengo la impresión que deberíamos saber mas, que Moretti más preocupado, como el personaje que representa, por lo anecdótico, simbolizado en el torneo mundial de voleibol que organiza entre los cardenales, se mantiene en la superficie de la impostura que Melville presenta y representa.
Asi "Habemus Papam" rechaza posicionamientos de mayor calado optando por la superficialidad, la anécdota y el chascarrillo, desactivando posibilidades narrativas y discursivas mayores y limitándose simplemente a mostrarnos la impostura de Melville cuya conducta termina oscilando peligrosamente entre el capricho y la enfermedad pudiendo dar claramente para más.
Nimia.
RESTLESS
Es patético cómo los esclavos juegan a ser cínicos y a no creer en sentimientos como el amor o la sociedad sin clases mientras sus dueños despreocupadamente eligen la piscina en la que bañarse.
La mala prensa que en nuestros días tiene todo tipo de idealismo, la proliferación de tanto cinismo y pretendida adaptación a la realidad, no son otra cosa que una vuelta de tuerca más en el silencioso, invisible y firme proceso de dominación al que estamos siendo sometidos.
Por eso, de vez en cuando, conviene probarse viendo una película como "Restless".
Es mucho más fiable que el test Voigt-Kampff.
Te lo aseguro. Si no te emociona es que en alguna parte tienes puesto un buen par de cadenas... Te lo digo como amigo... aunque no te conozca ni probablemente quiera conocerte.
Es más... si te concentras podrás escuchar claramente a alguien meándose de risa en la distancia sobre tu pretendido corazón duro de mierda. Igualito que en la canción de Lou Reed.
La nueva película de Gus Van Sant nos cuenta una historia de amor loco con la muerte como punto de partida y también como punto final.
Enoch un adolescente huérfano conoce a Annabel, una enferma de cáncer, en un funeral a los que asiste de manera constante desde el fallecimiento de sus padres en un accidente de tráfico. Ambos se enamorarán bajo la atenta mirada de Hiroshi, el fantasma de un piloto kamikaze que Enoch conoció en la experiencia de muerte que tuvo como consecuencia de ese mismo accidente y que se convertirá en un maravilloso nexo de unión entre ambos, imbricando su propia historia de amor interrumpida con la que viven Enoch y Anabel.
Y para mi gusto lo mejor que tiene esta historia es el tono de alegre tristeza con que se desarrolla, el mismo tono despreocupado y adolescente con el que los protagonistas enfrentan su amor y la próxima muerte de Anabel.
Agarrándose a cada instante y haciendo que cuente.
Nada más... ni nada menos.
Especial.
Es patético cómo los esclavos juegan a ser cínicos y a no creer en sentimientos como el amor o la sociedad sin clases mientras sus dueños despreocupadamente eligen la piscina en la que bañarse.
La mala prensa que en nuestros días tiene todo tipo de idealismo, la proliferación de tanto cinismo y pretendida adaptación a la realidad, no son otra cosa que una vuelta de tuerca más en el silencioso, invisible y firme proceso de dominación al que estamos siendo sometidos.
Por eso, de vez en cuando, conviene probarse viendo una película como "Restless".
Es mucho más fiable que el test Voigt-Kampff.
Te lo aseguro. Si no te emociona es que en alguna parte tienes puesto un buen par de cadenas... Te lo digo como amigo... aunque no te conozca ni probablemente quiera conocerte.
Es más... si te concentras podrás escuchar claramente a alguien meándose de risa en la distancia sobre tu pretendido corazón duro de mierda. Igualito que en la canción de Lou Reed.
La nueva película de Gus Van Sant nos cuenta una historia de amor loco con la muerte como punto de partida y también como punto final.
Enoch un adolescente huérfano conoce a Annabel, una enferma de cáncer, en un funeral a los que asiste de manera constante desde el fallecimiento de sus padres en un accidente de tráfico. Ambos se enamorarán bajo la atenta mirada de Hiroshi, el fantasma de un piloto kamikaze que Enoch conoció en la experiencia de muerte que tuvo como consecuencia de ese mismo accidente y que se convertirá en un maravilloso nexo de unión entre ambos, imbricando su propia historia de amor interrumpida con la que viven Enoch y Anabel.
Y para mi gusto lo mejor que tiene esta historia es el tono de alegre tristeza con que se desarrolla, el mismo tono despreocupado y adolescente con el que los protagonistas enfrentan su amor y la próxima muerte de Anabel.
Agarrándose a cada instante y haciendo que cuente.
Nada más... ni nada menos.
Especial.
"Trinche" Carlovich!
Mi jugador!
Mi jugador!
El único jugador expulsado y reingresado al campo por presión del público.
El referente de los mejores jugadores de toda una generación del mejor futbol argentino.
El genio en la sombra.
El símbolo de un fútbol romántico que ya prácticamente no existe.
Un mito.
Retirado a los 37 años y solo dos partidos en primera división.
El símbolo de un fútbol romántico que ya prácticamente no existe.
Un mito.
Retirado a los 37 años y solo dos partidos en primera división.
EL JUGADOR LÍRICO, admirado y envidiado por generaciones y generaciones de los mejores futbolistas argentinos.
Estaría toda la noche viendo este programa de Noviembre del "Informe Robinson", el mejor programa de televisión que se hace ahora mismo en este país.
Estaría toda la noche viendo este programa de Noviembre del "Informe Robinson", el mejor programa de televisión que se hace ahora mismo en este país.
Ah! Y... Central Córdoba, mi equipo!
martes, diciembre 06, 2011
UN MÉTODO PELIGROSO
Uno de los aspectos más importantes que se desprenden de la visión de las cosas de la física cuántica es la imposibilidad de establecer la diferenciación entre el observador y los observado.
Nada ni nadie que se encuentre dentro del tejido espacio temporal puede aspirar a colocarse en una posición de objetividad y distanciamiento.
Todo está interrelacionado de una manera compleja e indescifrable y en este sentido, y en lo que atañe al entendimiento de las cosas esenciales, la posibilidad de un sujeto capaz de reflexionar y atrapar cualquier objeto desde una perspectiva racional se convierte en un imposible sueño.
Y es en este sentido donde inserto mi reflexión acerca de "Un método peligroso", la última película del canadiense David Cronenberg.
Para mi gusto, el principal atractivo que tiene la película es contemplar a Jung y Freud, dos de los grandes aventureros en la investigación de las psique humana, siendo victimas de si mismos, de sus pasiones y deseos en tanto y en cuanto intentan objetivar ese mismo mecanismo que les esclaviza.
A su manera, ambos viven ese sueño de la razón mientras los deseos por todas partes les viven.
"Un método peligroso" muestra de manera muy peligrosa la imposibilidad de esa frontera y el modo en que se producen constantes trasvases de un lado a otro resultando que la orientación que adquiere una investigación tiene su origen en circunstancias emocionales como es el caso de Jung y viceversa, como la complicada relación con el sexo llevó a Freud a hacer de éste el interpretante esencial de los mecanismos de la naturaleza humana.
De raíces intelectuales y complejas, "Un método peligroso" ofrece una propuesta más que estimulante, una propuesta más discursiva que narrativa sobre los límites de la razón, de la clínica y el poderoso influjo que lo irracional tiene a la hora de configurar ese retrato en sepia que llamamos "yo".
Interesante.
Uno de los aspectos más importantes que se desprenden de la visión de las cosas de la física cuántica es la imposibilidad de establecer la diferenciación entre el observador y los observado.
Nada ni nadie que se encuentre dentro del tejido espacio temporal puede aspirar a colocarse en una posición de objetividad y distanciamiento.
Todo está interrelacionado de una manera compleja e indescifrable y en este sentido, y en lo que atañe al entendimiento de las cosas esenciales, la posibilidad de un sujeto capaz de reflexionar y atrapar cualquier objeto desde una perspectiva racional se convierte en un imposible sueño.
Y es en este sentido donde inserto mi reflexión acerca de "Un método peligroso", la última película del canadiense David Cronenberg.
Para mi gusto, el principal atractivo que tiene la película es contemplar a Jung y Freud, dos de los grandes aventureros en la investigación de las psique humana, siendo victimas de si mismos, de sus pasiones y deseos en tanto y en cuanto intentan objetivar ese mismo mecanismo que les esclaviza.
A su manera, ambos viven ese sueño de la razón mientras los deseos por todas partes les viven.
"Un método peligroso" muestra de manera muy peligrosa la imposibilidad de esa frontera y el modo en que se producen constantes trasvases de un lado a otro resultando que la orientación que adquiere una investigación tiene su origen en circunstancias emocionales como es el caso de Jung y viceversa, como la complicada relación con el sexo llevó a Freud a hacer de éste el interpretante esencial de los mecanismos de la naturaleza humana.
De raíces intelectuales y complejas, "Un método peligroso" ofrece una propuesta más que estimulante, una propuesta más discursiva que narrativa sobre los límites de la razón, de la clínica y el poderoso influjo que lo irracional tiene a la hora de configurar ese retrato en sepia que llamamos "yo".
Interesante.
lunes, diciembre 05, 2011
SOSPECHOSOS HABITUALES
Dirigida en 1995 por el entonces desconocido Bryan Singer, "Sospechosos habituales" es un thriller sobrio y potente que cuenta la historia de unos personajes, los cinco sospechosos cuyo nombre da titulo a la película, fatídicamente atrapados en una red hábilmente tejida a su alrededor.
"Sospechosos habituales" es un relato que sucede en varios niveles pero en todos ellos ocurre despiadadamente, desde la perspectiva de la presa, de la víctima de un predador cuyo juego sólo se revela al final de la historia, en un sorprendente giro final que multiplica por mil el interés de la película.
Imagino que esas ratas de laboratorio que interminablemente recorren laberintos seguidas bajo la atenta mirada de premios nobeles kazajos se sentirían, de poder hacerlo, igual que los miembros de la banda de Dean Keaton.
Presintiendo, sin poder precisar el cómo y el por qué, que forman parte del plan infinito de algún dios menor en el que son necesarias piezas prescindibles.
Sintiendo el inmenso peso de una calculada fatalidad que, cortadas todas las escapatorias, les obliga a desempeñar ese papel.
Es entonces cuando la recompensa de 91 millones de dólares se convierte en una excusa para aceptar el destino que su prescindible condición de sospechosos habituales les ha asignado.
One job, one day's work, very dangerous...
Ya que hay una trampa aguardando, lo importante es encontrar una buena escusa para caer directamente en ella.
Brillante.
Dirigida en 1995 por el entonces desconocido Bryan Singer, "Sospechosos habituales" es un thriller sobrio y potente que cuenta la historia de unos personajes, los cinco sospechosos cuyo nombre da titulo a la película, fatídicamente atrapados en una red hábilmente tejida a su alrededor.
"Sospechosos habituales" es un relato que sucede en varios niveles pero en todos ellos ocurre despiadadamente, desde la perspectiva de la presa, de la víctima de un predador cuyo juego sólo se revela al final de la historia, en un sorprendente giro final que multiplica por mil el interés de la película.
Imagino que esas ratas de laboratorio que interminablemente recorren laberintos seguidas bajo la atenta mirada de premios nobeles kazajos se sentirían, de poder hacerlo, igual que los miembros de la banda de Dean Keaton.
Presintiendo, sin poder precisar el cómo y el por qué, que forman parte del plan infinito de algún dios menor en el que son necesarias piezas prescindibles.
Sintiendo el inmenso peso de una calculada fatalidad que, cortadas todas las escapatorias, les obliga a desempeñar ese papel.
Es entonces cuando la recompensa de 91 millones de dólares se convierte en una excusa para aceptar el destino que su prescindible condición de sospechosos habituales les ha asignado.
One job, one day's work, very dangerous...
Ya que hay una trampa aguardando, lo importante es encontrar una buena escusa para caer directamente en ella.
Brillante.
domingo, diciembre 04, 2011
"Pero lo cierto es casi lo opuesto. Aunque los líderes europeos siguen insistiendo en que el problema es un gasto demasiado elevado en las naciones deudoras, el auténtico problema es un gasto demasiado reducido en Europa en su conjunto. Y sus intentos de arreglar las cosas exigiendo una austeridad cada vez más severa han desempeñado un papel decisivo para empeorar la situación."
(Matar el Euro, Paul Krugman)
(Matar el Euro, Paul Krugman)
EL EJERCITO DE LAS SOMBRAS
Basada en la novela homónima de Joseph Kessel, "El ejército de las sombras" es una de las grandes películas de Jean Pierre Melville, que es para mi gusto uno de los mejores directores cinematográficos franceses de la segunda mitad del siglo XX.
Sucediendo en 1942, en el momento cumbre del esfuerzo nazi por dominar Europa, "El ejército de las sombras" nos cuenta los primeros esfuerzos de la resistencia francesa por oponerse a lo que en aquel momento era la omnipotente y poderosa ocupación alemana.
La historia se centra en Phillipe Gerbier (magnífico Lino Ventura), uno de los líderes de la resistencia, y el grupo de individuos que se encuentran a sus ordenes.
"El ejército de las sombras" muestra por encima de todo, por encima de las concretas acciones que el grupo lleva a cabo, el tremendo esfuerzo que supone para cada uno de ellos optar por ese difícil camino.
La cotidianidad de una vida de sacrificio, en muchos casos sin el menor sostén de esperanza, obedeciendo a esa voz interior que todos escuchamos y, como casi todos los personajes de Melville, aceptando estoicamente las consecuencias inevitables de cada toma de decisión, de cada acción, que les aleja un poco más de cualquier posibilidad de salvación.
El cine de Melville conjuga siempre, con pocas palabras y mucha acción, el inevitable drama que casi siempre supone hacer acto de presencia y ser desde la honestidad primigenia de escuchar esa voz, una voz que desde lo más profundo nos relata el camino que debemos seguir sin importar las consecuencias, generalmente dolosas que el cuerpo de uno puede recibir.
En cierto sentido, sus personajes son la máxima expresión de ese ideal caballeresco y guerrero que los antiguos griegos llamaban "areté" y que no es otra cosa que saber estar a la altura de aquello que el caprichoso destino presenta cumpliendo con el deber de estar también a la altura de lo que se espera de uno... Y lo que se espera de un ciudadano es resistencia y patriotismo hasta el final.
Dentro de ese escenario, la comedia humana con el despliegue de todos los matices que permite el carácter del ser humano... el heroísmo, la traición, el sacrificio, el deber, la cobardía... en un territorio extremo donde la muerte puede esperar a la vuelta de la siguiente esquina.
Los griegos eran comprensivos para quienes cedían, para aquellos que decidían no permanecer con Leónidas en el desfiladero de las Termópilas, porque entendían las complejidades de la naturaleza humana, pero no olvidaban lo importante y reservaban un lugar especial a aquellos que trascendían todas aquellas pequeñas miserias de la condición humana y se transfiguraban en semidioses aceptando el papel que en su interminable obra teatral el destino les ofrece.
Porque lo propio del ser humano es precisamente no ceder ante las presiones que sobre la conciencia moral ejerce el animal que también somos. Ese animal que sólo quiere no pasar frío, tener el estómago lleno, ser neoliberal y en definitiva vivir un día mas.
Lo estrictamente humano es presentar batalla asumiendo que quizá no haya un día más persiguiendo la perfección, la realización en la tierra de ese ideal que llevamos en la cabeza.
Y en este sentido, domar al animal y apuntarse con él a la resistencia es un absoluto y completo acto de humanidad, de "Areté" en línea directa con Aquiles, Leónidas o Hector.
La materia de la que están hechas los héroes.
Brillante.
Basada en la novela homónima de Joseph Kessel, "El ejército de las sombras" es una de las grandes películas de Jean Pierre Melville, que es para mi gusto uno de los mejores directores cinematográficos franceses de la segunda mitad del siglo XX.
Sucediendo en 1942, en el momento cumbre del esfuerzo nazi por dominar Europa, "El ejército de las sombras" nos cuenta los primeros esfuerzos de la resistencia francesa por oponerse a lo que en aquel momento era la omnipotente y poderosa ocupación alemana.
La historia se centra en Phillipe Gerbier (magnífico Lino Ventura), uno de los líderes de la resistencia, y el grupo de individuos que se encuentran a sus ordenes.
"El ejército de las sombras" muestra por encima de todo, por encima de las concretas acciones que el grupo lleva a cabo, el tremendo esfuerzo que supone para cada uno de ellos optar por ese difícil camino.
La cotidianidad de una vida de sacrificio, en muchos casos sin el menor sostén de esperanza, obedeciendo a esa voz interior que todos escuchamos y, como casi todos los personajes de Melville, aceptando estoicamente las consecuencias inevitables de cada toma de decisión, de cada acción, que les aleja un poco más de cualquier posibilidad de salvación.
El cine de Melville conjuga siempre, con pocas palabras y mucha acción, el inevitable drama que casi siempre supone hacer acto de presencia y ser desde la honestidad primigenia de escuchar esa voz, una voz que desde lo más profundo nos relata el camino que debemos seguir sin importar las consecuencias, generalmente dolosas que el cuerpo de uno puede recibir.
En cierto sentido, sus personajes son la máxima expresión de ese ideal caballeresco y guerrero que los antiguos griegos llamaban "areté" y que no es otra cosa que saber estar a la altura de aquello que el caprichoso destino presenta cumpliendo con el deber de estar también a la altura de lo que se espera de uno... Y lo que se espera de un ciudadano es resistencia y patriotismo hasta el final.
Dentro de ese escenario, la comedia humana con el despliegue de todos los matices que permite el carácter del ser humano... el heroísmo, la traición, el sacrificio, el deber, la cobardía... en un territorio extremo donde la muerte puede esperar a la vuelta de la siguiente esquina.
Los griegos eran comprensivos para quienes cedían, para aquellos que decidían no permanecer con Leónidas en el desfiladero de las Termópilas, porque entendían las complejidades de la naturaleza humana, pero no olvidaban lo importante y reservaban un lugar especial a aquellos que trascendían todas aquellas pequeñas miserias de la condición humana y se transfiguraban en semidioses aceptando el papel que en su interminable obra teatral el destino les ofrece.
Porque lo propio del ser humano es precisamente no ceder ante las presiones que sobre la conciencia moral ejerce el animal que también somos. Ese animal que sólo quiere no pasar frío, tener el estómago lleno, ser neoliberal y en definitiva vivir un día mas.
Lo estrictamente humano es presentar batalla asumiendo que quizá no haya un día más persiguiendo la perfección, la realización en la tierra de ese ideal que llevamos en la cabeza.
Y en este sentido, domar al animal y apuntarse con él a la resistencia es un absoluto y completo acto de humanidad, de "Areté" en línea directa con Aquiles, Leónidas o Hector.
La materia de la que están hechas los héroes.
Brillante.
sábado, diciembre 03, 2011
BIG FISH
A su manera, el sentido también es una historia.
Es la historia de las historias, la que nos hace ser lo que somos y que, al mismo tiempo, hace que todo el resto de historias sean posibles.
Es lo que enlaza a las cosas y las sitúa como parte de un paisaje enlazándolas en una determinada configuración dotada de un significado o de una intención.
El ser humano por encima de todo es un agente productor de sentido y en ello subyace, impulsándolo, lo más esencial: lo que cada uno cree que es, que busca o que quiere. A partir de ese punto, la realidad se convierte en un espacio para buscar, para encontrar, para producir.
Como escribía Heidegger en ese inmenso y maravilloso "ladrillo" llamado "Ser y tiempo", el dasein, el ente que existe en un concreto espacio y tiempo está para "cuidarse de", para realizar un determinado trabajo, una determinada misión y el plano en el que está escrito ese tesoro, mientras se nos derrama el tiempo entre las manos, es ese sentido.
La potencialidad que creemos ser y que no podemos hacer otra cosa que desarrollar.
"Big Fish" es una hermosa fábula sobre la necesidad que el ser humano tiene de esas historias, de ese sentido capaz de transfigurar las cosas y convertirlas en hermosas.
Exactamente eso es lo que hace Edward, el protagonista de esta película que sin duda es una de las mejores películas de Tim Burton.
Ante la incomprensión de su hijo que sólo ve un charlatán pesado, Edward ha hecho de las historias su propia vida o de su propia vida una historia.
Esta línea argumental se complementa en este punto con la segunda, la de la complicada relación paterno-filial que ambos personajes arrastran y que culminará de una manera terriblemente hermosa porque participar del sentido que los otros quieren darle las cosas también es un acto de amor.
Especial.
A su manera, el sentido también es una historia.
Es la historia de las historias, la que nos hace ser lo que somos y que, al mismo tiempo, hace que todo el resto de historias sean posibles.
Es lo que enlaza a las cosas y las sitúa como parte de un paisaje enlazándolas en una determinada configuración dotada de un significado o de una intención.
El ser humano por encima de todo es un agente productor de sentido y en ello subyace, impulsándolo, lo más esencial: lo que cada uno cree que es, que busca o que quiere. A partir de ese punto, la realidad se convierte en un espacio para buscar, para encontrar, para producir.
Como escribía Heidegger en ese inmenso y maravilloso "ladrillo" llamado "Ser y tiempo", el dasein, el ente que existe en un concreto espacio y tiempo está para "cuidarse de", para realizar un determinado trabajo, una determinada misión y el plano en el que está escrito ese tesoro, mientras se nos derrama el tiempo entre las manos, es ese sentido.
La potencialidad que creemos ser y que no podemos hacer otra cosa que desarrollar.
"Big Fish" es una hermosa fábula sobre la necesidad que el ser humano tiene de esas historias, de ese sentido capaz de transfigurar las cosas y convertirlas en hermosas.
Exactamente eso es lo que hace Edward, el protagonista de esta película que sin duda es una de las mejores películas de Tim Burton.
Ante la incomprensión de su hijo que sólo ve un charlatán pesado, Edward ha hecho de las historias su propia vida o de su propia vida una historia.
Esta línea argumental se complementa en este punto con la segunda, la de la complicada relación paterno-filial que ambos personajes arrastran y que culminará de una manera terriblemente hermosa porque participar del sentido que los otros quieren darle las cosas también es un acto de amor.
Especial.
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