Es muy decepcionante comprobar el poco grado de ilustración que tiene el nivel de debate en nuestra opinión pública... Por condenar el error de Israel nos echamos en brazos de un monstruo devorador de carne llamado Hamas y salimos a la calle defendiendo a asesinos, también, de mujeres y niños.
No hay término medio.
La pereza intelectual encuentra acomodo en el confortable asiento de una emoción expresada, en un discurso de buenos y malos que jamás resuelve nada porque tiende a convertir a todos en parte de su ciega lotería, porque siempre hay razones para defender a los tuyos y a atacar a los que no lo son.
Es una pena que el concepto de opinión pública también esté corrompido, y en manos de seres tan narcisistas y poco preparados para todo lo que no sea sus propias emociones como los cantantes y los actores, porque una cosa es parar la barbarie de la guerra y otra muy diferente es sacar conclusiones de bondad y maldad de las partes tomando el cadaver de un niño ensangrentado como prueba. Entre otras cosas porque todos los bandos son capaces de aportar su ración de cadaveres sobre la mesa. Y sin embargo parece que el que no expone la vergüenza de sus muertos automáticamente se convierte en el malo... y parece que no sufre, que jamás le pasa nada en lo más alto de la torre de su poder y que el ejercicio de su violencia cuando no es caprichoso obedece a motivos absolutamente espúreos de dominación y control de la libertad de otros.
Siempre me ha parecido horrible el uso que han hecho los palestinos de sus muertos en el interminable conflicto que desde decenios mantienen con Israel. Aun reconociendo la parte de verdad que tiene su causa (que la tiene), y si nos ponemos a hablar de buenos y malos, los palestinos siempre me han parecido unos monstruos tan dispuestos a todo como Israel. Mas débiles, más pobres, con peores amigos (algo muy importante en las relaciones internacionales de siempre, sobre todo si naces sin estrella y estrellado), peor armados, pero tan dispuestos a todo como los israelitas... los malos oficiales de siempre. No hay más que ver la autoritaria forma de producirse que tiene en público el líder de Hamas... pero para el que quiera asumir la responsabilidad de verlo.
Israel nunca ha mostrado las imágenes de sus ciudadanos destrozados por los asesinos suicidas, jamás ha retransmitido el dolor de sus entierros ni nos ha restregado la sangre de los suyos por el asombro de nuestras caras.
Se parecen demasiado a nosotros.
También son una democracia y anteponen el respeto al dolor de los suyos a su uso político como refuerzo positivo de la imagen pública de su propia causa.
Alguna vez la inmensa minoría a la que pertenezco tendría que salir a la calle para manifestarse en favor del sentido común.
Nadie lo notaría... solo nosotros... los cada vez menos, los tan pocos.