DOGVILLE
Escapando de unos gangsters, Grace (Nicole Kidman) llega a la pequeña y perdida aldea de Dogville. Allí conoce a Tom (Paul Bettany) quién conmovido por su belleza y por su situación intenta ayudarla haciendo que los demás conciudadanos la escondan.
Cuando descubren que es una fugitiva de la justicia y enfrentados al riesgo que para ellos supone esconder a una fugitiva los habitantes de Dogville sentirán dudas acerca de tener a Grace con ellos.
Tom resolverá este problema convenciendo a Grace de que trabaje para todos y cada uno de los habitantes de "Dogville" para intentar compensarles por el riesgo que corren.
Poco a poco, y ante el asombro de la desvalida y bondadosa Grace, la ciudad de Dogville se volverá contra ella, le mostrará sus dientes y acabará clavándoselos en una dinámica sadomasoquista de dominación y explotación que tomará un giro brillante e inesperado al final de la película.
Por encima de todo, "Dogville" es un cuento "inmoral" estructurado en nueve actos que bien podría haber firmado el mismisimo Marques de Sade.
La bella y desvalida Grace bien podría ser la perfecta encarnación de Justine, uno de esos personajes inocentes a los que el Marques gustaba de arrojar con su virtuoso idealismo a las afiladas fauces de esa viciosa jungla de hambrientos lobos para el hombre.
Lars von Trier no hace otra cosa.
Poco a poco, los habitantes de Dogville, habituados a lo contrario, descubren que hay alguien que por su situación y por su bondad está situado por debajo de ellos y esto convierte a Grace en la pantalla donde todos y cada uno de ellos proyectan el lobo para el hombre que todos llevan dentro.
Y hasta aquí, "Dogville" desarrolla un relato para que el escéptico y/o el cínico acerca de la naturaleza humana encuentre su reflejo, pero es aquí donde la verdadera genialidad de Lars von Trier se manifiesta desarrollando en la extraordinaria y dura última media hora final un pasmoso y nada avergonzado de si mismo discurso sobre la venganza y la violencia... y lo que es más fascinante: sobre su absoluto carácter moral y necesario cuando por azares de la vida el débil se convierte en fuerte.
De algún modo, "Dogville" es un cuento moral que el Marques de Sade hubiera escrito si los discursos idealistas de Marat hubieran hecho mella en él.
¿Alguién recuerda el "Marat/Sade" de Peter Brook?
La destrucción puede tener un sentido moral cuando la virtud puede defenderse, decide defenderse y no se deja aplastar por el vicio.
La virtud deja de ser masoquista para convertirse en sádica y, por ser quién es, razones y verdad no le faltan.
Obra maestra.
Escapando de unos gangsters, Grace (Nicole Kidman) llega a la pequeña y perdida aldea de Dogville. Allí conoce a Tom (Paul Bettany) quién conmovido por su belleza y por su situación intenta ayudarla haciendo que los demás conciudadanos la escondan.
Cuando descubren que es una fugitiva de la justicia y enfrentados al riesgo que para ellos supone esconder a una fugitiva los habitantes de Dogville sentirán dudas acerca de tener a Grace con ellos.
Tom resolverá este problema convenciendo a Grace de que trabaje para todos y cada uno de los habitantes de "Dogville" para intentar compensarles por el riesgo que corren.
Poco a poco, y ante el asombro de la desvalida y bondadosa Grace, la ciudad de Dogville se volverá contra ella, le mostrará sus dientes y acabará clavándoselos en una dinámica sadomasoquista de dominación y explotación que tomará un giro brillante e inesperado al final de la película.
Por encima de todo, "Dogville" es un cuento "inmoral" estructurado en nueve actos que bien podría haber firmado el mismisimo Marques de Sade.
La bella y desvalida Grace bien podría ser la perfecta encarnación de Justine, uno de esos personajes inocentes a los que el Marques gustaba de arrojar con su virtuoso idealismo a las afiladas fauces de esa viciosa jungla de hambrientos lobos para el hombre.
Lars von Trier no hace otra cosa.
Poco a poco, los habitantes de Dogville, habituados a lo contrario, descubren que hay alguien que por su situación y por su bondad está situado por debajo de ellos y esto convierte a Grace en la pantalla donde todos y cada uno de ellos proyectan el lobo para el hombre que todos llevan dentro.
Y hasta aquí, "Dogville" desarrolla un relato para que el escéptico y/o el cínico acerca de la naturaleza humana encuentre su reflejo, pero es aquí donde la verdadera genialidad de Lars von Trier se manifiesta desarrollando en la extraordinaria y dura última media hora final un pasmoso y nada avergonzado de si mismo discurso sobre la venganza y la violencia... y lo que es más fascinante: sobre su absoluto carácter moral y necesario cuando por azares de la vida el débil se convierte en fuerte.
De algún modo, "Dogville" es un cuento moral que el Marques de Sade hubiera escrito si los discursos idealistas de Marat hubieran hecho mella en él.
¿Alguién recuerda el "Marat/Sade" de Peter Brook?
La destrucción puede tener un sentido moral cuando la virtud puede defenderse, decide defenderse y no se deja aplastar por el vicio.
La virtud deja de ser masoquista para convertirse en sádica y, por ser quién es, razones y verdad no le faltan.
Obra maestra.