Realizada en 1962, "El planeta de las tormentas" es -por lo visto- uno de los mejores ejemplos del cine de ciencia-ficción soviética.
La película nos cuenta las vicisitudes de una expedición espacial soviética dirigida al planeta Venus compuesta por tres naves: Sirius, Vega y Capella. La destrucción de la última por un meteorito alterará los planes de los expedicionarios obligándoles a improvisar un descenso a un planeta que se les mostrará como un delirante mundo lleno de monstruos prehistóricos, enfermedades tropicales, volcanes en erupción y plantas carnívoras salidas directamente de una película de Ed Wood.
Todo muy loco.
Y a esa locura se une lo que, para mi gusto, es lo mejor de la película: una apenas intuida raza venusina que sólo se muestra en un hermoso e inesperado final.
En cualquier caso hay que mirar con ternura esta "El planeta de las tormentas" porque tiene ese encanto naif que la emparenta directamente con el cine pionero de Melies y sus amazonas en la luna o colgando de las estrellas.
Y no estoy seguro de que ese efecto encantador sea algo buscado sino una consecuencia inesperada del casi siempre inclemente paso del tiempo
Toda una curiosidad.
En 1965, los norteamericanos cogieron este producto de su enemigo soviético y lo estrenaron como serie B en su país. Borraron toda huella soviética en los créditos y rodaron unas pocas escenas adicionales protagonizadas por el jubilado Basil Rathbone.
Lo llamaron "Viaje al planeta prehistórico".
Aún más loco.
La película nos cuenta las vicisitudes de una expedición espacial soviética dirigida al planeta Venus compuesta por tres naves: Sirius, Vega y Capella. La destrucción de la última por un meteorito alterará los planes de los expedicionarios obligándoles a improvisar un descenso a un planeta que se les mostrará como un delirante mundo lleno de monstruos prehistóricos, enfermedades tropicales, volcanes en erupción y plantas carnívoras salidas directamente de una película de Ed Wood.
Todo muy loco.
Y a esa locura se une lo que, para mi gusto, es lo mejor de la película: una apenas intuida raza venusina que sólo se muestra en un hermoso e inesperado final.
En cualquier caso hay que mirar con ternura esta "El planeta de las tormentas" porque tiene ese encanto naif que la emparenta directamente con el cine pionero de Melies y sus amazonas en la luna o colgando de las estrellas.
Y no estoy seguro de que ese efecto encantador sea algo buscado sino una consecuencia inesperada del casi siempre inclemente paso del tiempo
Toda una curiosidad.
En 1965, los norteamericanos cogieron este producto de su enemigo soviético y lo estrenaron como serie B en su país. Borraron toda huella soviética en los créditos y rodaron unas pocas escenas adicionales protagonizadas por el jubilado Basil Rathbone.
Lo llamaron "Viaje al planeta prehistórico".
Aún más loco.