lunes, mayo 02, 2011

OSAMA















Diez años después... y diez años son mucho tiempo.
El suficiente como para que al gobierno de Pakistán le interese más entregarlo que mantenerlo encerrado en el propio secreto hermético de su paradero.
Pensemoslo bien... Los Estados Unidos no han podido controlar Afganistán y, sin embargo, un comando de Seals se infiltra de repente hasta el mismo centro de Pakistán en busca del asesino. Si pudiesen hacerlo lo habrían hecho una y otra vez para matar a los que ahora de verdad cuentan en Afganistán y en Pakistán. Y precisamente lo que caracterizaba a la fallida intervención norteamericana y aliada en Afganistán era la ceguera que daba la falta de información, de inteligencia, de conocimiento del medio y sus actores.
Si pudiesen hacerlo lo habrían hecho una y otra vez porque hubieran contado con la información que les hubiera proporcionado la gente que está sobre el terreno, generalmente sus propietarios. Pero no ha habido información sobre esas personas. Los Seals no han podido infiltrarse.
Sin información, no hay acción y esa información siempre tiene dueños y esos dueños tienen intereses... ¿Quiénes son los dueños del juego ahora? ¿Quiénes son esos a los que ahora no podemos atrapar y que podremos matar dentro de diez años?
Son ellos los que deciden ahora qué hacer.
La muerte de Bin Laden sólo equilibra la vieja balanza bíblica del ojo por ojo y del diente por diente.
No resuelve nada más... como pagar la hipoteca de una casa que ya no habitamos
Entiendo las dificultades que tiene el "trabajo de campo", pero hubiera sido mucho mejor un juicio justo.

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