lunes, diciembre 19, 2011

MOONFLEET

Casi siempre la realidad es todo aquello que nos contradice.

Normalmente, los héroes de los grandes relatos míticos que nos llevan conmoviendo generación tras generación, desde el comienzo de los tiempos, son aquellos que consiguen domar a esa bestia, la de la realidad, consiguiendo al final que las cosas sean como en un principio se propusieron que fueran.

El éxito siempre es una consecuencia que inevitablemente acompaña al ejercicio constante de su virtud.

No puede ser de otra manera y el virtuoso debe ser compensado con el éxito.

Frente a éstos héroes apolíneos surgen los héroes románticos. No tan virtuosos. Siempre en contradicción consigo mismos y con su pasado, deciden intentar domar a la bestia. Y sabemos que sus posibilidades de éxito son mínimas, que sólo los virtuosos pueden ser premiados, pero no dejan por ello de intentarlo.

Surge entonces el fracaso como posibilidad poética.

El fracaso como consecuencia de una inevitabilidad que pasa por el simple hecho de no poder dejar de intentarlo.

El héroe romántico es el verdadero hombre desafiando al destino y a los dioses. Y suele habitar relatos que incluyen la expiación, el sacrificio y la muerte como catarsis definitiva de una actitud heterodoxa y rebelde ante la vida, ante un destino que parece estar escrito para todos.

Su esencia es la de la negación.

Sin ser el elegido de los dioses, se niegan a aceptar las cartas que el destino ha repartido y rebelarse contra él incurriendo en una siniestra contabilidad de consecuencias y efectos colaterales que es consecuencia de su ambición.

Jeremy Fox, el protagonista de Moonfleet, es uno de esos héroes marcados por la tragedia que acarrean esos fracasos, una tragedia que llegará a su vida disipada encarnada en la inocencia de un niño que ciegamente cree que el libertino Fox será su amigo.

Enseguida Fox reconocerá en el niño la definitiva factura que el destino le pasa, una factura que seguramente no pueda pagar con otra cosa más que con su propia vida en uno de los finales más hermosos de la historia del cine.

Obra maestra.



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