domingo, junio 14, 2015

Chistes e intoxicación

El tema de los twits de Guillermo Zapata, nuevo concejal del nuevo equipo de gobierno municipal del gobierno de Madrid, es otro ejemplo de lo importante que es la descontextualización en la guerra sucia en que hoy en día se ha convertido esa esfera de comunicación interesada que antes se decía que ocupaba la información.

¿Y por qué descontextualización?

Porque los mencionados twits forman parte de un contexto, de una conversación en la que se debatían los limites del humor.

Y dentro de ese contexto los chistes van entrecomillados y se presentan como ejemplos precisamente de esos límites del buen sentido que a veces se franquean, pero nada de eso ha importado.

Olvidando los entrecomillados, se han considerado como expresiones propias de Guillermo Zapata y cumplir han cumplido su función, la de ofrecer el clavo ardiendo de un discurso al que los voceros del sistema pueden agarrarse (con gusto además) para enturbiar el maravilloso día de hoy. Un día de alegría en el que las fuerzas populares han ocupado las alcaldías de las más importantes ciudades del país, aspecto que por sí solo muestra a quien quiera verlo quién ha sido el verdadero ganador de las pasada elecciones municipales.

Pero nada de eso ha importado.

Ni siquiera ha importado que Irene Villa, una de las mencionadas en alguno de esos chistes entrecomillados, participase en esa reunión.

Ha brillado por su ausencia la voluntad de informar, sólo ha destacado la necesidad de ofrecer un hueso que roer a aquellos que que quieran roer ese maldito hueso.

Y abundando en este sentido es increíble la interesada falta de rigor en un debate público que si algo demuestra es ese carácter tan fundamentalista y nada democrático de estar ansioso por ofenderse y escandalizarse.

Porque hay personajes que en medios ya se comportan como telepredicadores de su propia desinformación, voceros que claramente definen el bien y el mal según les va en la feria. Personajes siniestros que son verdaderos soldados mercenarios al servicio de la desinformación mientras que, a boca llena, proclaman estar del lado de la verdad,

La guerra sucia continúa.

La nueva izquierda no podía disfrutar tranquilamente de su nuevo éxito sin que el viejo sistema intentase aguarlo mostrando al mismo tiempo su podredumbre, porque al final lo que va a quedar de estas municipales son los nombres y los rostros de las principales ciudades de España, unos nombres y unos rostros que no son los suyos ni los de sus amos y esto hay que evitarlo.

Igual que aquella frase que el futbolista Juanito pronunció sobre lo que suponía jugar en el Bernabeu para los equipos visitantes en las noches europeas, una frase que señalaba lo largos que los noventa minutos que dura un partido podían llegar, lo que traslucen estas noticias claramente malintencionadas e intoxicatorias es lo largos que también pueden llegar a hacerse los cuatro meses que quedan hasta las generales de Noviembre en esta España de ave y pandereta.

Si consideramos la investidura de los nuevos alcaldes como el pitido con el que se da inicio el partido, la primera entrada a la altura de la rodilla ha sido hoy, nada más empezar, contra Guillermo Zapata que como horda roja que es no tiene el menor respeto por los valores de civilización y humanidad que defiende nuestra sociedad,

De ahora en adelante, cualquier cosa les va a valer, sea verdad o mentira y a estas alturas, con el grado de abyección en el que estamos, unas comillas no significan nada,

Y la batalla se va a dar en ti, en tu cabeza, en tu criterio.

Porque la verdad o la mentira han dejado de contar.

Ellos saben que lo que verdaderamente importante es lo que la gente quiere creer, de lo que se trata es de proporcionar argumentos para los que quieren creer sigan creyendo.

Más huesos que roer lanzados a diestro y siniestro.


Vomitivo.

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