Dirigida en 1924 por el impostado y excesivo Erich von Stroheim "Avaricia" es la adaptación cinematográfica de la novela del mismo nombre escrita por Frank Norris a finales del siglo XIX.
La obra de Norris se inscribe dentro del movimiento naturalista, originado en Francia, que desde el último cuarto del siglo XIX monopolizaba la expresión de la novela como obra de arte.
Su principal referente es el novelista Emilio Zola y la principal característica es aportar la cientificidad y racionalidad dominante en la época a la novela a través de la pretensión de la objetividad y la contemplación distanciada del ser humano en el eterno conflicto de la moralidad con los instintos, aportando aspectos deterministas basados en el darwinismo (la herencia y la influencia del entorno) que en la literatura eran inevitables candidatos para generar la tensión y el drama precisos para producir tragedia y texto.
El Naturalismo tuvo conexiones inevitables con los movimientos sociales y Norris es un buen ejemplo de escritor naturalista con inquietudes sociales que, por lo visto, plasmaba en sus textos siendo "Avaricia", también por lo visto, uno de los más destacados dentro de una obra escasa propia de la corta vida que vivió Norris, muerto a los 32 años.
"Avaricia" narra la historia de Trina y Marcus, de sus vidas separadas y de su encuentro sentimental todo mediada por una perversa relación con el dinero que Norris busca fundar en sus infancias y en sus ancestros. Pero "Avaricia" es un relato coral en que se nos muestra un fresco agrio y cruel de la naturaleza humana. En "Avaricia" hay pocos personajes ejemplares y abundan aquellos que se dejan llevar por sus instintos en un marco de la dura vida de los inmigrantes, de los más débiles.
No cabe la menor duda de que el propósito de Norris es dar rienda suelta a sus preocupaciones sociales construyendo de la mano del naturalismo un fresco de la naturaleza humana, de la bestia tan feroz, como titulaba Edward Bunker una de sus implacables novelas, de lo animal que el hombre puede llegar a ser para si mismo y para los otros en la persecución de las exigencias de su propia animalidad.
La adaptación cinematográfica que Stroheim pretendió hacer ya era imposible de por si.
El director centroeuropeo quiso adaptar hoja a hoja el extenso libro de Norris obteniendo una imposible versión de más de diez horas de duración que fue progresivamente reducida hasta la versión definitiva de dos horas y media de duración. Esta versión posteriormente fue ampliada en una hora a finales de siglo pasado recurriendo a metraje eliminado y, principalmente, fotografías que es la versión, digamos, definitiva y sobre la que hablo.
Y es evidente que esa pretensión de mostrar la gran tragedia humana está ahí, especialmente en un tremendo final en el Valle de la Muerte que es pura historia viva y palpitante del cine.
Puede decirse que la mayoría de los personajes que aparecen en "Avaricia" son victimas de su animalidad en un entorno de necesidad que no les pone las cosas fáciles, encarnando el dinero como equivalente general de valor una especie de maestro de ceremonias que despierta esa bestialidad que mueve a los personajes transformada en Avaricia.
Y en este sentido, y aunque "Avaricia" tiene casi 100 años, es una película fuerte, que impacta salpicando
al espectador de barro, babas, sangre y miseria. No es un espectáculo inocente sino la puesta por obra de una maquinaria perversa en la que lo inevitable termina resultando así y siempre desde la tragedia.
Pero hasta aquí el talento de Stroheim para convertir la pantalla en un elemento transparente a través del cual brilla un texto... hay más. Está el propio y particular talento de Stroheim para narrar recurriendo a metáforas brillantes e imágenes poderosas, como la aparentemente tan simple de un gato hambriento ante una jaula de pájaros, que sin embargo resume toda la intensidad brutal de la historia que se nos narra.
Stroheim, que creó una meticulosa leyenda falsa sobre sí mismo y sus origenes, siempre mostró una especial predilección por aspectos bastante perversos, gustando de aspectos límites del erotismo que no dudaba en sugerir, cuando no mostrar en sus películas. Aspectos que tenían que ver con la lujuria, la humillación, la sumisión y sin duda encontró en esta historia elementos en los que anclar su perverso y oscuro deseo, especialmente en la relación que Trina tiene con las monedas de oro que cifran su riqueza, monedas con las que llega a costarse desnuda... Este era el tipo de cosas que le molaban a Stroheim, cosas que iban desde beber champagne en el zapato de una corista a meter a una mujer desnuda en un baño de joyas. Y no me cabe la menor duda que encontró mucho placer en mostrar este espectáculo de desmoronamiento y abyección que es Avaricia.
Como escribió el Marques de Sade, el libertino que Stroheim siempre quiso que los demás pensaran que él era: "No hay horror que no se haya sido divinizado, ni virtud que no haya sido deshonrada." Y en "Avaricia", Stroheim no pierde la ocasión de mostrárnoslo, eso sí, con muchisimo talento.
Y además, el espíritu que anima a esos mercados tan terribles está aquí. Se hace horrorosamente visible en "Avaricia" convirtiendo su visión en algo imprescindible y necesario.
Obra maestra.
El final...
Algunos momentos con el oro como protagonista...