Imagino que si la maravillosa hazaña deportiva que Paul Gasol llevó a cabo en el europeo de baloncesto contra Francia sirve al nacionalismo español para justificar lo bueno que es formar parte de España también lo contrario debe ser cierto.
Es decir, los recientes y sonoros fracasos de las selecciones de fútbol y baloncesto en sus respectivos mundiales debería justificar la necesidad de abandonar cuanto antes España.
Pero, y en su momento, no escuché nada al respecto. Seguramente porque no mezclar las churras con las merinas sea lo lógico y lo absurdo sea la derivada irracional que ha tomado la gesta deportiva de Gasol durante esta semana.
Y digo que es lo lógico porque la pertenencia o no a España no debería basarse en un evento accidental que quizá obligase a nuestros deportistas a hacer una de esas hazañas cada semana para mantener la unidad de destino en lo universal.
En cualquier caso, el nacionalismo español vuelve a mostrar su absoluta pereza para construir un discurso positivo sobre las ventajas de la pertenencia a un proyecto común, algo que vaya más allá del proverbial ordeno y mando que se esconde invisible en el espacio que separa todas las palabras que se pronuncian desde Madrid.
Aprovechando la circunstancia ha intentado subirse sobre las espaldas de Gasol, como si al final todo lo demás dependiese de su inigualable talento para machacar a Francia..
Ridículo desde cualquier punto de vista pero mucho más cómodo.
Pero lo preocupante es ese inconsciente bigotito de Franco que el nacionalismo español se pone para gestionar todos estos temas. Y lo peor no es el bigotito en sí sino su carácter inconsciente, la manera en que el modo franquista de entender ciertos temas se ha convertido en la forma natural con la que nuestra democracia del 78 gestiona ciertos temas, precisamente los más esenciales.
Y eso que si hubiera alguien inteligente al otro lado lo tendría muy fácil por que cualquier punto de vista constructivo elaborado por el nacionalismo español tendría a favor el viento de la realidad en donde la intentona nacionalista catalana se inscribe.
Esa realidad basada en el poder de los mercados y el dinero que hace inevitable los recortes también hace inviable la independencia catalana, pero ni por esas.
Mejor las amenazas y el ordeno y mando.
Por qué simplificarlas pudiendo enturbiarlas aún más.
Después de todo, el infiel que desafía los dictados de la fe verdadera solo merece ser masacrado... por ahora verbalmente.
Y confieso que no me gusta ver un gesto tan puro y hermoso como el que realizó el pasado jueves Gasol con tanta basura mental,
No se lo merece.
En cualquier caso estaré pendiente para animar a la sedición la próxima vez que una selección extranjera nos pase por encima.
Es decir, los recientes y sonoros fracasos de las selecciones de fútbol y baloncesto en sus respectivos mundiales debería justificar la necesidad de abandonar cuanto antes España.
Pero, y en su momento, no escuché nada al respecto. Seguramente porque no mezclar las churras con las merinas sea lo lógico y lo absurdo sea la derivada irracional que ha tomado la gesta deportiva de Gasol durante esta semana.
Y digo que es lo lógico porque la pertenencia o no a España no debería basarse en un evento accidental que quizá obligase a nuestros deportistas a hacer una de esas hazañas cada semana para mantener la unidad de destino en lo universal.
En cualquier caso, el nacionalismo español vuelve a mostrar su absoluta pereza para construir un discurso positivo sobre las ventajas de la pertenencia a un proyecto común, algo que vaya más allá del proverbial ordeno y mando que se esconde invisible en el espacio que separa todas las palabras que se pronuncian desde Madrid.
Aprovechando la circunstancia ha intentado subirse sobre las espaldas de Gasol, como si al final todo lo demás dependiese de su inigualable talento para machacar a Francia..
Ridículo desde cualquier punto de vista pero mucho más cómodo.
Pero lo preocupante es ese inconsciente bigotito de Franco que el nacionalismo español se pone para gestionar todos estos temas. Y lo peor no es el bigotito en sí sino su carácter inconsciente, la manera en que el modo franquista de entender ciertos temas se ha convertido en la forma natural con la que nuestra democracia del 78 gestiona ciertos temas, precisamente los más esenciales.
Y eso que si hubiera alguien inteligente al otro lado lo tendría muy fácil por que cualquier punto de vista constructivo elaborado por el nacionalismo español tendría a favor el viento de la realidad en donde la intentona nacionalista catalana se inscribe.
Esa realidad basada en el poder de los mercados y el dinero que hace inevitable los recortes también hace inviable la independencia catalana, pero ni por esas.
Mejor las amenazas y el ordeno y mando.
Por qué simplificarlas pudiendo enturbiarlas aún más.
Después de todo, el infiel que desafía los dictados de la fe verdadera solo merece ser masacrado... por ahora verbalmente.
Y confieso que no me gusta ver un gesto tan puro y hermoso como el que realizó el pasado jueves Gasol con tanta basura mental,
No se lo merece.
En cualquier caso estaré pendiente para animar a la sedición la próxima vez que una selección extranjera nos pase por encima.