Tiene su gracia "Red Tails".
Es una película actual pero su alma es de hace 70 años, porque si la miras en blanco y negro "Red Tails" destila el espíritu hagiográfico del cine bélico que la industria cinematográfica norteamericana produjo como principal y esencial contribución para el mantenimiento de la moral de sus ciudadanos tanto en el frente como en retaguardia.
Contrapicados planteamientos hagiográficos que convierten a sus protagonistas en auténticos héroes apolíneos, portadores de los mejores valores que deben aspirar a aquellos que verdaderamente realizan el esfuerzo bélico.
Y películas inolvidables como "Bataan", "Objetivo Birmania", Wake" o "They were expendables", generadoras de toda una mitología de lo americano que constituye todo un ejemplo, poco investigado pòr cierto, de ese carácter ideológico que el cine siempre ha tenido.
"Red Tails" pone por obra una vez más todo ese viejo mecanismo de representación y lo hace para reivindicar la participación de los hombres de color en la II Guerra Mundial.
En este sentido, "Red Tails" es una película coral que nos presenta personajes de una pieza, capaces de derrotar lo peor de sí mismos y posteriormente a los alemanes, héroes poderosos como el Errol Flynn de "Objetivo Birmania" o el Robert Taylor de "Bataan", ejemplos y carne para la aspiración de los ojos que desde la sala a oscuras les espían por ese ojo de cerradura que siempre es la pantalla cuando la habitan imágenes.
Imagino que George Lucas ha querido homenajear en fondo y forma a estos negros norteamericanos haciéndoles protagonizar una película de las de antes, como las que protagonizaron los blancos Gary Cooper y John Wayne.
Y para mi esta es la gracia de "Red Tails", el homenaje no sólo es dar luz y vida a su historia sino permitir a esos personajes ocupar un escenario, una narrativa hasta el momento sólo ocupada por blancos.
En "Red Tails", Wayne, Cooper o Flynn son negros.
Esto por un lado.
Por otro, la deslumbrante acción con que los efectos digitales son capaces de recrear las batallas aéreas.
Sin duda tiene que ser espectacular contemplarlas en pantalla grande.
No obstante, algo falla en "Red Tails".
Por un lado, creo que salvo el estupendo Terrence Howard hay una evidente falta de carisma en el reparto coral de pilotos. Desgraciadamente, ninguno de ellos es lo suficientemente Denzel Washington o Forest Whitaker como para imponerse a la tecnología y traspasar la pantalla con la emocionalidad de sus actitudes y miradas.
Y además el guión no es demasiado bueno. Todo es demasiado convencional, demasiado sumario. Faltan líneas de diálogo que den soporte a la posibilidad de la aparición de esa emocionalidad. Se confía demasiado en la evidencia de los hechos, las muertes, los encuentros, pero estos no se preparan convenientemente..
Los personajes carecen de la necesaria carga estática. No tienen demasiado terreno para desarrollarse. Resultan demasiado planos.
Aquellas películas clásicas también tenían buenos escritores detrás, algunos grandes como Alvah Bassie. Escritores capaces de concentrar en una sola frase el espíritu de la acción que se desarrolla.
Por eso, y pàra mi gusto "Red Tails" nunca termina de despegar aunque tenga su gracia.
Carece precisamente de uno de los principales activos de aquellas películas a las que pretende resucitar, películas que se construían a partir de las miradas y los gestos de unos actores cuyas bocas siempre tenían algo relevante que decir. Sólo entonces el resto, el contexto, la guerra y el combate tenían su lugar.
"Red Tails" como buena parte del mal cine industrial empieza la casa por el tejado.
Cualquier otro camino reduce el cine a la condición de espectáculo de feria.