Al final de su larga carrera, Roberto Rosellini terminó trabajando para la televisión.
A partir de la década de los sesentas filmó y escribió documentales, mini-series y películas para televisión inspirado por un concepto de la televisión como servicio público, como agente de transmisión y divulgación cultural.
Muerto en 1977, no sé qué pensaría el viejo Rosellini de su televisión, convertida poco más en que en un siniestro terminal de reproducción y control.
En cualquier caso, parte del esfuerzo del maestro italiano estuvo relacionado con una serie de películas centradas en personajes clave de la filosofía como Descartes, Pascal o Socrates, la película que nos ocupa.
Rodada integramente en España, en Patones de Arriba y lo que quedaba en pie de los estudios Bronston, "Socrates" nos muestra los últimos días del filósofo griego en una Atenas sometida por los espartanos cuyas murallas estos ordenan derribar en un claro monumento a su victoria.
En esta situación, Esparta interviene el orden político de la ciudad imponiendo una estructura de gobierno basada en la tiranía y ante ella se rebela Socrates no sólo como defensor del libre pensamiento sino de la democracia, que es una consecuencia inevitable de ese hombre pensante que eñ filósofo preconizaba,
Su defensa del pensamiento, de la capacidad critica que el raciocinio aporta para perfeccjonarlo, frente a una tiranía sellará su destino y su condena a muerte.
En este contexto, el "Socrates" de Rosellini nos muestra al filósofo entre sus amigos y su familia, por las calles de una Atenas pequeña, casi neorrealista, muy alejada de la imagen grandiosa que el cine nos transmite del mundo clásico, que todavía no es el el imperio marítimo que terminará siendo.
Y en este contexto, la palabra de Socrates es la protagonista.
Me gusta mucho esa Atenas que pinta Rosellini, un escenario inteligente para presentar este retrato hagiográfico de un Socrates independiente y libre como consecuencia de su confianza en el entendimiento y la razon.
Todo un modelo seguir... que nuestra sociedad por supuesto ha rechazado.
Interesante.
A partir de la década de los sesentas filmó y escribió documentales, mini-series y películas para televisión inspirado por un concepto de la televisión como servicio público, como agente de transmisión y divulgación cultural.
Muerto en 1977, no sé qué pensaría el viejo Rosellini de su televisión, convertida poco más en que en un siniestro terminal de reproducción y control.
En cualquier caso, parte del esfuerzo del maestro italiano estuvo relacionado con una serie de películas centradas en personajes clave de la filosofía como Descartes, Pascal o Socrates, la película que nos ocupa.
Rodada integramente en España, en Patones de Arriba y lo que quedaba en pie de los estudios Bronston, "Socrates" nos muestra los últimos días del filósofo griego en una Atenas sometida por los espartanos cuyas murallas estos ordenan derribar en un claro monumento a su victoria.
En esta situación, Esparta interviene el orden político de la ciudad imponiendo una estructura de gobierno basada en la tiranía y ante ella se rebela Socrates no sólo como defensor del libre pensamiento sino de la democracia, que es una consecuencia inevitable de ese hombre pensante que eñ filósofo preconizaba,
Su defensa del pensamiento, de la capacidad critica que el raciocinio aporta para perfeccjonarlo, frente a una tiranía sellará su destino y su condena a muerte.
En este contexto, el "Socrates" de Rosellini nos muestra al filósofo entre sus amigos y su familia, por las calles de una Atenas pequeña, casi neorrealista, muy alejada de la imagen grandiosa que el cine nos transmite del mundo clásico, que todavía no es el el imperio marítimo que terminará siendo.
Y en este contexto, la palabra de Socrates es la protagonista.
Me gusta mucho esa Atenas que pinta Rosellini, un escenario inteligente para presentar este retrato hagiográfico de un Socrates independiente y libre como consecuencia de su confianza en el entendimiento y la razon.
Todo un modelo seguir... que nuestra sociedad por supuesto ha rechazado.
Interesante.