No es una película fácil "Quinteto".
Su contenido esencial tiene que ver con la total y absoluta pérdida de la esperanza, la necesidad que el ser humano tiene de ésta y, lo que es más importante, lo que éste hace para intentar conseguir algo que si quiera tenga su apariencia.
Situada en un futuro no demasiado lejano, "Quinteto" nos presenta a una comunidad humana al borde de la extinción bajo los hielos de una nueva glaciación. No hay sociedad, ni orden ni concierto, sólo queda una especie de inercia social que mantiene a las personas cohesionadas frente a un inhóspito mundo exterior.
Y el corazón de esa inercia social gira en torno a un juego llamado Quinteto, un juego que tiene una versión en tablero pero también una versión más avanzada en la vida real. En ese juego avanzado se verá envuelto Essex, interpretado por Paul Newman (no precisamente en uno de sus mejores trabajos), quien regresa de un Norte donde la caza se ha agotado para encontrarse con su hermano.
"Quinteto" es una película triste, fría y desoladora que nos muestra a unos personajes que, reunidos en torno al juego que da nombre a la historia, intentan encontrar una chispa y un sentido a su existencia condenada.
Casi nada.
"Quinteto" desafía al espectador y en su momento llegó demasiado tarde. Siendo un perfecto ejemplo de esa época de directores, guionistas y productores que desde lo contra-cultural y lo polémico intentaron atraer nuevo público a las salas cinematográficas a principio de los setentas del siglo pasado.
Robert Altman es uno de los grandes hombres de esa generación maldita, en constante enfrentamiento con los dueños del estudios con proyectos que requerían gran inversión y que fue barrida por Lucas y Spielberg, unos chicos más amables, simpáticos y convencionales, que llenaron las salas cinematográficas dejando de tratar al espectador como un público adulto y culto al que hay que forzar para tratarle como un niño al que hay que complacer.
Y aunque los setentas dieron grandes películas, fracasos sonados como "La Puerta del Cielo" o "Sorcerer" acabaron haciendo que todo el dinero se fuera con las galaxias y las arcas perdidas.
En este contexto, "Quinteto" aparece en el año 1979, en plena locura de "La Guerra de las Galaxias" para empeñarse de manera casi suicida en pelear una batalla ya perdida.
En la línea de trabajar las estructuras convencionales de los géneros cinematográficos que tanto caracterizó al primer Altman, éste decide tocar la ciencia ficción para hacer una película de pulso casi europeo, absolutamente a contracorriente de la intrascendente opera espacial de George Lucas,
Altman decide morir para la taquilla con las botas puestas y de hecho lo hace con una película totalmente a contracorriente que además no es del todo redonda.
"Quinteto" es una de esas películas en las que uno intuye una idea genial que tiene un desarrollo que no está tan a la altura.
El principal error es que no está bien construida la relación del juego con la historia.
Todo gira en torno al juego pero el espectador no sabe nada de su mecanismo y este a mi entender es un error garrafal de construcción del argumento que, de no ser cometido, de contar con un concepto claro de lo que es el juego al que recurrir, sin duda la película no resultaría tan desconcertante y confusa. Porque en Quinteto los personajes constantemente hacen referencia a un juego cuyo mecanismo el espectador desconoce y sin embargo todo el sentido de la historia gira su alrededor.
Y esto en algunos momentos resulta desesperante.
No obstante, "Quinteto" termina transparentando un propósito fascinante que hace referencia a lo desesperado y desesperante de la metafísica del ser humano, un desesperado perfume de belleza corrupta, como de flor del mal, que confiere a la película un indudable atractivo para paladares exigentes... pero también pacientes.
Interesante.
Su contenido esencial tiene que ver con la total y absoluta pérdida de la esperanza, la necesidad que el ser humano tiene de ésta y, lo que es más importante, lo que éste hace para intentar conseguir algo que si quiera tenga su apariencia.
Situada en un futuro no demasiado lejano, "Quinteto" nos presenta a una comunidad humana al borde de la extinción bajo los hielos de una nueva glaciación. No hay sociedad, ni orden ni concierto, sólo queda una especie de inercia social que mantiene a las personas cohesionadas frente a un inhóspito mundo exterior.
Y el corazón de esa inercia social gira en torno a un juego llamado Quinteto, un juego que tiene una versión en tablero pero también una versión más avanzada en la vida real. En ese juego avanzado se verá envuelto Essex, interpretado por Paul Newman (no precisamente en uno de sus mejores trabajos), quien regresa de un Norte donde la caza se ha agotado para encontrarse con su hermano.
"Quinteto" es una película triste, fría y desoladora que nos muestra a unos personajes que, reunidos en torno al juego que da nombre a la historia, intentan encontrar una chispa y un sentido a su existencia condenada.
Casi nada.
"Quinteto" desafía al espectador y en su momento llegó demasiado tarde. Siendo un perfecto ejemplo de esa época de directores, guionistas y productores que desde lo contra-cultural y lo polémico intentaron atraer nuevo público a las salas cinematográficas a principio de los setentas del siglo pasado.
Robert Altman es uno de los grandes hombres de esa generación maldita, en constante enfrentamiento con los dueños del estudios con proyectos que requerían gran inversión y que fue barrida por Lucas y Spielberg, unos chicos más amables, simpáticos y convencionales, que llenaron las salas cinematográficas dejando de tratar al espectador como un público adulto y culto al que hay que forzar para tratarle como un niño al que hay que complacer.
Y aunque los setentas dieron grandes películas, fracasos sonados como "La Puerta del Cielo" o "Sorcerer" acabaron haciendo que todo el dinero se fuera con las galaxias y las arcas perdidas.
En este contexto, "Quinteto" aparece en el año 1979, en plena locura de "La Guerra de las Galaxias" para empeñarse de manera casi suicida en pelear una batalla ya perdida.
En la línea de trabajar las estructuras convencionales de los géneros cinematográficos que tanto caracterizó al primer Altman, éste decide tocar la ciencia ficción para hacer una película de pulso casi europeo, absolutamente a contracorriente de la intrascendente opera espacial de George Lucas,
Altman decide morir para la taquilla con las botas puestas y de hecho lo hace con una película totalmente a contracorriente que además no es del todo redonda.
"Quinteto" es una de esas películas en las que uno intuye una idea genial que tiene un desarrollo que no está tan a la altura.
El principal error es que no está bien construida la relación del juego con la historia.
Todo gira en torno al juego pero el espectador no sabe nada de su mecanismo y este a mi entender es un error garrafal de construcción del argumento que, de no ser cometido, de contar con un concepto claro de lo que es el juego al que recurrir, sin duda la película no resultaría tan desconcertante y confusa. Porque en Quinteto los personajes constantemente hacen referencia a un juego cuyo mecanismo el espectador desconoce y sin embargo todo el sentido de la historia gira su alrededor.
Y esto en algunos momentos resulta desesperante.
No obstante, "Quinteto" termina transparentando un propósito fascinante que hace referencia a lo desesperado y desesperante de la metafísica del ser humano, un desesperado perfume de belleza corrupta, como de flor del mal, que confiere a la película un indudable atractivo para paladares exigentes... pero también pacientes.
Interesante.