lunes, febrero 25, 2008
domingo, febrero 24, 2008

Después de haber visto últimamente tan buen cine, tengo que confesar que esperaba un poco más de esta película que cuenta la sorprendente influencia que un congresista tejano tuvo en el final de la guerra fría.
Aunque la película tiene buenos momentos, la mayoría de ellos protagonizados por el personaje que tan ajustadamente interpreta Pehillip Seymour Hoffmann, en general no termina de prender, de agarrar, permaneciendo la mayor parte de su tiempo en un tono frío y anodino que en nada beneficia a una historia que hubiera necesitado en los ojos del narrador y del guionista buena parte de la mala leche que derrocha el personaje de Hoffmann.
En nada ayuda además, la interpretación vacía de Tom Hanks cuyo personaje carece de la intensidad y penetración que debiera tener. Hanks parece incómodo en la piel de un personaje tan libertino e inmoral. Es incapaz de dotarle de la necesaria aura de fascinación que sospecho el congresista Wilson podía tener, pareciendo echar de menos una película con Meg Ryan en algunos momentos.
De todos modos, la película no es en absoluto despreciable.
Se sigue con atención e incluso encierra en su final una tibia condena a la política de los Estados Unidos en Afganistán, aunque nada tiene que ver con los valores intrínsecos de la película si bien se añade en su final y uno tiene la sensación de haber recibido un mensaje de provecho.. que por cierto es bastante obvio si uno ha leído suficientes periódicos desde aquel entonces.
Pero ofrece mucho menos de lo que sospecho hubiera podido dar si no se hubiera optado por tratar la evidente incorrección política de Charlie Wilson y su entorno de una forma tan políticamente correcta.
¿Que habría conmovido más al verdadero Charlie Wilson? ¿El campo de refugiados con todas sus tragedias o el personaje de Julia Roberts saliendo de la piscina?
El resultado fue el mismo para los afganos, pero -creo- que los espectadores de hoy en día habríamos visto una película muy diferente.
sábado, febrero 23, 2008

viernes, febrero 22, 2008
Ya no es curioso.
Escucho las fundadas opiniones de los portavoces de los principales periódicos del país acerca del debate que han mantenido Solbes y Pizarro y ninguna se ha salido del guión. En general, todos han encontrado una buena razón para situarse en la trinchera donde se les supone estar.
La diaria pelea entre titulares y cesantes no cesa. La derecha montaraz, la izquierda irreverente y ultramontana.
Deberían verse los unos a los otros.
Con mucho, lo peor de la política española son los periodistas.
Con los políticos, como con las mujeres según decía Bukowsky, ya se sabe... Lo de los periodista estamos empezando a saberlo.
jueves, febrero 21, 2008

Empiezo a entender esa extraña e inexplicable emoción que los atléticos llaman "sentimiento atlético".

- Mejor película: No country for old men
- Mejor director: Los hermanos Cohen
- Mejor actor: Tommy Lee Jones o Johnny Depp (aquí me juego un doble)
- Mejor actriz: Ellen Page
- Mejor actor secundario: Javier Bardem (temo su discurso)
- Mejor actriz secundaria: Cate Blanchett
--- ¿Es que uno se puede casar con una tía?. --- Preguntó él, asombrado.
--- No sólo se puede --- Le contestó un soldado. --- sino que estamos haciendo esta guerra contra los curas para que uno se pueda casar con su propia madre."
(Cien años de soledad, Gabriel García Márquez)
¡Viva la revolución!
La mayor de las utopías... si uno le da al psicoanálisis.

JUNO
Inteligente, divertida, muy bien dialogada, emocionante y rebosante de buen rollo.
Todos estos aspectos son cualidades de las que rebosa esta película norteamericana que apuesta por una historia y por unos personajes hechos a medida de la misma.
Es el efecto especial del talento el que brilla en esta crónica de las andanzas de una adolescente que descubre que ha quedado embarazada.
Dejando de lado el brillante tono general de una película que hasta cierto punto resulta heterodoxa y diferente tanto por el planteamiento mismo de la historia como por el desarrollo de la misma, un desarrollo que cuando no es directamente divertido es emocionante, lo que más me interesa de Juno es la inteligente contraposición de dos mundos. Por un lado el optimismo y la esperanza de los que empiezan a vivir y por otro el descreimiento escéptico de los adultos que ya llevan unos cuantos años viviendo.
Y todo contemplado de una forma inteligente y positiva.
Merece la pena verla, aunque sólo sea para ver a Ellen Page interpretar su personaje de irónica adolescente viviendo día a dia el milagro de su embarazo.
El buen rollo, y alguna lágrima dulce, están asegurados.
martes, febrero 19, 2008

Lo estoy intentando.
Mis amigos G. y A. siempre han pensado que por trayectoria personal y planteamientos vitales debería ser del Atlético de Madrid y no el maldito madridista que soy. Seguramente tienen razón y por eso lo estoy intentando.
La primera lección es no ver ciertos partidos como los jugados contra el Bolton y el Athletic de Bilbao. Hay una cierta intuición atlética que te aparta de su visión para evitar sufrimientos innecesarios, una intuición que yo no tengo (el Real Madrid suele ganar muchos más partidos) y que, por carecer de él, no me impidió sentarme ante esos dos delitos futbolísticos de primer grado.
Debe doler preparar el partido durante toda la semana y luego salir al campo y que pasen esas cosas tan inexplicables: errores defensivos, expulsiones, penalties no forzados... Imagino que no lo harán a propósito.
Seguramente, en el vestuario del atleti, ese que desde la época de Jesus Gil sigue triturando grandes futbolistas y convirtiéndoles en mediocres, hay un polo energético de magia negra o algo así que ejerce su negativo influjo sobre el entendimiento de los futbolistas que lo habitan.
No se me ocurre otra explicación irracional plausible.
Si algo he aprendido es que lo racional no tiene cabida en el "sentimiento atlético". Cada partido es como una carga de la brigada ligera contra un destino que se empeña en poner las cosas difíciles cuando precisamente parece que se han puesto mejor... Por ejemplo, el equipo está jugando bien, figura en puestos de Copa de Europa y de pronto desaparece.
Una experiencia sadomasoquista en primer grado.
No team for old men.
Seguiré intentándolo.
lunes, febrero 18, 2008

domingo, febrero 17, 2008

Veo un reportaje sobre la nueva edición de ARCO y escucho cómo varios entrevistados valoran las obras que ven en función de si podrían ponerlas en su casa o no.
Y me da que pensar.
Ya no se trata de ponerlas en tu vida, porque te aportan u ofrecen el descubrimiento de una verdad trascendente, sino de ponerlas en tu casa. Que no desentonen con el resto de los objetos, puro valor simbólico, de cambio en el sistema de mis objetos, de las cosas que poseo.
Nada de valor de uso intelectual, inspirador de poderosas verdades eternas.
Un objeto más degradado al efecto de llamar la atención en el bosque de objetos que le rodean y que también buscan llamar la atención.
Reclamo y publicidad.
Puro mercado con una coartada en mayor o menor medida intelectual.
Arte disminuido a la condición de pura mercancía, para poner o para coleccionar.
Sensación, no impresión.
Opinión, no discurso.
Industria.
Palabra efímera que se pretende así porque deben existir muchas más palabras que pronunciar el año que viene.
Con una imaginería de pintura romántica, asistimos al pausado desarrollo de la perfecta metáfora de una decadencia.
La traducción se manifiesta en espacios brumosos, como paralizados en un eterno instante de dejadez.
Rodeada de abandono, aún brilla una luz que poco a poco se apaga.
Plano a plano, el espectador se acerca a ese agonizante brillar.
Llega a tiempo para escuchar de sus labios la lacónica enunciación del misterio que siempre será Kane.
Rosebud.
sábado, febrero 16, 2008

Todo un descubrimiento esta película japonesa del año 1973 que pasa por ser -y quizá lo sea- una de las mejores películas del cine japonés.
La investigación de un aparentemente vulgar asesinato conduce de una forma cuidadosa al descubrimiento de una terrible historia encerrada en el corazón del asesino.
"El castillo de arena" combina lo policial con el melodrama de una forma precisa y sabia, como si las preguntas pertenecieran a un lado y las respuestas al otro.
Y al final el propio destino es lo que uno ha sido, lo que uno es. No hay vuelta de hoja a ese respecto.
La cosa es tan sencilla o tan compleja como queramos verla, pero el melodrama siempre está ahí, en el esfuerzo de las almas que luchan, que se rebelan.