Dirigida en 1924 por Paul Leni, "El hombre de las figuras de cera" se inserta dentro del movimiento expresionista alemán. De hecho, Leni fue decorador del propio Max Reinhardt auténtico inspirador del movimiento desde la dirección del Deutsches Theater entre 1924 y 1932.
La película se estructura en tres episodios que suceden en torno a la imaginación de un poeta, el actor Wilhelm Dieterle (que más tarde emigraría a Hollywood para convertirse en el director William Dieterle).
El propietario de una atracción de feria encarga al mencionado poeta la escritura de historias que respalden su espectáculo de figuras de cera, un espectáculo centrado en tres personajes históricos: Jack el Destripador, el Califa Haroun Al Raschid e Ivan el Terrible.
"El hombre de las figuras de cera" despliega estas tres historias, siendo la más interesante de todas la última de ellas, la centrada en Jack el Destripador con un componente absolutamente onírico que realmente sorprende por su carácter experimental.
Cada uno de los episodios además es protagonizado por una estrella de aquel cine alemán: Emil Jannings Haroun Al Raschid), Werner Krauss (Jack el Destripador) y Conrad Veidt (Ivan el Terrible); cada uno de ellos tiene oportunidad de lucir su desbordante talento componiendo con maestría un repertorio de personajes que van desde lo cómico a lo directamente siniestro.
Y por encima de todo esos decorados y ambientes expresionistas, barrocamente retorcidos, exageradamente grotescos destacando especialmente la Baghdad del primer episodio, todo un prodigio de teatralidad destinado a producir una atmósfera entre exótica y morbosa que resulta siempre intrigante y misteriosa.
En este decorado real y emocional se desarrollan las tres historias cada una de las cuales se mueve dentro de un registro diferente.
Si la historia que protagoniza Haroun Al Raschid se ejecuta en clave de comedia pícara, la que protagoniza Ivan el Terrible tiene toda la fatal negrura de un cuento de Poe hasta llegar al sorprendente y onirico final de pesadilla protagonizado por el Jack el Destripador.
El resultado es un atractivo pastiche que, sin ser desdeñable, para mi gusto no se encuentra entre las mejores muestras del cine de la época.
La película se estructura en tres episodios que suceden en torno a la imaginación de un poeta, el actor Wilhelm Dieterle (que más tarde emigraría a Hollywood para convertirse en el director William Dieterle).
El propietario de una atracción de feria encarga al mencionado poeta la escritura de historias que respalden su espectáculo de figuras de cera, un espectáculo centrado en tres personajes históricos: Jack el Destripador, el Califa Haroun Al Raschid e Ivan el Terrible.
"El hombre de las figuras de cera" despliega estas tres historias, siendo la más interesante de todas la última de ellas, la centrada en Jack el Destripador con un componente absolutamente onírico que realmente sorprende por su carácter experimental.
Cada uno de los episodios además es protagonizado por una estrella de aquel cine alemán: Emil Jannings Haroun Al Raschid), Werner Krauss (Jack el Destripador) y Conrad Veidt (Ivan el Terrible); cada uno de ellos tiene oportunidad de lucir su desbordante talento componiendo con maestría un repertorio de personajes que van desde lo cómico a lo directamente siniestro.
Y por encima de todo esos decorados y ambientes expresionistas, barrocamente retorcidos, exageradamente grotescos destacando especialmente la Baghdad del primer episodio, todo un prodigio de teatralidad destinado a producir una atmósfera entre exótica y morbosa que resulta siempre intrigante y misteriosa.
En este decorado real y emocional se desarrollan las tres historias cada una de las cuales se mueve dentro de un registro diferente.
Si la historia que protagoniza Haroun Al Raschid se ejecuta en clave de comedia pícara, la que protagoniza Ivan el Terrible tiene toda la fatal negrura de un cuento de Poe hasta llegar al sorprendente y onirico final de pesadilla protagonizado por el Jack el Destripador.
El resultado es un atractivo pastiche que, sin ser desdeñable, para mi gusto no se encuentra entre las mejores muestras del cine de la época.