En un nuevo alarde de creatividad, cosa nada extraordinaria en las historias de la factoría de animación Pixar, nos llega "Inside Out".
"Inside Out" nos cuenta lo que sucede dentro de la cabeza de una niña, Riley, cuando debe afrontar el primer acontecimiento traumático dentro de su recién estrenada vida: una mudanza con el consiguiente y completo cambio de vida.
Esta situación supondrá un desafío para su centro de mando mental, ocupado las emociones: alegría, tristeza, miedo, asco e ira.
En absoluto puede decirse que la película no sea curiosa e imaginativa.
Cinco voces componen y configuran la conducta de una Riley en cuya vida, y hasta el momento, la alegría ha llevado una voz predominante, una alegría a la que encuentro demasiado controladora y manipuladora para mi gusto.
Y la película me ha gustado más por lo que me ha hecho pensar que por sí misma, lo cual no es nada habitual en una manifestación de ocio que precisamente está hecha para lo contrario.
Además de ese carácter manipulador y controlador de la alegría, otras dos cosas me han llamado poderosamente la atención de esta nueva película de Pixar: por un lado, el poco peso que se le da al pensamiento en la configuración de la conducta y por otro, la visión constructiva que se presenta de la tristeza.
Para empezar es curioso la poca presencia que tiene el pensamiento, como vehículo de lo racional, tiene en ese centro de mando.
Algo tan importante como el pensamiento tiene un rango secundario, casi de herramienta que las emociones utilizan para conseguir sus propósitos. Y resulta interesante esta visión en que las emociones gobiernan por tender a producir un modelo de conducta pulsional, de satisfaccion inmediata porque si hay algo que las emociones no pueden hacer es controlarse. Para eso está lo racional, el pensamiento que nos dice que seguramente lo mejor es esperar o renunciar, que nos plantea dilemas sobre la responsabilidad y el efecto que nuestra conducta puede tener sobre terceros.
Todo este tipo de conductas son las que hacen posible la complejidad de lo social y sin embargo quedan fuera de relevancia en la visión de "Inside out" que no es otra que el soporte ideal para la jusitificación del comportamiento del consumidor ocupado y preocupado en la satisfacción inmediata del menor de los deseos.
No hay en "Inside Out" un espacio para la verdadera preocupación por los demás sino por uno mismo, lo cual resulta un adoctrinador discurso legitimador del mundo de individuos separados los unos de los otros en que vivimos.
Por otro lado, el personaje clave en la resolución del conflicto de Riley es la tristeza.
Aunque la alegría es el personaje conductor de la historia, quien pretende mantener un orden establecido basado en su hegemonía, el giro definitivo se produce cuando aquella comprende que la tristeza, a la que en un principio considera un molesto estorbo, tiene un papel constructivo y definitivo que jugar en la resolución del conflicto.
Y, de hecho, lo resuelve.
En este sentido, y frente a un planteamiento en el que la tristeza es algo a evitar, "Inside Out" nos presenta una visión constructiva de la tristeza que me produce sentimientos ambivalentes.
Por un lado, encuentro tremendamente positiva una visión tan constructiva de algo tan inevitable como la tristeza en el mundo en que vivimos. Sería fantástico que se hiciese lo mismo con el fracaso.
Por otro, me resulta muy sintomática esta visión reivindicadora de la tristeza como parte de un discurso ideológico legitimador de un presente y de una sociedad cuyas terminales mediáticas empiezan a reconocer que este mundo quizá ya no pueda hacernos felices como pensamos.
Si esto es así puede que todo sea mucho más complejo de lo que parece y la felicidad, la alegría, por sí misma sea algo a matizar cuidadosamente.
La tristeza bien puede empezar siendo admirable y "cool" frente a una alegría que no siempre es demasiado realista.
En definitiva, "Inside Out" es una película interesante... si te apetece leer entre imágenes.
"Inside Out" nos cuenta lo que sucede dentro de la cabeza de una niña, Riley, cuando debe afrontar el primer acontecimiento traumático dentro de su recién estrenada vida: una mudanza con el consiguiente y completo cambio de vida.
Esta situación supondrá un desafío para su centro de mando mental, ocupado las emociones: alegría, tristeza, miedo, asco e ira.
En absoluto puede decirse que la película no sea curiosa e imaginativa.
Cinco voces componen y configuran la conducta de una Riley en cuya vida, y hasta el momento, la alegría ha llevado una voz predominante, una alegría a la que encuentro demasiado controladora y manipuladora para mi gusto.
Y la película me ha gustado más por lo que me ha hecho pensar que por sí misma, lo cual no es nada habitual en una manifestación de ocio que precisamente está hecha para lo contrario.
Además de ese carácter manipulador y controlador de la alegría, otras dos cosas me han llamado poderosamente la atención de esta nueva película de Pixar: por un lado, el poco peso que se le da al pensamiento en la configuración de la conducta y por otro, la visión constructiva que se presenta de la tristeza.
Para empezar es curioso la poca presencia que tiene el pensamiento, como vehículo de lo racional, tiene en ese centro de mando.
Algo tan importante como el pensamiento tiene un rango secundario, casi de herramienta que las emociones utilizan para conseguir sus propósitos. Y resulta interesante esta visión en que las emociones gobiernan por tender a producir un modelo de conducta pulsional, de satisfaccion inmediata porque si hay algo que las emociones no pueden hacer es controlarse. Para eso está lo racional, el pensamiento que nos dice que seguramente lo mejor es esperar o renunciar, que nos plantea dilemas sobre la responsabilidad y el efecto que nuestra conducta puede tener sobre terceros.
Todo este tipo de conductas son las que hacen posible la complejidad de lo social y sin embargo quedan fuera de relevancia en la visión de "Inside out" que no es otra que el soporte ideal para la jusitificación del comportamiento del consumidor ocupado y preocupado en la satisfacción inmediata del menor de los deseos.
No hay en "Inside Out" un espacio para la verdadera preocupación por los demás sino por uno mismo, lo cual resulta un adoctrinador discurso legitimador del mundo de individuos separados los unos de los otros en que vivimos.
Por otro lado, el personaje clave en la resolución del conflicto de Riley es la tristeza.
Aunque la alegría es el personaje conductor de la historia, quien pretende mantener un orden establecido basado en su hegemonía, el giro definitivo se produce cuando aquella comprende que la tristeza, a la que en un principio considera un molesto estorbo, tiene un papel constructivo y definitivo que jugar en la resolución del conflicto.
Y, de hecho, lo resuelve.
En este sentido, y frente a un planteamiento en el que la tristeza es algo a evitar, "Inside Out" nos presenta una visión constructiva de la tristeza que me produce sentimientos ambivalentes.
Por un lado, encuentro tremendamente positiva una visión tan constructiva de algo tan inevitable como la tristeza en el mundo en que vivimos. Sería fantástico que se hiciese lo mismo con el fracaso.
Por otro, me resulta muy sintomática esta visión reivindicadora de la tristeza como parte de un discurso ideológico legitimador de un presente y de una sociedad cuyas terminales mediáticas empiezan a reconocer que este mundo quizá ya no pueda hacernos felices como pensamos.
Si esto es así puede que todo sea mucho más complejo de lo que parece y la felicidad, la alegría, por sí misma sea algo a matizar cuidadosamente.
La tristeza bien puede empezar siendo admirable y "cool" frente a una alegría que no siempre es demasiado realista.
En definitiva, "Inside Out" es una película interesante... si te apetece leer entre imágenes.