A veces la realidad es tan increíble que parece ficción.
En "El factor humano", John Carlin, su autor, nos cuenta el modo en que Nelson Mandela se encargó de generar la nueva Sudáfrica usando el campeonato del mundo de rugby celebrado en 1995 como momento culminante.
Tras más de un cuarto de siglo entre rejas, lo único que Mandela no tiene para sus carceleros es odio. Todo lo contrario. Con una sonrisa, y la palabra justa que cada preciso momento necesita, está dispuesto a apelar a los corazones de todos los afrikaaners, empezando por sus líderes y terminando con el último habitante del rincón mas reaccionario de la república austral.
Poco a poco, reunión tras reunión, fue ganándose a toda la cúpula política del gobierno sudafricano. Hábil estratega, mediante su sonrisa siempre dispuesta y la mano siempre tendida les ofreció una salida al mismo tiempo que se encargó de disipar todos sus miedos, el mayor de ellos era acabar lanzados al mar por las masas negras a quienes durante tanto tiempo les habían negado la condición humana.
Pero también tuvo que ganarse a los de su propia raza. Ante ellos se encargó de generar un retrato del oponente blanco, de conferirles una imagen humana encontrando algo bueno en ellos y elevarlo a la enésima potencia. Analizando la situación siempre desde el lado humano y poniendo toda su vida pasada en la lucha en la balanza cuando fue necesario, porque sus palabras no terminaban de funcionar.
Y todo, la visión, la estrategia, los tiempos y los ritmos son sólo suyos.
Sobre la espalda de este anciano expresidiario descansaba un constructivo futuro para su país y el viejo tenía un plan. El periodista John Carlin nos lo cuenta.
No parece real el Mandela de John Carlin y sin embargo lo es. En youtube puedes verle vistiendo la camiseta verde de los Springbok, saludando a un público de blancos y negros que asistían a la final de un deporte que hasta hacía apenas diez años sólo era para blancos y era odiado por los negros.
Todo el trabajo de Mandela necesitaba de un momento cumbre, de una catarsis en que lo emocional saliera y fue esa final de 1995 el momento culminante de su obra... Y todo pendiendo de un hilo, porque el equipo sudafricano se enfrentaba a la mejor selección de la historia del rugby y, en ella, comenzaba a despuntar, el que ha sido el mejor jugador de la historia de este deporte Jonah Lomu. Y todo tras dos prórrogas de diez minutos, en un partido sin ensayos y con la ruptura definitiva a cuatro minutos del final... Los titulares de la prensa local hablaban de los boks enfrentados al Himalaya neozelandés... Pero se ganó.
El circulo se cerró.
Era un equipo, era un país.
La leyenda nunca fue tan real.
Las páginas de "El factor humano" de John Carlin lo demuestran.
"People should focus on the fact that it was a good game played with honour..."