viernes, octubre 29, 2010

Y llega el desconcertante momento
en que ya no eres quién creías ser.
Han sucedido los días con sus noches,
su implacable desgaste traidor,
incesante leviatán de furioso embate
formado por miles de pequeños o grandes gestos,
de difíciles o fáciles decisiones.
Y pasa factura, en resumen,
el esforzado trabajo de existir
exigiendo su inflexible precio,
convirtiendo en un extraño que ya no sucederá más
a ese desconcertado ser que ya no te mira
desde el otro lado del espejo,
que se encuentra siendo otro distinto sin quererlo,
comprendiéndose ahora en la incómoda diferencia
de los hechos y momentos que sucedían descabalados,
inexplicables, como por su propia cuenta.

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