TROUBLE WITH THE CURVE
Vaya por delante que "Trouble with the curve" no es en absoluto una película redonda.
Por encima de todo "Trouble with the curve" es una de esas historias que no terminan de sacar todo lo que llevan dentro, que no terminan de explicarse de manera sincera al espectador optando por la facilidad del cliché y lo previsible para mostrarse y buscar su aceptación. No se si por timidez o por falta de talento o por las dos cosas el que les escribe intuye en esta película una historia mejor que la que acaba siendo contada.
En "Trouble with the curve" subyace la tensión generacional que Eastwood como creador ha plasmado en bastantes de las películas que componen la filmografía de sus últimos años como cineasta. La visión de un mundo nuevo que ha cambiado a peor observada desde la amargura de alguien que ha tenido la desgracia de vivir lo suficiente como para ver su mundo desaparecido. Frente a esa mirada nostálgica de ese tiempo convertido en un irrecuperable paraíso perdido se contrapone el infierno real y presente de un mundo actual mercantilizado y desnaturalizado, donde los valores grupales y comunitarios han perdido el sentido y todo parece guiado por un desconsiderado interés hacia lo accesorio que en absoluto tiene en cuenta los verdadero y esencial.
Sobre esta tensión el viejo Eastwood ha compuesto un personaje entre huraño y nostálgico que ha repetido puntualmente en todas sus últimas apariciones como actor, desde la infravalorada "Space Cowboys" hasta esta "Trouble with the curve", desarrollando en paralelo una labor de director cuyos trabajos se han dedicado bien a mostrar a ese personaje y ese conflicto entre su mirada y la realidad, bien a mostrar en otras obras que suceden en un tiempo pasado lo mejor del modo de ser perdido.
No es extraño que el viejo Eastwood abandonase su declarado retiro como actor tras "Gran Torino".
En esta película, el director Robert Lorentz, criado a los pechos del maestro como asistente o director de la segunda unidad, ofrece a Eastwood la posibilidad de continuar con su cruzada con un personaje enteramente hecho a su medida.
En "Trouble with the curve", Eastwood interpreta a Gus, un veterano ojeador de beisbol que se enfrenta al cuestionamiento del tiempo y de quienes le rodean y dudan de sus capacidades. El consejo de un buen amigo pondrá a su hija, Mickey, una magnífica Amy Adams, como escolta de viejo Gus en el desempeño de su trabajo visionando partidos y jugadores en el circuito de promesas de las dos Carolinas.
El carácter de Gus chocará con el de su hija dentro de una relación familiar que guarda cuentas pendientes, pero chocará también con la moderna visión tecnificada de su trabajo, lleno de jóvenes que creen saberlo todo y en el que no parece haber lugar para el saber y la intuición de los veteranos.
El punto de partida es perfecto... y además está el béisbol como metáfora de lo mejor del estilo de vida americano como marco incomparable donde desplegar el interés de Eastwood por reivindicar una manera de ser, pero "Trouble with the curve", sin resultar en absoluto despreciable, no termina de dar en la tecla que le permita dar el salto del nivel "una película más" al más elevado nivel de "película para recordar".
En cualquier caso, tiene sus momentos.
Aceptable.
Vaya por delante que "Trouble with the curve" no es en absoluto una película redonda.
Por encima de todo "Trouble with the curve" es una de esas historias que no terminan de sacar todo lo que llevan dentro, que no terminan de explicarse de manera sincera al espectador optando por la facilidad del cliché y lo previsible para mostrarse y buscar su aceptación. No se si por timidez o por falta de talento o por las dos cosas el que les escribe intuye en esta película una historia mejor que la que acaba siendo contada.
En "Trouble with the curve" subyace la tensión generacional que Eastwood como creador ha plasmado en bastantes de las películas que componen la filmografía de sus últimos años como cineasta. La visión de un mundo nuevo que ha cambiado a peor observada desde la amargura de alguien que ha tenido la desgracia de vivir lo suficiente como para ver su mundo desaparecido. Frente a esa mirada nostálgica de ese tiempo convertido en un irrecuperable paraíso perdido se contrapone el infierno real y presente de un mundo actual mercantilizado y desnaturalizado, donde los valores grupales y comunitarios han perdido el sentido y todo parece guiado por un desconsiderado interés hacia lo accesorio que en absoluto tiene en cuenta los verdadero y esencial.
Sobre esta tensión el viejo Eastwood ha compuesto un personaje entre huraño y nostálgico que ha repetido puntualmente en todas sus últimas apariciones como actor, desde la infravalorada "Space Cowboys" hasta esta "Trouble with the curve", desarrollando en paralelo una labor de director cuyos trabajos se han dedicado bien a mostrar a ese personaje y ese conflicto entre su mirada y la realidad, bien a mostrar en otras obras que suceden en un tiempo pasado lo mejor del modo de ser perdido.
No es extraño que el viejo Eastwood abandonase su declarado retiro como actor tras "Gran Torino".
En esta película, el director Robert Lorentz, criado a los pechos del maestro como asistente o director de la segunda unidad, ofrece a Eastwood la posibilidad de continuar con su cruzada con un personaje enteramente hecho a su medida.
En "Trouble with the curve", Eastwood interpreta a Gus, un veterano ojeador de beisbol que se enfrenta al cuestionamiento del tiempo y de quienes le rodean y dudan de sus capacidades. El consejo de un buen amigo pondrá a su hija, Mickey, una magnífica Amy Adams, como escolta de viejo Gus en el desempeño de su trabajo visionando partidos y jugadores en el circuito de promesas de las dos Carolinas.
El carácter de Gus chocará con el de su hija dentro de una relación familiar que guarda cuentas pendientes, pero chocará también con la moderna visión tecnificada de su trabajo, lleno de jóvenes que creen saberlo todo y en el que no parece haber lugar para el saber y la intuición de los veteranos.
El punto de partida es perfecto... y además está el béisbol como metáfora de lo mejor del estilo de vida americano como marco incomparable donde desplegar el interés de Eastwood por reivindicar una manera de ser, pero "Trouble with the curve", sin resultar en absoluto despreciable, no termina de dar en la tecla que le permita dar el salto del nivel "una película más" al más elevado nivel de "película para recordar".
En cualquier caso, tiene sus momentos.
Aceptable.