Al final todo tiene un sentido, está justificado... y si no, se justifica.
Los más de 60 años de lucha de la población de color norteamericana por sus derechos civiles culmina en el Presidente Obama como encarnación de una dudosa victoria, y digo dudosa porque hay que conocer las condiciones de vida de la población de color en los suburbios de las grandes ciudades del Norte y el Este de los Estados Unidos.
Hay dos tipos de cine político: el que denuncia un orden y el que intenta legitimarlo.
El primer tipo es más evidente, pero el segundo es más difícil de reconocer porque la transmisión de ese orden se produce de manera tácita en las cotidianas terminales de ocio y comunicación por las que el propio orden se expresa y dirige a sus súbditos.
"The Butler" es un magnífico ejemplo de esa clase de cine político.
Contando la historia real de un mayordomo de color perteneciente al cuerpo de servicio de la Casa Blanca y que llegó a servir a ocho presidentes de los Estados Unidos, "The Butler" hace un repaso somero y apresurado, a modo de digest, de los hitos más esenciales de la lucha de la población negra por sus derechos a lo largo del pasado siglo XX.
Desde el terrible Sur de principìos de siglo en el que la vida de un negro valía menos que nada, un Sur del que emigraron en masa los negros al Norte industrial, Detroit, Baltimore, Pittsburgh, hasta la conflictiva década de los sesentas, una época mucho más conflictiva y oscura de lo que la historiografía oficial nos quiere hacer ver.
Y, lo que es más importante, al final toda esa lucha termina en Obama convertido en metáfora de punto final de todo ese proceso de lucha.
No nos engañemos. Obama es ese presidente bajo cuyo mandato las cosas no han cambiado y que ha decepcionado a una muy buena cantidad de sus votantes, pero "The Butler" existe para contradecir esa realidad o, mejor dicho, convenientemente no hablar de ella para mostrarnos la superficie de esa mentira tan venenosa y profunda.
Ese relato que nos cuenta lo que significa tener un presidente negro en unos Estados Unidos en los que, pese a tener ese presidente negro, la desigualdad entre ricos y pobres es cada vez mayor.
"The Butler" es un torpe y lacrimógeno vehículo para recordar a las masas el mito de Obama, el Yes We Can que casi cuatro años después se ha quedado en nada, pareciendo que los que siguen pudiendo son los mismos de siempre.
Confieso que detesto lo que significa "The Butler" que no es otra cosa que una mentira construida en beneficio de otra mentira y lo peor es que, sin escrúpulos, ambas mentiras se han valido de sesenta años de verdad, de muerte, sangre y lucha, para anclar sus funestas raíces.
Dudo que Martin Luther King aprobase la presidencia de Obama. Es más, seguramente se revuelva dentro de su tumba cada vez que el presidente norteamericano pronuncia su nombre en vano.
Sí. Es cierto. Se ha mejorado.
Algunos negros pueden ser ricos y el dinero de un negro, si éste lo tiene, es igual al dinero de un blanco quién por cierto sigue teniendo más posibilidades de tener dinero.
Pero la mayoría de negros es todavía más pobre.
Venenosa película ésta "The Butler"
Los más de 60 años de lucha de la población de color norteamericana por sus derechos civiles culmina en el Presidente Obama como encarnación de una dudosa victoria, y digo dudosa porque hay que conocer las condiciones de vida de la población de color en los suburbios de las grandes ciudades del Norte y el Este de los Estados Unidos.
Hay dos tipos de cine político: el que denuncia un orden y el que intenta legitimarlo.
El primer tipo es más evidente, pero el segundo es más difícil de reconocer porque la transmisión de ese orden se produce de manera tácita en las cotidianas terminales de ocio y comunicación por las que el propio orden se expresa y dirige a sus súbditos.
"The Butler" es un magnífico ejemplo de esa clase de cine político.
Contando la historia real de un mayordomo de color perteneciente al cuerpo de servicio de la Casa Blanca y que llegó a servir a ocho presidentes de los Estados Unidos, "The Butler" hace un repaso somero y apresurado, a modo de digest, de los hitos más esenciales de la lucha de la población negra por sus derechos a lo largo del pasado siglo XX.
Desde el terrible Sur de principìos de siglo en el que la vida de un negro valía menos que nada, un Sur del que emigraron en masa los negros al Norte industrial, Detroit, Baltimore, Pittsburgh, hasta la conflictiva década de los sesentas, una época mucho más conflictiva y oscura de lo que la historiografía oficial nos quiere hacer ver.
Y, lo que es más importante, al final toda esa lucha termina en Obama convertido en metáfora de punto final de todo ese proceso de lucha.
No nos engañemos. Obama es ese presidente bajo cuyo mandato las cosas no han cambiado y que ha decepcionado a una muy buena cantidad de sus votantes, pero "The Butler" existe para contradecir esa realidad o, mejor dicho, convenientemente no hablar de ella para mostrarnos la superficie de esa mentira tan venenosa y profunda.
Ese relato que nos cuenta lo que significa tener un presidente negro en unos Estados Unidos en los que, pese a tener ese presidente negro, la desigualdad entre ricos y pobres es cada vez mayor.
"The Butler" es un torpe y lacrimógeno vehículo para recordar a las masas el mito de Obama, el Yes We Can que casi cuatro años después se ha quedado en nada, pareciendo que los que siguen pudiendo son los mismos de siempre.
Confieso que detesto lo que significa "The Butler" que no es otra cosa que una mentira construida en beneficio de otra mentira y lo peor es que, sin escrúpulos, ambas mentiras se han valido de sesenta años de verdad, de muerte, sangre y lucha, para anclar sus funestas raíces.
Dudo que Martin Luther King aprobase la presidencia de Obama. Es más, seguramente se revuelva dentro de su tumba cada vez que el presidente norteamericano pronuncia su nombre en vano.
Sí. Es cierto. Se ha mejorado.
Algunos negros pueden ser ricos y el dinero de un negro, si éste lo tiene, es igual al dinero de un blanco quién por cierto sigue teniendo más posibilidades de tener dinero.
Pero la mayoría de negros es todavía más pobre.
Venenosa película ésta "The Butler"