Siempre le he reprochado al cine de Alex de la Iglesia una evidente falta de aseo final en el remate de sus historias.
Lo que para muchos era una virtud, para mi siempre era un inmenso defecto.
Sus películas siempre terminaban reducidas a una descontrolada persecución entre el dibujo animado y el cine mudo.
Y a mi entender esos finales jamás estaban a la altura del inmenso valor que el cineasta proponía en todas y cada una de sus películas porque no tengo la menor duda de que Alex de la Iglesia continúa una de las líneas mas valiosas de nuestro cine, una línea en la que escriben gloriosos nombres como los de Rafael Azcona, Fernando Fernan Gomez, Luis Garcia Berlanga o el italiano Marco Ferreri.
Siempre se ha reprochado al cine español contemporáneo su falta de conexión con la realidad española, pero, y siempre para mi gusto, la presencia de Alex de la Iglesia contradice claramente ese planteamiento.
Porque si algo hace su cine es, entroncando con el esperpento vallinclanesco, es mostrar la dudosa gloria y la cierta miseria de la España de nuestro tiempo.
Si Berlanga, Ferreri o Azcona glosaron con inmenso talento las contradicciones de la España del desarrollismo, Alex de la Iglesia, quizá como ninguno, no está mostrando los claroscuros de la España ya desarrollada, modernizada, europea y consumista.
No tengo la menor duda de que en un futuro más o menos lejano (si es que el capitalismo voraz nos permite tener ese futuro) las películas de Alex de la Iglesia serán una piedra angular sobre la que entender la España de nuestro tiempo.
Por todo ésto, los finales descontrolados y locos de sus películas siempre me parecieron fuera de lugar, algo así como si la historia se abriese la bragueta y se bajase el pantalón, una cuesta abajo fácil y bruta que enturbiaba el estructurado desarrollo de una historia siempre ácida y con estructurada visión.
No obstante, nada de esto sucede en "Mi gran noche" que, para mi gusto, es una de las mejores películas de Alex de la Iglesia.
Centrada en el gran carnaval que es la televisión y, dentro de ella, expresando su quintaesencia, un especial de Nochevieja, "Mi gran noche" muestra con acierto la opera bufa y caótica de nuestro tiempo, un puro cambalache en el que los extremos no es que se toquen, es que se follan.
No tengo la menor duda de que, en su madurez creativa, la mejor película de Alex de la Iglesia será la que esté por venir.
Merece la pena verla.
Lo que para muchos era una virtud, para mi siempre era un inmenso defecto.
Sus películas siempre terminaban reducidas a una descontrolada persecución entre el dibujo animado y el cine mudo.
Y a mi entender esos finales jamás estaban a la altura del inmenso valor que el cineasta proponía en todas y cada una de sus películas porque no tengo la menor duda de que Alex de la Iglesia continúa una de las líneas mas valiosas de nuestro cine, una línea en la que escriben gloriosos nombres como los de Rafael Azcona, Fernando Fernan Gomez, Luis Garcia Berlanga o el italiano Marco Ferreri.
Siempre se ha reprochado al cine español contemporáneo su falta de conexión con la realidad española, pero, y siempre para mi gusto, la presencia de Alex de la Iglesia contradice claramente ese planteamiento.
Porque si algo hace su cine es, entroncando con el esperpento vallinclanesco, es mostrar la dudosa gloria y la cierta miseria de la España de nuestro tiempo.
Si Berlanga, Ferreri o Azcona glosaron con inmenso talento las contradicciones de la España del desarrollismo, Alex de la Iglesia, quizá como ninguno, no está mostrando los claroscuros de la España ya desarrollada, modernizada, europea y consumista.
No tengo la menor duda de que en un futuro más o menos lejano (si es que el capitalismo voraz nos permite tener ese futuro) las películas de Alex de la Iglesia serán una piedra angular sobre la que entender la España de nuestro tiempo.
Por todo ésto, los finales descontrolados y locos de sus películas siempre me parecieron fuera de lugar, algo así como si la historia se abriese la bragueta y se bajase el pantalón, una cuesta abajo fácil y bruta que enturbiaba el estructurado desarrollo de una historia siempre ácida y con estructurada visión.
No obstante, nada de esto sucede en "Mi gran noche" que, para mi gusto, es una de las mejores películas de Alex de la Iglesia.
Centrada en el gran carnaval que es la televisión y, dentro de ella, expresando su quintaesencia, un especial de Nochevieja, "Mi gran noche" muestra con acierto la opera bufa y caótica de nuestro tiempo, un puro cambalache en el que los extremos no es que se toquen, es que se follan.
No tengo la menor duda de que, en su madurez creativa, la mejor película de Alex de la Iglesia será la que esté por venir.
Merece la pena verla.