Hicieron falta los siglos
para cuajar este relámpago,
un lento trabajo sordo y ciego,
esfuerzo brutal de raíces y cieno,
nacido para existir, pasar
y regresar al oscuro olvido
de cuyo profundo seno
un día brotaron
derramando verdades y certezas
hasta quedar exhaustos.
Hicieron falta los siglos
para llegar a este hermoso espanto.
que con total impunidad
llamamos tiempo.
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