viernes, febrero 08, 2008
Muchas cosas tiene en su contra este último trabajo del checo-americano Milos Forman y, a mi entender, la principal de ellas es no estar en absoluto a la altura de su muy ambicioso propósito.
En "Los fantasmas de Goya" el protagonista no es el pintor, sino los seres que habitan sus cuadros. El objetivo es situar al autor en su época y entre sus personajes para convertirlo en un progresivamente desesperanzado espectador de su destino.
De alguna parte han tenido que salir las brutales imágenes que pueblan los cuadros del pintor aragonés. Cuando no enteras, sí fragmentos, oscuros destellos, que la mente del creador pueda combinar para producir sus obras maestras.
El asunto de la película es intentar mostrar a esos fantasmas existiendo justo en el momento en que con su presencia inquietante debieran dejar la necesaria huella en la mente del pintor.
El problema es que las buenas intenciones no culminan en unos hechos que lleguén a mostrarlas en todo su teórico interés.
La posible fuerza de la película se diluye en el transcurrir de una historia muy previsible y también demasiado ambiciosa por querer también convertirse en el retrato de una época, una historia que quizá hubiera necesitado de un punto de vista más concentrado y exhaustivo a la hora de construir el guión.
Los fantasmas debieran haber sido lo primero.
Nuestros ojos debieran haber asistido al espectáculo de su materialización ante los ojos del pintor.
Los cuadros o fragmentos de los cuadros debieran haber desfilado ante nuestra mirada espectadora como piezas de un puzzle que el genial aragonés más adelante debiera componer.
Este hubiera sido el atractivo poder de una pélícula que por contra y tímidamente se queda a demasiado camino de muchas cosas. Y los fantasmas terminan por palidecer con la misma intensidad con que se desvanece la imagen del propio Goya, todos perdidos en un relato que no se sabe muy bien qué es lo que quiere contar.
Una pena.
jueves, febrero 07, 2008
(Leído en Mondo Brutto)
M-A-R-A-V-I-L-L-O-S-O
Ni Jack Kerouac en sus mejores momentos de escritura automática.
Dios bendiga este virus que me ha hecho perder cuatro kilos, pero que me ha permitido volver a ver Band of Brothers en toda su emocionante inmensidad.
La compañía Easy como metáfora de la amistad me mantiene alucinadamente despierto, ahogándome una y otra vez en todo el mar de sugerencias maravillosas que encierra.
Por encima de todo, "Rumble Fish" es un lírico y nihilista canto sobre la adolescencia entendida, no como una necesaria etapa en la vida, sino como una forma de ser, de entender aquella.
Declararse eternamente adolescente quizá sea una forma extrema de rebeldía, una trágica batalla perdida de antemano contra el tiempo, una locura tan loca como pretender controlar los azares de la vida y construir un proyecto de estar en el mundo.... Pero, algo especial tiene ese momento. Según dicen los científicos, y conforme nos vamos haciendo mayores, los recuerdos más vívidos son precisamente ésos, los de esa época en que todas las cosas nos pasan por primera vez.
Allí terminamos quedándonos pensemos lo que pensemos, digamos lo que digamos, hagamos lo que hagamos... Y una tarde, mojando una magdalena en el café, nos descubrimos sintiendo qué es mucho más real el sabor de cualquiera de aquellos recuerdos que el inmediato y presente sabor de la magdalena.
En este sentido, el Chico de la Motocicleta que reina eternamente en ese barrio de ninguna parte donde sucede Rumble Fish es una suerte de oscuro Peter Pan que aguarda con triste tranquilidad el castigo por su osadía de rebelarse contra el tiempo.
Y cualquiera que lleve leyendo este blog un cierto tiempo ya sabrá que para mi en ese aspecto de rebeldía reside lo esencialmente humano.
Los animales nacen, crecen, se reproducen, envejecen... En cada momento de su vida hacen lo que se supone que deben hacer, pero sólo el hombre guiado por los fantasmas, dioses y demonios que habitan su conciencia decide saltarse esa cadena y decidir quedarse a luchar contra el tiempo y la propia naturaleza en alguna colina perdida de su vida.
Se llama locura y es el ámbito más propio del hombre. En la mitología griega los seres humanos debían aceptar el precario dictado de unos dioses también demasiado humanos (como Nieztsche escribía), pero a veces unos pocos se negaban a aceptarlo... y sólo aquellos recalcitrantes que se revelaban eran tenidos por héroes.
Por eso el Chico de la Motocicleta debe reinar siempre... para recordarnos quiénes somos y, lo que es más importante, la locura que siempre podríamos ser.
Como bien dice el personaje que interpreta Dennis Hopper en la película:
"Father:Every now and then, a person comes along, has a different view of the world than does the usual person. It doesn't make them crazy. I mean... an acute perception, man... that doesn't, that doesn't make you crazy.
Rusty James: Could you talk normal?
Father: However sometimes... it can drive you crazy, acute perception. "
Así, y como un Icaro cuyas alas se derriten por el frio calor de los neones de la ciudad que le vió ser lo único que es, el Chico de la Motocicleta es un cansado heterodoxo que duda de la propia verdad del camino que ha seguido. Sus espaldas se quiebran por el peso de la propia leyenda en que se ha convertido, que duda lleno de tristeza (otra gran cualidad intrínseca al ser humano) y que no quiere ser el cliché de nadie.
Lo que queda de su vida se ha convertido en un silencioso diálogo con el propio fracaso que, para su desgracia, solo él puede escuchar.
Y todo antes de desvanecerse en la nada a la que, por mucho que nos cueste asumirlo, pertenece y pertenecemos.
Maravilloso personaje.
Maravillosa película.
lunes, febrero 04, 2008
domingo, febrero 03, 2008
PARTIDAZO
El partido ya prometía desde el día anterior.
El entrenador neozelandés del equipo galés había hecho un planteamiento testosterónico. Nada de pizarras ni de sistemas. Pura fuerza bruta contra el equipo de la rosa.
La más perfecta y descarnada invocación del flamente y embarrado espíritu de la épica. Una invocación que surtió efecto de una forma pasmosa porque ayer la épica estuvo presente en Twickenham vestida con los colores rojos de Gales.
En la primera parte, la potente y guapa Inglaterra pasó por encima de los galeses cuyo ataque apenas existió limitándose a contener como mejor pudo a un equipo lleno de músculo y capaz de un rugby muy versatil (juego al pie, a la mano, drops, ....).
La delantera galesa se las vió y se las deseó para contener una y otra vez los poderosos ataques de su contrincante y el partido tenía toda la pinta de convertirse en un paseo triunfal para el equipo de la rosa... pero los dragones aguantaron al filo del abismo marchándose con un resultado de 16-6 que, y a la vista del juego exhibido por los ingleses, pudo haber sido mucho peor.
Nadie esperaba nada de la segunda parte... salvo el equipo galés cuya delantera exhibió un talante diferente, casi enloquecido, lanzándose a muerte contra el muro inglés y consiguiendo derribarlo en una remontada histórica.
Nada de táctica, nada de estrategia.
Inexplicablemente la delantera inglesa fue desfondándose ante los continuos embates galeses y por si ésto fuera poco los jugadores de su defensa cometieron un par o tres de errores críticos (el fallo de Balshaw en el despeje fue el peor de todos) que pusieron a los dragones muy arriba en el marcador. Errores en su mayoría forzados por el entusiasmo de los dragones cuyos jugadores siempre estaban lo suficientemente cerca como para salir beneficiados.
2o años llevaban los galeses sin ganar en Inglaterra y terminaban haciendolo con un 19-26 en el marcador. 3-2o en el parcial de la segunda parte.
Inglaterra se borró del partido, quizá se creyeron un miserable equipo de fútbol y se pensaron que ya lo tenían todo hecho, pero ante ellos tenían un auténtico y puro equipo de rugby que les dió una lección de sangre y sudor.
Estas derrotas hacen daño y los ingleses deberían hacerselo mirar.
EN EL VALLE DE ELAH
Una llamada telefónica cambiará la vida del veterano de guerra Hank Deerfield (Tommy Lee Jones). Su hijo Mike, también soldado, no se ha presentado en su unidad cuando debía hacerlo.
La investigación de Deerfield en busca de su hijo se convertirá para éste en un descenso a los infiernos del nihilismo y la aniquilación moral del individuo producida por la guerra que pondrá a prueba las firmes creencias de aquel.
"En el valle de Elah" es una película intensa y emocionante que se sigue en todo momento con interés.
Deerfield es un representante sociológico de la américa de las convicciones profundas en su propio credo de democracia y libertad. El progresivo descubrimiento de la verdad que se esconde tras la desaparición de su hijo irá prendiendo en su convencido ánimo de acero un profundo sentimiento de duda y culpa.
En un determinado momento, Deerfield le cuenta al hijo de la detective Sanders (Charlize Theron) la historia del enfrentamiento de David contra Goliath en el valle de Elah. Allí, el enorme Goliath se lanzó contra el pequeño David dispuesto a destrozarle.
David aguantó. Afrontó ese demonio el tiempo suficiente como para lanzarle una piedra y abrirle la cabeza.
El nuevo demonio que Deerfield deberá afrontar será el de su hijo enbrutecido y animalizado por la guerra, convertido en un desconocido para su propio padre, un David destrozado en lo más profundo por el Goliath de la guerra
Será entonces cuando para Deerfield cobren sentido aquellas desesperadas llamadas telefónicas desde Irak.
Será entonces cuando se introduzca la palabra "miedo" en ese relato del enfrentamiento de David contra Goliath, la intra-historia de esa bíblica hazaña bélica que Deerfield jamás ha contado a sus propios hijos enviando a ambos entre las ensangrentadas fauces del monstruo de la guerra.
Pero será ya demasiado tarde.
Para Deerfield, ahora sólo resta la amarga culpa de no haber dicho toda la verdad, de haber repetido las mismas cosas que a él mismo le dijeron cuando marchó a la guerra de Vietnam.
Porque la verdad que no se cuenta siempre está allí, esperando en el valle de Elah a todos los que alegremente descienden sus laderas con la cabeza llena de grandes palabras.
Nada es gratis en la vida.
Magnífica película.
sábado, febrero 02, 2008
(La Escuela de Fráncfort: Teoría crítica y filosofía de la comunicación. Gilbert Hottois)
(La escuela de frankfurt: teoría crítica y filosofía de la comunicación. Gilbert Hottois)
miércoles, enero 30, 2008
UNA MENTE MARAVILLOSA
Siempre me resulta placentera la visión de esta maravillosa y emocionante historia de superación personal.
La prodigiosa mente de Nash era capaz de ver sentido incluso allá donde no existía. Del mismo modo que descubre para el Pentágono la clave numérica que delata a una operación soviética de espionaje, también es capaz de percibir sentido en la combinación de palabras y letras de los periódicos y revistas.
Esa es la raíz de su locura.
En el cielo estrellado su inteligencia le permite descubrir la forma de una paraguas o de un pulpo. Y en cierto sentido, una hoja escrita se asemeja a ese cielo estrellado. Encierra formas, sentidos, que Nash descubre y asocia a incesantes conspiraciones soviéticas.
Cada letra es un punto de luz susceptible de ser conectado con otros. Es el grado cero del sentido. Donde todo es susceptible de significar cualquier cosa.
La mente de Nash se convierte así en una incontrolable máquina generadora de relatos, de significados que acaban apoderándose del propio creador con su aplastante lógica descubierta. Y en la inconsciente fuente generadora de ese sentido subyace la irracionalidad de todos los traumas y miedos de un ser diferente en un mundo de iguales.
Como a veces sucede a los héroes de las historias de siempre, su principal poder se convierte en su principal debilidad. Pero Nash, haciendo gala de esa heroica condición, consigue superar esas circunstancias utilizando su propia mente.
Primero, comprendiendo que la niña no puede ser real porque no envejece.
Finalmente, ignorando a esos fantasmas. Convirtiéndose en un loco para sus propias alucinaciones que le seguirán de por vida sin dar crédito.
Maravillosa mente la de Nash.
Ante el logro de conseguir que los demonios te persigan asombrados y en silencio, todas sus teorías palidecen y se desvanecen en el cielo.
domingo, enero 27, 2008
Todo un descubrimiento este western rodado en el años 2005 sobre un guión del cantante Nick Cave en los desiertos del interior de Australia.
De una forma intensa y excesiva, entran en colisión un capitan de policía británico (Ray Winstone) que quiere llevar la civilización a las salvajes tierras del interior y una familia de tres hermanos forajidos, uno de cuyos integrantes (Guy Pearce) recibirá por parte del capitán la propuesta de salvar la vida del hermano más joven a cambio de la vida del peligroso hermano mayor (Danny Huston).
A partir de ahí, "La promesa" se constituye en un relato descarnado y brutal, donde la violencia excesiva campa a sus anchas. Una historia asfixiante y sin ninguna concesión, que sucede bajo la onmipotente luz de un sol que todo lo consume.
Ante un inmenso atardecer, Arthur Burns (Danny Huston) le comenta a su hermano que ya piensa en matarle que allí, donde están, termina todo. No puede haber nada más hacia delante. Han ido demasiado lejos. Han llegado al final del mundo.
Este diálogo me parece clave a la hora de entender esta historia que, contra todo riesgo, se mueve en el filo de la navaja de muchos límites.
La civilización queda muy lejos, a miles de kilómetros a sus espaldas. Allí, entre la tierra quemada y la hierba seca, sólo quedan hombres a solas con sus propios demonios, los mismos que les han llevado tan lejos.
Si el cine ha producido una película con un final mágico, emocionante y potente, de esos que uno nunca olvida si el corazón le sigue vivo en el pecho, ésa es "Sweet Charity".
Después de haber pasado una amarga noche de soledad y derrota, entre las ruinas de sus esperanzas desvanecidas, unos hippies la despiertan deseándola un buen día y amor.
Poco a poco, en un crescendo musical, Charity comienza a vivir el nuevo día. Ese deseo de buen día y amor es justo lo que ella necesita. El sol, la mañana y la belleza del parque hacen el resto del trabajo para devolver la sonrisa a su rostro.
Lentamente, Charity vuelve a ser ella misma, la incorregible soñadora llena de esperanzas. Quizá, y después de la terrible cadena de decepciones que han sucedido sobre ella, para cualquier otra persona no sería una buena idea... Pero ella no puede evitarlo.
Así es ella.
Seguramente, y para su aparente desgracia, el amor por la vida es siempre mucho más fuerte
La música crece y crece. Se convierte en metáfora del torbellino de ilusiones desesperadamente recuperadas al paso de su marcha.
Cuando se incorpora a la ciudad que tan mal la ha tratado, la cámara la abandona. Asiste a su marcha, calle arriba, en busca del boulevard, mientras se eleva hacia el cielo para enmarcar su cada vez más pequeña figura entre las verdes copas de los árboles.
Y uno piensa que nada bueno hay para ella en esa ciudad, pero enseguida la grandeza de ese recalcitrante gesto de firmeza en el error que a veces uno mismo es le llega. Le arrasa el corazón como una huracanada ráfaga que llega a todos los rincones, que todo lo revuelve y descubre bajo el polvo papeles amarillos y fotografías viejas.
El terrible y titánico esfuerzo que supone la felicidad y la voluntad nuestra materia.
Después de todo, Charity desea por encima de todo ser querida pero, y aunque tiene todos los inconvenientes desde un punto de vista moral convencional para no serlo, está dispuesta a intentarlo una vez más.
En este sentido, Charity se muestra como una suerte de personaje arquetípico, simbólico de la ciega locura de no perder la esperanza, de no dejarse doblegar por el mundo, de negarse a ser el otro que las circunstancias a veces te obligan a ser.
La princesa de todos los heterodoxos.
(Cien años de soledad, Gabriel García Márquez)
... Y sigo leyendo...
Muy decepcionante.
Sobre el papel resultaba interesante la combinación de la novela de misterio con temas reservados a los silenciosos y apartados pasillos de la filosofía de la ciencia y la ontología científica.
¿Existe el asesinato perfecto? ¿Existe un conocimiento que podamos considerar verdadero?
Dos grandes preguntas a cuya altura no se encuentra esta película de Alex de la Iglesia que en ciertos momentos resulta hasta aburrida.
Muchos nombres de filósofos y matemáticos, algunos enunciados teóricos encajados con calzador, pero muy poca sustancia... La película a mi entender precisaba de un guión mucho más sólido y estructurado (cualidades siempre ausentes en casi todas las películas de Alex de la Iglesia). Las murder mistery movie, si algo tienen, es precisamente una historia sólida escrita de forma inteligente y trufada de dialogos precisos y perfectos.
De todo ello carece casi totalmente esta historia que te deja entre aburrido y frio, que ni intriga ni fascina y en la que de una forma casi funcionarial van sucediéndose los twists narrativos que terminan llevándonos a un desenlace final que se pretende sorprendente y que no es más que otro tópico más.
Eso en cuanto al muy poco estimulante fondo.
En cuanto a la forma... La película parece ficción rodada para televisión, con una fotografía muy básica, que quiere resultar gélida pero que se queda a mitad de camino de su propósito como otras tantas cosas de esta película a todas luces fallida.
En nada ayuda a la película, sino que incluso contribuye a rebajarla aún más hasta el punto de asemejarla a aquellas producciones de la década de los 60 y los 70 con algún nombre de actor norteamericano en horas bajas.
Nada de nada.
Me da pereza hasta escribir de ella.
viernes, enero 25, 2008
La segunda visión de esta estupenda película de Robert de Niro me ha resultado tan estimulante como la primera.
De eso se trata, de que las cosas no mueran la primera vez que son usadas. Quizá, ésa es la principal cualidad que distingue la obra de arte del producto... Pero a quién le importan ya esas cosas. En fin... ¿Hay alguien a quién le importe de verdad algo? Tengo mis dudas y mis dudas, como siempre, me condenan.
Pero ésa es otra historia.
Vamos a centrarnos
1
El personaje del Dr. Fredericks que tan maravillosamente interpreta Michael Gambon se me antoja esencial. Después de todo, su presencia no es otra cosa que una anticipación del destino que el jóven Edward Wilson, sobrevaloradamente interpretado por un estólido Matt Damon, ha elegido para sí. Igual no. Sólo expreso mi opinión, pero lo único cierto es que siempre me han fascinado los personajes que quizá no hayan sabido vivir, pero saben aprovechar la última oportunidad y alcanzan una cierta redención porque saben morir.
Personalmente, encuentro fascinante el tema de saber cuándo dejarlo. No durar, por durar... Y por éso, y a la fuerza, alguién que sabe cuándo dejarlo debe ser un gran tipo, alguién que como mínimo se ha encontrado lo suficientemente cerca de la verdad como para ser consumido por ella, por su pavoroso fuego ígneo tan potente como mil millones de soles.
También cuentro fascinante la remota posibilidad de que la verdad tenga tanto que ver con la mentira como para que ambas sean las misma cosa. Profundizaré sobre ello cuando esté más sobrio. Me lo apunto.
¿Me fascina o simplemente me interesa creer en ello?
Da igual. Se trata de más de lo mismo. Mentira y verdad en el origen de un punto de vista.
2
Otro aspecto interesante es la sugerencia de que la poderosa Unión Soviética en realidad fuera una invención del complejo militar-industrial norteamericano.
En definitiva, que la Guerra Fría en realidad y en el fondo fuera un inmenso negocio armamentístico de carácter global.
Me gusta la idea.
3
También me resulta fascinante la siguiente idea: Cuanto más sabes, más sólo estás.
George Smiley tendría también mucho que decir la respecto.
4
Por último, last but not least, en toda la historia palpita un discurso sisífico que ata a los padres con los hijos en una destructiva espiral de pecados asumidos como propios que determina el futuro de éstos últimos.
Después de todo, esa carta de suicidio nunca leída es el primer secreto que Edward Wilson aprende a guardar y de alguna forma le convierte en perfecto candidato para continuar ese Gran Juego en el que todas y cada una de las piezas están hechas del mismo delicado material que compone esa carta.
Después de todo, el hijo de Wilson en la desesperada búsqueda del definitivo abrazo del distante padre decide entrar también en la CIA.
Ambos desencadenan su propia desgracia iluminados y conducidos por una negra luz que les llega del pasado... y que ambos confunden con la luz del sol.
Su vida pudo ser otra, pero los pecados de los padres les condicionan, les hacen ser lo que son, les hacen dejar de ser aquello que por sí mismos más adecuadamente debieran ser... incluso, y directamente, les hacen dejar de ser.
Tanto para lo bueno como para lo malo, el hombre es un ser social.
Como escribe el recientemente fallecido poeta Ángel González en el primer poema de su primer libro, Aspero Mundo, al final uno es "el éxito de todos los fracasos. La enloquecida fuerza del desaliento" proyectada en el tiempo.
domingo, enero 20, 2008
El momento más complicado en la vida de un partido es el momento en que se elaboran las listas electorales.
Todavía sigo preguntándome si ese momento tan trascendental no debería ser aquel en que se elabora el programa electoral y acaloradamente se discute sobre si dedicar más peso a la educación a la ayuda exterior. Si las grandes discusiones no debieran producirse porque se da demasiada importancia a un aspecto cuando en realidad se considera que debiera darse a otro que se considera más relevante.
Es cierto que la auténtica política se hace en el Congreso, pero esas políticas ¿en qué se basan?
Inocentemente supongo que en lo que se escribe en los programas electorales. Por lo tanto, deduzco, que por lo menos debiera ser igual de importante definir las políticas como definir las personas. Sin embargo, los debates que siempre traspasan a la opinión pública -y entiendo que traspasan por su intensidad- son los que se centran en las listas electorales.
No recuerdo dimisiones ni debates irreconciliables suscitados por la inclusión o no de algún tema en los programas electorales en ningún partido.
Gallardón, por ejemplo, no se siente derrotado porque Madrid no exista en elprograma electoral de su partido, sino porque él ha sido borrado de las listas.
Para nuestros políticos lo importante es aparecer, colocarse en el congreso, habitar las comisiones, ascender profesionalmente o, por lo menos, estar en disposición de hacerlo.
Salir en la foto o no salir.
Esa es la cuestión.
Y aún así lo peor no es que las cosas sean de este modo, sino que sucedan de una forma tan impune ante nuestros ciegos ojos.
sábado, enero 19, 2008
CONTEXTUALIZANDO
Los recuerdos de grandes hechos históricos, si se exceptúan algunas batallas, cuya memoria se mantiene viva por los sepulcros de los caídosapenas si existen; a nadie le preocupaba por dónde habrían andado Solón, Pericles o Demóstenes; mientras que se perseguía el menor rastro en lo que se refiere a los sitios clásicos del tiempo fabuloso"
(Jacob Burckhardt, Historia de la cultura griega)
Los griegos preferían publicar la leyenda y a ello sin duda contribuye la escasa penetración de la cultura escrita.
La palabra es siempre libre en los labios que la pronuncian; cuando la escribimos queda de alguna forma atrapada en el papel que se convierte en punto de referencia, vara de medir, de un significado o un suceso.
Cientos de voces rememorando un mismo acontecimiento tienden poco a poco a variarlo. No hay un punto de referencia escrito al que se pueda recurrir para derimir disputas: la memoria, la capacidad de generar verosimilitud.
Así, una cultura basada en la palabra tiende por definición a ser poética, a publicar la leyenda y termina generando un entorno cultural lleno de magia y prodigios. Por eso, y por ejemplo, la visión que Frank Miller transmite en su "300" de la batalla de las Termópilas es más real de lo que parece.
ALIEN VS. PREDATOR
Mejor de lo que a priori uno puede presuponer resulta la segunda parte de este refrito/pastiche que combina a dos personajes esenciales en la ciencia ficción cinematográfica.
Insustancial, ligeramente previsible, pero, y no obstante, resulta entretenida de alguna extraña forma que no acierto a comprender del todo. Quizá, porque soy fan de la saga de Alien, el 50% de esta suerte de Tom & Jerry galáctico en el que los depredadores persiguen a los alien viajando de planeta y planeta.
¡Qué le voy a hacer! Algún defecto tengo que tener.
En el caso de la película que nos ocupa, la eterna lucha entre una y otra especie se ventila en una pequeña (y paradisiaca al siniestro estilo norteamericano) localidad de Colorado que literalmente termina pulverizada junto a la mayoría de sus habitantes.
La historia no es nada del otro mundo. Un simple soporte argumental para una gran escabechina de humanos que está narrada de una forma correcta y eficaz.
Todo sucede sin prisa, pero sin pausa y en el tiempo justo, aspecto que quizá resulte clave para que la película no acabe aburriendo.
Ajustada duración y ajustado tempo.
En este sentido, y como producto de entretenimiento, la segunda parte de Alien Vs. Depredador no defrauda.
Entretenimiento sin pretensiones.
Cine comercial.
Producto
Pero nada de alma. Practicamente ya le he olvidado. Ni siquiera recuerdo quién de los dos gana. Pondré una equis en la quiniela.
viernes, enero 18, 2008
GALLARDÓN
Me descubro ante tu maquiavélico talento.
Sabes que lo tienes complicado y no quieres esperar más.
Has hecho tu jugada y, ahora mismo, las cosas están donde quieres que estén.
Astutamente le pides a tus enemigos declarados que te incluyan en un lugar destacado de sus listas. Les pides a aquellos contra quienes te has significado con constantes guiños al centro que en líneas generales (y por encima de vacías declaraciones de inquebrantable adhesión) contradecían su política... Les pides que te incluyan en sus listas, cosa que por supuesto no van a hacer porque no te has trabajado el clientelismo que nuestra política de partidos exige.
Casando homosexuales, apareciendo en tertulias de la SER, ... Siempre la calculada y oportuna discrepancia. El gesto concebido como una de las bellas artes. La significación a través de la diferencia. Siempre intentando ocupar un nicho que sabes -y no te equivocas- que los populares necesitan colonizar para tener alguna oportunidad en esta España que sociológicamente aún no ha dejado de ser de centro-izquierda.
Como dijo Alfonso Guerra, el que se mueva no sale en la foto y tú te has movido todo lo que has querido.
No podían incluirte. No querían... y lo sabías.
Otros merecen ese puesto que reclamas. Se lo han ganado diciendo lo que hay que decir y opinando lo que hay que opinar.
Les hiciste una demanda que sabías no podían concederte y, claro, te declaras derrotado... Y si te declaras derrotado, tiene que haber un vencedor... Y ese vencedor puede ganar o perder las elecciones próximas... Y si las pierte llegará el momento de hablar, de exigir, de demandar, de postularte en definitiva como despreciada alternativa a una propuesta que no ha funcionado.
Estas donde quieres, como quieres.
Eres la víctima y tenías que quemar ese cartucho porque si Rajoy gana tendrás que esperar un par de legislaturas, otros ocho años más como mínimo y lo minimo es la próxima victoria y la derrota siguiente... Demasiado tarde y quizás estás cansado de esperar.
Pero si pierde... Tendrás tu oportunidad mucho antes.
Ya se te ocurrirá algo para aparecer como aglutinador de las derrotadas tropas en torno a una bandera, como la última esperanza blanca y posible de la derecha para conquistar los suficientes espacios en el centro como para garantizar la posibilidad de una victoria.
Lo tienes complicado, pero estoy convencido de que lo vas a intentar... Y además siempre te quedará Madrid.
¿Quién va a atreverse a quitártela?
Has quemado las naves e iniciado la carrera para la sucesión de Rajoy de la mejor manera posible, eliminando toda posibilidad de mancharte con una derrota.
Y todas tus oportunidades pasan por esa derrota.
Automáticamente todos tus rivales pasarán a convertirse en más de lo mismo. Sólo tú, el defenestrado, podrás aparecer puro e intacto, lleno de despreciada verdad.
Te has cansado de esperar, sabes que lo tienes difícil y has decidido pelear
¿Why not?
El poder de la mayoría absoluta en Madrid te ampara y quizás no vuelvas a estar en otra posición tan buena, tan democraticamente respaldada.
Podrá salirte mal, pero tienes un plan.
jueves, enero 17, 2008
(Gabriel García Márquez, Cien años de soledad)
miércoles, enero 16, 2008
lunes, enero 14, 2008
"¡Viva España!
Cantemos todos juntos
con distinta voz
y un solo corazón
¡Viva España!
desde los verdes valles
al inmenso mar,
un himno de hermandad
Ama a la Patria
pues sabe abrazar,
bajo su cielo azul,
pueblos en libertad
Gloria a los hijos
que a la Historia dan
justicia y grandeza
democracia y paz"
¡JAJAJAJAJJAJAJAJ!
No podía haber salido más rancio.
Verdes valles, inmenso mar... Adjetivación manifiestamente mejorable y ligeramente cursi. Y además no todos los valles son verdes en nuestro país, cada vez los ocres son más... pero, bueno, se trata de un himno ¿no?
El tema de que nuestros hijos dan a la historia justicia y grandeza, democracia y paz me parece un poco carca y triunfalista. Prefiero la modestía del adjetivo "nuestra". El rollo de los españoles en la historia me carga mogollón y me recuerda otras épocas de unidades de destino en lo universal.
Tampoco estoy seguro de que nuestra patria sepa (o haya sabido) abrazar bajo su cielo azul, etc.... Contenido claramente aspiracional. Se está intentando, pero nuestra política diaria es la clara manifestación de lo contrario: ¿también sabe abrazar a los que quieren cambiar la constitución?
Como las croquetas que saben a croqueta, tenemos un himno que suena a himno... o lo que es lo mismo, que suena a hueco como las cabezas de algunos que creen que estas cosas se pueden improvisar así, de repente.
No podemos tener como himno, para siempre, un cliché.
Esta letra podría ser perfectamente la letra del himno de cualquier otro país... de opereta y el nuestro es un país de pendereta. No nos equivoquemos.
Carece de personalidad.
Los himnos o bien son elegidos por los reyes entre faisan y faisan, o bien son cantados por el pueblo que regresa a sus casas después de haber guillotinado al monarca de turno para alegría de los faisanes.
No se improvisan.
Son la banda sonora de un determinado momento, una pura metonimia que nace de la misma historia. del mismo pueblo.
Ésto es un absurdo más que no creo que haga que nuestros deportistas consigan más medallas. Si necesitan motivarse con esta letra para ganar lo llevamos claro.
El nombre de este blog se corresponde con el titulo del primer libro que este irónico poeta de la libertad y del amor publicara en 1956.
"Aspero mundo".
Para quién ahora escribe la lectura de aquel libro supuso el descubrimiento de la poesía. La palabra disparada con precisión hacia la oscuridad del significado, la palabra que regresaba de entre las sombras con apenas el aliento de un inexpresable sentimiento atravesado entre sus letras.
Pálpito, temblor y revelación en un susurro de páginas leídas.
Reconocimiento y asombro.
Aquel fue un gran día. Lo recuerdo perfectamente. Descubrí en la arrolladora fuerza de su palabra a mi primer poeta.
Después llegaron otros, pero, y como en otros muchos aspectos de la vida, nada tan indeleble como la huella que deja el primer encuentro.
Descansa en paz, Angel Gonzalez.
sábado, enero 12, 2008
viernes, enero 11, 2008
miércoles, enero 09, 2008
"Let's put a new coat of paint on this lonesome old town
Set 'em up, we'll be knockin' em down.
You wear a dress, baby, and I'll wear a tie.
We'll laugh at that old bloodshot moon in that burgundy sky
All your scribbled lovedreams, are lost or thrown away,
Here amidst the shuffle of an overflowing day
Our love needs a transfusion so let's shoot it full of wine
Fishin' for a good time starts with throwin'in your line."
(New coat of paint, Tom Waits)
lunes, enero 07, 2008
OBAMA
Tradicionalmente, los candidatos demócratas a la Casa Blanca que gustan en Europa no suelen tener mucha suerte ni contar con el mismo favor de sus compatriotas a la hora de votar.
Aspirantes tan sólidos como Al Gore o John Kerry, cada uno con su bagaje de ideas progresistas, fracasaron por uno u otro motivo. Gustaban en las grandes ciudades, a las clases educadas de un aceptable nivel socio-económico, pero, cuando tenían que salir a las grandes praderas del interior del país, la música de sus palabras no terminó por encontrar el suficiente eco.
Ahora, los demócratas vuelven a intentarlo con Barack Obama. Quizá a la tercera vaya a la vencida, pero no me cabe la menor duda de que, y aún contando con el desgaste de dos legislaturas de gobierno republicano (¡y qué dos legislaturas!), están tentando a la suerte.
Barack Obama es una propuesta absolutamente arriesgada, incluso con posibles antecedentes musulmanes radicales (que sus enemigos ya, por supuesto, dan por seguros), que vuelve a poner de manifiesto la clara incapacidad que los demócratas han venido exhibiendo para presentar un candidato capaz de presentar batalla a los republicanos en determinadas zonas del país. Incapacidad que ha ayudado a Bush (junto a una pequeña "ayudita" de su hermano en Florida en las primeras elecciones) a conseguir una Casa Blanca que siempre le ha venido grande.
Con Obama, los demócratas siguen en sus trece de apostar por soluciones arriesgadas, por candidatos que son el retrato del aspirante que los demócratas quisieran tener... sin caer en la cuenta de que no es a ellos a quién tienen que gustar sino a la totalidad del electorado.
Quizá, con el desgaste de ocho años de gobierno republicano, ahora lo tengan más fácil que nunca para, firmes en el error, obtener el éxito, pero en una gran medida estoy convencido de que será por desgaste del competidor.
La no existencia de un aspirante mediaticamente relevante por parte republicana habla bien a las claras de ese desgaste con el que todos parecen contar. Dentro de los Republicanos nadie con aspiraciones claras de futuro parece querer quemar sus cartuchos en unas elecciones que los propios manuales de marketing político pondrían como ejemplo de dificultad. Sólo aventureros con aspiraciones al largo recorrido y segundones de toda la vida como McCain concurren en trance de forjarse una oportunidad.
Los demócratas lo tienen más fácil que nunca. Tienen el tiempo de su lado, pero sin duda lo tendrían menos complicado con un candidato de más consenso que Obama.
Ya veremos que sucede.
Obama está ante su gran oportunidad, su "chance of a lifetime" de un proyecto radical que no tendría ninguna oportunidad con un rival y un candidato fuertes , pero los demócratas también... de demostrar que no sólo se entienden a ellos mismos sino a su país. Y en este aspecto los republicanos les pueden dar lecciones.
No hay que subestimar nunca a los enemigos y, desde luego, si algo han hecho bien los Republicanos es conseguir conectar directamente con el corazón de su país. Discursos básicos, pulsionales, incluso fáciles, que les permitieron los votos suficientes.
Seguramente no se trata de rebajar el discurso politico al estilo Bush, sino de comprender a la gente a la que vas a dirigirte. Transmitirle tus ideas, pero hablando su lenguaje. Comprender sus problemas e incluirlos en la agenda.
Con todos los valores positivos que tiene este candidato, apostar por Obama es no haber entendido nada. Las elecciones no se ganan en Europa. Se ganan en Wisconsin, Nuevo Méjico o Texas.
No quiero imaginarme a un desconocido presidente republicano jurando su cargo en el Capitolio, mientras la inteligencia demócrata vuelve a poner el grito en el cielo amenazando con exiliarse a Canadá.
domingo, enero 06, 2008
sábado, enero 05, 2008
THE ICE HARVEST
Seguro que Cosecha de Hielo es una película que no gusta a todo el mundo.
Moviéndose constantemente entre la más gruesa brutalidad y la más fina ironía su propuesta, que enlaza directamente con aquella primera y magnífica Blood Simple de los hermanos Coen, ofrece una visión cínica y descarnada de las relaciones personales y de la vida no apta para todos los paladares. Una visión aún más fría que la propia escarchada y navideña Wichita donde sucede la historia.
Con el acusado contraste de las Navidades, un momento del año especialmente dedicado a confiar y creer, "Cosecha de hielo" ofrece un despliegue de nihilismo hardcore expresado de una manera bien irónica, bien cínica, por un ajustado reparto de actores que saben hacer sonar a sus personajes con la nota justa y precisa en cada momento.
La historia que Charlie Arglist (John Cusack) cuenta al desesperado y borracho Pete (Oliver Platt) resume bastante el espiritu de esta estupenda película. El padre y el tio de Charlie fueron dos personas que vivieran la vida de forma diferente, cada uno de ellos a un lado de la ley. Al final, ambos murieron con un día de diferencia... "So the point is... it is futile to regret. You do one thing, you do another... I mean, so what? What's the difference? Same result" ... Hagas lo que hagas, el resultado siempre será el mismo.
Cinismo e ironía... uno de mis cocteles favoritos.
viernes, enero 04, 2008
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lunes, diciembre 31, 2007
Uno de los temas más complicados a la hora de contar una historia es encontrar un desenlace que esté a la altura del planteamiento de la misma.
Lo difícil (aunque lo sea) no es comenzar una historia sino terminarla, mantener la atención del espectador hasta el final y de esta virtud adolece en grandes cantidades "1408" la nueva película basada en otro relato de Stephen King.
Durante la primera mitad, antes de que un previsible infierno se desencadene sobre el escéptico y descreído Mike Enslin (John Cusack), la historia funciona con eficacia. Uno tiene la sensación de que va a asustarse mucho, pero pasados dos o tres "sustos" el relato abandona los rápidos de las emociones fuertes para desembocar en la calma chicha de un inmenso mar de situaciones previsibles, que no están en absoluto a la altura de las espectativas generadas por la misma historia.
Al final, la lucha por la cordura que libra la perdida alma de Enslin deja de interesar por vulgar y sensiblera.
Los sustos dejan de asustar y los efectos especiales empiezan a campar por sus respetos en una pantalla que se vuelve fría por lo esperado de la mayor parte de las situaciones. Ni siquiera el giro argumental, uno de los mayores tópicos de la historia: el de la realidad que no es tal, funciona.
Una lástima, porque la historia de la habitación que despierta los demonios que sus inquilinos llevan dentro tiene muchas posibilidades.
Los monstruos que nos devoran están dentro de cada uno y algunas veces esos monstruos, como le sucede al protagonista, tienen que ver con lo que más queremos.
"La única respuesta digna del hombre al problema -al sufrimiento, a la finitud- de su condición es permanecer esencialmente simbólico. El problema de la humanidad es un interrogante que se la dirige. Interpela prioritariamente y en última instancia a su poder decir, no a su poder hacer. La solución al problema es la articulación de una respuesta, que es lenguaje y que atribuye un sentido. Esta respuesta nunca es definitiva. La busca del sentido es infinita."
(La hermenéutica filosófica, Gilbert Hottois. Historia de la filosofía, del Renacimiento a la posmodernidad)
No hay una respuesta verdadera, sólo intolerantes que temen estar equivocados. La gran lección que debemos aprender de los humanistas renacentistas es la tolerancia.
La conciencia de las propias limitaciones, la incapacidad de encontrar un respuesta correcta y verdadera convertida en tolerancia hacia las opiniones del otro.
El racionalismo es la cuarta religión monoteísta.
Descartes fue su profeta.
Lo irracional que llevamos dentro siempre termina pudiendonos.
domingo, diciembre 30, 2007
EL EXPRESO DE SHANGHAI
En plena guerra civil, el expreso que une Pekin con Shanghai, dos de las principales ciudades chinas, inicia un nuevo viaje con nueves pasajeros de la más variada índole.
Uno de ellos es Shanghai Lily, mujer de dudosa reputación, quién encontrará a un antiguo amor entre el pasaje... pero la tormentosa situación política que vive la China continental volverá a interponerse entre los dos.
Mucho se ha escrito sobre la relación a todas luces simbiótica entre el director Josef von Sternberg y la estrella Marlene Dietrich. Lo único que tengo claro es que, profesionalmente, ambos estaban hechos el uno para el otro pese a que Sternberg siempre reivindicara la autoría de la Dietrich como icono cinematográfico.
El cine de Sternberg siempre fue un cine de imágenes poderosas, insinuantes que encontró en la morbosa capacidad seductora de la Dietrich un vehículo único para dotar de movimiento, actitud y profundidad a esa intención plástica y estiticista.
Ambos se necesitaban el uno al otro tanto en lo profesional como en lo personal y, de hecho, sus carreras no volvieron a ser las mismas desde su separación personal y profesional, si bien la carrera de la Dietrich soportó mejor esa separación que la de von Sternberg cuyo cine privado de la talentosa profundidad que proporcionaba el icono Dietrich jamás volvió a ser el mismo.
"El expreso de Shanghai" es una de las obras cumbre de esa colaboración y en ella están presentes lo mejor del talento de uno y otra.
Todo el cine de Sternberg se haya impregnado de un tono perverso que siempre me ha recordado a los cuadros de Klimt.
Todos sus personajes se encuentran en mayor o menor medida iluminados por el lado oscuro de ellos mismos y parecen encontrar un extraño y tortuoso placer en dejarse llevar por una cierta maldad que casi siempre se traduce en un ostentoso cinismo y un profundo egoísmo indiscriminado a la hora de relacionarse los unos con los otros.
Así, los nueve personajes que componen el pasaje del expreso no terminan por resultarnos simpáticos. Todos tienen su momento para realizar una pequeña exhibición de sí mismos y de sus talentos: intolerantes reverendos, tramposos jugadores, militares que ya no lo son, indiscriminada antipatía... No hay lugar para los buenos sentimientos en el expreso de Shanghai como tampoco hay mucho sitio para ellos en una vida de la que todos ellos parecen estar sobreviviendo con mayor o menor fortuna.
De este espíritu no sólo no se libran la pareja de protagonistas, el capitan Donald Harvey (Clive Brook) y Shanghai Lily (Marlene Dietrich), sino que, con su tormentosa relación, se convierten en una especie de reducción al absurdo de la tesis propuesta: su propio cinismo, la incapacidad que ambos tienen para confiar el uno en el otro, les separó en su momento y ahora, atrapados por los rebeldes, amenaza con volver a hacerlo.
Ambos se debaten entre el amor que sienten y la incapacidad de entregarse el uno al otro de la forma incondicional que los cánones del amor romántico exigen.
Cuando no parecen sentir una especie de morboso placer autodestructivo en la constatación de su desgracia, en dispararse el uno al otro cínicas frases despechadas, el miedo a que la felicidad soñada exista les hace temblar.
Les ha costado mucho endurecerse en la interminable escuela del desengaño y, de cuando en cuando, se descubren intacta esa parte noble, capaz de ilusionarse y amar, que creían haberse amputado.
Como dice el viejo Don Jose en Grupo Salvaje: "Todos soñamos con volver a ser niños de nuevo, incluso los peores de nosotros. Quizá los peores más que ninguno"... Y desde luego Lily está entre las peores.
Su reputación la precede.
Estaba tardando demasiado la política en formar parte del entramado mediático multimedia que alimenta los deseos y fascina las miradas de los opulentos habitantes de los países desarrollados.
Viviendo como vivimos en un mundo virtual de imágenes y discursos sólo hacía falta un héroe que se atreviera a dar el salto, desafiando los riesgos que semejante operación tiene. Después de todo, siguen existiendo personas que la reclaman a la política, por lo menos, parecer otra cosa diferente, más seria y alejada del entramado mediático que genera la sociedad de consumo para alimentarse a sí misma.
Y ha sido Sarkozy el primer político en atreverse.
Desde luego, la belleza de Carla Bruni es una buena ayuda para dar ese salto. Al final, lo único seguro es que caerá sobre sus brazos en una suite con olor a Chanel. Suficiente certeza para el masculino aventurero que Sarkozy parece ser en la foto.
Haya amor o no, la apuesta de Sarkozy es revolucionaria.
El objetivo es introducir la política en ese mundo aspiracional y virtual, convertirla en un palo más de la baraja e intentar sacar rédito de imagen y marketing.
Al final, no es otra cosa que buscar a los electores donde ellos se encuentran, situarse donde sus miradas se dirigen y, entonces, jugar con astucia sus cartas para conseguir su confianza y, finalmente, su voto.
Si para construir los discursos hay que pensar en el más simple y común de todos ellos, por qué no situarse simbólicamente dentro de los esquemas mentales que ese elector maneja.
En este sentido, Sarkozy es valiente y no tiene un pelo de tonto.
Sabe que el político comparte espacio y tiempo en los medios de comunicación, que su discurso forma parte de un indiferenciado caldo mediático consumido diariamente. Un caldo en el que la verdad (si es que existe) cada vez cuenta menos, teniendo que competir en igualdad de condiciones con otros aspectos como la oportunidad y la verosimilitud.
El discurso político mediatizado se ha simplicado tanto que perfectamente puede servirle para desarrollarse un clásico esquema folletinesco de héroes y villanos.
Y si Sarkozy quiere ser el héroe de nuestros sueños, tendrá que cumplir con una serie de requisitos. Por ejemplo, ya ha arrancado a varios rehenes de unas inclementes cárceles africanas, pero le quedaba, quizá, el reto más importante.
Todo héroe en toda historia que merezca la pena tiene que llevarse a la chica... y con la belleza de Carla Bruni por ahora lo está consiguiendo.
Asì la enamorada ex-top model es la mejor prueba de que la historia de Sarkozy es buena, merece la pena que sigamos con la atención puesta en ella y que la distingamos del resto de historias que cada día nos llegan peleando por un minuto de nuestra atención.
Qué menos puede obtener un héroe de nosotros, su público.
sábado, diciembre 29, 2007
Seguramente, el declive de Wim Wenders comienza con esta suerte de futurista de road movie en el que todos los personajes se persiguen los unos a los otros hasta encontrarse en el final del mundo, las tierras interiores de la australia aborigen.
Demasiado larga, demasiado dispersa, demasiado diletante, ... No puedo negar que las críticas que esta película suele recibir sean ciertas, pero siento un gran cariño por esta película, por la historia que Wenders intenta contar con el planeta como marco.
No se cuántas veces la he visto, pero cada nueva vez tengo que esforzarme un poco más para quererla como la quise la primera vez que la ví. Hace ya veintitantos años.
No obstante, la parte final continúa conservando la capacidad de emocionarme, porque sigo creyendo en la historia de ese científico loco de amor (Max von Sydow) que ha consagrado su vida a devolver la vista a la mujer que ama (Jeanne Moreau), en la historia de ese hijo (William Hurt) que busca por el mundo buscando la imposible aprobación de un padre, en la historia de esa mujer (Solveig Dommartin) que se busca a sí misma persiguiendo la fascinante estela de ese hijo, la historia de ese escritor (Sam Neill) que busca una historia o la historia de Winter, ese detective-poeta (Rüdiger Vogler) que por una vez está dispuesto a hacer las cosas por amor al arte.
"Hasta el fin del mundo" no es una película fácil y, desde luego, no es una película redonda, pero sigue teniendo cosas que me emocionan y veinticinco años después siguen llenándome los ojos de lágrimas.
La solidez de los vinculos que se establecen entre los personajes conforme el viaje avanza, las imágenes de los sueños, el esfuerzo de los hermanos aborígenes velando por la salud espiritual de los perdidos personajes occidentales en el laberinto de sus propios sueños, la extraña belleza de la recientemente fallecida Solveig Dommartin, el amor con que el personaje interpretado por Jeanne Moreau acaricia tanto a su marido como a a su hijo, la paz con que se entrega a la muerte, las rimas de Winter... Detalles y más detalles, porque lo importante de esta película son, precisamente, esas pequeñas cosas que jalonan el viaje haciendolo trascender con su brillo esencial.
Lo importante es siempre el camino.
Estamos hechos para desear eternamente, para emprender un nuevo viaje una recién hemos alcanzado el anhelado destino.
Esa es nuestra maldición y también nuestra bendición....
Insatisfechos e insaciables hasta alcanzar el fin del mundo, que nunca es un lugar sino siempre un momento en el tiempo, el momento final.
Pura y finita contradicción.