lunes, julio 21, 2008
La primera es la plaga del nacionalismo.
La segunda es la plaga del racismo.
Y la tercera es la plaga del fundamentalismo religioso.
Las tres tienen un mismo rasgo, un denominador común: la irracionalidad, una irracionalidad agresiva, todopoderosa, total. No hay manera de llegar a una mente tocada por cualquiera de estas plagas. En una cabeza así constantemente arde una santa pira en espera de victimas. Todo intento de entablar una conversación serena está condenado al fracaso. Aquí no se trata de una conversación sino de una declaración. Que asientas a lo que él dice, que le concedas la razón, que firmes tu adhesión. Si no lo haces, ante sus ojos no tienes ninguna importancia, no existes, pues sólo cuentas como un instrumento, como un arma. No existen las personas, existe la causa.
Una mente tocada por semejante peste es una mente cerrada, unidimensional, monotemática y sólo gira en torno a un único tema: el enemigo. Pensar sobre el enemigo nos alimenta, nos permite existir. Por eso el enemigo siempre está presente, nunca nos abandona. Cuando en las afueras de Ereván un guía del lugar me enseña una antigua basílica armenia, terminó sus explicaciones con la desdeñosa observación: ¿Acaso los azeríes serían capaces de leventar semejante basílica? Más tarde, en Bakú, cuando un guía del lugar me enseñaba un conjunto de ornamentados edificios modernistas, terminó sus explicaciones con la desdeñosa observación: ¿Acaso los armenios serían capaces de levantar semejantes edificios?"
(El Imperio, Ryszard Kapuscinski)
domingo, julio 20, 2008
"Fort Apache" es la primera de las tres películas que componen la famosa trilogía de la caballería. Las otras dos son "She wore a yellow ribbon" y "Rio Grande" (una de mis peliculas favoritas). En ella, Ford nos relata la sucesión de eventos que llevan a una debacle de la caballería de los Estados Unidos frente a los apaches de Cochise.
Su protagonista, el teniente Coronel Owen Thursday (Henry Fonda), es uno de esos magníficos personajes a través de los cuales Ford escenifica ese misterio individual en que los hombres se convierten cuando siguen los pasos de su propia moral hasta el último momento. Del mismo modo que el Ethan Edwards de "Centauros del desierto", Thursday llevará hasta las últimas consecuencias su manera de ver el mundo sin importarle lo más mínimo las opiniones de los demás. Pero, y mientras Edwards consigue su objetivo y devuelve a la raptada niña a su familia, Thursday conducirá a la muerte a todo su regimiento en una enloquecida carga en la que intentará recuperar el tiempo perdido, la fama y el reconocimiento de un Este que le degradó enviándole al Oeste.
Ambos, son el anverso y el reverso de una misa forma de ser.
Seres cuyo actuar contemplamos y que, por encima de sus defectos y virtudes, terminamos siempre admirando principalmente por la coherencia que guía ese actuar.
Lo que hay más allá de la expresión de sus rostro, de las palabras y sus gestos es un misterio. El secreto de una vida, de un carácter lentamente formado en los avatares del diario vivir.
Terreno inaccesible.
Caldo primigenio de actitudes, decisiones y conductas.
Al final, hay respeto en la entereza, en la firmeza de una conducta mantenida contra todos los elementos. El hombre reafirmándose e imponiendose.
jueves, julio 17, 2008
(Franco Battiato)
martes, julio 15, 2008
lunes, julio 14, 2008
Mecánicamente.
Reconocer un blanco, apuntar y disparar.
Mecánicamente.
Reconocer un blanco, apuntar y disparar.
La última acometida fue definitiva.
Las defensas del arroyo fueron las primeras en caer.
A través de ese agujero el enemigo encontró el perfecto espacio para buscar la victoria entre los muertos brazos de los defensores.
El perimetro era demasiado grande.
Ese había sido el gran error, ún perímetro defensivo demasiado grande para los hombres disponibles para defenderlo.
La topología del terreno tampoco permitía los nodos suficientes como para permitir un área defensiva más pequeña y algunos flancos, como el arroyo, quedaron mal cubiertos.
Era una cuestión de suerte que el enemigo los detectara
y la suerte se les había acabado.
Se preguntaba si también era una cuestión de suerte que la suerte terminase.
Mecánicamente.
Reconocer un blanco, apuntar y disparar.
Mecánicamente.
Reconocer un blanco, apuntar y disparar.
El combate había entrado en el gran desorden sangriento del cuerpo a cuerpo.
No podía verlo pero lo imaginaba.
Pequeñas bolsas improvisadas de defensores rodeadas por todas parte de enemigos.
Cayendo una detrás de otra.
Aún le quedaba munición.
No pensaba ni en su vida ni en su muerte.
En su cabeza sólo había espacio para la detección entre el humo de la siguiente sombra que directamente se lanzaba sobre su posición dispuesto a tomarla.
Todo su estar descansaba sobre el firme convencimiento de que lo que le quedaba de vida iba a reducirse a ésto....
Mecánicamente.
Reconocer un blanco, apuntar y disparar.
Mecánicamente.
Reconocer un blanco, apuntar y disparar.
Lo aceptaba y punto.
No era el momento de hacerse preguntas que eran más propias de los que cuando el día terminase seguirían viviendo.
Para los dos bandos, aliados y eje, el cine jugó un papel importante, como vehículo de propaganda insuflador de moral, durante la segunda guerra mundial librada a finales de la primera mitad del pasado siglo.
Realizada en 1943, "Esta tierra es mía" constituye la principal contribución del maestro Jean Renoir al esfuerzo bélico... por así decirlo.
Una de las grandes derrotadas en la primera fase de este conflicto fue la República Francesa. Viviendo de espaldas al ogro alemán que lentamente se preparaba, la Francia del Frente Popular fue sorprendida en toda regla por los ejércitos alemanes. Aquellos hicieron sobre los ejércitos franceses,que les esperaban cómodamente atrincherados en la frontera común, la misma maniobra (ideada creo por Lüdendorf) que realziaron en la Primera Guerra. Los flanquearon invadiendo los Paises Bajos y Bélgica, sorprendiéndoles por detrás.
Fué la gran puesta en escena de lo que se dió en llamar la Blitzkrieg, que es el inicio de la guerra moderna.
Teorizada por cierto por un militar británico, Basil Liddell-Hart, fue puesta en práctica por los ejércitos alemanes a quienes el hambre les aguzó el ingenio. Columnas mecanizadas de blindados e infantería rebasaban las más lentas unidades de infantería, llegaban muy lejos tras sus primeras líneas y las embolsaban en grandes bolsas a las que sólo les restaba luchar o morir.
En definitiva, Francia fue la gran derrotada.
Los alemanes ocuparon Paris y pactaron con un héroe de la pasada Primera Guerra, el Mariscal Petain una República títere, la de Vichy, reservándose las zonas próximas al Canal de la Mancha y a su propia frontera. Esta República les permitió ocupar todo el extenso territorio francés sin tener que dedicar a ello más hombres de los necesaros.
Contra esa Francia colaboracionaista es contra quién dirije Renoir esta emocionante película.
Porque "Esta tierra es mía" es un alegato contra la colaboración y la delación en la que Renoir quiere poner contra la pared a sus compatriotas entregados a los alemanes.
Hoy los alemanes ocupan las playas de Mallorca y el BundesBank rige la política monetaria europea. Las cosas han cambiado, pero, y tras aquella intención contextual, en "Esta tierra es mía" emergen aspectos intemporales como el eterno conflicto entre el miedo a ser y la necesidad de expresar la mirada que todos llevamos dentro.
Su protagonista Albert Lory (Charles Laughton) empezará siendo un cobarde para terminar deviniendo en el insospechado héroe que su pequeña comunidad necesitará para sentirse parte de algo grande, pese a estar momentáneamente aplastados por la bota alemana.
Lory superará ese miedo guiado por el ejemplo de otros, como su admirado profesor Sorel. Y este es el segundo aspecto importante que presenta esta estimulante y emocionante película.
El ejemplo de Sorel guiará a Lory quien a su vez se convertirá en ejemplo de conducta para otros en una especie de "carrousel" de gestos y palabras que prenderán en los ojos y oídos que los escuchan.
"Esta tierra es mía" es una película humanista que cree en el controvertido hecho (al menos para mi)de que, a pesar de si mismo, el ser humano puede sobreponerse y dar lo mejor para engrandecer y engrandecerse.
Y a mi entender ésto es el contenido más grande que hoy en día ofrece esta película... Quizá existan dos clases de humanos: los que creen que lo son por el siemple hecho de parecerlo y los que constantemente se esfuerzan por serlo luchando contra sí mismos y contra aquellos que no hacen el menor esfuerzo.
Por definición el hombre es un ser moral y para ser humano hace falta algo más que existir... Primo Levi tendría mucho que decir a este respecto.
domingo, julio 13, 2008
La mejor receta que conozco para hacer un buen Martini es la de Winston Churchill*:
- Verter la ginebra.
- Poner la copa junto a la ventana
- Poner la botella de vermouth junto a la copa
- Dejar que un rayo de sol atraviese la botella de vermouth y llegue hasta la copa.
(Por supuesto, el vermouth tiene que ser seco)
... Y listo.
Están estupendos.
* un morboso y desviado placer me lleva a no explicar quién es.
sábado, julio 12, 2008
Siempre hay razones de sobra para justificar ciertos olvidos.
Una carrera no demasiado larga, una relación demasiado poco satisfactoria con la taquilla, ... Confieso que no conozco lo suficiente la historia de Preston Sturges como para explicar las razones por las que, hoy en día, nos suenen más los nombres de Lubitsch o Wilder que el suyo... siendo bastantes de sus películas tan brillantes, a mi entender, como cualquiera de las dirigidas por aquellos dos maestros.
Probablemente todo tenga que ver con la tendencia que tenemos a hablar de los mismos temas, a la uniformidad del discurso. Hablar mucho más de lo que ya se habla y dejar de hablar progresivamente de lo que no se habla hasta llegar al más completo y absoluto de los silencios.
Lo único cierto es que nos perdemos mucho relegando al silencio a un talento para el guión (principalmente) y la dirección como Preston Sturges. Buena prueba de ello es "Los viajes de Sullivan", seguramente una de sus mejores películas.
Llena de diálogos ocurrentes y brillantes, cuando no directamente divertidos y graciosos (45 años después), "Los viajes de Sullivan" nos cuenta la historia de Sullivan, un exitoso director de cine que quiere realizar una película que muestre las agonías y penurias que viven sus compatriotas en el final de la gran depresión. En contra de la opinión de todo su entorno, que le pide una comedia, Sullivan quiere hacer un drama que muestre a todos el sufrimiento de sus semejantes para moverles a la conciencia.
El problema de Sullivan es que quiere contar un drama que él, perteneciente a las clases proviligiadas, nunca ha vivido.
La solución será hacerse pasar por vagabundo y sentir en sus propias carnes el sufrimiento que le conmueve... y esa vida a la que inconscientemente se lanza vestido con su brillante armadura idealista terminará por proporcionarle lo que busca... siempre en mayor medida que lo esperado. Tal y como se le supone a la vida. Por eso es tan jodida.
Al final, Sullivan verá las cosas de forma diferente apareciéndole esencial aquello que antes le resultaba frívolo y mentiroso.
Dedicada a todos aquellos que en algún momento nos han hecho reir, "Los viajes de Sullivan" predica con el ejemplo siendo una comedia que es, hasta cierto punto, un compendio de todos los estilos posibles dentro del género: slapstick, screwball, persecuciones...
Divertida e inolvidable.
Perfecta en su perfecto blanco y negro.
viernes, julio 11, 2008
jueves, julio 10, 2008
Las páginas del libro se han convertido en un indeseable espejo que inflexiblemente refleja sus pensamientos.
La lectura entre líneas es él mismo, sus dudas y desconfianzas, todos los fantasmas de las navidades pasadas, presentes y futuras se enredan en los punzantes filos de las letras, difuminan las palabras con sus alargadas sombras transparentes.
No puede escapar tan fácilmente.
miércoles, julio 09, 2008
Esta película póstuma de Anthony Minghella podría considerarse, dentro de su filmografía, como un film menor. Carente de la grandiosidad de superproducciones como "El paciente inglés" o "Cold Mountain", "Braking and entering" sucede en un Londres cotidiano, muy alejado de las postales para turistas para contarnos una historia intimista de preguntas que no tienen respuesta.
Si por algo se reconoce el cine de Minghella, además de por el pulido y perfecto acabado de todos sus trabajos, es por las emociones. Las películas de Minghella rebosan de sentimientos vehiculados através de palabras y miradas captadas en el momento preciso y en este sentido "Breaking and entering" ofrece al espectador el mismo emocionante y palpitante corazón de trabajos anteriores... sólo que carente del grandilocuente envoltorio de superproducción al que minghella parecía abonado desde "El paciente inglés" (salvo la excepción que supuso "Play" en el 2000).
En este sentido, hay algo del fantasma de David Lean en la capacidad de Anthony Minghella para pasar del espacio "micro" de las emociones individuales al escenario "macro" de los grandes momentos, propios de las grandes historias. La capacidad de Minghella para insertar los sentimientos en una exhuberante retórica cinemascópica y hacerlos destacar es una cualidad similar a la, en mayor medida, poseída por el cineasta británico.
"Breaking and Entering" nos cuenta un conflicto casi geométrico. Las trayectorias que los humanos trazamos en el espacio de nuestra vida práctica (familia, trabajo, relaciones,....) no siempre coinciden con las que puede trazar nuestro corazón, sobre ese mismo espacio, si le permitimos tomar el control. El resultado será siempre el conflicto, el melodrama, las preguntas sin respuesta y las decisiones entre opciones, por diferentes motivos, igualmente dolorosas.
Seguramente llega un momento en nuestras vidas, en las de todos y cada uno, en que dejarse llevar por los sentimientos se convierte en una pura y absoluta heterodoxia, una acción tanática y destructiva que socava los en mayor o menor medida firmes cimientos del edificio de nuestra vida... nuestro trabajo real de cada día, que no es otro que tener una vida sobre cuyos brazos confortables descansar cada noche.
A veces, el corazón nos susurra constantemente al oído que no estamos contentos, que algo nos falta, que hay otros mundos y que debemos salir como piratas, banderas al viento, a abordar la belleza que envidiamos en algunos de ellos y éso es lo que Will Francis (Jude Law), su protagonista, termina haciendo casi y de alguna forma rechazado por determinados aspectos de su propia vida que le resultan insatisfactorios, especialmente el cerrado núcleo que forman su pareja (Robin Wright Penn) y su hija autista.
Persiguiendo a un ladrón adolescente terminará encontrando en su madre (Juliette Binoche) aquello que cree le falta para ser feliz... pero las cosas nunca son tan fáciles.
Eternamente instisfechos, porque hemos nacido para desear, siempre perseguimos fantasmas que nos miran desde el otro lado del espejo en el que desesperadamente nos reflejamos.
Esa es parte de nuestra conflictiva naturaleza.
Transferimos a lo que deseamos un valor de realidad que no se corresponde con el justo valor de aquella cosa o persona a la que nos acercamos o, lo que es lo mismo, nos queremos por lo que no somos y nos dejamos por lo que en realidad somos, porque, y hasta cierto punto, caminamos por la vida como sonámbulos viviendo el sueño de nuestro deseo.
De todo ésto creo que habla "Breaking and entering" y por eso, también creo, se trata de una espléndida película.
Hecharemos de menos el talento de Minghella para construir y contar historias sobre las rojas tinieblas del humano corazón.
martes, julio 08, 2008
domingo, julio 06, 2008
"Te estoy haciendo partícipe del secreto de los secretos. Los espejos son puertas a través de las que la muerte va y viene. Te diré más.. Si durante toda tu vida te miras en un espejo verás a la muerte trabajar del mismo modo que verías a unas abejas trabajar en una colmena de cristal"
(Heurtebise)
Para muestra el botón de la frase con que comienzo este post.
Rebosando inteligencia, sensibilidad, imaginación, el "Orfeo" de Cocteau es una absoluta obra maestra.
Especialmente fascinante es su visión de la muerte como un kafkiano ministerio en el que las órdenes llegan desde arriba y desde muy lejos, de un lugar que quizá siquiera exista o el imaginativo sentido visual con que Cocteau expresa lo fantástico: personajes que atraviesan espejos o que flotan en el aire o la visión del sueño como vigilia donde suceden cosas o el asombro que siente la muerte (magnificamente interpretada por María Casares) cuando se descubre esperando o sintiendo, aspectos esencialmente mortales... Por todo ésto y por todo lo demás, absolutamente recomendable.
El titulo de la película hace referencia a los sentimientos que su protagonista experimenta tras la accidental perdida de su mujer.
Estupendamente interpretada por Nanni Moretti, poco dado a trabajar en proyectos que no estén bajo su directa responsabilidad, "Caos calmo" es un drama sobre las consecuencias que esta desaparición tiene sobre la vida de un alto ejecutivo de una cadena privada de televisión italiana... lo cual no deja de tener su gracia si uno tiene en cuenta que Moretti es una de las pocas voces críticas contra Berlusconi que nos llegan a España desde el pais transalpino.
La película quizá se haga un poco larga, pero en general es un emocionante relato sobre los esfuerzos de un hombre por buscarse a sí mismo, sentado en el parque que hay en frente del colegio de su hija.
También es una película de personajes (y, por lo tanto, de actores) que tiene un punto de relato coral con todas esas trayectorias que se cruzan en ese parque alrededor de su protagonista quién, por una razón u otra, termina por convertirse en una suerte de referente para todos ellos.
Me ha gustado mucho la sinceridad y la sencillez con que "Caos calmo" habla del corazón del ser humano.
La materia volátil por excelencia.
La materia de la que están hechos todos nuestros sueños y fracasos.
(Por cierto, el único lunar que tiene la película es una escena de sexo injustificadamente larga ¡jajajajjajjaja! Hacía mucho tiempo que no veía sexo innecesario en el cine.)
sábado, julio 05, 2008
"Det. James 'Jimmy' McNulty: I got to ask you. If every time Snotboogie would grab the money and run away, why'd you even let him in the game?
Witness: What?
Det. James 'Jimmy' McNulty: If Snotboogie always stole the money, why'd you let him play?
Witness: You got to, this is America, man."
(Introducción. Primera Temporada. Primer capítulo. The wire)
En "In tratment" todos los pacientes tienen una primera ola de expresión en la que manifiestan un discurso sobre sí mismos que en absoluto es la verdad sobre ellos... "su" verdad.
Es maravilloso el trabajo de algunos actores, porque puedes ver que hay algo más en el final de su mirada.
El terapeuta también lo sabe, también lo ve.
Aguanta estólido ese primer embate en el que se intenta mantener el control de la situación y según pasa su mirada entrenada descubre las fracturas, las grietas de ese discurso racionalizador, pacificador y se agarra a ellas para empezar a romper y rasgar haciendo con precisión quirúrgica la pregunta perfecta.
Nadie escapa a su propia verdad si habla el tiempo suficiente, si es escuchado el tiempo necesario.
Termina saliendo sóla.
Como siguiendo las leyes inexorables de una desconocida física de las emociones.
miércoles, julio 02, 2008
Sólo llevo un par de capítulos, pero creo que estoy ante una serie maravillosa, intensa y terrible como todas esas emociones que nos hacen arrastrarnos por el sucio pavimento de nuestra tristeza.
"In treatment" es una joya.
Apenas un único escenario, la consulta de un pasicoanalista maravilosamente interpretado por Gabriel Byrne y la intensidad de las emociones vehiculadas por sus pacientes mediante palabras ardientes desmentidas por unas miradas apunto de reventar en lágrimas.
La propia verdad siempre un poco más allá de la última y más atrevida de las palabras pronunciadas.
Afrontarse, confrontarse en busca de un cierto acuerdo satisfactorio para las dos partes, la luminosa y la oscura.
Un paciente cada día, uno cada capítulo y cada capítulo una única sesión.... Ésto de Lunes a Jueves, porque los Viernes es el propio Byrne quién acude al psicoanalista para enfrentar los demonios que las consultas le despiertan.
Maravillosa... No tengo palabras.
The Wire, Deadwood, The Shield y ahora In tratment.
La televisión puede con el cine como fábrica de ficción para adultos. No descubro nada.
martes, julio 01, 2008
lunes, junio 30, 2008
NO OS OLVIDÉIS DE DIVERTIROS
Hay una pélícula de Clint Eastwood detrás de todo ésto, de toda esta alegría, de toda esta victoria.
En el pasillo de los vestuarios, instantes antes de que comenzara el decisivo partido de cuartos contra Italia, el viejo Luis le recuerda a sus jugadores que bajo ningún concepto olviden que deben divertirse.
Y eso fue lo que hicieron.
Recuerdo haber percibido esa diversión. Recuerdo también haberlo comentado con asombro... Esos chicos se estaban divirtiendo. Habían dejado de lado la presión lógica del momento y disfrutaban como si estuvieran jugando en el patio de un colegio.
Hugo Gatti fue un portero argentino legendario durante tres décadas del siglo pasado. Heterodoxo y estrafalario, continuó defendiendo el arco de Boca hasta bien entrada la década de los setentas del pasado siglo. Fue pionero en muchas cosas. Por ejemplo, en jugar fuera del marco. Pero, y sobre todo, es grande por su sentido y visión del fútbol.
Frente a todos aquellos que ponen el énfasis en otros aspectos del deporte rey, Gatti siempre mantiene que este deporte es por encima de todo un juego. Al final, dice, "cuando eramos pequeños no decíamos vamos a correr al fútbol. Decíamos vamos a jugar al fútbol".
Este es el mensaje.
Sencillo y directo... cualidad intrínseca a todas las verdades que nos tocan el pecho hiriéndonos con su magia para hacernos sangrar un poco de esa luz que todos llevamos dentro.
Las cosas se han complicado mucho, pero, y por mucho que se compliquen con intereses y dineros, el fútbol sigue siendo un juego en el que, como en todo juego, quienes lo juegan deben divertirse.
Y ésto fue lo que el viejo sabio de Hortaleza, desde su inaccesible distancia, les recordó a los jugadores de la selección española aquella maravillosa noche... No os olvidéis de divertiros... Simplemente.
Nada de recordar movimientos defensivos u ofensivos, de recordar marcajes y jugadas, cifras y letras....
Y ante la atenta mirada atravesada y escéptica del viejo profesor, sus chicos convirtieron aquel terreno de juego en la arrolladora locura de un patio de colegio hasta llegar a la final y ganarla.
Algo me dice que el viejo Clint podría hacer esta historia suya para conmovermos con la profunda intimidad de esa verdad valerosamente pronunciada por un profesor que conoce la importancia de todo lo que se ventila cuando se olvida que el deporte, por encima de todo, es un juego.
Luis Aragonés tiene razón.
Nunca dejemos de divertirnos.
Nos irá mejor... aún perdiendo.
¡CAMPEONES!
El juego de la selección española habla por sí mismo, por si solo, con la contundencia de una verdad eterna.
Y por contra algún gol más pudo haber subido al marcador por parte de España que gozó de ocasiones mucho más claras. Fácilmente pudo marcar dos goles más... Y eso que estamos hablando de una final del campeonato de Europa.
Porque el juego de España ha sido espectacular. Máxima golaeadora y mínima goleada. El más espectacular que recuerdo en una Eurocopa. Tocando y tocando hasta llegar a gol, hasta agotar al contrario.
domingo, junio 29, 2008
Termino la quinta temporada de esta joya de la ficción televisiva con la misma sensación de amargura y pesimismo.
La jungla sobrevive a los hombres que la viven.
Baltimore ya no es sólo una ciudad, también es una metáfora de una sociedad que vive de espaldas a su lado oscuro, un lado oscuro que hay que vigilar y controlar para que solamente no abandone sus previstos límites.
Nada más.
Cualquier otra acción siempre termina por resultar imposible.
En este sentido, es maravilloso el pacífico y tranquilo final de una cruce de calles de los barrios altos.
Plano fijo.
Paz y tranquilidad.
Niños y pájaros después de todo lo que hemos visto.
Inquietante, engañosa y perversa superficie que esconde un abismo negro.
sábado, junio 28, 2008
Alemania no tiene jugadores para tener posesión de balón. Lo más seguro es que lo tengamos durante la mayor parte del partido y el centro del campo alemán lo vea pasar ante sus ojos con desesperación.
La única oportunidad de los alemanes pasará por un contragolpe (con diagonales que liberan las bandas o sin ellas) o por una jugada a balón parado.... y aún así seguiremos teniendo el balón. Tendremos ocasiones para combinar y llegar hasta su área tocando donde sus centrales se las verán para pararnos... y si les superamos, cosa que pasará con una cierta frecuencia, nos encontraremos con un portero cuyos mejores años ya han pasado.
Todo dependerá de que convirtamos la mayor parte de las ocasiones que tengamos.
Todo dependerá de nuestra fuerza mental si no lo hacemos nosotros y son ellos quienes marcan primero.
Pero, si lo hacemos nosotros, será complicado que nos ganen... porque volveremos a marcarles seguro. En el cuerpo a cuerpo ganaremos como el bailarín Ray Sugar Leonard se imponía a sus rivales, moviendonos sobre el ring, amagando y desapareciendo... para aparecer donde más duele y cuando menos se nos espera.
Hemos eliminado a la campeona de Europa, a la campeona del mundo y al equipo que pasó por encima del equipo que mejor futbol (después de nosotros) ha hecho en el europeo...
Ha llegado nuestra hora.
Yo me lo creo.
En el pasado siglo, a principios de los ochenta y hasta su muerte, el cine occidental permitió con su dinero que el viejo maestro Kurosawa continuara haciendo cine.
Arruinado por el fracaso de la arriesgada "Dodesukaden" (1970) y con un intento de suicidio, casi conseguiudo, a sus espaldas, Kurosawa sólo había podido rodar desde entonces la maravillosa "Dersu Uzala" (1975) con el dinero soviético.
Fue entonces cuando el cine occidental volvió su cabeza hacia el maestro permitiéndole terminar su carrera con una esplendidez a la altura de su inigualable talento. Primero fue Kagemusha (1980), luego "Ran" (1985) y aunque su carrera aún dió para tres película más. Son estas dos a mi entender las obras maestras que Kurosawa ha legado a la historia del cine.
En ellas, Kurosawa dió rienda suelta a un desesperanzado pesimismo antropológico. Ambas son diferentes manifestaciones de una oscura profundidad que el maestro japonés quiso revelernos y tienen mucho en común.
En las dos hay un personaje que lucha por construir, por instaurar un orden. Ese personaje es un señor de la guerra que lucha por imponerse en el japón feudal. En "Kagemusha" ese señor muere fortuitamente de un disparo mientras escucha el mágico sonar de una flauta desde un castillo que sus tropas asedian. En "Ran" ese señor consiguió instaurar ese orden, pero se siente demasiado cansado como para seguir gobernándolo y decide echarse a un lado y permitir que sus hijos lo gobiernen.
El resultado en ambos casos será la destrucción de ese edificio, una destrucción que en "Kagemusha" la presencia de ese doble del señor sólo consigue demorar el tiempo que dura el engaño.
Kurosawa es existencialista en el sentido más crudo de la palabra. No hay esperanza y el infierno siempre lo somos todos los unos para con los otros.
La construcción de ese orden feudal produce en su propio proceso de nacimiento el germen de su propia destrucción generando odios, despechos e intrigas que, en el menor momento de debilidad, aprovecharán la ocasión para manifestarse con toda su capacidad destructiva. Como siempre termina por suceder, puesto que la destrucción siempre está ahí, esperando de la mano de aquel que de pronto, por azar o por necesidad, se convierte en el más fuerte.
El retrato que Kurosawa ofrece del animal humano es desesperanzado y melancólico, sorprendentemente ubicado en la línea anglosajona y hobbesiana en la que el hombre siempre es un lobo para el hombre.
Inquietante, porque constantemente nos esforzamos por no vernos así.
domingo, junio 22, 2008
LA HUELLA
No está nada mal esta revisión del clásico teatral y cinematográfico, escrito y guionizado por Anthony Schaffer y dirigido por Joseph Leo Mankiewictz en 1972.
No está nada mal y eso que, para mi gusto, no es una película que empiece bien. Lo hace demasiado centrada en un "rollo" de cámaras de seguridad y casa inteligente que sólo despista y que, en sí, no es que resulte demasiado atractivo. La mayor parte de las filmaciones de las cámaras de seguridad no resulta creible (por situación de las mismas y por las imágenes mostradas), así como la casa tampoco resulta ni atractiva ni creíble, pareciendo más un decorado "ad hoc"... una casa inhabitable y sólo creada con el propósito de que en ella suceda la historia que se nos cuenta.
No obstante, y si uno consigue superar el decepcionante asombro de la primera media hora, el prodigioso texto de Schaffer encarnado por dos brillantes actores acaba seducuendo la atención del espectador hasta monopolizarla en un fascinante duelo de voluntades y palabras cuyo final sólo puede ser trágico.
No se hasta qué punto el guionista de este remake, el dramaturgo Harold Pinter, ha conseguido que su talento sume pero tengo claro que "La huella" es una obra que bien podría haber escrito él. Después de todo el enfrentamiento entre clases que subyace en el drama de Schaffer es uno de los grandes temas en la obra de Pinter.
El orgullo aristocrático de Wyke no puede soportar que su mujer, su más preciada posesión, acabe en manos de Tindle, un peluquero arribista y actor de familia medio italiana. No se trata simplemente de vencer. Es mucho más complejo. Para Wyke es imprescindible hacerlo mostrando una superioridad total, la que él se presume, en un juego de brutal manipulación en que dos voluntades luchan por dominarse con la palabra como arma.
Vencer y humillar. Recordar quién es quién y el lugar que ocupa cada uno en la estructura social.
sábado, junio 21, 2008
Me gusta "Stardust".
El recalcitrante adolescente que aún me habita disfruta con las buenas historias de principes y princesas, de eternos odios y amores verdaderos y "Stardust" es sin duda alguna un buen ejemplo de esos relatos épicos que suceden en algunas de las otras tierras que se extienden al otro lado de los espejos.
Añadido atractivo que constituye parte esencial de la instransferible personalidad de esta historia es la acertada omnipresencia del humor en todos sus momentos. "Stardust" no sólo resulta divertida por lo emocionante de las aventuras que viven sus personajes sino por el sentido del humor que acertadamente destilan algunos de sus dialogos, personajes y situaciones.
Repitiendo estructura narrativa, de nuevo el orden del mágico reino que se extiende al otro lado del muro será restaurado merced a la participación de un heterodoxo, de un diferente con quién nadie cuenta y que, al mismo tiempo, necesitará transitar desde la adolescencia hasta la madurez para conseguir ese propósito... y, por supuesto, lo más importante, la chica (que en este caso es una estrella caída del cielo).
Está claro que son los ortodoxos, los obedientes, quienes inflexible e incansablemente administran un orden establecido hasta que éste se vuelve corrupto. Parece evidente también que son los heterodoxos, los diferentes, quienes encierran en su interior la energía y verdad suficiente como para producir la singularidad que de lugar a un orden nuevo. Y es en el tránsito hacia esa singularidad donde surge la aventura y el relato.
Los heterodoxos existen para prender una llama de cuyo arder los ortodoxos se apropiarán y cuidarán hasta que una ráfaga de viento la apague.
Esa es la dialéctica eterna de los cuentos de hadas y tierras medias.
La posibilidad de una singularidad, de un cambio, sólo existe en la diferencia, pero, y al mismo tiempo, la diferencia es rechazada al exterior de ese orden mientras éste existe por aquellos que lo administran precisamente porque temen que el poder de volatilidad de los diferentes pueda comprometer su existencia antes de tiempo, que suele ser casi demasiado tarde, cuando todo está a punto de perderse.
viernes, junio 20, 2008
Hacerse viejo es levantar la cabeza y descubrirse esperando.
jueves, junio 19, 2008
miércoles, junio 18, 2008
lunes, junio 16, 2008
Subirse sobre un encendido caballo alado de "noes" y "porqués"
y cabalgar contra los cañones del cómodo destino
que ya está cuidadosamente establecido para él.
Deconstruirse,
ponerse patas arriba y abajo,
ascender hasta el cielo y reventar
hurgando hasta el fondo del barril
con la secreta esperanza ciega
de encontrar algo diferente y nuevo en su inalcanzable fondo.
Seguramente, un satisfactorio pedazo de mismidad
domingo, junio 15, 2008
"Áyax Telemonio tirole un bote de lanza a Simoisio, hijo de Antemión, que se hallaba en la flor de la juventud. Su madre habíale parido a orillas del Simois, cuando con los padres bajó del Ida a ver las ovejas. Por eso le llamaron Simoisio. Más no pudo a los progenitores la crianza ni fue larga su vida porque sucumbió vencido por la lanza del magnánimo Ayax. "
(La Iliada, IV, 473-487)
En "La Iliada" todos son héroes, también los caídos. Con ellos no muere el momento desafortunado de un golpe mal medido sino toda una historia, la culminación de generaciones entregada en el campo de batalla por una causa que se cree justa.
El genio poético de Homero va más allá de las simples palabras, se mueve en el áereo terreno de la sugerencia.
Los individuos que miden sus filos en el desorden de la batalla no son meros contendientes, también -y sobre todo- son hijos, padres o maridos. Son la superficie de una historia más o menos larga que Homero quiere traer a la luz cuando su vida es sesgada, cobrada por el contrario (que también es hijo, padre o marido) en justo combate.
Siempre hay identidad y pertenencia, en la vida y en la muerte.
Y ello hace aún más conmovedora la pérdida, más absurda la guerra, porque nos hace saber que cuando un filo arranca de cuajo la vida que llenaba un cuerpo inmediatamente está desencadenando un vacío en algún lugar al otro lado del Egeo, arrancando abruptamente una figura de un paisaje que antes no podía pasar sin ella.
"Cayó el guerrero en el polvo como el terso álamo nacido en la orilla de una espaciosa laguna y coronado de ramas que corta el carrero con el hierro reluciente, para hacer las pinas de un hermoso carro, dejando que el tronco se seque en la ribera"
(La Iliada, IV, 473-487)
Y algunas miradas ciertas la buscarán, acudiendo a su cita convenida de siempre, y ya no volverán a encontrarla.
El omnipresente peso de la prolongada vigilia le carga el pecho con enormidad.
Y aunque ya nada sea como antes, no se resigna.
Ha decidido sentirse joven por encima de todo y del tiempo.
Especialmente se empeña en desafiar la creciente tiranía incesante de su cuerpo
Imagina que hay dos tipos de personas.
Por un lado están las que prefieren esperar a mañana y deciden parar.
Y él no es uno de ellos.
sábado, junio 14, 2008
La última película del más que veterano Sidney Lumet es uno de esos dramas intensos que siempre han sido parte de su reconocible marca.
Pulso, dureza, intensidad, .... Desde "Doce hombres sin piedad" hasta "La noche cae sobre Manhattan", pasando por joyas como "La colina", "Network" o la olvidada "El principe de la ciudad". El cine de Sidney Lumet es un ring donde las voluntades compiten y pugnan, cada una con su razón, por sobrevivir en un mundo que es una incesante y continua conflagración de intereses cuya suma jamás es cero.
Sus personajes, hombres y mujeres, son miradas masculinas que se encaran desafiantes ante un instisfactorio orden de las cosas, que buscan siempre el camino más recto "against all dodds" para conseguir sus objetivos.
"Before the devil knows you are dead" es un buen ejemplo de su mirada briosa, que bebe de la tradición tan anglosajona en la que el hombre siempre es un lobo para el hombre y en la que prima el esfuerzo por el desarrollo de la individualidad por encima de todas las cosas.
El cine de Lumet se sitúa en los límites de esa idea, los explora en busca del drama y la tensión, queriendo mostrar las contradicciones, los sinsentidos, la luz negra que brilla en el fondo de todos nosotros.
Las películas de Lumet tiene algo de la violenta crueldad de los documentales de fauna en acción. Quizá, su interés sea mostrar lo cerca que siempre está el animal que todos llevamos dentro de tomar el control... y sobre todo, las consecuencias de ese éxito... casi siempre el infierno.
En "Before the devil.." Lumet explora la intocable intitución familiar. Nos quiere mostrar, bajo ciertos esquemas narrativos propios del cine negro, lo terrible y brutal de su descomposición en un final tremendo e inesperado, apoteósis de la animalidad que quizá sea un terrible y desesperanzado culmen de una obra llena de escepticismo y dudas sobre las bondades de la naturaleza humana.
La mirada octogenaria de Lumet se nos muestra más extrema y desesperanzada que nunca, en un final en el que el padre camina como un zombi hacia una blanca luz que parece consumirle como seguramente harían las llamas del propio infierno.
"Before the devil knows you are dead" no está, para mi gusto, entre las mejores películas de Lumet, pero tampoco es desdeñable. Acusa algunos problemas de ritmo "por en medio", escenas y situaciones anodinas que quieren sumar en la historia pero que solamente restan y que apartan al espectador del "geist" transgresor de la historia.
Afortunadamente el tremendo final borra ese recuerdo haciendo que "Before the devil..." sea una historia que uno se lleva consigo cuando las luces se encienden. Aspecto que es de agradecer y que resulta poco frecuente en el cine de hoy en día.
martes, junio 10, 2008
"En las plazas de toros todo se inclina ante la voluntad del pueblo soberano; en su sangriento redondel el pueblo reina. El gobierno manda con mano de hierro, pero su autoridad termina en el umbral de la plaza, y allí empieza de verdad la libertad de la que tanto presumen los españoles. La libertad que existe dentro de la plaza es inversamente proporcional a la que existe fuera."
("A las cinco de la tarde. Una historia social del toreo". Adrian Shubert, cita de un texto de un viajero británico escrito a mediados del siglo XIX)
Y es que a veces, por pasarnos o por no llegar, nos empeñamos en vivir... más de lo necesario.
Del mismo modo que uno es dueño de su vida, debería serlo de su muerte, pero, normalmente, no solemos poseer ni la una ni la otra. Es complicado... y quizá se trate de otra historia, pero no solemos pertenecernos tanto, aunque se nos llene la boca de palabras como libertad y libre albedrío.
En cualquier caso, "Mar adentro" se me antoja la mejor película de Alejandro Amenabar, su minusvalorado director.
Sin duda alguna, el principal valor de la película como artefacto narrativo es haber convertido la historia de Ramón Sampedro, que tanto se presta para ser convertida en una lacrimógena película para televisión de esas que ponen en las sobremesas, en algo mucho más potente y trascendente.
Como solemos vivir de espaldas a la vida, también vivimos de espaldas a la muerte y el sólo planteamiento de la necesidad de morir como un derecho nos sorprende, nos pilla con el paso cambiado entre nuestro trabajo y el Carrefour.
Y también, como para todos los heterodoxos y Sampedro es uno de ellos, nuestro mundo de la media aritmética no tiene respuestas... porque tanto para vivir como para morir cada uno debe encontrar preguntas y respuestas que son, personales e intransferibles, de su absoluta propiedad, a diez mil kilómetros de distancia de la más atrevida página de Paulo Coelho.
Bien dirigida, bien escrita y bien interpretada... No sólo por Javier Bardem, que está espectacular, sino por todo el elenco de ilustres desconocidos, actores secundarios del cine español como el eminente Celso Bugallo... "Mar adentro" es una película emocionante y redonda que tiende suavemente su mano firme a todo aquel que quiera estrecharla.
sábado, junio 07, 2008
BAJO LAS ESTRELLAS
Tiene mucho de western esta hermosa película española.
El desarraigo del protagonista principal (espléndidamente interpretado por Alberto Sanjuan), su llegada a un lugar que en realidad es un regreso al pasado, la trompeta que es su medio de vida y que siempre le acompaña sustituyendo a la pistola, el imponente cielo nocturno y las estrellas enmarcando el deambular de los personajes,.... Con acierto, "Bajo las estrellas" bebe de los estilemas de un género que encierra claves profundas y universales y que, sin duda, ha hecho grande al cine como forma artística de expresión.
Como en aquellos grandes espacios del oeste, en los pequeños donde sucede esta sencilla historia, hay lugar suficiente como para perderse y permanecer perdido, pero también para que los perdidos se encuentren en el entremado de sus propios e intransferibles laberintos y decidan no estar sólos en esa oscuridad, bajo las estrellas, por el tiempo que dure.
El instante de lucidez, el cambio cualitativo, el sacrificio y la redención, ... pero también en"Bajo las estrellas" se habla de los que deciden seguir viviendo, pese a todo, y los que deciden morir, porque carecen de esa lucidez suficiente, porque sus lagrimas no les dejan ver esas estrellas.
No es sencillo el oficio de vivir.
Quizá su secreto sea seguir adelante siempre, como si nada hubiera sucedido... Quién sabe!
Emocionante y hermosa película.
viernes, junio 06, 2008
domingo, junio 01, 2008
sábado, mayo 31, 2008
viernes, mayo 30, 2008
Mucho se ha hablado del cine soviético como vehículo de expresión de un mundo y unas ideas, pero el cine norteamericano de la década de los treintas y de los cuarentas del pasado siglo jugó un papel similar para la gran potencia en ciernes de confirmar ese poder.
Parte importante de este esfuerzo, entre aleccionador y motivador, son todas las películas que Hollywood produjo durante la II Guerra Mundial como contribución al sostén del esfuerzo bélico. "Air Force" es una de ellas y sin duda se encuentra entre las mejores.
La historia que se nos cuenta es la de la tripulación del bombardero B-26, Mari Anne, el mismo nombre que la Libertad tiene para los franceses. Su vuelo hacia el interior del Pacífico es un viaje que llevará a sus tripulantes desde la tranquila paz de sus vidas hacia el interior de una guerra que caerá por sorpresa sobre cada uno de ellos, esperando una respuesta.
Uno tiene la impresión de que el vuelo que comienza en la noche del 7 de diciembre de 1941 y que les conduce a un amanecer de Pearl Harbour en llamas sólo terminará cuatro años después sobrevolando, atómico, el cielo del Japón.
Como en todas las películas de su tipo, "Air Force" pone el acento en los personajes y en sus respuestas emocionales a una tragedia que, en este caso, inesperadamente cae sobre sus desprevenidas espaldas. Cada uno de los miembros de la tripulación del bombardero encontrará en su interior la forma de dar su propia respuesta, pero también en el colectivo, como agente catalizador de ese encuentro con uno mismo.
El mensaje es el de la inflexible unidad de un potente grupo compuesto por individuos fuertes, porque cada uno de ellos tiene muy claro por qué están luchando y lo que se espera de ellos.
Simplemente, continúando hacia delante, cada uno de los tripulantes del Mary Anne se convierten en héroes ante los ojos del espectador.
No hay que hacer nada especial para convertirse en un héroe, sólo aguantar en pie tras la ametralladora intentando derribar al siguiente avión japonés. Heroicidad al alcance de todos. Necesaria e imprescindible para ganar una guerra.
Mención especial para el veterano Harry Carey y para un joven John Garfield que compone uno de sus personajes oscuros con su habitual maestría.
Magnífica película.