CHARLIE MINGUS & JIM BLOOMFIELD
Nostalgia en Times Square...
martes, enero 10, 2012
"Aunque el espíritu pionero es muy loable, la escuela corpórea adopta un enfoque diferente y sostiene que la verdadera libertad exige ejercer la propia vulnerabilidad en lugar de ser invulnerable. Si la libertad es la capacidad de vivir plenamente el potencial de nuestras
posibilidades, y si la medida de nuestra vida es la intimidad y la diversidad de nuestras relaciones, cuanto más vulnerables seamos, más
abiertos estaremos a establecer relaciones significativas e íntimas con otras personas. En este sentido, ser vulnerable no significa ser débil, ni ser una víctima o una presa, sino estar abierto a la comunicación en el nivel más profundo de la interacción humana.
Para los partidarios de la visión corpórea, la verdadera valentía es mostrarnos a los demás tal como somos, con todos nuestros defectos. Es la voluntad de colocar los detalles más íntimos de nuestra vida en manos de otro. Ser vulnerable es confiar en nuestros semejantes. Confiar es creer que los demás nos tratarán como un fin, nunca como un medio; que no seremos usados ni manipulados para servir a los fines de otros; que seremos vistos como seres preciados y valiosos. Somos verdaderamente libres cuando los demás nos tratan como un fin, no como un medio. No podemos ser realmente libres en un mundo donde todos desconfían de todos. En un mundo así la libertad se reduce a su forma negativa, a la capacidad de aislarnos de los demás y de convertirnos en una isla. Las sociedades autoritarias que alimentan la paranoia y la desconfianza enfrentando a unos contra otros aplastan el espíritu de la libertad.
Así pues, la base de la libertad es la confianza y la franqueza mutuas. La libertad nunca es cosa de «solitarios» como dirían los racionalistas —John Wayne cabalgando por el Lejano Oeste—, sino una experiencia profundamente comunitaria. Sólo somos verdaderamente libres cuando confiamos los unos en los otros y decidimos compartir la lucha que todos libramos por ser y prosperar. A su vez, la confianza abre la posibilidad de extender la conciencia empática a unos ámbitos nuevos y más íntimos."
(Civilización empática, Jeremy Rifkin)
MARADONA-MESSI
¿Quién es mejor?
Ni idea.
Ambos son grandes jugadores, pero creo que hay un pequeño detalle que cuando se contrapone a ambos futbolistas geniales pasa desapercibido.
Cuando Maradona jugaba el reglamento era mucho más laxo con las entradas. Las patadas por detrás no eran expulsión como ahora son castigadas o por lo menos deberían serlo.
Era más difícil irse de la marca antes.
Me gustaría ver a Messi jugando contra Italia, marcado por Gentile, en el Mundial 82 o vigilado por cualquier central del calcio hace veinte o veinticinco años: Vierchowod, Collovatti, Bergomi o Ferrara.
Se tiende a proyectar a Maradona, su fútbol, a este presente, pero no se proyecta el futbol de Messi a la época de Maradona.
Y me pregunto si aquella tarde de verano de hace casi 30 años Messi habría sido anulado o no por Gentile.
¿Quién es mejor?
Ni idea.
Ambos son grandes jugadores, pero creo que hay un pequeño detalle que cuando se contrapone a ambos futbolistas geniales pasa desapercibido.
Cuando Maradona jugaba el reglamento era mucho más laxo con las entradas. Las patadas por detrás no eran expulsión como ahora son castigadas o por lo menos deberían serlo.
Era más difícil irse de la marca antes.
Me gustaría ver a Messi jugando contra Italia, marcado por Gentile, en el Mundial 82 o vigilado por cualquier central del calcio hace veinte o veinticinco años: Vierchowod, Collovatti, Bergomi o Ferrara.
Se tiende a proyectar a Maradona, su fútbol, a este presente, pero no se proyecta el futbol de Messi a la época de Maradona.
Y me pregunto si aquella tarde de verano de hace casi 30 años Messi habría sido anulado o no por Gentile.
"La conciencia basada en la fe y la conciencia racional comparten un enfoque
incorpóreo de la existencia. Pero son precisamente los sentimientos y las
emociones que rechazan lo que permite que el ser humano forme vínculos
empáticos y pueda convertirse en un ser social plenamente desarrollado. Sin
sentimientos ni emociones, la empatia deja de existir. Un mundo sin empatia
es ajeno a la noción misma de lo que significa ser humano.
Los nuevos avances en los campos de la psicología y la ciencia cognitiva están estableciendo las bases para un replanteamiento total de la conciencia humana. La noción premoderna de que la fe y la gracia de Dios constituyen la ventana a la realidad y la idea de la Ilustración de que la razón se halla en la cima de la conciencia están dejando paso a una teoría de la mente más sofisticada.
Investigadores en una gran variedad de disciplinas y campos empiezan a reordenar las prioridades de algunos atributos esenciales de la fe y la razón en el contexto de una conciencia empática más amplia. Según ellos, toda actividad humana es una experiencia corpórea —es decir, una participación con el otro—, y la capacidad de una persona para interpretar y responder a otra como si fuera ella es la clave de que el ser humano partícipe en el mundo, forme una identidad individual, aprenda a razonar, se haga social, desarrolle el lenguaje, establezca narraciones culturales y defina la realidad y la existencia.
La noción de la experiencia corpórea pone en entredicho las antiguas nociones de la conciencia basadas en la fe y en la razón."
(Civilización empática, Jeremy Rifkim)
Los nuevos avances en los campos de la psicología y la ciencia cognitiva están estableciendo las bases para un replanteamiento total de la conciencia humana. La noción premoderna de que la fe y la gracia de Dios constituyen la ventana a la realidad y la idea de la Ilustración de que la razón se halla en la cima de la conciencia están dejando paso a una teoría de la mente más sofisticada.
Investigadores en una gran variedad de disciplinas y campos empiezan a reordenar las prioridades de algunos atributos esenciales de la fe y la razón en el contexto de una conciencia empática más amplia. Según ellos, toda actividad humana es una experiencia corpórea —es decir, una participación con el otro—, y la capacidad de una persona para interpretar y responder a otra como si fuera ella es la clave de que el ser humano partícipe en el mundo, forme una identidad individual, aprenda a razonar, se haga social, desarrolle el lenguaje, establezca narraciones culturales y defina la realidad y la existencia.
La noción de la experiencia corpórea pone en entredicho las antiguas nociones de la conciencia basadas en la fe y en la razón."
(Civilización empática, Jeremy Rifkim)
lunes, enero 09, 2012
"Hacia el final de su vida, Darwin dedicó mucho más tiempo a describir la
naturaleza social de los animales e incluso los vínculos afectivos entre
ellos, algo que podría ser motivo de sorpresa para los darwinistas ortodoxos. Darwin acabó creyendo que la supervivencia del más apto se
refiere tanto a la cooperación, la reciprocidad y la simbiosis como a la
competencia, y que los más aptos también pueden ser los que más tienden a
establecer vínculos de cooperación con sus congéneres.
A pesar de que la teoría de la ley del más fuerte, a la que Darwin dio forma en El origen de las especies, parece dar una justificación biológica a la cultura utilitarista y egoísta de la época, en sus últimos escritos se enfrentó a John Stuart Mill y a otros utilitaristas sosteniendo que «los impulsos [humanos] no siempre surgen de un placer previsto». Para ilustrarlo, Darwin citó el ejemplo de una persona que se lanza a rescatar a un desconocido en un incendio corriendo un grave peligro y sin pensar en ninguna recompensa. Darwin decía que esta conducta surge de un impulso humano más profundo que el impulso por el placer: el instinto social.
Darwin vivió antes de que la conciencia psicológica llegara a su auge, en un mundo donde la palabra empatia aún estaba por inventar. Aun así, captó la importancia del vínculo empático. En el caso del hombre que salva a otro de un incendio, ese hombre siente instintivamente el sufrimiento de la víctima como si fuera suyo y acude
en su ayuda. Esto es lo que entendía Darwin por «instinto social».
En un pasaje profético, habla de una edad futura en la que los instintos sociales y los impulsos compasivos del hombre, «haciéndose más sensibles cuanto más se extiendan, acaben por aplicarse a todos los seres vivos»."
(Civilización empática, Jeremy Rifkin)
A pesar de que la teoría de la ley del más fuerte, a la que Darwin dio forma en El origen de las especies, parece dar una justificación biológica a la cultura utilitarista y egoísta de la época, en sus últimos escritos se enfrentó a John Stuart Mill y a otros utilitaristas sosteniendo que «los impulsos [humanos] no siempre surgen de un placer previsto». Para ilustrarlo, Darwin citó el ejemplo de una persona que se lanza a rescatar a un desconocido en un incendio corriendo un grave peligro y sin pensar en ninguna recompensa. Darwin decía que esta conducta surge de un impulso humano más profundo que el impulso por el placer: el instinto social.
Darwin vivió antes de que la conciencia psicológica llegara a su auge, en un mundo donde la palabra empatia aún estaba por inventar. Aun así, captó la importancia del vínculo empático. En el caso del hombre que salva a otro de un incendio, ese hombre siente instintivamente el sufrimiento de la víctima como si fuera suyo y acude
en su ayuda. Esto es lo que entendía Darwin por «instinto social».
En un pasaje profético, habla de una edad futura en la que los instintos sociales y los impulsos compasivos del hombre, «haciéndose más sensibles cuanto más se extiendan, acaben por aplicarse a todos los seres vivos»."
(Civilización empática, Jeremy Rifkin)
"Lo que faltaba en aquellos hospicios era uno de los factores más importantes del desarrollo infantil: la empatia. En contra del saber dominante, estamos viendo que la naturaleza humana no se caracteriza por buscar la autonomía —convertirse uno mismo en una isla— sino por buscar compañía, afecto e intimidad. La creencia convencional que equipara el desarrollo personal y la conciencia de uno mismo con el aumento de autonomía ha empezado a perder su atractivo intelectual. Cada vez hay más psicólogos del desarrollo infantil que sostienen lo contrario: que la individualidad y la conciencia de uno mismo dependen, y se alimentan, de profundizar en las relaciones con los demás. Y el medio por el que se forman los vínculos de compañía es la empatia."
(Civilización empática, Jeremy Rifkin)
(Civilización empática, Jeremy Rifkin)
domingo, enero 08, 2012
FRANCISCO BRINES
El poeta de la nostalgia... real o imaginaria.
Aquel verano de mi juventud
Y qué es lo que quedó de aquel viejo verano
en las costas de Grecia?
¿Qué resta en mí del único verano de mi vida?
Si pudiera elegir de todo lo vivido
algún lugar, y el tiempo que lo ata,
su milagrosa compañía me arrastra allí,
en donde ser feliz era la natural razón de estar con vida.
Perdura la experiencia, como un cuarto cerrado de la infancia;
no queda ya el recuerdo de días sucesivos
en esta sucesión mediocre de los años.
Hoy vivo esta carencia,
y apuro del engaño algún rescate
que me permita aún mirar el mundo
con amor necesario;
y así saberme digno del sueño de la vida.
De cuanto fue ventura, de aquel sitio de dicha,
saqueo avaramente
siempre una misma imagen:
sus cabellos movidos por el aire,
y la mirada fija dentro del mar.
Tan sólo ese momento indiferente.
Sellada en él, la vida.
El poeta de la nostalgia... real o imaginaria.
Aquel verano de mi juventud
Y qué es lo que quedó de aquel viejo verano
en las costas de Grecia?
¿Qué resta en mí del único verano de mi vida?
Si pudiera elegir de todo lo vivido
algún lugar, y el tiempo que lo ata,
su milagrosa compañía me arrastra allí,
en donde ser feliz era la natural razón de estar con vida.
Perdura la experiencia, como un cuarto cerrado de la infancia;
no queda ya el recuerdo de días sucesivos
en esta sucesión mediocre de los años.
Hoy vivo esta carencia,
y apuro del engaño algún rescate
que me permita aún mirar el mundo
con amor necesario;
y así saberme digno del sueño de la vida.
De cuanto fue ventura, de aquel sitio de dicha,
saqueo avaramente
siempre una misma imagen:
sus cabellos movidos por el aire,
y la mirada fija dentro del mar.
Tan sólo ese momento indiferente.
Sellada en él, la vida.
NO HAY BESTIA TAN FEROZ
Todo un descubrimiento, Edward Bunker.
Nacido en Hollywood en 1933, Bunker fue un delincuente durante los primeros 40 años de su vida hasta que tras salir de la cárcel en la década de los setentas decidió reformarse. La escritura formó parte de ese proceso de reforma que por lo visto fue exitoso hasta su muerte en 2005.
Publicada en 1973, "No hay bestia tan feroz" fue su primera novela. En ella Bunker pone por escrito lo que mejor sabe, la vida del delincuente, su escala de valores y motivaciones a través de Max Dembo, protagonista del libro y quizá alter ego.
La novela sigue a Max Dembo en su salida de la cárcel y, lo que es importante, en sus esfuerzos por permanecer al margen del mundo del hampa. Y este es uno de los aspectos más interesantes del libro, el modo tan realista y coherente con que Bunker nos cuenta la imposibilidad de Dembo para mantenerse dentro de la ley. Planteamiento que no desdeña algunos aspectos de crítica social alrededor de la vida de un ex-convicto y sus esfuerzos por encontrar maneras honradas de ganarse el sustento.
La dificultad, casi organizada, para encontrar una oportunidad que no sea marginal en la vida honrada harán que Dembo vuelva a las andadas.
El nihilismo de Dembo, su incapacidad para creerse una vida basada en la espera y en el esfuerzo que le situaría en el lado correcto, como si el delito fuese una especie de adicción parecida al juego en el que la posibilidad de conseguirlo todo de manera rápida siempre se ofrece tentadora, le llevarán a organizar una banda y planear el atraco a una joyería que no saldrá demasiado bien y convertirá a Dembo en un fugitivo.
Y aquí llega el segundo aspecto brillante de esta historia: la relación que Dembo tiene con Allison, una mujer que nada tiene que ver con el mundo del hampa.
La ferocidad que Dembo necesita emplear en todos sus actos para poder escapar de sus perseguidores terminarán chocando frontalmente con ese sentimiento, pulverizándolo.
"No hay bestia tan feroz" es una novela de pelo en pecho, directa y dura en el que sin embargo hay tiempo para el punto de vista y la reflexión. Como en ninguna otra obra que recuerde haber leído, salvo quizá "Crimen y castigo", el modo de pensar y sentir del delincuente es mostrado de una manera tan clara, implacable, abierta y sin tapujos.
Bunker nos habla en este libro de las razones que amparan los actos de quienes a ojos de la sociedad parecen no tener ninguna y convierte el delito en tentación, camino rápido para conseguir si quiera durante unos instantes un tranquilo lugar bajo el sol.
Para Bunker hay una relación clara y directa entre velocidad y delito.
Brillante.
Todo un descubrimiento, Edward Bunker.
Nacido en Hollywood en 1933, Bunker fue un delincuente durante los primeros 40 años de su vida hasta que tras salir de la cárcel en la década de los setentas decidió reformarse. La escritura formó parte de ese proceso de reforma que por lo visto fue exitoso hasta su muerte en 2005.
Publicada en 1973, "No hay bestia tan feroz" fue su primera novela. En ella Bunker pone por escrito lo que mejor sabe, la vida del delincuente, su escala de valores y motivaciones a través de Max Dembo, protagonista del libro y quizá alter ego.
La novela sigue a Max Dembo en su salida de la cárcel y, lo que es importante, en sus esfuerzos por permanecer al margen del mundo del hampa. Y este es uno de los aspectos más interesantes del libro, el modo tan realista y coherente con que Bunker nos cuenta la imposibilidad de Dembo para mantenerse dentro de la ley. Planteamiento que no desdeña algunos aspectos de crítica social alrededor de la vida de un ex-convicto y sus esfuerzos por encontrar maneras honradas de ganarse el sustento.
La dificultad, casi organizada, para encontrar una oportunidad que no sea marginal en la vida honrada harán que Dembo vuelva a las andadas.
El nihilismo de Dembo, su incapacidad para creerse una vida basada en la espera y en el esfuerzo que le situaría en el lado correcto, como si el delito fuese una especie de adicción parecida al juego en el que la posibilidad de conseguirlo todo de manera rápida siempre se ofrece tentadora, le llevarán a organizar una banda y planear el atraco a una joyería que no saldrá demasiado bien y convertirá a Dembo en un fugitivo.
Y aquí llega el segundo aspecto brillante de esta historia: la relación que Dembo tiene con Allison, una mujer que nada tiene que ver con el mundo del hampa.
La ferocidad que Dembo necesita emplear en todos sus actos para poder escapar de sus perseguidores terminarán chocando frontalmente con ese sentimiento, pulverizándolo.
"No hay bestia tan feroz" es una novela de pelo en pecho, directa y dura en el que sin embargo hay tiempo para el punto de vista y la reflexión. Como en ninguna otra obra que recuerde haber leído, salvo quizá "Crimen y castigo", el modo de pensar y sentir del delincuente es mostrado de una manera tan clara, implacable, abierta y sin tapujos.
Bunker nos habla en este libro de las razones que amparan los actos de quienes a ojos de la sociedad parecen no tener ninguna y convierte el delito en tentación, camino rápido para conseguir si quiera durante unos instantes un tranquilo lugar bajo el sol.
Para Bunker hay una relación clara y directa entre velocidad y delito.
Brillante.
sábado, enero 07, 2012
EL ESTADO DE LAS COSAS
Como en todo el cine del alemán Wim Wenders, sus películas siempre se mueven en dos niveles, el narrativo y el intelectual, que son como los dos rostros de un mismo Jano.
Y "El estado de las cosas" es un ejemplo paradigmático.
Un equipo de rodaje se encuentra rodando una película de ciencia-ficción apocalíptica en Sintra, en la costa atlántica de Portugal. Justo cuando los protagonistas de la historia llegan al mar que parece ser su única posibilidad de salvación frente a la aniquilación, el rodaje tiene que ser interrumpido porque el dinero se ha terminado.
De la posibilidad de una esperanza en la ficción se pasa a la posibilidad de un final en la realidad.
A partir de entonces la película se convierte en un largo tiempo muerto en el que los miembros del equipo, encabezados por su director Friedrich Munro, esperan la llegada del dinero y de Gordon, el productor, como quién espera a Godot.
Y es en ese tiempo muerto, vacío a todas luces, donde Wenders aprovecha para lanzar una poderosa idea, la de la necesidad que los humanos tienen de historias, idea que comparto. En un momento determinado de la película un personaje escribe en un papel que la vida no es nada sin historias y es exactamente ésto lo que Wenders se dedica a mostrar en ese tiempo de espera, el modo en que esa necesidad de historias se manifiesta en todos y cada uno de los personajes que dejan pasar el tiempo en ese fantasmal pero hermoso hotel abandonado de Sintra.
Alli se pondrá de manifiesto la vaciedad del tiempo sin propósito y la necesidad que los humanos tienen de llenar ese vacío con intenciones y finalidades que se encarnan en narraciones, en historias.
Y en este sentido, la película adquiere casi un valor antropológico con su pretensión de veracidad casi documental.
Al final Munro partirá en busca de Gordon a Los Angeles buscando un cierre definitivo para ese tiempo de espera y será allí donde la película de un segundo y magistral giro.
En Los Angeles la ficción esperará a Munro convertida en una especie de trama de cine negro que él y su productor, Gordon, protagonizarán.
Munro encontrará una historia que vivir y todo volverá a tener sentido, incluso aunque al final productor y director tenga su castigo por haber privado al mundo de la posibilidad de una historia.
"El estado de las cosas" es una obra maestra total y absoluta.
Como en todo el cine del alemán Wim Wenders, sus películas siempre se mueven en dos niveles, el narrativo y el intelectual, que son como los dos rostros de un mismo Jano.
Y "El estado de las cosas" es un ejemplo paradigmático.
Un equipo de rodaje se encuentra rodando una película de ciencia-ficción apocalíptica en Sintra, en la costa atlántica de Portugal. Justo cuando los protagonistas de la historia llegan al mar que parece ser su única posibilidad de salvación frente a la aniquilación, el rodaje tiene que ser interrumpido porque el dinero se ha terminado.
De la posibilidad de una esperanza en la ficción se pasa a la posibilidad de un final en la realidad.
A partir de entonces la película se convierte en un largo tiempo muerto en el que los miembros del equipo, encabezados por su director Friedrich Munro, esperan la llegada del dinero y de Gordon, el productor, como quién espera a Godot.
Y es en ese tiempo muerto, vacío a todas luces, donde Wenders aprovecha para lanzar una poderosa idea, la de la necesidad que los humanos tienen de historias, idea que comparto. En un momento determinado de la película un personaje escribe en un papel que la vida no es nada sin historias y es exactamente ésto lo que Wenders se dedica a mostrar en ese tiempo de espera, el modo en que esa necesidad de historias se manifiesta en todos y cada uno de los personajes que dejan pasar el tiempo en ese fantasmal pero hermoso hotel abandonado de Sintra.
Alli se pondrá de manifiesto la vaciedad del tiempo sin propósito y la necesidad que los humanos tienen de llenar ese vacío con intenciones y finalidades que se encarnan en narraciones, en historias.
Y en este sentido, la película adquiere casi un valor antropológico con su pretensión de veracidad casi documental.
Al final Munro partirá en busca de Gordon a Los Angeles buscando un cierre definitivo para ese tiempo de espera y será allí donde la película de un segundo y magistral giro.
En Los Angeles la ficción esperará a Munro convertida en una especie de trama de cine negro que él y su productor, Gordon, protagonizarán.
Munro encontrará una historia que vivir y todo volverá a tener sentido, incluso aunque al final productor y director tenga su castigo por haber privado al mundo de la posibilidad de una historia.
"El estado de las cosas" es una obra maestra total y absoluta.
viernes, enero 06, 2012
"En lugar de sacar partido a una novedosa y potente combinación comunicativo-energética, hicimos crecer la economía viviendo de la riqueza acumulada que se había generado en las cuatro décadas posteriores a las II Guerra Mundial. La extensión del crédito fácil, propiciada por la cultura de la tarjeta bancaria, actuó como un estupefaciente. Comprar se volvió adictivo y el consumo pasó a ser algo análogo a una fiesta de cumpleaños masiva con muchos regalos. Era como si nos hubiéramos embarcado inconscientemente en una espiral mortífera, embalados hacia la ruina por la cuesta de bajada de la curva de campana de la Segunda Revolución Industrial, decididos a devorar la enorme riqueza que habíamos generado durante toda una vida...
... Por desgracia, agotamos toda esa riqueza acumulada en menos de la mitad de tiempo que se había necesitado para generarla, y lo hicimos entregados a una especie de orgía compradora dirigida a mantener artificialmente acelerado el motor económico mientras a la economía real se le iba acabando la cuerda. Cuando se secó el pozo de nuestros ahorros, pedimos prestados billones de dólares más montados en la nube del mito de nuestro supuestamente inigualado genio económico, y continuamos gastando un dinero que no teníamos, lo cual alimentó a su vez el proceso de globalización..."
(La tercera revolución industrial, Jeremy Rifkin)
... Por desgracia, agotamos toda esa riqueza acumulada en menos de la mitad de tiempo que se había necesitado para generarla, y lo hicimos entregados a una especie de orgía compradora dirigida a mantener artificialmente acelerado el motor económico mientras a la economía real se le iba acabando la cuerda. Cuando se secó el pozo de nuestros ahorros, pedimos prestados billones de dólares más montados en la nube del mito de nuestro supuestamente inigualado genio económico, y continuamos gastando un dinero que no teníamos, lo cual alimentó a su vez el proceso de globalización..."
(La tercera revolución industrial, Jeremy Rifkin)
Jacques Prévert...
PARA HACER EL RETRATO DE UN PÁJARO
Pintar primero una jaula con la puerta abierta pintar después algo bonito algo simple, algo bello, algo útil para el pájaro. Apoyar después la tela contra un árbol En un jardín en un soto o en un bosque esconderse tras el árbol Sin decir nada, sin moverse A veces el pájaro llega enseguida Pero puede tardar años antes de decidirse. No hay que desanimarse Hay que esperar Esperar si es necesario durante años La celeridad o la tardanza En la llegada del pájaro No tiene nada que ver Con la calidad del cuadro. Cuando el pájaro llega, si llega observar el más profundo silencio esperar que el pájaro entre en la jaula y una vez que haya entrado cerrar suavemente la puerta con el pincel. Después borrar uno a uno todos los barrotes cuidando de no tocar ninguna pluma del pájaro. Hacer acto seguido, el retrato del árbol, escogiendo la rama más bella para el pájaro, Pintar también el verde follaje Y la frescura del viento, El polvillo del sol y el ruido de los bichos de la hierba en el calor estival y después esperar que el pájaro se decida a cantar. Si el pájaro no canta, mala señal, Señal de que el cuadro es malo, Pero si canta es buena señal, Señal de que podéis firmar. Entonces arrancadle delicadamente una pluma al pájaro Y escribid vuestro nombre En un ángulo del cuadro.
LA VIDA MANCHA
Después de rodar "La caja 507", Enrique Urbizu rueda "La vida mancha" en el 2003.
Urbizu es para mi gusto el director más interesante que hay en el cine español actual. No he visto todas sus películas, pero en todas las que he visto Urbizu muestra siempre un gusto por estructuras narrativas del cine negro clásico, melodramas y thrillers basados en la redención, la venganza, la expiación, el fracaso... Pura materia de la que están hechos los sueños que se proyectan sobre la blanca pantalla.
En algunos casos sus películas no son del todo "redondas", pero siempre agradezco acercarme a su cine como quién se acerca a un oasis en medio del desierto.
No había visto "La vida mancha" y tengo que decir que es una extraordinaria película.
La historia contrapone el destino de dos hermanos de misma madre y diferente padre.
Por un lado, está Fito (Juan Sanz) un camionero perseguido por la mala suerte y el juego y por otro Pedro, un enigmático y solitario individuo que tras 15 años sin dar señales de vida aparece en la vida de Fito. Su llegada parece parte de un interminable viaje que Pedro ha emprendido ya hace mucho tiempo y que le convierte en un personaje desarraigado, lleno de silencios y cuya alma la vida parece haber manchado de manera irreparable.
De todo modo, Fito es ese misterioso forastero que aparece en muchas de las películas de Eastwood. Ese jinete pálido que aparece de ninguna parte en su camino hacia la nada, un heterodoxo que con su presencia mágica y especial es capaz de reconducir el destino de aquellos que jamás podrán entenderle mientras se tumba por un instante a la orilla de un estilo de vida que quizá en algún momento quiso llevar aunque el destino tuviese otros planes para él.
Y esto es lo que sucede también en "La vida mancha".
Mientras el espectador va descubriendo que Pedro parece tenerlo todo excepto el amor, al mismo tiempo descubre que Fito no tiene nada excepto el amor que profesa a su mujer Juana (Zay Nuba).
Pero la fugaz presencia de Pedro servirá para que Fito consiga reconstruir su vida ante el mirar enigmático de un brillante Jose Coronado que confiere a su Pedro una entidad magnética y misteriosa, entre el bien y el mal, que descubre en lo que queda de su manchado estar la posibilidad de un amor que se revelará imposible quizá una vez más para él.
Entregado a los encantos de la vida sedentaria materializada en la vida familiar en el hogar de Fito, Pedro comprobará una vez más lo que ya sabe, que es demasiado tarde para algunas cosas a las que el curso de su vida le ha llevado a renunciar.
No obstante, hará un último, imposible, romántico y desesperado esfuerzo por ganarle el pulso a su propio destino vencido por la nostalgia de algo que quizá alguna vez se tuvo.
Si bien resulta un tanto previsible en su planteamiento, "La vida mancha" es una película emocionante sobre la extraña condición que a veces adoptan las tinieblas y la luz.
Extraordinaria.
Después de rodar "La caja 507", Enrique Urbizu rueda "La vida mancha" en el 2003.
Urbizu es para mi gusto el director más interesante que hay en el cine español actual. No he visto todas sus películas, pero en todas las que he visto Urbizu muestra siempre un gusto por estructuras narrativas del cine negro clásico, melodramas y thrillers basados en la redención, la venganza, la expiación, el fracaso... Pura materia de la que están hechos los sueños que se proyectan sobre la blanca pantalla.
En algunos casos sus películas no son del todo "redondas", pero siempre agradezco acercarme a su cine como quién se acerca a un oasis en medio del desierto.
No había visto "La vida mancha" y tengo que decir que es una extraordinaria película.
La historia contrapone el destino de dos hermanos de misma madre y diferente padre.
Por un lado, está Fito (Juan Sanz) un camionero perseguido por la mala suerte y el juego y por otro Pedro, un enigmático y solitario individuo que tras 15 años sin dar señales de vida aparece en la vida de Fito. Su llegada parece parte de un interminable viaje que Pedro ha emprendido ya hace mucho tiempo y que le convierte en un personaje desarraigado, lleno de silencios y cuya alma la vida parece haber manchado de manera irreparable.
De todo modo, Fito es ese misterioso forastero que aparece en muchas de las películas de Eastwood. Ese jinete pálido que aparece de ninguna parte en su camino hacia la nada, un heterodoxo que con su presencia mágica y especial es capaz de reconducir el destino de aquellos que jamás podrán entenderle mientras se tumba por un instante a la orilla de un estilo de vida que quizá en algún momento quiso llevar aunque el destino tuviese otros planes para él.
Y esto es lo que sucede también en "La vida mancha".
Mientras el espectador va descubriendo que Pedro parece tenerlo todo excepto el amor, al mismo tiempo descubre que Fito no tiene nada excepto el amor que profesa a su mujer Juana (Zay Nuba).
Pero la fugaz presencia de Pedro servirá para que Fito consiga reconstruir su vida ante el mirar enigmático de un brillante Jose Coronado que confiere a su Pedro una entidad magnética y misteriosa, entre el bien y el mal, que descubre en lo que queda de su manchado estar la posibilidad de un amor que se revelará imposible quizá una vez más para él.
Entregado a los encantos de la vida sedentaria materializada en la vida familiar en el hogar de Fito, Pedro comprobará una vez más lo que ya sabe, que es demasiado tarde para algunas cosas a las que el curso de su vida le ha llevado a renunciar.
No obstante, hará un último, imposible, romántico y desesperado esfuerzo por ganarle el pulso a su propio destino vencido por la nostalgia de algo que quizá alguna vez se tuvo.
Si bien resulta un tanto previsible en su planteamiento, "La vida mancha" es una película emocionante sobre la extraña condición que a veces adoptan las tinieblas y la luz.
Extraordinaria.
SHERLOCK HOLMES: JUEGO DE SOMBRAS
La segunda entrega de las aventuras de este moderno Sherlock Holmes nos depara la aparición de su némesis, el misterioso y oscuro profesor Moriarty.
La trama de "Juego de sombras" sigue a los protagonistas en su esfuerzo por desenmascarar un maquiavélico plan del profesor Moriarty que amenaza la tranquilidad de la Europa de la Belle Époque.
La película tiene una factura impecable y me resultó entretenida en todo momento con algún que otro pero... Especialmente la necesidad de acompañar el enfrentamiento mental entre los privilegiados cerebros de Moriarty y Holmes con el enfrentamiento físico, como si no fuera suficiente la tensión intelectual entre los dos personajes.. y probablemente no lo sea para un director tan directo y físico como Guy Ritchie que quizá acabe convirtiendo a Holmes en una especie de superdotado Rambo.
También resultan demasiado cargantes las continuas alusiones, no demasiado veladas, a un posible vinculo homosexual entre Holmes y Watson, sobre todo del primero al segundo. Sin duda utilizadas para reforzar el efecto de comedia que la franquicia de propone tener y que un actor como Downey necesita para moverse como pez en el agua, pero se trata de un recurso al que se recurre de una manera masiva, como a paladas.
Por lo demás... La película se sigue con interés mientras sucede en su transparencia como producto de entretenimiento y, como no podía ser de otra manera, en absoluto traspasa la pantalla para dejar alguna huella en la mirada que la ha contemplado entretenida.
Pues eso... Entretenida.
La segunda entrega de las aventuras de este moderno Sherlock Holmes nos depara la aparición de su némesis, el misterioso y oscuro profesor Moriarty.
La trama de "Juego de sombras" sigue a los protagonistas en su esfuerzo por desenmascarar un maquiavélico plan del profesor Moriarty que amenaza la tranquilidad de la Europa de la Belle Époque.
La película tiene una factura impecable y me resultó entretenida en todo momento con algún que otro pero... Especialmente la necesidad de acompañar el enfrentamiento mental entre los privilegiados cerebros de Moriarty y Holmes con el enfrentamiento físico, como si no fuera suficiente la tensión intelectual entre los dos personajes.. y probablemente no lo sea para un director tan directo y físico como Guy Ritchie que quizá acabe convirtiendo a Holmes en una especie de superdotado Rambo.
También resultan demasiado cargantes las continuas alusiones, no demasiado veladas, a un posible vinculo homosexual entre Holmes y Watson, sobre todo del primero al segundo. Sin duda utilizadas para reforzar el efecto de comedia que la franquicia de propone tener y que un actor como Downey necesita para moverse como pez en el agua, pero se trata de un recurso al que se recurre de una manera masiva, como a paladas.
Por lo demás... La película se sigue con interés mientras sucede en su transparencia como producto de entretenimiento y, como no podía ser de otra manera, en absoluto traspasa la pantalla para dejar alguna huella en la mirada que la ha contemplado entretenida.
Pues eso... Entretenida.
REYES
Ya era hora de que se fuera.
Por fin se ha marchado al Sevilla el prototipo de futbolista deshonesto que utiliza su incuestionable calidad técnica como rehén de equipos incautos como ha sido el Atlético de Madrid durante tres años.
Reyes aquilata en su carácter la quintaesencia de ese futbolista egoísta. Ese tipo de futbolista que lo pide todo (titularidad, dorsal, paciencia, dedicación del esfuerzo del resto de compañeros para preparar sus presuntas apariciones sobre el cesped...) y que nunca termina de ofrecer nada.
Sólo existe la garantía de su calidad, la promesa siempre convertida en rehén de un capricho que decide cuándo se le va a poner a su dueño la voluntad de hacer la jugada mientras el resto de compañeros cumplen como pueden con su tarea..
Y ante ellos, ante su honradez, jugadores como Reyes demandan, contra la garantía de esa calidad que se les supone y que ellos gestionan con una racanería disfrazada de inspiración, el derecho a decidir cuándo aparecer.
Y si fuera Maradona o Messi, su actitud todavía tendría un pase, pero Reyes sólo es un jugador bueno dotado de una zurda mágica como unos cuantos... tampoco demasiados en honor a la verdad.
Pero todo ésto de por sí no hace diferente a Reyes de otros jugadores malogrados que como él sólo viven pendiente de si mismos. lo peor de Reyes es lo que produce alrededor del equipo cuando se le cuestiona y se le condena al banquillo para que otros con menos calidad, pero con mucha más honradez, lo hagan lo mejor que puedan.
Bien vendido está.
Basta decir que su mejor temporada en el Atleti fue aquella en la que tras la cesión al Benfica necesitaba renovar.
No se pueden levantar equipos sólidos, fiables y ambiciosos sobre la base de esta clase de jugadores y el hecho de que el Sevilla lo fiche sólo acredita el mal momento que atraviesa el equipo.
Adios... sin el corazón.
Ya era hora de que se fuera.
Por fin se ha marchado al Sevilla el prototipo de futbolista deshonesto que utiliza su incuestionable calidad técnica como rehén de equipos incautos como ha sido el Atlético de Madrid durante tres años.
Reyes aquilata en su carácter la quintaesencia de ese futbolista egoísta. Ese tipo de futbolista que lo pide todo (titularidad, dorsal, paciencia, dedicación del esfuerzo del resto de compañeros para preparar sus presuntas apariciones sobre el cesped...) y que nunca termina de ofrecer nada.
Sólo existe la garantía de su calidad, la promesa siempre convertida en rehén de un capricho que decide cuándo se le va a poner a su dueño la voluntad de hacer la jugada mientras el resto de compañeros cumplen como pueden con su tarea..
Y ante ellos, ante su honradez, jugadores como Reyes demandan, contra la garantía de esa calidad que se les supone y que ellos gestionan con una racanería disfrazada de inspiración, el derecho a decidir cuándo aparecer.
Y si fuera Maradona o Messi, su actitud todavía tendría un pase, pero Reyes sólo es un jugador bueno dotado de una zurda mágica como unos cuantos... tampoco demasiados en honor a la verdad.
Pero todo ésto de por sí no hace diferente a Reyes de otros jugadores malogrados que como él sólo viven pendiente de si mismos. lo peor de Reyes es lo que produce alrededor del equipo cuando se le cuestiona y se le condena al banquillo para que otros con menos calidad, pero con mucha más honradez, lo hagan lo mejor que puedan.
Bien vendido está.
Basta decir que su mejor temporada en el Atleti fue aquella en la que tras la cesión al Benfica necesitaba renovar.
No se pueden levantar equipos sólidos, fiables y ambiciosos sobre la base de esta clase de jugadores y el hecho de que el Sevilla lo fiche sólo acredita el mal momento que atraviesa el equipo.
Adios... sin el corazón.
jueves, enero 05, 2012
AGINCOURT
Escrita por Juliet Barker, "Agincourt: Henry V and the battle that made england" es una interesante y entretenida monografía sobre uno de los episodios más relevantes de las guerra de los cien años.
La guerra de los cien años es uno de los últimos conflictos medievales que asolaron Europa.
Básicamente consiste en un enfrentamiento entre los reyes de Inglaterra y Francia por el control de grandes extensiones territoriales que actualmente forman parte del territorio de Francia, especialmente la Normandía y la Aquitania.
Por causas de la historia, los reyes de Inglaterra contaban con derechos territoriales en el continente e incluso al propio trono de Francia. Hay que remontarse a la Batalla de Hastings (1066) en la que el normando Guillermo el Conquistador derrota a Harold, el último rey Sajón de Inglaterra, y se adueña del trono, quedando este reino bajo la jurisdicción del ducado de Normandía que a su vez debía vasallaje a los reyes de Francia.
La cosa se complica cuando los descendientes de Guillermo son reemplazados en el trono de Inglaterra por la dinastía Anjou que contaba con aún más territorios dentro de Francia lo que llevó a la contradicción de que los reyes de Inglaterra eran mucho más poderosos y ricos en Francia que el propio rey de Francia que pertenecía a la dinastía de los Capetos.
Los conflictos entre Inglaterra y Francia, Anjou y Capetos, se suceden hasta que se produce un suceso clave que es la extinción de la dinastía de los Capetos.. hay quién dice que como consecuencia de la maldición de los Templarios de quienes fueron agentes destructores. El vacío en el trono francés no termina de ser ocupado por nadie de manera convincente para todos. Nadie tiene la legitimidad total e incluso, por matrimonio real, los reyes de Inglaterra tienen también algún derecho al trono de Francia.
La cosa se complica mogollón.
Y la guerra de los cien años es un constante flujo y reflujo de mareas inglesas y francesas sobre los territorios franceses disputados en el que, en general, los ingleses llevan la peor parte hasta que Enrique V y su shakesperiana "band of brothers" la lían en Agincourt.
La batalla de Agincourt resume uno de los mejores momentos de los ingleses en la guerra de los 100 años, luego llegará el fortalecimiento de Francia, Doncella de Orleans incluída,y el definitivo cierre de un conflicto con la retirada inglesa de la mayor parte de los territorios continentales a los que se consideraba con derechos.
En Agincourt el ejército inglés inferior en número asestó una derrota sin paliativos a un ejército francés que doblaba en número a los británicos.
La batalla es la principal consecuencia de la decisión de Enrique V de invadir Francia para reivindiar sus derechos territoriales y dinásticos, aprovechando la debilidad de los franceses centrada en su división en dos facciones, Armagnac y Borgoña, que optaban a ocupar el trono de Francia.... y también de un sentido muy medieval de la justicia, según la cual si Dios estaba de parte de uno muy poco tenían que importar las diferencias numéricas en los ejércitos.
En este sentido, Enrique planteó la invasión de Francia como un juicio de Dios en el que la victoria estaría de su parte por lo justo de su reclamación... Y la verdad es que ese Dios que no existe estuvo de su lado pues en Agincourt los franceses sufren una catastrófica derrota que además se lleva por delante lo mejor de la nobleza y la caballería francesa.
En la victoria de Agincourt concurren dos ventajas, la táctica del terreno en que Enrique decide plantear la batalla y la tecnológica, el longbow, el arco largo inglés de más de dos metros de altura con el que un arquero experimentado podía disparar más de diez flechas por minuto con una mayor precisión que con cualquier otro arco.
El longbow era el arma de repetición de la época y ante él se estrellaron las sucesivas cargas de la caballería pesada francesa, unas cargas que se vieron dificultadas por el carácter pantanoso de la llanura donde la batalla se celebró y en la que caballos y jinetes acabaron empantanados -nunca mejor dicho- en una sangrienta mezcolanza que sólo necesitó ser rematada a mano por los ingleses.
También las divisiones internas de los franceses se materializaron en el desempeño de los nobles durante la batalla, desempeño que como mínimo generó asincronías, individualismos, retrasos y ausencias que debilitaron las prestaciones de ese bando ante un enemigo inferior.
La victoria fue atribuida por los ingleses a la intervención divina... aunque sin terreno pantanoso y sin arcos longbow la caballería pesada francesa habría pasado por encima de las líneas inglesas sin apenas inmutarse y, sobre todo, porque luego llegó Juana de Arco respaldando con sus conexiones divinas a los franceses... lo que convierte a Dios en una especie de interesante agente doble.
Además de contar todo ésto de una manera ilustrada y amena, la monografía de Juliet Barker encierra además mucha e interesante información de contexto al respecto del modo medieval de hacer la guerra: los reclutamientos, los heraldos, la formación de los ejércitos en base a contratos firmados de puño y letra por los reyes, contratos en los que los nobles se comprometían a participar con un número de hombres y de caballos, las dificultades de abastecimiento, los prisioneros y los rescates... Todo un mundo desconocido e irremediablemente perdido.
Una lectura más que interesante si prefieres dejar de subrayar el libro de Paulo Coelho.
Escrita por Juliet Barker, "Agincourt: Henry V and the battle that made england" es una interesante y entretenida monografía sobre uno de los episodios más relevantes de las guerra de los cien años.
La guerra de los cien años es uno de los últimos conflictos medievales que asolaron Europa.
Básicamente consiste en un enfrentamiento entre los reyes de Inglaterra y Francia por el control de grandes extensiones territoriales que actualmente forman parte del territorio de Francia, especialmente la Normandía y la Aquitania.
Por causas de la historia, los reyes de Inglaterra contaban con derechos territoriales en el continente e incluso al propio trono de Francia. Hay que remontarse a la Batalla de Hastings (1066) en la que el normando Guillermo el Conquistador derrota a Harold, el último rey Sajón de Inglaterra, y se adueña del trono, quedando este reino bajo la jurisdicción del ducado de Normandía que a su vez debía vasallaje a los reyes de Francia.
La cosa se complica cuando los descendientes de Guillermo son reemplazados en el trono de Inglaterra por la dinastía Anjou que contaba con aún más territorios dentro de Francia lo que llevó a la contradicción de que los reyes de Inglaterra eran mucho más poderosos y ricos en Francia que el propio rey de Francia que pertenecía a la dinastía de los Capetos.
Los conflictos entre Inglaterra y Francia, Anjou y Capetos, se suceden hasta que se produce un suceso clave que es la extinción de la dinastía de los Capetos.. hay quién dice que como consecuencia de la maldición de los Templarios de quienes fueron agentes destructores. El vacío en el trono francés no termina de ser ocupado por nadie de manera convincente para todos. Nadie tiene la legitimidad total e incluso, por matrimonio real, los reyes de Inglaterra tienen también algún derecho al trono de Francia.
La cosa se complica mogollón.
Y la guerra de los cien años es un constante flujo y reflujo de mareas inglesas y francesas sobre los territorios franceses disputados en el que, en general, los ingleses llevan la peor parte hasta que Enrique V y su shakesperiana "band of brothers" la lían en Agincourt.
La batalla de Agincourt resume uno de los mejores momentos de los ingleses en la guerra de los 100 años, luego llegará el fortalecimiento de Francia, Doncella de Orleans incluída,y el definitivo cierre de un conflicto con la retirada inglesa de la mayor parte de los territorios continentales a los que se consideraba con derechos.
En Agincourt el ejército inglés inferior en número asestó una derrota sin paliativos a un ejército francés que doblaba en número a los británicos.
La batalla es la principal consecuencia de la decisión de Enrique V de invadir Francia para reivindiar sus derechos territoriales y dinásticos, aprovechando la debilidad de los franceses centrada en su división en dos facciones, Armagnac y Borgoña, que optaban a ocupar el trono de Francia.... y también de un sentido muy medieval de la justicia, según la cual si Dios estaba de parte de uno muy poco tenían que importar las diferencias numéricas en los ejércitos.
En este sentido, Enrique planteó la invasión de Francia como un juicio de Dios en el que la victoria estaría de su parte por lo justo de su reclamación... Y la verdad es que ese Dios que no existe estuvo de su lado pues en Agincourt los franceses sufren una catastrófica derrota que además se lleva por delante lo mejor de la nobleza y la caballería francesa.
En la victoria de Agincourt concurren dos ventajas, la táctica del terreno en que Enrique decide plantear la batalla y la tecnológica, el longbow, el arco largo inglés de más de dos metros de altura con el que un arquero experimentado podía disparar más de diez flechas por minuto con una mayor precisión que con cualquier otro arco.
El longbow era el arma de repetición de la época y ante él se estrellaron las sucesivas cargas de la caballería pesada francesa, unas cargas que se vieron dificultadas por el carácter pantanoso de la llanura donde la batalla se celebró y en la que caballos y jinetes acabaron empantanados -nunca mejor dicho- en una sangrienta mezcolanza que sólo necesitó ser rematada a mano por los ingleses.
También las divisiones internas de los franceses se materializaron en el desempeño de los nobles durante la batalla, desempeño que como mínimo generó asincronías, individualismos, retrasos y ausencias que debilitaron las prestaciones de ese bando ante un enemigo inferior.
La victoria fue atribuida por los ingleses a la intervención divina... aunque sin terreno pantanoso y sin arcos longbow la caballería pesada francesa habría pasado por encima de las líneas inglesas sin apenas inmutarse y, sobre todo, porque luego llegó Juana de Arco respaldando con sus conexiones divinas a los franceses... lo que convierte a Dios en una especie de interesante agente doble.
Además de contar todo ésto de una manera ilustrada y amena, la monografía de Juliet Barker encierra además mucha e interesante información de contexto al respecto del modo medieval de hacer la guerra: los reclutamientos, los heraldos, la formación de los ejércitos en base a contratos firmados de puño y letra por los reyes, contratos en los que los nobles se comprometían a participar con un número de hombres y de caballos, las dificultades de abastecimiento, los prisioneros y los rescates... Todo un mundo desconocido e irremediablemente perdido.
Una lectura más que interesante si prefieres dejar de subrayar el libro de Paulo Coelho.
THE BEAVER
Es una película extraña "The beaver" y también creo que en absoluto conseguida.
El planteamiento es bueno.
En el fondo, "The beaver" nos cuenta una historia sobre los que no pueden seguir adelante como si nada hubiera sucedido, los que no superan alguna situación personal y acaban perdidos dentro de sí mismos.
Walter Black, el protagonista magníficamente interpretado por Mel Gibson, es uno de esos que no lo han conseguido. Sufre una tremenda depresión que parece heredada como el color de los ojos y el pelo, una depresión que como no puede ser de otra forma afecta a su vida personal y profesional.
Walter se siente sólo e incomprendido por un entorno que, a su vez, está cansado de lidiar cotidianamente con su complejidad, especialmente su mujer (Jodie Foster).
En un momento determinado y de importante desesperación, un títere de guante con la forma de un castor se convertirá en su manera de enfrentar la situación.
Walter Black recurrirá al desdoblamiento para poder encontrar una zona de claridad... o de más confusión y locura entre tanta turbiedad que le rodea.
Pero la película se pierde a la hora de resolver tan interesante planteamiento, resulta demasiado esquemática a la hora de plantear soluciones apelando de una manera mecánica al tema de la familia reunida como único lugar de salvación para el protagonista que, creo, que siempre debe ser explicado y no tomado a pies juntillas, como una verdad de esas incuestionables.
Y es aquí donde la película pierde toda su fuerza, deja de ofrecer todo lo que en un principio parecía que podía llegar a ofrecer, convirtiéndose en una de esas convencionales películas para televisión que sacan una y otra vez brillo al mito burgués de la familia, cosa que los tipos como yo que proceden de entornos disfuncionales jamás entenderemos.
Aceptable... menos
Es una película extraña "The beaver" y también creo que en absoluto conseguida.
El planteamiento es bueno.
En el fondo, "The beaver" nos cuenta una historia sobre los que no pueden seguir adelante como si nada hubiera sucedido, los que no superan alguna situación personal y acaban perdidos dentro de sí mismos.
Walter Black, el protagonista magníficamente interpretado por Mel Gibson, es uno de esos que no lo han conseguido. Sufre una tremenda depresión que parece heredada como el color de los ojos y el pelo, una depresión que como no puede ser de otra forma afecta a su vida personal y profesional.
Walter se siente sólo e incomprendido por un entorno que, a su vez, está cansado de lidiar cotidianamente con su complejidad, especialmente su mujer (Jodie Foster).
En un momento determinado y de importante desesperación, un títere de guante con la forma de un castor se convertirá en su manera de enfrentar la situación.
Walter Black recurrirá al desdoblamiento para poder encontrar una zona de claridad... o de más confusión y locura entre tanta turbiedad que le rodea.
Pero la película se pierde a la hora de resolver tan interesante planteamiento, resulta demasiado esquemática a la hora de plantear soluciones apelando de una manera mecánica al tema de la familia reunida como único lugar de salvación para el protagonista que, creo, que siempre debe ser explicado y no tomado a pies juntillas, como una verdad de esas incuestionables.
Y es aquí donde la película pierde toda su fuerza, deja de ofrecer todo lo que en un principio parecía que podía llegar a ofrecer, convirtiéndose en una de esas convencionales películas para televisión que sacan una y otra vez brillo al mito burgués de la familia, cosa que los tipos como yo que proceden de entornos disfuncionales jamás entenderemos.
Aceptable... menos
martes, enero 03, 2012
"Estamos en la época de la multiplicación de las pantallas, en un mundo pantalla en el que el cine no es más que una
entre otras. Pero el ocaso de su centralidad «institucional» no equivale en absoluto al ocaso de su influencia «cultural.» Todo lo contrario. Es precisamente al perder su preeminencia cuando el cine aumenta su influencia global,
imponiéndose como cinematografización del mundo, concepción pantalla del mundo resultado de combinar el gran espectáculo, los famosos y el entretenimiento. El individuo de las sociedades modernas acaba viendo el mundo como si éste fuera cine, ya que el cine crea gafas inconscientes con las cuales aquél ve o vive la realidad. El cine se ha convertido en educador de una mirada global que llega a las esferas más diversas de la vida contemporánea."
(La pantalla global, Gilles Lipovetsky y Jean Serroy)
(La pantalla global, Gilles Lipovetsky y Jean Serroy)
Hay una agenda.
Y se va a seguir con independencia de quién esté en el gobierno.
Hay un sistema de intereses creados.
Y se va a seguir perpetuando contando con la aprobación de la gente... o no.
Afortunadamente todavía nos necesitan, aunque desde luego no para decidir. Sólo para trabajar y comprar.
Y también afortunadamente todavía nos siguen mintiendo. La ilusión de que realmente somos importantes, de que contribuimos aún sigue siendo necesaria. El día que dejen de hacerlo será cuando debamos preocuparnos... si es que por entonces queda alguien capaz de preocuparse por algo que no sea el imposible empeño de encontrarse a sí mismo en el encadenador salón del millón de espejos que es la sociedad de consumo.
Subida de impuestos, si o si... y aunque se haya dicho no en la campaña electoral.
¿Dónde está el pueblo soberano?
¿Dónde se esconden todos esos maestros ciruelas que alababan las virtudes del votar a discreción, a quién sea pero votar?
Ahora es el momento de todos los que no hemos votado podamos disfrutar viendo cómo se les ponen los cuernos a todos los que han votado por uno o por otro... o por los de más allá.
Ahora soy de esa minoría que orgullosamente puede decir que no la han engañado.
Aunque tampoco había que ser muy listo, bastaba sentarse y esperar.
En cualquier caso, dudoso honor.
En todo caso, no participar en todo ésto, que sabemos que tiene algo que no está bien, puede que tenga su valor.
Y se va a seguir con independencia de quién esté en el gobierno.
Hay un sistema de intereses creados.
Y se va a seguir perpetuando contando con la aprobación de la gente... o no.
Afortunadamente todavía nos necesitan, aunque desde luego no para decidir. Sólo para trabajar y comprar.
Y también afortunadamente todavía nos siguen mintiendo. La ilusión de que realmente somos importantes, de que contribuimos aún sigue siendo necesaria. El día que dejen de hacerlo será cuando debamos preocuparnos... si es que por entonces queda alguien capaz de preocuparse por algo que no sea el imposible empeño de encontrarse a sí mismo en el encadenador salón del millón de espejos que es la sociedad de consumo.
Subida de impuestos, si o si... y aunque se haya dicho no en la campaña electoral.
¿Dónde está el pueblo soberano?
¿Dónde se esconden todos esos maestros ciruelas que alababan las virtudes del votar a discreción, a quién sea pero votar?
Ahora es el momento de todos los que no hemos votado podamos disfrutar viendo cómo se les ponen los cuernos a todos los que han votado por uno o por otro... o por los de más allá.
Ahora soy de esa minoría que orgullosamente puede decir que no la han engañado.
Aunque tampoco había que ser muy listo, bastaba sentarse y esperar.
En cualquier caso, dudoso honor.
En todo caso, no participar en todo ésto, que sabemos que tiene algo que no está bien, puede que tenga su valor.
FANNY Y ALEXANDER
Dirigida por Ingmar Bergman en 1982, Fanny y Alexander es una obra cumbre dentro de la filmografía del gran director sueco... Y de hecho el propio Bergman pretendía que así fuera puesto que en aquel momento, y por razones de edad y cansancio, declaró que debía ser la obra que pusiera fin a su carrera cinematográfica.
Desde "Fanny y Alexander", Bergman se dedicó al teatro a la televisión con alguna incursión en el cine como guionista ("Sarabande" y "Las mejores intenciones"). Y de hecho, y aunque fue presentada como tal, "Fanny y Alexander" es una producción para la televisión de más de cinco horas de duración, dividida en cuatro capítulos identificados cada uno de ellos con las cuatro estaciones.
Siempre es mejor ver la serie de televisión, porque de manera inevitable algunos personajes y situaciones pierden potencia, pero la versión de 188 minutos para el cine conserva las esencias de la historia y funciona al nivel de obra maestra.
Bergman es un ejemplo de autor por antonomasia.
Desde el principio de su obra, las preocupaciones y tormentos del director sueco protagonizan su cine. Y conforme el éxito y el reconocimiento le acompañan su obra va haciéndose más personal, más compleja y abstracta contando para ello con la complicidad de público y crítica.
Al final, y con ésta "Fanny y Alexander", el anciano Bergman parece desembocar en el océano de su infancia, convirtiéndola en el lugar desde el que entender todas las complejidades posteriores que dieron lugar a todo su cine,a películas anteriores.
Y en realidad la película bien podría titularse con el nombre de Alexander, el verdadero protagonista, un completo alter ego del director sueco.
En "Fanny y Alexander" Bergman resume su infancia, una continua tensión entre la dureza de un padre que es un severo pastor protestante y la necesidad que ya el niño Bergman sentía de un mundo de fantasía y de ficción.
En la película ese segundo mundo aspiracional por aquel entonces se convierte en la idílica familia Ekdahl, de la que el joven Alexander y su hermosa madre son parte integrante.
Con alguna excepción todo es color, brillo y felicidad en la casa de los Ekdahl, una especie de arcadia burguesa donde lo mejor de todo un estilo de vida y una época cobra vida ante los ojos del joven Alexander.
La muerte de Oscar, su padre, permitirá que entre la oscuridad en ese luminoso panorama a través de la aparición del severo obispo Vergerus, la clara presencia de su padre real convertido en un padre adoptivo que jamás será aceptado por esa arcadia.
Y sin embargo, él y su hermana tendrán que seguir a la enamorada madre a la casa del clérigo donde encontrarán un estilo de vida opuesto, ascético, sacrificado y oscuro en el que Alexander no encajará iniciando un enfrentamiento con el padre que se verá coronado por el éxito.
Y será la fantasía encarnada por el Tio Isaac la que sacará a los hermanos de la casa del clérigo, dando lugar a los mejores momentos de la película que son los que los niños pasan en la misteriosa y fascinante casa-tienda del judió. Lugar donde a Alexander se le revela definitivamente su destino en una pequeña conversación que sostiene con el personaje más misterioso de todos.
Por encima de todo, "Fanny y Alexander" es la recreación del mito de Bergman como creador, una magna obra narcisista ratificada por el talento de un genio que se nos revela como tal al mismo tiempo que nos cuenta un relato idealizado y especial de su origen como persona.
Pero también es una maravillosa historia en la que realidad y ficción se entremezclan con una belleza y naturalidad pasmosas como por otra parte debe hacer cualquier relato mítico que se precie.
Como Fellini, Bergman es capaz de hacer arte consigo mismo, ajustando cuentas con su pasado y encontrando los hilos que permiten llegar desde la particularidad de la historia de uno mismo hasta la universalidad que componen los ojos que contemplan y disfrutan los frutos de un talento inmenso.
Obra maestra total y absoluta.
Dirigida por Ingmar Bergman en 1982, Fanny y Alexander es una obra cumbre dentro de la filmografía del gran director sueco... Y de hecho el propio Bergman pretendía que así fuera puesto que en aquel momento, y por razones de edad y cansancio, declaró que debía ser la obra que pusiera fin a su carrera cinematográfica.
Desde "Fanny y Alexander", Bergman se dedicó al teatro a la televisión con alguna incursión en el cine como guionista ("Sarabande" y "Las mejores intenciones"). Y de hecho, y aunque fue presentada como tal, "Fanny y Alexander" es una producción para la televisión de más de cinco horas de duración, dividida en cuatro capítulos identificados cada uno de ellos con las cuatro estaciones.
Siempre es mejor ver la serie de televisión, porque de manera inevitable algunos personajes y situaciones pierden potencia, pero la versión de 188 minutos para el cine conserva las esencias de la historia y funciona al nivel de obra maestra.
Bergman es un ejemplo de autor por antonomasia.
Desde el principio de su obra, las preocupaciones y tormentos del director sueco protagonizan su cine. Y conforme el éxito y el reconocimiento le acompañan su obra va haciéndose más personal, más compleja y abstracta contando para ello con la complicidad de público y crítica.
Al final, y con ésta "Fanny y Alexander", el anciano Bergman parece desembocar en el océano de su infancia, convirtiéndola en el lugar desde el que entender todas las complejidades posteriores que dieron lugar a todo su cine,a películas anteriores.
Y en realidad la película bien podría titularse con el nombre de Alexander, el verdadero protagonista, un completo alter ego del director sueco.
En "Fanny y Alexander" Bergman resume su infancia, una continua tensión entre la dureza de un padre que es un severo pastor protestante y la necesidad que ya el niño Bergman sentía de un mundo de fantasía y de ficción.
En la película ese segundo mundo aspiracional por aquel entonces se convierte en la idílica familia Ekdahl, de la que el joven Alexander y su hermosa madre son parte integrante.
Con alguna excepción todo es color, brillo y felicidad en la casa de los Ekdahl, una especie de arcadia burguesa donde lo mejor de todo un estilo de vida y una época cobra vida ante los ojos del joven Alexander.
La muerte de Oscar, su padre, permitirá que entre la oscuridad en ese luminoso panorama a través de la aparición del severo obispo Vergerus, la clara presencia de su padre real convertido en un padre adoptivo que jamás será aceptado por esa arcadia.
Y sin embargo, él y su hermana tendrán que seguir a la enamorada madre a la casa del clérigo donde encontrarán un estilo de vida opuesto, ascético, sacrificado y oscuro en el que Alexander no encajará iniciando un enfrentamiento con el padre que se verá coronado por el éxito.
Y será la fantasía encarnada por el Tio Isaac la que sacará a los hermanos de la casa del clérigo, dando lugar a los mejores momentos de la película que son los que los niños pasan en la misteriosa y fascinante casa-tienda del judió. Lugar donde a Alexander se le revela definitivamente su destino en una pequeña conversación que sostiene con el personaje más misterioso de todos.
Por encima de todo, "Fanny y Alexander" es la recreación del mito de Bergman como creador, una magna obra narcisista ratificada por el talento de un genio que se nos revela como tal al mismo tiempo que nos cuenta un relato idealizado y especial de su origen como persona.
Pero también es una maravillosa historia en la que realidad y ficción se entremezclan con una belleza y naturalidad pasmosas como por otra parte debe hacer cualquier relato mítico que se precie.
Como Fellini, Bergman es capaz de hacer arte consigo mismo, ajustando cuentas con su pasado y encontrando los hilos que permiten llegar desde la particularidad de la historia de uno mismo hasta la universalidad que componen los ojos que contemplan y disfrutan los frutos de un talento inmenso.
Obra maestra total y absoluta.
"La conclusión es que 2011 ha sido un año en el que nuestra élite política se obsesionó con los déficits a corto plazo que de hecho no son un problema y, de paso, empeoró el verdadero problema: una economía deprimida y un desempleo masivo."
(Keynes tenía razón, Paul Krugman)
No es un fracaso.
Cuanto peor, mejor. Así las presiones para desmantelar el estado de bienestar tendrán más posibilidades de éxito. Ese siempre fue el objetivo de la conspiración.
(Keynes tenía razón, Paul Krugman)
No es un fracaso.
Cuanto peor, mejor. Así las presiones para desmantelar el estado de bienestar tendrán más posibilidades de éxito. Ese siempre fue el objetivo de la conspiración.
lunes, enero 02, 2012
"In Bohmʹs view, the real power is in the activity of thought. While independence and choice appear to be inherent in our actions, we are actually being driven by agendas which act faster than, and independent of, our conscious choice. Bohm sees the pervasive tendency of thought to struggle against its own creations as the central dilemma of our time. Consequently, we must now endeavour not only to apply thought, but to understand what thought is, to grasp the significance of its immediate activity, both in and around us."
(Thought as a system, David Bohm)
(Thought as a system, David Bohm)
Genial...
"Estamos sepultados por el peso de la información, lo cual significa estar confundidos a pesar de tener conocimiento; creemos que la cantidad es abundancia y la riqueza felicidad. El perro de Leona Helmsley ganó doce millones de dólares el año pasado… y Dean McLaine, un agricultor de Ohio, apenas 30.000. Ese ejemplo no es más que una versión gigante de la locura que se gesta en nuestros cerebros. Somos micos con dinero y armas."
(Confesiones verdaderas: Entrevista a Tom Waits, El Malpensante)
"Estamos sepultados por el peso de la información, lo cual significa estar confundidos a pesar de tener conocimiento; creemos que la cantidad es abundancia y la riqueza felicidad. El perro de Leona Helmsley ganó doce millones de dólares el año pasado… y Dean McLaine, un agricultor de Ohio, apenas 30.000. Ese ejemplo no es más que una versión gigante de la locura que se gesta en nuestros cerebros. Somos micos con dinero y armas."
(Confesiones verdaderas: Entrevista a Tom Waits, El Malpensante)
Brillante...
"La utopía se desaconseja porque no dinamiza el mercado. Sean prácticos, no se me amontonen y esperen a la muerte en la plácida conformidad. Mantengan la calma, que ya se ven brotes verdes. Ay, no, espera; es esa nueva droga que crece en las cunetas."
(Pornografía sociopolítica, Mi mesa cojea)
"La utopía se desaconseja porque no dinamiza el mercado. Sean prácticos, no se me amontonen y esperen a la muerte en la plácida conformidad. Mantengan la calma, que ya se ven brotes verdes. Ay, no, espera; es esa nueva droga que crece en las cunetas."
(Pornografía sociopolítica, Mi mesa cojea)
sábado, diciembre 31, 2011
Son los mismos ojos
esos que te contemplan
desde el infinito
y a cuyo calmado seno
regresas una vez más.
Desde siempre han estado ahí,
recibiendo a otras miradas como la tuya
con el pausado latir del oleaje
y el irresistible abrazo abismal
de una inmensidad
que insondable se abre de par en par.
Y es hermosa la naturaleza de ese misterio
que sucede puntual,
desde el principio de los tiempos,
cada atardecer.
Su leve caricia de sombra
vuelve a bastarse para aplacar
todo deseo de luz,
todo querer saber más.
DRIVE
Al final lo único que queda, seguramente lo único que se puede rescatar de los restos del naufragio de una vida, es la capacidad para realizar perfectamente una determinada tarea.
Muchas historias estupendas se han construido sobre el mito de este "profesional" de rostro impenetrable que sin pasado ni futuro vive lo que parece ser un eterno presente entregado a lo único que le queda, quizá esperando a que algo suceda, quizá no.
El protagonista de "Drive", cuyo nombre nunca llegamos a conocer, es uno de esos personajes misteriosos como el samurai de Jean Pierre Melville o el jinete pálido de Clint Eastwood.
En su última película, el difícil Nicolas Winding Refn vuelve a dar la razón al viejo Godard quién en su momento dijo que para hacer una película sólo hacían falta una pistola y una chica.
"Drive" es una hermosa y violenta película que mezcla con acierto el mito del profesional con una historia de cuentas pendientes y fracasos en la que apenas hay una pistola... más bien un martillo, y una chica.
El protagonista es un enigmático conductor que sin inmutarse vive balanceándose en la línea que separa lo correcto de lo incorrecto, lo legal de lo ilegal. Azares de la vida pondrán en su camino a una madre y a su hijo y más adelante al marido y padre quién traerá consigo una de esas deudas imposibles de pagar que pondrán en peligro a la mujer y al niño.
Y para salvarles, el protagonista se implicará hasta el punto de descubrir facetas de su manera de ser que resultarán contradictorias con la bondad que en un principio el protagonista parece acreditar ante el espectador.
"Drive" es un tremendo thriller "cool" en el que los silencios son casi tan importantes como las palabras y en el que el mal termina convirtiéndose en un instrumento para hacer el bien frente a los malvados. La hermosa y terrible a partes iguales escena del ascensor se encarga de poner por obra esa contradicción que, a mi mirar, resulta irresistiblemente bella.
Y eso es lo mejor que para mi gusto tiene "Drive", que uno acaba teniendo miedo de un protagonista capaz de hacer todo lo que hace, a su sanguinaria manera, por salvar a las dos personas que quizá le hayan recordado al protagonista que aún queda un poco de corazón debajo del rostro angelical de esa bestia que Ryan Gosling compone con magistral acierto.
Porque los monstruos también son capaces de amar, quizá más y mejor que nadie por su propia condición.
Y cuando todo lo demás no importa es cuando se ama de verdad.
Obra maestra.
PD:
Sólo el talento de Winding Refn es capaz de incluir en esta película tan áspera una canción tan glúcida como está... Riz Otorlani con Katyna Ranieri... ¡tela!
Y convertirla en esencial...
Un tipo a seguir.
Al final lo único que queda, seguramente lo único que se puede rescatar de los restos del naufragio de una vida, es la capacidad para realizar perfectamente una determinada tarea.
Muchas historias estupendas se han construido sobre el mito de este "profesional" de rostro impenetrable que sin pasado ni futuro vive lo que parece ser un eterno presente entregado a lo único que le queda, quizá esperando a que algo suceda, quizá no.
El protagonista de "Drive", cuyo nombre nunca llegamos a conocer, es uno de esos personajes misteriosos como el samurai de Jean Pierre Melville o el jinete pálido de Clint Eastwood.
En su última película, el difícil Nicolas Winding Refn vuelve a dar la razón al viejo Godard quién en su momento dijo que para hacer una película sólo hacían falta una pistola y una chica.
"Drive" es una hermosa y violenta película que mezcla con acierto el mito del profesional con una historia de cuentas pendientes y fracasos en la que apenas hay una pistola... más bien un martillo, y una chica.
El protagonista es un enigmático conductor que sin inmutarse vive balanceándose en la línea que separa lo correcto de lo incorrecto, lo legal de lo ilegal. Azares de la vida pondrán en su camino a una madre y a su hijo y más adelante al marido y padre quién traerá consigo una de esas deudas imposibles de pagar que pondrán en peligro a la mujer y al niño.
Y para salvarles, el protagonista se implicará hasta el punto de descubrir facetas de su manera de ser que resultarán contradictorias con la bondad que en un principio el protagonista parece acreditar ante el espectador.
"Drive" es un tremendo thriller "cool" en el que los silencios son casi tan importantes como las palabras y en el que el mal termina convirtiéndose en un instrumento para hacer el bien frente a los malvados. La hermosa y terrible a partes iguales escena del ascensor se encarga de poner por obra esa contradicción que, a mi mirar, resulta irresistiblemente bella.
Y eso es lo mejor que para mi gusto tiene "Drive", que uno acaba teniendo miedo de un protagonista capaz de hacer todo lo que hace, a su sanguinaria manera, por salvar a las dos personas que quizá le hayan recordado al protagonista que aún queda un poco de corazón debajo del rostro angelical de esa bestia que Ryan Gosling compone con magistral acierto.
Porque los monstruos también son capaces de amar, quizá más y mejor que nadie por su propia condición.
Y cuando todo lo demás no importa es cuando se ama de verdad.
Obra maestra.
PD:
Sólo el talento de Winding Refn es capaz de incluir en esta película tan áspera una canción tan glúcida como está... Riz Otorlani con Katyna Ranieri... ¡tela!
Y convertirla en esencial...
Un tipo a seguir.
viernes, diciembre 30, 2011
"¿Cómo puede ser que haya ricos tan ricos? ¿Y cómo se llega a estos niveles de riqueza? Para responder a estas preguntas, lo primero que hay que entender es que, como bien ha dicho Elizabeth Warren (que fue la encargada de la oficina en defensa del consumidor de los servicios financieros de la Administración Obama), “nadie llega a ser rico y superrico por su propio mérito. Repito, nadie”. Los ricos y superricos llegan a serlo debido a los recursos proveídos por otros. Entre estos recursos están el conocimiento producido por instituciones públicas financiadas por todos, que han hecho posible que los ricos y superricos pudieran explotar tal conocimiento. Las grandes fortunas en el sector de la alta tecnología están basadas, por ejemplo, en el conocimiento científico básico producido por instituciones públicas. Internet se desarrolló a base del conocimiento producido por la inversión pública del Gobierno federal, el Advanced Research Projects Agency Network (Arpanet) en los años sesenta. Un tanto igual ocurre con la mayoría de la informática electrónica. El mismo Bill Gates ha reconocido que no estaría donde está sin la enorme inversión pública en tecnología del Gobierno federal después de la II Guerra Mundial. Lo mismo en cuanto al iPhone, cuya tecnología deriva de la inversión federal en sectores militares y exploración del espacio."
(Concentración de la riqueza, Vicenç Navarro)
(Concentración de la riqueza, Vicenç Navarro)
jueves, diciembre 29, 2011
APOLLO 18
El tema del falso documental que se iniciara con la inquietante "Blair's Witch" ha dado mucho de si.
Y hay que reconocer que es una buena idea utilizar formas especialmente codificadas para la expresión de la realidad como pueden ser las video cámaras o las grabaciones en mano para transmitir planteamientos de ficción... Sigue funcionando.
"Apollo 18" es una magnífico ejemplo de este subgénero que se ha instalado en el terror y la ciencia ficción.
Tampoco es que sea una obra cumbre, pero se deja ver si uno se deja llevar y suspende cierta capacidad crítica en favor de la felicidad de volver a ver saliendo al conejo de la chistera.
Pese a algún que otro defecto de verosimilitud dramática, "Apollo 18" consigue convertir la luna en un lugar bastante inquietante presentando un panorama típico de este subgénero... Situaciones claustrofóbicas y asfixiantes en las que los personajes se ven sometidos a los rigores de una presencia amenazante que poco a poco va revelando su presencia en un entorno que parece inane... aunque en este caso se trate de la luna.
Bastante de ésto hay en "Apollo 18".
La rutinaria misión espacial se encontrará cara a cara con un terror misterioso y amenazante.
Añadir que desde un punto de vista del diseño de producción, la factura de la película es impecable siendo, como lo es casi siempre en este tipo de películas, contribuyente esencial para la credibilidad del artilugio narrativo.
Entretenida.
El tema del falso documental que se iniciara con la inquietante "Blair's Witch" ha dado mucho de si.
Y hay que reconocer que es una buena idea utilizar formas especialmente codificadas para la expresión de la realidad como pueden ser las video cámaras o las grabaciones en mano para transmitir planteamientos de ficción... Sigue funcionando.
"Apollo 18" es una magnífico ejemplo de este subgénero que se ha instalado en el terror y la ciencia ficción.
Tampoco es que sea una obra cumbre, pero se deja ver si uno se deja llevar y suspende cierta capacidad crítica en favor de la felicidad de volver a ver saliendo al conejo de la chistera.
Pese a algún que otro defecto de verosimilitud dramática, "Apollo 18" consigue convertir la luna en un lugar bastante inquietante presentando un panorama típico de este subgénero... Situaciones claustrofóbicas y asfixiantes en las que los personajes se ven sometidos a los rigores de una presencia amenazante que poco a poco va revelando su presencia en un entorno que parece inane... aunque en este caso se trate de la luna.
Bastante de ésto hay en "Apollo 18".
La rutinaria misión espacial se encontrará cara a cara con un terror misterioso y amenazante.
Añadir que desde un punto de vista del diseño de producción, la factura de la película es impecable siendo, como lo es casi siempre en este tipo de películas, contribuyente esencial para la credibilidad del artilugio narrativo.
Entretenida.
Hay mucho que hacer en la Nueva Orleans post-Katrina... Y la segunda temporada de "Tremé", la nueva joya de la factoría de David Simon nos lo cuenta con esa manera tan especial de contar las cosas en la que las historias individuales de los personajes se convierten en expresión metonímica de realidades más complejas.
En cualquier caso echo de menos un discurso más guerrero, más anti-neocon en esta segunda temporada, pero sólo eso. Lo echo en falta. Porque me satisface lo que hay, el esfuerzo que todos y cada uno de los personajes hacen por continuar adelante. Eso, si. Por si mismos. Sin recibir otra ayuda que la que es brindada por la gente que se encuentra a su alrededor, por sus seres queridos.
Hay mucho de eso que los viejos sociólogos llamaban sociedad orgánica en "Tremé".
Y en ciertos momentos uno puede sentir la fuerza del grupo haciendo la vida un poco mejor a sus integrantes.
Y me gusta ese mensaje.
Y lo considero más importante que cualquier otro que pueda echar en falta.
Quizá no haya nada más revolucionario que hablar de personas y colectivos en un mundo de individuos cada vez más centrados en si mismos, modelados a imagen y semejanza del sistema, porque este Matrix nuestro de cada día necesita de individuos egoístas, absolutamente centrados en la búsqueda de sí mismos para jugar con su deseo y exprimirles hasta la última gota del alma.
Y ahora mismo no hay nada más revolucionario que un trombonista que se convierte en profesor de unos niños o una abogada que pierde dinero y se la juega defendiendo la carne del cañón pulverizada durante el huracán and so on...
La salvación está en el grupo.
¿Habrá tercera temporada?
TWO LOVERS
James Gray es una "rara avis" en el panorama del cine norteamericano.
Sólo ha dirigido cuatro películas en más de 15 años de carrera. Todas son proyectos que él ha escrito, ha buscado la financiación y ha dirigido. Y en este sentido parece una cineasta europeo trasplantado a los Estados Unidos.
Todas sus historias suceden en el territorio de las relaciones personales, casi siempre familiares. Para Gray, la familia no es una idílica arcadia pastoril sino un territorio complejo en el que las contradicciones y enfrentamientos continuamente suceden por mor del juego de las diferentes voluntades e intereses de los miembros.
Las películas de Gray tienen mucha fuerza y respiran por cada uno de sus poros una cierta autenticidad que continuamente alimenta la verosimilitud de la historia.
En las anteriores películas de Gray, una trama criminal recubría el cuerpo esencial de la historia, relaciones difíciles entre hermanos, relaciones complicadas entre padres e hijos... La sal de la tierra. Pero "Two lovers" carece de esa estructura superficial y en este sentido es la más desnuda de las películas de Gray.
La historia que cuenta es la historia de un hombre herido por su pasado y envuelto en dos historias de amor cada una de las cuales representa lo mejor/lo imposible y lo bueno/lo imposible.
¿Repetiré más veces la palabra "historia?
Y Joaquin Phoenix está fantástico interpretando a ese hombre, Leonard Kraditor, atrapado entre esas dos posibilidades encarnadas por una diferente mujer.
Y al final quizá no sea Leonard quién decida sobre su propio futuro.
"Two lovers" es una de esas películas especiales que esperan ser vistas y que no están hechas para cualquier mirada.
Brillante.
James Gray es una "rara avis" en el panorama del cine norteamericano.
Sólo ha dirigido cuatro películas en más de 15 años de carrera. Todas son proyectos que él ha escrito, ha buscado la financiación y ha dirigido. Y en este sentido parece una cineasta europeo trasplantado a los Estados Unidos.
Todas sus historias suceden en el territorio de las relaciones personales, casi siempre familiares. Para Gray, la familia no es una idílica arcadia pastoril sino un territorio complejo en el que las contradicciones y enfrentamientos continuamente suceden por mor del juego de las diferentes voluntades e intereses de los miembros.
Las películas de Gray tienen mucha fuerza y respiran por cada uno de sus poros una cierta autenticidad que continuamente alimenta la verosimilitud de la historia.
En las anteriores películas de Gray, una trama criminal recubría el cuerpo esencial de la historia, relaciones difíciles entre hermanos, relaciones complicadas entre padres e hijos... La sal de la tierra. Pero "Two lovers" carece de esa estructura superficial y en este sentido es la más desnuda de las películas de Gray.
La historia que cuenta es la historia de un hombre herido por su pasado y envuelto en dos historias de amor cada una de las cuales representa lo mejor/lo imposible y lo bueno/lo imposible.
¿Repetiré más veces la palabra "historia?
Y Joaquin Phoenix está fantástico interpretando a ese hombre, Leonard Kraditor, atrapado entre esas dos posibilidades encarnadas por una diferente mujer.
Y al final quizá no sea Leonard quién decida sobre su propio futuro.
"Two lovers" es una de esas películas especiales que esperan ser vistas y que no están hechas para cualquier mirada.
Brillante.
"-Las canciones llegan hasta mí en una cinta transportadora, y se me tiran al cuello, intentando estrangularme. Si no las dejara salir, explotarían dentro y habría que hospitalizarme [se ríe]. Muchas veces siento que no hay nada más importante que las canciones que aún no he escrito. Las llevo dentro y la única manera de hacerlas salir es a punta de pistola."
(Entrevista con Tom Waits, El País)
(Entrevista con Tom Waits, El País)
miércoles, diciembre 28, 2011
EL TOPO
"Tinker, taylor, soldier and spy", que en España tradujimos como "El Topo" es una novela densa, intrincada y compleja en la que pasado y presente se mezclan y vuelven a mezclarse en una serie de líneas narrativas que, a su vez, se mezclan en el propio presente en el que el astuto Smiley investiga.
Todavía recuerdo el placer intenso que me produjo su lectura, la sensación de universo cerrado y de perfecto mecanismo de relojería que además encerraba una profundidad psicológica de alta envergadura.
Porque "El Topo" es un relato que funciona en el nivel de lo que se dice y se hace, se dijo o se hizo, pero también en el nivel más complejo y transparente de lo que no se dice o no se hace, no se dijo o no se hizo.
"El Topo" nos habla de ese "gran juego" al que hacía referencia el gran Rudyard Kipling en su maravillosa "Kim de la India", un juego que se juega por todas partes y que es el juego de la información y de la oportunidad, del espionaje y el contraespionaje. Pero también nos cuenta el efecto que ese juego tiene sobre los seres humanos que se encuentran sobre ese tablero.
A veces creo que pasa desapercibido que "El Topo" no sólo es un magnífico libro de espionaje, también es una obra maestra de la literatura del siglo XX.
Y la complejidad que conlleva la adaptación al cine de una material tan rico y complejo no es menor que la que tiene adaptar textos como "Crimen y castigo" o "Bajo el volcán".
Y creo que en algunos momentos de esta adaptación cinematográfica se nota. Determinadas líneas narrativas adyacentes a la principal aparecen en determinados momentos materializadas en planos, en actitudes de determinados personajes que resultan enigmáticas, incomprensibles, si uno no acaba de leer el libro. pero, y en general, la línea narrativa principal resulta clara y definida.
De todos modos, "El Topo" no es una película fácil entender.
Suceden demasiadas cosas en este esfuerzo de Smiley por salvar al servicio secreto británico de un posible jaque mate en ese juego global. Hay demasiados personajes, pero sobre todos ellos se extiende la negra sombra de una maldición que parece ir asociada al hecho de jugar ese gran juego
Pero el resultado no deja de ser extraordinario, si uno le perdona sus pequeños defectos de complejidad.
"El Topo" es un thriller brillante, lleno de matices y sutilizas y que también destila la amargura gris de las consecuencias que inevitablemente siempre suceden, siempre regresan.
Brillante.
"Tinker, taylor, soldier and spy", que en España tradujimos como "El Topo" es una novela densa, intrincada y compleja en la que pasado y presente se mezclan y vuelven a mezclarse en una serie de líneas narrativas que, a su vez, se mezclan en el propio presente en el que el astuto Smiley investiga.
Todavía recuerdo el placer intenso que me produjo su lectura, la sensación de universo cerrado y de perfecto mecanismo de relojería que además encerraba una profundidad psicológica de alta envergadura.
Porque "El Topo" es un relato que funciona en el nivel de lo que se dice y se hace, se dijo o se hizo, pero también en el nivel más complejo y transparente de lo que no se dice o no se hace, no se dijo o no se hizo.
"El Topo" nos habla de ese "gran juego" al que hacía referencia el gran Rudyard Kipling en su maravillosa "Kim de la India", un juego que se juega por todas partes y que es el juego de la información y de la oportunidad, del espionaje y el contraespionaje. Pero también nos cuenta el efecto que ese juego tiene sobre los seres humanos que se encuentran sobre ese tablero.
A veces creo que pasa desapercibido que "El Topo" no sólo es un magnífico libro de espionaje, también es una obra maestra de la literatura del siglo XX.
Y la complejidad que conlleva la adaptación al cine de una material tan rico y complejo no es menor que la que tiene adaptar textos como "Crimen y castigo" o "Bajo el volcán".
Y creo que en algunos momentos de esta adaptación cinematográfica se nota. Determinadas líneas narrativas adyacentes a la principal aparecen en determinados momentos materializadas en planos, en actitudes de determinados personajes que resultan enigmáticas, incomprensibles, si uno no acaba de leer el libro. pero, y en general, la línea narrativa principal resulta clara y definida.
De todos modos, "El Topo" no es una película fácil entender.
Suceden demasiadas cosas en este esfuerzo de Smiley por salvar al servicio secreto británico de un posible jaque mate en ese juego global. Hay demasiados personajes, pero sobre todos ellos se extiende la negra sombra de una maldición que parece ir asociada al hecho de jugar ese gran juego
Pero el resultado no deja de ser extraordinario, si uno le perdona sus pequeños defectos de complejidad.
"El Topo" es un thriller brillante, lleno de matices y sutilizas y que también destila la amargura gris de las consecuencias que inevitablemente siempre suceden, siempre regresan.
Brillante.
lunes, diciembre 26, 2011
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