Un farmacéutico se suicida en Grecia a las puertas del parlamento. Ésta es su carta de suicidio:
"El Gobierno de Tsolakoglou ha aniquilado toda posibilidad de supervivencia para mí, que se basaba en una pensión muy digna que yo había pagado por mi cuenta sin ninguna ayuda del Estado durante 35 años. Y dado que mi avanzada edad no me permite reaccionar de otra forma (aunque si un compatriota griego cogiera un kalashnikov, yo le apoyaría) no veo otra solución que poner fin a mi vida de esta forma digna para no tener que terminar hurgando en los contenedores de basura para poder subsistir. Creo que los jóvenes sin futuro cogerán algún día las armas y colgarán boca abajo a los traidores de este país en la plaza Syntagma, como los italianos hicieron con Mussollini en 1945".
Un farmacéutico se suicida en Grecia acosado por la enfermedad y los apuros económicos y un señor en España piensa ésto:
"Pues lo siento mucho por éste señor pero en España miles de personas hacen lo imposible para subsistir incluyendo buscar comida en la basura y contenedores y tienen muchas más ganas de vivir y luchar teniendo mucho menos. Nos fijamos mucho en lo de fuera rasgándonos las vestiduras pero ignoramos (casi siempre intencionadamente) el drama de miles de personas que viven cada día a base de Cáritas y sí, "hurgando en la basura"."
O ésto:
"Y además, esta persona ha restado valor a cada enfermo de cáncer que cada día se levanta agotado (porque la quimio y la radio te dejan sin fuerzas) para ir a recibir su "ración" de pastillas esperando durante horas en el hospital pero luchando cada día, cada minuto y cada segundo por vivir. Repito lo mismo que antes: nos rasgamos las vestiduras por lo de fuera ignorando el drama de miles de familias con más problemas que éste señor. Desde aquí mi apoyo a todas las familias que están pasando lo peor y mi especial afecto para los luchadores y luchadoras que cada mañana se levantan luchando contra la enfermedad."
Victimas cuyo punto de vista no se tiene en consideración hasta el final, hasta después de la muerte.
Y lo único cierto es el dato:
"Entre 2000 y 2008 hubo una media anual de 366 suicidios, una de las tasas más bajas de Europa, según los datos de la Autoridad Griega de Estadísticas. En 2009, 2010 y 2011 las cifras de suicidios aumentaron de forma notable, para situarse, respectivamente, en 507, 622, y 598 hasta el 10 de diciembre de 2011, según un informe de la Policía griega entregado al Parlamento.
Estas cifras suponen un incremento anual de entre el 38 % y el 69 % respecto a la media registrada en los años anteriores."
Y no se qué es más horroroso si esa realidad griega que ya lleva al suicidio a quienes la viven o estas personas en España que piensan cualquier cosa con tal de no reconocer esa realidad y mantener asi la estable paz de sus convicciones y creencias.
Y en bastante parte la situación que vivimos tiene que ver con una inflexibilidad moral dedicada a castigar a través de las necesidades matemáticas de la economía.
Está bien creer en algo, pero se cruza la línea cuando aquello en lo que inflexiblemente crees empieza a matar. Porque es entonces cuando el incuestionable peso de los argumentos se vuelve liviano ante el hecho objetivo de la gente luchando por su vida y defendiéndose. Todas las revoluciones empiezan así: los que no aceptan el reservado papel de víctimas se revelan
Y aunque no lo parezca no es menos animal el hombre que inflexiblemente quiere imponer un punto de vista a toda costa.
Sólo se trata de la forma más aseada y pulcra que puede adoptar la barbarie.
Y quizá, dentro de cincuenta años, sea un crimen contra la humanidad laminar una sociedad para que ésta pague una deuda porque una cosa que se olvida es que todos los problemas vienen por el modo en que esa deuda debe pagarse. Nadie discute esa deuda, pero el modo en que se está pagando es el resultado de una elección llevada a cabo por individuos con nombres y apellidos. Y cuando la gente empieza a morir como consecuencia de los efectos colaterales y directos que esa decisión ha acarreado están empezando a incurrir en una responsabilidad que ojalá, más adelante, les deberá ser exigida.
Una cosa es creer en la supremacía de la raza aria y otra invadir Polonia.
Al final, todo totalitarismo se reduce a intentar imponer a toda costa un modo de ver las cosas. El individuo equilibrado y nada fanático descubre cuando pararse. Es capaz de ver el daño que hace su idea. Estos tipos, los nuevos fascistas económicos del siglo XXI, no. Siempre encuentran un argumento para tener más razón aunque caminen por una calle llena de cadáveres.
Y además ésto:
"Si bien los suicidios han aumentado en un 40% desde el inicio de la crisis, según datos de junio de 2011 del Ministerio de Sanidad, nadie puede dar crédito a esta muerte en directo –en Grecia el suicidio sigue siendo un tabú-, aunque todos comprenden sus razones. “La gente está pasando hambre”, decía una mujer, también jubilada, junto al lugar del suicidio; “conozco familias que no tienen dinero ni siquiera para comprar leche para sus hijos”. Día tras día, los periódicos se hacen eco, brevemente y como de pasada, de decesos de “pequeños empresarios arruinados” que, casualmente –nunca se cita el suicidio como causa, siquiera como pista-, se caen por el balcón o por un barranco, o mueren “en un desdichado accidente” (amplia gama de posibilidades, de la sobredosis al corte de venas). La Iglesia ortodoxa sigue negándose a enterrar en sagrado a los suicidas, de ahí el velo de silencio que aún se cierne sobre estos hechos. Una censura que la muerte en directo de hoy podría quebrar."
(Leer más)
jueves, abril 05, 2012
miércoles, abril 04, 2012
UBIK
Es una de las grandes novelas de Phillip K. Dick.
Se trata de un apasionante relato de misterio que sitúa al lector en un enloquecido mundo futuro en el que las habilidades psíquicas son explotadas y comercializadas. Esto genera un mundo en el que la realidad es una superficie frágil y quebradiza en el que las cosas jamás son lo que parecen y en el que los grandes conglomerados empresariales emplean a telépatas y todo tipo de individuos con habilidades psíquicas para detectar el engaño e imponer su propio criterio de realidad.
Además, y como consecuencia de ese mayor conocimiento de la psique humana, la muerte ya no es lo que era. Existe una tecnología que permite mantener a las personas que fallecen en un estado hibernado de semi-vida en el que, y mientras la energía mental de la conciencia no se disipe, los vivos pueden comunicarse con los muertos
Uno de los protagonistas Glen Runcinger dirige una empresa que proporciona recursos psíquicos y acepta un trabajo en la luna. Para ello recluta a una serie de individuos con toda clase de poderes psíquicos. El objetivo es detectar seres similares que una empresa competidora ha infiltrado en la compañía que le contrata.
El viaje será una trampa en el que los protagonistas, sin saber del todo si están muertos o vivos, se verán atrapados en una realidad que progresivamente degenera, en la que van muriendo o siendo asesinados y en la que un extraño producto llamado Ubik parece ser el único nexo de sentido y unión.
Ubik es para mi gusto una novela brillante y el escenario perfecto para que el autor se explaye en uno de sus temas favoritos: la naturaleza problemática y compleja de éso que sus personajes llaman "realidad". Porque parece deducirse que para Dick, la realidad es una estructura siempre engañosa, el más sofisticado de los productos destinado a mantener engañados a quienes se encuentran inmersos en ella.
Para Dick el poder siempre está por debajo y por delante de éso que llamamos realidad adaptándolo a sus necesidades para generar un efecto de dominación que le permita la consecución de unos intereses que siempre permanecen ocultos y absolutamente increíbles para aquellos que sin quererlo son dominados.
La realidad siempre pertenece a alguien.
Y en Ubik el autor lleva hasta el extremo este planteamiento sumiendo a sus personajes en un paisaje en el que nada es lo que parece y lo que parece no parece existir por demasiado tiempo, un paisaje en el que lo único cierto es la duda y en el que no aciertan a saber con certeza si están del lado de los vivos o de los muertos ni tampoco la procedencia y sentido de ese cambiante mundo en que se encuentran.
Sólo el misterioso Ubik parece albergar una respuesta que, y en un infinito laberinto de (sin)sentido, sin duda llevará a otras preguntas.
Obra maestra.
Es una de las grandes novelas de Phillip K. Dick.
Se trata de un apasionante relato de misterio que sitúa al lector en un enloquecido mundo futuro en el que las habilidades psíquicas son explotadas y comercializadas. Esto genera un mundo en el que la realidad es una superficie frágil y quebradiza en el que las cosas jamás son lo que parecen y en el que los grandes conglomerados empresariales emplean a telépatas y todo tipo de individuos con habilidades psíquicas para detectar el engaño e imponer su propio criterio de realidad.
Además, y como consecuencia de ese mayor conocimiento de la psique humana, la muerte ya no es lo que era. Existe una tecnología que permite mantener a las personas que fallecen en un estado hibernado de semi-vida en el que, y mientras la energía mental de la conciencia no se disipe, los vivos pueden comunicarse con los muertos
Uno de los protagonistas Glen Runcinger dirige una empresa que proporciona recursos psíquicos y acepta un trabajo en la luna. Para ello recluta a una serie de individuos con toda clase de poderes psíquicos. El objetivo es detectar seres similares que una empresa competidora ha infiltrado en la compañía que le contrata.
El viaje será una trampa en el que los protagonistas, sin saber del todo si están muertos o vivos, se verán atrapados en una realidad que progresivamente degenera, en la que van muriendo o siendo asesinados y en la que un extraño producto llamado Ubik parece ser el único nexo de sentido y unión.
Ubik es para mi gusto una novela brillante y el escenario perfecto para que el autor se explaye en uno de sus temas favoritos: la naturaleza problemática y compleja de éso que sus personajes llaman "realidad". Porque parece deducirse que para Dick, la realidad es una estructura siempre engañosa, el más sofisticado de los productos destinado a mantener engañados a quienes se encuentran inmersos en ella.
Para Dick el poder siempre está por debajo y por delante de éso que llamamos realidad adaptándolo a sus necesidades para generar un efecto de dominación que le permita la consecución de unos intereses que siempre permanecen ocultos y absolutamente increíbles para aquellos que sin quererlo son dominados.
La realidad siempre pertenece a alguien.
Y en Ubik el autor lleva hasta el extremo este planteamiento sumiendo a sus personajes en un paisaje en el que nada es lo que parece y lo que parece no parece existir por demasiado tiempo, un paisaje en el que lo único cierto es la duda y en el que no aciertan a saber con certeza si están del lado de los vivos o de los muertos ni tampoco la procedencia y sentido de ese cambiante mundo en que se encuentran.
Sólo el misterioso Ubik parece albergar una respuesta que, y en un infinito laberinto de (sin)sentido, sin duda llevará a otras preguntas.
Obra maestra.
martes, abril 03, 2012
Maravilloso texto..
"Había una vez una princesa que fue a ver a Freud para no suicidarse..."
(Medio centímetro de tristeza, El Malpensante)
"Había una vez una princesa que fue a ver a Freud para no suicidarse..."
(Medio centímetro de tristeza, El Malpensante)
lunes, abril 02, 2012
"El biorritmo es el biorritmo y más en la afición colchonera, que como bien se sabe es afición de biorritmo bragado y gruñón. Así, la gente no sabe bien qué hacer en la previa del partido, por ser hora tardía para el café con leche y temprana para el vermouth. El café ya no apetece y la cerveza no entra, o sí, dependiendo del biorritmo y del hígado de cada uno. Los aledaños del Calderón, con tanto biorritmo cambiado, se convierten en enormes laboratorios de innovación gastronómica que ríase Vd de Ferrá Adriá, oiga. Así, en las barras de los bares se escuchan combinaciones innovadoras y audaces apuestas de contraste gustativo: dos cervezas y unos churros, oiga. Banderillas y dos medianas con leche por aquí, cuando Vd pueda. Vermouth con magdalenas, colacao con boquerones en vinagre, bayonesa con tercio de mahou para ese señor del bigote. Si el Atleti tuviera olfato comercial convertiría el tramo que va de Pirámides al estadio en la nueva meca de la gastronomía elaborada, en el Bulli del desayuno agridulce, en la tierra prometida del churro en dos texturas y la espuma de ensaimada a la cerveza tibia. Aquí quedan avisados, luego no se me rasguen Vds las vestiduras si llega un señor de San Sebastián y hace lo mismo y lo llama fantasía rompeayunos y se forra, que lo hemos tenido a mano."
(Crónica (y soneto) del Atleti - Getafe, El Rojo y el blanco)
(Crónica (y soneto) del Atleti - Getafe, El Rojo y el blanco)
THE SUNSET LIMITED
"The sunset limited" es un texto dramático que Cormac MacCarthy escribió al mismo tiempo que escribía "La carretera", una de sus obras más famosas.
Consiste en el diálogo que mantienen un hombre blanco que ha intentado suicidarse saltando al paso del tren Sunset Limited que da titulo al texto y de un hombre negro, trabajador de la estación, que es quién le ha salvado.
El primero es un oscuro nihilista para quién la vida ha dejado de tener sentido y el segundo es un ferviente creyente quién tras una vida difícil ha encontrado una cierta paz en la fe en Dios; el hombre negro retiene al blanco en su piso e intenta transmitirle un poco de su propia esperanza, pero en absoluto resultará una tarea fácil.
Sobre el papel se trata de una propuesta muy interesante la de mostrar la lucha entre esos dos modos tan contrapuestos de ver las cosas, pero "The Sunset Limited" no termina de funcionar desde el punto de vista dramático.
Hay una cierta sensación de atropellamiento, de falta de claridad y complejidad en el modo en que los personajes expresan sus puntos de vista, especialmente en lo que respecta al hombre blanco. Su parte parece escrita en una sentada y seguramente este es el sentido del texto: conjurar algún fantasma que debía aparecerse a MacCarthy mientras escribía "La Carretera".
No se si lo consiguió, pero desde luego la postura del hombre blanco no termina de estar demasiado claramente expuesta en tanto que el personaje del hombre negro, su posicionamiento resulta todo lo contrario, mucho más obvio y esquemático, pareciendo haber nacido para ser la pared contra la que el discurso del hombre blanco debe percutir hasta quizás agrietarla.
En cualquier caso, MacCarthy no parece la persona adecuada para preguntarle cómo se siente o qué tal está... puede abrir el abismo bajo nuestros despreocupados pies, pero sin duda tendrá que hacerlo mejor que con textos como "The Sunset Limited"... o por lo menos debería distinguir mejor lo que es para consumo propio y lo que está hecho para los otros.
Y eso que esa idea tan perversa que vierte el hombre blanco y que cifra la distancia que nos separa de la nada en apenas un latido resulta siempre especialmente turbadora... y siempre lo será.
No se yo...
"The sunset limited" es un texto dramático que Cormac MacCarthy escribió al mismo tiempo que escribía "La carretera", una de sus obras más famosas.
Consiste en el diálogo que mantienen un hombre blanco que ha intentado suicidarse saltando al paso del tren Sunset Limited que da titulo al texto y de un hombre negro, trabajador de la estación, que es quién le ha salvado.
El primero es un oscuro nihilista para quién la vida ha dejado de tener sentido y el segundo es un ferviente creyente quién tras una vida difícil ha encontrado una cierta paz en la fe en Dios; el hombre negro retiene al blanco en su piso e intenta transmitirle un poco de su propia esperanza, pero en absoluto resultará una tarea fácil.
Sobre el papel se trata de una propuesta muy interesante la de mostrar la lucha entre esos dos modos tan contrapuestos de ver las cosas, pero "The Sunset Limited" no termina de funcionar desde el punto de vista dramático.
Hay una cierta sensación de atropellamiento, de falta de claridad y complejidad en el modo en que los personajes expresan sus puntos de vista, especialmente en lo que respecta al hombre blanco. Su parte parece escrita en una sentada y seguramente este es el sentido del texto: conjurar algún fantasma que debía aparecerse a MacCarthy mientras escribía "La Carretera".
No se si lo consiguió, pero desde luego la postura del hombre blanco no termina de estar demasiado claramente expuesta en tanto que el personaje del hombre negro, su posicionamiento resulta todo lo contrario, mucho más obvio y esquemático, pareciendo haber nacido para ser la pared contra la que el discurso del hombre blanco debe percutir hasta quizás agrietarla.
En cualquier caso, MacCarthy no parece la persona adecuada para preguntarle cómo se siente o qué tal está... puede abrir el abismo bajo nuestros despreocupados pies, pero sin duda tendrá que hacerlo mejor que con textos como "The Sunset Limited"... o por lo menos debería distinguir mejor lo que es para consumo propio y lo que está hecho para los otros.
Y eso que esa idea tan perversa que vierte el hombre blanco y que cifra la distancia que nos separa de la nada en apenas un latido resulta siempre especialmente turbadora... y siempre lo será.
No se yo...
domingo, abril 01, 2012
THE GREY
Un avión que transporta empleados de una empresa petrolífera se estrella en una zona apartada y salvaje de Alaska, los supervivientes se enfrentarán a una desesperada situación de supervivencia que, si por si sola no resulta suficiente mortífera, se verá agravada por el acoso al que se verán sometidos por una manada de lobos.
Para mi gusto, "The grey" es una película extraordinaria, la mejor que su director, Joe Carnahan, ha rodado hasta el momento.
Cuenta una desesperada y claustrofóbica historia de supervivencia, de lucha contra un destino que parece estar escrito para el grupo de protagonistas que lidera Ottway, interpretado por un como siempre magnífico Liam Neeson.
Ottway es un personaje interesante, alguien que no tiene un interés especial por vivir (de hecho intenta suicidarse la noche anterior al vuelo) y que, de pronto, se encuentra a sí mismo sobreviviendo desesperadamente y en la más complicada de las circunstancias, asumiendo el reto de vivir cuando la muerte parece estar más cerca en un gesto de mera lucha por la existencia que se convierte en un acto de rebeldía absolutamente trágico, en el sentido dramático y griego de la palabra, contra los turbios manejos del destino.
Y el reto que culminará en un maravilloso e incierto final abierto, tan desesperado, tan corajudo, o más que cualquiera de las situaciones terribles que se han vivido a lo largo de la huida hacia ninguna parte que los trabajadores protagonizan.
Pero "The Grey" es mucho más que una simple película de catástrofes y supervivencia, porque, y conforme avanza la historia se transparenta un interesante discurso metafísico sobre los mecanismos de la esperanza que, a veces, mantienen al ser humano en pie contra toda lógica.
En ocasiones la fantasía, la mentira, el deseo, se convierten en fe y esperanza, el combustible que mantiene en marcha al ser humano unos kilómetros más allá de lo que la lógica y la razón jamás podrán conducirle, unos kilómetros en los que quizá pueda encontrarse la salvación... o no, porque la realidad suele ser eso que cuando volvemos a abrir los ojos se obstina en seguir ahí.
Y, por supuesto, el inevitable silencio de un inexistente Dios mientras todo ésto sucede.
Brillante.
Un avión que transporta empleados de una empresa petrolífera se estrella en una zona apartada y salvaje de Alaska, los supervivientes se enfrentarán a una desesperada situación de supervivencia que, si por si sola no resulta suficiente mortífera, se verá agravada por el acoso al que se verán sometidos por una manada de lobos.
Para mi gusto, "The grey" es una película extraordinaria, la mejor que su director, Joe Carnahan, ha rodado hasta el momento.
Cuenta una desesperada y claustrofóbica historia de supervivencia, de lucha contra un destino que parece estar escrito para el grupo de protagonistas que lidera Ottway, interpretado por un como siempre magnífico Liam Neeson.
Ottway es un personaje interesante, alguien que no tiene un interés especial por vivir (de hecho intenta suicidarse la noche anterior al vuelo) y que, de pronto, se encuentra a sí mismo sobreviviendo desesperadamente y en la más complicada de las circunstancias, asumiendo el reto de vivir cuando la muerte parece estar más cerca en un gesto de mera lucha por la existencia que se convierte en un acto de rebeldía absolutamente trágico, en el sentido dramático y griego de la palabra, contra los turbios manejos del destino.
Y el reto que culminará en un maravilloso e incierto final abierto, tan desesperado, tan corajudo, o más que cualquiera de las situaciones terribles que se han vivido a lo largo de la huida hacia ninguna parte que los trabajadores protagonizan.
Pero "The Grey" es mucho más que una simple película de catástrofes y supervivencia, porque, y conforme avanza la historia se transparenta un interesante discurso metafísico sobre los mecanismos de la esperanza que, a veces, mantienen al ser humano en pie contra toda lógica.
En ocasiones la fantasía, la mentira, el deseo, se convierten en fe y esperanza, el combustible que mantiene en marcha al ser humano unos kilómetros más allá de lo que la lógica y la razón jamás podrán conducirle, unos kilómetros en los que quizá pueda encontrarse la salvación... o no, porque la realidad suele ser eso que cuando volvemos a abrir los ojos se obstina en seguir ahí.
Y, por supuesto, el inevitable silencio de un inexistente Dios mientras todo ésto sucede.
Brillante.
sábado, marzo 31, 2012
ANOTHER YEAR
En el foco que hace sobre lo cotidiano y lo micro, el cine de Mike Leigh me recuerda mucho al cine del maestro japonés Yasujiro Ozu, un director cuyo propósito no era el milagro de reproducir la vida cotidiana, sino el silencio que se esconde muchas veces detrás de ella, un silencio que expresa siempre las sombras de todo aquello que nos falta.
"Another year" es para mi gusto la más Ozu de todas sus películas.
La historia gira en torno de un matrimonio ya mayor en torno a cuya bien avenida existencia girará durante un año la existencia de una serie de personajes solitarios, menos afortunados que ellos y también enfrentados a la recta final de sus vidas.
Escribió Phillip K. Dick que "a realidad es aquello que, incluso aunque dejes de creer en ello, sigue existiendo y no desaparece´" y el espíritu dramático que anima esta extraordinaria película procede de esa tozudez de las cosas que se empeñan a existir en contra de la voluntad del resquebrajado deseo de unos personajes que se ven sorprendidos en la impotencia de ignorar aquello que de pronto ya es inevitable, especialmente el personaje de Mary (magníficamente interpretado por Lesley Manville) cuya soledad solitaria se contrapone dramática y desesperadamente a la equilibrada soledad que, a dos, vive el matrimonio protagonista.
El tiempo pasa para todos y el propósito de Mike Leigh, en su balzaquiana intención de filmar la comedia humana, es mostrar las demoledoras consecuencias de la vejez sobre un universo gris de personajes a los que la vida no ha sonreído y a los que parece ya no va a sonreír en su shakesperiano e inevitable invierno de descontento.
"Another year" es una película terrible, pero hermosa al mismo tiempo... como la vida misma.
Extraordinaria.
En el foco que hace sobre lo cotidiano y lo micro, el cine de Mike Leigh me recuerda mucho al cine del maestro japonés Yasujiro Ozu, un director cuyo propósito no era el milagro de reproducir la vida cotidiana, sino el silencio que se esconde muchas veces detrás de ella, un silencio que expresa siempre las sombras de todo aquello que nos falta.
"Another year" es para mi gusto la más Ozu de todas sus películas.
La historia gira en torno de un matrimonio ya mayor en torno a cuya bien avenida existencia girará durante un año la existencia de una serie de personajes solitarios, menos afortunados que ellos y también enfrentados a la recta final de sus vidas.
Escribió Phillip K. Dick que "a realidad es aquello que, incluso aunque dejes de creer en ello, sigue existiendo y no desaparece´" y el espíritu dramático que anima esta extraordinaria película procede de esa tozudez de las cosas que se empeñan a existir en contra de la voluntad del resquebrajado deseo de unos personajes que se ven sorprendidos en la impotencia de ignorar aquello que de pronto ya es inevitable, especialmente el personaje de Mary (magníficamente interpretado por Lesley Manville) cuya soledad solitaria se contrapone dramática y desesperadamente a la equilibrada soledad que, a dos, vive el matrimonio protagonista.
El tiempo pasa para todos y el propósito de Mike Leigh, en su balzaquiana intención de filmar la comedia humana, es mostrar las demoledoras consecuencias de la vejez sobre un universo gris de personajes a los que la vida no ha sonreído y a los que parece ya no va a sonreír en su shakesperiano e inevitable invierno de descontento.
"Another year" es una película terrible, pero hermosa al mismo tiempo... como la vida misma.
Extraordinaria.
jueves, marzo 29, 2012
miércoles, marzo 28, 2012
“Let everything that's been planned come true. Let them believe. And let them have a laugh at their passions. Because what they call passion actually is not some emotional energy, but just the friction between their souls and the outside world. And most important, let them believe in themselves. Let them be helpless like children, because weakness is a great thing, and strength is nothing. When a man is just born, he is weak and flexible. When he dies, he is hard and insensitive. When a tree is growing, it's tender and pliant. But when it's dry and hard, it dies. Hardness and strength are death's companions. Pliancy and weakness are expressions of the freshness of being. Because what has hardened will never win.” ― Andrei Tarkovsky
Las huellas terminan unos metros más adelante y lo hacen de manera abrupta como si el aquel entonces presente cuerpo, propietario de ese peso capaz de dejarlas impresas sobre la arena, se hubiera desvanecido.
Un territorio salvaje e inexplorado aparecía más adelante, justo al final del último paso perdido del fantasmal caminar que hasta entonces había estado siguiendo.
Un territorio salvaje e inexplorado aparecía más adelante, justo al final del último paso perdido del fantasmal caminar que hasta entonces había estado siguiendo.
Y ahora le correspondía a él convertirse en ese fantasma cuyos pasos quizá otro estaría ahora mismo enebrando en algún lugar profundamente perdido a su espalda, convirtiendo en certeza la incertidumbre de su errático camino incierto.
lunes, marzo 26, 2012
domingo, marzo 25, 2012
Importante artículo sobre una realidad que no se tiene lo suficientemente en cuenta...
"El control es brutal; hay un seguimiento diario de lo que has vendido, y no queda bien que salgas a cero al final de día", dice Matilde, que comenzó a trabajar en banca en 2005. En su opinion, los trabajadores veteranos llevan peor la presión. También admite que cada vez prima más el interés del banco sobre el del cliente: "No nos obligan a vender todo a cualquier precio. Los productos se explican al cliente como son. Otra cosa es que le ofrezcas el que está en campaña. Más que asesorar, estás colocando algo que quizás no sea lo más adecuado para ese cliente". Como el grifo de la financiación en el mercado está cerrado y la captación de depósitos tampoco fluye, la "presión que recibimos ahora de la dirección está en vender productos a tipos de usura y cobrar comisiones", explica Mercedes, la subdirectora de la sucursal de una ex caja de ahorros de gran tamaño. "Casi cobramos por entrar en la oficina", reconoce...
En la venta de productos de inversión complejos "ha habido mucha desinformación al cliente, o incluso falta de formación de los propios empleados. No siempre se trata de un engaño", dice Contreras, de Adicae. En ocasiones, como asegura Marta, subdirectora de sucursal de una caja rescatada, "el riesgo que tenía era que la entidad quebrara, pero esto ni te lo planteabas". En esos casos, el propio empleado se ha visto sumido en "una sensación de engaño, de vergüenza, porque tú eres quien tiene que dar la cara al cliente y estás avergonzado, aun cuando no hayas hecho nada malo."
(Lo confieso: trabajo en un banco)
Por un lado, y según parece, se trata de un sistema cuya mecánica, según sus propios integrantes, se resume en que al más tonto es a quién se le vende mas y ese mecanismo de manipulación y de presión, que se ejerce sobre las personas convirtiéndolas en tontos en cuanto se descuidan.
Por otro, ese mecanismo que pone el beneficio propio de la organización en primer lugar (y aunque en la comunicación pública ese aspecto por supuesto no se menciona), se combina con un discurso y una realidad que conmina a poner el dinero en movimiento, que conduce a hablar con asesores de confianza que les ofrecerán la mejor opción existente para usted en el mercado.
Esta secuencia de confianza, por declaraciones de elementos pertenecientes al propio sistema, se está revelando en muchos casos como perversa.
Esos mismos asesores de confianza hace unos años revelan ahora que ponían el interés de la organización a la que pertenecían por encima de los de su cliente. El empleado nunca decía que de entre todos los productos que ahora mismo le interesan al banco van a ofrecerle el que más se adapte a las necesidades del cliente. No. Convertía al cliente en el mismo centro del universo.
¿No hay una responsabilidad en eso?
Y por supuesto que cuando se toma una decisión, uno es responsable de la decisión que toma, pero no es menos cierto que los profesionales asesoran y uno deposita su confianza en ellos. El sistema de la división del trabajo funciona así. Uno no puede hacerlo todo ni estar al tanto de todo. Y para eso existe la especialización, el profesional que sabe de lo suyo y que asesora en función de su conocimiento. Y de pronto parece que eso no es importante, que entra dentro del juego que uno pueda ser engañado por alguien que se presenta como experto en el que confiar.
El consumidor se convierte en alguien que en todas sus relaciones comerciales debe averiguar bajo cual de las tres tazas está la bolita siendo por supuesto responsable de sus errores pudiendo asumir deudas que quizá sean para siempre.
Y mientras las denuncias a los bancos se incrementan no veo por ninguna parte que se estén investigando las prácticas comerciales bancarias en la época de la fiebre del oro, los desmanes del marketing aplicado a las posibilidades de endeudamiento.
Lo que parece claro es que la imagen social y pública de los bancos ha caído, y que ese vínculo de confianza se ha roto en bastantes casos y esa caída no sólo se debe a la reacción airada de irresponsables que no asumen sus decisiones de endeudamiento sino de personas que seguramente tienen buenas razones para sentirse engañadas por unas organizaciones cuyas terminales mediáticas además pretenden salir indemnes de cualquier culpa haciendo recaer en los clientes la responsabilidad de haber sido engañados.
Veremos cuáles serán para el negocio bancario las consecuencias futuras de la quiebra de esa confianza.
"El control es brutal; hay un seguimiento diario de lo que has vendido, y no queda bien que salgas a cero al final de día", dice Matilde, que comenzó a trabajar en banca en 2005. En su opinion, los trabajadores veteranos llevan peor la presión. También admite que cada vez prima más el interés del banco sobre el del cliente: "No nos obligan a vender todo a cualquier precio. Los productos se explican al cliente como son. Otra cosa es que le ofrezcas el que está en campaña. Más que asesorar, estás colocando algo que quizás no sea lo más adecuado para ese cliente". Como el grifo de la financiación en el mercado está cerrado y la captación de depósitos tampoco fluye, la "presión que recibimos ahora de la dirección está en vender productos a tipos de usura y cobrar comisiones", explica Mercedes, la subdirectora de la sucursal de una ex caja de ahorros de gran tamaño. "Casi cobramos por entrar en la oficina", reconoce...
En la venta de productos de inversión complejos "ha habido mucha desinformación al cliente, o incluso falta de formación de los propios empleados. No siempre se trata de un engaño", dice Contreras, de Adicae. En ocasiones, como asegura Marta, subdirectora de sucursal de una caja rescatada, "el riesgo que tenía era que la entidad quebrara, pero esto ni te lo planteabas". En esos casos, el propio empleado se ha visto sumido en "una sensación de engaño, de vergüenza, porque tú eres quien tiene que dar la cara al cliente y estás avergonzado, aun cuando no hayas hecho nada malo."
(Lo confieso: trabajo en un banco)
Por un lado, y según parece, se trata de un sistema cuya mecánica, según sus propios integrantes, se resume en que al más tonto es a quién se le vende mas y ese mecanismo de manipulación y de presión, que se ejerce sobre las personas convirtiéndolas en tontos en cuanto se descuidan.
Por otro, ese mecanismo que pone el beneficio propio de la organización en primer lugar (y aunque en la comunicación pública ese aspecto por supuesto no se menciona), se combina con un discurso y una realidad que conmina a poner el dinero en movimiento, que conduce a hablar con asesores de confianza que les ofrecerán la mejor opción existente para usted en el mercado.
Esta secuencia de confianza, por declaraciones de elementos pertenecientes al propio sistema, se está revelando en muchos casos como perversa.
Esos mismos asesores de confianza hace unos años revelan ahora que ponían el interés de la organización a la que pertenecían por encima de los de su cliente. El empleado nunca decía que de entre todos los productos que ahora mismo le interesan al banco van a ofrecerle el que más se adapte a las necesidades del cliente. No. Convertía al cliente en el mismo centro del universo.
¿No hay una responsabilidad en eso?
Y por supuesto que cuando se toma una decisión, uno es responsable de la decisión que toma, pero no es menos cierto que los profesionales asesoran y uno deposita su confianza en ellos. El sistema de la división del trabajo funciona así. Uno no puede hacerlo todo ni estar al tanto de todo. Y para eso existe la especialización, el profesional que sabe de lo suyo y que asesora en función de su conocimiento. Y de pronto parece que eso no es importante, que entra dentro del juego que uno pueda ser engañado por alguien que se presenta como experto en el que confiar.
El consumidor se convierte en alguien que en todas sus relaciones comerciales debe averiguar bajo cual de las tres tazas está la bolita siendo por supuesto responsable de sus errores pudiendo asumir deudas que quizá sean para siempre.
Y mientras las denuncias a los bancos se incrementan no veo por ninguna parte que se estén investigando las prácticas comerciales bancarias en la época de la fiebre del oro, los desmanes del marketing aplicado a las posibilidades de endeudamiento.
Lo que parece claro es que la imagen social y pública de los bancos ha caído, y que ese vínculo de confianza se ha roto en bastantes casos y esa caída no sólo se debe a la reacción airada de irresponsables que no asumen sus decisiones de endeudamiento sino de personas que seguramente tienen buenas razones para sentirse engañadas por unas organizaciones cuyas terminales mediáticas además pretenden salir indemnes de cualquier culpa haciendo recaer en los clientes la responsabilidad de haber sido engañados.
Veremos cuáles serán para el negocio bancario las consecuencias futuras de la quiebra de esa confianza.
sábado, marzo 24, 2012
TOUCHEZ PAS AU GRISBI
Antes de Delon y Belmondo estaba Jean Gabin.
Jean Gabin es seguramente la gran estrella del cine francés de su época clásica, la de la década de los años treintas del pasado siglo XX. Su expresión que combinaba la melancolía con la dureza le permitió encarnar una serie de personajes, la mayoría de ellos románticos perdedores, en películas inolvidables como Pepe Le Moko, El Muelle de las Brumas o La Gran Ilusión.
Tras la II Guerra Mundial, en la que luchó en el lado de la Francia Libre e incluso fue condecorado participando en el desembarco de Normandía, y un fracasado intento de conquistar Hollywood, la carrera de Gabin pierde un tanto el rumbo hasta que llega esta película en el año 1954.
Basada en una novela de éxito escrita por Albert Simonin, "Touchez pas au grisbi" es también una película clave en la génesis y desarrollo del cine negro francés presentando ya ese carácter entre crepuscular y fatídico, entre duro y cínico, siempre violento y directo, que será marca de fábrica para otras películas como "Rififi" o "Bob Le Flambeur".
El ambiente de los bajos fondos de París, los exteriores y el neón, y las vidas siempre conjugadas en presente de sus protagonistas en una carrera contra el tiempo en el que siempre hay un plan para salir adelante que casi siempre saldrá mal.
No soy un experto en cine negro francés, pero seguramente "Touchez pas au grisbi" es la primera película que nos muestra ese universo narrativo y además lo hace de la mano de un Jean Gabin que, como siempre, está extraordinario y que gracias a esta película su vida profesional vivirá una segunda época de éxito hasta su muerte convertido en un orgullo viviente de esa Francia que tanto quiere lo suyo.
La historia que nos cuenta es la de Max (Jean Gabin) y Riton (Renè Dary), dos criminales de los bajos fondos parisinos que ya entrados en años deciden dar el golpe definitivo que les permitirá retirarse y quizá cambiar.
Una indiscreción de Riton con una amante que ya empieza a ser demasiado joven para él desencadenará una trama en la que conseguir la "pasta" del golpe realizado por los dos veteranos se convertirá en el detonante de un infierno de despiadada violencia.
Y con todo lo mejor de la película es el comienzo.
No entramos en la historia sino que conocemos al personaje de Max, el modo magnético y fascinante con el que se desenvuelve en un peligroso entorno que maneja como quiere... luego llega la historia, pero primero, y a mayor gloria de Jean Gabin, tenemos un comienzo casi costumbrista en el que los personajes quedan perfectamente presentados y definidos.
Todo un clásico.
Antes de Delon y Belmondo estaba Jean Gabin.
Jean Gabin es seguramente la gran estrella del cine francés de su época clásica, la de la década de los años treintas del pasado siglo XX. Su expresión que combinaba la melancolía con la dureza le permitió encarnar una serie de personajes, la mayoría de ellos románticos perdedores, en películas inolvidables como Pepe Le Moko, El Muelle de las Brumas o La Gran Ilusión.
Tras la II Guerra Mundial, en la que luchó en el lado de la Francia Libre e incluso fue condecorado participando en el desembarco de Normandía, y un fracasado intento de conquistar Hollywood, la carrera de Gabin pierde un tanto el rumbo hasta que llega esta película en el año 1954.
Basada en una novela de éxito escrita por Albert Simonin, "Touchez pas au grisbi" es también una película clave en la génesis y desarrollo del cine negro francés presentando ya ese carácter entre crepuscular y fatídico, entre duro y cínico, siempre violento y directo, que será marca de fábrica para otras películas como "Rififi" o "Bob Le Flambeur".
El ambiente de los bajos fondos de París, los exteriores y el neón, y las vidas siempre conjugadas en presente de sus protagonistas en una carrera contra el tiempo en el que siempre hay un plan para salir adelante que casi siempre saldrá mal.
No soy un experto en cine negro francés, pero seguramente "Touchez pas au grisbi" es la primera película que nos muestra ese universo narrativo y además lo hace de la mano de un Jean Gabin que, como siempre, está extraordinario y que gracias a esta película su vida profesional vivirá una segunda época de éxito hasta su muerte convertido en un orgullo viviente de esa Francia que tanto quiere lo suyo.
La historia que nos cuenta es la de Max (Jean Gabin) y Riton (Renè Dary), dos criminales de los bajos fondos parisinos que ya entrados en años deciden dar el golpe definitivo que les permitirá retirarse y quizá cambiar.
Una indiscreción de Riton con una amante que ya empieza a ser demasiado joven para él desencadenará una trama en la que conseguir la "pasta" del golpe realizado por los dos veteranos se convertirá en el detonante de un infierno de despiadada violencia.
Y con todo lo mejor de la película es el comienzo.
No entramos en la historia sino que conocemos al personaje de Max, el modo magnético y fascinante con el que se desenvuelve en un peligroso entorno que maneja como quiere... luego llega la historia, pero primero, y a mayor gloria de Jean Gabin, tenemos un comienzo casi costumbrista en el que los personajes quedan perfectamente presentados y definidos.
Todo un clásico.
jueves, marzo 22, 2012
THE YELLOW SEA
Acosado por la necesidad y las deudas, Gu-Nam, un inmigrante ilegal norcoreano que malvive como taxista en las calles de una ciudad del Norte de China, se ve obligado a aceptar un peligroso encargo.
Gu-Nam deberá ir a Corea del Sur y matar a una persona por encargo de un mafioso también de origen norcoreano. Si regresa con uno de sus dedos pulgares todas sus deudas se verán saldadas y su vida quizá pueda cambiar a mejor merced a una sustanciosa cantidad de dinero que también recibirá.
Una vez allí, los acontecimientos tomarán un giro inesperado.
Gu-Nam se verá implicado en un juego de intereses en los bajos fondos de los norcoreanos que viven en Corea del Sur, un juego en el que Gu-Nam no será otra cosa que un simple peón sacrificable.
Sin ser una película completamente redonda, "The yellow sea" es un magnífico thriller de acción que rebosca acción y tensión por sus cuatro costados.
La desesperada carrera de Gu-Nam que, como los mejores personajes del maestro Hitchcock, se ve obligado a escapar de una realidad que se revela de otra manera muy distinta a la que parecía ser se convierte en una emocionante carrera contra el reloj por evitar un destino que parece escrito es un drama en cuatro partes que termina en ese mar amarillo que da titulo a la película, en un final tranquilo, hermoso y seguramente inevitable.
Y como los mejores personajes de Sam Peckinpah, Gu-Nam mantendrá con entereza la propia personalidad y un propio criterio de lo que es justo frente a una situación personal que parece deteriorarse a cada momento que pasa conduciendo de una situación más desesperada a otra que lo es mucho más.
Hay alguna situación que no se entiende bien y en ciertos momentos algunas motivaciones de algunos personajes resultan incomprensibles, pero, y en general, merece la pena ver "The yellow sea".
Acosado por la necesidad y las deudas, Gu-Nam, un inmigrante ilegal norcoreano que malvive como taxista en las calles de una ciudad del Norte de China, se ve obligado a aceptar un peligroso encargo.
Gu-Nam deberá ir a Corea del Sur y matar a una persona por encargo de un mafioso también de origen norcoreano. Si regresa con uno de sus dedos pulgares todas sus deudas se verán saldadas y su vida quizá pueda cambiar a mejor merced a una sustanciosa cantidad de dinero que también recibirá.
Una vez allí, los acontecimientos tomarán un giro inesperado.
Gu-Nam se verá implicado en un juego de intereses en los bajos fondos de los norcoreanos que viven en Corea del Sur, un juego en el que Gu-Nam no será otra cosa que un simple peón sacrificable.
Sin ser una película completamente redonda, "The yellow sea" es un magnífico thriller de acción que rebosca acción y tensión por sus cuatro costados.
La desesperada carrera de Gu-Nam que, como los mejores personajes del maestro Hitchcock, se ve obligado a escapar de una realidad que se revela de otra manera muy distinta a la que parecía ser se convierte en una emocionante carrera contra el reloj por evitar un destino que parece escrito es un drama en cuatro partes que termina en ese mar amarillo que da titulo a la película, en un final tranquilo, hermoso y seguramente inevitable.
Y como los mejores personajes de Sam Peckinpah, Gu-Nam mantendrá con entereza la propia personalidad y un propio criterio de lo que es justo frente a una situación personal que parece deteriorarse a cada momento que pasa conduciendo de una situación más desesperada a otra que lo es mucho más.
Hay alguna situación que no se entiende bien y en ciertos momentos algunas motivaciones de algunos personajes resultan incomprensibles, pero, y en general, merece la pena ver "The yellow sea".
Me gustaría saber si en el extranjero se producen este tipo "pollos" alrededor de los árbitros.
Mis prejuicios en contra de mis compatriotas me llevan a pensar que no. Apuesto a que no. Así, y entre otras cosas, podría hacer con todas las de la ley el análisis que en cualquier caso voy a escribir.
En un país cuya cultura tercermundista se basa en el clientelismo y el nepotismo la presión sobre el árbitro es un síntoma de un modo esencial de hacer y concebir el estado de las cosas.
La victoria no está en manos del buen juego ni en el esfuerzo por ganar, ni siquiera en la suerte... La victoria está en manos de quién tiene la autoridad suficiente como para concederla.
Por eso el árbitro es tan importante.
¿Para qué esforzarse pudiendo conseguir que quién puede concederla nos la conceda?
Todas las lecturas son por tanto en clave de poder.
Y en este tipo de lecturas el árbitro no es un actor más, simplemente alguien que puede equivocarse tanto o más que los jugadores que la tiran fuera cuando se quedan solos o prefieren jugársela antes que devolver la pared al compañero que se queda solo.
El árbitro es la distancia más corta entre el deseo de victoria y la victoria misma.
Tonto el que crea y se esfuerce.
Los listos son siempre quienes mejor saben a quién pedir las cosas... porque las cosas no se consiguen. Siempre son de alguien que las da... O no, según le venga o convenga.
Mis prejuicios en contra de mis compatriotas me llevan a pensar que no. Apuesto a que no. Así, y entre otras cosas, podría hacer con todas las de la ley el análisis que en cualquier caso voy a escribir.
En un país cuya cultura tercermundista se basa en el clientelismo y el nepotismo la presión sobre el árbitro es un síntoma de un modo esencial de hacer y concebir el estado de las cosas.
La victoria no está en manos del buen juego ni en el esfuerzo por ganar, ni siquiera en la suerte... La victoria está en manos de quién tiene la autoridad suficiente como para concederla.
Por eso el árbitro es tan importante.
¿Para qué esforzarse pudiendo conseguir que quién puede concederla nos la conceda?
Todas las lecturas son por tanto en clave de poder.
Y en este tipo de lecturas el árbitro no es un actor más, simplemente alguien que puede equivocarse tanto o más que los jugadores que la tiran fuera cuando se quedan solos o prefieren jugársela antes que devolver la pared al compañero que se queda solo.
El árbitro es la distancia más corta entre el deseo de victoria y la victoria misma.
Tonto el que crea y se esfuerce.
Los listos son siempre quienes mejor saben a quién pedir las cosas... porque las cosas no se consiguen. Siempre son de alguien que las da... O no, según le venga o convenga.
martes, marzo 20, 2012
LA INVENCIÓN DE HUGO
De cuando en cuando el cine necesita recitarse como mito, recordar a quienes quizá lo hayan olvidado su propio relato, ése que habla de él como fábrica de sueños, metafísica emocional que justifica las imágenes que como fantasmas se aparecen en la pantalla blanca.
Es todo un género cinematográfico al que pertenecen grandes películas como "La noche americana", "Cinema paradiso", "La rosa púrpura de El Cairo" o "El estado de las cosas".
Desgraciadamente, es complicado que alguien algún día cite a "La invención de Hugo" entre ellas... aunque para gustos los colores.
Demasiado compleja y enrevesada, "La invención de Hugo" es una de esas películas con vocación sinfónica. Las líneas argumentales y los personajes se acumulan generando un universo abigarrado en el que el espectador tarde o temprano termina perdiendo el hilo de Ariadna de lo esencial y queda perdido en el laberinto de una historia que se convierte en demasiado compleja, cuando no caótica.
La historia de Meliés y el cine, la historia de Hugo y su padre, la historia del autómata, la propia historia del cine, la historia de la estación y de sus personajes... demasiadas historias enlatadas a presión en apenas una duración de dos horas, "tour de force" que fuerza al espectador a asistir a una especie de masificado espectáculo de turismo emocional en el que nada tiene la suficiente fuerza como para imprimir una huella y permanecer.
Pura acumulación que no termina de llegar a los lugares del sentir que aspira a alcanzar.
Espectáculo vacío que termina siendo un viaje a ninguna parte con el espíritu de Meliès de por medio.
Fallida.
De cuando en cuando el cine necesita recitarse como mito, recordar a quienes quizá lo hayan olvidado su propio relato, ése que habla de él como fábrica de sueños, metafísica emocional que justifica las imágenes que como fantasmas se aparecen en la pantalla blanca.
Es todo un género cinematográfico al que pertenecen grandes películas como "La noche americana", "Cinema paradiso", "La rosa púrpura de El Cairo" o "El estado de las cosas".
Desgraciadamente, es complicado que alguien algún día cite a "La invención de Hugo" entre ellas... aunque para gustos los colores.
Demasiado compleja y enrevesada, "La invención de Hugo" es una de esas películas con vocación sinfónica. Las líneas argumentales y los personajes se acumulan generando un universo abigarrado en el que el espectador tarde o temprano termina perdiendo el hilo de Ariadna de lo esencial y queda perdido en el laberinto de una historia que se convierte en demasiado compleja, cuando no caótica.
La historia de Meliés y el cine, la historia de Hugo y su padre, la historia del autómata, la propia historia del cine, la historia de la estación y de sus personajes... demasiadas historias enlatadas a presión en apenas una duración de dos horas, "tour de force" que fuerza al espectador a asistir a una especie de masificado espectáculo de turismo emocional en el que nada tiene la suficiente fuerza como para imprimir una huella y permanecer.
Pura acumulación que no termina de llegar a los lugares del sentir que aspira a alcanzar.
Espectáculo vacío que termina siendo un viaje a ninguna parte con el espíritu de Meliès de por medio.
Fallida.
"“se piensa que sólo puede considerarse real lo que puede medirse con un instrumento. Lo que puede decirse es que el estado actual de la física teórica implica que el espacio vacío tiene toda esa energía, y, por consiguiente, la
materia es como un pequeño rizo en este océano tremendo de energía, con cierta estabilidad relativa, y que es manifiesto. Por lo que yo sugiero que este orden implicado implica una realidad que va mucho más allá de lo que
llamamos materia. La materia misma no es más que un rizo sobre este fondo.”
(La totalidad y el orden implicado, David Bohm)
lunes, marzo 19, 2012
LE HAVRE
Me gusta el resumen de la crítica que el New York Times ha hecho de la película : "Un cuento de hadas elegante y sentimental sobre cómo debería ser el mundo, desde un sincero reconocimiento de lo que el mundo realmente es" (A. O. Scott: The New York Times).
Refleja muy bien mi propia idea.
¿Para qué volverlo a escribir si alguien ya lo ha escrito?
La nueva película del fines Aki Kaurismäki es un estupendo canto a la bondad como esencial modo de relación entre las personas.
Un inmigrante ilegal llamado Idrissa acaba en el puerto francés de Le Havre en su camino hacia Londres. Sus pasos se cruzan con los de Marcel Marx, un escritor bohemio que ejerce de limpiabotas. Marcel intentará ayudar a Idrissa y para ello contará con la colaboración de todo un variopinto grupo de vecinos que como Marcel residen en un entorno humilde, casi marginal, a las afueras de una ciudad que parece ignorarles del mismo modo que sólo tiene en cuenta a Idrissa para encarcelarle y devolverle a su país de origen.
Como en otras películas de Kaurismäki, hay algo edificante y puro en esos personajes aparentemente fracasados y desheredados de un mundo que parece haberlos vomitado a las tinieblas exteriores, un entereza moral nacida de su propio interior que les convierte en héroes intactos y puros, en contraste a lo que desde fuera parece una propia tragedia de fracaso y marginalidad.
Me viene a la mente un texto de Bataille que publiqué hace poco en el blog y que tenía que ver con la mística del clochard:
"El verdadero lujo y el potlatch profundo de nuestro tiempo se encuentran en el miserable, es decir, en el que se arroja al suelo y se margina. El lujo auténtico exige un completo desprecio de las riquezas, la adusta indiferencia de quien rehusa el trabajo y hace de su vida, de una parte, un esplendor infinitamente ruinoso y, de otra parte, un insulto callado a la mentira laboriosa de los ricos. Más allá de una explotación militar, de una mistificación religiosa y de una malversación capitalista, nadie en el futuro podría volver a encontrar el sentido de la riqueza, lo que presagia de explosivos, de pródigo y de desbordante, si carece del esplendor de los andrajosos y de la sombría provocación de la indiferencia. Finalmente, si queremos, la mentira consagra la exuberancia de la vida a la revolución."(La parte maldita, Georges Bataille)
Kaurismäki cree también en ese aparentemente abstracto esplendor de los andrajosos del que nos escribe Bataille y en Le Havre vuelve a ponerlo por obra cifrándolo en una extrema cultura de la solidaridad en la que el que apenas tiene algo lo comparte de una manera natural, sin mediaciones reflexivas de ningún tipo.
Porque para Kaurismäki, esa bohemia que reside en los arrabales de la ciudad es, a su trágica manera irónica de contarlo, una desesperanzada reserva espiritual portadora de unos valores eternos basados en la humanidad y la solidaridad.
El fracaso es la inevitable consecuencia de ser de otra manera, de la imposibilidad para desde la propia pureza cambiar siquiera para sobrevivir.
Y seguramente abrazar el fracaso en esas tinieblas grises de los arrabales que ya empezara a cantar Baudelaire encierra la grandeza de abrazar lo mejor de la humanidad.
Y todo sucediendo en un entorno de significado que bebe directamente en lo mejor del cine francés de la década de los treintas del siglo pasado e incluso de películas como "Casablanca" puesto que una parte de la estructura narrativa de la historia recuerda al planteamiento narrativo del clásico, especialmente la relación entre el inspector de policía y el protagonista.
Extraordinaria.
Me gusta el resumen de la crítica que el New York Times ha hecho de la película : "Un cuento de hadas elegante y sentimental sobre cómo debería ser el mundo, desde un sincero reconocimiento de lo que el mundo realmente es" (A. O. Scott: The New York Times).
Refleja muy bien mi propia idea.
¿Para qué volverlo a escribir si alguien ya lo ha escrito?
La nueva película del fines Aki Kaurismäki es un estupendo canto a la bondad como esencial modo de relación entre las personas.
Un inmigrante ilegal llamado Idrissa acaba en el puerto francés de Le Havre en su camino hacia Londres. Sus pasos se cruzan con los de Marcel Marx, un escritor bohemio que ejerce de limpiabotas. Marcel intentará ayudar a Idrissa y para ello contará con la colaboración de todo un variopinto grupo de vecinos que como Marcel residen en un entorno humilde, casi marginal, a las afueras de una ciudad que parece ignorarles del mismo modo que sólo tiene en cuenta a Idrissa para encarcelarle y devolverle a su país de origen.
Como en otras películas de Kaurismäki, hay algo edificante y puro en esos personajes aparentemente fracasados y desheredados de un mundo que parece haberlos vomitado a las tinieblas exteriores, un entereza moral nacida de su propio interior que les convierte en héroes intactos y puros, en contraste a lo que desde fuera parece una propia tragedia de fracaso y marginalidad.
Me viene a la mente un texto de Bataille que publiqué hace poco en el blog y que tenía que ver con la mística del clochard:
"El verdadero lujo y el potlatch profundo de nuestro tiempo se encuentran en el miserable, es decir, en el que se arroja al suelo y se margina. El lujo auténtico exige un completo desprecio de las riquezas, la adusta indiferencia de quien rehusa el trabajo y hace de su vida, de una parte, un esplendor infinitamente ruinoso y, de otra parte, un insulto callado a la mentira laboriosa de los ricos. Más allá de una explotación militar, de una mistificación religiosa y de una malversación capitalista, nadie en el futuro podría volver a encontrar el sentido de la riqueza, lo que presagia de explosivos, de pródigo y de desbordante, si carece del esplendor de los andrajosos y de la sombría provocación de la indiferencia. Finalmente, si queremos, la mentira consagra la exuberancia de la vida a la revolución."(La parte maldita, Georges Bataille)
Kaurismäki cree también en ese aparentemente abstracto esplendor de los andrajosos del que nos escribe Bataille y en Le Havre vuelve a ponerlo por obra cifrándolo en una extrema cultura de la solidaridad en la que el que apenas tiene algo lo comparte de una manera natural, sin mediaciones reflexivas de ningún tipo.
Porque para Kaurismäki, esa bohemia que reside en los arrabales de la ciudad es, a su trágica manera irónica de contarlo, una desesperanzada reserva espiritual portadora de unos valores eternos basados en la humanidad y la solidaridad.
El fracaso es la inevitable consecuencia de ser de otra manera, de la imposibilidad para desde la propia pureza cambiar siquiera para sobrevivir.
Y seguramente abrazar el fracaso en esas tinieblas grises de los arrabales que ya empezara a cantar Baudelaire encierra la grandeza de abrazar lo mejor de la humanidad.
Y todo sucediendo en un entorno de significado que bebe directamente en lo mejor del cine francés de la década de los treintas del siglo pasado e incluso de películas como "Casablanca" puesto que una parte de la estructura narrativa de la historia recuerda al planteamiento narrativo del clásico, especialmente la relación entre el inspector de policía y el protagonista.
Extraordinaria.
domingo, marzo 18, 2012
LA TERRA TREMA
Aunque ya había dirigido en 1943 "Ossesione", basada en la obra de James MacCain, "El cartero siempre llama dos veces", puede decirse que "La terra trema" es la obra con la que la figura de Luchino Visconti irrumpe en el panorama cinematográfico italiano y mundial.
Dirigida en 1948 por el maestro italiano, la película está basada en la obra del escritor italiano Giovanni Verga, "Los Malavoglia" y cuenta los esfuerzos por una familia de pescadores, encabezados por 'Ntoni el hijo mayor, por salir de la pobreza, esfuerzos que les llevarán a desafiar el orden establecido comprando una barca e intentando establecer un negocio por su cuenta, al margen de las estructuras opresoras que les explotan manteniéndoles constantemente en la pobreza.
"La terra trema" se inscribe además dentro del movimiento cinematográfico italiano llamado neorrealismo, caracterizado por un discurso social, cuando no político, que hace a los más desfavorecidos de la desgraciada situación de la Italia de la posguerra protagonistas de unas historias en su totalidad rodadas en exteriores y con una gran presencia de actores no profesionales. Y en este sentido la película de Visconti está considerada por la crítica como obra cumbre y representativa del movimiento, tanto por la calidad intrínseca de la obra como por llevar al extremo los presupuestos del movimiento: la película está rodada en su totalidad en un pueblo de pescadores de Sicilia, Aci Trezza, y protagonizada en su totalidad por actores no profesionales residentes en la localidad.
'Ntoni, el protagonista, intentará buscar una salida a la situación aparentemente sin solución que les ofrece una sociedad estamental e inmovilista en la que los pescadores son explotados por los comerciantes quienes apenas les pagan por el pescado lo suficiente para la propia subsistencia. 'Ntoni que ha viajado fuera del pueblo e incluso de la isla, por haber prestado servicio militar en la marina, ha tomado contacto con las ideas de los humillados y los ofendidos y, comprobando que la situación que afecta a su familia es una situación sin salida, decidirá arriesgarse y comprar una barca con el dinero que obtiene con la hipoteca de la casa.
Hasta ahí todo marchará bien.
Parece existir al final una posibilidad de escape para él y su familia pero el destino conspirará en su contra generando una situación desventajosa que acabará con sus esperanzas y con la unidad de la propia familia sumiéndola aún más en la pobreza.
Por encima de todo, y cuestiones políticas aparte, "La terra trema" es un terrible y trágico relato romántico sobre la desgracia que se cierne sobre aquellos que se atreven a desafiar el orden establecido, un orden que el propio Dios parece respaldar poniendo al destino en su contra.
La visión de 'Ntoni no se verá secundada ni por el resto de pescadores ni por el propio destino que acabarán fulminandole en un trágico final en el que 'Ntoni terminará perdiéndolo todo.
No recuerdo una película neorrealista que no tenga un componente trágico como consecuencia de la situación de sus protagonistas en el seno de una estructura social perversa y opresora y "La terra trema" no es una excepción. Y la intención política siempre está ahí. Se trata de llevar las cámaras a las calles y de hacer de los humillados y los ofendidos protagonistas de historias que contarían con el modo casi documental de narración como un valor añadido de verdad que redundaría en un efecto catárquico y catalizador más poderoso sobre el espectador.
Se trataba de invadir la blanca pantalla donde hasta entonces sólo había tenido lugar una ficción contribuyente a garantizar un orden establecido.
Se trataba de dar voz a las victimas de ese orden en ese territorio hasta entonces sólo ocupado por la fantasía y el deseo.
La política asociada al arte.
"La terra trema" es un magnífico ejemplo, hasta el punto de por sí misma resultar una fantástica historia, una absoluta obra maestra.
Aunque ya había dirigido en 1943 "Ossesione", basada en la obra de James MacCain, "El cartero siempre llama dos veces", puede decirse que "La terra trema" es la obra con la que la figura de Luchino Visconti irrumpe en el panorama cinematográfico italiano y mundial.
Dirigida en 1948 por el maestro italiano, la película está basada en la obra del escritor italiano Giovanni Verga, "Los Malavoglia" y cuenta los esfuerzos por una familia de pescadores, encabezados por 'Ntoni el hijo mayor, por salir de la pobreza, esfuerzos que les llevarán a desafiar el orden establecido comprando una barca e intentando establecer un negocio por su cuenta, al margen de las estructuras opresoras que les explotan manteniéndoles constantemente en la pobreza.
"La terra trema" se inscribe además dentro del movimiento cinematográfico italiano llamado neorrealismo, caracterizado por un discurso social, cuando no político, que hace a los más desfavorecidos de la desgraciada situación de la Italia de la posguerra protagonistas de unas historias en su totalidad rodadas en exteriores y con una gran presencia de actores no profesionales. Y en este sentido la película de Visconti está considerada por la crítica como obra cumbre y representativa del movimiento, tanto por la calidad intrínseca de la obra como por llevar al extremo los presupuestos del movimiento: la película está rodada en su totalidad en un pueblo de pescadores de Sicilia, Aci Trezza, y protagonizada en su totalidad por actores no profesionales residentes en la localidad.
'Ntoni, el protagonista, intentará buscar una salida a la situación aparentemente sin solución que les ofrece una sociedad estamental e inmovilista en la que los pescadores son explotados por los comerciantes quienes apenas les pagan por el pescado lo suficiente para la propia subsistencia. 'Ntoni que ha viajado fuera del pueblo e incluso de la isla, por haber prestado servicio militar en la marina, ha tomado contacto con las ideas de los humillados y los ofendidos y, comprobando que la situación que afecta a su familia es una situación sin salida, decidirá arriesgarse y comprar una barca con el dinero que obtiene con la hipoteca de la casa.
Hasta ahí todo marchará bien.
Parece existir al final una posibilidad de escape para él y su familia pero el destino conspirará en su contra generando una situación desventajosa que acabará con sus esperanzas y con la unidad de la propia familia sumiéndola aún más en la pobreza.
Por encima de todo, y cuestiones políticas aparte, "La terra trema" es un terrible y trágico relato romántico sobre la desgracia que se cierne sobre aquellos que se atreven a desafiar el orden establecido, un orden que el propio Dios parece respaldar poniendo al destino en su contra.
La visión de 'Ntoni no se verá secundada ni por el resto de pescadores ni por el propio destino que acabarán fulminandole en un trágico final en el que 'Ntoni terminará perdiéndolo todo.
No recuerdo una película neorrealista que no tenga un componente trágico como consecuencia de la situación de sus protagonistas en el seno de una estructura social perversa y opresora y "La terra trema" no es una excepción. Y la intención política siempre está ahí. Se trata de llevar las cámaras a las calles y de hacer de los humillados y los ofendidos protagonistas de historias que contarían con el modo casi documental de narración como un valor añadido de verdad que redundaría en un efecto catárquico y catalizador más poderoso sobre el espectador.
Se trataba de invadir la blanca pantalla donde hasta entonces sólo había tenido lugar una ficción contribuyente a garantizar un orden establecido.
Se trataba de dar voz a las victimas de ese orden en ese territorio hasta entonces sólo ocupado por la fantasía y el deseo.
La política asociada al arte.
"La terra trema" es un magnífico ejemplo, hasta el punto de por sí misma resultar una fantástica historia, una absoluta obra maestra.
Puedes ganar el VI Naciones de Rugby y no ganar el Grand Slam, pero, desde luego, si ganas el Grand Slam, el trofeo te pertenece porque para ganarlo tienes que vencer a todos y cada uno de los rivales, tienes que ganar todos y cada uno de los cinco partidos.
Y eso es lo que ha hecho Gales... Wales para los amigos.
Con un rugby directo, de ataque, basado en el incesante juego de delanteros, en la percusión constante de la defensa contraria en busca de la fisura, a la vieja usanza, sin pizarras, estrategias ni ostias en vinagre, confiando en sus propias posibilidades y en el inmenso talento de una generación de oro, Gales ha dominado de principio a fin el VI Naciones de rugby consiguiendo el tercer Grand Slam en 8 años.
Halfpenny, North, Phillips, Faletau, Cuthbert, ayudados como siempre por un buen par de Jones y Davies, como corresponde a todo equipo Galés que se precie, han ofrecido un magnífico espectáculo de buen rugby a pecho descubierto, sin trampa ni cartón, perfecta combinación de físico y talento.
Justos ganadores.
En el rugby no suele caber la menor duda sobre la mejor condición del ganador, pero siempre hay un respeto para el perdedor porque a veces la victoria es una cuestión de pulgadas.
En Gales el rugby es una religión y creo que es la buena.
Y eso es lo que ha hecho Gales... Wales para los amigos.
Con un rugby directo, de ataque, basado en el incesante juego de delanteros, en la percusión constante de la defensa contraria en busca de la fisura, a la vieja usanza, sin pizarras, estrategias ni ostias en vinagre, confiando en sus propias posibilidades y en el inmenso talento de una generación de oro, Gales ha dominado de principio a fin el VI Naciones de rugby consiguiendo el tercer Grand Slam en 8 años.
Halfpenny, North, Phillips, Faletau, Cuthbert, ayudados como siempre por un buen par de Jones y Davies, como corresponde a todo equipo Galés que se precie, han ofrecido un magnífico espectáculo de buen rugby a pecho descubierto, sin trampa ni cartón, perfecta combinación de físico y talento.
Justos ganadores.
En el rugby no suele caber la menor duda sobre la mejor condición del ganador, pero siempre hay un respeto para el perdedor porque a veces la victoria es una cuestión de pulgadas.
En Gales el rugby es una religión y creo que es la buena.
sábado, marzo 17, 2012
THE RUM DIARY
Basada en una novela del mismo nombre escrita por Hunter S. Thompson en sus años de juventud. "The rum diary" cuenta las andanzas de un periodista, Kemp, completo "alter ego" del escritor por el Puerto Rico a finales de la década de los cincuentas del siglo pasado.
La historia busca ser una crónica de ambiente de una realidad puertoriqueña bastante similar a la cubana por lo que se refiere al intrusivo contacto con el vecino yanqui, situación que se agrava por el hecho de que desde 1952 y tras una insurrección nacionalista a principio de la década, Puerto Rico obtuvo la condición de Estado Libre asociado. Este aspecto resolvía una situación iniciada en 1898 con la ocupación de la isla por parte de los norteamericanos con motivo de la guerra con España.
Hunter S. Thompson sitúa a su alter ego en esta situación cuasi colonial y lo pasea por la isla hasta llegar hasta el millonario y turbio Sanderson, metáfora del capitalismo agresivo norteamericano y su afán por devorar la isla y convertirla en un objeto más de consumo.
Para ello, y por su condición de periodista, intentará usarle como terminal mediática de este proceso haciendo comunicación favorable a las multinacionales.
Pero Kemp resultará incorruptible precisamente gracias a sus altos niveles de corrupción en otros aspectos que le llevarán a situarse al otro lado de la trinchera de batalla junto con un grupo de perdedores y estrafalarios amigos.
Curiosamente, "The rum diary" como película tiene el mismo defecto que encontré en la novela cuando la leí y ese defecto es una cierta debilidad o flojera que acompaña todo el transcurso de una narración que, teniendo potencialidad, no termina de traspasar, de llegar con la necesaria fuerza.
La propuesta es fascinante, llena de interés, pero no termina de presentar una personalidad, acusada, estructurada, pareciendo "The rum diary" más un ejercicio de novelista joven que una obra final. Y sin duda, de no necesitar su autor dinero, estoy seguro que habría permanecido en el olvido, donde estuvo hasta que en 1995, más de treinta años después de su escritura, Thompson decidiera publicarla.
Aún así, "The rum diary" no es un producto en absoluto desdeñable. Tiene sus puntos de interés aunque termina generando una cierta sensación de indiferencia, de flojera, que seguramente es justo uno de las emociones más opuestas a lo que la potencialidad de la historia supone debiera transferir.
La locura que se presume a la historia queda demasiado lejos, como enlatada dentro de una película de James Ivory.
Aceptable.
Basada en una novela del mismo nombre escrita por Hunter S. Thompson en sus años de juventud. "The rum diary" cuenta las andanzas de un periodista, Kemp, completo "alter ego" del escritor por el Puerto Rico a finales de la década de los cincuentas del siglo pasado.
La historia busca ser una crónica de ambiente de una realidad puertoriqueña bastante similar a la cubana por lo que se refiere al intrusivo contacto con el vecino yanqui, situación que se agrava por el hecho de que desde 1952 y tras una insurrección nacionalista a principio de la década, Puerto Rico obtuvo la condición de Estado Libre asociado. Este aspecto resolvía una situación iniciada en 1898 con la ocupación de la isla por parte de los norteamericanos con motivo de la guerra con España.
Hunter S. Thompson sitúa a su alter ego en esta situación cuasi colonial y lo pasea por la isla hasta llegar hasta el millonario y turbio Sanderson, metáfora del capitalismo agresivo norteamericano y su afán por devorar la isla y convertirla en un objeto más de consumo.
Para ello, y por su condición de periodista, intentará usarle como terminal mediática de este proceso haciendo comunicación favorable a las multinacionales.
Pero Kemp resultará incorruptible precisamente gracias a sus altos niveles de corrupción en otros aspectos que le llevarán a situarse al otro lado de la trinchera de batalla junto con un grupo de perdedores y estrafalarios amigos.
Curiosamente, "The rum diary" como película tiene el mismo defecto que encontré en la novela cuando la leí y ese defecto es una cierta debilidad o flojera que acompaña todo el transcurso de una narración que, teniendo potencialidad, no termina de traspasar, de llegar con la necesaria fuerza.
La propuesta es fascinante, llena de interés, pero no termina de presentar una personalidad, acusada, estructurada, pareciendo "The rum diary" más un ejercicio de novelista joven que una obra final. Y sin duda, de no necesitar su autor dinero, estoy seguro que habría permanecido en el olvido, donde estuvo hasta que en 1995, más de treinta años después de su escritura, Thompson decidiera publicarla.
Aún así, "The rum diary" no es un producto en absoluto desdeñable. Tiene sus puntos de interés aunque termina generando una cierta sensación de indiferencia, de flojera, que seguramente es justo uno de las emociones más opuestas a lo que la potencialidad de la historia supone debiera transferir.
La locura que se presume a la historia queda demasiado lejos, como enlatada dentro de una película de James Ivory.
Aceptable.
viernes, marzo 16, 2012
Era extraño.
Sus manos construían un muro, pero sólo tenía percepción física de lo que sucedía en cada instante, la concreta acción, el concreto movimiento.
No había nada más.
Enseguida el resultado de sus acciones se desvanecía de modo que el mismo vacío que encontraba por delante quedaba atrás.
No sabía nada más.
La procedencia de los materiales era insignificante como si sus propias manos los recreasen con la mera intención de necesitarlos, con el mero gesto de utilizarlos los convocase para, posteriormente, privados de ese contacto con la fisicidad generadora de su cuerpo, regresar a la misma nada de la que habían sido llamados.
Siempre sucedía así.
Y en algún momento y sin la intervención de alguna causa aparente terminaba por abrir los ojos, como si despertar formase parte del sueño.
Y la certeza de que nada quedaría de ese muro cuando despertase le acompañaba.
Su eterno presente era el responsable de la certeza de todas las cosas.
Al menos en aquel aspecto su realidad no se diferenciaba en nada de su sueño y como casi siempre aún no había amanecido.
jueves, marzo 15, 2012
"El drástico cambio en la imagen de la naturaleza de organismo a máquina, tuvo un fuerte efecto en la actitud de la
gente hacia el entorno natural. La visión orgánica del mundo de la Edad Media había implicado un sistema de valores
conducentes a un comportamiento ecológico. En palabras de Carolyn Merchant:
La imagen de la tierra como un organismo vivo, madre nutriente, sirvió como un freno cultural que restringió
las acciones de los seres humanos. Uno no está dispuesto a matar a la madre, ni a cavar en sus entrañas en
busca de oro, o mutilar su cuerpo... Mientras la tierra se considerara viva y sensible se consideraría una falla
del comportamiento ético humano realizar actos destructivos contra ella.
Estos frenos culturales desaparecieron con la mecanización de la ciencia. La visión cartesiana del universo como sistema mecánico proveyó un permiso “científico” para la manipulación y explotación de la naturaleza, que se ha hecho típica de la cultura occidental. De hecho, el mismo Descartes compartió la visión de Bacon de que el propósito de la ciencia era el dominio y control de la naturaleza, afirmando que el conocimiento científico podría usarse para “convertirnos en dueños y poseedores de la naturaleza”."
(El punto crucial, Fritjof Capra)
Estos frenos culturales desaparecieron con la mecanización de la ciencia. La visión cartesiana del universo como sistema mecánico proveyó un permiso “científico” para la manipulación y explotación de la naturaleza, que se ha hecho típica de la cultura occidental. De hecho, el mismo Descartes compartió la visión de Bacon de que el propósito de la ciencia era el dominio y control de la naturaleza, afirmando que el conocimiento científico podría usarse para “convertirnos en dueños y poseedores de la naturaleza”."
(El punto crucial, Fritjof Capra)
miércoles, marzo 14, 2012
"El islam tuvo, desde el principio, la posibilidad de oponerse violentamente al mundo en el que nació. La enseñanza de Mahoma se opone a la tribu, de cuyas tradiciones renegaba. La tribu amenazó con excluirlo, lo que equivalía a la muerte. Mahoma tuvo que romper el lazo tribal, V como una existencia sin este lazo no era entonces concebible, instituyó entre sus adeptos y él un lazo de otra naturaleza. Este fue el sentido de la Héjira, con la que da comienzo, de iure, la era musulmana. La huida de Mahoma de La Meca a Medina consagró la ruptura de los lazos de la sangre y el nacimiento de una nueva comunidad fundada sobre una fraternidad de elección, abierta a quien adoptara sus formas religiosas. El cristianismo comienza con el nacimiento individual de un dios redentor. El islam, con la venida al mundo de una comunidad, de un Estado de un género nuevo, que no tenía por fundamento ni la sangre ni el territorio. El islam difiere del cristianismo y del budismo en que llegó a ser, desde la Héjira, no una enseñanza difundida en el marco de una sociedad ya formada (comunidad de sangre o territorial), sino la institución de una sociedad fundada sobre una nueva enseñanza.
El principio era, en tal sentido, perfecto. No había equívoco o compromiso. El jefe religioso era al mismo tiempo el
legislador, el juez y el jefe del ejército. No se puede imaginar sociedad más rigurosamente unida. Sólo la voluntad estaba en el origen del contrato social (pero la voluntad no podía romperlo), lo que no sólo ofrecía la ventaja de asegurar la profunda unidad moral, sino la apertura del islam a una extensión indefinida. Se trataba de una admirable maquinaria. El orden militar sucedió a la anarquía de pueblos rivales y los recursos individuales, que dejaron de ser derrochados inútilmente, pasaron al servicio de la comunidad armada."
(La parte maldita, Georges Bataille)
(La parte maldita, Georges Bataille)
martes, marzo 13, 2012
"El fraude fiscal en España es enorme y se concentra en las grandes fortunas, en las grandes empresas que facturan más de 150 millones de euros al año y en la banca (responsables del 72% de todo el fraude fiscal) y que supera los 80.000 millones de euros. El problema no es que España no tenga fondos. Lo que ocurre es que el Estado no los recoge, y por lo tanto no puede crear empleo. Ahí está el problema silenciado en los mayores medios de difusión y persuasión del país, los mismos medios que continúan machacando con el sambenito de las rigideces del mercado laboral, culpabilizando a los sindicatos por el elevado desempleo. Y así vamos en un país que se autodefine de ser democrático."
(¿Por qué España tiene un desempleo tan elevado?, Vicenç Navarro)
(¿Por qué España tiene un desempleo tan elevado?, Vicenç Navarro)
"Escocia no tiene una línea deslumbrante, pero como ante Gales, se empeña hacer un rugby valiente y vistoso, en jugar a la mano, algo que el público agradece y las estadísticas no tanto. Quizás los escoceses sepan que su delantera, quitando a Gray, no puede hacer frente al pack irlandés incluso en ausencia de O'Connell. De hecho Gray, un jugador que crece desmesuradamente en cada partido y que queda ahora lejos de la promesa en formación de la última edición, sea el único jugador de clase mundial de este equipo escocés que, sin embargo, se muestra valiente contra un rival claramente superior."
(El verde y el azul o la felicidad absoluta, El rojo y el blanco)
Scotland, The Brave!
El rugby es el príncipe de los deportes
lunes, marzo 12, 2012
JUSTIFIED
Decididamente tengo que hacer una nueva hornacina en el panteón de las grandes series para colocar allí a "Justified".
La serie nos cuenta las andanzas de Raylan Givens, un marshall de las Estados Unidos, por su tierra natal de Kentucky, tierra a la que ha sido enviado por tener la pistola demasiado larga en el soleado Miami.
Pero lo más importante en "Justified" no son las intrigas criminales conclusivas que suceden en cada capítulo ni la narrativa que sucede de manera transversal a lo largo de los mismos, lo más importante es el modo en que se relacionan todos los personajes, el modo en que se hablan, en lo que dicen y en cómo lo dicen.
"Justified" rebosa inteligencia y gracia en todos y cada uno de los diálogos que los personajes pronuncian dirigiéndose los unos a los otros.
Una acertada mezcla de laconismo e ironía impregna cada palabra y cada frase convirtiendo "Justified" en un extraño y fascinante cruce entre una película de Harry el Sucio y otra de Lubitsch..., o mejor escrito, una de Tarantino desprovista de su zafiedad "low class" tendente siempre al gore y la violencia, como si nunca terminase de salir del mostrador de aquel video-club... como escribía, un extraño y fascinante cruce que no resulta en absoluto un aborto de la naturaleza.
Y luego, por supuesto, está el glorioso estado de Kentucky y sus gentes, aún más gloriosas... que quizá puedan parecer unos paletos, pero que en absoluto tienen un pelo de tontos.
Hay mucho tomate en Kentucky.
Soy fan.
Decididamente tengo que hacer una nueva hornacina en el panteón de las grandes series para colocar allí a "Justified".
La serie nos cuenta las andanzas de Raylan Givens, un marshall de las Estados Unidos, por su tierra natal de Kentucky, tierra a la que ha sido enviado por tener la pistola demasiado larga en el soleado Miami.
Pero lo más importante en "Justified" no son las intrigas criminales conclusivas que suceden en cada capítulo ni la narrativa que sucede de manera transversal a lo largo de los mismos, lo más importante es el modo en que se relacionan todos los personajes, el modo en que se hablan, en lo que dicen y en cómo lo dicen.
"Justified" rebosa inteligencia y gracia en todos y cada uno de los diálogos que los personajes pronuncian dirigiéndose los unos a los otros.
Una acertada mezcla de laconismo e ironía impregna cada palabra y cada frase convirtiendo "Justified" en un extraño y fascinante cruce entre una película de Harry el Sucio y otra de Lubitsch..., o mejor escrito, una de Tarantino desprovista de su zafiedad "low class" tendente siempre al gore y la violencia, como si nunca terminase de salir del mostrador de aquel video-club... como escribía, un extraño y fascinante cruce que no resulta en absoluto un aborto de la naturaleza.
Y luego, por supuesto, está el glorioso estado de Kentucky y sus gentes, aún más gloriosas... que quizá puedan parecer unos paletos, pero que en absoluto tienen un pelo de tontos.
Hay mucho tomate en Kentucky.
Soy fan.
LUCES ROJAS
Mucho más difícil que plantear una historia es plantear un desenlace que esté a la altura de las expectativas creadas.
En este sentido, Cecil B. de Mille, un director de la primera gran generación de directores de Hollywood, la que se desarrolló entre el mudo y el sonoro, decía que una película debía empezar con un terremoto y luego ir hacia arriba.
Y los desvanes de la historia del cine están llenos de películas que no están a la altura de la expectación que generan.
"Luces rojas" es la última de la lista.
Aunque no original su punto de partida tiene un cierto interés: un par de científicos interpretados por Cillian Murphy y Sigourney Weaver se dedican a desenmascarar fraudes generados en torno a lo paranormal y se ven obligados a enfrentar a Simon Silver (Robert de Niro), lo que parece ser su némesis, un legendario mentalista que regresa de su retiro para sorprender al mundo con sus sorprendentes habilidades.
Y hasta ahí puedo escribir.
Todo tiene una aceptable pinta envuelto en una atmósfera de misterio que de cuando en cuando resulta hasta inquietante, al modo en que es inquietante "El exorcista" o "La semilla del diablo", en base a lo que los ojos del protagonista creen ver en una realidad que, según se mire, resulta inofensiva o portadora de una desconocida amenaza que se esconde en las sombras de lo que no se deja ver y no puede ser visto.
Dicho esto hay que hacer la consideración posterior de no ser nada del otro mundo lo que al espectador se le muestra por haberlo visto y oído ya unas cuantas veces.
Pero desgraciadamente ese edificio de aplicada copia construida sin demasiado talento se viene abajo en su mitad final, cuando toda la inquietud de "boudoir" que se ha dibujado se resuelve en un planteamiento que en nada desmerece a cualquiera de los que podría hacer Paulo Coelho (y seguirá haciendo) y que, desde el punto de vista narrativo, contradice la dirección original de la película en lo que pretende ser un genial "twist" narrativo y se queda en un desconcertante bandazo que automáticamente coloca al espectador una inmensa y roja nariz de payaso.
Fallida.
Mucho más difícil que plantear una historia es plantear un desenlace que esté a la altura de las expectativas creadas.
En este sentido, Cecil B. de Mille, un director de la primera gran generación de directores de Hollywood, la que se desarrolló entre el mudo y el sonoro, decía que una película debía empezar con un terremoto y luego ir hacia arriba.
Y los desvanes de la historia del cine están llenos de películas que no están a la altura de la expectación que generan.
"Luces rojas" es la última de la lista.
Aunque no original su punto de partida tiene un cierto interés: un par de científicos interpretados por Cillian Murphy y Sigourney Weaver se dedican a desenmascarar fraudes generados en torno a lo paranormal y se ven obligados a enfrentar a Simon Silver (Robert de Niro), lo que parece ser su némesis, un legendario mentalista que regresa de su retiro para sorprender al mundo con sus sorprendentes habilidades.
Y hasta ahí puedo escribir.
Todo tiene una aceptable pinta envuelto en una atmósfera de misterio que de cuando en cuando resulta hasta inquietante, al modo en que es inquietante "El exorcista" o "La semilla del diablo", en base a lo que los ojos del protagonista creen ver en una realidad que, según se mire, resulta inofensiva o portadora de una desconocida amenaza que se esconde en las sombras de lo que no se deja ver y no puede ser visto.
Dicho esto hay que hacer la consideración posterior de no ser nada del otro mundo lo que al espectador se le muestra por haberlo visto y oído ya unas cuantas veces.
Pero desgraciadamente ese edificio de aplicada copia construida sin demasiado talento se viene abajo en su mitad final, cuando toda la inquietud de "boudoir" que se ha dibujado se resuelve en un planteamiento que en nada desmerece a cualquiera de los que podría hacer Paulo Coelho (y seguirá haciendo) y que, desde el punto de vista narrativo, contradice la dirección original de la película en lo que pretende ser un genial "twist" narrativo y se queda en un desconcertante bandazo que automáticamente coloca al espectador una inmensa y roja nariz de payaso.
Fallida.
"El verdadero lujo y el potlatch profundo de nuestro tiempo se encuentran en el miserable, es decir, en el que se arroja al suelo y se margina. El lujo auténtico exige un completo desprecio de las riquezas, la adusta indiferencia de quien rehusa el trabajo y hace de su vida, de una parte, un esplendor infinitamente ruinoso y, de otra parte, un insulto callado a la mentira laboriosa de los ricos. Más allá de una explotación militar, de una mistificación religiosa y de una malversación capitalista, nadie en el futuro podría volver a encontrar el sentido de la riqueza, lo que presagia de explosivos, de pródigo y de desbordante, si carece del esplendor de los andrajosos y de la sombría provocación de la indiferencia. Finalmente, si queremos, la mentira consagra la exuberancia de la vida a la revolución."
(La parte maldita, Georges Bataille)
La mística del "clochard"...
Dos cosas con respecto a las teorías conspiratorias del 11-M...
Por un lado, no se ha hecho un análisis del modo en que se instruyen los sumarios en general, los otros sumarios. Para descartar que algunos defectos y errores de instrucción sean propios de las múltiples y variadas deficiencias de nuestra justicia y no una específica particularidad del sumario del 11-M, de la que se deduce la conspiración.
La honradez metodológica obliga a descartar malas prácticas que quizá sean genéricas o quizá haya más conspiraciones que hay que descubrir en la instrucción de otros casos
Por otro nunca se ha manejado la posibilidad de otra conspiración: la de la necesidad de encontrar un culpable cuanto antes por parte de los responsables técnicos de las investigaciones, con presión política o sin ella, buscando establecer el engaño y la falsificación como la distancia más corta entre los dos puntos en que se convierten el evento como pregunta y el culpable como respuesta.
Podría tratarse del complot por encontrar una certeza rápidamente, tema bastante socorrido en la ficción policial por cierto, complot que sin duda se llevó a cabo de una manera bastante poco sofisticada. Poniendo y quitando pruebas, haciendo aparecer o desaparecer informes, colocando la simbólica bolsa de cocaína en la taquilla del culpable elegido.
Para eso existen los sospechosos habituales, para que el funcionario estresado termine antes.
Y todo sin tener que llegar a la realidad exterior a todo lo procedimental para deformarla... o no, con teorías conspiratorias de toda clase, condición o pelaje.
Estoy convencido de que sea han hecho las cosas mal en el proceso investigador e instructor de este sumario, a sabiendas o, lo que sería más extraño, sin querer. Las incoherencias saltan a la vista, pero mi grado de acuerdo con los discrepantes no va más allá de los predicados. Tengo duda respecto de los sujetos protagonistas de esas acciones, pero principalmente sobre las razones y motivaciones que se esgrimen para explicar incoherencias y errores.
Y también estoy convencido de que en la instrucción de la discrepancia también se han hecho las cosas mal, a sabiendas o, lo que sería más extraño, sin querer.
Al final, y como las pistolas, los cadáveres son armas definitivas para ganar las discusiones si se ponen sobre la mesa con maneras de repoker.
Y de lo que estoy convencido de que no hay más actores/sujetos que los que ya hay. Otra cosa es el reparto de responsabilidades entre ellos, que seguramente puede variar.
Y de lo que estoy convencido de que no hay más actores/sujetos que los que ya hay. Otra cosa es el reparto de responsabilidades entre ellos, que seguramente puede variar.
JOHN CARTER
De la mente del escritor norteamericano E.R. Burroughs no sólo nació Tarzán, su creación más conocida, sino también este John Carter, aventurero entre dos mundos, que da titulo a esta entretenida película de aventuras y ciencia ficción que sucede vertiginosa a caballo entre la Tierra y Marte, cuyos habitantes llaman Barsoom.
Producida por Disney, "John Carter" se basa en la primera novela, "La princesa de Marte", de una serie de historias que tienen como protagonista a John Carter, un capitán del ejército federal norteamericano, infatigable aventurero, cuyo afán por lo desconocido le llevará más allá de nuestro horizonte azul hacia el rojo horizonte de Barsoom.
Y lo mejor que puede decirse de esta película es que engarza a la perfección las historias clásicas de aventuras, de esas que llenaban los cines de todo el mundo a mediados del siglo XX, con Technicolor o sin él, con la espectacularidad del cine-producto de efectos especiales.
Completamente, la historia de John Carter, con sus princesas y sus villanos, sus peleas a espada y sus cabalgadas, tan esquemática como eficaz desde hace varias generaciones, se convierte en el corazón de una espectacular producción que consigue hacer del misterioso y polvoriento Barsoom una realidad fascinante.
El viejo cine se encuentra con el nuevo en "John Carter", que en absoluto es una de esas películas sin alma, sino un espectáculo entretenido que encierra el inmenso talento de revivir el fantasma de las viejas historias de siempre: "El mundo en sus manos", "El Halcón y la flecha" o "La reina de Cobra".
En "John Carter" no sólo hay acción espectacular sino también historia, personajes y motivaciones: reinos en peligro, perfectas conspiraciones, brutales malvados, villanos sibilinos, princesas hermosas, compañeros de viaje infatigables, héroes invencibles, causas justas, traiciones pérfidas, batallas casi perdidas, tesoros escondidos, misteriosas ruinas, criaturas sorprendentes, extrañas civilizaciones...
De cuando en cuando se producen encuentros y John Carter es uno de ellos.
Cine de aventuras como corresponde, al 100% de pureza.
Me alegro por el cine.
De la mente del escritor norteamericano E.R. Burroughs no sólo nació Tarzán, su creación más conocida, sino también este John Carter, aventurero entre dos mundos, que da titulo a esta entretenida película de aventuras y ciencia ficción que sucede vertiginosa a caballo entre la Tierra y Marte, cuyos habitantes llaman Barsoom.
Producida por Disney, "John Carter" se basa en la primera novela, "La princesa de Marte", de una serie de historias que tienen como protagonista a John Carter, un capitán del ejército federal norteamericano, infatigable aventurero, cuyo afán por lo desconocido le llevará más allá de nuestro horizonte azul hacia el rojo horizonte de Barsoom.
Y lo mejor que puede decirse de esta película es que engarza a la perfección las historias clásicas de aventuras, de esas que llenaban los cines de todo el mundo a mediados del siglo XX, con Technicolor o sin él, con la espectacularidad del cine-producto de efectos especiales.
Completamente, la historia de John Carter, con sus princesas y sus villanos, sus peleas a espada y sus cabalgadas, tan esquemática como eficaz desde hace varias generaciones, se convierte en el corazón de una espectacular producción que consigue hacer del misterioso y polvoriento Barsoom una realidad fascinante.
El viejo cine se encuentra con el nuevo en "John Carter", que en absoluto es una de esas películas sin alma, sino un espectáculo entretenido que encierra el inmenso talento de revivir el fantasma de las viejas historias de siempre: "El mundo en sus manos", "El Halcón y la flecha" o "La reina de Cobra".
En "John Carter" no sólo hay acción espectacular sino también historia, personajes y motivaciones: reinos en peligro, perfectas conspiraciones, brutales malvados, villanos sibilinos, princesas hermosas, compañeros de viaje infatigables, héroes invencibles, causas justas, traiciones pérfidas, batallas casi perdidas, tesoros escondidos, misteriosas ruinas, criaturas sorprendentes, extrañas civilizaciones...
De cuando en cuando se producen encuentros y John Carter es uno de ellos.
Cine de aventuras como corresponde, al 100% de pureza.
Me alegro por el cine.
sábado, marzo 10, 2012
MARGIN CALL
Supongo que "Margin call" es un término más bonito que "apalancamiento".
Ambos son dos de los términos clave en la locura que hizo posible la caída de bancos de inversión norteamericanos como Lehmann Brothers en los comienzos financieros de esta crisis económica global.
Y lo que nos cuenta "Margin call" es el momento de la caída final, cuando los responsables de análisis de riesgos de uno de estos bancos sin nombre descubren que han ido demasiado lejos y, mucho peor, que ya es demasiado tarde.
La historia sucede en apenas dos días y fundamentalmente en la noche que los separa, la noche de los cuchillos largos en que los altos responsables son informados y se deben tomar decisiones, la fundamental de ellas es la ilegal/inmoral decisión de, contando con la ventaja de la desinformación y de la sorpresa, deshacerse al día siguiente de la mayor parte de los activos que conforme vaya avanzando ese mismo día acabarán por no valer nada.
Película de esas de actores... Kevin Spacey, Paul Bettany, Jeremy Irons, Stanley Tucci... "Margin call" es una de las primeras películas que hace de la crisis financiera de Wall Street tema principal. Y su principal atractivo precisamente es ése: permitir que el espectador se asome al ojo de la cerradura para mostrarle la sala de máquinas de este desastre que ha terminado convirtiendo a los estados en morosos acosados por su deuda.
Todo lo demás, lo que se intuye detrás, es harina de otro costal, especialmente cuando discursivamente la película sitúa el drama que se vive en las oficinas de ese banco en el contexto de las repercusiones sociales generando una variante discursiva a aquella de la telebasura consistente en que a la gente se le da lo que pide. Y aquí pasa igual... El que ofrece, por el hecho de ofrecer a alguien que acepta el ofrecimiento, se siente libre de responsabilidades morales. Lo cual es cierto, pero siendo la peor de las certezas. La de las verdades a medias.
Porque nadie se endeudaría por encima de sus posibilidades si el que ofrece ofreciera sólo a aquellos que realmente tienen posibilidades de endeudamiento.
Por lo demás, y dejando de lado ciertos mensajes basura a través de los cuales los que lo quieren todo también quieren sentirse inocentes, ofrece un interesante ejercicio de voyeurismo en el mismisimo corazón de Mordor.
Interesante.
Supongo que "Margin call" es un término más bonito que "apalancamiento".
Ambos son dos de los términos clave en la locura que hizo posible la caída de bancos de inversión norteamericanos como Lehmann Brothers en los comienzos financieros de esta crisis económica global.
Y lo que nos cuenta "Margin call" es el momento de la caída final, cuando los responsables de análisis de riesgos de uno de estos bancos sin nombre descubren que han ido demasiado lejos y, mucho peor, que ya es demasiado tarde.
La historia sucede en apenas dos días y fundamentalmente en la noche que los separa, la noche de los cuchillos largos en que los altos responsables son informados y se deben tomar decisiones, la fundamental de ellas es la ilegal/inmoral decisión de, contando con la ventaja de la desinformación y de la sorpresa, deshacerse al día siguiente de la mayor parte de los activos que conforme vaya avanzando ese mismo día acabarán por no valer nada.
Película de esas de actores... Kevin Spacey, Paul Bettany, Jeremy Irons, Stanley Tucci... "Margin call" es una de las primeras películas que hace de la crisis financiera de Wall Street tema principal. Y su principal atractivo precisamente es ése: permitir que el espectador se asome al ojo de la cerradura para mostrarle la sala de máquinas de este desastre que ha terminado convirtiendo a los estados en morosos acosados por su deuda.
Todo lo demás, lo que se intuye detrás, es harina de otro costal, especialmente cuando discursivamente la película sitúa el drama que se vive en las oficinas de ese banco en el contexto de las repercusiones sociales generando una variante discursiva a aquella de la telebasura consistente en que a la gente se le da lo que pide. Y aquí pasa igual... El que ofrece, por el hecho de ofrecer a alguien que acepta el ofrecimiento, se siente libre de responsabilidades morales. Lo cual es cierto, pero siendo la peor de las certezas. La de las verdades a medias.
Porque nadie se endeudaría por encima de sus posibilidades si el que ofrece ofreciera sólo a aquellos que realmente tienen posibilidades de endeudamiento.
Por lo demás, y dejando de lado ciertos mensajes basura a través de los cuales los que lo quieren todo también quieren sentirse inocentes, ofrece un interesante ejercicio de voyeurismo en el mismisimo corazón de Mordor.
Interesante.
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