Dirigida en 1981 por el hungaro Istvan Tsabo, "Mephisto" se basa en la novela homónima publicada en 1936 por Klaus Mann.
Hijo de Thomas Mann, una de las grandes glorias de la literatura alemana de principios del siglo XX, Klaus también se dedicó a la escritura siendo además uno de los más destacados intelectuales alemanes que se opusieron al nazismo desde el exilio.
Su novela "Mephisto" se inscribe en este contexto y es fundamentalmente una crítica bastante afilada, incluso satírica, hacia la cultura alemana que prefirió quedarse en Alemania a lidiar con el nazismo.
Su protagonista. Hendrik Hoftgen, es un actor con talento que encuentra en el ascenso del nazismo una magnifica oportunidad para desarrollar lo único que le preocupa: su vocación como actor.
Todo lo demás es secundario.
Unas veces engañándose a sí mismo, otras veces engañando a los demás, Hoeftgen se las arregla para maniatar su conciencia desarrollando un discurso individualista de realización personal que se aleja de cualquier planteamiento político y social.
Sobrestima el valor y la influencia que la excelencia de su trabajo tiene sobre los jerarcas nazis.
Victima de sí mismo, Hoeftgen sobrevalora su posición hasta el punto de no darse cuenta de que no es más que un títere al servicio del poder.
En la novela de Klaus Mann subyace una profunda crítica al mundo de la cultura de la República de Weimar, incapaz de ver el peligro nazi perdido como estaba en un laberinto narcisista y autocomplaciente en el que lo cultural es una realidad auto-suficiente, perfecta excusa para un sobredimensionado desarrollo del individualismo.
Hoeftgen es la expresión simbólica de todo ese mundo cultural que, en opinión de Mann, dió soporte de legitimidad al nazismo, pensando que podría manejar a quienes en realidad les estaban utilizando a ellos.
El cineasta húngaro Istvan Tsabó pone en imágenes el texto de Mann y es lo suficientemente inteligente como para no estropearlo haciendo de "Mephisto" una película más que estimable que describe de manera muy transparente los rincones más oscuros de la mente del arribista, siempre escondiendo las vergüenzas y flaquezas bajo el dorado manto de la gran misión de realización del artista, su gran responsabilidad de realizarse sin importar demasiado el dónde y el cómo.
Como escribo una película más que estimable que se las arregla para salir adelante pese al gran lastre de la presencia del insoportable y excesivo hasta la histeria actor austriaco Klaus Maria Brandauer.
"Mephisto" da que pensar.
Hijo de Thomas Mann, una de las grandes glorias de la literatura alemana de principios del siglo XX, Klaus también se dedicó a la escritura siendo además uno de los más destacados intelectuales alemanes que se opusieron al nazismo desde el exilio.
Su novela "Mephisto" se inscribe en este contexto y es fundamentalmente una crítica bastante afilada, incluso satírica, hacia la cultura alemana que prefirió quedarse en Alemania a lidiar con el nazismo.
Su protagonista. Hendrik Hoftgen, es un actor con talento que encuentra en el ascenso del nazismo una magnifica oportunidad para desarrollar lo único que le preocupa: su vocación como actor.
Todo lo demás es secundario.
Unas veces engañándose a sí mismo, otras veces engañando a los demás, Hoeftgen se las arregla para maniatar su conciencia desarrollando un discurso individualista de realización personal que se aleja de cualquier planteamiento político y social.
Sobrestima el valor y la influencia que la excelencia de su trabajo tiene sobre los jerarcas nazis.
Victima de sí mismo, Hoeftgen sobrevalora su posición hasta el punto de no darse cuenta de que no es más que un títere al servicio del poder.
En la novela de Klaus Mann subyace una profunda crítica al mundo de la cultura de la República de Weimar, incapaz de ver el peligro nazi perdido como estaba en un laberinto narcisista y autocomplaciente en el que lo cultural es una realidad auto-suficiente, perfecta excusa para un sobredimensionado desarrollo del individualismo.
Hoeftgen es la expresión simbólica de todo ese mundo cultural que, en opinión de Mann, dió soporte de legitimidad al nazismo, pensando que podría manejar a quienes en realidad les estaban utilizando a ellos.
El cineasta húngaro Istvan Tsabó pone en imágenes el texto de Mann y es lo suficientemente inteligente como para no estropearlo haciendo de "Mephisto" una película más que estimable que describe de manera muy transparente los rincones más oscuros de la mente del arribista, siempre escondiendo las vergüenzas y flaquezas bajo el dorado manto de la gran misión de realización del artista, su gran responsabilidad de realizarse sin importar demasiado el dónde y el cómo.
Como escribo una película más que estimable que se las arregla para salir adelante pese al gran lastre de la presencia del insoportable y excesivo hasta la histeria actor austriaco Klaus Maria Brandauer.
"Mephisto" da que pensar.