domingo, octubre 11, 2015

El desconocido

He tardado un poco en ir a verla porque confieso que me daba un poco de miedo.

El trailer me sugería una serie de fantasías de simulación de trillados clichés del cine comercial americano por las calles de A Coruña... Todo un planazo, pero lo cierto es que estaba equivocado y eso me gusta porque si me equivoco es porque todavía la realidad me puede sorprender.

El caso es que para mi gusto "El desconocido" se inscribe, dando continuidad, dentro de una línea de calidad que dentro del "thriller" se inició con títulos como "El niño" o "La isla mínima".

Títulos que en mayor o menor medida se erigen sobre planteamientos de carácter social y político y sería fantástico que en España pudiéramos tener un cine político como el que apareció en la corrupta Italia de la década de los sesentas y setentas... Al país y al cine español no le vendría nada mal, pero esto son ensoñaciones mías.

La verdad es que no espero demasiado de este país. Los toros, las gambas, el sol, la santa transición y el flamenquillo ya no me llenan.

En cualquier caso, y evitando más disgresiones, "El desconocido" es un estupendo "thriller" que sucede en su mayor parte dentro de un coche. Y tiene mucho mérito hoy en día mantener al espectador hora y media pegado a la pantalla con imágenes que no sean planetas que explotan superhéroes que vuelan o cuerpos que follan.

Pero "El desconocido" lo tiene.

Un mérito sin duda atribuible al debutante Dani de la Torre quién como mínimo sabe de la importancia de los primeros planos para anclar emocionalmente el relato cinematográfico, asi como la importancia de los buenos actores para poder dar la adecuada profundidad y la correcta dimensión a esos primeros planos.

Pero además tiene claro la importancia de la historia, una historia que debe estar bien codificada y construida como mecanismo pero que al mismo tiempo debe tener puntos de contacto con la mirada del espectador en el sentido de facilitar el proceso de transferencia, la gran reacción química que el cine genera en el espectador en el oscuro y solitario espacio de la sala.

"El desconocido" tiene de todo ésto a paladas, siendo además relativamente muy atrevida en el planteamiento de su historia que se centra en la corrupción general del sistema de intereses que nos vive.

La banca y sus vicios privados que ya ni siquiera pueden ser virtudes públicas se ventilan con planteamientos que bien pudiera firmar la nueva contracultura que se está generando desde los estratos de la sociedad que ya no pueden aguantar más, bien por necesidad, bien por ética, bien estética o bien por una diferente combinación de alguna de estas tres cosas.

Y lo mejor que para mi gusto tiene "El desconocido" es que esa victima cuya venganza genera la historia termine siendo victima dos veces.

Así de jodidas están las cosas mientras constantemente buscamos maneras de permanecer sedados el suficiente tiempo.

Y lógicamente el límite más allá del cual "El desconocido" dejaría de ser un producto para convertirse en algo más está ahí: en el trágico destino de una victima, un destino que al final sólo puede ser explicado desde el orden público, desde el perder la razón por las formas.

Una victima a cuya soledad no le queda ya otra que ofrecer su propia vida como acto de verdad (tal y como habla Baudrillard en "El intercambio simbólico y la muerte").... pero, esa línea narrativa no interesa a una historia que decide ser producto en ese momento.

El producto a favor de sistema no puede poner en valor ese gesto de la victima que enseguida pasa a un segundo plano en favor de un personaje más posible, el que interpreta Luis Tosar, que comprende cuánto mal ha hecho y al que le espera un futuro incierto sin familia ni trabajo... algo que por cierto a la historia tampoco parece importar demasiado.

En cualquier caso, "El desconocido" se las arregla para extraer con inteligencia la suficiente energía emocional de la tragedia nuestra de cada día como para emocionar e, incluso, concernir al espectador aunque, y como siempre, lo importante pasa de puntillas y de lado.

Con otro enfoque y nivel de atrevimiento estaríamos hablando de puro cine político.

En cualquier caso, "El desconocido" es un magnifico y brillante producto.

El cine español demuestra que también puede ser americano.... Y ahora que lo pienso, tan equivocado no estaba.

sábado, octubre 10, 2015

E la nave va

Es ésta una de esas películas que tengo que ver cada cierto tiempo.

Sólo por volver a ver la maravillosa escena de la brisa llevándose poco a poco las cenizas de la diva Edmelda Tetua ante la isla de Erimo ya merece la pena.

"E la nave va" es sin duda una de mis películas favoritas del maestro Fellini cuyo talento se vio beneficiado y multiplicado sin duda por la presencia en el guión del grandioso Tonino Guerra, uno de los grandes nombres del cine europeo más importante y relevante para no olvidar su desdibujada condición de séptimo arte.

La película es en sí misma una metáfora de un momento crucial de la historia de Europa.

Su relato reproduce el viaje en barco de una serie de personajes de al alta sociedad y de la cultura europea. El viaje tiene como destino la isla de Erimo. Allí serán lanzadas las cenizas de la diva Edmelda Tetua.

Sin duda en este viaje brilla el talento excesivo de Fellini para la creación de espacios y personajes. A través de Orlando, una suerte de maestro de ceremonias, la mirada del espectador se desliza sobre toda una rica e interesante galería de personajes en cuya creación Fellini da lo mejor de sí mismo.

Todo este conjunto de personajes reproduce el estilo de vida de la Belle Epoque, la brillante guinda que se erigía sobre la base de una sociedad conflictiva y desigual, esa sociedad a la que según Piketty regresamos a pasos agigantados.

Principes, condesas, institutrices, profesores de canto, mariscales de campo condecorados, niños comiendo pasteles de nata.... Durante la primera parte de la película la historia se detiene en todos y cada uno de los personajes mostrando un afinado espectáculo de vanidad y riqueza que súbitamente es interrumpido por la aparición de la I Guerra Mundial.

Esta aparición se materializa en la irrupción de un grupo de refugiados serbios que el capitán recoge seguida de un leviatánico acorazado austrohúngaro reclamandolos tras el conmovedor funeral de la diva Tetua.

Y que me aspen si toda esta maravillosa parte final, lo mejor de la película, no lleva el inconfundible sello entre poético y político de Tonino Guerra.

En resumidas cuentas, "E la nave va" resume de manera genial y hermosa el final de toda una época.

Imprescindible obra maestra.



miércoles, octubre 07, 2015

Birdman

Revisando por segunda vez "Birdman" el nombre de Kurt Vonnegut no se me va de la cabeza.

Sin duda la idea que vertebra la película es algo que al gran pope de la contracultura norteamericana bien hubiera podido cruzar por su cabeza y también con toda seguridad estoy convencido de que Vonnegut habría sido capaz de desarrollarla con más rotundidad y talento puesto que hay un cierto contrasentido en el hecho de que lo contracultural se vehicule en un producto con aspiraciones mayoritarias.

Y bien pensado también puede ser la reducción al absurdo de una dominación completa, de una derrota total precisamente de todo aquello que significaba lo contracultural.

En cualquier caso, y pareciendo esta una estimulante línea de pensamiento, no voy a ir por ahí. Prefiero quedarme en la idea de "Birdman" como sátira excesiva sobre los rigores y las exigencias del éxito.

En este sentido, "Birdman" se me antoja mucho más que una película de esas del cine dentro del cine. Se trata de una historia del arte dentro del arte entendido este como producto de consumo.

Así, su protagonista, Riggan Thomson, es la excesiva y satirica encarnación de ese individuo a la desesperada búsqueda del éxito que ahora cada artista mainstream es.

Y la película nos cuenta, sin perder detalle, en perfectos planos-secuencia, ese agónico y desesperado viaje cuyo destino es continuar ahí, esta vez intentando

Creo por eso Vonnegut con esa precisa mirada quirúrgica que, usando el bisturí de la ironía, era capaz de desentrañar el loco misterio de nuestro mundo, hubiera disfrutado "Birdman".

Una cara nueva bien vale su precio a cambio de ese tan deseado trofeo que es el éxito.

Todo es posible ya para ese superhombre en que Riggan Thompson se ha convertido.

Incluso volar.

martes, octubre 06, 2015

Regresión

Seis años ha tardado en regresar Alejandro Amenabar, uno de los directores más internacionales del cine español.

Tras el sonoro fracaso de "Agora", una película para mi gusto que hay que recuperar, Amenabar vuelve a su zona de confortabilidad, al thriller para presentarnos una historia que se pretende oscura y desasosegadora sobre las sectas satánicas.

Pero desgraciadamente el resultado deja demasiado que desear.

En este sentido, "Regresión" tiene la difícil propiedad de decepcionar al espectador varias veces durante su desarrollo.

Por un lado, y en su primera parte, la historia de la investigación del detective Kenner no está a la altura de su planteamiento cayendo enseguida en una serie de lugares comunes, mil y unas veces vistos, componiendo una suerte de Frankenstein narrativo que nunca resulta ni demasiado inquietante ni demasiado interesante.

Por otro, el "loco" giro final que convierte a la previsible historia en una historia de denuncia resulta esencialmente atrabiliario por no estar sustentado nada que más por la voluntad del director y guionista por sorprender al espectador.

El problema es que el mencionado giro se vuelve en contra de la película  convirtiendo muchos momentos de la misma en momentos tramposos, claramente injustificables a la luz de lo que finalmente se quiere contar al espectador.

En definitiva, la película no se sostiene como concepto y lo peor es que viendo la película tuve la impresión de que los actores lo saben y lo materializan en una importante falta de convicción a la hora de encarar sus personajes.

Y este es el gran error porque ese giro final no suma sino que resta, teniendo el que escribe la incómoda impresión de que contradice y desautoriza todo lo que ha visto anteriormente.

Desgraciado regreso desangelado el de Alejandro Amenabar.

domingo, octubre 04, 2015

Repulsion

Desde el principio de la película sabes que algo extraño pasa con Carol, una joven belga que trabaja en un salón de belleza londinense.

El modo abstraído en que sostiene la mano de su cliente es el punto de partida para la sutil descripción de un personaje que se encuentra al borde del desequilibrio, de la disolución en el abismo oscuro de la locura.

Porque lo que "Repulsión" describe con una sobrecogedora minuciosidad quirúrgica es el brote psicótico que terminará con lo poco quedaba de la Carol que la propia Carol a duras penas conseguía mantener cohesionado.

En "Repulsión", la segunda película de Roman Polanski, está lo más inquietante de su cine, que siempre tiene que ver con lo que sucede en las personas, de ojos para dentro y que las convierte en poco fiables puertas abiertas al abismo negro de esa salvaje irracionalidad que la psicología freudiana intentó cifrar.

El cine de Polanski siempre se desarrolla en dos niveles: uno, más superficial y narrativo, donde sucede una historia que se nos cuenta, similar al papel que juega lo consciente en la personalidad individual y que sirve de soporte para la aparición del segundo nivel, el de los detalles y matices, que siempre vehicula un significado sugerido, difícil de medir, equivalente a lo inconsciente y que siempre resulta inquietante para la mirada del espectador precisamente por esa incomensurabilidad que precisamente dimana de su carácter fragmentario y poco definido.

Sus imágenes son siempre superficies para la duda.

El valor de la realidad de las imágenes se resquebraja para mostrar la posibilidad de otros significados que parecen existir sólo en los momentos de oscuridad en los que sucede el parpadeo.

La inquietud está en la total ausencia de seguridad que debieran ofrecer los lugares comunes.

No en vano, el hogar,a la propia habitación o la comunidad de vecinos son uno de los lugares preferidos de Polanski para desatar sus infiernos. Recordemos, "La semilla del diablo" o "El quimérico inquilino".

Por definición su cine es perverso porque busca volver inseguro lo más seguro y, de entre todo, nuestros mecanismos de percepción de la realidad, los que nos hacen ver una silla cuando vemos una silla; mecanismos que se muestran frágiles y traicioneros cuando la locura y lo irracional aparecen,

En este sentido, Carol es un personaje arquetípico del cine Polanski sometido siempre a los rigores de un macabro juego en el que lo subjetivo se vuelve objetivo y viceversa.

Porque el lugar de la desconfianza y la inquietud está en "eso" tan complejo que llamamos "percepción".

Por eso hay tantos primeros planos de ojos en "Repulsión".

El ojo es la interfaz donde supuestamente subjetividad y objetividad se encuentran.

En unas ocasiones, el exterior penetra hacia el interior y en otras el interior llega demasiado lejos en el exterior, proyecta, se engaña... Ese es el drama.

Obra maestra.

Machos alfa, hostias alfa

He leído la carta abierta que sobre las elecciones catalanas Errejón e Iglesias nos envían.

Tampoco me ha gustado y me reafirma en la idea de la terrible y desgraciada gestión que la cúpula dirigente de Podemos está haciendo de su fracaso, un fracaso que ellos mismos se han marcado imponiéndose la necesidad imperiosa de ganar las próximas elecciones.

Los machos alfa cuando se pegan la hostia se suelen pegar una hostia alfa.

Porque si algo me queda claro de los resultados de Podemos en las pasadas elecciones catalanas es su carácter de anticipo de los resultados de las elecciones generales.

Ya lo he escrito unas cuantas veces: Cuando una formación como Podemos reduce su discurso y posicionamiento político a la necesidad de ganar, lo desvaloriza.

Las sociedades no se cambian ganando unas elecciones.

El cambio político no se compra en el supermercado.

Y en eso parecen haber convertido los líderes de Podemos las próximas elecciones: en un supermercado en el que, a cambio del cómodo y poco comprometido acto de votar, uno va a poder comprar una sociedad diferente.

Y ya hemos visto lo que ha pasado en Grecia con la voluntad popular.

Con la lección de Grecia bien aprendida, ahora, para los líderes de Podemos, todo es más complicado cuando se trata de definir su posicionamiento político pero sin embargo se mantiene contra viento y marea se mantiene la sencilla fórmula de ganar las próximas elecciones.

No tengo la menor duda que el deseo de los líderes de Podemos es el deseo de alguien programado por la sociedad de consumo: obtener el objeto del deseo y obtenerlo ya.

Pero las cosas no son así.

Y llegan las elecciones catalanas y tu mensaje, cojonudo según tú, no conecta con un electorado al que no se le puede sacar de un posicionamiento maniqueo de 30 años en una campaña electoral de 15 días.

En este sentido, alguien que llega con algo nuevo no puede sorprenderse de perder cuando aparece con un mensaje diferente y rupturista para una sociedad amoldada a pensar su realidad de una determinada manera.

Lo que me sorprende es que ellos no se sorprendan  a sí mismos cuando piensan que pueden llegar y ganar.

Y esto es lo que me hace dudar de la estrategia de Podemos y de sus verdaderas intenciones, una estrategia que les lleva a escribir una carta abierta en la que describen los puntos pero no los conectan los unos con los otros.

Para Errejón e Iglesias, algo que es blanco y viene en una botella con una vaca pintada no es leche.

Y deberían preguntarse por qué es un drama perder, por qué han tenido que enviar esta carta para dar explicaciones a unos fieles que ya deberían tener claro lo difícil que es ganar.

Y la respuesta está clara.

Son ellos mismos los que están matando las posibilidades futuras de Podemos imponiendose publicamente la necesidad de ganarlo todo en el presente.

Los fieles no bastan,

Hace falta tiempo para que una mayoría se reúna en torno a la bandera de Podemos; un tiempo que ellos mismos se niegan

Mientras tanto la carta abierta que sin duda tendrán que escribir tras las elecciones generales ya está escrita en un 80% dentro de esta carta abierta tras las autonómicas catalanas.

Si no pueden ver lo que les impide ganar, no están capacitados para gobernar este país.

Porque, al igual que Tsipras, están jugando irresponsablemente con la esperanza de la gente y a algunos es lo único que ya les queda.

Y si algo ya sabemos del ejemplo griego es que puede que no sea suficiente con ganar las elecciones.

Y deberíamos estar atentos de que en el fondo sólo se trate de un cambio de guardia dentro de la socialdemocracia.

Cambiarlo todo `para que todo siga igual. Sin aprender la principal lección que la socialdemocracia puede ofrecer a la historia: el sistema te cambia mientras esperas a ver la manera de cambiarlo,


sábado, octubre 03, 2015

The water diviner

La Primera Guerra Mundial es el gran acontecimiento histórico desconocido del siglo XX y es increíble que así sea puesto que sus consecuencias aún las estamos padeciendo.

La Segunda Guerra Mundial sólo fue un inevitable spin off de este primer gran conflicto, pero sin embargo hablamos más de ella y no tengo la menor duda de que la principal razón es la posibilidad de atribuir todos los desmanes a los totalitarismos, a unos malos reconocidos sobre cuya maldad ha sido posible construir un relato de buenos y malos que todavía funciona.

Sin embargo, en la Primera Guerra todo es más difuso. Los estados defendieron sus posiciones, estuvieron a la altura de sus intereses, cumplieron con las obligaciones a las que estos intereses les obligaban... Casi como ahora...

 Y por encima de todo quedó en evidencia la sociedad desigual que culminó en la Belle Epoque, unas desigualdades que se materializaron en la propia guerra tanto en sus causas (intereses políticos de las naciones) como en su desarrollo (el absoluto desprecio por la vida del soldado en cualquier ejército en cualquier bando que concretaba esa desigualdad en la aristocrática y autosuficiente actitud de la oficialidad hacia la tropa).

De la Gran Guerra se habla poco porque las banderas en las que se envuelven los patriotas se disolvieron en la sangre de quienes fueron a luchar por ellas.

De la Gran Guerra se habla poco porque millones murieron por nada o casi nada.

De la Gran Guerra se habla poco porque hablar de ella supondría hablar de desigualdad y lucha de clases, una narrativa complicada para una historiografía oficial al servicio del poder de los estados.

Porque de esa guerra surge la Revolución Rusa, pero también las identidades nacionales de las colonias de las potencias europeas experimentan un importante y definitivo impulso.

En este sentido, la masacre de Gallipolli (una más dentro de esa guerra) es un hito esencial dentro del sentir nacional australiano y neozelandés y sobre ella, con bastante ego, el fenomenal actor Russell Crowe, fundamenta se primera experiencia en la dirección cinematográfica.

Está claro que Crowe busca la épica, la gran película que enlace a lo David Lean el gran acontecimiento histórico con las pequeñas historias de los personajes que los padecen y lo alimentan y el resultado es "The water Diviner"

En ella se nos cuenta la tragedia de un australiano que pierde tanto a su mujer como a sus hijos como consecuencia de la guerra. Buscando contentar al fantasma de su desaparecida mujer, el personaje viaja a la península de Gallipolli para buscar los cuerpos de sus tres hijos, fallecidos el mismo y devolverlos a casa.

Allí tendrá ocasión de conocer de primera mano, las consecuencias de la guerra tanto para los suyos como para los turcos derrotados.

Hay terreno para construir una historia tremenda, de esas que tan bien sabía cocinar David Lean con música de Maurice Jarre, pero el principal problema que tiene la película es que quiere tocar muchos temas quedándose a medias de casi todo.

El resultado es una película correcta que sin la presencia de Crowe, y significando lo que significa dentro de su carrera, no habría llegado tan lejos.

Como digo hay terreno, pero falta talento en el punto de vista para amalgamar los elementos de manera que sea posible una historia en el que todas las partes ocupen su lugar de manera armónica.

Falta enfoque en una historia que, cuando vienen problemas, tira por lo fácil (y por lo bajo) de lo sentimental.

Lo peor de "The water diviner" es que, pudiendo aspirar a ser otra cosa, se empeña en ser un producto. Y esta mediocre aspiración, la perjudica de manera esencial y definitiva porque hay una evidente falta de armonía entre lo que se puede ver entre frames y lo que la historia definitivamente nos cuenta

"The water diviner" no quiere ser diferente ni desafiar la mirada del espectador.

Pasa de puntillas sobre lo que importa para terminar resultando un drama que ofrece el amor romántico como única y universal respuesta/salida ante los rigores de la vida convertidos en eventos incuestionables, inevitables y casi naturales.

Desaprovechada.

jueves, octubre 01, 2015

Sonambulos. Christopher Clark

Belle Époque…

“Montenegro era el estado balcánico más pequeño, con una población de sólo 250.000 habitantes diseminados por un terreno hermoso pero implacable, de picos negros y barrancos profundos. Era un país en el que se podía ver al rey, vestido con un magnífico uniforme dorado, plateado, rojo y azul, fumando al anochecer delante de su palacio con la esperanza de conversar con algún viandante”

lunes, septiembre 28, 2015

Autonómicas Catalanas: Reflexiones de urgencia

Al final, salió el voto oculto unionista corrigiendo la intención de voto expresada en las encuestas en la dirección centrífuga.

El resultado es claro.

Con la participación más alta de la historia las opciones que se declaran independentistas no han llegado ni al 50% de los votos y, en un mundo cabal, una minoría por grande que sea no puede marcar el destino de la mayoría.

Para empezar las independencias no se declaran, suceden desde la base de la existencia de una mayoría real que recoge la incontestable evidencia de un hecho diferencial.

Esto, y por mucho que disguste a los independentistas, no es una realidad ahora mismo en Cataluña.

El voto oculto vuelve a traicionar un delirio inducido por la estructura mediática que controla el poder autonómico catalán.

Igual algún día lo será, pero desde luego ahora no lo es.

Como un boomerang, sus propias mentiras les han alcanzado y les han dado en toda la cabeza.

En cualquier caso, y escuchando las declaraciones de algunos, el delirio continúa y no descarto ver a Mas impidiendo algún desahucio que el mismo ha respaldado desde la Generalitat.

Y dicho esto, debe quedar claro que España debe quitarse el bigotito de Framco que aun se pone a la hora de abordar el tema territorial. Ya es hora de declarar y tangibilizar la realidad plurinacional de España.

Y dicho esto debe quedar claro que me gusta lo que dicen las CUP. Para mí son todo lo que Podemos debiera ser: obsesionados por la pureza de sus ideas, poniendolas por encima del cortoplacismo politico de la victoria.

Yo también estoy a favor de desobedecer a Madrid cuando sus leyes ponen a la gente en la calle.

Y aún a riesgo de equivocarme estoy convencido de que ha habido mucho trasvase de voto de Podemos a las CUP.

Podemos ha unido al hostión que se ha llevado con el tema de Grecia, el inmenso error de la manera en que lo ha gestionado. Ahora, de pronto, se hace lo que se puede y todo es complejo. Mucho Gramsci, mucho Laclau pero sobra ego y faltan huevos para poner la defensa de las propias ideas por encima de la victoria o la derrota.

Como no se pongan las pilas van a caer tan rápido como han subido.

Ya lo están haciendo.

La gente ha resultado no ser tan tonta como en la miseria personal de las ruinas de mi inteligencia creo que es.

Una mierda para mí.


domingo, septiembre 27, 2015

Everest

La película recrea la tragedia que en 1996 vivieron un grupo de alpinistas en su ascenso a la montaña más alta del mundo, el Everest.

Como no podía ser de otra forma, y al tratarse de un producto para el consumo rápido, la historia pasa de puntillas sobre los aspectos más interesantes y se limita a demostrar que las capacidades técnicas del nuevo cine industrial le permiten abordar con soltura un argumento como éste.

En este sentido, "Everest" sigue fielmente el esquema del cine de catástrofes: Primero presenta a un grupo de personajes desarrollando para cada uno de ellos una pequeña historia que luego servirá para posicionar emocionalmente al espectador ante el destino que seguirán cada uno de ellos en el desastre y luego presenta la catástrofe, convertida en una especir de némesis divina que pone a cada uno en su lugar, en este caso una tremenda tormenta que asola la montaña cuando el grupo de alpinistas aún se encuentra en lo más alto.

Como película de catástrofes, "Eeverest" funciona, si bien en algunos momentos resulta demasiado confusa pareciendo que el propio director también ha seguido el destino de sus personajes perdiéndose en la tormenta.

La ausencia de algunos necesarios primeros planos hace que en el momento culminante las líneas narrativas se confundan y uno no sepa muy bien qué diablos está pasando con tantas idas y venidas, con tantas subidas y bajadas, pero en general el espectáculo funciona pese a ese pequeño gran desconcierto narrativo que sin duda el director debería hacerse mirar.

No obstante, me interesa más lo que se lee entre líneas que lo que efectivamente "Everest" nos muestra.

Y se me antoja que "Everest" habría sido perfecta para mostrar una historia con un contenido más denso centrado en la manera en que nuestra sociedad se acerca a algunas cosas que no pueden ser compradas pretendiendo precisamente comprarlas. Me refiero al consumo de la montaña como experiencia, la banalización del alpinismo convirtiendo las montañas en productos que se pueden consumir mediante un servicio.

En definitiva, una faceta más de la loca sociedad en que vivimos y cuyos desastres experimentamos con la naturalidad con la que un orco querría regresar a ese lugar llamado Mordor, su precioso hogar.

Todo esto, lo más interesante, queda relegado al contexto, al paisaje en donde se desarrolla la historia. Los campamentos atestados, las colas para escalar, el dopado de los alpinistas, están ahí revelando la esencial falta de autenticidad que trae consigo la actitud del que consume las cosas y no establece un dialogo con ellas.

Y es una pena porque sin ese todo "Everest" es sólo una película más.

Entretenida.

sábado, septiembre 26, 2015

Vida y muerte del Coronel Blimp

Rodada en 1943, "Vida y muerte del Coronel Blimp" es otra de las brillantes contribuciones del genial duo creativo formado por Michael Powell y Emeric Pressburger al cine británico en su esfuerzo por aportar su granito de arena al esfuerzo bélico de los británicos durante la II Guerra Mundial.

Mi favorita es "Los Invasores" de la que escribí no hace demasiado tiempo en este blog, pero esta "Vida y muerte del Coronel Blimp".

Si algo caracteriza al cine de Powell y Pressburger es la inteligencia a la hora de la construcción de los relatos, una inteligencia que además siempre va acompañada del acierto en la traslación de la idea a la realidad, un acierto que siempre va acompañado de un talento visual para la construcción de imágenes de primer orden.

Para mi gusto Powell y Pressburger son dos grandes del cine y su "Vida y muerte del Coronel Blimp" un ejemplo más de esa grandeza.

Con una duración de más de dos horas y media, algo muy poco usual para los estándares de la época y generalmente reservado a la épica de las grandes historias, esta película realiza un alarde de inteligencia y sensibilidad para hacer grandeza de lo pequeño.

La historia se desarrolla en los cuarenta años que van desde el principio del siglo XX a una época contemporánea a la Batalla de Inglaterra durante la II Guerra  Mundial y nos cuenta la entrañable relación de amistad entre un militar británico Clive Candy (Roger Livesey) y un militar prusiano  Theo Kretschmar-Schuldorff.

Se enamorarán de la misma mujer, se enfrentarán durante la I Guerra Mundial, envejecerán, generando una suerte de atmósfera emocional en la que el espectador ya al final de la película sentirá la misma nostalgia que ellos sienten por un pasado definitivamente pasado.

Para mi este es el gran poder de "Vida y muerte del Coronel Blimp", un poder que la hace una de esas películas inolvidables de las que tanto hablo.

En este sentido, se trata de un texto en el que lo narrativo termina siendo superado y trascendido por lo emocional que se convierte en una brecha por la que se expresan emociones muy poéticas relacionados con la nostalgia y el paso del tiempo.

Así, uno tiene la sensación que raras veces de produce en el cine de estar ante la presentación de la vida misma

Por otro lado, "Vida y muerte del Coronel Blimp" cumple su labor dentro del esfuerzo de guerra vehiculando las mejores virtudes de lo británico encarnadas por Clive Candy, su personaje principal. Y en este sentido se ejecuta una triunfo de lo británico sobre la prusiano en el que no se derrama apenas sangre (sólo la del duelo que pone en contacto a Candy con Kretschmar) y que se resuelve con la admirada amistada que al final de todo, el prusiano siente por el británico.

Así, "Vida y muerte del Coronel Blimp" resuelve la victoria de los británicos en el ámbito intangible de los valores y maneras de ser porque el personaje de Candy entronca con toda esa corriente victoriana de lo británico que contaría Kipling de manera hermosa.

Desde lo ideológico, hay siempre una superioridad moral de Candy sobre el prusiano, tanto en la victoria (cuando le acoge como prisionero de guerra) como en la derrota (cuando acepta de buen grado que la mujer que ama se vaya con el prusiano); un espectáculo que tiene al prusiano reservada la grandeza de terminar reconociendo la superioridad de esa manera de ser y entender la vida.

Una manera elegante de librar, de ganar o perder, las guerras de la que soy muy partidario.

Pero la magia de esta pelicula no sería posible sin el talento de los actores que interpretan ambos personajes, Anton Walbrook y Roger Livesey. Ambos son habituales del cine de Powell y Pressburger y demuestran aqui que por algo lo son.

En definitiva, y aunque no sea mi favorita, "Vvida y muerte del Coronel Blimp" es una obra maestra.




Realidad. virtualidad e independencia

Una de las principales características de las democracias de mercado en que vivimos es su carácter superficial y con esto quiero decir que no son otra cosa que un entramado narrativo-discursivo que envuelve como un celofán el rudo core del más inclemente mundo capitalista de intereses.

Es algo así como esa metáfora del azul con el cielo que, según el escritor Paul Bowles, nos ahorra la visión de ese inmenso abismo negro y no por que no queramos mirarlo sino precisamente por lo contrario, para evitar la terrible posibilidad de que ese abismo nos mire.

Ese entramado narrativo-discusivo sustenta la experiencia de un sujeto de derechos y libertades que vivimos cada uno de nosotros, que somos y que nos hace ser.

Y ese entramado es absoluto y total como realidad en su nivel, pero siempre es parcial y relativo con relación a ese subyacente mundo de intereses que nos necesita trabajando y consumiendo, alimentado la maquinaria, con el necesario entusiasmo y confianza.

Y en este sentido no hay derechos y libertades que valgan cuando estos se encuentran entre un interés y su oscuro objeto del deseo.

La legitimidad del sistema precisamente se encuentran en los mecanismos que espesan ese tranquilizador color azul y sin duda la política es uno de ellos.

La política precisamente es el espacio clave y estratégico de legitimidad porque es precisamente en ese espacio donde se espesa el azul, se ejecuta el engaño mediante todo un repertorio de discursos de derechos y libertades que, a su vez, se genera un espacio para la realización del individuo según los intereses del sistema. Es decir, realizándose como sujeto productor-consumidor.

Y la cosa funciona porque en realidad todo es real mediante se desee lo que hay que desear o se haga lo que hay que hacer. Los problemas siempre vienen cuando uno quiere hacer o decir cosas que no se hacen ni se dicen y lo que es más importante, cuando hay un interés de por medio.

Es entonces cuando se dan las condiciones para entender la realidad de otra manera puesto que lo que se muestra como real e independiente en realidad se revela como virtual y dependiente,

El referendum griego que Tsipras convocó es el último ejemplo, pero el proceso independentista catalán va a ser el siguiente hito.

Ambos eventos son hijos del mismo padre, de la creciente incapacidad del capitalismo para mantener esa superficie azul quieta e inalterable como consecuencia de sus cada vez más apremiantes contradicciones.

Porque precisamente y de manera contradictoria la política fuerza los límites de ese azul buscando precisamente mantenerlo como ficción.

La política como factor aglutinador de ese efecto de realidad que permite la dominación se ve obligada a llevar hasta el extremo las ficciones de libertad individual y soberanía popular que en Grecia se manifestaron mediante un referendum como voz de la voluntad de un pueblo mientras que en Cataluña adoptan la parecida forma de unas elecciones que son algo más.

En ambos casos, la virtualidad de la voluntad popular se arroja desarmada contra el abismo de lo real, el de los intereses que, como dueños de la realidad que son efectivamente, enseguida desencadenaran la cabalgada despiadada de sus propios jinetes del apocalipsis: realidad, responsabilidad, sensatez.

Y como hizo en Grecia básicamente enfrentará a esa voluntad popular a la posibilidad de la desconexión de un mundo en cuyo contexto y valores esa voluntad popular está programada para ser y nadie querrá estar fuera porque ese ámbito exterior ni siquiera existe.

Por eso la victoria es segura porque al otro lado no hay nada.

Una nada que se manifiesta constantemente.

El último ejemplo: la satisfacción con que un independentista catalán manifiesta con la posibilidad de que el estado español no pueda arrebatarles las nacionalidad española a su gusto.

No haremos nada que no quieran que hagamos.

Y habrá independencia catalana no porque lo quiera el pueblo catalán sino porque convenga... pero desgraciadamente no conviene.

La derrota es total porque ni siquiera hemos pensado un lugar a donde ir con el que consolarnos cuando nos amenacen con los horrores que esperan a los que quieren salir.

Y en el fondo, lo que hay detrás del proceso independentista catalán, es esa necesidad torpe, sin estructurar, casi pulsional, que tenemos de salir, pero desde una virtualidad que es hija de una relación de poder que se manifiesta en la necesaria y segura servidumbre a eso que se llama realidad.

Y en el fondo, deberíamos preguntarnos si lo que estamos haciendo es consumir la libertad en lugar de vivirla y pensarla.

Deberíamos sospechar de lo que se nos ofrece por la via rápida, como si se nos ofreciera en el estante del supermercado y bastara con cogerlo, con votar y echarlo al carro.

Y no hay una via rápida para las cosas que verdaderamente importan.

Y lo que siempre compromete la via rápida es el discurso de los riesgos y de los costes.

Y como pasó en el referendum griego, en las elecciones catalanas el discurso de los riesgos y los costes brilla por su ausencia. Y precisamente esto forma parte del mecanismo de la dominación porque una vez más, el algún momento y más adelante, la realidad nos pillará por sorpresa a todos.

El objetivo será cambiarlo todo para que todo siga igual.

Ahí tenéis a Ttsipras, haciendo lo que puede, esperando la oportunidad, mientras lentamente el sistema le cambia.

Y será otro el que se haga la foto delante de la bandera.

O quizás estemos aun mucho peor de lo que pienso y siga siendo el mismo.

Al tiempo, pero lo que unos llaman independencia yo lo llamo cambio de cadenas.

domingo, septiembre 20, 2015

Love and Mercy

No es que sea un experto en música pero Brian Wilson me parece uno de los grandes genios que ha dado la música pop. Ya sólo por haberse sacado de la chistera "Pet Sounds" habría suficiente motivo.

"Love and Mercy" profundiza en la persona y en el personaje.

No es un biopic al uso puesto que la película presenta a Wilson en dos líneas narrativas paralelas. Una de ellas se centra en el Wilson joven, precisamente en el momento de su vida en que genera "Pet Sounds" (probablemente el momento más alto de su carrera como creador); mientras la otra nos muestra al Wilson adulto, luchando contra sus demonios y atrapado en las redes de un venenoso psiquiatra.

El titulo de la película también es el titulo de la canción que abre el primer disco que Wilson publicó en 1988 tras salir del túnel. Por lo visto, la ayuda de Melinda, su actual mujer, fue fundamental y los acordes con que se inicia la canción fueron los que le vinieron a la cabeza a Wilson la primera vez que la vio.

En cualquier caso, y puestos a elegir, yo me sigo quedando con la canción.

Aun siendo una película entretenida y aceptable, "Love and Mercy" se limita a ilustrar diferentes episodios de la vida de Wilson. Se queda en el umbral de lo que muestra, resultando demasiado plana lo que redunda en la no implicación de la mirada del espectador en lo que se le cuenta.

En su primera película, Bill Pohland pone en pie una narración demasiado fría y distante. demasiado formal y como sin atreverse a meter mano a una historia que por otro lado está llena de posibilidades.

Hay algunos momentos en los que me encuentro pensando que no me interesa lo que sucede mientras que en otros creo que esos momentos deberían interesarme más de lo que me interesan.

Aunque, y con algún momento bueno, especialmente las partes que muestran la grabación de "Pet Sounds", el resultado se emparenta alarmantemente con la mediocridad que ofrece una película para la televisión convertida en premeditado vehículo para la siesta.

"Love and Mercy" es una de esas películas que ni se nota ni se mueve ni traspasa.

Y Brian Wilson merece mucho más.




sábado, septiembre 19, 2015

Gasol y el nacionalismo español

Imagino que si la maravillosa hazaña deportiva que Paul Gasol llevó a cabo en el europeo de baloncesto contra Francia sirve al nacionalismo español para justificar lo bueno que es formar parte de España también lo contrario debe ser cierto.

Es decir, los recientes y sonoros fracasos de las selecciones de fútbol y baloncesto en sus respectivos mundiales debería justificar la necesidad de abandonar cuanto antes España.

Pero, y en su momento, no escuché nada al respecto. Seguramente porque no mezclar las churras con las merinas sea lo lógico y lo absurdo sea la derivada irracional que ha tomado la gesta deportiva de Gasol durante esta semana.

Y digo que es lo lógico porque la pertenencia o no a España no debería basarse en un evento accidental que quizá obligase a nuestros deportistas a hacer una de esas hazañas cada semana para mantener la unidad de destino en lo universal.

En cualquier caso, el nacionalismo español vuelve a mostrar su absoluta pereza para construir un discurso positivo sobre las ventajas de la pertenencia a un proyecto común, algo que vaya más allá del proverbial ordeno y mando que se esconde invisible en el espacio que separa todas las palabras que se pronuncian desde Madrid.

Aprovechando la circunstancia ha intentado subirse sobre las espaldas de Gasol, como si al final todo lo demás dependiese de su inigualable talento para machacar a Francia..

Ridículo desde cualquier punto de vista pero mucho más cómodo.

Pero lo preocupante es ese inconsciente bigotito de Franco que el nacionalismo español se pone para gestionar todos estos temas. Y lo peor no es el bigotito en sí sino su carácter inconsciente, la manera en que el modo franquista de entender ciertos temas se ha convertido en la forma natural con la que nuestra democracia del 78 gestiona ciertos temas, precisamente los más esenciales.

Y eso que si hubiera alguien inteligente al otro lado lo tendría muy fácil por que cualquier punto de vista constructivo elaborado por el nacionalismo español tendría a favor el viento de la realidad en donde la intentona nacionalista catalana se inscribe.

Esa realidad basada en el poder de los mercados y el dinero que hace inevitable los recortes también hace inviable la independencia catalana, pero ni por esas.

Mejor las amenazas y el ordeno y mando.

Por qué simplificarlas pudiendo enturbiarlas aún más.

Después de todo, el infiel que desafía los dictados de la fe verdadera solo merece ser masacrado... por ahora verbalmente.

Y confieso que no me gusta ver un gesto tan puro y hermoso como el que realizó el pasado jueves Gasol con tanta basura mental,

No se lo merece.

En cualquier caso estaré pendiente para animar a la sedición la próxima vez que una selección extranjera nos pase por encima.

jueves, septiembre 17, 2015

Independencia

Las batallas por la libertad ya no se libran en la singularidad que transforma una determinada zona de territorio en un concreto campo de batalla para la historia.

Estos tiempos son miserables hasta para eso.

Hoy en día la batalla por la libertad que libra la voluntad popular contra las otras voluntades que intentan sojuzgarla se libra en un lugar tan anodino y cotidiano como pudiera ser un cajero automático.

De su boca sale el dinero que nos integra al mismo tiempo que nos desintegra en este sistema de libertades orientado a perseguir una libertad dirigida y calculada.

Lo pudimos comprobar en Grecia, con el sorprendente giro travestido de ese traidor llamado Tsipras, un traidor de la voluntad popular al que otros, que ya hacen oposiciones a traidores, respaldan. Bastó con cerrar las bocas de los cajeros para que otras bocas se cerraran, para que los inconvenientes y temores surgieran, para que no fuera suficiente el respaldo de un 60% de los griegos.

Ahora mismo, nadie concibe un mundo sin dinero y los primeros los políticos de la izquierda.

El límite en que la utopía bienintencionada se convierte en locura está ahí.

Y eso mismo sucederá con la utopía de la independencia catalana.

En su momento, quienes llevaron a Tsipras, llevarán a Más al mismo despacho.

Les bastará con cerrar los cajeros de una Cataluña fuera de Europa y por lo tanto de un Euro en cuya clave está cifrada su deuda.

Y el problema es que seguimos sin saber qué hacer cuando nos cierran los cajeros.

Por el momento es la calcinante luz de un sol muy poderoso. 

Nadie resiste su beso.

Se cierran los cajeros y nos llaman al orden. El recreo ha terminado. Es el momento de volvernos responsables y posibilistas, como Tsipras.

¿Quién en su sano juicio podría ponerse del lado del sufrimiento y el dolor?

¿Quién lo haría pudiendo mañana desear otra cosa?

El dinero ha secuestrado la democracia.

Los juegos en los campos del señor siempre tienen un límite.

Nada distinto se podrá hacer mientras no sepamos defendernos del dinero, mientras no encontremos la forma de vivir lejos de su alargada sombra vampirica.

Ellos lo saben.

Nos han vencido.

Y su victoria está en habernos programado así: aislados los unos de los otros y dependientes del dinero para sobrevivir.

La derrota es total y completa.

Deliramos con la libertad, con la independencia respecto de Europa o respecto de España, sin realmente profundizar en las verdaderas raíces de nuestra inquebrantable dependencia.

Sucedáneos que si los llevas demasiado lejos revelan su radical condición de delirio neurótico porque esa realidad de la que somos dependientes enseguida nos llama al orden... y lo peor es que en suficiente número obedecemos porque siempre nos queda esa libertad de los formales que el sistema puntualmente nos ofrece (siempre que por supuesto nos la podamos pagar).


lunes, septiembre 14, 2015

Hegemonía y estrategia socialista. Ernesto Laclau y Chantal Mouffe

“Claude Lefort ha mostrado de qué modo la «revolución democrática», como terreno nuevo que supone una mutación profunda a nivel simbólico, ha implicado una nueva forma de institución de lo social. En las sociedades anteriores, organizadas según una lógica teológico–política, el poder estaba incorporado a la persona del príncipe, que era el representante de Dios —es decir, de la soberana justicia y la soberana razón—. La sociedad era pensada como un cuerpo, la jerarquía de cuyos miembros reposaba sobre un principio de orden incondicionado.
Según Lefort, la diferencia radical que introduce la sociedad democrática es que el sitio del poder pasa a ser un lugar vacío y que desaparece la referencia a un garante trascendente y, con él, la representación de una unidad sustancial de la sociedad. En consecuencia, hay una escisión entre la instancia del poder, la del saber y la de la ley, y sus fundamentos no están ya más asegurados. Se abre así la posibilidad de una interrogación sin fin: «ninguna ley que pueda ser fijada, cuyos enunciados no sean contestables, los fundamentos susceptibles de ser puestos en cuestión; en fin, ninguna representación de un centro de la sociedad: la unidad ya no sabría borrar la división social.
La democracia inaugura la experiencia de una sociedad inaprehensible, incontrolable, en la que el pueblo será proclamado soberano, pero en la que su identidad nunca será dada definitivamente, sino que permanecerá latente». Es en este contexto que, según Lefort, es preciso entender la unidad del pueblo que se instala la denegación de la división social que había sido hecha visible por la lógica democrática. Una tal denegación constituye el centro de la lógica totalitaria, y ella se efectúa en un doble movimiento: «la anulación de los signos de la división del Estado y de la sociedad, y de los de la división social interna.
Ellos implican una anulación de la diferenciación de instancias que rigen la constitución de la sociedad política. No hay más criterios últimos de la ley ni criterios últimos del conocimiento que estén sustraídos al poder». posibilidad de emergencia del totalitarismo, que consiste en intentar restablecer la unidad que la democracia ha quebrado entre el lugar del poder, de la ley y del saber.
Una vez que a través de la revolución democrática han sido abolidas todas las referencias a potencias extrasociales, puede surgir un poder puramente social que se presentará como total y que extraerá tan sólo de sí mismo el principio de la ley y el principio del saber. Con el totalitarismo, en lugar de designar un sitio vacío, el poder pretende materializarse en un órgano que se supone representante del pueblo UNO.”

domingo, septiembre 13, 2015

Los refugiados sirios como arma de guerra

Teniendo en cuenta que la llamada "guerra civil" siria se lleva librando desde 2011 no deja de ser interesante el hecho de que el goteo de refugiados se haya convertido este verano en un masivo tsunami que ha arribado a las murallas de Europa buscando ser acogido.

Frente a las poderosas imágenes de sufrimiento de estos seres humanos, los estratos conservadores ya empiezan a generar discursos que buscan desactivar su poder y uno de ellos es la presencia de yihadistas dispuestos a matarnos entre sus filas.

Y esto no puede ser más que evidente y obvio aunque sólo sea desde un punto de vista estadístico... Alguno tiene que haber como seguramente habrá alguno que robe o que le guste hacérselo con menores,

Lo curioso ese que ese discurso ya estaba ahí, lanzado y dispuesto a ser usado/creído pero las cosas no son tan sencilla y lo que resulta evidente casi nunca es la verdadera razón que da sentido a lo que vemos. La comunicación convertida como arma política es mucho más compleja y funciona en muchos niveles de significación.

Lo relevante es que las dos posibles sensibilidades de los europeos ante el problema de los refugiados ya tienen, cada una, su polo de atracción: el sufrimiento por un lado y el miedo por otro.

Sobre ese polo pueden acumularse con tranquilidad las necesarias emociones para activar por desplazamiento otros sentidos más interesantes para ciertos intereses,pero, y por su propia naturaleza, más difíciles de movilizar.

Porque por debajo de ese nivel superficial, el de las imágenes,  la del niño ahogado y la de mi propio hijo asesinado en un atentado yihadista.... imágenes que nos distraen y entretienen en el sentido cognoscitivo de la palabra tiene lugar lo importante: el gran juego por el que se activan en las personas los significados que casi siempre materializan intereses.

Y es posible que mientras estamos preocupados en ayudar y/o en protegernos de los refugiados, el verdadero significado de los refugiados esté ya empezando a funcionar de manera efectiva en nuestro interior activando esos polos de significación más profundos.

Muy pronto miraremos más allá de los refugiados y veremos la guerra que nos los trae a nosotros convertidos en un problema insoluble.

Y hay que preguntarse por qué ahora los refugiados se convierten en un problema de volumen.

Y a esta pregunta inevitablemente hay que responder que éso solo es posible porque en origen se ha abierto una puerta.

Y teniendo en cuenta que Assad con toda probabilidad está ganando la guerra a un enemigo cada vez más fragmentado, es un escenario bastante probable que con la presión de los refugiados se esté buscando en la opinión pública europea la necesidad de intervenir en el conflicto consiguiendo por lo penal lo que los mercenarios del ISIS no están consiguiendo por lo civil.

Yo mismo he escrito sobre la necesidad de intervenir que tiene Occidente puesto que los refugiados son efecto de una evidente y sangrante causa.

El tema es la sincronía: por qué aparecen dos millones de refugiados a las puertas de Europa justo cuando Assad parece estar ganando la guerra.

Por qué no han aparecido antes.

Esa es la pregunta.

Y la respuesta es clara: alguien ha abierto una puerta que antes estaba cerrada guiado por intereses que nada tienen que ver con lo humanitario.

Muy pronto Europa será un campo abonado para cualquier discurso que haga referencia a la intervención.

Veremos si se produce, pero en buena lógica no debe tardar en producirse porque sólo hay dos opciones: acoger a los millones de personas que componen el éxodo serio por un tiempo o generar las condiciones para que puedan regresar y eso sólo es posible interviniendo en la guerra en contra de Assad, ese hijo de puta que tiene la desgracia de no ser nuestro hijo de puta.

Nuestros gobiernos no tardarán en poner soldados profesionales enmendar lo que los mercenarios no están pudiendo hacer y veremos a occidentales luchando codo con codo con fundamentalistas islámicos para derrocar a Assad.

Es una oportunidad que no pueden dejar pasar porque las buenas guerras dan votos y popularidad.

Y así todos contentos. menos Assad, que será el nuevo Saddam y que estará muerto.

Muy loco todo, pero es nuestra locura y los de ISIS serán unos fundamentalistas islámicos pero son los hijos de puta que necesitamos para llevar a cabo esta nueva locura.

Las piezas están ahí, dispuestas sobre el tablero de ajedrez.

El nuevo frente de la guerra civil siria se ha abierto en Europa.

Medea

Está claro que hasta el mejor escribano echa un borrón y, en el caso de Pier Paolo Pasolini, su horrible "Medea" es, siempre para mi gusto (que soy el que escribo), un enorme borrón dentro de su esencialmente arriesgada carrera cinematográfica.

Y es que no hay por donde coger esta "Medea" consiguiendo Pasolini destrozar los mimbres que el gran Euripides nos proporciona desde hace milenios.

Para empezar es una propuesta que genera distancia con el espectador puesto que, asombrosamente, la palabra de Euripides brilla por su ausencia siendo una versión en que los personajes apenas hablan entre sí, quedando todo a la capacidad de los actores y, sobre todo, al conocimiento que el espectador pueda tener del texto.

Por otro, y en su primera parte, resulta tremendamente disgresora pues Pasolini dedica más de media hora a una introducción en la que se propone mostrarnos las costumbres bárbaras del pueblo bárbaro al que Medea pertenece.

Completamente innecesario.

Pero. y una vez que conecta con el texto de Euripides los personajes se dedican a actuar como sometidos a la logica del relato del que forman parte, convertido este en una suerte de realidad viculante e inmotivada. que no se explica sino que se revela a sí misma mientras va sucediendo aunque casi siempre privada por esa mudez ya referida del contenido que le da la palabra.

Si a esto le añades las limitaciones de la diva operistica Maria Callas como actriz y la presencia de algún que otro flashback y flashforward (visiones del futuro de Medea), tendrás un confuso galimatías en el que el sentido no procede de la narración sino del conocimiento que la mirada del espectador tenga de la historia.

En este sentido, Pasolini se las arregla para oscurecer la cristalina claridad del texto de Euripides.

Su ego como creador se interpone entre el espectador y el texto... y no precisamente para sumar sino para restar con el innecesario e irritante efecto distorsionante que la propuesta trae consigo.

En definitiva, Pasolini arruina una grandiosa historia protagonizada por uno de los primeros personajes femeninos potentes de la historia del arte occidental.

Muy decepcionante.

sábado, septiembre 12, 2015

The Walking Dead

Muy inteligente el giro narrativo que presenta esta serie en su quinta temporada.

El esfuerzo brutal de supervivencia que el espectador ha seguido durante las cuatro temporadas anteriores es puesto en valor en esta quinta de una manera brillante.

El grupo de Rick ha sufrido una transformación. Para sobrevivir han tenido que afrontar una constante exigencia que a la postre ha supuesto la obligatoria consecuencia de dejar atrás una manera de entender la vida en el que la dura crueldad de la lucha por la supervivencia no era una realidad tan exigente y apremiante.

Ahora, convenientemente exigidos, han tenido abandonar a fuerza de golpes la esperanza de recuperar la vida que vivieron y han tenido que aceptar una nueva manera de ser en el que la violencia y la vida humana ocupan diferentes posiciones de valor.

Las presencias de Tyrese Williams y Beth Green reflejan en los primeros ocho capítulos el fin de esa esperanza.

No hay lugar para la compasión y las ilusiones en este nuevo mundo salvaje y cruel.

La realidad manda, exige otra manera de actuar y de relacionarse con ella basada en la precaución y la desconfianza, en la necesidad del uso de la fuerza convertido en un elemento cotidiano de la propia existencia.

Es el regreso a una situación pre-civilizada en la que el hombre es un peligroso lobo para el propio hombre y, a lo largo de esta quinta temporada, el espectador tiene la oportunidad de  descubrir el grupo de Rick, convertido casi en un grupo cazador-recolector, como los portadores de una nueva ética y una nueva moral.

Posteriormente, en la segunda tanda de ocho capítulos, Rick y los suyos tendrán la oportunidad de enfrentar esa nueva manera de entender la existencia a la vieja, representada por una comunidad que en su aislamiento pretender mantener los valores de esa vida pasada.

La realidad manda y nadie la entiende mejor que el grupo de Rick.

Las hambrientas fauces de los zombies que deambulan ese mundo como sonámbulos se convierte en la perfecta metáfora de una continua y constante exigencia que parece sentada, a la espera de un error que dada la proverbial falibilidad humana nunca tarda demasiado en producirse.

Y luego están los seres humanos. Siempre mucho más peligrosos que los zombies porque, y a diferencia de aquellos, estos siempre tienen un plan casi siempre despiadado.

¡Planazo!

La élite del poder. C. Wright Mills

“La creación en Europa de ejércitos con reclutamiento en masa implicó la extensión de otros "derechos" a los reclutas, con el intento de reforzar su lealtad. En Prusia, y después en Alemania, eso constituyó una política totalmente deliberada. La abolición de la servidumbre y más tarde la implantación de planes de seguros sociales acompañaron al establecimiento del reclutamiento en masa. Aunque la correspondencia no es exacta, parece cierto que la extensión a la población en general del derecho a portar armas implicó la extensión de otros derechos”.

viernes, septiembre 11, 2015

Scott Pilgrim vs. The World

"Zombies party", "Arma fatal", "Bienvenidos al fin del mundo"...

Todas ellas protagonizadas por el dúo británico Simon Pegg y Nick Frost. Todas ellas comedias más o menos divertidas, pero siempre con un punto de originalidad en la trama. Todas ellas escritas por Simon Pegg y  Edward Wright.

Todas ellas también dirigidas por Edward Wright quien independizado de Pegg ha escrito y dirigido "Scott Pilgrim", un maravilloso producto de entretenimiento que revisa con acierto los cánones de la comedia adolescente de toda la vida.

¿Y cuál es el principal atractivo de "Scott Pilgrim"?

Wright hace gala de una importante creatividad gore, la misma que le lleva a combinar géneros tan aparentemente opuestos a la comedia como las películas de zombies en "Zombies Party" o las películas de invasiones extraterrestres como "Bienvenidos al fin del mundo".

Pero en este caso Wright va mucho más allá porque en "Scott Pilgrim" Wright combina la comedia adolescente con la narrativa arcade propia de las máquinas recreativas de videojuegos trufada con algún elemento propio del manga, especialmente en las peleas

Porque "Scott Pilgrim" entiende el clásico asunto chico busca chica de la comedia romántica desde perspectivas narrativas y conceptuales ajenas al mundo del cine.

Elementos narrativos propios del arcade (rivales, pantallas que se pasan, recompensas en puntos) se combinan con elementos propios de la animación manga y el resultado es sencillamente brillante.

La historia es sencilla: para conseguir a la maravillosa Ramona Flowers (Mary Elizabeth Winstead), Scott Pilgrim deberá enfrentarse en combate a cada uno de sus siete ex anteriores.

¿Lo conseguirá?

"Scott Pilgrim" es cine industrial, pero cine del bueno, de ese que se las arregla para contar la misma historia de manera diferente y vaya si se las arregla.

Puro entretenimiento inteligente, con intención.

Muy recomendable.

jueves, septiembre 10, 2015

Transformar el mundo. Neil Davidson

“Tanto Ferguson como Smith reconocían que la división del trabajo necesaria para el establecimiento de la sociedad comercial tenía ciertos efectos negativos sobre la vida social, que conducían a la deshumanización y al declive de la virtud, pero las consideraban inevitables si se quería superar el feudalismo y el absolutismo. Marx y Engels no discutían esta afirmación, pero consideraban que esos efectos eran consecuencia del modo capitalista de producción y que cesarían con su destrucción.”

martes, septiembre 08, 2015

Refugiados

No suelen salpicarnos a los europeos y occidentales las consecuencias de nuestros desmanes... me refiero a las negativas porque practicamente vivimos nuestro día a día ahogados en las consecuencias positivas que generalmente se materializan en un estilo de vida basado en una abundancia que, dado el carácter limitado de los recursos materiales, tiene que generar la consiguiente y muy zen carencia en otras partes del mundo.

Pero los refugiados ahora nos salpican.

Y que no se me interprete mal porque, por lo menos, en algo van a salir beneficiados estos pobres sirios de la suma de nuestra buena y mala conciencia, pero, de ahí, los europeos no deberíamos sacar la misma conclusión autocomplaciente de siempre, la que nos permite girarnos y seguir durmiendo pensando lo buenos y solidarios que somos.

Porque ahora llega uno de esos momentos en que tan buenos somos los europeos y que consiste en ese "chuparnos las pollas" que tan gráficamente calificaba el Señor Lobo de "Pulp Fiction".

Y es que sólo hubiera faltado que los europeos no abriésemos las puertas de nuestra Europa a los sirios que desesperadamente se han acercado hasta nuestro umbral y, aunque nos ha faltado poco para no hacerlo, al final los europeos nos hemos comportado como seres humanos y desde luego y como siempre le sacaremos el suficiente partido para construir discursos que no nos revelan tan malos.

Después de todo y por lo menos, los occidentales intentamos arreglar lo que rompemos.

Pero el verdadero debate está en esa necesidad de romper, en los motivos que han traído a los sirios a nuestras calles y plazas

Los europeos únicamente nos hemos planteado resolver el conflicto cuando los refugiados han venido a molestar la neurótica tranquilidad de nuestra opulenta existencia.

Si hubieran tomado la dirección contraria, todo seguiría como está.

Pero no lo han hecho.

Saben que tenemos que estar a la altura de nuestro discurso/coartada de respeto por los derechos y libertades del hombre.

Un discurso siempre matizado en la práctica y si eres europeo por la cantidad de dinero que se disponga para poder pagarlos o, si no perteneces a Europa, por la capacidad de integrarte dentro de nuestros planes de posesión económica y política.

Y al final se trata de un planteamiento win/win.

Los sirios ganan comida y cobijo y nosotros, la salvaje Europa de los recortes, podemos decir que no somos tan terribles aunque ya haya alguna otra guerra gestándose por intereses económicos en alguna parte del planeta.

Sus humillados y ofendidos ya saben lo que tienen que hacer: acercarse lo suficiente como para salpicar nuestras camisas blancas con un poco de barro y sangre.

sábado, septiembre 05, 2015

Shadows

A finales de la década de los cincuentas del siglo pasado, una nueva generación de jóvenes europeos buscaban ir más allá en las posibilidades del cine como lenguaje y modalidad de expresión artística.

Fue entonces cuando empezaron a aparecer movimientos como la "nouvelle vague" francesa o el "free cinema" inglés.

Los propósitos eran varios pero, y entre otras cosas, se trataba de acercar el cine como medio de expresión al arte pero también a la realidad alejándole del cartón piedra de los estudios.

No obstante, y para mi gusto, es en Estados Unidos donde se da unos de los ejemplos más puros de esa nueva actitud hacia el cine como medio de expresión.

En la costa Este, y desde Nueva York, John Cassavetes filma en 1959 "Shadows" proponiendo una nueva manera de entender el cine dentro del mismo país que es el origen de esa industria cinematográfica cuyos planteamientos encorsetados y empaquetadores se buscaba superar.

Porque "Shadows" lo tiene todo.

Ofrece una clara aproximación a esa realidad que existía fuera de las salas de cine, pero también mostrando esa realidad en una clave artística y contracultural.

La Nueva York de finales de la década de los cincuentas respira, viva,  a través del magnífico blanco y negro filmado por Cassavetes, pero, y al mismo tiempo, el grupo de amigos que protagonizan la película bien pudieran ser un ejemplo de esa generación beatnik y contracultural que desafió el orden establecido de las cosas con planteamientos nómadas y ausentes de ningún compromiso que no tuviera nada que ver con el sistemático agotamiento de las posibilidades ofrecidas por la propia juventud.

Claramente, todos los personajes están en "On The Road"  en "Shadows" aunque la mayoría no salgan de la ciudad de Nueva York.

Porque si algo abunda en "Shadows" es el deseo de vivir que cada personaje expresa a su manera, de acuerdo con su carácter, de forma más o menos constructiva, pero siempre con un vigor lapidario, incontestable, directamente relacionado con una fuerza de voluntad intacta, pura juventud, que el tiempo aún no ha dañado.

Aunque han pasado casi 60 años, "Shadows" sigue siendo una película joven, que perfectamente expresa el deseo de juventud que esa nueva generación quiso para el cine.

"Shadows" no es una película perfecta, pero da igual.

Propone un feeling con el que conectar.

Es puro jazz en imágenes.

Y aunque la música es de Charlie Mingus, yo la veo más como un solo de saxo de John Coltrane.

Imprescindible.

viernes, septiembre 04, 2015

Niños ahogados

No deja de tener gracia que en la limpia Europa del polvo y la sangre que ella misma ha contribuido a, respectivamente, levantar y derramar, se pretenda poner un poco de sentido al asunto.

Y es que las imágenes, cuando son precisas y potentes, son muy poderosas.

Y la imagen de Aylan, ese pobre niño sirio de tres años ahogado en una playa de Turquía lo es.

El cadaver de Aylan resume icónicamente un acto absurdo más de la huida hacia delante que protagoniza esta civilización psicótica que vivimos y que también, cada vez más, nos vive.

Siria está demasiado cerca, lo suficiente para que la onda expansiva, materializada en la desesperación de los refugiados, nos alcance como un tsunami que arrastra la limpia superficie bien vestida y lavada que disimula toda nuestra pestilente suciedad.

Porque ante esta marea humana sólo hay dos actitudes: las de las personas normales y la de los políticos.

Las personas normales sólo quieren ayudar o que se les ayude. Buscan el corto plazo de una respuesta que mitigue la angustia propia y/o el daño ajeno.

Pero nuestros políticos, necesitan una pausa. Se refugian como siempre en el sentido de la responsabilidad, la nueva patria de los miserables y de los cobardes, buscando racionalizar algo que por su propia naturaleza es imposible de racionalizar.

Después de todo, se trata de personas que huyen de las mil y un formas que tiene la muerte de arrebatar la vida en un conflicto bélico.

Y, sin embargo, buscan tratarlos como si fueran otra cosa, quizá emigrantes desarrollando discursos tristes que hablan de cupos, de trabajo, de dinero bien empleado... En definitiva, buscando transformar a estas desagraciadas personas en meros accidentes a procesar.

No es suficiente dar una manta en Europa a quién llega de la guerra teniendo hambre y frío. Es necesario darle un trabajo, asignarle rápidamente un lugar que permita desactivar el terrible significado que trae consigo.

No puede haber un campo de refugiados a las afueras de París, de Madrid o Roma.

Esas son cosas de negros, de indios, de sudacas, de amarillos.

Aquí es necesaria la terrible pausa de la rentabilidad y de los costes.

La rentabilidad económica interponiendose entre nosotros y la humanidad

El caos que producimos constantemente fuera de nuestras fronteras no puede llegarnos e instalarse dentro de nuestro territorio.

Por eso tienen que esperar interminables horas en trenes que nunca irán a ninguna parte.

Porque las fronteras del santuario europeo no se abren a colectivos. Se abren a individuos.

Porque las mantas y la sopa caliente cuestan dinero.

Porque lo primero es decidir quién lo va a pagar y cómo.

Y para nuestra tranquilidad esos individuos debieran ser cuanto antes capaces de responsabilizarse de su destino. La idea de mantenerles indefinidamente no se contempla y si pudieran quitar un poco de hierro a su desgracia tampoco nos iría mal.

Pero no, se empeñan en aparecer ante nuestras puertas para quejarse, llorar, gritar, incluso morirse como esos niños ahogados.

Por eso su caos tiene que esperar a las puertas mientras desplegamos como respuesta otro poco de nuestro absurdo, un absurdo desencadenado por la poderosa imagen de ese niño ahogado, tan poderosa que está llevando a nuestros políticos a hacer algo que en realidad no quieren hacer, algo que en realidad va en contra de lo que hacen con sus propios ciudadanos a los que progresivamente van abandonando con los recortes y la deconstrucción lenta pero segura del estado del bienestar.

Al final, la existencia de todos esos refugiados se ha convertido de manera indirecta en una manifestación de damnificados que nos dicen una vez más que de este tema no hemos entendido nada que no tenga que ver con una defensa de nuestro propio interés subyaciendo tras los graves discursos que hablan de responsabilidad y criterio.

Y curiosamente es otro niño el que nos lo echa en cara con la elocuencia de una tierra milenaria que fue cuna de la civilización.

La individualista y egoísta Europa vuelve a no funcionar. Se le ven una vez más los deformes rasgos de la criatura monstruosa en la que poco a poco se está convirtiendo.

Tan preocupados como estamos con los problemas y molestias que nos produce el desorden de su presencia cuando en realidad el problema es acogerlos el tiempo que sea preciso para parar la guerra que les hace estar donde están y que ha llevado a ese niño muerto a una bonita playa de Turquía manchandola de alguna manera para siempre.

Nos faltó tiempo para bombardear Libia. El mismo tiempo que nos está sobrando con Siria.

Y esta es nuestra historia: la de nuestra vergüenza como europeos ante la Historia... a menos de que no podamos continuar ganando y escribiendola como ha venido sucediendo en los últimos siglos.

Mejor que se monte el pollo en las fronteras y les pidamos titulaciones y curriculums a los refugiados para poder acceder a comida caliente y techo en una vieja Europa que debería ya morir de puritito vieja.

Y si no hubiera sido por la imagen del propio Aylan, por la desgracia de los niños ahogados, nada se hubiera interpuesto entre el éxito y nuestro plan


miércoles, septiembre 02, 2015

La carta de Gonzalez

No sé de qué me sorprendo.

Por lo visto no he tenido bastante con aquella foto de Gonzalez, sentado en su yate. gordo como él solo, fumando un puro enorme y con una rubia en bikini aplicando dándole un masaje en sus anchas espaldas.

Tampoco he tenido suficiente con sus inconfesables amistades confesadas... al menos para alguien que se dice socialista: desde empresarios multimillonarios de dudoso origen como Carlos Slim a autócratas como el rey de Marruecos.

La carta que González dirigía a los catalanes y que El País publicó el pasado domingo es un hito más. Una carta chunga, llena de amenazas veladas y no tan veladas, que otros ya han criticado y a cuyas criticas me adhiero incondicionalmente como diría alguno.

Pero lo que más me llama la atención es ese bigotito franquista que,  como cualquier político mainstream del régimen constitucional del 78, Gonzalez se viste sin pudor y que, por cierto, ya le queda como un guante.

Y me pregunto qué es lo que mola tanto de pertenecer a España como para amenazar con el infierno y las tinieblas exteriores a quienes se plantean abandonarla.

A mí, personalmente, me gustaría que Cataluña se quedase en España pero, diablos, no puedo entender la irracionalidad, espiritualmente fascista, con la que el nacionalismo español aborda este tema.

Y agradecería que se abordase este tema no como una religiosa cuestión de fe sino desde una posición de laicicidad que garantice el máximo posible de racionalidad.

 Pero el ordeno y mando de militar chusquero que subyace en esta actitud con la que la democracia del 78 gestiona sus temas más candentes impide que, ante inferiores que no saben lo que es bueno, que se permiten rechazar esta maravillosa unidad de destino en lo universal donde las gambas a la plancha y el vino se nos caen de las manos... como escribo, impide que el nacionalismo español se "moleste" en construir un discurso positivo, de las ventajas de lo que une como hicieron los ingleses, los grandes profesionales en aprovechar las ventajas de lo práctico por encima de la ideología, para gestionar la patata caliente del independentismo escocés.

Cuando unos hablan otros deben callarse y. si no se quiere ser español  la única opción que se ofrece es la de ser español a la fuerza.

Transparenta incluso una irritación por tener que explicar a los idiotas todo lo que es obvio y que hay que entender porque debería resultar autoexplicativo.

Ese bigotito de Franco tiene inteligencia emocional cero exhibiendo además los peores aspectos de lo tribal que concibe a la propia tribu como el inevitable de un centro de mundo que gira alrededor de esa unidad de destino en lo universal que todos por supuesto envidian.

Y es inquietante que en estas sociedades abiertas en las que se supone vivimos se manejen discursos tan pobres en el que las palabras son un mero sostén para una continua alusión al empleo de la fuerza.

Porque para ciertas cosas sólo queda ejercer la libertad fundamental de obedecer.

Porque somos libres para hacer lo que hay que hacer.

Las tinieblas exteriores quedan para aquellos que quieren ir más allá del euro o abandonarlo, que quieren otra España o abandonarla, que quieren dejar de crecer ilimitadamente en un mundo de recursos limitados, que se paran en definitiva a ver cómo el reloj da la hora en punto.

Antes la misión de la izquierda era arrojar antorchas a esas tinieblas y ver si eran tales.

Ahora, desnaturalizada, su misión es no sólo oscurecerlas aún más sino hacer de ellas un lugar terrible.

Y Felipe González encarna como nadie esa desnaturalización demostrándolo una vez más con esa carta que bien pudiera haber escrito un Corleone, que entre líneas encierra una oferta que los catalanes no pueden rechazar.

Más que ningún otro González encarna ese agotamiento de una social-democracia cuyo privilegiado espacio los aventureros de Podemos ya aspiran abiertamente a ocupar.

martes, septiembre 01, 2015

Por si alguien que no saque un beneficio de todo ésto todavía tiene alguna duda...

"la gente debe reconocer que si desea conservar algún elemento de autonomía nacional tiene que estar preparada para luchar... Una política económica que consiste en el saqueo de los activos de los sectores público y privado de los países deudores no es algo que vaya a ser asumido con ligereza por las poblaciones de esos países"

Leer más