NO TEAM FOR OLD MEN
One step up, two steps back
Como máximo resulta entretenida esta intriga cyberpunk protagonizada por el "duro" Vin Diesel en un desastroso futuro victima del caliento global.
Trazas de argumentos interesantes destellan en algún momento de su no demasiado excesivo metraje para terminar desaparecidas en la vanalidad de una historia que enseguida termina entrando dentro de lo marcado por el estereotipo del género al que se adscribe.
De todos modos, resulta curioso el modo en que nuestra sociedad se imagina su futuro.
Nunca es un lugar agradable.
Y parece mentira, con la cantidad de comodidades y cosas que tenemos...
Seguramente, la humanidad, en conjunto, nunca ha alcanzado un estado de bienestar como el que ahora disfruta y sin embargo no somos capaces de imaginarnos un futuro donde la escasez y el desorden en mayor o menor medida no dejen de estar presentes.
Como si en el fondo e inconscientemente todos supiéramos que hay algo en la realidad que disfrutamos y consumimos que no está bien y nuestras ensoñaciones del futuro se convirtieran en síntoma por el que, a nivel social, esa disonancia se manifiesta.
"Formulará la hipótesis de que el sentido se reprime, de que no podemos decir ni aún pensar lo verdadero, porque una represión social nos prohibe de manera permanente el acceso a la verdad sobre nuestra situación y sobre el conjunto del sistema. La constante represión del habla social, de aquello no dicho dentro de los grupos, provendría así, en un último análisis, de la represión permanente del sentido en nuestra sociedad"
(Grupos, Organizaciones e Instituciones, Georges Lapassade)
Un sentido mercamente intrumental y funcional, basado en el mantenimiento de la supervivencia del sistema, quizá esté ocultando la realidad de otros sentidos que siguen existiendo como un perfume que nos inquieta y que sólo pueden manifestarse como síntomas en terminales exteriores como el argumento de un soporte de ocio.
Todo el mundo pierde algo que quiere o desea en The Yards. Nadie sonríe salvo al principio, cuando Leo Handler (Mark Wahlberg) regresa al hogar después de haber pasado una temporada en la cárcel. Pero las cosas enseguida si complican, siguiendo una especie de negro karma de la acción, como si ese estado de felicidad fuera un engañoso espejismo que no tarda en disiparse por obra de uno u otro de los personajes implicados en una trama que aparece poco a poco, conforme Leo Handler, de la mano de su amigo Willie Gutierrez (Joaquin Phoenix) se interna en el complicado mundo que rodea al ferrocarril metropolitano de Nueva York.
Buscando rehacer su vida, Handler estará a punto de perderla al encontrarse por casualidad en el centro de una peligrosa trama de complicadas intrigas y fraudulentos intereses en los que su propia familia se verá implicada como sujeto agente y paciente.
Aunque esté rodada en color, The Yards es una película en blanco y negro en la que las miradas, silencios y palabras justas no siempre dichas a tiempo se suceden mientras el destino va sucediendo inexorablemente a golpe de errores y aciertos de todos los personajes que la protagonizan.
Malas familias y malas calles.
Merece la pena verla.
Mi proceso de transformación continúa avanzando inexorablemente.
Y la verdad es que la flamente victoria del Atlético de Madrid en Eindhoven me pareció más un partido del Real Madrid que otra cosa. Superioridad, tranquilidad, calma, control... Ni Pernía ni Pablo, porque no jugaron, ni Perea -que lo intentó- aparecieron para ponerme el corazón en un puño con su absoluta falta de talento para tratar el balón, su principal herramienta de trabajo... Todavía recuerdo con pavor el sorprendente "tirito" de Perea, sólo, en su propia área y contra su portería, que nos pudo haber eliminado de la Liga de Campeones ¡Inexplicable! Tuve que mirar a mis mayores, a mis mentores, para saber cómo actuar cuando un defensa de tu propio equipo remata contra tu propia portería, en un partido clave... Estaba en el campo, muy cerca del banquillo del Schalke y hasta los propios alemanes se llevaron las manos a la cabeza... ¡Pasmoso!
Todo aquello faltó en Eindhoven... Quizá algún susto cuando el equipo, al comienzo de la segunda parte, se hechó hacia atrás y le dió la oportunidad al PSV, un equipo de seminario, de probar puntería.
Por un momento, lo eché de menos.
Si ganamos la Liga de Campeones debe ser al modo atlético. Mediante el exceso, con goles de último minuto y noches de remontadas memorables que a punto están de estropear los propios futbolistas con inexplicables errores.
Y, por supuesto, sin besarse en los cambios. Esas son cosas del Madrid. Los jugadores del Atletico deben venir besados (y follados) de casa.
Si tengo que adjetivar esta película de Michael Gondry, los calificativos no pueden significar menos que maravilloso y genial. "Be kind, rewind" ha entrado en mi proteico top ten de películas favoritas de siempre... compuesto por más de diez. Cuando me pregunten por mis películas favoritas, será mi obligación recordarla y, si menciono una lista de diez que no la incluya, será un imperdonable olvido... que no podré arreglar porque las diez que he citado son muy buenas también.
En fin, "Be kind, rewind" es la historia de dos maravillosos locos que, por excepcionales circunstancias, se obligan a sí mismos a rodar las películas que uno de ellos alquila en el pequeño video club donde trabaja. El termino será "suecar" y, sucesivamente, serán "suecadas" grandes clásicos del cine comercial de los 80 como "Cazafantasmas" o "Robocop".
Inesperadamente, el resultado será un éxito.
"Be kind, rewind" es un canto a la creatividad y a la libertad como estilo de vida, a la eterna adolescencia en la que la propia inconsciencia hace que todo sea posible. Los "losers" protagonistas se convierten en pioneros de sus propias locuras y arrastran a todo el barrio a la felicidad del generoso esfuerzo colectivo con el cine como agente catalizador.
De algún modo, los personajes que interpretan Jack Black y Mos Def recuerdan a esos recalcitrantes pioneros del cine mudo que se acercaban a la realidad a través del propio sueño y, en este sentido, lo que Gondry nos propone es la posibilidad de volver a empezar, de ser un pionero y crear una locura diferente en el lugar habitado por las ordinarias locuras de siempre. Hay un "algo" emocionante y enternecedor en la forma en que ambos viven su deseo y en el modo en que su entusiasmo termina arrastrando a todo su entorno a un estado alterado de conciencia en que la felicidad es posible en el suburbio.
"Be kind, rewind" es una película especial, llena de encanto, que encierra el dulce sabor del buen recuerdo de buenos amigos -que aún permanecen- escribiendo historias y rodándolas... mucho mejor que la magdalena de Proust, dónde va a parar.
Buenos tiempos aquellos los de "El jardin Zen".
En la secuencia de la fiesta en la aldea de Angel, el miembro mejicano del "Grupo Salvaje", el viejo Don Jose, seguramente un superviviente, probablemente un bandido como Bishop, en un momento de intimidad le dice al personaje que tan melancólicamente interpreta William Holden que todos (por ellos) soñamos con volver a ser niños de nuevo, incluso los peores de nosotros. Probablemente, los peores lo desean más que ninguno.
La visión de esta estupenda película de James Mangold me recuerda a esta frase. Sin duda porque hay algo de infantil en el esfuerzo ético de ceñirse a un código moral, en marcar los espacios, las acciones y las personas de blanco o de negro. Seguramente porque la ética nos dura tánto como la vida y sus circunstancias nos lo permiten.
Hay algo de infantil en la simple pureza de los héroes que se mantienen intactos frente a las tentaciones que el destino nos presenta cuando se empeza en alcanzarnos, una pureza que quizá conmueve a los malvados con la nostalgia por un paraiso abandonado y perdido. Muchas de las miradas que el pistolero asesino Russell Crowe dirije a Christian Bale, su guarda y carcelero por necesidades de una vida dura, rebosan de esa nostalgia y quizá de admiración.
No hay otra explicación posible para el estupendo final que adorna este estupendo western psicológico en cuyo territorio polvoriento el bien se confunde con el mal para producir el barro gris que cubre las almas de todos sus personajes.
El mundo vuelve a estar en peligro.... ¡Qué digo! El mundo siempre está en peligro. Necesitamos creer que inteligencias superiores ambicionan poseer y dominar ese estilo de vida al que no queremos regresar después de las vacaciones... Algo tendrá cuando los malvados quieren dominarlo, quieren apoderarse de él y sentarse cómodamente a contemplar su destrucción. Seguramente no soportan la verdad que supone el correcto estilo de vida existiendo en todo su esplendor, dejándoles al mismo tiempo fuera, exiliados a las puertas del paraíso por ser diferentes, especiales.
Menos mal que existen los superhéroes para protegernos con sus extraordinarias habilidades y cualidades, porque nosotros, los normales, no podemos defendernos de la duda de los heterodoxos, de los enemigos a las puertas que quieren poner todo patas arriba.
El mundo del comic, sobre todo el norteamericano, es más conservador de lo que nos imaginamos. Supongo que muchos gafapasta habrán escrito líneas y líneas al respecto.
El caso es que Hellboy ha tenido la inmensa suerte de que un creador especial como Guillermo del Toro se haya enamorado de él... La misma suerte que, por cierto, Batman ha tenido con Christopher Nolan.
Hellboy no es El laberinto del fauno. Carece de la emoción, de la intensa profundidad dramática que Guillermo del Toro da a sus cuentos casi siempre crueles, pero se puede ver.
Me gusta el melancólico "algo" indescriptible que, claramente, no es para todo el mundo y que vive en todas las películas de Guillermo del Toro, un algo que perfectamente podría ser la bestia de Cocteau llorando la oscuridad de su propia sangre.
También está en "Hellboy", asoma en algunos personajes (seres del inframundo que s econvierten en estatuas de marmol cuando mueren), en algunas situaciones (hojas muertas que caen de ninguna parte)... Sólo es una sombra, pero ahí está y me gusta.
Una historia diferente, que combina la comedia con el drama sin que el resultado final se corte.
Una historia bien escrita, bien dialogada, con personajes perfectamente descritos y llenos de interés, algunos emocionantes y misteriosos como interpreta Brendan Gleeson: el asesino que no soporta que su victima quiera suicidarse.
Una historia hecha carne por unos actores talentosos que hacen perfectas interpretaciones de sus maravillososos personajes.
En Brujas es todo un descubrimiento que nadie debería perderse.
Moviendose felinamente entre la comedia y el drama, "En Brujas" es la historia negra de dos asesinos (Gleeson y Farrell) que se esconden en la ciudad belga tras un último y fracasado trabajo, por orden de su jefe (Ralph Fiennes) a la espera de nuevas ordenes.
Hay talento dentro de ella y en todo momento se nota.
Maravilloso partido.
107-118, 225 puntos y en una final. Impresionante. Probablemente, el mejor partido de la historia. Un electrizante juego de posesiones cortas sucediendo en toda una final, demasiado para una mirada sensible para con la magia del deporte.
España lo tuvo casi todo. Seguramente careció, por un lado, del físico suficiente como para pelear con los americanos en igualdad de condiciones por todas las zonas del campo y, por otro, de la necesaria suerte en alguna jugada en que pudo pasar de estar a cuatro puntos o dos a estar a uno o empatando. Pero no se puede tener todo y seguramente el combinado americano es uno de los mejores equipos de su historia después del famoso Dream Team de Barcelona-92.
Y aún así estuvimos muy cerca y lo novedoso es que ellos jugaron a tope y por eso estamos más cerca en otro aspecto. Antes, para ganarles, los americanos tenían que estar desconectados del partido, sin jugar a tope. Ahora, otro equipo ha estado a punto de ganarles, pero con ellos poniendo el 100% en el partido.
Se ha quemado otra etapa.
La siguiente será ganar. en otro momento, este mismo partido.
PD: Hace mucho tiempo que los arbitrajes de baloncesto, en competiciones internacionales, no son jurídicos sino políticos. El criterio que siguieron los colegiados en el partido de ayer es más una descarada constatación que una simple muestra. En Baloncesto el reglamento se aplica de una forma ponderada.
Confieso que no habría ido a ver esta película de no ser por su poderoso y energético trailer. Su visión me hizo concebir la esperanza de que vería una película optimista y positiva, de buen rollo, de esas que sales alegre del cine cuando terminas de verla, pero nada más alejado de la realidad.
No he visto el original teatral, pero, y a juzgar por el éxito que ha cosechado a nivel mundial, tiene que ofrecer algo más que la tibia nimiedad que ofrece su versión cinematográfica.
Entiendo que "Mamma mia" tiene que ser cualquier cosa menos un espectáculo frio. Debe transmitir la energía positiva de las canciones de Abba, trasladarla al público y conseguir que, cuando la película termina, éste no se levante del asiento y salga del cine como si acabara de ver "Secretos de un matrimonio" de Ingmar Bergman... pero es esto lo que consigue.
"Mamma mia" es un espectáculo que no traspasa, que se queda detrás de un cristal lo suficientementre grueso como para que el público se sienta muy lejos de la historia y, lo que es peor, de las canciones que vehicula. Sin duda, lo más importante y el propósito vertebrador del espectáculo.
Todo un descubrimiento "Dejadme de querer".
Sin el masivo atractivo de las obras sinfónicas, "Dejadme de querer" abunda en el intimo encanto de las obras de cámara. Pequeña hasta en su duración, la propuesta de "Dejadme de querer" es modesta. No es otra cosa que un melodrama lleno de emoción e interés en el que el espectador pasa de odiar el sadismo de su insoportable personaje protagonista a descubrir la emocionante intención que anima tan inexplicable, a mi entender, comportamiento.
Repentinamente en crisis y en contacto con las verdades esenciales... Lo cual no sería nada malo si Antoine (Albert Dupontel) no se complaciera sádicamente en maltratar a todo su entorno personal, profesional y familiar culpabilizándoles globalmente de llevar una inexistencia inauténtica, inexistencia de la que él desesperadamente quiere librarse a cualquier precio.
Repentinamente en crisis y en contacto con las verdades esenciales, Antoine es un personaje antipático, un profeta airado que parece complacerse con lanzar los dardos de su verdad contra los corazones de aquellos que más le quieren, buscando una soledad emocional que parece desear más que nada en el mundo.
Pero "Dejadme de querer" es mucho más que la crónica "destroyer" de un ejecutivo en pleno brote esquizofrénico. Principalmente, es un hermoso melodrama con "twist in the tale" que encierra en si mismo, en su giro argumental, la emocionante respuesta a la incómoda situación que plantea.
"Dejadme de querer" nos habla de alguna de las grandes verdades de la vida y de la forma en que decidimos enfrentarnos a ella cuando inesperadamente nos pasan.
La manera de Antoine es sólo la suya propia.
Tarde o temprano la vida nos demandará a través de sus heraldos negros la nuestra.
¡Ufff!
¡Qué decir cuando ya está dicho todo!
Y sobre todo ¡qué pereza!
Dejemoslo en que es entretenida aunque resulte previsible en muchos momentos de su transcurrir.
Digamos que el talento de Brendan Fraser para la comedia se difumina entre tanto efecto especial, cosa que no sucedía en la primera entrega de la saga... Aspecto que me sigue pareciendo uno de los principales puntos fuertes en el éxito de la película, la interpenetración de los géneros, brillos de comedia enredados entre las palmeras del desierto... and stuff like that.
Digamos que hay una gran actriz llamada Michelle Yeoh haciendo más interesante a su personaje de lo que en realidad es.
Digamos.... Mejor callar.
Entretenida... sin más.
Si alguien alberga alguna duda sobre el talento que el senador McCarthy persiguió dentro de la industria del cine es que no ha visto esta prodigiosa película.
Escrita por el "perseguido" Albert Maltz y dirigida por el también "perseguido" Jules Dassin, "The naked city" combina La trama policiaca con el estilo documental para mostrar las interioridades de una ciudad que se convierte en protagonista.
Como bien se dice al final de la historia, la trama que constituye el eje argumental no es más que una de las miles que suceden cada día en la gran ciudad y para enmarcar haciendo real ese planteamiento Jules Dassin rueda en las calles de una Nueva York populosa, ensimismada en su propia rutina, espectacular marco incomparable en el que se desenvuelven una serie de personajes, que, desde uno y otro lado de la ley, están unidos por el asesinato de una mujer.
Está muy lograda la convivencia del documental que recoge el latir de la gran ciudad con la trama negra que investiga el asesinato. La película va y viene del todo a la parte con una naturalidad y elegancia pasmosa, sin dejar en ningún momento de interesar, consiguiendo siempre su doble y complicado propósito inicial.
De hecho, Maltz contó a la hora de realizar el guión con la ayuda de Marvin Wald, quién indagó en los archivos policiales en busca del material necesario para construir la trama policial, una investigación que supone, desde la mano ejecutora hasta la mente instigadora, un ascenso en la escala social´.
Por muchas razones un espectador inquieto debería ver "The naked city". La principal de todas es que se trata de una obra maestra.
No me cabe la menor duda.
La lectura de la obra del ya desaparecido Ryszard Kapuscinski es imprescindible para entender la convulsa época que fue la segunda década del siglo XX: descolonización, tercer mundo, telón de acero.
Tampoco descubro nada escribiendo ésto.
Periodista de pura cepa, nadie como él ha sabido captar el lento fluir de la historia en las diarias vidas de todos aquellos que a lo largo de su viajar por todo el mundo se cruzaron en sus camino.
En Kapuscinsky se pasa de la anécdota a la gran tendencia histórica dentro del mismo párrafo y ésta es sin duda una de sus grandes virtudes.
"Imperio" recoge todo el material generado por el autor polaco a lo largo de su vida relacionado con la Unión Soviética. Desde anécdotas de su infancia en un pueblo bielorruso que ahora pertenece a Polonia hasta sus más recientes viajes por un estado abandonado y convulso tras la Perestroyka.
Una vez terminado el libro, uno entiende que sólo el colapso era posible y que la aparición del personaje llamado Gorbachov era una cuestión de tiempo. Desde la época de Brezhnev, la Unión Soviética era una especie de carcasa vacía viajando sin rumbo en el inacabable espacio de su propia retórica.
En este sentido es maravillosa la historia del tren que recoge, como metáfora, el tránsito histórico de la Unión Soviética. La relato de memoria y seguro que me equivoco. El tren empieza con Lenin rumbo hacia el futuro, con Stalin hay que bajarse del tren para construir las vias y no todo el mundo puede volver a subir, con Kruschev el tren se queda sin vias y con Brezhnev la gente tiene que bajarse del tren y moverlo para producir la sensación de movimiento.
Al final, como en el sobrecogedor relato de los restos del gulag devorados por la taiga siberiana, ya no quedaba nada de aquel gigante. Sólo palabras y herrumbe.
De vez en cuando me sucede.
En realidad, casi nunca, pero la brasileña "Tropa de élite" vuelve a suscitar en mi esa excepción.
De vez en cuando, no se si una película me ha gustado o no y esta es la impresión que sigo teniendo un día después de haber visto este duro y descarnado relato de la lucha quienes defienden la ley en el sólo aparentemente desordenado mundo de las favelas de Rio de Janeiro.
Desde luego, lo mejor que puedo decir de "Tropa de élite" es que resulta desasosegante y turbadora en fondo y forma. En este aspecto, la primera obra de ficción de José Padilha es de una heterodoxia total arrancando al espectador de la tranquila paz de su asiento para abismarle en un mundo extremo donde la vida no vale nada aunque haya que luchar por ella todos los días. Voces, gritos, violencia extrema, disparos, cámara en mano que salta y se mueve constantemente, rostros sudorosos, rostros desencajados, ejecuciones, brutalidades de todo tipo, ... No hay respiro y uno sale del cine con la adrenalina disparada necesitando, como cualquiera de los personajes, salir de esas emociones ya.
"Tropa de élite" consigue, como muy pocas películas, agarrar al espectador por la pechera y asomarle al nada complaciente espejo del mundo en que vivimos donde, por mucho que no queramos admitirlo, nadie es inocente.
En este sentido, "Tropa de élite" transmite de mensaje visceral, narrado en primera persona, el testimonio de un individuo, el Capitán Nascimento, implicado en primera línea en la lucha por preservar la ley y el orden. Desgastado y cansado de un trabajo interminable, casi siempre condenado al fracaso porque al día siguiente otro narco mandará en la misma favela, Nascimento sólo piensa en escapar de ese mortal y sanguinario sinsentido para estar con su mujer y su hijo no sin antes dejar un sustituto que esté a la altura de sus expectativas. Porque aunque él esté cansado, Nascimento considera que la lucha debe seguir. No es un estratega. Sólo un hombre de acción que ha llegado al límite de sus fuerzas.
Y este es el segundo aspecto que más me agrada.
Con esa impactante visceralidad (que es lo mejor de la pélícula), "Tropa de élite" abunda en el sinsentido de pelear por restablecer una ley y un orden que el propio sistema, la propia sociedad subvierte. Y lo hace con un discurso de fondo similar a la fenomenal serie "The wire". Los policías de Baltimore que protagonizan esta serie sienten la misma decepción que siente Nascimento.
Después de todo, al día siguiente y si su trabajo ha sido un éxito, volverán a tener a alguien nuevo que atrapar.
Algo no funciona y ellos están para intentar taponar los agujeros de una via de agua que crece y crece.
Como diría Rifkyn, el mercado, que no entiende de moralidad, ha penetrado todos los aspectos de lo social y esa sociedad resultante ha generado una dinámica paralela de lucro y beneficio que va más allá de lo legal. Así el policía se convierte en un tonto util condenado a un interminable trabajo condenado al fracaso, porque, y después de todo, esa propia sociedad necesita la escenificación de un orden establecido para poder seguir sosteniendo un estado de naturaleza,de lucha de todos contra todos, basado en el lucro, en obtener la mayor cantidad de ganancia posible a costa de la debilidad del otro.
"The wire" lo hace de una forma más inteligente y cerebral, "Tropa de élite" de una forma visceral y brutal, lanzando sangre, sudor y saliva sobre el espectador que preferiría ver la película de pie... pero el mensaje es el mismo.
Pero "Tropa de élite" va mucho más allá y es aquí donde curiosamente empieza el escándalo, como siempre en la anécdota y no en la esencia de una crítica social de primer orden del excesivamente mundo mercantilizado que entre todos estamos construyendo.
La historia es contada desde el punto de vista de un combatiente de primera línea, con todas las ventajas y todos los inconvenientes que esta perspectiva plantea. Principalmente, el constante riesgo de cruzar la raya que separa lo moralmente aceptable ¿el fin justifica los medios? ¿dónde está el límite? Y es aquí donde la podrida izquierda tan encantada de mirarse a un espejo que en realidad es un retrato de Dorian Gray.
En "Tropa de élite" hay tortura policial, asesinatos, violencia incontrolada por parte de las fuerzas del orden, como parte aceptada del diario mecanismo de lucha... Un chollo para desempolvar las viejas palabras de siempre como, por ejemplo, la palabra fascista.
Esta falta de perspectiva crítica no me gusta, pero tampoco me gusta ver gente con la cabeza metida en una bolsa de plástico, pugnando por un imposible respirar.
Me produce rechazo la nueva y pornográfica constatación de que el trabajo de alcantarillas existe. La victoria y la derrota no dependen de la bondad o maldad de la causa que se defienda. Descansan en la mayor o menor pericia de quienes defienden uno u otro bando. Y en este sentido, el bien puede perfectamente ser derrotado por el mal.. Por eso, quizá, el fin deba justificar los medios y el trabajo en primera línea encierre esos terribles secretos que quienes tenemos las manos limpias y disfrutamos de esa paz residencial con que "The wire" cierra su cuarta temporada no queremos conocer.
No me gusta que me lo recuerden.
Soy un hipócrita, pero el secreto existe porque también cumple una funcíón social. El secreto es una caja negra que nos devuelve, de un problema, una solución, pero cuando se descubre la salud de una sociedad descansa en interpretar a la perfección el espectáculo de la ley y el orden. Smiley lo entendería perfectamente: condenar, desde nuestra perspectiva, a aquellos que han incumplido nuestros principios de convivencia y condenar, desde la suya, a aquellos que han sido lo suficientemente descuidados como para dejar al descubierto aspectos de la intolerable e inmoral mecánica que sostiene nuestra paz perpetua.
Otra contradicción más que "Tropa de élite" en su heterodoxia muestra de forma pornográfica, casi documental... No hay condena para el Capitán Nascimento que además es un ejemplo para su tropa y quienes le sustituirán.
Pero la película no sólo muestra contradicciones sino que las encierra en si misma... y ésto es lo que también me distancia de la película.
Por un lado, y siguiendo un esquema narrativo la maravillosa "El FBI contra el imperio del crimen", "Tropa de élite" encierra un componente hagiográfico de la BOPA que se contradice con el mensaje de corrupción total... bueno... Todos son corruptos menos nosotros los de la BOPA que nos vamos dos semanas a torturar a los aspirantes para depurarlos y esto garantiza nuestra inmunidad.
Mensaje infantil que ataca la credibilidad de toda la película pudiendo reducirla a un mero pastiche de acción con componentes documentales y convirtiéndola en parte de esa escenificación de la ley y el orden que mantiene la credibilidad del sistema corrupto.
Todo está mal, pero tenemos a la BOPA que son unos héroes incorruptibles que no tienen las mismas necesidades humanas que llevan al resto de los mortales a la corrupción.
Tranquilos.
Por otro, el tratamiento que reciben los estudiantes universitarios y, por ende, cualquier discurso intelectual-sociológico estratégico que intente entender lo que sucede.
Al final, y de llegar, las soluciones definitivas nunca vendrán de parte del capitán Nascimento sino de alguno de aquellos estudiantes, llamados "porreros". La solución siempre será estratégica y no táctica, pero en el discurso de Nascimento anida, realmente, un cierto discurso extremo que anatematiza todo lo intelectual.
De una forma maniquea, el aspecto de consumidores finales de los estudiantes les invalida para aportar cualquier otro tipo de planteamientos o puntos de vista.
No me gustan nada estos dos aspectos de la personalidad de Nascimento que éste vehicula en sus palabras sin que el autor haya contextualizado sus palabras en el marco de un debate encarnado en las opiniones de otros personajes que, o bien no existen, o bien callan, cuando el gran macho alfa policial se expresa.
Y es aquí donde "Tropa de élite" se pasa de frenada en su heterodoxia incurriendo en contradicciones que me hacen dudar.
De vez en cuando me sucede.