Es cierto.
Efectivamente, porque ha sido juzgado, el juez Garzón y presuntamente, porque aún no se ha sustanciado juicio, el juez Elpidio Silva son culpables de errores y delitos.
El fin no justifica los medios.
Pero lo que también no es menos cierto es lo rápido que son juzgados algunos y lo despacio que se sustancian otras causas que afectan a otras personas, curiosamente concentradas en los mismos lugares de impunidad como, por ejemplo, el tema de las preferentes.
Todo esto unido al tratamiento en medios que. en concreto, está administrándose al juez Silva: nada honorable, desequilibrado y con intereses oscuros... mientras que el presidente de la sala es un señor honorable, intachable y lleno de prestigio.
Otra vez repitiéndose la historia de buenos y malos en que se ha convertido el debate de nuestra opinión público.
Pero, y volviendo a Elpidio Silva, quizá sea lo que se dice que es... pero no es el único.
Los matices y los contextos en que se dan situaciones son fundamentales para entender cada concreto asunto.
Analizar las cosas en sí mismas, desconectadas, es siempre manipularlas.
No es necesario mentir.
E intuyo que este nivel de excelencia en el debate público, bien por interés, bien por desinterés, es demasiado pedir a los generadores de opinión pública de este país.
Efectivamente, porque ha sido juzgado, el juez Garzón y presuntamente, porque aún no se ha sustanciado juicio, el juez Elpidio Silva son culpables de errores y delitos.
El fin no justifica los medios.
Pero lo que también no es menos cierto es lo rápido que son juzgados algunos y lo despacio que se sustancian otras causas que afectan a otras personas, curiosamente concentradas en los mismos lugares de impunidad como, por ejemplo, el tema de las preferentes.
Todo esto unido al tratamiento en medios que. en concreto, está administrándose al juez Silva: nada honorable, desequilibrado y con intereses oscuros... mientras que el presidente de la sala es un señor honorable, intachable y lleno de prestigio.
Otra vez repitiéndose la historia de buenos y malos en que se ha convertido el debate de nuestra opinión público.
Pero, y volviendo a Elpidio Silva, quizá sea lo que se dice que es... pero no es el único.
Los matices y los contextos en que se dan situaciones son fundamentales para entender cada concreto asunto.
Analizar las cosas en sí mismas, desconectadas, es siempre manipularlas.
No es necesario mentir.
E intuyo que este nivel de excelencia en el debate público, bien por interés, bien por desinterés, es demasiado pedir a los generadores de opinión pública de este país.