Y digo yo que tanta culpa tendrán el Partido Socialista como Izquierda Unida a la hora de no llegar a un acuerdo para construir una mayoría alternativa a la del Partido Popular en Extremadura.
Pero curiosamente brillan por su ausencia las responsabilidades para el PSOE.
La culpa parece ser única y exclusivamente para Izquierda Unida que rechazó una al parecer irrechazable oferta del PSOE y cuya obligación, por lo visto, era pactar con los socialistas por el mero hecho de ser izquierdas.
Toda la responsabilidad para el pequeño, para el más débil.
Está claro que en este país cuando dos personas o colectivos no se ponen de acuerdo la responsabilidad es siempre de una parte, no de las dos.
El sistema bipartidista de alternancia que tenemos exige a los terceros que se plieguen mecánicamente a uno de los dos socios mayoritarios.
Nada de programa como decía Anguita.
La oportunidad de acceso al poder a algunos les parece suficiente bagaje para convertir en irrenunciable su oferta dentro de una negociación.
Un planteamiento corrupto donde los haya por cierto.
Al ser el tercero en discordia durante muchos años, Izquierda Unida ha pagado los platos rotos de esta variante de corrupción mostrada durante muchos años a plena luz del día.
Somos compadres.
No hay que poner más sobre la mesa.
Pero curiosamente brillan por su ausencia las responsabilidades para el PSOE.
La culpa parece ser única y exclusivamente para Izquierda Unida que rechazó una al parecer irrechazable oferta del PSOE y cuya obligación, por lo visto, era pactar con los socialistas por el mero hecho de ser izquierdas.
Toda la responsabilidad para el pequeño, para el más débil.
Está claro que en este país cuando dos personas o colectivos no se ponen de acuerdo la responsabilidad es siempre de una parte, no de las dos.
El sistema bipartidista de alternancia que tenemos exige a los terceros que se plieguen mecánicamente a uno de los dos socios mayoritarios.
Nada de programa como decía Anguita.
La oportunidad de acceso al poder a algunos les parece suficiente bagaje para convertir en irrenunciable su oferta dentro de una negociación.
Un planteamiento corrupto donde los haya por cierto.
Al ser el tercero en discordia durante muchos años, Izquierda Unida ha pagado los platos rotos de esta variante de corrupción mostrada durante muchos años a plena luz del día.
Somos compadres.
No hay que poner más sobre la mesa.