Ernest Hemingway escribió el relato corto "The Killers" en 1927.
Curiosamente la adaptación cinematográficamente de esta historia en la que dos asesinos se presentan en un pueblo de Illinois para matar a un boxeador de origen sueco ha dado lugar a dos grandes películas.
La primera de ellas dirigida en 1946 por Robert Siodmak y la segunda dirigida por Don Siegel en 1964.
Lo curioso es que mientras el relato se centra en la sorpresa que al verdadero protagonista del relato le produce la inexplicable pasividad del boxeador ante el destino que le definen sus dos asesinos las dos películas toman este hecho como punto de partida para reconstruir mediante una brillante estructura de flashbacks la investigación sobre las razones de semejante actitud.
En la película de Siodmak, "Forajidos", es un desconfiado investigador de seguros interpretado por Edmond O`Brian quién protagoniza esa investigación mientras que en la segunda, "Código del Hampa", es uno de los asesinos interpretado por Lee Marvin quien quiere saber.
Y es esta elección del personaje la que marca el espíritu de cada una de las películas.
La película de Siodmak toma un derrotero entre melancólico y fatalista, siempre romántico en el amplio sentido de la palabra, que configura una joya total del cine negro mientras que la de Siegel explora un camino mucho más violento y directo, más animal y básico por así decirlo.
"Código del Hampa" carece de la sutil pausa, del poder atmosférico de lo que no se dice que está presente de una manera magnética en "Forajidos", flotando pendiente y atrapado entre los grises de la magnifica fotografía en blanco y negro de Elwood Bredell.
"Código del Hampa" saca a la luz toda la primaria animalidad que anida en el relato y lo hace con un comienzo brutal en el que los dos asesinos irrumpen con cajas destempladas en la escuela donde su victima les espera.
Y nadie mejor para expresar esa brutalidad que un Lee Marvin en estado de gracia, capaz de dar vida con talento a un personaje repulsivo que sin embargo se convierte en el hilo conductor que va desvelando una trama que conduce hasta Sheila, paradigmática recreación de la mujer fatal hasta el exceso de conducir a la perdición a todos los hombres que se cruzan en el camino de su belleza convertida en un arma de dominación y conquista.
Si en "Forajidos" se nos muestra la cara poética, en "Código del Hampa" el espectador puede entrar en contacto con la cara descarnada y dura de esa misma historia.
Y la verdad es que no se con cual quedarme.
Excepcional.
Curiosamente la adaptación cinematográficamente de esta historia en la que dos asesinos se presentan en un pueblo de Illinois para matar a un boxeador de origen sueco ha dado lugar a dos grandes películas.
La primera de ellas dirigida en 1946 por Robert Siodmak y la segunda dirigida por Don Siegel en 1964.
Lo curioso es que mientras el relato se centra en la sorpresa que al verdadero protagonista del relato le produce la inexplicable pasividad del boxeador ante el destino que le definen sus dos asesinos las dos películas toman este hecho como punto de partida para reconstruir mediante una brillante estructura de flashbacks la investigación sobre las razones de semejante actitud.
En la película de Siodmak, "Forajidos", es un desconfiado investigador de seguros interpretado por Edmond O`Brian quién protagoniza esa investigación mientras que en la segunda, "Código del Hampa", es uno de los asesinos interpretado por Lee Marvin quien quiere saber.
Y es esta elección del personaje la que marca el espíritu de cada una de las películas.
La película de Siodmak toma un derrotero entre melancólico y fatalista, siempre romántico en el amplio sentido de la palabra, que configura una joya total del cine negro mientras que la de Siegel explora un camino mucho más violento y directo, más animal y básico por así decirlo.
"Código del Hampa" carece de la sutil pausa, del poder atmosférico de lo que no se dice que está presente de una manera magnética en "Forajidos", flotando pendiente y atrapado entre los grises de la magnifica fotografía en blanco y negro de Elwood Bredell.
"Código del Hampa" saca a la luz toda la primaria animalidad que anida en el relato y lo hace con un comienzo brutal en el que los dos asesinos irrumpen con cajas destempladas en la escuela donde su victima les espera.
Y nadie mejor para expresar esa brutalidad que un Lee Marvin en estado de gracia, capaz de dar vida con talento a un personaje repulsivo que sin embargo se convierte en el hilo conductor que va desvelando una trama que conduce hasta Sheila, paradigmática recreación de la mujer fatal hasta el exceso de conducir a la perdición a todos los hombres que se cruzan en el camino de su belleza convertida en un arma de dominación y conquista.
Si en "Forajidos" se nos muestra la cara poética, en "Código del Hampa" el espectador puede entrar en contacto con la cara descarnada y dura de esa misma historia.
Y la verdad es que no se con cual quedarme.
Excepcional.