jueves, marzo 07, 2013

TEMPESTAD SOBRE WASHINGTON

Por encima de todo, Otto Preminger fue un tipo muy astuto, que supo entender muy bien las características del público norteamericano al que se dirigían sus películas... sobre todo sus oscuridades y debilidades.

Pero también fue lo suficiente inteligente como para saber que precisamente, y recordando a Georges Bataille en su ensayo sobre lo profano, donde uno más quiere mirar es precisamente dónde le dicen que no puede hacerlo.

Nacido en Wiznitz, una localidad que hoy en día pertenece a Ucrania, pero que en su momento formaba parte del Imperio Austro-Húngaro, Preminger forma parte de esa oleada de directores centro-europeos que por circunstancias políticas, personales y/o profesionales emigraron a los Estados Unidos.

Preminger siempre se preocupó de cultivar ese "peligroso" lado intelectual y crítico que para cierta opinión pública norteamericana, bastante contaminada por el macartismo, representaba lo europeo abordando siempre proyectos centrados en temas polémicos, y en mayor o menor medida alejados de la luminosa calle principal donde confortablemente paseaba lo aceptado y convencional.

Y así partiendo del cine negro con obras maestras como Laura o Angel o diablo, Preminger fue labrándose una sólida fama de director eficiente capaz de crear dramas estimulantes basados en temas adultos.

Dirigida en 1962, Tempestad sobre Washington forma parte de la edad de oro del director cuyo éxito, basado en el morbo que sus películas generaban en una sociedad demasiado puritana, le permitió convertirse  en su propio productor.

Esta época comienza con la adaptación de la nihilista novela de la adolescente Françoise Sagan "Buenos días tristeza" en 1958 y alcanza su momento de esplendor a principios de la década de los sesentas del siglo pasado con "Anatomía de un asesinato" (1959), "Exodo" (1960), "Tempestad sobre Washington" (1962) y la posterior "El cardenal" (1964)... todas superproducciones, con grandes repartos, bastante nominadas al premio Oscar -cuando no premiadas- y que con sólidos guiones abordaban temas -como ya he comentado- adultos: violación y racismo, holocausto y política internacional, alta política, y homosexualidad, alta religión y el bajo mundo... si mal no recuerdo.... casi nada!

"Tempestad sobre Washington" esta basada en la novela Advice and Consent que fue premio Pulitzer a finales de la década de los cincuentas y sucede dentro de un espacio que hasta el momento había sido tabú  dentro de la cinematografía norteamericana: los enredos de la alta política de Washington.

Un enfermo presidente de los Estados Unidos decide poner toda su confianza en Robert Leffingwell (Henry Fonda), un personaje polémico que desencadenará toda una trama de intereses en el senado como consecuencia de la necesidad de respaldar ese nombramiento.

De hecho, el propio titulo de la novela (que por cierto es el titulo real de la película), Advice a Consent hace referencia a una fórmula legal que acompaña a toda promulgación del poder ejecutivo que ha sido respaldada por el poder legislativo... El ejecutivo promulga con el consejo y el consentimiento del legislativo... y Tempestad sobre Washington no cuenta otra cosa que los trapos sucios que hay detrás de un acto respaldado por esa fórmula legal, en este caso el nombramiento de Leffingwell como secretario de estado.

No obstante, y si uno espera encontrar cuestionamiento en las películas de Preminger se equivoca. Otto era mucho más inteligente que eso.

Sus películas en general no se meten en ningún lio. No hay valoraciones ni tomas de postura en el cine de Preminger que siempre se limita a mostrar, a sugerir aquello de lo que no se habla o aquello que no se suele dejar ver... lo suficiente como para que las manos lleguen a los collares de perlas o se crucen las piernas en la dirección opuesta.

Preminger se limita a nombrar lo innombrable para poner sus producciones a la estela de su rebufo consiguiendo un efecto sensacionalista que acompaña lo justo y necesario a películas como ésta que nos ocupa: poderosos artefactos narrativos, llenos de interés y ritmo, que funcionan por si mismos.

Por así decirlo, debajo de cada película de Preminger funciona un preciso y eficaz artefacto de relojería narrativo que atrapa al espectador desde el primer momento tras suscitar su interés mediante el morbo que supone, en este caso, ver Washington desde dentro. Y en este sentido Tempestad sobre Washington es un magnífico ejemplo de las virtudes de Preminger como narrador.

En casi todos los casos, y como no podía ser de otra forma, el modo en que Prmeinger aborda esos tema polémicos resulta ya insuficiente, pero la solidez narrativa del producto permanece.

Asi, y hoy en día, "Tempestad sobre Washington" resulta una película brillante, un absorbente drama de personajes con la política como fondo.

Extraordinaria.

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