martes, agosto 08, 2006
"Me volví hacia la extensión de tierras y me pregunté hasta dónde ir. Exactamente la misma pregunta que me hice antes, cuando nadaba en el océano. ¿A partir de qué lugar empieza a ser peligroso seguir alejándose? Y comprendí que uno se lo pregunta cuando ya empieza a creer que ha ido demasiado lejos."
(Crónicas de Motel, Sam Shepard)
(Crónicas de Motel, Sam Shepard)
Me he dado cuenta de que no escribo historias.
He comprendido que sobre el papel filmo viejas películas de la Republic o la Monogram, pequeñas serie B que imagino en blanco y negro y que se suceden aceleradamente en mi imaginación sin vocación de trascendencia ni permanencia.
No hay metáforas escondidas ni secretos detrás de la puertas.
Sólo relato.
He comprendido que sobre el papel filmo viejas películas de la Republic o la Monogram, pequeñas serie B que imagino en blanco y negro y que se suceden aceleradamente en mi imaginación sin vocación de trascendencia ni permanencia.
No hay metáforas escondidas ni secretos detrás de la puertas.
Sólo relato.
sábado, agosto 05, 2006
Una historia de Brooklyn
La película cuenta cómo afecta a los miembros de una familia, compuesta por un matrimonio y sus dos hijos varones, la descomposición de ésta causada por la repentina separación de los padres. Y lo hace con interés. No podía ser de otra forma. Su guionista y director, Noah Bumbach es co-responsable junto con Wes Anderson de la escritura de la maravillosa "The life aquatic wuth Steve Zissou".
Ambas películas tienen mucho en común, principalmente un sentido del humor ácido y especial que me encanta.
Del mismo modo que Zissou asistía con cínica estolidez a la puesta por obra de su naufragio ante los acantiliados del tiempo, los personajes de "Una historia de Brooklyn" ("The Squid and the Whale" en su titulo original) muestran esa misma actitud ante la separación y también ante el modo en que ésta termina por afectarles a todos ellos. Ellos también naufragan e intentan sobrevivir, seguir adelante de la mejor forma que pueden.
Basada en los pequeños detalles, en las anécdotas y en las situaciones cotidianas, la película adquiere el fascinante carácter de un documental emocional que muestra el tránsito desde la certidumbre de una situación cerrada de familia constituida (cada personaje es padre, madre e hijo y en función de esa situación todo tiene un sentido) a la incertidumbre de una situación más abierta en la que ya nada es lo que era, una incertidumbre finalmente aceptada por todos, pasando por el violento desorden emocional de la descomposición... Todo ello vestido con la especial mirada de Bumbach, una mirada que merced a su inteligencia empática a veces consigue sacarnos una sonrisa entre mirada y mirada.
La película cuenta cómo afecta a los miembros de una familia, compuesta por un matrimonio y sus dos hijos varones, la descomposición de ésta causada por la repentina separación de los padres. Y lo hace con interés. No podía ser de otra forma. Su guionista y director, Noah Bumbach es co-responsable junto con Wes Anderson de la escritura de la maravillosa "The life aquatic wuth Steve Zissou".
Ambas películas tienen mucho en común, principalmente un sentido del humor ácido y especial que me encanta.
Del mismo modo que Zissou asistía con cínica estolidez a la puesta por obra de su naufragio ante los acantiliados del tiempo, los personajes de "Una historia de Brooklyn" ("The Squid and the Whale" en su titulo original) muestran esa misma actitud ante la separación y también ante el modo en que ésta termina por afectarles a todos ellos. Ellos también naufragan e intentan sobrevivir, seguir adelante de la mejor forma que pueden.
Basada en los pequeños detalles, en las anécdotas y en las situaciones cotidianas, la película adquiere el fascinante carácter de un documental emocional que muestra el tránsito desde la certidumbre de una situación cerrada de familia constituida (cada personaje es padre, madre e hijo y en función de esa situación todo tiene un sentido) a la incertidumbre de una situación más abierta en la que ya nada es lo que era, una incertidumbre finalmente aceptada por todos, pasando por el violento desorden emocional de la descomposición... Todo ello vestido con la especial mirada de Bumbach, una mirada que merced a su inteligencia empática a veces consigue sacarnos una sonrisa entre mirada y mirada.
miércoles, agosto 02, 2006
Repasando viejos periódicos tengo un desagradable encuentro: el rostro de ese terrorista asesino llamado "Txapote".
Tras el espectáculo de absurdo y brutalidad dado en la audiencia nacional por él, su novia y sus amigos, no puedo por más que preguntarme si las personas con las que nuestro gobierno está empezando a negociar el fin de terrorismo serán como ese Txapote, vivirán en su terrible realidad virtual de buenos y malos, de humilladosy ofendidos, de eterna demanda de justicia... Me pregunto si acabarán considerando la necesaria demanda de sol y buen tiempo como aspectos incuestionables de la negociación.
Tras el espectáculo de absurdo y brutalidad dado en la audiencia nacional por él, su novia y sus amigos, no puedo por más que preguntarme si las personas con las que nuestro gobierno está empezando a negociar el fin de terrorismo serán como ese Txapote, vivirán en su terrible realidad virtual de buenos y malos, de humilladosy ofendidos, de eterna demanda de justicia... Me pregunto si acabarán considerando la necesaria demanda de sol y buen tiempo como aspectos incuestionables de la negociación.
lunes, julio 31, 2006
PARIS HILTON
Maravillosa y muy recomendable la entrevista a la rica heredera que publica el dominical del diario "El Mundo".
Las perlas se suceden una detrás de otra... "Una chica debe tener un visión en el armario, un jaguar en el garaje, un tigre en la cama y un asno que corra con todos los gastos" ... Para muestra este estupendo botón.
No la subestimen.
Ella es una de esas rubias que, como escribió la gran Anita Loos, prefieren todos los caballeros.
Escuchándola parece que por su boca está hablando uno de esos personajes frivolos y astutos que pululaban por la sofisticada comedia americana de la década d elos cuarentas y los cincuentas, en blanco y negro o en Technicolor: "Cómo casarse con un millonario?", "La costilla de Adán", "La mujer del año" o "Historia de Filadelfia"
Muchas de sus contestaciones parecen diálogos escritos por Ruth Gordon, Garson Kanin, Donald Ogden Stewart o la propia Anita Loos... Réplicas rápidas, inteligentes y llenas de intención que te sorprenden, que te hacen pensar que las apariencias engañan y que debajo de la intrascendente frivolidad de un actitud impúdicamente mundana hay vida inteligente.
Lo tiene claro. Sabe lo que quiere.... Y lo está consiguiendo: "Yo no quiero ser famosa, sólo quiero ganar mucho dinero"
Bien por ella, bien por su guionista o bien por los dos... que cualquier cosa es posible en este mundo nuestro donde la verdad ya es una mentira pronunciada el número necesario de veces y con la precisa convicción ante el público adecuado y en el momento más oportuno.
En cualquier caso, Paris Hilton es todo un personaje.
Maravillosa y muy recomendable la entrevista a la rica heredera que publica el dominical del diario "El Mundo".
Las perlas se suceden una detrás de otra... "Una chica debe tener un visión en el armario, un jaguar en el garaje, un tigre en la cama y un asno que corra con todos los gastos" ... Para muestra este estupendo botón.
No la subestimen.
Ella es una de esas rubias que, como escribió la gran Anita Loos, prefieren todos los caballeros.
Escuchándola parece que por su boca está hablando uno de esos personajes frivolos y astutos que pululaban por la sofisticada comedia americana de la década d elos cuarentas y los cincuentas, en blanco y negro o en Technicolor: "Cómo casarse con un millonario?", "La costilla de Adán", "La mujer del año" o "Historia de Filadelfia"
Muchas de sus contestaciones parecen diálogos escritos por Ruth Gordon, Garson Kanin, Donald Ogden Stewart o la propia Anita Loos... Réplicas rápidas, inteligentes y llenas de intención que te sorprenden, que te hacen pensar que las apariencias engañan y que debajo de la intrascendente frivolidad de un actitud impúdicamente mundana hay vida inteligente.
Lo tiene claro. Sabe lo que quiere.... Y lo está consiguiendo: "Yo no quiero ser famosa, sólo quiero ganar mucho dinero"
Bien por ella, bien por su guionista o bien por los dos... que cualquier cosa es posible en este mundo nuestro donde la verdad ya es una mentira pronunciada el número necesario de veces y con la precisa convicción ante el público adecuado y en el momento más oportuno.
En cualquier caso, Paris Hilton es todo un personaje.
sábado, julio 29, 2006
"Todo está lleno a la vez de luz y de noche oscura"
(Parménides)
Eres la suma de tus éxitos y también de tus fracasos.
"El mito central de nuestra cultura es la expulsión del Paraíso. Pero nadie quiere creerlo, nadie quiere que ese sea el mito central de nuestra cultura, y que represente una Caída, que este mundo sea la manifestación de una Caída: caemos del nacimiento a la muerte, del sueño al fracaso, de la salud a la enfermedad. No estamos en el Paraíso. Pero nadie quiere aceptarlo. Esta cultura se niega a aceptar la muerte. Y este es el mito central de nuestra cultura: tanto la Crucifixión como la expulsión del Paraíso, pero nos negamos a afirmar que hemos sido arrojados del Paraíso y desarrollamos teorías utópicas, socialismo, fascismo, democracia, desarrollamos posibilidades utópicas que nos devuelven el Paraíso, pero hay una grieta en todas las cosas, pòrque este es el Reino de la Grieta, el Reino del Fracaso, este es el Reino de los Muertos y a menos que afirmemos el fracaso y la muerte, vamos a ser muy desdichados. Cuanto más afirmemos la muerte,más felices seremos. Cuanto más afirmemos el fracaso, más exito tendremos."
(Leonard Cohen)
La vida no es sólo un asunto de luz.
(Parménides)
Eres la suma de tus éxitos y también de tus fracasos.
"El mito central de nuestra cultura es la expulsión del Paraíso. Pero nadie quiere creerlo, nadie quiere que ese sea el mito central de nuestra cultura, y que represente una Caída, que este mundo sea la manifestación de una Caída: caemos del nacimiento a la muerte, del sueño al fracaso, de la salud a la enfermedad. No estamos en el Paraíso. Pero nadie quiere aceptarlo. Esta cultura se niega a aceptar la muerte. Y este es el mito central de nuestra cultura: tanto la Crucifixión como la expulsión del Paraíso, pero nos negamos a afirmar que hemos sido arrojados del Paraíso y desarrollamos teorías utópicas, socialismo, fascismo, democracia, desarrollamos posibilidades utópicas que nos devuelven el Paraíso, pero hay una grieta en todas las cosas, pòrque este es el Reino de la Grieta, el Reino del Fracaso, este es el Reino de los Muertos y a menos que afirmemos el fracaso y la muerte, vamos a ser muy desdichados. Cuanto más afirmemos la muerte,más felices seremos. Cuanto más afirmemos el fracaso, más exito tendremos."
(Leonard Cohen)
La vida no es sólo un asunto de luz.
Había salido cruz.
No huiría.
Le reconfortó haber recuperado su vida: su ático, su negocio, su mulata…
Todo estaba allí, le pertenecía de nuevo.
Por un momento se lo había negado, pero el azar le acababa de permitir recuperarlo en un fugaz golpe de moneda.
Era maravilloso estar vivo en Concepción, tumbado junto a los espumosos y perfumados pies del mar eterno e inmutable que como un ojo azul de mirada profunda le miraba desde los jardines más recónditos de la historia.
Era maravilloso tener suerte.
No se marcharía, pero aún no había terminado.
Ahora Da Silva debía decidir si se presentaba ante sus buscadores o serían ellos quienes tendrían que encontrarle.
Decidió que sería cara lo primero y cruz lo segundo.
La moneda descansaba en el fondo de su puño cerrado.
Sentado en una tumbona de su terraza, la mirada se le perdía en el cielo cada vez más azul.
Por un momento se preguntó si se trataba de una mañana más. Tenía dudas. Quizás, éste que acababa de ver nacer fuese uno de esos días diferentes en que todo cambiaba para mal o para bien… Enseguida dejó de preocuparse. En unas horas lo sabría.
Cara.
Cruz.
Con cuidado lanzó la moneda al aire.
Una gaviota estuvo a punto de llevársela prendida del pico.
Cuando cayó brillando como una estrella sobre su palma, lo hizo sobre su cara, la de algún antiguo presidente que ya nadie recuerda. Quizá, el liberador de todo el territorio. Seguramente algún importante reformador del pasado siglo. En cualquier caso, historia escrita por los vencedores y poder para escribirla.
La suerte estaba por completo echada
Había salido cruz.
Serían ellos los que tendrían que buscarle.
Y con la ayuda de Cebrían lo tendrían muy fácil. Sus labios se convertirían en el camino más recto y seguro hacia él. Serían la línea más recta.
La curiosidad de saber el por qué vibraba aleteante en algún lugar no muy apartado de su conciencia.
Iría al chiringuito y allí les esperaría.
Bebiendo y contando velas blancas sobre el mar.
No huiría.
Le reconfortó haber recuperado su vida: su ático, su negocio, su mulata…
Todo estaba allí, le pertenecía de nuevo.
Por un momento se lo había negado, pero el azar le acababa de permitir recuperarlo en un fugaz golpe de moneda.
Era maravilloso estar vivo en Concepción, tumbado junto a los espumosos y perfumados pies del mar eterno e inmutable que como un ojo azul de mirada profunda le miraba desde los jardines más recónditos de la historia.
Era maravilloso tener suerte.
No se marcharía, pero aún no había terminado.
Ahora Da Silva debía decidir si se presentaba ante sus buscadores o serían ellos quienes tendrían que encontrarle.
Decidió que sería cara lo primero y cruz lo segundo.
La moneda descansaba en el fondo de su puño cerrado.
Sentado en una tumbona de su terraza, la mirada se le perdía en el cielo cada vez más azul.
Por un momento se preguntó si se trataba de una mañana más. Tenía dudas. Quizás, éste que acababa de ver nacer fuese uno de esos días diferentes en que todo cambiaba para mal o para bien… Enseguida dejó de preocuparse. En unas horas lo sabría.
Cara.
Cruz.
Con cuidado lanzó la moneda al aire.
Una gaviota estuvo a punto de llevársela prendida del pico.
Cuando cayó brillando como una estrella sobre su palma, lo hizo sobre su cara, la de algún antiguo presidente que ya nadie recuerda. Quizá, el liberador de todo el territorio. Seguramente algún importante reformador del pasado siglo. En cualquier caso, historia escrita por los vencedores y poder para escribirla.
La suerte estaba por completo echada
Había salido cruz.
Serían ellos los que tendrían que buscarle.
Y con la ayuda de Cebrían lo tendrían muy fácil. Sus labios se convertirían en el camino más recto y seguro hacia él. Serían la línea más recta.
La curiosidad de saber el por qué vibraba aleteante en algún lugar no muy apartado de su conciencia.
Iría al chiringuito y allí les esperaría.
Bebiendo y contando velas blancas sobre el mar.
POSEIDÓN
En 1972, Irwin Allen produjo "La aventura del Poseidón" inaugurando con el éxito obtenido uno de los géneros más típicos de la década de los setentas: el cine de catastrofes.
La película se basaba en un libro homónimo de Paul Gallico publicado el año 1969, quién a su vez se inspiró en la leyenda marina de las grandes olas y en un suceso que vivió viajando por el Atlántico en el "Queen Mary": El barco fue golpeado de forma inesperada por una gran ola que hizo tambalear el barco hasta el extremo de llevarle a pensar en la posibilidad de volcar.
El proyecto costó cinco millones de dólares y cosechó, sólo en los Estados Unidos, cuarenta y dos.. El filón estaba abierto y fue explotado con producciones como "El coloso en llamas" o "Terremoto", proyectos que combinaban desastres de todo tipo con un reparto lleno de estrellas (muchas de las cuales acababan estrelladas durante el metraje).
"La aventura del Poseidón" es, a mi entender, una buena película. Es una de mis favoritas y, para mi gusto, la mejor dentro del género que inauguró.
Ahora, Hollywood ha decidido revisitar este clásico para pasarlo por el tamiz de los efectos especiales digitales y el resultado es "Poseidón", una película -para entendernos- mucho mejor de lo que se dice y comenta pero que - en mi opinión- está por debajo de su predecesora principalmente en los aspectos de historia e interpretación.
En general, la película funciona. Hay tensión y se pasa mal rato. En la sesión a la que asistí la gente se mordía las uñas e incluso llegaba a taparse los ojos en ciertos momentos culminantes de la película. Aspectos todos que hablan de una narración eficaz y convincente, apoyada en unos efectos especiales brillantes y en una historia que en líneas generales ya mostró eficacia en su momento... y que sigue funcionando.
Y que sigue funcionando... aunque la desaparición del airado sacerdote, que con tanto brio interpretaba Gene Hackman en la primera versión, rebaja un tanto el sentido de la historia.
No olvidemos que "La aventura del Poseidón" es principalmente -y por increíble que parezca- la historia de un hombre que no se resigna.
Una vez el buque ha volteado el relato, mediante el personaje del reverendo Frank Scott, plantea la disyuntiva de esperar a ser rescatados o de hacer algo más. El inconformismo de Scott ante un destino que parece escrito de antemano y pronunciado por el capitán genera una fractura en el grupo de supervivientes: los que se quedan y los que deciden moverse, hacer que las cosas pasen:
"We're cut off from the rest of the world. They can't get to us. Maybe we can get to them".
No en vano, y esa misma mañana, Scott pronuncia un sermón en el que expone sus heterodoxas ideas:
"So what resolution should we make for the new year? It's to let God know that you have the guts and the will to do it alone. Resolve to fight for yourselves, and for others, for those you love."
La historia creada por Gallico es algo más que una catástrofe.
Es un camino barco arriba en busca de la salvación, de la luz, como bien se muestra al final de la misma.
"La aventura del Poseidón" habla de las decisiones que se toman y de las consecuencias que trae el tomarlas, de la absoluta ausencia de certezas y garantías externas al convencido interior del hombre mismo, de la soledad ante la incertidumbre del destino asumido (¿es más correcto esperar? ¿es mejor marcharse?), de la perseverancia como principal forma de supervivencia y último refugio del individuo constantemente cuestionado por el azar y la duda.
"La aventura del Poseidón" habla de la eterna soledad que acompaña cada decisión que se toma, del constante asedio de la incertidumbre y de la firme convicción como desesperado asidero, último refugio de nuestra levedad.
Todos estos aspectos desaparecen en la nueva versión, más orientada al hecho puro y duro de la evasión contra reloj. La película pierde la fuerza vital que la anima, animando a sus personajes y queda reducida a un mero mecanismo hueco de entretenimiento... que funciona.
"Poseidón" no pasará a la historia del cine, ni siquiera será recordada entre las mejores películas del año, pero seguro que proporcionará a todos aquellos que la vean un "buen" mal rato.
Aunque yo, personalmente, me quedo con la versión de 1972 y el reverendo Scott sacrificando su propia vida en el altar de la certidumbre, agotándose como héroe hasta el extremo de llegar a desaparecer.
En 1972, Irwin Allen produjo "La aventura del Poseidón" inaugurando con el éxito obtenido uno de los géneros más típicos de la década de los setentas: el cine de catastrofes.
La película se basaba en un libro homónimo de Paul Gallico publicado el año 1969, quién a su vez se inspiró en la leyenda marina de las grandes olas y en un suceso que vivió viajando por el Atlántico en el "Queen Mary": El barco fue golpeado de forma inesperada por una gran ola que hizo tambalear el barco hasta el extremo de llevarle a pensar en la posibilidad de volcar.
El proyecto costó cinco millones de dólares y cosechó, sólo en los Estados Unidos, cuarenta y dos.. El filón estaba abierto y fue explotado con producciones como "El coloso en llamas" o "Terremoto", proyectos que combinaban desastres de todo tipo con un reparto lleno de estrellas (muchas de las cuales acababan estrelladas durante el metraje).
"La aventura del Poseidón" es, a mi entender, una buena película. Es una de mis favoritas y, para mi gusto, la mejor dentro del género que inauguró.
Ahora, Hollywood ha decidido revisitar este clásico para pasarlo por el tamiz de los efectos especiales digitales y el resultado es "Poseidón", una película -para entendernos- mucho mejor de lo que se dice y comenta pero que - en mi opinión- está por debajo de su predecesora principalmente en los aspectos de historia e interpretación.
En general, la película funciona. Hay tensión y se pasa mal rato. En la sesión a la que asistí la gente se mordía las uñas e incluso llegaba a taparse los ojos en ciertos momentos culminantes de la película. Aspectos todos que hablan de una narración eficaz y convincente, apoyada en unos efectos especiales brillantes y en una historia que en líneas generales ya mostró eficacia en su momento... y que sigue funcionando.
Y que sigue funcionando... aunque la desaparición del airado sacerdote, que con tanto brio interpretaba Gene Hackman en la primera versión, rebaja un tanto el sentido de la historia.
No olvidemos que "La aventura del Poseidón" es principalmente -y por increíble que parezca- la historia de un hombre que no se resigna.
Una vez el buque ha volteado el relato, mediante el personaje del reverendo Frank Scott, plantea la disyuntiva de esperar a ser rescatados o de hacer algo más. El inconformismo de Scott ante un destino que parece escrito de antemano y pronunciado por el capitán genera una fractura en el grupo de supervivientes: los que se quedan y los que deciden moverse, hacer que las cosas pasen:
"We're cut off from the rest of the world. They can't get to us. Maybe we can get to them".
No en vano, y esa misma mañana, Scott pronuncia un sermón en el que expone sus heterodoxas ideas:
"So what resolution should we make for the new year? It's to let God know that you have the guts and the will to do it alone. Resolve to fight for yourselves, and for others, for those you love."
La historia creada por Gallico es algo más que una catástrofe.
Es un camino barco arriba en busca de la salvación, de la luz, como bien se muestra al final de la misma.
"La aventura del Poseidón" habla de las decisiones que se toman y de las consecuencias que trae el tomarlas, de la absoluta ausencia de certezas y garantías externas al convencido interior del hombre mismo, de la soledad ante la incertidumbre del destino asumido (¿es más correcto esperar? ¿es mejor marcharse?), de la perseverancia como principal forma de supervivencia y último refugio del individuo constantemente cuestionado por el azar y la duda.
"La aventura del Poseidón" habla de la eterna soledad que acompaña cada decisión que se toma, del constante asedio de la incertidumbre y de la firme convicción como desesperado asidero, último refugio de nuestra levedad.
Todos estos aspectos desaparecen en la nueva versión, más orientada al hecho puro y duro de la evasión contra reloj. La película pierde la fuerza vital que la anima, animando a sus personajes y queda reducida a un mero mecanismo hueco de entretenimiento... que funciona.
"Poseidón" no pasará a la historia del cine, ni siquiera será recordada entre las mejores películas del año, pero seguro que proporcionará a todos aquellos que la vean un "buen" mal rato.
Aunque yo, personalmente, me quedo con la versión de 1972 y el reverendo Scott sacrificando su propia vida en el altar de la certidumbre, agotándose como héroe hasta el extremo de llegar a desaparecer.
martes, julio 25, 2006
"Con todas nuestras fuerzas hemos luchado para que no llegase el invierno. Nos hemos agarrado a todas las horas tibias, y a cada puesta de sol hemos procurado sujetar el sol en el cielo todavía un poco, pero todo ha sido inútil. Ayer por la tarde el sol se ha puesto irrevocablemente en un enredo de niebla sucia, de chimeneas y de cables, y esta mañana es invierno."
(Si esto es un hombre. Primo Levi)
(Si esto es un hombre. Primo Levi)
domingo, julio 16, 2006
sábado, julio 15, 2006
En un momento de la maravillosa y preciosa "El Castillo ambulante", película dirigida por Hayao Miyazaki, la protagonista, Sophie, le dice al atormentado Howl, el dueño de tan extraño castillo, que "el corazón es una pesada carga".
Amo esta frase.
Y es una pesada carga tanto para lo bueno como para lo malo. A veces te hará perder los papeles y pegarle un cabezazo a Materazzi (si eres Zidane), pero -creo- es mejor tener corazón que carecer de él y convertirse en un formal de la vida, en un ventajista de la moral.
El corazón es una pesada carga sería la divisa de mi escudo.
Y crearía una orden de caballeros cuyo único objetivo sería pelear todas las batallas perdidas de las que tuviéramos noticia... como la de Zidane.
Lucharíamos contra todos esos hipócritas que escriben a favor de viento y que se refugian en la generalidad de la normal moral para liquidar de un plumazo la excepción muy humana del caso concreto.
Se asume un gran riesgo teniendo corazón: el de no poder controlar en algún momento el peligroso animal que todos llevamos dentro.
Pero no teniéndolo se asume otro mayor: desnaturalizar la vida y desnaturalizarnos a nosotros mismos.
A mi entender, en la balanza de Zidane pesan mucho más las cosas buenas que ha hecho por el fútbol (y por los que le hemos visto sobre el verde cesped bailar valses silenciosos de compenetrado amor con el balón) que las cuatro agresiones realizadas durante su larga carrera deportiva. Pero hay algunos -los que seguramente han preferido no tener corazón- que prefieren quedarse con lo malo de ese mal momento en que a Zidane el corazón le pesó como plomo ardiente en el pecho.
Sin corazón es mucho más fácil la vida.
Sin él, uno puede remontar más cómodamente el vuelo y alcanzar más rápidamente el cielo de las ideas puras y abstractas.
Se entiende todo más fácilmente y así es mucho más sencillo escribir que en ningún momento Zidane debió ceder ante la provocación de Materazzi o que hay que pensar en los niños que le están viendo o que ha sido un borrón para su carrera... Verdades... Pero verdades a medias.
Quizá el balon de oro deba ser para el italiano que logró desequilibrar al genio y sacarle del campo, quizá esta fuera la mejor jugada del partido, pero mi fracaso y yo nos quedamos con Zidane y su paso cadencioso de rey destronado camino de los vestuarios
Cargando, callado y majestuoso, el silencio que a veces nos deja habernos dejado arrastrar demasiado lejos por ese peso.
Amo esta frase.
Y es una pesada carga tanto para lo bueno como para lo malo. A veces te hará perder los papeles y pegarle un cabezazo a Materazzi (si eres Zidane), pero -creo- es mejor tener corazón que carecer de él y convertirse en un formal de la vida, en un ventajista de la moral.
El corazón es una pesada carga sería la divisa de mi escudo.
Y crearía una orden de caballeros cuyo único objetivo sería pelear todas las batallas perdidas de las que tuviéramos noticia... como la de Zidane.
Lucharíamos contra todos esos hipócritas que escriben a favor de viento y que se refugian en la generalidad de la normal moral para liquidar de un plumazo la excepción muy humana del caso concreto.
Se asume un gran riesgo teniendo corazón: el de no poder controlar en algún momento el peligroso animal que todos llevamos dentro.
Pero no teniéndolo se asume otro mayor: desnaturalizar la vida y desnaturalizarnos a nosotros mismos.
A mi entender, en la balanza de Zidane pesan mucho más las cosas buenas que ha hecho por el fútbol (y por los que le hemos visto sobre el verde cesped bailar valses silenciosos de compenetrado amor con el balón) que las cuatro agresiones realizadas durante su larga carrera deportiva. Pero hay algunos -los que seguramente han preferido no tener corazón- que prefieren quedarse con lo malo de ese mal momento en que a Zidane el corazón le pesó como plomo ardiente en el pecho.
Sin corazón es mucho más fácil la vida.
Sin él, uno puede remontar más cómodamente el vuelo y alcanzar más rápidamente el cielo de las ideas puras y abstractas.
Se entiende todo más fácilmente y así es mucho más sencillo escribir que en ningún momento Zidane debió ceder ante la provocación de Materazzi o que hay que pensar en los niños que le están viendo o que ha sido un borrón para su carrera... Verdades... Pero verdades a medias.
Quizá el balon de oro deba ser para el italiano que logró desequilibrar al genio y sacarle del campo, quizá esta fuera la mejor jugada del partido, pero mi fracaso y yo nos quedamos con Zidane y su paso cadencioso de rey destronado camino de los vestuarios
Cargando, callado y majestuoso, el silencio que a veces nos deja habernos dejado arrastrar demasiado lejos por ese peso.
EL CASTILLO AMBULANTE
La última película de Hayao Miyazaki es una maravillosa obra de ficción que cuenta la preciosa historia de Howl, un hechicero que vive separado de su corazón y de cómo la joven Sophie se las arregla para conseguir unir lo desunido de nuevo... También cuenta más cosas e incluye frases maravillosas como ésta: "Un corazón es una pesada carga"...( y yo añado: tan pesada que algunos prefieren no tenerlo).
Me gusta el abigarrado y fascinante mundo de Miyazaki.
Me gusta la belleza y la poesía de sus historias.
Todas sus películas tienen alma.
Son grandes viajes que sus protagonistas emprenden en busca de sí mismos.
Perseguidos por la fatalidad, recorren coloristas laberintos dentro de mundos extraños y al mismo tiempo familiares en busca de la exacta puerta que dará acceso a la emoción precisa, al momento perfecto... y al final terminan siempre consiguiendo el premio de encontrarse a sí mismos, su lugar en el mundo.
La princesa Mononoke, El Viaje de Chihiro, el Castillo Ambulante...
En cinco minutos de Miyazaki hay mas verdad y más cine que en toda la película "Superman returns".
Aún quedan genios.
El cine todavía no ha muerto.
La última película de Hayao Miyazaki es una maravillosa obra de ficción que cuenta la preciosa historia de Howl, un hechicero que vive separado de su corazón y de cómo la joven Sophie se las arregla para conseguir unir lo desunido de nuevo... También cuenta más cosas e incluye frases maravillosas como ésta: "Un corazón es una pesada carga"...( y yo añado: tan pesada que algunos prefieren no tenerlo).
Me gusta el abigarrado y fascinante mundo de Miyazaki.
Me gusta la belleza y la poesía de sus historias.
Todas sus películas tienen alma.
Son grandes viajes que sus protagonistas emprenden en busca de sí mismos.
Perseguidos por la fatalidad, recorren coloristas laberintos dentro de mundos extraños y al mismo tiempo familiares en busca de la exacta puerta que dará acceso a la emoción precisa, al momento perfecto... y al final terminan siempre consiguiendo el premio de encontrarse a sí mismos, su lugar en el mundo.
La princesa Mononoke, El Viaje de Chihiro, el Castillo Ambulante...
En cinco minutos de Miyazaki hay mas verdad y más cine que en toda la película "Superman returns".
Aún quedan genios.
El cine todavía no ha muerto.
jueves, julio 13, 2006
SECUELAS (I)
Ante la poca calidad de las decisiones de los ejecutivos de hollywood a la hora de escoger los guiones y los proyectos, me permito proponer una serie de sugerencias para la secuela de “Superman returns” prevista para el 2009:
1
Titulo:
Locos por Superman
Director:
Sam Shepard
Argumento:
Durante una interminable noche de borrachera, un hombre interpretado por Kart Russell se pregunta por qué Superman nunca ha aparecido para socorrerle en los momentos más terribles de su vida.
Kim Bassinger o Jessica Lange pueden darle la réplica alcohólica y pasivo-agresiva.
Recomendación:
Por muy afeada que venga, evitar dar el papel a Charlize Theron. El Oscar ya lo tiene.
2
Titulo:
Superman en Idaho
Director:
Gus Van Sandt
Argumento:
Un estresado Superman entra en crisis. La imposibilidad de salvar al mundo le puede. La imagen de su padre, Jor-El, le persigue y la hace caer en la heroína.
Un día aparece en una estación de autobús en Idazo donde conocerá al personaje que interpreta Joaquin Phoenix, un Superman en lo suyo.
Este personaje le dará la réplica y algo más…
3
Titulo:
Interestatal 303
Director:
Wim Wenders
Argumento:
Una carta caída de entre las páginas de un viejo cuaderno de planes para conquistar el mundo pondrá a un cansado y viejo Luthor sobre la pista de Supermán. El viejo Lex, cansado de su exitoso negocio de marketing político, no dudará en salir a la carretera para encontrar la ciudad que figura en el matasellos de la carta.
El periplo de luthor le llevará a un pequeño villorio de la américa profunda. Allí, Supermán vive en una caravana ganándose la vida como portero de una discoteca y como forzudo en el circo.
Nastassja Kinsky interpretará a su mujer.
4
Titulo:
No me hables esta noche.
Director:
Pedro Almodóvar
Argumento:
Lois Lane no puede más. Ya en la cuarentena ve que su vida pasa ante la indiferencia de su marido superhéroe.
Angustiada y deprimida pasea las calles de Manhattan y en un encuentro casual conoce a una travesti que vive de imitar al propio Superman. Ella/El hará viva en ella/ella la ilusión de un volver a empezar aunque sólo sea un par de horas durante la madrugada.
Recomendación:
Eusebio Poncela deberá hacer musculación para poder interpretar a Superman.
Muy pronto, en la pantalla de su ordenador más cercano, habrá más secuelas....
Ante la poca calidad de las decisiones de los ejecutivos de hollywood a la hora de escoger los guiones y los proyectos, me permito proponer una serie de sugerencias para la secuela de “Superman returns” prevista para el 2009:
1
Titulo:
Locos por Superman
Director:
Sam Shepard
Argumento:
Durante una interminable noche de borrachera, un hombre interpretado por Kart Russell se pregunta por qué Superman nunca ha aparecido para socorrerle en los momentos más terribles de su vida.
Kim Bassinger o Jessica Lange pueden darle la réplica alcohólica y pasivo-agresiva.
Recomendación:
Por muy afeada que venga, evitar dar el papel a Charlize Theron. El Oscar ya lo tiene.
2
Titulo:
Superman en Idaho
Director:
Gus Van Sandt
Argumento:
Un estresado Superman entra en crisis. La imposibilidad de salvar al mundo le puede. La imagen de su padre, Jor-El, le persigue y la hace caer en la heroína.
Un día aparece en una estación de autobús en Idazo donde conocerá al personaje que interpreta Joaquin Phoenix, un Superman en lo suyo.
Este personaje le dará la réplica y algo más…
3
Titulo:
Interestatal 303
Director:
Wim Wenders
Argumento:
Una carta caída de entre las páginas de un viejo cuaderno de planes para conquistar el mundo pondrá a un cansado y viejo Luthor sobre la pista de Supermán. El viejo Lex, cansado de su exitoso negocio de marketing político, no dudará en salir a la carretera para encontrar la ciudad que figura en el matasellos de la carta.
El periplo de luthor le llevará a un pequeño villorio de la américa profunda. Allí, Supermán vive en una caravana ganándose la vida como portero de una discoteca y como forzudo en el circo.
Nastassja Kinsky interpretará a su mujer.
4
Titulo:
No me hables esta noche.
Director:
Pedro Almodóvar
Argumento:
Lois Lane no puede más. Ya en la cuarentena ve que su vida pasa ante la indiferencia de su marido superhéroe.
Angustiada y deprimida pasea las calles de Manhattan y en un encuentro casual conoce a una travesti que vive de imitar al propio Superman. Ella/El hará viva en ella/ella la ilusión de un volver a empezar aunque sólo sea un par de horas durante la madrugada.
Recomendación:
Eusebio Poncela deberá hacer musculación para poder interpretar a Superman.
Muy pronto, en la pantalla de su ordenador más cercano, habrá más secuelas....
Syd Barret ha muerto.
Mientras escribo escucho el mejor disco de Pink Floyd, "The Piper at the gates down". El único de toda la discografía del músico en el que Barrett pudo desplegar todo su talento, antes de que sus angeles y sus demonios se le llevaran a dar una larga vuelta junto con su fracaso.
Syd Barret ha muerto, pero en mis oidos -y lo que es mejor, en mi mente- el diamante loco sigue brillando.
¡Shine on, you crazy diamond!
Mientras escribo escucho el mejor disco de Pink Floyd, "The Piper at the gates down". El único de toda la discografía del músico en el que Barrett pudo desplegar todo su talento, antes de que sus angeles y sus demonios se le llevaran a dar una larga vuelta junto con su fracaso.
Syd Barret ha muerto, pero en mis oidos -y lo que es mejor, en mi mente- el diamante loco sigue brillando.
¡Shine on, you crazy diamond!
SUPERMAN RETURNS
1
¡Uf!
La verdad es que no se para qué ha regresado Superman... Bueno. Sí, lo se... Todos lo sabemos.
Supongo que las intenciones eran otras, pero el resultado deja mucho que desear. Ante mis encallecidos ojos de cinéfilo empedernido ocurría una sucesión de tópicos y lugares comunes engarzados con una nada dismulada desgana y protagonizados por un Superman que más parece un limpiador de piscinas de la serie Mujeres Desesperadas que un auténtico superhéroe.
Nada de nada.
Otro producto desalmado, resultado de una rutina, la que impone una industria y su necesidad de obtener beneficios fabricando como enormes y costosas rosquillas los productos que son la razón de ser de su negocio.
Un modelo de hacer cine quizá empiece a agotarse: el de hacer películas sin basarlas en buenas historias y buenos personajes, sólo haciendo descansar su eficacia en el virtuosismo técnico y la espectacularidad de los efectos especiales.
2
Lo único que me resultó interesante es el momento en que, en la azotea del edificio del Daily Planet, Lois Lane se descalza para volar una vez más de la mano del hombre de hierro.
Apenas quince segundos de metraje...
3
Los actores parecen desdibujados, como aplastados por toda la maquinaria técnica de la producción. En absoluto dan lo mejor de si mismos. Se limitan a decir sus líneas y esperar que todo termine para poder regresar a casa. Quizá, en el buzón les espere algún guión interesante.
Incluido, por supuesto, Kevin Spacey... cuya presencia resulta decepcionante.
4
La historia es absurda.
Brian Singer, su director, intenta presentarnos un superman agobiado por las cargas propias de su condición (todos tenemos problemas, tío) y lo cierto es que debe ser agotador. Tener que aparecer en el último momento para recoger un albañil que se cae de lo alto de un rascacielos en Hamburgo para acto seguido tener que apagar un incendio que amenaza a una escuela en Bombay debe ser agotador hasta para un superhombre como él, pero lo cierto es que -y a la pálida luz nocturna de mi personal entender (¡toma ya frase de tango triste!)- ese intento de humanizar al personaje revela el cartón piedra que se esconde tras él.
Le hace definitivamente poco creíble.
Lo siento fans.
La fórmula le dió resultados con los Hombres X, pero creo que no funciona con Supermán. Principalmente, por las propias características imposibles del personaje.
Los hombres X se defienden, luchan con otros mutantes. No quieren salvar al mundo y en su modestia hacen posible una cierta solemnización de sus circunstancias en busca de discursos más profundos como el de la reivindicaicón de la diferencia. Pero, Superman.... Superman nos tiene que salvar a todos y cada uno de nosotros, los habitantes de Metrópolis, de todas las desgracias que nos acechan.
Incluso sin necesidad de que aparezca un supervillano como Lex Luthor para joderlo más, el mundo ya es lo suficientemente complicado.
Y por ahí la historia empieza a fracasar... No hablemos ya de la anécdota, del plan de Lex Luthor de montar una Marbella en medio del oceano atlántico.
Definitivamente, el tratamiento más humorístico que tuvo el proyecto que dirigió Richard Donner en 1978 le va más al personaje y le esfuerzos de luthor por convertirse en un especulador global hubieran encajado mejor con la interpretación del villano que el muy grande Gene Hackman llevó acabo en aquella película: sencillamente, como con dos whiskys de más y como asumiendo de una forma histérica, pero elegante su eterna condición de antagonista fracasado. No puedo ganarle pero tampoco pudeo dejar de retarle.
El Luthor de Spacey lo lleva peor.... y además su chica es mucho más fea que la Eva Teschmacher que interpretara la neumática Valerie Perrine.
Y además falta el estupendo Ned Beatty para terminar de convertir al Luthor de Hackman en el miembro más relevante de lo que en realidad es un dúo cómico-terrorista.
La seriedad y la grandilocuencia no van con Superman. La deconstrucción, tampoco, porque sólo se trata de un caso más de rico que llora.
5
Los dialogos rancios y carentes de profundidad no ayudan en nada a la sucesión de tópicos que componen como un collar de "dejavus" la acción de la aventura , entre ellos el del avión que parece que va a estrellarse pero que enseguida y regresando del fuera de campo remonta el vuelo y por dos veces o el del novio comprensivo procedente de la más rancia comedia romántica.
Un villano intepretado por Kevin Specey bien merecería la escritura de alguna réplica interesante...
6
En fin, ni un sólo atisbo de inteligencia.
Nada de nada.
Hubo una época en que el cine ayudaba a la gente a pasar de una forma entretenida y agradable los malos o buenos tiempos -fue el único consuelo para los americanos durante los años de la Gran Depresión-, ahora, y con películas como Superman Returns empieza a hacérnoslo perder.
7
Ya hay en marcha una secuela. Su estreno está previsto para el 2009..... Quizá ya no exista el cine para entonces.
1
¡Uf!
La verdad es que no se para qué ha regresado Superman... Bueno. Sí, lo se... Todos lo sabemos.
Supongo que las intenciones eran otras, pero el resultado deja mucho que desear. Ante mis encallecidos ojos de cinéfilo empedernido ocurría una sucesión de tópicos y lugares comunes engarzados con una nada dismulada desgana y protagonizados por un Superman que más parece un limpiador de piscinas de la serie Mujeres Desesperadas que un auténtico superhéroe.
Nada de nada.
Otro producto desalmado, resultado de una rutina, la que impone una industria y su necesidad de obtener beneficios fabricando como enormes y costosas rosquillas los productos que son la razón de ser de su negocio.
Un modelo de hacer cine quizá empiece a agotarse: el de hacer películas sin basarlas en buenas historias y buenos personajes, sólo haciendo descansar su eficacia en el virtuosismo técnico y la espectacularidad de los efectos especiales.
2
Lo único que me resultó interesante es el momento en que, en la azotea del edificio del Daily Planet, Lois Lane se descalza para volar una vez más de la mano del hombre de hierro.
Apenas quince segundos de metraje...
3
Los actores parecen desdibujados, como aplastados por toda la maquinaria técnica de la producción. En absoluto dan lo mejor de si mismos. Se limitan a decir sus líneas y esperar que todo termine para poder regresar a casa. Quizá, en el buzón les espere algún guión interesante.
Incluido, por supuesto, Kevin Spacey... cuya presencia resulta decepcionante.
4
La historia es absurda.
Brian Singer, su director, intenta presentarnos un superman agobiado por las cargas propias de su condición (todos tenemos problemas, tío) y lo cierto es que debe ser agotador. Tener que aparecer en el último momento para recoger un albañil que se cae de lo alto de un rascacielos en Hamburgo para acto seguido tener que apagar un incendio que amenaza a una escuela en Bombay debe ser agotador hasta para un superhombre como él, pero lo cierto es que -y a la pálida luz nocturna de mi personal entender (¡toma ya frase de tango triste!)- ese intento de humanizar al personaje revela el cartón piedra que se esconde tras él.
Le hace definitivamente poco creíble.
Lo siento fans.
La fórmula le dió resultados con los Hombres X, pero creo que no funciona con Supermán. Principalmente, por las propias características imposibles del personaje.
Los hombres X se defienden, luchan con otros mutantes. No quieren salvar al mundo y en su modestia hacen posible una cierta solemnización de sus circunstancias en busca de discursos más profundos como el de la reivindicaicón de la diferencia. Pero, Superman.... Superman nos tiene que salvar a todos y cada uno de nosotros, los habitantes de Metrópolis, de todas las desgracias que nos acechan.
Incluso sin necesidad de que aparezca un supervillano como Lex Luthor para joderlo más, el mundo ya es lo suficientemente complicado.
Y por ahí la historia empieza a fracasar... No hablemos ya de la anécdota, del plan de Lex Luthor de montar una Marbella en medio del oceano atlántico.
Definitivamente, el tratamiento más humorístico que tuvo el proyecto que dirigió Richard Donner en 1978 le va más al personaje y le esfuerzos de luthor por convertirse en un especulador global hubieran encajado mejor con la interpretación del villano que el muy grande Gene Hackman llevó acabo en aquella película: sencillamente, como con dos whiskys de más y como asumiendo de una forma histérica, pero elegante su eterna condición de antagonista fracasado. No puedo ganarle pero tampoco pudeo dejar de retarle.
El Luthor de Spacey lo lleva peor.... y además su chica es mucho más fea que la Eva Teschmacher que interpretara la neumática Valerie Perrine.
Y además falta el estupendo Ned Beatty para terminar de convertir al Luthor de Hackman en el miembro más relevante de lo que en realidad es un dúo cómico-terrorista.
La seriedad y la grandilocuencia no van con Superman. La deconstrucción, tampoco, porque sólo se trata de un caso más de rico que llora.
5
Los dialogos rancios y carentes de profundidad no ayudan en nada a la sucesión de tópicos que componen como un collar de "dejavus" la acción de la aventura , entre ellos el del avión que parece que va a estrellarse pero que enseguida y regresando del fuera de campo remonta el vuelo y por dos veces o el del novio comprensivo procedente de la más rancia comedia romántica.
Un villano intepretado por Kevin Specey bien merecería la escritura de alguna réplica interesante...
6
En fin, ni un sólo atisbo de inteligencia.
Nada de nada.
Hubo una época en que el cine ayudaba a la gente a pasar de una forma entretenida y agradable los malos o buenos tiempos -fue el único consuelo para los americanos durante los años de la Gran Depresión-, ahora, y con películas como Superman Returns empieza a hacérnoslo perder.
7
Ya hay en marcha una secuela. Su estreno está previsto para el 2009..... Quizá ya no exista el cine para entonces.
miércoles, julio 12, 2006
En mis manos hay un dossier sobre el cine de terror contemporáneo. En su encabezamiento hay una frase extraída de una famosa novela gótica "The haunting of Hill House":
"Ningún organismo puede subsistir mucho tiempo, sin volverse loco, en unas condiciones de realidad absoluta; incluso las alondras y los saltamontes, suponen algunos, sueñan".
Me pregunto si será verdad.
Pienso en las personas que se definen como prácticas y realistas, pero enseguida me seduce la idea del soñar despierto, de las esperanzas y las ilusiones, de su insoportable levedad, y el fundamento antropológico de su absoluta necesidad.
Imagino como sonámbulos a todos aquellos que persiguen su esperanza en el mayor o menor espacio de tiempo que separa el primer respirar del último.
No se equivoca Calderón de la Barca.
La vida es sueño.
"Ningún organismo puede subsistir mucho tiempo, sin volverse loco, en unas condiciones de realidad absoluta; incluso las alondras y los saltamontes, suponen algunos, sueñan".
Me pregunto si será verdad.
Pienso en las personas que se definen como prácticas y realistas, pero enseguida me seduce la idea del soñar despierto, de las esperanzas y las ilusiones, de su insoportable levedad, y el fundamento antropológico de su absoluta necesidad.
Imagino como sonámbulos a todos aquellos que persiguen su esperanza en el mayor o menor espacio de tiempo que separa el primer respirar del último.
No se equivoca Calderón de la Barca.
La vida es sueño.
Tengo que confesarlo.
Mi parte oscura, la auto-destructiva, comprende el cabezazo de Zidane a Materazzi.
Sabes que te van a expulsar, que vas a perjudicar a tu equipo y a ti mismo, que no debes ceder a las provocaciones pero ese italiano ha cruzado la línea que en cada momento separa el bien del mal.
En ese momento lo demás no importa.
Controlo mi destino. Igual que lo construyo puedo destruirlo. También soy el puto dueño de mi fracaso, de mi furia y mi dolor.
Ni mi madre ni mi hermana son unas putas ni tampoco yo soy un sucio terrorista.
Una copa del mundo no merece mi indiferencia ante el insulto, la fria indiferencia de los formales ante la diaria y cotidiana abominación.
Soy Zinedine Zidane y mi libro ya está escrito.
Había pensado en otro final, pero...
¿Un cabezazo en el pecho?
¿Por qué no?
Mi parte oscura, la auto-destructiva, comprende el cabezazo de Zidane a Materazzi.
Sabes que te van a expulsar, que vas a perjudicar a tu equipo y a ti mismo, que no debes ceder a las provocaciones pero ese italiano ha cruzado la línea que en cada momento separa el bien del mal.
En ese momento lo demás no importa.
Controlo mi destino. Igual que lo construyo puedo destruirlo. También soy el puto dueño de mi fracaso, de mi furia y mi dolor.
Ni mi madre ni mi hermana son unas putas ni tampoco yo soy un sucio terrorista.
Una copa del mundo no merece mi indiferencia ante el insulto, la fria indiferencia de los formales ante la diaria y cotidiana abominación.
Soy Zinedine Zidane y mi libro ya está escrito.
Había pensado en otro final, pero...
¿Un cabezazo en el pecho?
¿Por qué no?
miércoles, julio 05, 2006
ITALIA-ALEMANIA
Acabo de volver a ver la prórroga de esta espléndida semifinal del mundial, un choque de trenes entre dos expresos continentales y el juego tuvo el inmenso poder de emocionarme como si lo estuviera viendo por primera vez, como si fuera ayer.
Algunas reflexiones:
1
Los mejores partidos, los que se recuerdan, jamás pasan a la memoria por el buen juego de los contendientes. Lo que permenece es la emoción, la virtualidad de ambas posibilidades de éxito casi hasta el último instante. La trascendencia está en la emoción, en la incertidumbre a la que se someten veintidos hombres dando lo mejor de si mismos, desafiando los mil y un azares del destino, intentando continuar un paso más en la competencia.
El fútbol es como la vida o la vida es como el futbol... No se. Lo único que tengo claro es que la grandeza está ahí, en la brillante emoción intensa que ofrece un partido de ida y vuelta donde uno tiene la impresión que todo es posible, aunque sólo uno puede continuar.
Mientras el buen futbol sirve para recordar a los buenos jugadores, la emoción aparece para recordar los buenos partidos. Sus imágenes se graban como hierro candente en algún lugar privilegiado de la memoria. Tienen la suficiente fuerza para hacerlo.
2
Nadie celebra los goles como los italianos.
En mi memoria está presente el desencajado grito extático de otro italiano, Tardelli, tras anotar el gol que ponía por delante a su selección en la final del mundial 82.
La desencajada emoción de Grosso en el partido ayer se le parecía mucho.
Históricamente se acusa -con razón- a Italia de practicar un fútbol defensivo y rácano, pero no recuerdo emociones como las de Tradelli y Grosso vestidas con otras camisetas. Quizá porque ese estilo de juego les lleva a valorar el hecho salvador del gol como nadie. No lo se... Pero los gritos de Tardelli y Grosso ahí quedan.
3
Los alemanes nunca pierden la cara a los partidos.
En el interior de cada uno de ellos parece anidar una especie de mecánica de constancia, confianza y esfuerzo que les hace casi invencibles.
La prórroga de los cuartos de final contra Argentina pasó factura a los Alemanes, pero aún así aguantaron hasta el final, hasta el último minuto y hasta el último hombre.
No están ahí por casualidad.
Siempre cumplen.
(Uno puede contar siempre con que un alemán cumplirá su palabra. En Waterloo Wellington se atrincheró y aguantó a las tropas de Napoleón en una posición difícil a la espera de que el prusiano Blücher cumpliera con su promesa de llegar con refuerzos... y llegó)
Jamás se derrotan.
Uno tiene que ganarles.
Hay algo superior en ellos, incluso en la derrota.
La imagen de Metzelder tras el pitido final, de rodillas, como encajando el golpe de la eliminación con la misma actitud con la que había jugado el partido me resulta potente, casi religiosa.
4
Animicamente y futbolísticamente, el esfuerzo de Italia descansó sobre los hombros de Gattuso. En el peor momento del partido, cuando los alemanes presionaban a Pirlo para ahogar el fútbol italiano y dejaban el balón para el pequeño y rocoso futbolista del Milán, éste no le perdió la cara al momento y se hechó sobre sus enormes espaldas y su inmenso corazón el juego de la selección.
Gattuso sacó el balón jugado -como pudo pero lo sacó-, se multiplicó en defensa saliendo a todo alemán que se atreviera a cruzar los tres cuartos de su campo y protegió las espaldas de la vanguardia ofensiva de su equipo.
Incansable, duro, potente, generoso en el esfuerzo, sacrificado, eficaz, Gattuso se reivindicó como un gran futbolista, un profesional cuyo ámbito de actuación no es la fantasía de la inspirada línea de pase descubierta o el toque inteligente de balón o el gol sino el esfuerzo y la emoción, la catársis y la entrega.
Todos los equipos necesitan un Gattuso, alguien que trace una línea y decida que nadie va a dar un paso atrás, que entre en el cuerpo a cuerpo para equilibrar un paretido a golpes de sudor y fuerza.
Todos los equipos necesitan un Gattuso para cuando las cosas no salen como están planeadas y los futbolistas de calidad y toque son arrollados por el mejor juego del otro equipo. La de ayer era la cita de Gattuso con su propia historia y como era de esperar no se escondió. El sólo aguantó como pudo las embestidas alemanas y mantuvo fisicamente a su equipo ante una Alemania que deseperadamente se desangraba como un toro bravo.
Cuando el árbitro mejicano pitó el final del encuentro, Gattuso se dejó caer sobre el cesped. No tenía fuerzas ni para correr a abrazarse con sus compañeros. Sólo su entrenador, el frio Lippi, sabía de la importancia de su esfuerzo y corrió a levantarle. Aparte de los abrazos de rigore, ese fue el único gesto diferente que Lippi tuvo con algún jugador italiano.
No hagan caso de Valdano, Gattuso fue el héroe del encuentro.
5
Viendo jugar a Alemanes e Italianos, asistiendo emocionado a la consitencia tanto individual como grupal que muestran ambos equipos, a la pesonalidad y al sentido del juego, comprendo por qué nunca nuestra selección no ha hecho nada en un mundial.
Aún nos falta mucho, tanto que quizá nunca lo consigamos.
A nuestros jugadores aún les faltan un par de hervores.
Hay otro fútbol que no sabemos jugar.
Tenemos jugadores de fútbol, pero no futbolistas y los equipos campeones del mundo los componen siempre veintidos futbolistas.
Acabo de volver a ver la prórroga de esta espléndida semifinal del mundial, un choque de trenes entre dos expresos continentales y el juego tuvo el inmenso poder de emocionarme como si lo estuviera viendo por primera vez, como si fuera ayer.
Algunas reflexiones:
1
Los mejores partidos, los que se recuerdan, jamás pasan a la memoria por el buen juego de los contendientes. Lo que permenece es la emoción, la virtualidad de ambas posibilidades de éxito casi hasta el último instante. La trascendencia está en la emoción, en la incertidumbre a la que se someten veintidos hombres dando lo mejor de si mismos, desafiando los mil y un azares del destino, intentando continuar un paso más en la competencia.
El fútbol es como la vida o la vida es como el futbol... No se. Lo único que tengo claro es que la grandeza está ahí, en la brillante emoción intensa que ofrece un partido de ida y vuelta donde uno tiene la impresión que todo es posible, aunque sólo uno puede continuar.
Mientras el buen futbol sirve para recordar a los buenos jugadores, la emoción aparece para recordar los buenos partidos. Sus imágenes se graban como hierro candente en algún lugar privilegiado de la memoria. Tienen la suficiente fuerza para hacerlo.
2
Nadie celebra los goles como los italianos.
En mi memoria está presente el desencajado grito extático de otro italiano, Tardelli, tras anotar el gol que ponía por delante a su selección en la final del mundial 82.
La desencajada emoción de Grosso en el partido ayer se le parecía mucho.
Históricamente se acusa -con razón- a Italia de practicar un fútbol defensivo y rácano, pero no recuerdo emociones como las de Tradelli y Grosso vestidas con otras camisetas. Quizá porque ese estilo de juego les lleva a valorar el hecho salvador del gol como nadie. No lo se... Pero los gritos de Tardelli y Grosso ahí quedan.
3
Los alemanes nunca pierden la cara a los partidos.
En el interior de cada uno de ellos parece anidar una especie de mecánica de constancia, confianza y esfuerzo que les hace casi invencibles.
La prórroga de los cuartos de final contra Argentina pasó factura a los Alemanes, pero aún así aguantaron hasta el final, hasta el último minuto y hasta el último hombre.
No están ahí por casualidad.
Siempre cumplen.
(Uno puede contar siempre con que un alemán cumplirá su palabra. En Waterloo Wellington se atrincheró y aguantó a las tropas de Napoleón en una posición difícil a la espera de que el prusiano Blücher cumpliera con su promesa de llegar con refuerzos... y llegó)
Jamás se derrotan.
Uno tiene que ganarles.
Hay algo superior en ellos, incluso en la derrota.
La imagen de Metzelder tras el pitido final, de rodillas, como encajando el golpe de la eliminación con la misma actitud con la que había jugado el partido me resulta potente, casi religiosa.
4
Animicamente y futbolísticamente, el esfuerzo de Italia descansó sobre los hombros de Gattuso. En el peor momento del partido, cuando los alemanes presionaban a Pirlo para ahogar el fútbol italiano y dejaban el balón para el pequeño y rocoso futbolista del Milán, éste no le perdió la cara al momento y se hechó sobre sus enormes espaldas y su inmenso corazón el juego de la selección.
Gattuso sacó el balón jugado -como pudo pero lo sacó-, se multiplicó en defensa saliendo a todo alemán que se atreviera a cruzar los tres cuartos de su campo y protegió las espaldas de la vanguardia ofensiva de su equipo.
Incansable, duro, potente, generoso en el esfuerzo, sacrificado, eficaz, Gattuso se reivindicó como un gran futbolista, un profesional cuyo ámbito de actuación no es la fantasía de la inspirada línea de pase descubierta o el toque inteligente de balón o el gol sino el esfuerzo y la emoción, la catársis y la entrega.
Todos los equipos necesitan un Gattuso, alguien que trace una línea y decida que nadie va a dar un paso atrás, que entre en el cuerpo a cuerpo para equilibrar un paretido a golpes de sudor y fuerza.
Todos los equipos necesitan un Gattuso para cuando las cosas no salen como están planeadas y los futbolistas de calidad y toque son arrollados por el mejor juego del otro equipo. La de ayer era la cita de Gattuso con su propia historia y como era de esperar no se escondió. El sólo aguantó como pudo las embestidas alemanas y mantuvo fisicamente a su equipo ante una Alemania que deseperadamente se desangraba como un toro bravo.
Cuando el árbitro mejicano pitó el final del encuentro, Gattuso se dejó caer sobre el cesped. No tenía fuerzas ni para correr a abrazarse con sus compañeros. Sólo su entrenador, el frio Lippi, sabía de la importancia de su esfuerzo y corrió a levantarle. Aparte de los abrazos de rigore, ese fue el único gesto diferente que Lippi tuvo con algún jugador italiano.
No hagan caso de Valdano, Gattuso fue el héroe del encuentro.
5
Viendo jugar a Alemanes e Italianos, asistiendo emocionado a la consitencia tanto individual como grupal que muestran ambos equipos, a la pesonalidad y al sentido del juego, comprendo por qué nunca nuestra selección no ha hecho nada en un mundial.
Aún nos falta mucho, tanto que quizá nunca lo consigamos.
A nuestros jugadores aún les faltan un par de hervores.
Hay otro fútbol que no sabemos jugar.
Tenemos jugadores de fútbol, pero no futbolistas y los equipos campeones del mundo los componen siempre veintidos futbolistas.
lunes, julio 03, 2006
Terrible texto...
"En la historia y en la vida, parece a veces discernirse una ley feroz que reza: «a quien tiene, le será dado; a quien no tiene, le será quitado». En el Lager, donde el hombre está solo y la lucha por la vida se reduce a su mecanismo primordial, esta ley inicua está abiertamente en vigor, es reconocida por todos. Con los adaptados, con los individuos fuertes y astutos, los mismos jefes mantienen con gusto relaciones, a veces casi de camaradas, porque tal vez esperan obtener más tarde alguna utilidad. Pero a los «musulmanes», a los hombres que se desmoronan, no vale la pena dirigirles la palabra, porque ya se sabe que se lamentarán y contarán lo que comían en su casa. Vale menos aún la pena hacerse amigo suyo, porque no tienen en el campo amistades ilustres, no comen nunca raciones extras, no trabajan en Kommandos ventajosos y no conocen ningún modo secreto de organizarse. Y, finalmente, se sabe que están aquí de paso y que dentro de unas semanas no quedará de ellos más que un puñado de cenizas en cualquier campo no lejano y, en un registro, un número de matrícula vencido. Aunque englobados y arrastrados sin descanso por la muchedumbre innumerable de sus semejantes, sufren y se arrastran en una opaca soledad íntima, y en soledad mueren o desaparecen, sin dejar rastros en la memoria de nadie. "
(Primo Levi, Si esto es un hombre)
"En la historia y en la vida, parece a veces discernirse una ley feroz que reza: «a quien tiene, le será dado; a quien no tiene, le será quitado». En el Lager, donde el hombre está solo y la lucha por la vida se reduce a su mecanismo primordial, esta ley inicua está abiertamente en vigor, es reconocida por todos. Con los adaptados, con los individuos fuertes y astutos, los mismos jefes mantienen con gusto relaciones, a veces casi de camaradas, porque tal vez esperan obtener más tarde alguna utilidad. Pero a los «musulmanes», a los hombres que se desmoronan, no vale la pena dirigirles la palabra, porque ya se sabe que se lamentarán y contarán lo que comían en su casa. Vale menos aún la pena hacerse amigo suyo, porque no tienen en el campo amistades ilustres, no comen nunca raciones extras, no trabajan en Kommandos ventajosos y no conocen ningún modo secreto de organizarse. Y, finalmente, se sabe que están aquí de paso y que dentro de unas semanas no quedará de ellos más que un puñado de cenizas en cualquier campo no lejano y, en un registro, un número de matrícula vencido. Aunque englobados y arrastrados sin descanso por la muchedumbre innumerable de sus semejantes, sufren y se arrastran en una opaca soledad íntima, y en soledad mueren o desaparecen, sin dejar rastros en la memoria de nadie. "
(Primo Levi, Si esto es un hombre)
jueves, junio 22, 2006
LA VOLPE
El entrenador de la selección mejicana de fútbol se llama Ricardo LaVolpe. Es argentino, pero parece un personaje sacado de una película de Peckinpah con su rostro duro y masculino, con su apariencia peligrosa y desgastada que quizá esconda el negro brillar de una cierta fragilidad que ya revienta las costuras polvorientas de un alma mil y una veces perdida y reencontrada.
Perfectamente podría haber disparado contra el árbitro metrosexual que escatimó un penalty a su equipo.
Perfectamente podría haber sacado una sucia botella de tequila caliente y haberla vaciado allí mismo con grandes y glotones tragos antes de agotar su última bala sacando otro delantero.
Lo veo cabalgando con el Grupo Salvaje camino de la ninguna parte desde la que un día vinieron.
Su equipo perdió con Portugal, pero siempre atacó... incluso con un jugador menos.
¿Por qué no?
Lo importante es no ceder, seguir siendo uno mismo hasta que la vida -en este caso la competición- le lleve a uno por delante y que gane el mejor.
El entrenador de la selección mejicana de fútbol se llama Ricardo LaVolpe. Es argentino, pero parece un personaje sacado de una película de Peckinpah con su rostro duro y masculino, con su apariencia peligrosa y desgastada que quizá esconda el negro brillar de una cierta fragilidad que ya revienta las costuras polvorientas de un alma mil y una veces perdida y reencontrada.
Perfectamente podría haber disparado contra el árbitro metrosexual que escatimó un penalty a su equipo.
Perfectamente podría haber sacado una sucia botella de tequila caliente y haberla vaciado allí mismo con grandes y glotones tragos antes de agotar su última bala sacando otro delantero.
Lo veo cabalgando con el Grupo Salvaje camino de la ninguna parte desde la que un día vinieron.
Su equipo perdió con Portugal, pero siempre atacó... incluso con un jugador menos.
¿Por qué no?
Lo importante es no ceder, seguir siendo uno mismo hasta que la vida -en este caso la competición- le lleve a uno por delante y que gane el mejor.
REIVINDICACION
Viajando con mi mando a distancia por los canales de televisión topo de bruces con el familiar rostro de Manolo "eldelbombo" (no se cómo escribirlo).
El personaje lleva puesta la camiseta de la selección, pero esta vez no está aporreando su bombo en la grada. Cómodamente sentado en un sofá habla sobre sí mismo, que es lo mismo que hablar de fútbol, mientras él y su entrevistador francés ven un partido de Francia.
No se por qué decido quedarme, pero el caso es que decido escucharle para descubrir con asombro que lo ha dejado todo por el fútbol y, lo que es peor y con áún más asombro, que le han dejado por el futbol.
La historia es ésta: Manolo regresó un día de un partido de la selección y su familia no estaba en casa. Se había marchado.
Simple y clara.
No se cómo tomarmelo.
Podría vituperarle como seguramente haría la mayoría de la gente, después de todo el fútbol no es tan importante, pero enseguida mi fracaso me susurra al oído que debo comprenderle.
Primero, porque es uno quién debe decidir qué es lo importante en su vida (y muchos que se rien de Manolo y su bombo se morirán sin llegar a saberlo, seguramente con la satisfacción interna de haber sido correectos y formales)
Segundo, porque creo que no debo lamentar algo que ni siquiera el propio interesado parece lamentar... porque Manolo enseguida deja de lado su posible, y políticamente correcta, tragedia personal y se pone a hablar de fútbol y los ojos se le iluminan con una jugada de Henry.
Y de la mano de Manolo y su bombo llego a James Joyce, a las palabras finales de Gabriel en su relato corto "Los Muertos":
"Mejor pasar temerariamente a ese otro mundo en plena gloria de una pasión, que decaer y ajarse funestamente con la edad"
Es cierto.
En sus palabras late la plena gloria de una pasión.
Desde este blog reinvindico a Monolo y su pasión ciega por el fútbol y nuestra selección.
Esa ha sido su elección.
Viajando con mi mando a distancia por los canales de televisión topo de bruces con el familiar rostro de Manolo "eldelbombo" (no se cómo escribirlo).
El personaje lleva puesta la camiseta de la selección, pero esta vez no está aporreando su bombo en la grada. Cómodamente sentado en un sofá habla sobre sí mismo, que es lo mismo que hablar de fútbol, mientras él y su entrevistador francés ven un partido de Francia.
No se por qué decido quedarme, pero el caso es que decido escucharle para descubrir con asombro que lo ha dejado todo por el fútbol y, lo que es peor y con áún más asombro, que le han dejado por el futbol.
La historia es ésta: Manolo regresó un día de un partido de la selección y su familia no estaba en casa. Se había marchado.
Simple y clara.
No se cómo tomarmelo.
Podría vituperarle como seguramente haría la mayoría de la gente, después de todo el fútbol no es tan importante, pero enseguida mi fracaso me susurra al oído que debo comprenderle.
Primero, porque es uno quién debe decidir qué es lo importante en su vida (y muchos que se rien de Manolo y su bombo se morirán sin llegar a saberlo, seguramente con la satisfacción interna de haber sido correectos y formales)
Segundo, porque creo que no debo lamentar algo que ni siquiera el propio interesado parece lamentar... porque Manolo enseguida deja de lado su posible, y políticamente correcta, tragedia personal y se pone a hablar de fútbol y los ojos se le iluminan con una jugada de Henry.
Y de la mano de Manolo y su bombo llego a James Joyce, a las palabras finales de Gabriel en su relato corto "Los Muertos":
"Mejor pasar temerariamente a ese otro mundo en plena gloria de una pasión, que decaer y ajarse funestamente con la edad"
Es cierto.
En sus palabras late la plena gloria de una pasión.
Desde este blog reinvindico a Monolo y su pasión ciega por el fútbol y nuestra selección.
Esa ha sido su elección.
miércoles, junio 21, 2006
Podría detenerse.
Volver a pensar las cosas de nuevo.
Porque, a estas alturas de su vida, si hay algo que tenga de sobra es tiempo.
Ahora la mismo la carretera es una larga e interminable recta proyectada hacia el infinito horizonte inalcanzable y su corazón no aguarda nada nuevo del más allá que encierra.
Acaba de comprenderlo.
Ha dejado de esperar.
De repente se ha hecho viejo.
Por unos instantes su cansado corazón se le encoje en el pecho.
Podría detenerse, pero no lo hace.
Pisa el acelerador y agarra con más fuerza el volante.
Ha dejado de esperar, pero tampoco sería la primera vez que se equivocase.
El marcador de velocidad sobrepasa los ciento cuarenta.
El horizonte sigue igual de lejos.
Volver a pensar las cosas de nuevo.
Porque, a estas alturas de su vida, si hay algo que tenga de sobra es tiempo.
Ahora la mismo la carretera es una larga e interminable recta proyectada hacia el infinito horizonte inalcanzable y su corazón no aguarda nada nuevo del más allá que encierra.
Acaba de comprenderlo.
Ha dejado de esperar.
De repente se ha hecho viejo.
Por unos instantes su cansado corazón se le encoje en el pecho.
Podría detenerse, pero no lo hace.
Pisa el acelerador y agarra con más fuerza el volante.
Ha dejado de esperar, pero tampoco sería la primera vez que se equivocase.
El marcador de velocidad sobrepasa los ciento cuarenta.
El horizonte sigue igual de lejos.
viernes, junio 16, 2006
"Cosmópolis" de Stephen Toulmin está siendo un libro de lectura estimulante. Su objetivo es explicar la aparición de Descartes y su radical preocupación por encontrar un método que procurase a quién lo siguiera certezas absolutas.
El salto que lleva a la historia de la filosofía de Montaigne y su esceptecismo acerca de la posibilidad de un conocimiento absoluto a Descartes y su infalible método productor de dertezas absolutas es grande. Ambos pesonajes se representan a sí mismos, pero también son -para el autor- personajes representativos de dos sensibilidades diferentes y contrapuestas.
Toulmin se pregunta por qué la actitud cartesiana prendió tan profundamente en la europa de principios del siglo XVII y las razones que encuentra son históricas. La Europa de aquella época era la insegura Europa de la Guerra de los 30 años, la de las guerras de religión entre católicos y protestantes.
Los fanáticos habían derrotado todos los intentos de los hombres cabales por evitar el conflicto, uno de ellos fue Enrique IV de Francia. Primero fue protestante y luego se convirtió al catolicismo para obtener el trono de Francia, suya es la frase "Paris bien vale una misa". Todo su reinado fue uno de los primeros intentos por desarrollar un poder público en el que cupieran tanto protestantes como católicos, respetuoso con las conciencias. Desgraciadamente, fue asesinado por los fanáticos poseídos por el demonio de su certeza absoluta y su muerte introdujo un elemento definitivo de inestabilidad que llevó a una larga época de guerra.
Enrique IV fue uno de los últimos depositarios del espíritu hedonista y relativista de Montaigne, un espíritu que fue borrado por la pugna entre los fanáticos de uno y otro bando... lo que me llevó a pensar que en muchos casos los conflictos no se producen entre ideas sino entre los fanáticos que se sienten depositarios de una idea vivida como certeza absoluta.
Intolerancia.
En una época como aquella en que los hombres cabales de uno y otro bando eran asesinados o carecían de los arrestos precisos para enfrentarse a sus propios fanáticos, la época de la Guerra de los 30 años, un momento en el que sólo una idea podría quedar en pie, lo único que un hombre cabal podía hacer era encargarse de buscar un método que garantizase el encuentro por medios racionales de la verdad.
Mientras los hombres como Montaigne podían perfectamente convivir en un mundo donde existiesen tantas verdades como personas, los hombres como Descartes sólo podían existir en un mundo donde existiese una sóla verdad, generalmente la propia.
De qué nos sirve la verdad, si no tenemos a nadie con quién compartirla.
La tristeza de esa soledad es un elemento consustancial al Barroco, la tristeza del hombre que se sabe sólo ante Dios y lejos de la relativa alegría de los jardines renacentistas.
La gravedad del hombre abrumado por la tremenda responsabilidad de saberse en lo cierto es otro elemento consustancial del espíritu del barroco.
De vez en cuando, un poco más de Montaigne y un poco menos de Descartes no nos vendría mal.
El salto que lleva a la historia de la filosofía de Montaigne y su esceptecismo acerca de la posibilidad de un conocimiento absoluto a Descartes y su infalible método productor de dertezas absolutas es grande. Ambos pesonajes se representan a sí mismos, pero también son -para el autor- personajes representativos de dos sensibilidades diferentes y contrapuestas.
Toulmin se pregunta por qué la actitud cartesiana prendió tan profundamente en la europa de principios del siglo XVII y las razones que encuentra son históricas. La Europa de aquella época era la insegura Europa de la Guerra de los 30 años, la de las guerras de religión entre católicos y protestantes.
Los fanáticos habían derrotado todos los intentos de los hombres cabales por evitar el conflicto, uno de ellos fue Enrique IV de Francia. Primero fue protestante y luego se convirtió al catolicismo para obtener el trono de Francia, suya es la frase "Paris bien vale una misa". Todo su reinado fue uno de los primeros intentos por desarrollar un poder público en el que cupieran tanto protestantes como católicos, respetuoso con las conciencias. Desgraciadamente, fue asesinado por los fanáticos poseídos por el demonio de su certeza absoluta y su muerte introdujo un elemento definitivo de inestabilidad que llevó a una larga época de guerra.
Enrique IV fue uno de los últimos depositarios del espíritu hedonista y relativista de Montaigne, un espíritu que fue borrado por la pugna entre los fanáticos de uno y otro bando... lo que me llevó a pensar que en muchos casos los conflictos no se producen entre ideas sino entre los fanáticos que se sienten depositarios de una idea vivida como certeza absoluta.
Intolerancia.
En una época como aquella en que los hombres cabales de uno y otro bando eran asesinados o carecían de los arrestos precisos para enfrentarse a sus propios fanáticos, la época de la Guerra de los 30 años, un momento en el que sólo una idea podría quedar en pie, lo único que un hombre cabal podía hacer era encargarse de buscar un método que garantizase el encuentro por medios racionales de la verdad.
Mientras los hombres como Montaigne podían perfectamente convivir en un mundo donde existiesen tantas verdades como personas, los hombres como Descartes sólo podían existir en un mundo donde existiese una sóla verdad, generalmente la propia.
De qué nos sirve la verdad, si no tenemos a nadie con quién compartirla.
La tristeza de esa soledad es un elemento consustancial al Barroco, la tristeza del hombre que se sabe sólo ante Dios y lejos de la relativa alegría de los jardines renacentistas.
La gravedad del hombre abrumado por la tremenda responsabilidad de saberse en lo cierto es otro elemento consustancial del espíritu del barroco.
De vez en cuando, un poco más de Montaigne y un poco menos de Descartes no nos vendría mal.
martes, mayo 30, 2006
Leyendo a Habermas (quién a su vez lee a Marcuse) y completando a Passolinni:
"Marcuse cree poder reconocer la represión objetivamente superflua en «la intensificación del sometimiento de los individuos al inmenso aparato de producción y distribución, en la desprivatización del tiempo libre, en la casi irresoluble fusión de trabajo social productivo y destructivo». Pero, paradójicamente, esta represión puede desaparecer de la conciencia de la población, ya que la legitimación del dominio ha adquirido un carácter distinto: ahora apela a «la creciente productividad y creciente dominación de la naturaleza, que también
proporcionan a los individuos una vida más confortable»."
"El método científico, que conducía a una dominación cada vez más eficiente de la naturaleza, proporcionó después también tanto los conceptos puros como los instrumentos para una
dominación cada vez más efectiva del hombre sobre el hombre a través de la dominación de la naturaleza... Hoy la dominación se perpetúa y amplía no sólo por medio de la tecnología, sino como tecnología; y ésta proporciona la gran legitimación a un poder político expansivo que engulle todos los ámbitos de la cultura. En este universo la tecnología proporciona también la gran racionalización de la falta de libertad del hombre y demuestra la imposibilidad técnica de la realización de la autonomía, de la capacidad de decisión sobre la propia vida. Pues esta ausencia de libertad no aparece ni como irracional ni como política, sino más bien, como sometimiento a un aparato técnico que hace más cómoda la vida y eleva la productividad del trabajo."
(Ciencia y técnica como Ideología, Jurgen Habermas)
La estructura de dominación es ahora mucho más inteligente y mucho más perfecta porque todos formamos parte de ella como máquinas productoras-consumidoras, cada vez más iguales y menos diferentes los unos de los otros.
Nuestro propio monstruo nos devora lentamente mientras aburridos, por las noches y ante la televisión, cambiamos mecánicamente de canal.
"¿Por qué? Porque poseemos un abismo de codicia, y nos gustaría engullir toda la tierra; si un hombre posee muchas riquezas, viñas, prados y posesiones, no es bastante; Dios tendría que crear nuevos mundos si pretendiera satisfacernos."
(Comentario al segundo sermón acerca de Job, Calvino)
Codicia en sentido amplio.
La codicia de todo animal por sobrevivir y, una vez que sobrevive, por vivir de la mejor manera posible.
Y éso no sería cuestionable, después de todo uno no sabe cuando la aflición visitará su casa. Pero al mismo tiempo presumimos también de ser un animal diferente, cuando no directamente de no ser un animal, de ser otra cosa diferente, mejor.
¿Al final toda esa excelencia del pensamiento y la obra del alma humana se reduce a poder elegir un domingo cualquiera entre Alcampo o Carrefour?
"Marcuse cree poder reconocer la represión objetivamente superflua en «la intensificación del sometimiento de los individuos al inmenso aparato de producción y distribución, en la desprivatización del tiempo libre, en la casi irresoluble fusión de trabajo social productivo y destructivo». Pero, paradójicamente, esta represión puede desaparecer de la conciencia de la población, ya que la legitimación del dominio ha adquirido un carácter distinto: ahora apela a «la creciente productividad y creciente dominación de la naturaleza, que también
proporcionan a los individuos una vida más confortable»."
"El método científico, que conducía a una dominación cada vez más eficiente de la naturaleza, proporcionó después también tanto los conceptos puros como los instrumentos para una
dominación cada vez más efectiva del hombre sobre el hombre a través de la dominación de la naturaleza... Hoy la dominación se perpetúa y amplía no sólo por medio de la tecnología, sino como tecnología; y ésta proporciona la gran legitimación a un poder político expansivo que engulle todos los ámbitos de la cultura. En este universo la tecnología proporciona también la gran racionalización de la falta de libertad del hombre y demuestra la imposibilidad técnica de la realización de la autonomía, de la capacidad de decisión sobre la propia vida. Pues esta ausencia de libertad no aparece ni como irracional ni como política, sino más bien, como sometimiento a un aparato técnico que hace más cómoda la vida y eleva la productividad del trabajo."
(Ciencia y técnica como Ideología, Jurgen Habermas)
La estructura de dominación es ahora mucho más inteligente y mucho más perfecta porque todos formamos parte de ella como máquinas productoras-consumidoras, cada vez más iguales y menos diferentes los unos de los otros.
Nuestro propio monstruo nos devora lentamente mientras aburridos, por las noches y ante la televisión, cambiamos mecánicamente de canal.
"¿Por qué? Porque poseemos un abismo de codicia, y nos gustaría engullir toda la tierra; si un hombre posee muchas riquezas, viñas, prados y posesiones, no es bastante; Dios tendría que crear nuevos mundos si pretendiera satisfacernos."
(Comentario al segundo sermón acerca de Job, Calvino)
Codicia en sentido amplio.
La codicia de todo animal por sobrevivir y, una vez que sobrevive, por vivir de la mejor manera posible.
Y éso no sería cuestionable, después de todo uno no sabe cuando la aflición visitará su casa. Pero al mismo tiempo presumimos también de ser un animal diferente, cuando no directamente de no ser un animal, de ser otra cosa diferente, mejor.
¿Al final toda esa excelencia del pensamiento y la obra del alma humana se reduce a poder elegir un domingo cualquiera entre Alcampo o Carrefour?
lunes, mayo 29, 2006
Sigo leyendo...
Para Marlow, el silencioso testigo que narra la historia, Jim es una constante fuente de desconcierto. Finalmente, decide buscar una segunda opinión sobre Jim en Stein, un personaje que tiene toda su admiración y a quién -mediante la curiosidad de Marlow- el autor encarga la tarea de verbalizar aspectos importantes de la psicología del protagonista principal de la historia.
Todo esto sucede en el capítulo 20, a mi juicio uno de los más hermosos de todo el libro y no sólo por las valoraciones que Stein vierte sobre Jim -después de todo uno ya se las viene imaginando y Conrad lo único que hace es puntuar el discurso psicológico y emocional que subyace como una corriente freática por todo el libro- sino también por el necesario y complementario discurso sobre el tiempo y la levedad de la naturaleza humana sometida al destino y al azar.
Stein es otro aventurero, un rico y respetable hombre de negocios, que trafica entre otras cosas con mariposas e insectos.
Su historia relatada al principio del capítulo es la del heredero de un reino de negocios en el interior de las Celebes conquistado por otro aventurero escocés y que Stein se encargó de heredar y consolidar con inteligencia, sangre y fuego.
Para Stein Jim es un romántico.
El problema siempre es cómo llegar a ser lo que el hombre constantemente quiere ser. En este sentido, Stein compara una de sus magníficas mariposas con el ser humano a través de Jim:
"Esta magnífica mariposa encuentra un lugar firme en el barro y se posa, pero el hombre es incapaz de permenecer tan quieto en su pedazo de barro. Quiere ser una cosa y luego quiere ser otra... Quiere ser un santo y también quiere ser un diablo - y cada vez que cierra sus ojos se ve como el mejor de los hombres, tan bueno como nunca podrá ser... pero el gran problema está en que no puede mantener los ojos siempre cerrados. Entonces, al abrirlos, el corazón duele. El mundo duele... No es nada bueno comprender que uno no va a poder hacer realidad su sueño porque no se es lo suficientemente fuerte o lo suficientemente listo... Ese es el problema. Cómo vivir con ese sentimiento, porque al final uno siempre termina cerrando los ojos".
El capítulo termina con Stein hablando de sí mismo:
"¿Sabes cuántas oportunidades he dejado escapar; cuántos sueños he dejado desvanecerse en el olvido? Alguno de ellos habría estado muy bien de haber logrado hacerlos realidad ¿No sabes cuántos? Ni yo mismo lo se."
Marlow contesta hablando sobre Jim:
"Ciertamente, él sabe de uno que con toda seguridad ha dejado escapar"
Y Stein termina pronunciando la regla general:
"Todo el mundo se lamenta de uno o dos como ése".
Al principio del capítulo Stein relata un éxito. Tras una emboscada en la que a punto está de perder la vida y cuando se acerca al cadaver de uno de sus emboscadores, el destino pone ante él una mariposa que el alemán llevaba años buscando:
"- Y mientras buscaba en su rostro algún signo de vida noté un algo como el vibrar de una sombra pasando sobre su frente. Era la sombra de esta mariposa... Siempre deseé tener un especimen como éste. Hice grandes viajes y soporté muchas privaciones. Soñaba con tenerlo y, de pronto, estaba allí, al alcance de mi mano... Si, mi querido amigo. Aquel dia tenía todo lo que alcanzaba a desear. Había frustrado los planes de mi enemigo. Era joven y fuerte. Tenía amistad. El amor de mi mujer y de mi hijo llenaban mi corazón y además lo que siempre había soñado poseer estaba entre mis manos.
Entonces, Stein enciende una cerilla y su pensativo rostro plácido se tensa durante un pequeño instante. Luego sigue hablando:
- Amigos, mujer, hijos....
Stein pronuncia las palabras despacio, como paladeando el amargo sabor que esconden cada una de ellas y sin apartar los ojos de la pequeña llama, antes de soplar sobre ella y apagarla".
Para Stein Jim es un romántico porque no se resigna a cambiar de sueño, porque quiere seguir en el mar aunque la suerte le haya sido adversa y quiere ser lo que pretendía ser aunque todas las esencias y circunstancias se le opongan.
Una especie de Achab tranquilo que por los mares monzónicos persigue cazar la ballena blanca de si mismo, aunque ésta ya le esté arrastrando a las profundidades.
Áspero mundo.
Para Marlow, el silencioso testigo que narra la historia, Jim es una constante fuente de desconcierto. Finalmente, decide buscar una segunda opinión sobre Jim en Stein, un personaje que tiene toda su admiración y a quién -mediante la curiosidad de Marlow- el autor encarga la tarea de verbalizar aspectos importantes de la psicología del protagonista principal de la historia.
Todo esto sucede en el capítulo 20, a mi juicio uno de los más hermosos de todo el libro y no sólo por las valoraciones que Stein vierte sobre Jim -después de todo uno ya se las viene imaginando y Conrad lo único que hace es puntuar el discurso psicológico y emocional que subyace como una corriente freática por todo el libro- sino también por el necesario y complementario discurso sobre el tiempo y la levedad de la naturaleza humana sometida al destino y al azar.
Stein es otro aventurero, un rico y respetable hombre de negocios, que trafica entre otras cosas con mariposas e insectos.
Su historia relatada al principio del capítulo es la del heredero de un reino de negocios en el interior de las Celebes conquistado por otro aventurero escocés y que Stein se encargó de heredar y consolidar con inteligencia, sangre y fuego.
Para Stein Jim es un romántico.
El problema siempre es cómo llegar a ser lo que el hombre constantemente quiere ser. En este sentido, Stein compara una de sus magníficas mariposas con el ser humano a través de Jim:
"Esta magnífica mariposa encuentra un lugar firme en el barro y se posa, pero el hombre es incapaz de permenecer tan quieto en su pedazo de barro. Quiere ser una cosa y luego quiere ser otra... Quiere ser un santo y también quiere ser un diablo - y cada vez que cierra sus ojos se ve como el mejor de los hombres, tan bueno como nunca podrá ser... pero el gran problema está en que no puede mantener los ojos siempre cerrados. Entonces, al abrirlos, el corazón duele. El mundo duele... No es nada bueno comprender que uno no va a poder hacer realidad su sueño porque no se es lo suficientemente fuerte o lo suficientemente listo... Ese es el problema. Cómo vivir con ese sentimiento, porque al final uno siempre termina cerrando los ojos".
El capítulo termina con Stein hablando de sí mismo:
"¿Sabes cuántas oportunidades he dejado escapar; cuántos sueños he dejado desvanecerse en el olvido? Alguno de ellos habría estado muy bien de haber logrado hacerlos realidad ¿No sabes cuántos? Ni yo mismo lo se."
Marlow contesta hablando sobre Jim:
"Ciertamente, él sabe de uno que con toda seguridad ha dejado escapar"
Y Stein termina pronunciando la regla general:
"Todo el mundo se lamenta de uno o dos como ése".
Al principio del capítulo Stein relata un éxito. Tras una emboscada en la que a punto está de perder la vida y cuando se acerca al cadaver de uno de sus emboscadores, el destino pone ante él una mariposa que el alemán llevaba años buscando:
"- Y mientras buscaba en su rostro algún signo de vida noté un algo como el vibrar de una sombra pasando sobre su frente. Era la sombra de esta mariposa... Siempre deseé tener un especimen como éste. Hice grandes viajes y soporté muchas privaciones. Soñaba con tenerlo y, de pronto, estaba allí, al alcance de mi mano... Si, mi querido amigo. Aquel dia tenía todo lo que alcanzaba a desear. Había frustrado los planes de mi enemigo. Era joven y fuerte. Tenía amistad. El amor de mi mujer y de mi hijo llenaban mi corazón y además lo que siempre había soñado poseer estaba entre mis manos.
Entonces, Stein enciende una cerilla y su pensativo rostro plácido se tensa durante un pequeño instante. Luego sigue hablando:
- Amigos, mujer, hijos....
Stein pronuncia las palabras despacio, como paladeando el amargo sabor que esconden cada una de ellas y sin apartar los ojos de la pequeña llama, antes de soplar sobre ella y apagarla".
Para Stein Jim es un romántico porque no se resigna a cambiar de sueño, porque quiere seguir en el mar aunque la suerte le haya sido adversa y quiere ser lo que pretendía ser aunque todas las esencias y circunstancias se le opongan.
Una especie de Achab tranquilo que por los mares monzónicos persigue cazar la ballena blanca de si mismo, aunque ésta ya le esté arrastrando a las profundidades.
Áspero mundo.
viernes, mayo 26, 2006
Por un lado están aquellos que con inocencia angelical y esmerada educación critican el libro y por extensión la película.
Suelen ser satélites de la iglesica católica -cuando no sacerdotes directamente-, directores de publicaciones como "Vida y luz", civiles a sueldo de la conferencia episcopal, sesudos y trajeados catedráticos de corbata alfileteada, grises historiadores de la iglesia, finas y maternales catedráticas de broche y permanente cardada, profesionales de la COPE, jóvenes periodistas de pelo engominado y camisa de marca.
Todos consideran que:
- el libro está mal escrito
- falsea la historia y puede llevar a la confusión
- juega con cosas muy serias
- demoniza algunos aspectos de la iglesia católica
- frivoliza con otros (la posición de la mujer en su seno) y por supuesto está mal informado puesto que la mujer ocupa un lugar esencial en la misma (no en vano la virgen María es una mujer).
Por otro están aquellos que consideran que El Código Da Vinci es un auténtico código que ha sido capaz de abrir puertas cerradas desde el principio de los tiempos en las mentes de oficinistas del extrarradio y de las peluqueras de barrio.
Son de todas las edades y la mayoría llevan el cuello abierto. Visten informalmente y ninguna corbata se ciñe a su garganta.
Para ellos:
- la conspiración ha sido descubierta por fin.
- Dan Brown es mucho más que un mediocre y desconocido escritor.
- Leonardo era un ocultista -y de paso Cervantes también-.
- Todo el libro está lleno de claves, de llamadas a peliagudos asuntos aún por cerrar y definir.
- La verdad está ahí fuera.
- La democracia ha llegado a los secretos.
Casi todos han escrito un libro en cuyo titulo aparece la palabra Da Vinci y que pretende ayudar al lectos a caminar por ese jardín de los senderos que se bifurcan que supone la atenta lectura del libro.
El acuerdo es imposible y así debe ser.
Muy pronto se descubrirá que Jesucristo vive en Venezuela con Jesus Gil y James Dean.
Muy pronto harán santo a Juan Pablo II.
Cada loco con su tema.
Suelen ser satélites de la iglesica católica -cuando no sacerdotes directamente-, directores de publicaciones como "Vida y luz", civiles a sueldo de la conferencia episcopal, sesudos y trajeados catedráticos de corbata alfileteada, grises historiadores de la iglesia, finas y maternales catedráticas de broche y permanente cardada, profesionales de la COPE, jóvenes periodistas de pelo engominado y camisa de marca.
Todos consideran que:
- el libro está mal escrito
- falsea la historia y puede llevar a la confusión
- juega con cosas muy serias
- demoniza algunos aspectos de la iglesia católica
- frivoliza con otros (la posición de la mujer en su seno) y por supuesto está mal informado puesto que la mujer ocupa un lugar esencial en la misma (no en vano la virgen María es una mujer).
Por otro están aquellos que consideran que El Código Da Vinci es un auténtico código que ha sido capaz de abrir puertas cerradas desde el principio de los tiempos en las mentes de oficinistas del extrarradio y de las peluqueras de barrio.
Son de todas las edades y la mayoría llevan el cuello abierto. Visten informalmente y ninguna corbata se ciñe a su garganta.
Para ellos:
- la conspiración ha sido descubierta por fin.
- Dan Brown es mucho más que un mediocre y desconocido escritor.
- Leonardo era un ocultista -y de paso Cervantes también-.
- Todo el libro está lleno de claves, de llamadas a peliagudos asuntos aún por cerrar y definir.
- La verdad está ahí fuera.
- La democracia ha llegado a los secretos.
Casi todos han escrito un libro en cuyo titulo aparece la palabra Da Vinci y que pretende ayudar al lectos a caminar por ese jardín de los senderos que se bifurcan que supone la atenta lectura del libro.
El acuerdo es imposible y así debe ser.
Muy pronto se descubrirá que Jesucristo vive en Venezuela con Jesus Gil y James Dean.
Muy pronto harán santo a Juan Pablo II.
Cada loco con su tema.
jueves, mayo 25, 2006
Sigo leyendo...
"A man like that don't go anywhere in particular"
(Lord Jim, Joseph Conrad)
No ir a ninguna parte es, en términos barthesianos, el grado cero del viaje.
La posibilidad de ir a todas partes sólo es posible no definiendo el lugar a donde se va. Todo es todavía posible.
Así, el viaje va con uno mismo.
El viaje es uno mismo y cualquier lugar es bueno para encontrarse.
"A man like that don't go anywhere in particular"
(Lord Jim, Joseph Conrad)
No ir a ninguna parte es, en términos barthesianos, el grado cero del viaje.
La posibilidad de ir a todas partes sólo es posible no definiendo el lugar a donde se va. Todo es todavía posible.
Así, el viaje va con uno mismo.
El viaje es uno mismo y cualquier lugar es bueno para encontrarse.
miércoles, mayo 17, 2006
"Passolinni fue sensible a todo esto a partir de su propia homosexualidad, que temía pudiera disolverse en la norma (escribe que 'es intolerable ser tolerado') y que para él valía, evidentemente, mucho más como desafío que como factor de pertenencia: 'Ellos han condenado siempre no tanto al homosexual sino al escritor para quien la homosexualidad no podía ser tomada como medio de presión, de chantaje para volver al orden'."
(Ese orden) es "un formidable poder a la vez económico y mediático (los amos del mundo son también los amos de su representación), cuyo objetivo es imponer el reino de la manada generalizada, de la middle class planetaria, desacralizada y uniformadora"
"brutal nivelación totalitaria del mundo"
"el orden degradante de la horda"
"los subproletarios de los borgate (barrios pobres romanos) comenzaron a soñar con entrar en la norma, a tener vergüenza de sus antiguos códigos, a repudiar su cultura específica, empiezan a parecerse a los estudiantes que provienen de la burguesía (tiene los mismos comportamientos, los mismos jeans, las mismas largas cabelleras, casi el mismo lenguaje...debido a ese terrorífico instrumento de homologación y normalización que es la televisión"
"Todo aquello que el fascismo histórico no había logrado realizar, el nuevo poder conjunto del mercado y los medios de comunicación lo opera con calma, produciendo una voluntaria servidumbre: un verdadero genocido cultural donde el pueblo desaparece en una masa indiferenciada de consumidores sometidos y alienados"
"No existe otra manera de oponerse a este orden que afirmar ardientemente la singularidad, la diferencia, la irreductibilidad"
"Esta lección es más que nunca actual, en la antípodas de ese 'conformismo de rebelión' que florece en el mundo intelectual y que es el mejor cómplice del orden establecido".
(Passolini, un refractario ejemplar. Guy Scarpetta)
Auténtico y puro pensamiento de izquierdas.
Haciéndose eco de otros inconformistas como él y aportando su propio grano de arena, Passolinni sentó las bases de una nueva teoría crítica de nuestra sociedad moderna, proporcionó nuevos instrumentos y conceptos para reemplazar los viejos instrumentos y conceptos marxistas nacidos para explicar situaciones de otra época.
A mi entender, todo auténtico y verdadero pensamiento de izquierdas pasa por estos conceptos desarrollados por Scarpetta y que Passolinni vertió en libros y entrevistas a lo largo de toda su vida.
Ni primera ni segunda ni tercera vía.
(Ese orden) es "un formidable poder a la vez económico y mediático (los amos del mundo son también los amos de su representación), cuyo objetivo es imponer el reino de la manada generalizada, de la middle class planetaria, desacralizada y uniformadora"
"brutal nivelación totalitaria del mundo"
"el orden degradante de la horda"
"los subproletarios de los borgate (barrios pobres romanos) comenzaron a soñar con entrar en la norma, a tener vergüenza de sus antiguos códigos, a repudiar su cultura específica, empiezan a parecerse a los estudiantes que provienen de la burguesía (tiene los mismos comportamientos, los mismos jeans, las mismas largas cabelleras, casi el mismo lenguaje...debido a ese terrorífico instrumento de homologación y normalización que es la televisión"
"Todo aquello que el fascismo histórico no había logrado realizar, el nuevo poder conjunto del mercado y los medios de comunicación lo opera con calma, produciendo una voluntaria servidumbre: un verdadero genocido cultural donde el pueblo desaparece en una masa indiferenciada de consumidores sometidos y alienados"
"No existe otra manera de oponerse a este orden que afirmar ardientemente la singularidad, la diferencia, la irreductibilidad"
"Esta lección es más que nunca actual, en la antípodas de ese 'conformismo de rebelión' que florece en el mundo intelectual y que es el mejor cómplice del orden establecido".
(Passolini, un refractario ejemplar. Guy Scarpetta)
Auténtico y puro pensamiento de izquierdas.
Haciéndose eco de otros inconformistas como él y aportando su propio grano de arena, Passolinni sentó las bases de una nueva teoría crítica de nuestra sociedad moderna, proporcionó nuevos instrumentos y conceptos para reemplazar los viejos instrumentos y conceptos marxistas nacidos para explicar situaciones de otra época.
A mi entender, todo auténtico y verdadero pensamiento de izquierdas pasa por estos conceptos desarrollados por Scarpetta y que Passolinni vertió en libros y entrevistas a lo largo de toda su vida.
Ni primera ni segunda ni tercera vía.
martes, mayo 16, 2006
Escandalizarse es un síntoma claro de falta de fe.
Siempre lo he pensado y lo sigo pensando ahora que unos cuantos respetables payasos se escanzalizan con un producto (que no obra literaria ni cinematográfica) llamado "El código da Vinci".
Cuando era niño, los curas con los que estudiaba hablaban de la fe del carbonero. Un concepto interesante: La fe asumida como argumento de autoridad. Uno cree en lo que debe creer y haciéndolo cumple.
No se piensa si esa creencia es correcta o va con uno. Simplemente se asume porque es lo que hay que hacer. The right thing. La media aritmética trasladada a la moral y las costumbres.
El uno mismo no existe.
En su lugar existe el "soy lo que se espera de mi que sea dado el lugar que ocupo en el mundo"
Las filas de los escanzalizados, de los que persiguen y estigmatizan, se nutren en su mayoría de estos funcionarios de la religión y de la vida.
El miedo les impulsa.
La incertidumbre abierta por la existencia de un otro, con algún otro punto de vista diferente, por muy absurdo que sea, les aterra. Después de todo les aboca a un profundo e insondable abismo, el que se esconde tras de ellos mismos y su existencia ordenancista.
Cualquier cosa es preferible al cuestionamiento público y privado de la propia creencia.
El abandonado trabajo de ser uno mismo duele cada vez que palpita.
Siempre lo he pensado y lo sigo pensando ahora que unos cuantos respetables payasos se escanzalizan con un producto (que no obra literaria ni cinematográfica) llamado "El código da Vinci".
Cuando era niño, los curas con los que estudiaba hablaban de la fe del carbonero. Un concepto interesante: La fe asumida como argumento de autoridad. Uno cree en lo que debe creer y haciéndolo cumple.
No se piensa si esa creencia es correcta o va con uno. Simplemente se asume porque es lo que hay que hacer. The right thing. La media aritmética trasladada a la moral y las costumbres.
El uno mismo no existe.
En su lugar existe el "soy lo que se espera de mi que sea dado el lugar que ocupo en el mundo"
Las filas de los escanzalizados, de los que persiguen y estigmatizan, se nutren en su mayoría de estos funcionarios de la religión y de la vida.
El miedo les impulsa.
La incertidumbre abierta por la existencia de un otro, con algún otro punto de vista diferente, por muy absurdo que sea, les aterra. Después de todo les aboca a un profundo e insondable abismo, el que se esconde tras de ellos mismos y su existencia ordenancista.
Cualquier cosa es preferible al cuestionamiento público y privado de la propia creencia.
El abandonado trabajo de ser uno mismo duele cada vez que palpita.
Traduzco rapidamente del inglés...
"Es en el momento de entrar en contacto con el más íntimo sueño de otro ser humano cuando percibimos lo incomprensible, insegura y misteriosa que es la naturaleza de aquellos con quienes compartimos el calor del sol y la luz de las estrellas"
(Lord Jim, Joseph Conrad)
La aventura sigue su curso.
Alargadas sombras se ciernen sobre el lúcido y triste asombro de Jim.
Su afligido pecho luce como tatuado con todas ellas.
El mismo mar de siempre ya la aguarda.
"Es en el momento de entrar en contacto con el más íntimo sueño de otro ser humano cuando percibimos lo incomprensible, insegura y misteriosa que es la naturaleza de aquellos con quienes compartimos el calor del sol y la luz de las estrellas"
(Lord Jim, Joseph Conrad)
La aventura sigue su curso.
Alargadas sombras se ciernen sobre el lúcido y triste asombro de Jim.
Su afligido pecho luce como tatuado con todas ellas.
El mismo mar de siempre ya la aguarda.
jueves, mayo 11, 2006
Hacía mucho tiempo que no asistía a una ceremonía religiosa cristiana... Quizá reinaba en Madrid el obispo Vicente Enrique y Tarancón la última vez que asistí a uno de estos eventos del espíritu que jalonan la carrera burocrática de los católicos hacia la vida eterna.
No estoy seguro de cuándo. Lo único cierto es que las cosas no han cambiado mucho y que no me he perdido nada en todo este tiempo.
Fué el domingo pasado y aún no he salido del asombro.
Mis ojos todavía, a fecha de hoy, sobresalen de sus órbitas.
A punto estuvieron de caerseme y ser aplastados como cabeza de gamba por el zapato de alguna señorona.
La concha vacía de una ceremonía.
El espacio desierto de una creencia.
Y una niña, vestida para la ocasión, pronunciando la palabra "muerte" con una radiante sonrisa en los labios.
No estoy seguro de cuándo. Lo único cierto es que las cosas no han cambiado mucho y que no me he perdido nada en todo este tiempo.
Fué el domingo pasado y aún no he salido del asombro.
Mis ojos todavía, a fecha de hoy, sobresalen de sus órbitas.
A punto estuvieron de caerseme y ser aplastados como cabeza de gamba por el zapato de alguna señorona.
La concha vacía de una ceremonía.
El espacio desierto de una creencia.
Y una niña, vestida para la ocasión, pronunciando la palabra "muerte" con una radiante sonrisa en los labios.
viernes, mayo 05, 2006
"Si digo manzana no es la maravilla innombrable que enamora el verano, si digo árbol apenas me acerco a lo que saben las aves, el caballo siempre fue y será lo que es sin saber que así lo nombro.
Sé que la palabra no es el hecho, pero sí sé que un día mi padre bajó de la montaña y dijo unas palabras al oído de mi madre, y la incendió de tal manera que hasta aquí he llegado yo, continuando el poema que mi padre comenzó con algunas palabras."
(Facundo Cabral)
Sé que la palabra no es el hecho, pero sí sé que un día mi padre bajó de la montaña y dijo unas palabras al oído de mi madre, y la incendió de tal manera que hasta aquí he llegado yo, continuando el poema que mi padre comenzó con algunas palabras."
(Facundo Cabral)
Sigo leyendo en "Lord Jim"...
"Esa clase de cuerpos errantes son muy comunes en el Atlántico Norte donde se encuentran presentes todos los terrores marinos: bancos de niebla, icebergs, barcos abandonados y sobre todo esas terribles e interminables galernas que se abaten como vampiros hasta que acaban con toda la fuerza, el espiritu e incluso la esperanza del más avezado de los marinos haciéndole sentirse como la vacía concha de un hombre"
La vacía concha de un hombre abandonada a su suerte finita un día más.
Fantasma que se aparece encerrado en la transparente cárcel que sin quererlo componen a veces algunos espejos.
No todos y no siempre.
Sólo aquellos que nos devuelven con lucidez un reflejo extraño, quizá no deseado, seguramente verdadero.
También hablo de Jim y sigo leyendo.
"Esa clase de cuerpos errantes son muy comunes en el Atlántico Norte donde se encuentran presentes todos los terrores marinos: bancos de niebla, icebergs, barcos abandonados y sobre todo esas terribles e interminables galernas que se abaten como vampiros hasta que acaban con toda la fuerza, el espiritu e incluso la esperanza del más avezado de los marinos haciéndole sentirse como la vacía concha de un hombre"
La vacía concha de un hombre abandonada a su suerte finita un día más.
Fantasma que se aparece encerrado en la transparente cárcel que sin quererlo componen a veces algunos espejos.
No todos y no siempre.
Sólo aquellos que nos devuelven con lucidez un reflejo extraño, quizá no deseado, seguramente verdadero.
También hablo de Jim y sigo leyendo.
lunes, abril 24, 2006
Leo en "Lord Jim", la gran novela de Joseph Conrad:
"Estaba ante mi, confiando en que la edad y la sabiduría serían capaces de encontrar la forma de combatir el dolor que produce el contacto con la verdad"
Algunas páginas más adelante continúo leyendo:
"Es asombroso cómo vamos por la vida con los ojos medio cerrados, lo oídos medio tapados y el pensar adormecido. Y quizás sea para bien. Porque sólo esta forma tan minusválida de existir permite que, a la gran mayoría de nosotros, la vida se nos aparezca amable y tolerable. No obstante y a pesar de todo, unos pocos tienen la desgracia de vivir alguno de esos raros momentos de despertar total en los que vemos, escuchamos y entendemos demasiado, quizá todo -y en un sólo instante-, como en un fogonazo de profunda y escalofriante luz , antes de regresar a ese estado común de tolerable somnolencia."
Hablan de Jim.
No puedo dejar de leer.
"Estaba ante mi, confiando en que la edad y la sabiduría serían capaces de encontrar la forma de combatir el dolor que produce el contacto con la verdad"
Algunas páginas más adelante continúo leyendo:
"Es asombroso cómo vamos por la vida con los ojos medio cerrados, lo oídos medio tapados y el pensar adormecido. Y quizás sea para bien. Porque sólo esta forma tan minusválida de existir permite que, a la gran mayoría de nosotros, la vida se nos aparezca amable y tolerable. No obstante y a pesar de todo, unos pocos tienen la desgracia de vivir alguno de esos raros momentos de despertar total en los que vemos, escuchamos y entendemos demasiado, quizá todo -y en un sólo instante-, como en un fogonazo de profunda y escalofriante luz , antes de regresar a ese estado común de tolerable somnolencia."
Hablan de Jim.
No puedo dejar de leer.
viernes, abril 21, 2006
Los ojos se le abren como escarpias.
Un nuevo día.
Un día más.
Poco a poco las aceras se pueblan de fantasmas
de mirada huidiza,
sin apenas tiempo que perder.
Con prusiana puntualidad, la ciudad se despereza.
Insaciable, reclama su diaria ración de carne fresca.
A traves de la entreabierta ventana, le llega un murmullo
que muy pronto será rugido,
un sonido denso y poderoso
que pronuncia con impaciencia su nombre y el de otros cientos
A pesar del sol,
a pesar de los pájaros,
a pesar del profundo y marino cielo azul
(que ya nadie mira
por miedo a tropezar,
quizá a parecer estúpido),
a pesar de la primavera.
Un nuevo día.
Un día más.
Poco a poco las aceras se pueblan de fantasmas
de mirada huidiza,
sin apenas tiempo que perder.
Con prusiana puntualidad, la ciudad se despereza.
Insaciable, reclama su diaria ración de carne fresca.
A traves de la entreabierta ventana, le llega un murmullo
que muy pronto será rugido,
un sonido denso y poderoso
que pronuncia con impaciencia su nombre y el de otros cientos
A pesar del sol,
a pesar de los pájaros,
a pesar del profundo y marino cielo azul
(que ya nadie mira
por miedo a tropezar,
quizá a parecer estúpido),
a pesar de la primavera.
lunes, abril 03, 2006
jueves, marzo 30, 2006
DERBY
“En una concentración con el equipo nacional también estaban Marcial y Rexach. Tras jugar un miércoles con la selección, al domingo siguiente nos teníamos que enfrentar al Barcelona. Al despedirnos, les dije: “Llevar el DNI en la boca porque, a partir de este momento, ya no os conozco. Además ya sabéis que, cuando salgo al terreno de juego, hago una raya y aplico mi lema: o pasa el jugador contrario o el balón, pero los dos al mismo tiempo estando yo delante lo veo muy difícil. Como me conocían, Rexach y Marcial no me dijeron ni pío”
(Gregorio Benito, ex-jugador del Real Madrid)
Y Goyo Benito no miente. La verdad es que era muy difícil que pasaran los dos juntos... y vivos.
“En una concentración con el equipo nacional también estaban Marcial y Rexach. Tras jugar un miércoles con la selección, al domingo siguiente nos teníamos que enfrentar al Barcelona. Al despedirnos, les dije: “Llevar el DNI en la boca porque, a partir de este momento, ya no os conozco. Además ya sabéis que, cuando salgo al terreno de juego, hago una raya y aplico mi lema: o pasa el jugador contrario o el balón, pero los dos al mismo tiempo estando yo delante lo veo muy difícil. Como me conocían, Rexach y Marcial no me dijeron ni pío”
(Gregorio Benito, ex-jugador del Real Madrid)
Y Goyo Benito no miente. La verdad es que era muy difícil que pasaran los dos juntos... y vivos.
JOSEPH CONRAD
"He became chief mate of a fine ship, without ever having been tested by those eventos of the sea that show in the light of day the inner worth of a man, the edge of his temper, and the fibre of his stuff; that reveal the quality of his resistance and the secret truth of his pretences, not only to others but also to himself"
(Lord Jim)
Las raíces de la tragedia de Jim están así escritas, en las primeras páginas de esta esplendida novela que ya me gustó cuando la leí a los 14 años -y el mundo era un inmenso jardin de inagotables senderos que se bifurcaban- y que aún me sigue fascinando ahora, a mis 40 años -cuando a la luz pálida de mis ojos empieza a componerse el fantasma de un insondable abismo-.
Las raíces de su tragedia, que es un abandono y un fracaso, son las mismas de siempre.
Ir lejos, muy lejos, todo lo lejos que se pueda, tan lejos que uno acaba atravesando el mismísimo filo de su carácter (the edge of his temper) -qué hermosa forma de describirlo-.
El contacto con ese filo corta y aunque se siga más allá, internándose en el oscuro e insondable territorio del personal fracaso ya se está herido de muerte.
La eterna herida abierta por cuya boca nuestra alma sangra y se abisma en un llanto de tiempo perdido vivido por los labios de un otro distinto al que solíamos ser.
La muerte siempre empieza allí.
El hecho físico de dejar de respirar es sólo la culminación de un lento proceso de pérdida de esperanza en el que la redención no es imprescindible, porque sería demasiado pedir.
La redención sólo es posible en el mágico territorio del arte, de la literatura.
Por eso es grande Tuan Jim.
"He became chief mate of a fine ship, without ever having been tested by those eventos of the sea that show in the light of day the inner worth of a man, the edge of his temper, and the fibre of his stuff; that reveal the quality of his resistance and the secret truth of his pretences, not only to others but also to himself"
(Lord Jim)
Las raíces de la tragedia de Jim están así escritas, en las primeras páginas de esta esplendida novela que ya me gustó cuando la leí a los 14 años -y el mundo era un inmenso jardin de inagotables senderos que se bifurcaban- y que aún me sigue fascinando ahora, a mis 40 años -cuando a la luz pálida de mis ojos empieza a componerse el fantasma de un insondable abismo-.
Las raíces de su tragedia, que es un abandono y un fracaso, son las mismas de siempre.
Ir lejos, muy lejos, todo lo lejos que se pueda, tan lejos que uno acaba atravesando el mismísimo filo de su carácter (the edge of his temper) -qué hermosa forma de describirlo-.
El contacto con ese filo corta y aunque se siga más allá, internándose en el oscuro e insondable territorio del personal fracaso ya se está herido de muerte.
La eterna herida abierta por cuya boca nuestra alma sangra y se abisma en un llanto de tiempo perdido vivido por los labios de un otro distinto al que solíamos ser.
La muerte siempre empieza allí.
El hecho físico de dejar de respirar es sólo la culminación de un lento proceso de pérdida de esperanza en el que la redención no es imprescindible, porque sería demasiado pedir.
La redención sólo es posible en el mágico territorio del arte, de la literatura.
Por eso es grande Tuan Jim.
martes, marzo 28, 2006
OLIVER REED
En los últimos capítulos de "Happiness", el libro que actualmente estoy leyendo, me encuentro por sorpresa con la presencia de Oliver Reed.
"Don't drink. Don't smoke. Don't eat meat... Die anyway". El autor apunta que ese era el secreto de la vida -relativamente corta- del actor británico.
Me faltan datos. No se si es verdad o literatura, pero desde luego es Oliver Reed en estado puro.
Sobre él y su vida no hay acuerdo. Unos dicen que fue un gran talento desperdiciado, otros que utilizo su talento en las dosis precisas como para poder permitirse el lujo de vivir.
Esta falta de sintonía en la opinión me gusta.
Las personas especiales siempre generan opiniones contradictorias.
Una cierta complejidad nos impide arrojar la suficiente luz sobre ellos y sus vidas como para comprenderlos, hacerlos nuestros, domesticarlos haciendo que se desvanezcan todos los secretos que les hacían especiales y distintos.
Es en esa oscuridad radica esencialmente la especial fascinación que ejercen sobre nosotros, esos de los que nadie hablará cuando hayamos muerto.
Había algo profundo y triste en Oliver Reed, un algo sombrío y duro que le convertía en una presencia interesante, en el malvado de muchas películas que ya no recordamos -y que seguramente él propio Reed olvidó la noche del último día de rodaje, en una de sus famosas y excesivas juergas que le llevaron -por ejemplo- a aparecer dormido en pleno aeropuerto de Heathrow-.
La catarsis permanente.
La constante presencia de lo dionisiaco.
La diaria lucha por el pleno disfrute de cada segundo de una vida que se sabe leve... y por supuesto el lento desgaste que eso supone con la muerte como eterna y segura compañera de juergas.
Algo de éso quiero pensar que había en la presencia de Oliver Reed, en sus carcajadas brutales y desencajadas, sinceras y abiertas como ventanas.
Una visión heterodoxa de la vida surgida del eterno conflicto del instinto animal con la inteligencia que su dislexia insinuaba y el valor de ser consecuente, de atreverse al exceso de llevar esa visión hasta el extremo.
Ojos de perro azul.
El desvalimiento de una inteligencia ilimitada ante el absurdo de su propia existencia limitada por la muerte y la rebeldía contra el propio destino buscando la huella más indeleble en una atestada playa desierta.
La leyenda dice que Oliver Reed murió un 2 de mayo, en su última juerga, al pie del cañón, rodeado de marineros de la sexta flota -con algunos de los cuales se había peleado- y de botellas vacías, en pleno rodaje de "Gladiator", cagandose en los chupatintas y en las compañías de seguros y con tres botellas de ron en el cuerpo, riendose del miedo que seguramente tenía a todas las mismas cosas que a todos nos asustan.
¿Por qué no?
Más
En los últimos capítulos de "Happiness", el libro que actualmente estoy leyendo, me encuentro por sorpresa con la presencia de Oliver Reed.
"Don't drink. Don't smoke. Don't eat meat... Die anyway". El autor apunta que ese era el secreto de la vida -relativamente corta- del actor británico.
Me faltan datos. No se si es verdad o literatura, pero desde luego es Oliver Reed en estado puro.
Sobre él y su vida no hay acuerdo. Unos dicen que fue un gran talento desperdiciado, otros que utilizo su talento en las dosis precisas como para poder permitirse el lujo de vivir.
Esta falta de sintonía en la opinión me gusta.
Las personas especiales siempre generan opiniones contradictorias.
Una cierta complejidad nos impide arrojar la suficiente luz sobre ellos y sus vidas como para comprenderlos, hacerlos nuestros, domesticarlos haciendo que se desvanezcan todos los secretos que les hacían especiales y distintos.
Es en esa oscuridad radica esencialmente la especial fascinación que ejercen sobre nosotros, esos de los que nadie hablará cuando hayamos muerto.
Había algo profundo y triste en Oliver Reed, un algo sombrío y duro que le convertía en una presencia interesante, en el malvado de muchas películas que ya no recordamos -y que seguramente él propio Reed olvidó la noche del último día de rodaje, en una de sus famosas y excesivas juergas que le llevaron -por ejemplo- a aparecer dormido en pleno aeropuerto de Heathrow-.
La catarsis permanente.
La constante presencia de lo dionisiaco.
La diaria lucha por el pleno disfrute de cada segundo de una vida que se sabe leve... y por supuesto el lento desgaste que eso supone con la muerte como eterna y segura compañera de juergas.
Algo de éso quiero pensar que había en la presencia de Oliver Reed, en sus carcajadas brutales y desencajadas, sinceras y abiertas como ventanas.
Una visión heterodoxa de la vida surgida del eterno conflicto del instinto animal con la inteligencia que su dislexia insinuaba y el valor de ser consecuente, de atreverse al exceso de llevar esa visión hasta el extremo.
Ojos de perro azul.
El desvalimiento de una inteligencia ilimitada ante el absurdo de su propia existencia limitada por la muerte y la rebeldía contra el propio destino buscando la huella más indeleble en una atestada playa desierta.
La leyenda dice que Oliver Reed murió un 2 de mayo, en su última juerga, al pie del cañón, rodeado de marineros de la sexta flota -con algunos de los cuales se había peleado- y de botellas vacías, en pleno rodaje de "Gladiator", cagandose en los chupatintas y en las compañías de seguros y con tres botellas de ron en el cuerpo, riendose del miedo que seguramente tenía a todas las mismas cosas que a todos nos asustan.
¿Por qué no?
Más
jueves, marzo 23, 2006
E.T.A
Apostillas politicamente incorrectas a una tregua:
1.- ETA no deja de matar ahora... Dejó de matar hace tres años y seguramente lo ha estado intentando hasta ahora... pero no ha podido hacerlo.
Ahora mismo, el alto el fuego permanente supone que la banda dejará de poner bombas en polígonos industriales de Castilla- León.
2.- La ETA real, la de ahora mismo, la que declara la tregua no coincide con la ETA que todos tenemos en la cabeza, que es la ETA de la década de los 80, la del coche bomba indiscriminado y el tiro en la nuca selectivo.
3.- El Gobierno necesita a ETA, necesita la paz, para convertirla en una de sus principales armas de comunicación y por eso no hablará de y con esta ETA, la débil y acorralada, sino de la antigua, la del coche boma y el tiro en la nuca.
Sistemáticamente se ignora esa realidad de ETA.
4.- La disolución de ETA no soluciona ningún problema vasco, sólo solucionará la vida de los asesinos que se han hechado al monte.
El problema ya se ha trasladado a la política:
- Plan Ibarreche
- Reconocimiento de Cataluña como nación.
La paz social no empieza con el fin de ETA.
Así, la lucha armada ya no es necesaria. Los cabecillas de ETA han tardado años en darse cuenta.
En este sentido, los principales artífices de esta tregua son:
- el cerco policial iniciado en la epoca de González y continuado con Aznar
- la colaboración francesa en la lucha policial, mérito de los gobiernos de González.
- el cerco social iniciado por el Espíritu de Ermua
A esta ETA débil, le ha sacudido el destino dos golpes más:
- la actitud beligerante y centrífuga de los partidos nacionalistas que ha encontrado en el gobierno de Zapatero un perfecto eco, proceso que culmina en la aprobación por parte de las cortes españolas de un texto que relaciona el concepto Cataluña con el concepto nación.
- La masacre del 11-M fue una vuelta de tuerca al terror que ensombreció cualquier posible esfuerzo de aterrorizar llevado a cabo por una débil ETA.
Hasta un tonto que no le guste el cine de Peckinpah se daría cuenta que no hay mucho que hacer.
5.- Tregua no significa paz.
La tregua es una situación de no conflicto que se plantea dentro de una situación más larga de conflicto armado.
Hablar de paz es confundir realidad con deseo.
Olvidamos que la paz ya existe y es de facto.
La violencia etarra ahora vive en el ámbito de la posibilidad, alimentada por el delirio de los propios etarras en un lado y de la memoria historia de todos los españoles en el otro.
Otra cosa es la violencia social.
La disolución de ETA no garantiza al 100% su final, porque después de todo hay en el País Vasco cientos de miles de personas que, cada día, cuando se levantan no se sienten españoles... y están en su derecho.
Apostillas politicamente incorrectas a una tregua:
1.- ETA no deja de matar ahora... Dejó de matar hace tres años y seguramente lo ha estado intentando hasta ahora... pero no ha podido hacerlo.
Ahora mismo, el alto el fuego permanente supone que la banda dejará de poner bombas en polígonos industriales de Castilla- León.
2.- La ETA real, la de ahora mismo, la que declara la tregua no coincide con la ETA que todos tenemos en la cabeza, que es la ETA de la década de los 80, la del coche bomba indiscriminado y el tiro en la nuca selectivo.
3.- El Gobierno necesita a ETA, necesita la paz, para convertirla en una de sus principales armas de comunicación y por eso no hablará de y con esta ETA, la débil y acorralada, sino de la antigua, la del coche boma y el tiro en la nuca.
Sistemáticamente se ignora esa realidad de ETA.
4.- La disolución de ETA no soluciona ningún problema vasco, sólo solucionará la vida de los asesinos que se han hechado al monte.
El problema ya se ha trasladado a la política:
- Plan Ibarreche
- Reconocimiento de Cataluña como nación.
La paz social no empieza con el fin de ETA.
Así, la lucha armada ya no es necesaria. Los cabecillas de ETA han tardado años en darse cuenta.
En este sentido, los principales artífices de esta tregua son:
- el cerco policial iniciado en la epoca de González y continuado con Aznar
- la colaboración francesa en la lucha policial, mérito de los gobiernos de González.
- el cerco social iniciado por el Espíritu de Ermua
A esta ETA débil, le ha sacudido el destino dos golpes más:
- la actitud beligerante y centrífuga de los partidos nacionalistas que ha encontrado en el gobierno de Zapatero un perfecto eco, proceso que culmina en la aprobación por parte de las cortes españolas de un texto que relaciona el concepto Cataluña con el concepto nación.
- La masacre del 11-M fue una vuelta de tuerca al terror que ensombreció cualquier posible esfuerzo de aterrorizar llevado a cabo por una débil ETA.
Hasta un tonto que no le guste el cine de Peckinpah se daría cuenta que no hay mucho que hacer.
5.- Tregua no significa paz.
La tregua es una situación de no conflicto que se plantea dentro de una situación más larga de conflicto armado.
Hablar de paz es confundir realidad con deseo.
Olvidamos que la paz ya existe y es de facto.
La violencia etarra ahora vive en el ámbito de la posibilidad, alimentada por el delirio de los propios etarras en un lado y de la memoria historia de todos los españoles en el otro.
Otra cosa es la violencia social.
La disolución de ETA no garantiza al 100% su final, porque después de todo hay en el País Vasco cientos de miles de personas que, cada día, cuando se levantan no se sienten españoles... y están en su derecho.
jueves, marzo 16, 2006
John Hurt
Leo una maravillosa entrevista en The Guardian al genial actor británico John Hurt.
Nunca hago planes, dice. Los planes son lo que hace reir a Dios, termina.
John Hurt no sólo es un gran actor, sino también una persona interesante. Aquí van dos pildoras:
'When you get into the emotional areas, the animal areas, I think you'll find it's the one area where it doesn't seem to matter what intellect you have. Some of the most highly intelligent people I know have got just the same problems when it comes to sexuality, mistakes and things. They're brought to their knees by it, you see it in newspapers every day.'
'You know,' he says. 'I've never guided my life . I've just been whipped along by the waves I'm sitting in.' You don't make plans? 'I don't make plans at all. Plans are what make God laugh.' Hurt gives another of his barking laughs. 'You can make plans, you can make so many plans, but they never go right, do they?'
Lo de no hacer planes quizá sea una pose., porque -estoy convencido- todos hacemos planes. Estamos hechos para eso. No podemos dejar de hacerlos.
Nuestros planes determinan nuestra percepción de la realidad, quienes fuimos, quienes somos y quienes seremos.
Pero, desde luego, y en eso está en lo cierto, nuestros planes harían siempre reir a Dios en el caso de que existiera... o quizás Dios sea como el gato de Chesire y al final lo único que exista de él sea su sonrisa.
Toda la entrevista
Leo una maravillosa entrevista en The Guardian al genial actor británico John Hurt.
Nunca hago planes, dice. Los planes son lo que hace reir a Dios, termina.
John Hurt no sólo es un gran actor, sino también una persona interesante. Aquí van dos pildoras:
'When you get into the emotional areas, the animal areas, I think you'll find it's the one area where it doesn't seem to matter what intellect you have. Some of the most highly intelligent people I know have got just the same problems when it comes to sexuality, mistakes and things. They're brought to their knees by it, you see it in newspapers every day.'
'You know,' he says. 'I've never guided my life . I've just been whipped along by the waves I'm sitting in.' You don't make plans? 'I don't make plans at all. Plans are what make God laugh.' Hurt gives another of his barking laughs. 'You can make plans, you can make so many plans, but they never go right, do they?'
Lo de no hacer planes quizá sea una pose., porque -estoy convencido- todos hacemos planes. Estamos hechos para eso. No podemos dejar de hacerlos.
Nuestros planes determinan nuestra percepción de la realidad, quienes fuimos, quienes somos y quienes seremos.
Pero, desde luego, y en eso está en lo cierto, nuestros planes harían siempre reir a Dios en el caso de que existiera... o quizás Dios sea como el gato de Chesire y al final lo único que exista de él sea su sonrisa.
Toda la entrevista
"May, our entire economy is built on human weaknesses, on bad habits and insecurities. Fashion. Fast food. Sport cars. Techno-gadgets. Sex toys. Diet centres. Hair clubs for men. Personal ads. Fringe religious sects... Our entire way of life is built on self-doubt and dissatisfaction. Think what would happen if people were ever really, truly happy"
("Happiness" de Will Ferguson)
("Happiness" de Will Ferguson)
miércoles, marzo 01, 2006
CAPOTE
La película tiene dos cosas buenas:
- La interpretación de Phillip Seymour Hoffman componiendo un personaje total, redondo, sin resquicios... introspección, análisis y concentración absoluta... consistente en su constante contradicción, delicado en la enumeración de todos y cada uno de los egoísmos que componen sus emociones.
Espectacular por el fondo y también por la forma... Hay que ver cómo se sienta y cómo se mueve
- el planteamiento... aunque no lo parezca la película nos cuenta la vida de Truman Capote partiendo de un momento esencial dentro de su vida (todo lo relativo al proceso de producción de "A sangre fría")... uno sale del cine con una idea bastante clara del ser humano, cosa que no tiene ningún mérito si se compara con el hecho de que también sales con una idea clara del pasado y el futuro que roedeará a ese presente .
La inteligencia viperina y sagaz de Capote merecía una película así.
La película tiene dos cosas buenas:
- La interpretación de Phillip Seymour Hoffman componiendo un personaje total, redondo, sin resquicios... introspección, análisis y concentración absoluta... consistente en su constante contradicción, delicado en la enumeración de todos y cada uno de los egoísmos que componen sus emociones.
Espectacular por el fondo y también por la forma... Hay que ver cómo se sienta y cómo se mueve
- el planteamiento... aunque no lo parezca la película nos cuenta la vida de Truman Capote partiendo de un momento esencial dentro de su vida (todo lo relativo al proceso de producción de "A sangre fría")... uno sale del cine con una idea bastante clara del ser humano, cosa que no tiene ningún mérito si se compara con el hecho de que también sales con una idea clara del pasado y el futuro que roedeará a ese presente .
La inteligencia viperina y sagaz de Capote merecía una película así.
"Porque ya falta muy poco en este país nuestro para que, si alguien dice que son las 14.30 y otro sostiene que son las 15.00, los dos se líen a guantazos, jaleados por su correspondiente turba de fanáticos.
Las voces que llaman a la calma y al entendimiento están quedando definitivamente ahogadas por el fragor de los insultos.
Reflexión se oye poca. Gritos muchísimos y cada vez más altos."
(Victoria Prego)
Las voces que llaman a la calma y al entendimiento están quedando definitivamente ahogadas por el fragor de los insultos.
Reflexión se oye poca. Gritos muchísimos y cada vez más altos."
(Victoria Prego)
lunes, febrero 27, 2006
Las partículas elementales
Es cierto que, al final, la vida no tiene la menor gracia.
Después de todo uno termina muriendo, volviendo a la ninguna parte de donde vino.
Nadie te pide permiso para venir ni -en la mayoría de los casos- para marcharse.
Uno viene y va.
Es una hoja puesta en la corriente de un extraño y transparente viento.
Es cierto que, al final, se experimenta una gran pérdida, la de uno mismo. Ese ente transitorio con ínfulas de permanencia, que en cuanto se descuida olvida absolutamente su condición mortal para sumergirse en un eterno presente materializado en un propio y determinado afán... El sisífico trabajo de tener un yo, para más tarde o temprano perderlo.
Tanta desorientación en el presunto rey de la cración resulta divertida.
Toda una broma que a nosotros, los únicos implicados capaces de ser conscientes de semejante absurdo, jamás nos hará reir... aunque quizá sea la risa lo único que pueda salvarnos.
La risa brutal y nerviosa que exhiben algunos de los personajes de Sam Peckinpah durante su personal e intransferible camino de autodestrucción.
Resumiendo un tanto espúreamente a Freud en "El chiste y su relación con el inconsciente", sólo lo que verdaderamente nos duele, verdaderamente nos hace reir.
Es cierto que, al final, la vida no tiene la menor gracia.
Después de todo uno termina muriendo, volviendo a la ninguna parte de donde vino.
Nadie te pide permiso para venir ni -en la mayoría de los casos- para marcharse.
Uno viene y va.
Es una hoja puesta en la corriente de un extraño y transparente viento.
Es cierto que, al final, se experimenta una gran pérdida, la de uno mismo. Ese ente transitorio con ínfulas de permanencia, que en cuanto se descuida olvida absolutamente su condición mortal para sumergirse en un eterno presente materializado en un propio y determinado afán... El sisífico trabajo de tener un yo, para más tarde o temprano perderlo.
Tanta desorientación en el presunto rey de la cración resulta divertida.
Toda una broma que a nosotros, los únicos implicados capaces de ser conscientes de semejante absurdo, jamás nos hará reir... aunque quizá sea la risa lo único que pueda salvarnos.
La risa brutal y nerviosa que exhiben algunos de los personajes de Sam Peckinpah durante su personal e intransferible camino de autodestrucción.
Resumiendo un tanto espúreamente a Freud en "El chiste y su relación con el inconsciente", sólo lo que verdaderamente nos duele, verdaderamente nos hace reir.
miércoles, febrero 22, 2006
MUNICH
Es una buena película.
Steven Spielberg nos tiene mal acostumbrados. Siempre o casi siempre hace buenas películas... y ésta quizá sea una de sus mejores realizaciones.
La película arranca con el desafortunado incidente de los rehenes sucedido en las Olimpiadas celebradas en la ciudad Bávara el año 1972, pero la historia viene de mucho antes y desde mucho antes el enfrentamiento entre israelíes y palestinos ha generado un entramado de encuentros y desencuentros que, en la europa de los 70, se entrecruza con otros entramados de intereses: los de la guerra fría, los de ciertos estados con ciertas organizaciones terroristas y finalmente con los intereses de los profesionales de la muerte y de la información.
El resultado es un peligroso juego de rol en el que la información es lo más importante.
La vida o la muerte depende de la calidad de una información que se compra o vende al mejor postor. Información que revela situaciones y posiciones dentro de ese tablero, que genera ventajas, que produce trampas.
En este laberinto se introduce el protagonista (más que correctamente interpretado por Eric Bana) y su comando de idealistas guerreros de la causa sionista. El objetivo es la venganza. Golpear a quiénes han golpeado.
Pero el resultado será un viaje hacia el corazón de las sombras para encontrar allí la verdadera esencia de la naturaleza humana, un espacio altamente semiotizado donde todos se reconocen a todos el lugar que ocupan y en el que nadie puede salirse del rol que él mismo se ha asignado.
De hecho, la accidental muerte -ni deseada ni prevista y por supuesto no permitida- de un agente del KGB en Atenas transformará la exitosa trayectoria del comando en fracaso. La penalización supondrá la muerte de la mayoría de los miembros del comando y la imposibilidad de conseguir los objetivos previstos
De hecho, lo único que los superiores del servicio secreto israelí no aprueban es el ajusticiamiento de la asesina a sueldo que mata a uno de los miembros del comando. Esa venganza, resuelta con una brutalidad poco frecuente en Spielberg, no estaba prevista.
Todo irá bien siempre y cuando seas lo suficientemente bueno como para derrotar a tu enemigo sobre el tablero y esa derrota no implique que te salgas de tu rol afectando negativamente a los intereses de otros jugadores o tu victoria perjudique a los intereses de otro jugador (como es el caso del intento de asesinato de un miembro de Septiembre Negro abortado por la CIA en Londres).
Las ideas, las causas no importan tanto.
La bondad o maldad de las mismas tienen menos peso que la pragmática eficacia y el respeto de las reglas del juego.
Interesante puesta por obra de un juego que aproxima el contenido de la película a las novelas de John Le Carré, donde la muerte y la información forman parte de una profesión que tiene unas reglas muy definidas.
Pero Avner no es Smiley. No entiende que la defensa de las ideas es algo demasiado serio como para dejarlo a los idealistas
Y por éso este mundo se convertirá en la pared donde Avner estrellará sus ideales de joven aristócrata sionista como tomates maduros y rojos.
La película se convierte así en un viaje hacia las sombras, Mekong arriba, hasta que Avner se transforma en su propio Coronel Kurtz.
Avner se pierde a sí mismo por ganar una causa, una causa que poco a poco deja de ser la suya, porque no es posible ser bueno todo el rato, no es tan sencillo... y perdiendo la perspectiva de esa causa, Avner acaba por perderse a si mismo.
Pero hay una salvación en el amor y la familia.
Un salvación muy coherente con las claves del mundo que convierte a Spielberg en un autor.
La parte pura aún no tocada.
Una parte tan pura que, en el final de la película, ni siquiera Efraim, el personaje que interpreta Geoffrey Rush, en un momento muy John Le Carré, se atreve a tocar para corromperlo con unas manos que él sabe sucias.
Interesante, muy interesante.
Munich ofrece un texto rico, lleno de posibilidades a quién quiera, además de mirar, ver.
Spielberg se hace viejo.
Sus soñadores e idealistas personajes protagónicos empiezan a buscar un lugar donde ocultarse de un mundo incapaz de hablar su lenguaje.
Es una buena película.
Steven Spielberg nos tiene mal acostumbrados. Siempre o casi siempre hace buenas películas... y ésta quizá sea una de sus mejores realizaciones.
La película arranca con el desafortunado incidente de los rehenes sucedido en las Olimpiadas celebradas en la ciudad Bávara el año 1972, pero la historia viene de mucho antes y desde mucho antes el enfrentamiento entre israelíes y palestinos ha generado un entramado de encuentros y desencuentros que, en la europa de los 70, se entrecruza con otros entramados de intereses: los de la guerra fría, los de ciertos estados con ciertas organizaciones terroristas y finalmente con los intereses de los profesionales de la muerte y de la información.
El resultado es un peligroso juego de rol en el que la información es lo más importante.
La vida o la muerte depende de la calidad de una información que se compra o vende al mejor postor. Información que revela situaciones y posiciones dentro de ese tablero, que genera ventajas, que produce trampas.
En este laberinto se introduce el protagonista (más que correctamente interpretado por Eric Bana) y su comando de idealistas guerreros de la causa sionista. El objetivo es la venganza. Golpear a quiénes han golpeado.
Pero el resultado será un viaje hacia el corazón de las sombras para encontrar allí la verdadera esencia de la naturaleza humana, un espacio altamente semiotizado donde todos se reconocen a todos el lugar que ocupan y en el que nadie puede salirse del rol que él mismo se ha asignado.
De hecho, la accidental muerte -ni deseada ni prevista y por supuesto no permitida- de un agente del KGB en Atenas transformará la exitosa trayectoria del comando en fracaso. La penalización supondrá la muerte de la mayoría de los miembros del comando y la imposibilidad de conseguir los objetivos previstos
De hecho, lo único que los superiores del servicio secreto israelí no aprueban es el ajusticiamiento de la asesina a sueldo que mata a uno de los miembros del comando. Esa venganza, resuelta con una brutalidad poco frecuente en Spielberg, no estaba prevista.
Todo irá bien siempre y cuando seas lo suficientemente bueno como para derrotar a tu enemigo sobre el tablero y esa derrota no implique que te salgas de tu rol afectando negativamente a los intereses de otros jugadores o tu victoria perjudique a los intereses de otro jugador (como es el caso del intento de asesinato de un miembro de Septiembre Negro abortado por la CIA en Londres).
Las ideas, las causas no importan tanto.
La bondad o maldad de las mismas tienen menos peso que la pragmática eficacia y el respeto de las reglas del juego.
Interesante puesta por obra de un juego que aproxima el contenido de la película a las novelas de John Le Carré, donde la muerte y la información forman parte de una profesión que tiene unas reglas muy definidas.
Pero Avner no es Smiley. No entiende que la defensa de las ideas es algo demasiado serio como para dejarlo a los idealistas
Y por éso este mundo se convertirá en la pared donde Avner estrellará sus ideales de joven aristócrata sionista como tomates maduros y rojos.
La película se convierte así en un viaje hacia las sombras, Mekong arriba, hasta que Avner se transforma en su propio Coronel Kurtz.
Avner se pierde a sí mismo por ganar una causa, una causa que poco a poco deja de ser la suya, porque no es posible ser bueno todo el rato, no es tan sencillo... y perdiendo la perspectiva de esa causa, Avner acaba por perderse a si mismo.
Pero hay una salvación en el amor y la familia.
Un salvación muy coherente con las claves del mundo que convierte a Spielberg en un autor.
La parte pura aún no tocada.
Una parte tan pura que, en el final de la película, ni siquiera Efraim, el personaje que interpreta Geoffrey Rush, en un momento muy John Le Carré, se atreve a tocar para corromperlo con unas manos que él sabe sucias.
Interesante, muy interesante.
Munich ofrece un texto rico, lleno de posibilidades a quién quiera, además de mirar, ver.
Spielberg se hace viejo.
Sus soñadores e idealistas personajes protagónicos empiezan a buscar un lugar donde ocultarse de un mundo incapaz de hablar su lenguaje.
lunes, febrero 20, 2006
miércoles, febrero 08, 2006
"No sólo el fútbol, la sociedad", responde, antes de mentar a Francisco Franco. "Hubo un dictador por muchos años, e incluso cuando él murió la mentalidad sobrevivió. En Estados Unidos asumimos todos los desafíos. En España, un desafío genera ansiedad".
Y añade: "En Estados Unidos, si terminas último, piensas: 'El año próximo seremos primeros'. En España terminan últimos y piensan: 'El proximo año podríamos desaparecer'. La gente se pone nerviosa, pierde la cabeza y comete errores aún más grandes".
(Extracto de una entrevista a Dimitri Piterman, showman y presidente del Alavés, SAD)
La verdad es la verdad. No importa si la dice Agamenón o su porquero.
El dictador sigue vivo en cada uno de nosotros.
El primer paso para curarse es reconocerse enfermo: En este sentido, Aznar lo tiene más fácil que Zapatero.
Cada español tiene que matar siempre a dos padres y al final, en el fragor de la confusión, acabamos matándonos los unos a los otros ya sea de forma simbólica o de forma real.
Y añade: "En Estados Unidos, si terminas último, piensas: 'El año próximo seremos primeros'. En España terminan últimos y piensan: 'El proximo año podríamos desaparecer'. La gente se pone nerviosa, pierde la cabeza y comete errores aún más grandes".
(Extracto de una entrevista a Dimitri Piterman, showman y presidente del Alavés, SAD)
La verdad es la verdad. No importa si la dice Agamenón o su porquero.
El dictador sigue vivo en cada uno de nosotros.
El primer paso para curarse es reconocerse enfermo: En este sentido, Aznar lo tiene más fácil que Zapatero.
Cada español tiene que matar siempre a dos padres y al final, en el fragor de la confusión, acabamos matándonos los unos a los otros ya sea de forma simbólica o de forma real.
viernes, enero 20, 2006
viernes, diciembre 23, 2005
miércoles, diciembre 21, 2005
"In our gradually shrinking world, everyone is in need of all the others. We must look for man wherever we can find him. When on his way to Thebes Oedipus encountered the Sphinx, his answer to its riddle was: «Man». That simple word destroyed the monster. We have many monsters to destroy. Let us think of the answer of Oedipus."
(Giorgos Seferis' speech at the Nobel Banquet at the City Hall in Stockholm, December 10, 1963)
(Giorgos Seferis' speech at the Nobel Banquet at the City Hall in Stockholm, December 10, 1963)
martes, diciembre 20, 2005
La leyenda de Martin O'Leary
A ciertas edades es difícil que uno pueda cambiar su forma de ser y conforme más viejo me hago más tiendo a pensar que debe ser así. Después de todo nos ha costado toda una vida forjarnos el carácter que tenemos y, como mínimo, debemos hacer ostentación de él antes de que los gusanos se lo coman con el resto del kit.
La leyenda de Martin O'leary ilustra perfectamente esta resistencia al cambio de la que hacemos gala a ciertas edades.
Martín O'Leary fue un legendario jugador de futbol irlandés. Defendió la camiseta verde en más de 50 ocasiones formando un muro infranqueable (todo lo infranqueable que podía ser el equipo irlandés en aquella época -que no era mucho-) con el no menos mítico Sean Thornton.
Tras jugar en diversos equipos de mitad de la tabla de la Primera división inglesa, O'Leary regresó a su Irlanda natal para dar sus últimas patadas alevosas a los delanteros incautos en el Limerick. Allí, y en su última temporada en activo, fue convocado por el seleccionador irlandés Norman Blackwell para un partido amistoso contra la Hungría de Kubala y Kocsis.
Blackwell, que había compartido vestuario y terreno de juego con O'Leary en la escuadra inglesa del Southtampton, decidió que ese podría ser el mejor homenaje a casi 19 años de carrera deportiva: el duro tallo de O'Leary (más duro que nunca entonces a sus 37 años) enfrentado a los finos estilistas húngaros, la espada contra la pluma.
El día del partido las cosas fueron de acuerdo con el guión.... húngaro.
Los voluntariosos futbolistas irlandeses corrían como pollos descabezados tras las camisetas rojas y ya estaban dos goles por debajo en el marcador.
Puskas, Csibor, Kocsis, ... escondían el balón y lo depositaban en la red de cuando en cuando ante la rabia callada de O'Leary que manchado de barro hasta en el blanco de los ojos no paraba de maldecir a diestro y siniestro entre constante amenaza de tarjeta roja y fulminante expulsión.
En un momento determinado, el veloz extremo Mike Finley recibió el balón y se internó por la banda ante la sorpresa del público y de sus propios compañeros. Con fortuna, el central húngaro Garaba desvió su envenenado centro a corner.
¡Cormer!
Palabra mágica en el fútbol británico de aquella época.
La auténtica proximidad del gol.
La democratización de la oportunidad marcar.
Su olor.
El público ya gritaba invocándolo.
En un momento dado, Blackwell salió del banquillo y ordenó a los centrales que subieran a rematar... y hacia allí fue O'Leary escupiendo enormes gargajos espesos de saliva sobre el cesped.
Los gritos se redoblaron a su llegada al área rival.
O'Leary se retiraba y jamás había marcado un gol para su querida Irlanda.
El propio Finley lanzó el corner.
En el área la pelea por una posición era encarnizada mientras el balón llegaba bien tocado en busca del punto de penalty... de pronto, como un titán, emergió la figura de O'Leary en majestuoso salto (que más parecía vuelo).
Los más viejos del lugar, entre pinta y pinta, aún recuerdan que algún infortunado jugador húngaro subía con él arrastrado por el poderoso impulso, enganchado en uno de sus brazos.
Se hizo el silencio en el estadio.
La cabeza de O'Leary buscaba la pelota y ésta iba hacia su cabeza.
Algunos rezaban, otros intentaban cerrar su boca abierta de par en par. El viejo O'Leary estaba a punto de hacer su parte por Irlanda.
El encuentro era inevitable y el cabezazo se produjo.
El balón salió despejado a la altura del medio campo.
Los húngaros no salían de su asombro.
Blackwell fue el primero en aplaudir.
Una vez más O'Leary había despejado la pelota. 19 años sacando balones era demasiado tiempo, tanto que ya era demasiado tarde para cambiar.
Entre aplausos O'Leary regresó a su posición. Lo hizo sonriendo, encojiéndose de hombros, mientras Hungría recuperaba la posesión del balón de nuevo.
La selección húngara aún anotó dos goles más. Tampoco pudieron dejar de ser ellos mismos.
A ciertas edades es difícil que uno pueda cambiar su forma de ser y conforme más viejo me hago más tiendo a pensar que debe ser así. Después de todo nos ha costado toda una vida forjarnos el carácter que tenemos y, como mínimo, debemos hacer ostentación de él antes de que los gusanos se lo coman con el resto del kit.
La leyenda de Martin O'leary ilustra perfectamente esta resistencia al cambio de la que hacemos gala a ciertas edades.
Martín O'Leary fue un legendario jugador de futbol irlandés. Defendió la camiseta verde en más de 50 ocasiones formando un muro infranqueable (todo lo infranqueable que podía ser el equipo irlandés en aquella época -que no era mucho-) con el no menos mítico Sean Thornton.
Tras jugar en diversos equipos de mitad de la tabla de la Primera división inglesa, O'Leary regresó a su Irlanda natal para dar sus últimas patadas alevosas a los delanteros incautos en el Limerick. Allí, y en su última temporada en activo, fue convocado por el seleccionador irlandés Norman Blackwell para un partido amistoso contra la Hungría de Kubala y Kocsis.
Blackwell, que había compartido vestuario y terreno de juego con O'Leary en la escuadra inglesa del Southtampton, decidió que ese podría ser el mejor homenaje a casi 19 años de carrera deportiva: el duro tallo de O'Leary (más duro que nunca entonces a sus 37 años) enfrentado a los finos estilistas húngaros, la espada contra la pluma.
El día del partido las cosas fueron de acuerdo con el guión.... húngaro.
Los voluntariosos futbolistas irlandeses corrían como pollos descabezados tras las camisetas rojas y ya estaban dos goles por debajo en el marcador.
Puskas, Csibor, Kocsis, ... escondían el balón y lo depositaban en la red de cuando en cuando ante la rabia callada de O'Leary que manchado de barro hasta en el blanco de los ojos no paraba de maldecir a diestro y siniestro entre constante amenaza de tarjeta roja y fulminante expulsión.
En un momento determinado, el veloz extremo Mike Finley recibió el balón y se internó por la banda ante la sorpresa del público y de sus propios compañeros. Con fortuna, el central húngaro Garaba desvió su envenenado centro a corner.
¡Cormer!
Palabra mágica en el fútbol británico de aquella época.
La auténtica proximidad del gol.
La democratización de la oportunidad marcar.
Su olor.
El público ya gritaba invocándolo.
En un momento dado, Blackwell salió del banquillo y ordenó a los centrales que subieran a rematar... y hacia allí fue O'Leary escupiendo enormes gargajos espesos de saliva sobre el cesped.
Los gritos se redoblaron a su llegada al área rival.
O'Leary se retiraba y jamás había marcado un gol para su querida Irlanda.
El propio Finley lanzó el corner.
En el área la pelea por una posición era encarnizada mientras el balón llegaba bien tocado en busca del punto de penalty... de pronto, como un titán, emergió la figura de O'Leary en majestuoso salto (que más parecía vuelo).
Los más viejos del lugar, entre pinta y pinta, aún recuerdan que algún infortunado jugador húngaro subía con él arrastrado por el poderoso impulso, enganchado en uno de sus brazos.
Se hizo el silencio en el estadio.
La cabeza de O'Leary buscaba la pelota y ésta iba hacia su cabeza.
Algunos rezaban, otros intentaban cerrar su boca abierta de par en par. El viejo O'Leary estaba a punto de hacer su parte por Irlanda.
El encuentro era inevitable y el cabezazo se produjo.
El balón salió despejado a la altura del medio campo.
Los húngaros no salían de su asombro.
Blackwell fue el primero en aplaudir.
Una vez más O'Leary había despejado la pelota. 19 años sacando balones era demasiado tiempo, tanto que ya era demasiado tarde para cambiar.
Entre aplausos O'Leary regresó a su posición. Lo hizo sonriendo, encojiéndose de hombros, mientras Hungría recuperaba la posesión del balón de nuevo.
La selección húngara aún anotó dos goles más. Tampoco pudieron dejar de ser ellos mismos.
jueves, diciembre 15, 2005
martes, diciembre 13, 2005
No deja de mirarlos a todos mientras se apoya en la pared.
Paciente o impacientemente, según la circunstancia vital que a cada uno de ellos les ha tocado vivir en esa concreta hora del día, aguardan la inminente y ruidosa entrada del tren en la atestada estación.
Después de todo son seres humanos igual que él... o por lo menos así lo parecen.
Se plantea que quizá debiera sentir algo por ellos,
compartir alguna especie de sentimiento solidario,
una cierta simpatía procedente de un animoso esfuerzo empático
pero no siente nada.
El esfuerzo de sentir se le escapa de entre las manos como si fuera agua.
Los labios de su corazón permanecen callados.
Sólo les observa con descuido,
sin realmente ver los árboles.
Ante el bosque.
Paciente o impacientemente, según la circunstancia vital que a cada uno de ellos les ha tocado vivir en esa concreta hora del día, aguardan la inminente y ruidosa entrada del tren en la atestada estación.
Después de todo son seres humanos igual que él... o por lo menos así lo parecen.
Se plantea que quizá debiera sentir algo por ellos,
compartir alguna especie de sentimiento solidario,
una cierta simpatía procedente de un animoso esfuerzo empático
pero no siente nada.
El esfuerzo de sentir se le escapa de entre las manos como si fuera agua.
Los labios de su corazón permanecen callados.
Sólo les observa con descuido,
sin realmente ver los árboles.
Ante el bosque.
domingo, diciembre 04, 2005
Veo en Canal Historia un documental muy interesante sobre la Rumanía de Ceaucescu.
Con imágenes inéditas filmadas por los medios de comunicación del dictador, el programa reconstruye el largo viaje hacia la locura emprendido por Ceaucescu, llevando consigo al propio pueblo rumano hasta casi la destrucción.
Hay muchas cosas interesantes dentro del documental: la megalómana construcción del palacio presidencial, la exposición de frutas y verduras hechas de madera que el dictador pasa revista como si fueran reales, el loco culto a la personalidad de la primera dama, .... pero lo que más me ha atraído es el momento en que se produce el motín que supuso la caída y posterior muerte de Ceaucescu.
La sorpresa que muestra su rostro ante los crecientes abucheos.
No sabría decir si Ceaucescu se sorprende de que el pueblo de Bucarest abuchee a su Conducator o de que se atreva hacerlo.
Me pregunto si el dictador pensaba que tenían motivos, si conocía la realidad cruel sobre la que se imponía su poder total o la ignoraba viviendo en el mejor de los mundos que producía su propio aparato de comunicación.
No lo tengo claro.
Me pregunto si los propios tiranos son víctimas también de sus propias mentiras y, después de ver el rostro de Ceaucescu no lo muy tengo claro... Aunque, y en cualquier caso, seguro que no se lo esperaba.
Con imágenes inéditas filmadas por los medios de comunicación del dictador, el programa reconstruye el largo viaje hacia la locura emprendido por Ceaucescu, llevando consigo al propio pueblo rumano hasta casi la destrucción.
Hay muchas cosas interesantes dentro del documental: la megalómana construcción del palacio presidencial, la exposición de frutas y verduras hechas de madera que el dictador pasa revista como si fueran reales, el loco culto a la personalidad de la primera dama, .... pero lo que más me ha atraído es el momento en que se produce el motín que supuso la caída y posterior muerte de Ceaucescu.
La sorpresa que muestra su rostro ante los crecientes abucheos.
No sabría decir si Ceaucescu se sorprende de que el pueblo de Bucarest abuchee a su Conducator o de que se atreva hacerlo.
Me pregunto si el dictador pensaba que tenían motivos, si conocía la realidad cruel sobre la que se imponía su poder total o la ignoraba viviendo en el mejor de los mundos que producía su propio aparato de comunicación.
No lo tengo claro.
Me pregunto si los propios tiranos son víctimas también de sus propias mentiras y, después de ver el rostro de Ceaucescu no lo muy tengo claro... Aunque, y en cualquier caso, seguro que no se lo esperaba.
miércoles, noviembre 30, 2005
Vuelvo a leer "Crimen y castigo".
No es la primera vez que pienso que tras Raskolnikoff, tras su atormentada duda moral, se encuentra el propio autor.
Dostoyevsky era un jugador empedernido y, después de todo, el plan del protagonista de su novela más esencial no es otra cosa que una enorme, terrible y definitiva apuesta a favor de él mismo y en contra de su propio destino.
Siempre que me enfrentó a esta novela tengo la impresión de que para Dostoievsky la vida es un juego y nuestros planes, grandes o pequeños, son las jugadas que desarrollamos en el tablero espacio-temporal de la vida.
Lo único que hace terrible a este juego de vivir es lo que uno puede llegar a perder si la jugada sale mal, tan terrible que hasta nos ponemos serios, trascendentes y nos resistimos a pensar que simplemente se trate de un juego... Y es al revés. No hay nada más serio que un juego, que apostarlo todo a una sola jugada, que se lo digan a Raskolnikoff.
La eternidad trascendente del instante despertando una marejada de primeras y últimas consecuencias.
La vida misma.
No es la primera vez que pienso que tras Raskolnikoff, tras su atormentada duda moral, se encuentra el propio autor.
Dostoyevsky era un jugador empedernido y, después de todo, el plan del protagonista de su novela más esencial no es otra cosa que una enorme, terrible y definitiva apuesta a favor de él mismo y en contra de su propio destino.
Siempre que me enfrentó a esta novela tengo la impresión de que para Dostoievsky la vida es un juego y nuestros planes, grandes o pequeños, son las jugadas que desarrollamos en el tablero espacio-temporal de la vida.
Lo único que hace terrible a este juego de vivir es lo que uno puede llegar a perder si la jugada sale mal, tan terrible que hasta nos ponemos serios, trascendentes y nos resistimos a pensar que simplemente se trate de un juego... Y es al revés. No hay nada más serio que un juego, que apostarlo todo a una sola jugada, que se lo digan a Raskolnikoff.
La eternidad trascendente del instante despertando una marejada de primeras y últimas consecuencias.
La vida misma.
viernes, noviembre 25, 2005
"Adventures in the screen trade" es un buen libro.
Da gusto leerlo.
El mundo del cine desde la perspectiva de un guionista, una perspectiva dependiente y sufrida... La conclusión tras cerrar el libro no puede ser otra... Incluso uno tiene la impresión de que no se trata de un buen trabajo, de que asiste a la historia del circo contada por el último mono: los cambios, los despidos inesperados, los directores que quieren una misma escena narrada desde todos los ángulos posibles (Paul Mazursky es el miserable en cuestión), los dislogos de última hora, las reuniones tensas mantenidas entre personas que quieren cosas diferentes o que, simplemente, no tienen ni pajolera idea de lo que quieren... Y a todo eso se añade los problemas propios de la escritura: las inseguridades, el folio en blanco, los miedos.
Un panorama estremecedor que William Goldman cuenta con un relativamente amargo sentido del humor que resulta muy adecuado al contenido general de la historia.
El libro está escrito en 1982. Por aquel entonces Goldman era un reputado guionista responsable de textos como "Marathon man" o "Dos hombres y un destino" o "Todos los hombres del presidente" o una joya olvidada llamada "Hot Rock" .... Y todavía no había escrito "La princesa prometida".
Estaba en condiciones de hablar con conocimiento de causa y, desde luego, lo hace.
A lo largo de sus más de 300 páginas, Goldman da un repaso a los principales oficios y cargos de la industria, mostrando al mismo tiempo las complejidades que conlleva el proceso de generación de un producto cinematográfico y trufando el recorrido con divertidas anécdotas que hacen aún más placentero el viaje.
Especialmente recomendable es la parte desdicada al proceso de escritura de un guión que Goldman concibe como estructuras de ingeniería narrativa que funcionan y en los que la literatura es lo último que entra en liza.
El sentido práctico aplicado a este tipo de escritura, la justa visión descarnada de epopeyas propia del profesional, resultará sorprendente para quienes todavía piensan que el guionista es sólo un escritor.
Retrato nada complaciente de un mundo complacido y nada plácido.
Lectura imprescindible para aquellos que quieren saber un poco más, esos que como yo no se conforman con ver salir al conejo de la chistera y quieren saber cómo.
Da gusto leerlo.
El mundo del cine desde la perspectiva de un guionista, una perspectiva dependiente y sufrida... La conclusión tras cerrar el libro no puede ser otra... Incluso uno tiene la impresión de que no se trata de un buen trabajo, de que asiste a la historia del circo contada por el último mono: los cambios, los despidos inesperados, los directores que quieren una misma escena narrada desde todos los ángulos posibles (Paul Mazursky es el miserable en cuestión), los dislogos de última hora, las reuniones tensas mantenidas entre personas que quieren cosas diferentes o que, simplemente, no tienen ni pajolera idea de lo que quieren... Y a todo eso se añade los problemas propios de la escritura: las inseguridades, el folio en blanco, los miedos.
Un panorama estremecedor que William Goldman cuenta con un relativamente amargo sentido del humor que resulta muy adecuado al contenido general de la historia.
El libro está escrito en 1982. Por aquel entonces Goldman era un reputado guionista responsable de textos como "Marathon man" o "Dos hombres y un destino" o "Todos los hombres del presidente" o una joya olvidada llamada "Hot Rock" .... Y todavía no había escrito "La princesa prometida".
Estaba en condiciones de hablar con conocimiento de causa y, desde luego, lo hace.
A lo largo de sus más de 300 páginas, Goldman da un repaso a los principales oficios y cargos de la industria, mostrando al mismo tiempo las complejidades que conlleva el proceso de generación de un producto cinematográfico y trufando el recorrido con divertidas anécdotas que hacen aún más placentero el viaje.
Especialmente recomendable es la parte desdicada al proceso de escritura de un guión que Goldman concibe como estructuras de ingeniería narrativa que funcionan y en los que la literatura es lo último que entra en liza.
El sentido práctico aplicado a este tipo de escritura, la justa visión descarnada de epopeyas propia del profesional, resultará sorprendente para quienes todavía piensan que el guionista es sólo un escritor.
Retrato nada complaciente de un mundo complacido y nada plácido.
Lectura imprescindible para aquellos que quieren saber un poco más, esos que como yo no se conforman con ver salir al conejo de la chistera y quieren saber cómo.
jueves, noviembre 24, 2005
EL OJO DEL HURACÁN
No le sobra tiempo.
El reloj le quema en la muñeca.
No le queda tiempo, pero decide detenerse. Decide mirar.
A su alrededor, el espectáculo del propio movimiento.
el hormiguero, la colmena,
sucede como un interminable vórtice de carne y aire.
Se imagina a si mismo llendo y viniendo,
teniendo prisa,
entrando y saliendo.
No puede ser mucho más distinto que alguno de ellos.
Se imagina saliendo,
tumbándose en el suelo,
descansando al borde de un abismo de instantes que no le pertenecen
porque cobra por ellos.
Se recuerda de pronto,
pequeño y sin tiempo.
Apresuradamente se viste la prisa.
Todos los trenes están ya partiendo.
No le sobra tiempo.
El reloj le quema en la muñeca.
No le queda tiempo, pero decide detenerse. Decide mirar.
A su alrededor, el espectáculo del propio movimiento.
el hormiguero, la colmena,
sucede como un interminable vórtice de carne y aire.
Se imagina a si mismo llendo y viniendo,
teniendo prisa,
entrando y saliendo.
No puede ser mucho más distinto que alguno de ellos.
Se imagina saliendo,
tumbándose en el suelo,
descansando al borde de un abismo de instantes que no le pertenecen
porque cobra por ellos.
Se recuerda de pronto,
pequeño y sin tiempo.
Apresuradamente se viste la prisa.
Todos los trenes están ya partiendo.
miércoles, noviembre 16, 2005
No me resisto a transcribir una maravillosa anécdota que he leído en el libro de William Goldman: "Adventures in the screen trade. A personal view of Hollywood".
El protagonista es Harry Cohn, responsable de la Columbia en la época dorada de Hollywood.
En un funeral un conocido se le acercó y le comentó su asombro ante la gran cantidad de personas que habían acudido a despedir al muerto.
La contestación de Cohn fue la siguiente: "Da a la gente lo que quiere y acudirá".
Puro humor negro.
El protagonista es Harry Cohn, responsable de la Columbia en la época dorada de Hollywood.
En un funeral un conocido se le acercó y le comentó su asombro ante la gran cantidad de personas que habían acudido a despedir al muerto.
La contestación de Cohn fue la siguiente: "Da a la gente lo que quiere y acudirá".
Puro humor negro.
martes, noviembre 15, 2005
jueves, noviembre 10, 2005
Dos películas absolutamente recomendables:
- "La novia cadaver" de Tim Burton.
Un relato con aspiraciones de cuento que se mueve entre el mundo de los vivos y el mundo de los muertos.
Pasmosa envoltura de fantásticas marionetas y decorados para un fondo amable y bienintencionado que busca a toda costa emocionar al espectador recurriendo a mecanismos narrativos pertenecientes al ámbito de la fábula y el cuento: sublimación del amor, crueldad de la realidad (bodas obligadas) frente a la sensibilidad de una aspiración (bodas soñadas), final feliz... Nada que no haya intentado hacernos llorar antes, nada que no nos haga llorar cuando menos lo esperemos.
Personalmente disfruté mucho con el encuentro de los vivos con los muertos y con ese maravilloso perro muerto, siempre fiel a su dueño.
- "Match point" de Woody Allen.
Es la primera película de Allen que realmente me interesa en mucho tiempo.
La historia de un arribista sin escrupulos. Patricia Hisgmith pasada por el tamiz de las vivisecciones emocionales sin conceciones que tan adicto a practicar está volviéndose Ingmar Bergman en sus últimos trabajos (que no es otro que el Bergman de "Persona" mucho más concentrado y viejo).
Escenas de un matrimonio, escenas de un adulterio.
Magníficamente interpretada.
Soberbiamente filmada.
Una obra de madurez que coloca a Allen en una dimensión cercana a la del maestro sueco, aunque siempre salvando la distancia que siempre existirá entre ambos, una distancia que en mi opinión se cifra en intensidad de descarnada ética protestante.
- "La novia cadaver" de Tim Burton.
Un relato con aspiraciones de cuento que se mueve entre el mundo de los vivos y el mundo de los muertos.
Pasmosa envoltura de fantásticas marionetas y decorados para un fondo amable y bienintencionado que busca a toda costa emocionar al espectador recurriendo a mecanismos narrativos pertenecientes al ámbito de la fábula y el cuento: sublimación del amor, crueldad de la realidad (bodas obligadas) frente a la sensibilidad de una aspiración (bodas soñadas), final feliz... Nada que no haya intentado hacernos llorar antes, nada que no nos haga llorar cuando menos lo esperemos.
Personalmente disfruté mucho con el encuentro de los vivos con los muertos y con ese maravilloso perro muerto, siempre fiel a su dueño.
- "Match point" de Woody Allen.
Es la primera película de Allen que realmente me interesa en mucho tiempo.
La historia de un arribista sin escrupulos. Patricia Hisgmith pasada por el tamiz de las vivisecciones emocionales sin conceciones que tan adicto a practicar está volviéndose Ingmar Bergman en sus últimos trabajos (que no es otro que el Bergman de "Persona" mucho más concentrado y viejo).
Escenas de un matrimonio, escenas de un adulterio.
Magníficamente interpretada.
Soberbiamente filmada.
Una obra de madurez que coloca a Allen en una dimensión cercana a la del maestro sueco, aunque siempre salvando la distancia que siempre existirá entre ambos, una distancia que en mi opinión se cifra en intensidad de descarnada ética protestante.
"Hay algo terrible en la realidad y no se qué es"
(Giulianna en "El desierto rojo" de Michelangelo Antonioni)
Pues tiene donde elegir: el fracaso, el éxito, la decepción, la alegría, los demás, uno mismo, el pasado, el presente, el futuro, el más allá, el más acá... y en general todos los vaivenes del destino a los que se ve sometida esa nuestra levedad del ser que a Milan Kundera le parecía tan insoportable.
Todo cambia y nada es para siempre.
La eternidad no es otra cosa que un presente vivido intensamente, como si jamás fuera a terminarse.
Todo lo demás pertenece al imaginario ámbito de los dioses, la proyección reificada de nuestras limitaciones: A ellos nos confiamos y cuando lo hacemos en realidad no hacemos otra cosa que entregarnos al fantasma de nuestras incapacidades, imposibilidades y contradicciones... Otra cosa bastante inquietante, por cierto.
En general, somos absoluta y totalmente incapaces de vernos tal y como somos.
Nuestro lado inteligente y racional no puede soportarlo.
La desnudez de la carne y la sangre.
El incierto silencio entre latido y latido.
Las voraces dentelladas del tiempo.
El exacto número de los días que tenemos.
La neurosis nos constituye.
Sedientos, bebemos y bebemos.
Es la primera costumbre de nuestro sentir.
No es un defecto.
(Giulianna en "El desierto rojo" de Michelangelo Antonioni)
Pues tiene donde elegir: el fracaso, el éxito, la decepción, la alegría, los demás, uno mismo, el pasado, el presente, el futuro, el más allá, el más acá... y en general todos los vaivenes del destino a los que se ve sometida esa nuestra levedad del ser que a Milan Kundera le parecía tan insoportable.
Todo cambia y nada es para siempre.
La eternidad no es otra cosa que un presente vivido intensamente, como si jamás fuera a terminarse.
Todo lo demás pertenece al imaginario ámbito de los dioses, la proyección reificada de nuestras limitaciones: A ellos nos confiamos y cuando lo hacemos en realidad no hacemos otra cosa que entregarnos al fantasma de nuestras incapacidades, imposibilidades y contradicciones... Otra cosa bastante inquietante, por cierto.
En general, somos absoluta y totalmente incapaces de vernos tal y como somos.
Nuestro lado inteligente y racional no puede soportarlo.
La desnudez de la carne y la sangre.
El incierto silencio entre latido y latido.
Las voraces dentelladas del tiempo.
El exacto número de los días que tenemos.
La neurosis nos constituye.
Sedientos, bebemos y bebemos.
Es la primera costumbre de nuestro sentir.
No es un defecto.
martes, noviembre 01, 2005
lunes, octubre 31, 2005
viernes, octubre 28, 2005
Una de las cosas buenas que tiene el mundo en que vivimos es que las despedidas ya no existen (si uno no quiere despedirse).
La tecnología ha abolido la distancia.
La gente no se va (si de verdad no quiere irse).
Siempre hay un correo electrónico, un messenger, una video conferencia llegándote cuando menos la esperas.
Los olvidos empiezan a depender de la voluntad de olvidar que tenga cada uno mismo.
La tecnología ha abolido la distancia.
La gente no se va (si de verdad no quiere irse).
Siempre hay un correo electrónico, un messenger, una video conferencia llegándote cuando menos la esperas.
Los olvidos empiezan a depender de la voluntad de olvidar que tenga cada uno mismo.
jueves, octubre 27, 2005
GRIPE AVIAR
Con toda la gente que vive en Asia, me parecen muy pocas las personas que durante este año han muerto infectadas por la gripe aviar y sin embargo éste es un tema que obsesiona, atemoriza y preocupa a nuestra opulenta sociedad (que vive dando la espalda a las gallinas).
Manejo mentalmente la cifra de 60 muertos y me parece muy pequeña comparada con los miles de millones de habitantes que pueblan Asia... Seguro que han muerto más personas atragantadas con costillas de "celdo" asadas con salsa Teriyaki y no por ello hemos dejado de pedirlas en los chinos.
Es cierto que el virus que ataca a los animales puede mutar y afectar al hombre, pero hay otro montón de seres minúsculos que están también dispuestos a mutar, por ejemplo, el anthrax... y es que estar vivo es un milagro.
La vida es un delicado equilibrio que constantemente está a punto de irse al traste.
Los peligros son múltiples y nos acechan por todas partes, como indios comanches.... pero, y centrándonos en el tema aviar, para que el virus mute tienen que darse unas cuantas circunstancias bastante excepcionales. Circunstancias que por cierto aún no se han dado en sociedades compuestas por cientos de millones de personas. Sociedades caracterizadas por niveles más bajos de salubridad y cuya gran parte de integrantes convive con estos animales como si fueran de la familia... y todos sabemos que donde hay confianza da asco.
Esas circunstancias a las que me refiero tienen que ver con el hecho de que en un organismo humano infectado por el virus de la gripe normal se vea también infectado por el virus de la gripe aviar y además esos dos organismos tienen que conocerse y caerse bien, unirse en santo y mortal matrimonio.
Supongo que habrá más elementos a tener en cuenta.
Supongo que en alguna parte tiene que existir un blog sobre la Gripe Aviar llamado quizas "Chicken Kills" con más y mejor información.
Puede que algún día mute y todos nos veamos obligados a jugar nuestra personal partida de ajedrez con la muerte, pero quizá antes nos mate el estrés, los conservantes y colorantes, el tabaco, la velocidad, las viejas enfermedades de siempre, los compañeros de trabajo hijos de puta, el alcohol, el nuevo disco de la Kelly Family, el estatut, la radiación de los móviles, las fotografías robadas de Leticia Ortiz en el Hospital o, simplemente, el propio tiempo, que es la peor de las enfermedades.
Pero nadie habla del tiempo.
Sólo poetas y filósofos lo hacen y casi nadie los lee.
Con toda la gente que vive en Asia, me parecen muy pocas las personas que durante este año han muerto infectadas por la gripe aviar y sin embargo éste es un tema que obsesiona, atemoriza y preocupa a nuestra opulenta sociedad (que vive dando la espalda a las gallinas).
Manejo mentalmente la cifra de 60 muertos y me parece muy pequeña comparada con los miles de millones de habitantes que pueblan Asia... Seguro que han muerto más personas atragantadas con costillas de "celdo" asadas con salsa Teriyaki y no por ello hemos dejado de pedirlas en los chinos.
Es cierto que el virus que ataca a los animales puede mutar y afectar al hombre, pero hay otro montón de seres minúsculos que están también dispuestos a mutar, por ejemplo, el anthrax... y es que estar vivo es un milagro.
La vida es un delicado equilibrio que constantemente está a punto de irse al traste.
Los peligros son múltiples y nos acechan por todas partes, como indios comanches.... pero, y centrándonos en el tema aviar, para que el virus mute tienen que darse unas cuantas circunstancias bastante excepcionales. Circunstancias que por cierto aún no se han dado en sociedades compuestas por cientos de millones de personas. Sociedades caracterizadas por niveles más bajos de salubridad y cuya gran parte de integrantes convive con estos animales como si fueran de la familia... y todos sabemos que donde hay confianza da asco.
Esas circunstancias a las que me refiero tienen que ver con el hecho de que en un organismo humano infectado por el virus de la gripe normal se vea también infectado por el virus de la gripe aviar y además esos dos organismos tienen que conocerse y caerse bien, unirse en santo y mortal matrimonio.
Supongo que habrá más elementos a tener en cuenta.
Supongo que en alguna parte tiene que existir un blog sobre la Gripe Aviar llamado quizas "Chicken Kills" con más y mejor información.
Puede que algún día mute y todos nos veamos obligados a jugar nuestra personal partida de ajedrez con la muerte, pero quizá antes nos mate el estrés, los conservantes y colorantes, el tabaco, la velocidad, las viejas enfermedades de siempre, los compañeros de trabajo hijos de puta, el alcohol, el nuevo disco de la Kelly Family, el estatut, la radiación de los móviles, las fotografías robadas de Leticia Ortiz en el Hospital o, simplemente, el propio tiempo, que es la peor de las enfermedades.
Pero nadie habla del tiempo.
Sólo poetas y filósofos lo hacen y casi nadie los lee.
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