El 18 de marzo de 1962 el gobierno francés y los representantes del Gobierno Provisional Argelino firman en Evian un acuerdo de alto el fuego para todo el territorio de lo que no tardará en ser una Argelia independiente.
Por primera vez desde el año 1939, el horizonte francés se aclara de conflictos bélicos... Las vicisitudes de la II Guerra Mundial, Indochina y Argelia parecen quedar atrás, otorgando a la primavera de 1962 un significado nuevo de optimismo y apertura hacia un futuro definitivamente vivido en paz.
Es entonces cuando el cineasta francés Chris Marker decide realizar un documental con la ayuda de Pierre L'Homme en el que busca profundizar en las raíces de ese ese sentimiento optimista centralizándolo en ese mes de mayo que protagoniza el titulo del mismo.
El documental es un caleidoscópico retrato social de Paris y sus parisinos en el que Marker se desplaza por la ciudad y por diferentes momentos de ese mes buscando indagar la realidad que se esconde tras la apariencia de esa Francia nueva, liberada por fin de la guerra.
Y lo que asoma por entre las imágenes magníficamente fotografiadas en blanco y negro es una realidad compleja, multicultural y socialmente conflictiva en la que convive la esperanza en el futuro de unos con el deseo de otro futuro mejor por el que otros están luchando.
El problema argelino que fue uno de los más graves conflictos internos que vivió la sociedad francesa el siglo pasado. Argelia era considerada parte de Francia y los nacidos en ese territorio franceses a todos los efectos. Su solución, al menos sobre el papel, dejó en esa Primavera un espacio vacío que, en un principio, fue ocupado por el optimismo, pero que, más adelante, terminaría siendo ocupado por otros conflictos nuevos que ya existían latentes en las contradicciones de la naciente sociedad opulenta francesa.
Y es esta contraposición la que se transparente de una manera magistral a lo largo del metraje de "Le Joli Mai": la conflictividad social, la lucha política, la inmigración y las situaciones de exclusión emergen como parte sustancial de esa Francia liberada de la tensión que supuso el conflicto argelino.
Marker pregunta a los parisinos de toda procedencia y clase sobre el futuro y sobre la felicidad y, como no podía ser de otra manera, las respuestas son diferentes en función de la posición social que ocupan los entrevistados.
En este sentido, lo mejor del documental son las brillantes entrevistas que Marker realiza a un inmigrante senegalés y a otro argelino, auténticos testimonios históricos que a cualquier persona con dos dedos de frente debieran llevar a algún tipo de reflexión sobre el modo de ser occidental.
El sinsentido de nuestras sociedades de consumo, la coexistencia de realidades paralelas de inclusión y exclusión que ahora nos atormentan, están ya allí hablándonos desde una distancia de cincuenta años.
Pero, y por encima de lo que podríamos llamar su significado denotativo, "Le Joli Mai" también presenta un contenido complementario y relevante que tiene que ver con la posición que ocupa la izquierda en ese mundo parisino que el documental describe.
De todo modo, se convierte en la constatación irrefutable que en el transcurso de estos cincuenta años la izquierda ha perdido el rumbo en algún momento, seguramente en el transcurso de los años 60, renunciando a su cultura de ascética y frugalidad y vendiendo su alma al diablo de las cosas.
Conectada con la calle, con las ideas claras, llena de pureza en las intenciones y con la energía que dan el sentimiento de justicia y la convicción, "Le Joli Mai" describe también, y sin quererlo, un paraíso perdido,
Imprescindible.
Por primera vez desde el año 1939, el horizonte francés se aclara de conflictos bélicos... Las vicisitudes de la II Guerra Mundial, Indochina y Argelia parecen quedar atrás, otorgando a la primavera de 1962 un significado nuevo de optimismo y apertura hacia un futuro definitivamente vivido en paz.
Es entonces cuando el cineasta francés Chris Marker decide realizar un documental con la ayuda de Pierre L'Homme en el que busca profundizar en las raíces de ese ese sentimiento optimista centralizándolo en ese mes de mayo que protagoniza el titulo del mismo.
El documental es un caleidoscópico retrato social de Paris y sus parisinos en el que Marker se desplaza por la ciudad y por diferentes momentos de ese mes buscando indagar la realidad que se esconde tras la apariencia de esa Francia nueva, liberada por fin de la guerra.
Y lo que asoma por entre las imágenes magníficamente fotografiadas en blanco y negro es una realidad compleja, multicultural y socialmente conflictiva en la que convive la esperanza en el futuro de unos con el deseo de otro futuro mejor por el que otros están luchando.
El problema argelino que fue uno de los más graves conflictos internos que vivió la sociedad francesa el siglo pasado. Argelia era considerada parte de Francia y los nacidos en ese territorio franceses a todos los efectos. Su solución, al menos sobre el papel, dejó en esa Primavera un espacio vacío que, en un principio, fue ocupado por el optimismo, pero que, más adelante, terminaría siendo ocupado por otros conflictos nuevos que ya existían latentes en las contradicciones de la naciente sociedad opulenta francesa.
Y es esta contraposición la que se transparente de una manera magistral a lo largo del metraje de "Le Joli Mai": la conflictividad social, la lucha política, la inmigración y las situaciones de exclusión emergen como parte sustancial de esa Francia liberada de la tensión que supuso el conflicto argelino.
Marker pregunta a los parisinos de toda procedencia y clase sobre el futuro y sobre la felicidad y, como no podía ser de otra manera, las respuestas son diferentes en función de la posición social que ocupan los entrevistados.
En este sentido, lo mejor del documental son las brillantes entrevistas que Marker realiza a un inmigrante senegalés y a otro argelino, auténticos testimonios históricos que a cualquier persona con dos dedos de frente debieran llevar a algún tipo de reflexión sobre el modo de ser occidental.
El sinsentido de nuestras sociedades de consumo, la coexistencia de realidades paralelas de inclusión y exclusión que ahora nos atormentan, están ya allí hablándonos desde una distancia de cincuenta años.
Pero, y por encima de lo que podríamos llamar su significado denotativo, "Le Joli Mai" también presenta un contenido complementario y relevante que tiene que ver con la posición que ocupa la izquierda en ese mundo parisino que el documental describe.
De todo modo, se convierte en la constatación irrefutable que en el transcurso de estos cincuenta años la izquierda ha perdido el rumbo en algún momento, seguramente en el transcurso de los años 60, renunciando a su cultura de ascética y frugalidad y vendiendo su alma al diablo de las cosas.
Conectada con la calle, con las ideas claras, llena de pureza en las intenciones y con la energía que dan el sentimiento de justicia y la convicción, "Le Joli Mai" describe también, y sin quererlo, un paraíso perdido,
Imprescindible.