domingo, diciembre 21, 2014

Mortadelo y Filemón contra Jimmy El Cachondo

Hace poco escribí con motivo de otra película la enorme dificultad que tiene la comedia para ser entendida desde la excelencia.

Desde los griegos, el drama parece ser el vehículo adecuado para expresar la trascendencia y, por lo tanto, su conexión con la excelencia es directa, mientras la comedia queda relegada a lo táctico, a las apariciones puntuales que sirven de contrapunto que hace más soportable con su levedad el poderoso peso de los grandes temas y de las grandes palabras.

En este sentido, el nuevo intento de Javier Fesser para trasladar a la imagen en movimiento las aventuras de "Mortadelo y Filemon" quizá sea una de las mejores películas que nuestro cine ha producido en este muy buen año. Sin embargo, tenderemos a dar más peso en nuestra memoria de calidades a la trascendencia que desde el género aporta "La Isla Mínima" que a esta intrascendente por comparación, pero excelente en todos los sentidos película de animación.

Resumiendo, "Mortadelo y Filemón contra Jimmy El Cachondo" me parece una de las mejores películas que he visto en este año y no sólo por sí misma como artefacto cómico que funciona a la perfección desde un fantástico slapstick que recuerda lo mejor del cine mudo sino también como caso de éxito de traslación a otro canal del peculiar mundo parido por el dibujante Ibañez.

Desde la autoridad que me da el haberme criado leyendo los comics que protagonizan estos dos agentes secretos castizos, puedo decir que la traslación es perfecta. Fesser consigue dar vida en las tres dimensiones ese complejo y socarrón mundo de Ibañez que, a través de las aventuras de estos dos agentes secretos, nos presenta el espíritu de la colmena española en pleno trance de desarrollismo.

Ibañez es sociología pura de lo español enfrentado a la modernidad y el progreso, materialziado en esa agencia de investigación que intenta reproducir aspiraciones patrones sofisticados de modernidad como puede y a su manera.

En este sentido, y dentro de esa polémica entre castizos e ilustrados que protagoniza la cultura de nuestro país desde sus comienzos, el mundo de Ibañez nos muestra un genial procesado de lo moderno desde el más puro casticismo.

Todo este espíritu está presente en la película de Fesser, que recoge hasta el último detalle todo el imaginario y la representación que Ibañez incluía en sus historias.

Perfecto,

Pero, y además, "Mortadelo y Filemón" funciona perfectamente como artefacto narrativo constituyendo sin duda y para mi gusto uno de los mejores trabajos de Fesser como director de películas.

El preciso y perfecto ritmo desenfrenado, la selvática abundancia de gags, la perfecta dosificación de los mismos...

Brillante.

Por no hablar del impresionante 3D "Made in Spain" en que está contada la película; impresionante desde lo técnico, pero también desde la conceptualización pùesto que conceptualmente se viste como un guante la peculiar imaginería de Ibañez..

Extraordinario.

En definitiva, "Mortadelo y Filemón contra Jimmy El Cachondo" es un perfecto homenaje y una gran película.


lunes, diciembre 15, 2014

Red Tails

Tiene su gracia "Red Tails".

Es una película actual pero su alma es de hace 70 años, porque si la miras en blanco y negro "Red Tails" destila el espíritu hagiográfico del cine bélico que la industria cinematográfica norteamericana produjo como principal y esencial contribución para el mantenimiento de la moral de sus ciudadanos tanto en el frente como en retaguardia.

Contrapicados planteamientos hagiográficos que convierten a sus protagonistas en auténticos héroes apolíneos, portadores de los mejores valores que deben aspirar a aquellos que verdaderamente realizan el esfuerzo bélico.

Y películas inolvidables como "Bataan", "Objetivo Birmania", Wake" o "They were expendables", generadoras de toda una mitología de lo americano que constituye todo un ejemplo, poco investigado pòr cierto, de ese carácter ideológico que el cine siempre ha tenido.

"Red Tails" pone por obra una vez más todo ese viejo mecanismo de representación y lo hace para reivindicar la participación de los hombres de color en la II Guerra Mundial.

En este sentido, "Red Tails" es una película coral que nos presenta personajes de una pieza, capaces de derrotar lo peor de sí mismos y posteriormente a los alemanes, héroes poderosos como el Errol Flynn de "Objetivo Birmania" o el Robert Taylor de "Bataan", ejemplos y carne para la aspiración de los ojos que desde la sala a oscuras les espían por ese ojo de cerradura que siempre es la pantalla cuando la habitan imágenes.

Imagino que George Lucas ha querido homenajear en fondo y forma a estos negros norteamericanos haciéndoles protagonizar una película de las de antes, como las que protagonizaron los blancos Gary Cooper y John Wayne.

Y para mi esta es la gracia de "Red Tails", el homenaje no sólo es dar luz y vida a su historia sino permitir a esos personajes ocupar un escenario, una narrativa hasta el momento sólo ocupada por blancos.

En "Red Tails", Wayne, Cooper o Flynn son negros.

Esto por un lado.

Por otro, la deslumbrante acción con que los efectos digitales son capaces de recrear las batallas aéreas.

Sin duda tiene que ser espectacular contemplarlas en pantalla grande.

No obstante, algo falla en "Red Tails".

Por un lado, creo que salvo el estupendo Terrence Howard hay una evidente falta de carisma en el reparto coral de pilotos. Desgraciadamente, ninguno de ellos es lo suficientemente Denzel Washington o Forest Whitaker como para imponerse a la tecnología y traspasar la pantalla con la emocionalidad de sus actitudes y miradas.

Y además el guión no es demasiado bueno. Todo es demasiado convencional, demasiado sumario. Faltan líneas de diálogo que den soporte a la posibilidad de la aparición de esa emocionalidad. Se confía demasiado en la evidencia de los hechos, las muertes, los encuentros, pero estos no se preparan convenientemente..

Los personajes carecen de la necesaria carga estática. No tienen demasiado terreno para desarrollarse. Resultan demasiado planos.

Aquellas películas clásicas también tenían buenos escritores detrás, algunos grandes como Alvah Bassie. Escritores capaces de concentrar en una sola frase el espíritu de la acción que se desarrolla.

Por eso, y pàra mi gusto "Red Tails" nunca termina de despegar aunque tenga su gracia.

Carece precisamente de uno de los principales activos de aquellas películas a las que pretende resucitar, películas que se construían a partir de las miradas y los gestos de unos actores cuyas bocas siempre tenían algo relevante que decir. Sólo entonces el resto, el contexto, la guerra y el combate tenían su lugar.

"Red Tails" como buena parte del mal cine industrial empieza la casa por el tejado.

Cualquier otro camino reduce el cine a la condición de espectáculo de feria.


domingo, diciembre 14, 2014

Periodistas que preguntan a los entrevistados si no temen las consecuencias de expresarse libremente...

Violencia y fútbol

Los fenómenos sociales son complejos.

Nunca hay una causa específica que aplicar para explicar una realidad que además es cambiante, comprometiendo siempre en su evolución las fiabilidad de las explicaciones que han funcionado con anterioridad.

Centrándonos en el tema de la violencia en el fútbol, no hay que dejar de lado las explicaciones que convierten la violencia en síntoma que manifiesta una determinada enfermedad social.

No estoy diciendo nada nuevo.

En Inglaterra, uno de los templos por antonomasia de las aficiones violentas es importante no olvidar que el creciente holiganismo que empieza a manifestarse en la década de los setentas está directamente relacionado con la decadencia del modelo estatalista e intervencionista que caracterizo a la economía británica desde la postguerra.

Los problemas sociales que generó esta decadencia tuvieron su expresión en el futbol, decadencia que implicó el paso de ese modelo intervencionista a un modelo de índole neoliberal conducido por el Thatcherismo. Y es entonces cuando se produce la verdadera expresión del holiganismo, con acuñación del término incluído.

Los quejidos de una fractura social se manifestaron de manera esencial en el futbol que por aquel entonces todavía era el pasatiempo por antonomasia de la clase obrera.

En este sentido, los recientes incidentes de violencia ultra sucedidos en nuestro país deben ser entendidos de esta forma.

La realidad irrumpe arrolladora sobre el discurso virtual que contamina los medios de comunicación inundando su equilibrada racional impostada con la irracionalidad de los gestos extremos.

La sociedad está fracturada y se queja y una de los principales maneras de expresión de ese conflicto es la expresión marginal mediante el delito y la violencia.

Los delincuentes sienten que nada le deben a una sociedad que les niega las oportunidades, incluso la posibilidad de seguir vivos.

Al final las grandes mayorías cuando son olvidadas muestran su verdadero poder: el de imposibilitar la paz social que hace que los que tienen puedan disfrutar sus vidas en paz.,

Al final, una de las grandes realidades de estas sociedades tan desiguales a las que el desfalleciente capitalismo de consumo nos aboca es al final de la paz social, algo a los que los europeos no estamos demasiado acostumbrados.

Y esa realidad de frustración y sentimiento de revancha puede ser procesada de muchas maneras: desde la más constructiva que no es otra que plantear otro modelo de sociedad hasta la más destructiva que es la mera expresión pulsional y difusa de un instinto una mañana de Domingo.

Seríamos unos ilusos si pensásemos que no existe una relación directa entre el aumento de desigualdad y el aumento de la delincuencia y el conflicto.



A matter of life and death

Se me sigue quedando un poco antigua esta película rodada en 1945 por el maravilloso dúo creativo formado por Michel Powell y Emeric Pressburger, fundamentalmente en todo lo que tiene que ver con esa visión tan infantil del amor romántico: ese sentimiento salvador que todo lo puede.

En cualquier caso, y con esta salvedad, "A matter of life and death" es otro de sus prodigiosos y fascinantes trabajos.

Al término de la II Guerra Mundial, Peter Carter, un piloto de RAF en situación desesperada contacta con June quien desde la torre de control de su aeródromo intenta que Carter no se estrelle. Estos instantes de comunicación en los que el piloto sabe que no tiene salvación generan un vinculo sentimental poderoso entre ambos, vinculo que se estrecha aun más cuando inexplicablemente Carter sobrevive a una muerte segura.

Y es aquí donde entra lo fantástico.

La entidad destinada a guiar a Carter a la vida eterna lo pierde entre la niebla de modo que en la diaria contabilidad de la muerte hay un descuadre que debe ser arreglado.

Esta es la base sobre la que pasmosamente y con gran cierto "A matter of life and death" se convierte en un relato que. a su vez, es una puerta giratoria entre lo real y lo fantástico.

Los intentos del guía por hacer entrar a Carter en razón para que renuncie a la vida prorrogada por error se convierten en alucinaciones que justifican una arriesgada intervención quirúrgica a vida o muerte.

Y por si esto no fuera bastante, la historia se complica y enriquece con un par de giros narrativos más que confieren a la película de un creciente interés.

Además, en "A matter of life and death" Powell y Pressburger encuentran terreno para desplegar otro de sus grandes fuertes: la creatividad a la hora de contar; y, en este sentido, la película está llena de planos, escenas y secuencias resueltos de manera brillante, especialmente las transiciones entre realidad y fantasía o el uso de la visión subjetiva para resolver otras situaciones.

En definitiva, que esa visión ñoña del amor es lo de menos.

Estamos otra obra maestra de ese dúo excepcional formado por Powell y Pressburger.

Absolutamente recomendable.

sábado, diciembre 13, 2014

Exodus

En general, Ridley Scott nunca termina de hacer una película redonda.

Siempre que veo alguna de sus películas épicas, basadas en grandes temas y de larga duración, recuerdo a David Lean, un legendario compatriota suyo que tenía el don de hacer películas largas y redondas.

Está claro que, y siempre para mi gusto, Scott todavía está lejos de Lean.

Sus películas siempre tienen un bache narrativo, algún momento complicado en que la historia pierde el pulso. En este caso, en "Exodus", Scott espera al final para perpetrar un extraño batiburrillo en el que pretende contarnos en un par de secuencias todo lo que le sucedió a Moisés después de que las aguas del Mar Rojo se juntaran sobre el ejército del faraón Ramsés.

La historia pierde mucho gas por ahí, una vez que ha puesto toda la carne en el asador con la espectacular secuencia de unas aguas que remansan con el regreso de Moisés y los suyos al pueblo de su mujer Séfora, que parece tomarse muy a bien que después de diez años su marido llegue a casa con doscientos mil familiares a cenar.

En fin... La sonrisa de Maria Valverde puede con todo eso y más.

En cualquier caso, todo lo demás sobraba... si no quieres hacer una película de tres horas en lugar de la que has hecho. una película de dos horas y media.

Creo que el espectador se queda un poco frío con una película que hasta el momento funcionaba en su discurso entre épico y espectacular como en las mejores de Scott, pero "Exodus" comete el inmenso error de terminar de manera difusa, queriendo ir demasiado lejos, más allá de su propósito de volver a contar la historia de Moisés ahora que los efectos digitales lo permiten todo y especialmente el tema de las plagas y la movida acuática del Mar Rojo que son, no nos engañemos, los principales protagonistas de la película.

Un error grave para mi gusto porque un mal final puede lastrar una buena película mientras que un buen final puede arreglar una mala.

En cualquier caso, "Exodus" resulta entretenida y espectacular, consigue los objetivos que busca ofreciendo lo que el espectador espera cuando desesperadamente busca su butaca marcada de manera difusa en un entorno tibiamente iluminado.

Pero lo que para mi gusto es lo mejor es el hecho de imaginar a Yahvé, nuestro Dios, como líder de un movimiento terrorista de liberación nacional. Está claro que, entre que Moisés no existió y que la historia la escriben los vencedores (y nuestro dios por supuesto verdadero venció a los dioses egipcios un poco muertos ya), no nos ha llegado la percepción que los egipcios hubieran tenido de ese Dios chungo que se carga a todos sus primogénitos, algo que seguro que a Bin Laden le hubiera gustado hacer con todos los primogénitos norteamericanos en el hipotético caso de que Bin Laden fuese ese que dicen que es.

En fin... cosas mías.

Lo cierto es que "Exodus" es un espectáculo entretenido, a la altura de lo mejor que Scott ha hecho en su etapa de madurez como director de superproducciones épicas, fundamentalmente porque sus habituales errores de concepto y pulso narrativo se concentran al final convertidos en un pequeño jarro de agua fría que no termina de llevarse por delante el buen sabor de boca a espectáculo entretenido que la película trae consigo.

Poco más, porque olvidarla ya la he olvidado.


lunes, diciembre 08, 2014

El declive del imperio americano

Realizada en 1986 por el canadiense Denys Arcand, "El declive del imperio americano" es tan elegante y sencilla como el largo travelling que da inicio a la película.

Por el inmenso hall de lo que parece un lugar público, la cámara se desplaza en busca de la interminable conversación que mantendrán todos los personajes que protagonizan este película coral, personajes pertenecientes a una misma generación, la contestataria de los sesenta, y que ahora se encuentran en la cuarentena manteniendo un complicado equilibrio entre aquello que creen que son y aquello que en realidad son.

Un complicado equilibrio que necesita de la hipocresía y de la mentira para mantenerse.

Y es este juego identitario entre realidad y ficción el que de manera brillante pone de manifiesto "El declive del imperio americano" para enlazar con un planteamiento casi sociológico que busca presentar a aquellos que ideológicamente cuestionan el imperio americano como metáfora del capìtalismo de consumo atrapados en su tela de araña, convertido en burgueses obsesionados con el sexo y la posesión material que, al mismo tiempo, mantienen una suerte de palacio interior en el que, cuando quieren, se refugian para sentirse diferentes e intactos.

Todo esto sucede, como en todo el cine que conozco de Arcand, de manera tranquila, suave y natural, con la elegancia de un cisne desplazándose herido por un estanque.

El talento de Arcand para mi gusto es este: el de generar una naturalidad casi documental en la que sus argumentos consiguen pasar ante la mirada del espectador por hechos que parecen hablar por sí mismos.

Además, y cómodamente instalados en ese declive del imperio americano que seguramente aún siguen vaticinando desde sus cátedras, el entramado coral de personajes que protagonizan la película ponen en marcha un segundo nivel significativo, mas sociológico, más político, en el que subyace la siniestra eficacia de un dominación que como los ladrones de cuerpos de la película clásica de Don Siegel es capaz de transformar la voluntad de las personas en el tiempo.

Lo político reducido a un simple elemento con el que construir una determinada seña de identidad.

O mejor dicho, la desactivación de lo político por la aparición de un insaciable yo cuyas necesidades deben ser satisfechas, aspecto que es el mecanismo esencial de esa eficaz dominación. No en vano toda la historia se articula en torno a espacios en el que yo encuentra esos lugares adecuados para su infinito y placentero esparcimiento: gimnasios y cocinas

Brillante.


domingo, diciembre 07, 2014

Absurdo

En las críticas a Errejón y su contrato traspasa lo poco preparado que está este país para la vida moderna:

"¿Con qué se puede compatibilizar un trabajo de 40 horas semanales?. Con nada verdaderamente y si eres honesto lo sabes."

No sabía que estudiar y trabajar fuese algo deshonesto.

Insisto: Con independencia de la especificidad del asunto Errejón, me parecen muy interesantes los argumentos que se están utilizando contra Errejón, argumentos que demuestran que somos un país que vive a espaldas de la sociedad del conocimiento y que no está preparado para la vida moderna.

Por no hablar de mí, yo, personalmente, he trabajado con personas que trabajaban y luego además se las arreglaban para hacer, por ejemplo, una tesis.

Dios o Alá quieran que no se interpongan en el camino de los intereses de estas democracias de consumo: serán crucificados en la plaza pública,

Por supuesto, son corruptos... Muera la inteligencia y vivan las cadenas.

Olvidamos que para los valientes la semana tiene 168 horas.

The naked kiss

Aunque han pasado cincuenta años ya, y la capacidad de mostrar del cine ha ido cada vez más y más lejos, el comienzo de "The naked kiss" sigue siendo poderoso.

Al ritmo de una música ratonera de jazz, una hermosa mujer en ropa anterior está pegando una paliza a un hombre que parece borracho. Los primeros planos que muestran el rostro decidido y despiadado de ella contrastan con la vulnerabilidad de él, golpeado una y otra vez.

Puro Fuller: duro y extremo, como una noticia de sucesos, y también iconoclasta con todos los elementos que componen la representación del cine clásico.. Siempre queriendo más de lo que nadie se haya atrevido.

Violencia y sexo.

Crónica de sucesos,

Puro pulp.

Pero la escena no se detiene aquí.

Tiene un giro.

El hombre agarra del pelo de la mujer y su hermosa cabellera rubia se desprende de su cabeza. La mujer está completamente calva.

Este gesto encoragina aún más a la mujer que, a fuerza de golpes, termina por enviar al hombre al suelo inconsciente.

La mujer se sienta sobre el hombre dispuesta a recuperar un dinero que es suyo. No le quita todo, sólo coge una parte.

Con este gesto, Fuller nos presenta a su protagonista, Kelly que mientras se suceden los títulos de crédito recompone su belleza ante el espejo.

Es imposible no estar interesado en lo que Fuller quiere contarnos en "The Naked Kiss", la que probablemente sea una de sus mejores películas, y lo que nos cuenta es la historia de Kelly, una ex-prostituta que llega a una pequeña ciudad de la costa Oeste de los Estados Unidos buscando rehacer su vida.

En ese esfuerzo por cambiar, Kelly protagonizará una historia truculenta para la época en la que habrá corrupción policial, prostitución, pederastia, sexo y mentiras, pero sin cintas de video; en definitiva, un ambiente perverso resumido en la desconfianza del policía Griff quién en una compleja y tensa relación de amor y odio no tendrá el menor problema para acostarse con Kelly sin que al mismo tiempo tenga la menor dificultad en erigirse en salvaguarda de la pureza de su comunidad.

"The naked kiss" es, como todo el cine de Fuller, una arriesgada apuesta sensacionalista por ir más allá de las líneas rojas para sugerir cuando no mostrar todo aquello que los vigilantes de la moral considerarían visible con reparos.

La controvertido como tema.

La presentación de lo inmoral convertido en algo natural, en una forma de vida.

Puro morbo, puro pulp.

Excelente.


sábado, diciembre 06, 2014

Un clásico ya: Pablo Iglesias y ETA

Preguntar a Pablo Iglesias si se sentía de enhorabuena por la excarcelación de etarras no es una provocación dirigida contra el líder de Podemos.

No nos equivoquemos.

Fundamentalmente, es una provocación dirigida contra todos aquellos votantes de izquierdas que aún no se han decantado por Podemos.

El cálculo es claro.

Por muy transversal que sea la procedencia de los votantes de Podemos, siempre procederán más de la izquierda que de la derecha.

Y cumpliendo la ley del mínimo esfuerzo que han seguido nuestros líderes de los dos partidos políticos que protagonizan el régimen del 78, ley que se ha basado en desgastar el rival antes de desgastarse uno profundizando en concretar programas electorales, el planteamiento del PP es claro.

Por un lado, desgastar al PSOE indignando a los más extremistas de sus votantes buscando su enrolamiento en Podemos y, por otro, movilizar a sus abstencionistas con sus viejos y clásicos temas de siempre: terrorismo, la unidad de España.

Seguramente tienen también la esperanza de que en el momento de votar algunos votantes de Podemos se vengan abajo enfrentados a la realidad de un acto y al discurso estratégico del caos y el desorden.

Al final, sólo se trata de tener más escaños que el PSOE dentro del viejo planteamiento bipartidista de siempre y lo que esperan todavía es tener que ganar al PSOE.

Nos corresponde a nosotros, el electorado, hacerles ver que vamos en serio y que Podemos puede ser una alternativa verdadera en unas elecciones serias como las municipales y autonómicas. Por éso quizá no sea tan buena idea no presentarse como marca y dejarlo todo a una única, última y definitiva batalla final en 2015.

Todos los fontaneros del poder ya están en marcha para ensuciar a Podemos.

Cuando alguno de sus rostros conocidos aparque en doble fila Eduardo Inda lo sabrá y lo que no hagan, se inventará.


The Zero Theorem

Lo bueno que tienen las películas de Terry Gilliam es que uno puede perderse dentro de ellas.

Tanto en fondo como en forma su cine es abigarrado y complejo, una especie de inmenso cuerno de la abundancia virtual que vomita a través de la pantalla una intrincada maraña de imágenes y significados que pueden llegar a confundir al espectador que busque un planteamiento cartesiano, sólido y coherente.

Si uno se deja llevar, si cede el control a Gilliam y acepta su propuesta, su viaje, siempre termina por encontrar algún elemento visual o narrativo al que agarrarse.

En este sentido "The Zero Theorem" ofrece otra nueva ración masiva de imágenes y significados, una suerte de espuma cuántica que no cesa de hervir, de producir puntos de atracción para la mirada y el pensamiento.

Una dodecafónica sinfonía de tonos y pulsiones conceptuales y visuales aglutinadas por una de las grandes obsesiones del creador: la melancólica y nihilista necesidad de escapar de un mundo enloquecido y brutal que se cierne como una amenaza cierta sobre sus protagonistas.

Dentro de este contexto, y para un fan de "Brazil" como yo, "The Zero Theorem" ofrece un planteamiento no demasiado diferente envuelto -eso sí- en una brillante imaginería cyber punk en el que la máquina del capitalismo continua en su movimiento perpetuo. un movimiento que muestra signos de agotamiento y descomposición, signos que conviven con una flamante realidad de ocio y trabajo mantenida como espectáculo y como si nada estuviera sucediendo.

Con "The Zero Theorem" Gilliam pasa de expresar su mundo en el contexto de una distopía de inspiración kafkiana a hacerlo dentro de una distopía de inspiración cyber punk en la que el sistema ya no puede controlar la irrupción de sus ineficiencias y contradicciones en el espacio de eso que se llama "lo real" y que no es otra cosa que el espacio donde el poder presenta su propuesta de dominación de una manera atractiva, inofensiva, evidente y práctica.

El espectáculo de la pobreza y la desigualdad ya no puede ser contenido.

Y la realidad se convierte en un mundo de varias velocidades donde la supervivencia es esencial.

Si "Brazil" era la distopía del mundo desarrollista en el que el estado tenía un papel esencial, "The Zero thoerem" es la distopía del neoliberalismo. El estado ya no existe y solo parecen existir individuos obsesionados de manera desordenada por la propia supervivencia, bajo la atenta mirada de sus dueños, las corporaciones.

Y quizá los mejor de "The Zero Theorem" es comprobar que el resultado aparentemente es el mismo.

Los finales de aquel Sam Lowry que protagonizaba "Brazil" y de este Qoen Leth interpretado por Christoph Waltz no son demasiado diferentes, si bien Leth rechaza algo que era esencial para Lowry como via de escape: el amor.

Y es aquí donde aparece la gran diferencia.

Para Leth, la posibilidad de construir una puerta de salida acompañado de otros es inviable convirtiendo su locura en un terrible y solitario cuadro de Hopper.

El sentido de la vida que Leth busca se le revela entonces como un significado vacío, un vacío polar que el pintor norteamericano tan bien supo reflejar.

La soledad más absoluta y la ausencia de sentido.

Gilliam es un genio.


domingo, noviembre 30, 2014

La sal de la tierra

No tengo la menor duda de que el mal se levanta todos los días a las siete de la mañana para buscar la forma de ganar mucho más dinero.

Tampoco tengo la menor duda de que durante sus más de 40 años de carrera, el fotógrafo brasileño Sebastiao Salgado se ha dedicado a retratar el conjunto de todos sus desmanes: su magna obra de dolor y muerte a cambio de ofrecer una nueva casa con piscina a sus esbirros y acólitos que acumular junto a las otras.

Dirigido de manera conjunta por el cineasta alemán Wim Wenders y por Juliano, el propio de hijo de Salgado, "La sal de la tierra" es un magnífico documental que repasa la vida y la obra del fotógrafo brasileño, su dolor ante el arrasador impacto de lo visto por el objetivo de su cámara y la necesaria redención a través del proyecto Génesis que busca la repoblación y reforestación de territorios asolados por ese irresponsable y loco modo de gestionar las cosas que sólo busca crecer más y más.

Estoy convencido de que, si todo sale bien y no volvemos a una nueva y oscura Edad Media, algún día se hablará del capitalismo, a través de los millones de muertes que ha causado, como el peor ismo de todos los ismos que asolaron la historia de la humanidad lanzada hacia la modernidad.

Es muy posible que la aventura de la ilustración y la modernidad, con todos sus sublimantes sueños de liberación del hombre nos conduzca precisamente a lo contrario: a la consagración de una salvaje selva de supervivencia cuando no a coquetear con la extinción a través de llevar al límite el equilibrio de los ecosistemas naturales.

Las fotografías de Salgado quedarán como testimonio de un horror que tiene forma y unicidad, pero que todavía queremos ver fragmentado, como si todas las hambrunas, muertes y guerras tuvieran su propia y separada causa individual, causas que existiendo separadas impiden la generación de discursos estratégicos que impugnen a la totalidad un modo de vivir que, a los más privilegiados nos ofrece cambiar un poco de futuro por un poco más de presente comodidad.

Me permito coincidir con Salgado en el sentido de que como especie hemos fracasado.

Las fuerzas negativas que nuestro modo de vivir liberan cada vez dejan menos espacio para lo bueno que hay en nosotros como criaturas, incluso lo que antes era malo ahora es un valor aceptado e incluso deseado.

En este sentido, el neoliberalismo no es otra cosa que la exacerbada sublimación de lo peor que hay en todos nosotros: la muerte de lo colectivo en favor de un conjunto de individuos que aisladamente buscan lo mejor para sí mismos.

Algo que incluso va en contra de nuestra propia naturaleza y que sin embargo vemos como lo más normal del mundo.

La mirada de Salgado, siempre del lado de los más desfavorecidos, nos ofrece ese continuo e interminable horror.

Sus fotografías disparadas en un blanco y negro poderoso encuadran todos aquellos lugares donde no queremos mirar. Dotadas de una belleza perturbadora, nos mustran lo mejor de nosotros adelgazado y consumido, rodeado y asfixiado por un entorno que se ha convertido en el terrible mensajero de muerte.

Salgado no es sólo capaz de mostrarnos el horror, de documentarlo, sino también -y este es para mi gusto su principàl talento- ofrecerlo con una profundidad magistral.

Salgado es capaz de llegar a la vulnerabilidad del ser humano aplastado o en trance de ser aplastado, destino que terminará sufriendo el mismo cayendo en un agotamiento moral que justificará el gran cambio en su carrera: el proyecto Génesis en el que el fotógrafo brasileño ha dedicado casi diez años a documentar lo hermoso que aún queda en este planeta.

"La sal de la tierra" es un documental extraordinario con mucho que leer entre líneas.

Nuestras propias obras se han convertido en un monstruo que nos amenaza, que nos impide ver la verdadera belleza de las cosas.

Como las niñas del cuento de Paul Bowles "Te en el Sahara" cada vez nos internamos más y más en el desierto persiguiendo lo que creemos que es un sueño. Es una cuestión de tiempo que acabemos perdidos para siempre entre las dunas con todas nuestras cosas sobre la espalda.

Excepcional.

sábado, noviembre 29, 2014

Las invasiones barbaras

Dirigida en 2003 por el canadiense Denys Arcand, "Las invasiones bárbaras" es un magnífico ejemplo de que a la hora de contar una historia tan importante es el cómo se cuenta como lo que se cuenta.

Sobre una estructura narrativa muy típica y recurrente en el cine de temática adulta, Arcand se las arregla parta construir una emocionante y memorable historia intimista sobre aprioris existenciales que configuran nuestra condición humana, fundamentalmente el inevitable paso del tiempo y los efectos que este tiene sobre las obras del hombre.

Los encuentros y desencuentros generacionales como consecuencia de un acontecimiento luctuoso que supone un ineludible vórtice de unión entre diferentes personajes más o menos unidos por vínculos de consanguineidad y sentimentales se convierte en un espacio para la puesta en valor de aquello que realmente importa.

Algo así como si el olvido del tiempo abriese siempre la posibilidad para que lo peor de nosotros se muestre.

Hay una poesía trágica y al mismo tiempo paradójica en "Las invasiones bárbaras". Algo así como si como si los humanos no pudiésemos estar solos, sin ser conscientes de lo que significa el paso irrecuperable de cada momento,

Sin la presencia del tiempo, nos perdemos y cuando este regresa convertido en uno de sus momentos ineludibles en torno a los que se construye la trabazón dramática de la película se nos ofrece la posibilidad de recuperar la cordura y con ella lo mejor de nosotros.

Y sobre aspectos y temas susceptibles del atajo que siempre ofrece la banalización de lo sentimental, Arcand se desplaza con una parsimoniosa elegancia intangible y seductora que es uno de los principales puntos de fuertes con los que el director canadiense expresa el amor que siente por todos y cada uno de sus personajes: humanos todos, victimas de sus limitaciones y sus errores, buscando siempre mantener un precario equilibrio entre lo que son y deberían ser, intentando siempre pagar la impagable deuda que siempre implica la existencia de esa diferencia y convirtiéndose en modelos aspiracionales para el espectador por el modelo heroico con el que, desde la bondad y a pesar de ellos mismos, intentan relacionarse los unos con los otros.

En este sentido, Arcand nos muestra el proceso de construcción de toda una utopía intimista basada en el afecto, un elegante retrato del deber ser de las relaciones humanas que define unas reglas del juego diferentes, basadas en el sacrificio altruista y no en el egoísta interés.

Recordando el inolvidable poema "Esperando a los bárbaros" de Kavafis, los personajes descubren que los bárbaros no están al otro lado de los muros sino entre ellos mismos, que son ellos mismos y todo el proceso narrativo, con motivo de la inevitable muerte del padre, se convierte en un proceso de toma de conciencia y depuración en el que lo bárbaro que les impregna, por ser parte constituyente del mundo en que viven, es dejado a lado para llegar a un hermoso e inolvidable final civilizado.

"Las invasiones bárbaras" es un hermoso e inteligente relato sobre lo mejor y lo peor del ser humano, sobre ese eterno conflicto que mantenemos con y entre nosotros y la necesidad de construir una realidad que se acerque lo más posible a una utopía basada en lo mejor de nosotros.

Brillante.

domingo, noviembre 23, 2014

Brazil

Cada vez que veo "Brazil" de Terry Gilliam van pareciéndome más y más importantes esas tuberías, esos ducts que ya no pueden ser ocultados tras unas paredes que parecen ya no poder contenerlos por más tiempo.

Conductos que convertidos en un masivo e intrincado laberinto existen para sostener a cada vez más duras penas un estilo e vida exterior que se las arregla como puede para seguir existiendo, manteniendo su autoestima en un claro proceso de deterioro en el que las constantes averías de esa infraestructura que parece laberíntica e incontrolable

Conductos que, abandonan su lugar, para atravesar habitaciones y salones convirtiéndose en ese elefante que está en la habitación pero que ninguno de los invitados a la fiesta parece ver.

En este sentido, se convierten en una maravillosa y magnífica metáfora de las contradicciones entre infraestructura y superestructura. Nadie como Gilliam ha expresado de manera tan brillante los esfuerzos de lo material por mantener la apariencia de una realidad que ensimismada en su delirio vive a espaldas de las condiciones materiales de su existencia.

Sobre ese mundo casi orgánico de ductos, Gilliam construye dos delirios, uno sociológico y otro psicológico.

El sociológico es el de una distopía construída a partes de iguales por una sociedad de consumo compuesta de individuos perdidos en la búsqueda del propio placer que es sostenida por un estado kafkiano que es pura administración y ninguna pelítica. Un eterno retorno de lo mismo que crece como un cáncer contaminando el mundo exterior y, lo que es más importante, envenenando con la más absoluta deshumanización a sus propios miembros.

El psicológico es el delirio del protagonista, Sam lowry, buscando una escapatoria virtual a es ehorror en su mundo interior con la fantasía del amor romántico convertida en la principal herramienta de escape.

A lo largo de esa película, los delirios conviven, se relacionan, se encuentran, se desencuentran enredados en el opuesto esfuerzo de atrapar y de escapar.

Al igual que en las guerras la verdad es la primera víctima, en este conflicto entre delirios la realidad es esa primera víctima y en "Brazil" el espectador no termina por tener claro qué sucede en la cabeza de Lowry y que sucede en la realidad que ese estado autoritario se crea a medida.

Lo único cierto es que en este conflicto el individuo aislado tiene poco que hacer y su derrota está asegurada, una derrota ennoblecida por una locura, una huida interior a un mundo solipsista de felicidad que Gilliam siempre presenta antes de mostrarnos el exterior de Lowry, como última palabra, convertido en un babeante vegetal a los ojos de sus torturadores.

Esa es la única certeza que Gilliam transmite en su "Brazil": Toda escapatoria individual sólo es posible mediante la locura porque sólo desde la locura es posible sobrevivir intacto en un entorno deshumanizado y hostil.

Y esas escapatorias son además las únicas que el poder está dispuesto a concedernos. Después de todo, son inofensivas para él.

Sólo cuando comprueban que Sam lowry ya no existe sus torturadores aceptan marcharse aun sin haber conseguido saber la verdad que buscaban.

La desconexión de Lowry es mucho más importante.

La falta de cuestionamiento es mucho más rentable que la persecución de una verdad para el poder

Realizada en 1985, en pleno apogeo de la era Thatcher, "Brazil" es una fiera e inteligente crítica dirigida contra el individualismo Thatcheriano y neoliberal.

Excepcional.


Errejón y la investigación

No ha servido de mucho que la Rectora de la Universidad de Málaga tomase la palabra para decir que el contrato que Iñigo Errejón tiene con su universidad es regular, que hay 600 como el suyo y que, curiosamente, nadie se ha interesado por ningún otro.

Y tiene gracia que un país que vive de espaldas a la sociedad del conocimiento, aunque diga que su futuro pasa por allí, utilice las peculiaridades del mundo de la investigación para construir un caso que no existe y que sólo tendrá el recorrido que le permitan quienes no tengan la suficiente autoestima por su opinión como para informarse porque, y después de todo, hacer honor al derecho a opinar implica asumir el deber de informarse.

Convertir una específica necesidad de un concreto entorno de investigación en un acto de favoritismo demuestra lo lejos que estamos de la civilización en este país y lo difícil que lo tienen aquellos que se propongan sacarle del basurero en que se encuentra.

Las cosas son mucho más sencillas.. si se tiene buena voluntad.

Un ejemplo...

Al final hay pocas personas que sean expertas en matrimonios matrilineales en el Sudeste Asiático y el que necesita al experto probablemente lo conozca de algún congreso, se hayan leído e incluso se conozcan lo suficiente como para llamarse amigos.

El mundo de la investigación es así.

No es una oposición a funcionario del estado en el que los requisitos son lo suficientemente amplios como para podamos hablar de que son universales.

En este tipo de contratos se buscan cerebros y los cerebros siempre van asociados a una persona en concreto.

Y en bastantes casos es la única vía que tiene la universidad española de impedir la fuga de cerebros.

El saber es meritocrático y esa es una frontera que los partidos del régimen del 78 no han podido colonizar del todo.

Y mientras la convocatoria de la plaza esté justificada y Errejón produzca saber no puede haber nada que objetar.

En cualquier caso, estaremos pendientes a los pequeños deslices administrativos... Quizá, Errejón trabajo 37,5 horas una de esas semanas de 40. Ya veo el titular de El Mundo, periódico que con Podemos ve peligrar su modelo de periodismo de investigación basado en la filtración.

Pero lo peor es que, acostumbrados a políticos que no tienen oficio ni beneficio, hombres de partido cuyo máximo talento es elegir el momento de ponerse de frente o de perfil, no estamos preparados para personas que salen a la arena política siendo portadores de una vida personal y un prestigio profesional.

Acostumbrados a tipos como Pedro Sanchez estamos más preparados para creer que Errejón no sea tan bueno como para que su saber sea requerido por una Universidad Española de la manera en que las universidades españolas intentar retener y producir saber.

No estamos dispuestos a creer que un político puede ser lo que, en realidad, debería ser.

Todo muy loco..




sábado, noviembre 22, 2014

Las zapatillas rojas

Sin duda alguna la colaboración creativa que llevaron a cabo Michael Powell y Emeric Pressburger es una de las más fecundas y brillantes que conozco.

Casi todas sus obras combinan un planteamiento clásico a la hora de construir unas historias que al mismo tiempo incorporan siempre elementos atmosféricos de carácter fantástico portadores de un valor diferencial y una capacidad de seducción que las convierten en inolvidables.

Powell y Pressburger siempre se las arreglan para enturbiar de una manera hermosa la elegante linealidad de las narraciones que plantean.

Sus historias siempre encierran una sombra que el espectador intuye en la íntangible atmósfera que envuelve lo que ve y escucha.

Pero eso no es todo. Además hay que añadir un enorme talento y creatividad a la hora de poner en imágenes esa historias seductoras e irrepetibles.

"Las zapatillas rojas" es una de las mejores formar para enfrentarse a estos innovadores del cine como lenguaje de expresión, tan innovadores que sus películas más de medio siglo después siguen resultando tan cautivadoras e interesantes como en un primer momento.

Sobre una estructura narrativa de corte clásico, el melodrama de una mujer que se debate entre el amor de dos hombres,. Powell y Pressburger construyen un complejo edificio narrativo destinado a fascinar y que esconde una historia dentro de otra.

Las zapatillas rojas constituyen el punto de contacto entre ambas.

Por un lado son un ballet en el que Victoria Page (Moira Shearer) muestra su inmenso talento para la danza; por otro son un instrumento de trabajo de la mujer que baila. Ambas mujeres, siendo la misma, son amadas `por diferentes hombres.

El coreógrafo Boris Lermontov ama a la bailarina y el compositor Julian Craster ama a la mujer.

Ocupando lugares opuestos forzarán a Page buscando atraerla hacia su lado produciendo la energía suficiente como para dotar a la historia de un intenso punto melodramático, pero, y siendo importante, porque "las zapatillas rojas" funciona como melodrama, lo más importante es el contexto que rodea esta historia y que es el propio ballet, magnífica e imaginativamente rodado, ocupando buena parte del metraje de la película y recordando muchas cosas que muy pronto el musical americano incorporará en sus narrativas, cosas como la planificación del propio baile abandonando el punto de vista teatral o la utilización profusa de la escenografía y el color para transmitir emociones asociadas.

En este sentido, se ha infravalorado el papel de esta película como clara marcadora de pautas para la gran revolución del cine musical americano que de la mano de Arthur Freed en la Metro Goldwyn Mayer llegará al cine americano; aspecto que refuerzas la prueba la gran influencia de Europa en la base conceptual de los principales géneros del cine americano excepto el western (si no consideramos a John Ford irlandés)..

Y por supuesto no hay que olvidar el toque fantástico final, momento en que las zapatillas rojas serán decisivas y en el que ballet y realidad se unirán para sellar el destino de Victoria Page.

Además, cuenta con unos magníficos diálogos especialmente todos los que salen de la boca de Boris Lermontov, interpretado con la habitual elegancia británica que el centro europeo Anton Walbrook confería a sus personajes.

Dialogos tan brillantes e inolvidables como aquel en que para justiificar el acierto de su apuesta por Victoria Page Lermontov argumenta que no se puede sacar un conejo de una chistera si previamente no hay un conejo dentro.

Por todo ello, "Las zapatillas rojas" es una brillante obra maestra.



lunes, noviembre 17, 2014

Nos hemos vuelto realmente locos.
Escucho a Monago sentirse escandalizado por todos aquellos que han pedido ver las pruebas que él mismo ha presentado para respaldar su inocencia.
Para Monago, las pruebas se presentan, pero no es necesario comprobarlas.
Se trata de una cuestión de fe.
Parece que no, pero cada día podemos ir más hacia abajo, más lejos.
Qué nueva línea se rebasará mañana... aunque ya prácticamente se puede decir cualquier cosa y defenderla sin que por supuesto pase nada.

domingo, noviembre 16, 2014

Maps to the stars

No termina de interesarme demasiado "Maps to the stars".

Desde luego "Maps to the stars" está mucho mejor que la anterior y horrible "Cosmópolis", pero definitivamente la carrera de David Cronenberg no atraviesa su mejor momento.

Y eso que la historia tiene muchos elementos como para que el resultado final sea más que interesante como todos los relatos que buscan contarnos cómo es Hollywood, la fábrica de sueños, por dentro.

De hecho, se trata de un tema recurrente éste que busca ofrecernos las miserias que se esconden tras un negocio que como parte de su mensaje marketiniano se concibe a sí mismo con una fábrica de sueños.

Sigue funcionando mostrar al espectador que quienes se esconden al otro lado de la pantalla blanca no son poéticos ángeles concentrados en la producción de la belleza del arte.

"Maps to the stars" abunda en este asunto y lo hace incluso desde su título con la inevitable mención aspiracional de las estrellas, pero lo hace sin demasiado criterio a la hora de plantear el exceso que inspira todo el relato.

Porque si algo hace "Maps to the stars" es petar la mirada del espectador de exceso; incestos, menores drogadictos, padres que no sienten nada por sus hijos, hermanos que se matan, mendacidad y, por supuesto, el suicidio como única escapatoria.

Y sigo diciendo que hay buenos mimbres; mimbres que manejados de una manera más sutil habrían hecho de "Maps to the stars" algo para recordar, pero, y sin embargo, lo que se produce es la mera y pura acumulación, un tour de force en el que el relato parece estar al servicio del exceso y no al revés, el exceso al servicio del relato para hacer de éste la historia oscura de un mundo histérico en medio de la nada.

El resultado es un relato histérico, sensacionalista, caricaturesco en el que el exceso tiene el efecto opuesto al que debería tener, afectando a la credibilidad de la propia historia.

"Menos es más" siempre ha sido un gran consejo.

Decepcionante y desaprovechada.

sábado, noviembre 15, 2014

Salvatore Giuliano

Normalmente se sitúa el gran momento del neorrealismo italiano en los años que van de finales de la década de los cuarenta y principios y medidados de la década de los cincuentas del siglo pasado, pero "Salvatore Giuliano" realizada en 1962 por Francesco Rosi es, aunque tardío, uno de los grandes hitos del movimiento neorrealista italiano.

A caballo entre el cine documental, la ficción neorrealista y el cine político, "Salvatore Giuliano" es para mi gusto una de las grandes obras del cine italiano en su época más que dorada.

Protagonizada por actores no profesionales, salvo alguna excepción, y rodada en las mismas sierras de la Sicilia Oriental donde reinara el bandolero aproximadamente desde 1943 hasta su violenta y sospechosa muerte acaecida en 1950, "Salvatore Giuliano" es también un retrato de la Italia convulsa que fue un complicado escenario en la lucha de poderes que fue la Guerra Fría.

Dentro de este contexto, Salvatore Giuliano fue un importante peón dentro de ese Gran Juego en el que las fuerzas conservadoras consiguieron evitar que Italia terminase alineada al otro lado del telón de acero.

De manera muy inteligente, Rosi se les arregla para contar al espectador el papel que jugó Giuliano al servicio de las élites controlando la atrasada Sicilia, primero al servicio de los aliados y en contra del ocupante ejército alemán; posteriormente a favor de aquellas élites y en contra de cualquier movimiento popular e izquierdista; y finalmente, cuando el propio Giuliano se convierte en un problema al ir demasiado lejos y tener sus propias ideas, su misteriosa muerte que entra en el panteón de muertes misteriosas que jalonan la historia de la Italia de la segunda década del Siglo XX.

Lo que antes fue romántica y necesaria guerrilla, termina convirtiéndose en un movimiento terrorista que impide que los poderes fácticos continúen haciendo negocio, precisamente por llevar demasiado lejos esos intereses realizando una matanza indiscriminada de campesinos comunistas .

Y Giuliano firma su sentencia de muerte cuando sus intereses dejan de converger con los de esos poderes que ya no necesitan estar del lado de esa gente de la que Giuliano nunca dejó de formar parte.

En todo este planteamiento narrativo, "Salvatore Giuliano" mantiene un prodigioso equilibrio entre el carácter documental que muestra la historia con una manera en que es contada lindante con el thriller que convierte la mirada del espectador en la de un investigador intuyendo, que no descubriendo, la compleja realidad de una tierra extraña que esconde peligrosos secretos; secretos que sin duda, por ayudar a forjarlos o conocerlos, llevaron al bandolero a la muerte.

Junto con Gillo Pontecorvo, Francesco Rosi es uno de los grandes del cine político italiano y "Salvatore Giuliano" es una de sus mejores obras.

El misterio de Salvatore Giuliano también es el misterio de Italia.

Brillante.




viernes, noviembre 14, 2014

Extremadura

Y digo yo que tanta culpa tendrán el Partido Socialista como Izquierda Unida a la hora de no llegar a un acuerdo para construir una mayoría alternativa a la del Partido Popular en Extremadura.
Pero curiosamente brillan por su ausencia las responsabilidades para el PSOE.
La culpa parece ser única y exclusivamente para Izquierda Unida que rechazó una al parecer irrechazable oferta del PSOE y cuya obligación, por lo visto, era pactar con los socialistas por el mero hecho de ser izquierdas.
Toda la responsabilidad para el pequeño, para el más débil.
Está claro que en este país cuando dos personas o colectivos no se ponen de acuerdo la responsabilidad es siempre de una parte, no de las dos.
El sistema bipartidista de alternancia que tenemos exige a los terceros que se plieguen mecánicamente a uno de los dos socios mayoritarios.
Nada de programa como decía Anguita.
La oportunidad de acceso al poder a algunos les parece suficiente bagaje para convertir en irrenunciable su oferta dentro de una negociación.
Un planteamiento corrupto donde los haya por cierto.
Al ser el tercero en discordia durante muchos años, Izquierda Unida ha pagado los platos rotos de esta variante de corrupción mostrada durante muchos años a plena luz del día.
Somos compadres.
No hay que poner más sobre la mesa.

jueves, noviembre 13, 2014

Interstellar

Otto Rank, uno de los primeros discípulos de Sigmund Freud, puso patas arriba los dogmas del psicoanálisis cuando en 1924 -creo recordar- publicó un libro titulado "El trauma del nacimiento". En él, Rank desposeía al psicoanalítico Complejo de Edipo del primer lugar en el ranking de acontecimientos traumáticos en la vida del individuo.

El hecho de nacer era mucho más importante: un acontecimiento traumático que podía equiparse a una experiencia cercana a la muerte y en el que el bebé tenía que desplazarse desde la placenta hasta el utero materno en un agónico pugnar en el que incluso debe cambiar físicamente de posición.

No todo el mundo comparte las teorías de Rank, el propio Freud las rechazó como el padre severo que fue con sus discípulos provocando otro de los grandes cismas del psicoanálisis, pero tampoco nos cabe la menor duda del carácter extremo que tiene ese momento tanto para la madre como para el hijo.

En el nacimiento hay un despliegue desesperado de épica agónica en el que la vida lucha por existir y hay mucho de esa épica agónica en la nueva película de Christopher Nolan, "Interstellar", porque si algo nos transmite esta difícil e imperfecta historia es el esfuerzo que realiza la humanidad en abandonar el seno de su madre tierra.

Es con esta emoción con la que me quedo, con ese salto al vacío que realizan los personajes que la protagonizan convertidos en desesperadas lanzas que una humanidad contra las cuerdas, y al borde de la extinción arroja hacia la oscuridad inhóspita del espacio exterior.

La desesperación ante la incertidumbre, el pavor en el salto al vacío que supone la expedición de la nave "Endurance" es realmente sobrecogedor, tanto como el de los solitarios predecesores enviados a explorar posibles planetas que habitar y convertidos en la pura metáfora de un acto híbrido entre la apuesta y la fe ciega.

Desde luego que hay cosas que no me funcionan en "Interstellar" especialmente el tema de esos misteriosos "ellos" habitando un mundo imposible de imaginar, más allá de las tres dimensiones y que por definición es inefable y que por lo tanto no es tan fácil de contar. Después de todo, los relatos siempre son lineales, tienen un principio y un fin y es difícil contar dentro de esa estructura algo que lo rebasa desde la pura simultaneidad.

Y digo que no me funciona, pero también añado que no me estorba.

La descripción de ese trauma de nacimiento, de esos primeros pasos fuera del planeta tierra me llenan completamente de una extraña mística en el que lo pequeño y vulnerable de la naturaleza humana expuesta a los rigores de fuerzas mucho más poderosas se da la mano con la grandeza de la voluntad de querer, del esfuerzo por la supervivencia contra todo y pese a todo.

Al final la vida que vivimos, nos vive. Nos exige continuar y se las arregla para perdurar gracias a nuestro esfuerzo, nuestra voluntad de seguir viviendo hasta el último instante.

En este sentido, "Interstellar" transmite un mensaje contrario al que parece que transmite con sus toneladas de inmisericorde drama espeso y gris como el polvo que sepulta la granja de Cooper y la vuelve yerma.

Nos habla de cosas bellas que hay en nosotros, sentimientos altruistas que nos llevan más allá de las estrellas que cualquier noche podemos alcanzar a ver brillar.

Nada que merezca la pena se consigue desde el individualismo y el egoísmo que, curiosamente, son valores que cuentan mucho hoy en día.

Excepcional.


domingo, noviembre 09, 2014

9N

Lo más terrible para el nacionalismo español, en este día que los catalanes han elegido para expresarse como pueden, es su incapacidad para desplegar un discurso positivo sobre la necesidad de formar parte de España.

En este tema, el régimen del 78 hace gala de sus orígenes y se ha comportado como un franquista chusquero amagando siempre con echar mano a la pistola.

La ley ha sido un argumento esgrimido con el mismo estilo con que se esgrimen  conceptos como la gracia de dios.

Y en este sentido me produce una melancólica envidia el modo en que los británicos han gestionado el asunto escocés. Apelando a lo emocional en positivo. Hablando de las ventajas de formar parte de un Reino Unido.

Igualito que aquí donde muchos han interpretado el papel de padre severo y con bigotón, apelando a planteamientos que como la ley nunca son un fin en sí mismos porque, cuando interesa, las leyes se cambian. 

Pero, y con todo, lo peor no es que el nacionalismo espanol no se reconozca siendo y como consecuencia de ello haya generado una innecesaria distancia que es un grave error a medio-largo plazo porque ha demostrado no tener empatía con un pueblo que considera parte de España.

Lo peor es la total incapacidad de los españoles para hablar en positivo sobre qué es formar parte de España. En lugar de eso nos hemos limitado a jugar un chungo papel de padre severo que obliga a todos a permanecer sentados en la mesa apelando a su autoridad.

El Caudillo se comportaría igual aunque, y para ser justos, estaría dispuesto a llegar mucho más lejos. Pero, y en el fondo, esa incuestionabilidad casi religiosa sigue ahí, tan inexplicable como el amor verdadero o como la fe en dios.

Y es una lástima que las pervivencias franquistas que el régimen del 78 se trajo consigo sean más reales e indiscutibles que todos los aspectos que debieran hacer de nosotros un estado social y democrático de derecho, un estado que debiera haber hecho todo lo posible para que los catalanes pudieran expresarse en lugar de hacer todo lo posible, luciendo ese bigotito relamido del dictador, para que no se expresen.

Una pena.

Y lo peor es que es un grave error porque se ha escenificado una incomprensión, primero, y luego una dominación escondiendo un planteamiento meramente político y una voluntad bajo el alargado brazo de la ley.

Y la ley nunca es un fin en sí misma, es sólo un instrumento.

miércoles, noviembre 05, 2014

Intención directa de voto

No es una tontería encabezar la intención directa de voto.

El partido que encabeza la intención directa de voto tiene altas probabilidades de ganar las elecciones. No tiene por qué ganarlas, pero sus probabilidades son importantes.

La intención directa de voto mide el recuerdo espontáneo, es decir, recoge las respuestas de aquellos que saben decir a quién votarán si mañana se celebrasen las elecciones. No obstante, los porcentajes de indecisos y de personas que no contestan son altos y se intenta con la estimación de voto recuperar a ese importante grupo de encuestados a la causa de la elección.

Esto se suele hacer cruzando los datos de intención de voto con el recuerdo de voto de las últimas elecciones o con la simpatía expresada por un partido u otro. Me he dedicado casi diez años al mundo de las encuestas y puedo decir que en general las medidas de corrección de esa intención de voto tienen que ver con el pasado.

Es por esto que las estimaciones de voto son muy buenas para predecir el más de lo mismo y no tanto para detectar las presencias disruptivas como puede ser la de Podemos, para la que no hay históricos a los que recurrir.

Esto es lo que se llama el sobreajuste que es un error de sesgo estadístico que tiene que ver con dar más importancia a lo que ha sucedido que a lo que puede suceder. Es decir, en el ajuste se aplican formulas que recogen un estatus quo que se prolonga desde el pasado y este ajuste basado en el pasado, por ejemplo el recuerdo de voto de las últimas elecciones, dificulta percibir las nuevas tendencias al sobrerepresentar las pautas que se han repetido en el pasado.

Me gustaría saber que criterio están siguiendo para ponderar la intención directa de voto, pero estoy seguro que hay sobreajuste por lo que en la estimación de voto salen más beneficiados el PP y el PSOE que Podemos.

No obstante, el crecimiento exponencial desde la nada en la intención directa de voto unido al primer lugar que ocupa en intención directa de voto deberían, como mínimo, poner entre comillas ese tercer lugar que la estimación de voto augura a Podemos.

Es difícil para los propios sociólogos encontrar un criterio para entender un movimiento transversal como Podemos, entendimiento que permita encontrar un criterio de ponderación de la intención directa de voto.

Seguro que se ha optado por la rutina del recuerdo de voto en las últimas elecciones generales o en las últimas elecciones del tipo que sean y este criterio favorece más a los partidos de la casta que a un player nuevo como Podemos.

Así que no despreciemos el primer puesto de Podemos en intención directa de voto.

En mi experiencia como sociólogo el partido más votado en intención directa de voto ha solido ganar o perder por muy poco. El valor que aporta l estimación de voto es el grado de la victoria, permite afinar el número de escaños, pero, y como digo, es raro que el partido más votado en intención directa de vota no sea el más votado en la estimación.

sábado, noviembre 01, 2014

Las excusas y la sonrisa de Pedro Sanchez

Podrás tener una excusa para cada día, pero no una excusa para la suma de todos esos días.

Exactamente ésto es lo que pienso mientras veo un debate en Internet sobre el Ebola y, dentro de él, los patéticos esfuerzos del representante del PSOE para situarse al frente de la manifestación ciudadana en contra de la privatización de la sanidad.

Al final puedes arreglártelas para sobrevivir en el día tras día, pero las trayectorias están ahí, pesando siempre más que los concretos hechos y en ese sentido disfruto viendo como el resto de tertulianos, procedentes en su mayoría de organizaciones profesionales, zurran la badana del atildado y circunspecto representante de ese partido que no ha hecho otra cosa que opositar al puesto de capataz de la plantación en que el neoliberalismo quiere convertir a nuestras sociedades.

Y está muy bien que cuando ganen las elecciones quieran derogar la ley o leyes que respaldan el proceso privatizador en Madrid, pero los profesionales le recuerdan que esa ley existe entre otras cosas por la colaboración del propio PSOE as nivel nacional con su aprobación sucesiva de leyes que favorecían la irrupción de la sanidad privada; proceso que empieza en 1991 con la aprobación del Informe Abril Martorell.

Y entonces el encorbatado calla y calla porque no puede tener una excusa para la suma de todos esos días, sólo tiene excusas para cada día.

Y esto me lleva a una reflexión más general que tiene que ver con el enfoque que el nuevo PSOE del sonriente y juvenil Pedro Sanchez está dando a sus primeros movimientos de comunicación pública; una reflexión dentro de la encuesta que ya le sitúa dos puntos por debajo de Podemos y que tiene que ver con su imposibilidad de comprender la necesidad como mínimo de una imposible excusa para la suma de todos esos días que los profesionales de la sanidad le echan en cara en su concreto sector.

Seguramente, el problema del PSOE con sus electores en fuga no es un tema de medidas sino de credibilidad.

Seguramente ese votante en fuga SABE que una vez que consigan el poder no podrán fiarse de ellos.

Y contra eso el PSOE parece no tener nada más que la energía y la sonrisa que aporta el plastificado carisma de Pedro Sanchez, una copia ni siquiera perfecta de un joven político renovador de la oposición que no es la primera vez que vemos por estos lares.

Es evidente que el sistema político dimanado de la constitución de 1978 está agotado. Entre la espada y la pared, sus principales actores alternantes, PP y PSOE, sólo saben recurrir a mas de lo mismo porque... ¿a que no hay huevos sonriente Pedro para proponer derogar el articulo de la constitución que pone el equilibrio presupuestario sobre los intereses de los ciudadanos?

Sólo cosas pequeñas, tácticas, lo suficiente para poder sacar la patita y decir que son diferentes, mientras nuestra sociedad lleva el rumbo que lleva.

Confiando arteramente en que la desinformación, por fuera, y sentimientos como la negación, dentro de las personas, hagan el resto del trabajo que les permita convertirse en ese poli bueno al que agarrarse cuando llega el pavor de tener que enfrentar al poli malo.

Dentro de esa dinámica de dominación, el sonriente Pedro Sánchez quisiera ser el perfecto poli bueno para los desesperados votantes con sensibilidad de izquierdas.

¿Lo conseguirá?

Lo cierto es que hasta el momento lo han venido consiguiendo.

Y lo cierto es también que la izquierda mainstream solo puede permitirse lo táctico para precisamente no dejar de ese lugar mainstream y poder, como Felipe Gonzalez, tumbarse a tomar el sol en el yate del millonario magnate al que aconsejan.

Para lo estratégico, para la suma de todos esos días que culminan en este día de hoy, no tienen respuesta.

Es imposible que la tengan.

Solo buenas palabras, alguna que otra buena acción y sonrisas, muchas sonrisas.

domingo, octubre 26, 2014

México

Está claro.
México es una democracia porque se pueden hacer negocios con él.
El que hayan desaparecido cuarenta estudiantes, se encuentre una zanja con veintiocho cuerpos calcinados y se descarte que sean los estudiantes, no importa.
No hay impugnaciones a la totalidad contra México.
Otros, como el venezolano Maduro, no cuentan con tanta benevolencia.
Sus muertos y sus encarcelaciones se cuentan al milímetro.
Incluso no hace falta que se produzcan hechos para que existan las puntuales y sesudas impugnaciones a la totalidad... no sin razón en algunos casos.
La democracia de México es de mayor calidad que la Venezolana pase lo que pase, muera quien muera, desaparezca quien desaparezca, se vote a quién se vote o se vote como se vote, mientras algunos puedan hacer negocios allí lo seguirá siendo.
Los defectos se minimizan, se esconden.
No se habla de ellos ni se construyen planteamientos generales que enlacen, por ejemplo, política y narcotráfico.
Todas estas cosas en realidad no cuentan.
Los discursos de derechos y libertades en medios son tácticos, armas que se usan para defender otros intereses más inconfesables.


The immigrant

Si alguien tiene alguna duda de que James Gray es uno de los directores más importantes del cine norteamericano en su vertiente más alejada de lo industrial, la visión del último plano de esta "The Immigrant" debiera disipar todas sus dudas.

El cine de Gray es un cine adulto, energético, basado en la complejidad de las relaciones humanas y que suele usar a la familia, esa fábrica de tullidos, como punto de partida para contar sus historias.

"The immigrant" es la primera película de época de Gray.

Sin abandonar esa Nueva York donde suceden sus películas, Gray sitúa su historia a principios del pasado siglo XX.

A la isla de Ellis llegan dos hermanas polacas inmigrantes. Ewa y Magda. Sin saberlo se convertirán en victimas de Bruno, un chulo que busca chicas nuevas para su espectáculo picantón que es una tapadera para ejercer la prostitución.

Con el reclamo de ganar dinero para salvar a su hermana Magda, retenida en el hospicio de Ellis por ser tuberculoso, Bruno (Joaquin Phoenix) abusará de la inocente y tímida Ewa (Marion Cotillard) quién sólo está guiada por el sentimiento altruista de recuperar a su hermana.

La pureza de Ewa ejercerá una tremenda fascinación en Bruno, quién perdido en el mezquino día a día que le presenta la cruel y casi animal supervivencia en las calles de Nueva York intentará lidiar con las emociones que despierta en su dormido corazón.

Todo se complicará con la aparición de Emil (Jeremy Renner), un primo de Bruno.

La presencia de Ewa será un elemento decisivo a la hora de resolver la compleja relación de competencia y enfrentamiento que ambos mantienen.

Emil parece haber resuelto mejor esa necesidad de sobrevivir a ese entorno duro y mezquino en el que ambos han vivido siempre, aspecto que Bruno detesta por encima de todo.

"The immigrant" es una película compleja y rica en la que dentro de un abyecto paisaje dickensiano de lucha casi animal por la supervivencia, Gray nos muestra el efecto destructor que la belleza tiene entre aquellos que, debido a sus difíciles condiciones materiales de existencia, no pueden permitirsela.

Para Bruno y Emil, Ewa será ese trofeo que ambos se disputarán sin darse cuenta de que al mismo tiempo les está destruyendo.

En este sentido, el personaje de Bruno, interpretado por Joaquin Phoenix con su talento para expresar la volatilidad emocional de los extremos, es un personaje maravilloso con la perplejidad que le producen las emociones que Ewa le despierta como un veneno.

Pero, y por encima de Bruno, está el personaje de Ewa que Marion Cotillard se viste como un guante. Intacto y poderoso en su afán altruista de recuperar a su hermana contra un mundo duro y difícil que parece estar en su contra, Ewa se sobrepondrá a mil y un reveses asediada por el egoísta deseo de Bruno y Emil que se la disputarán como una prenda mientras, cada uno a su manera, intentan aprovecharse de su desvalimiento.

Al final, "The Immigrant" pone ante los ojos del espectador ese misterio que el viejo Stephan Hessel descubrió durante su estancia en los campos de concentración nazis: los más fuertes, los que sobreviven son aquellos que se las arreglan para no perder la esperanza.

Es bueno reconocer la realidad en la que uno se encuentra, pero no es tan bueno dejarse dominar por ella.

No basta la realidad, cuando es adversa.

Magnífica.


sábado, octubre 25, 2014

Perdida

Es complicado que un producto industrial incluya en si mismo la excepcionalidad que trae siempre consigo la obra personal, excepcionalidad como consecuencia de la transmisión de un punto de vista reflexivo y personal que aporte la necesaria dimensión de trascendencia que permite precisamente que la obra trascienda la mera condición de producto serial e intercambiable.

No obstante, "Perdida" incluye elementos interesantes en el entramado que soporta la historia que se nos muestra.

En este sentido, y como he leído por ahí, es bastante hitchcockiana. El orondo maestro combinaba casi siempre con tremendo acierto el fondo con la forma. No sólo tenía el don de saber contar historias, cocinar los aspectos formales que construyen la narración, sino también sabía de dónde sacarlas. Hitchcock sabía construirlas sobre la base de fuentes energéticas poderosas relacionadas con los aspectos más sombríos de la naturaleza humana que cargaban de valor y fascinación la superficie de sus personajes y las tramas en que se desenvolvían.

Más que ningún otro Hitchcock fue capaz de utilizar eso que Jung llamaba "sombra" y que no es otra cosa que todo lo que dejamos a un lado y no reconocemos como nuestro en el afán de ser reconocidos y aceptados por lo demás.

Lo inconfesable y oscuro de la naturaleza humana son los motores que dotan de la necesaria energía a sus películas, energía que traspasa la pantalla y prende en el espectador que se convierte en una suerte de "voyeur" que espía por el ojo de la cerradura la posibilidad de ver lo que de otro modo no podría ser visto... incluso sin darse cuenta del por qué de su fascinación con lo que está viendo.

En este sentido, no es que Perdida nos muestre la compleja relación autodestructiva que se da en el seno de una institución social como el matrimonio o que nos muestre los mecanismos de construcción de la verdad en que se basan los medios de comunicación de nuestros días.

Todo eso es superficial.

Hay algo más importante.

Lo que Perdida nos muestra es el inevitable conflicto que se produce en la humana combinación de dos ejes, uno conceptual y otro más táctico o metodológico siempre al servicio de la persecución y alcance de lo que en cada momento consideramos que es el objeto de nuestro deseo. El primero tiene que ver la relación entre objetividad-subjetividad y el segundo con la relación entre verdad y mentira.

Demandamos que lo que nuestra subjetividad vea sea realmente un hecho incontrovertible, una verdad objetiva y para conseguirlo la mentira se convierte si es preciso en un arma táctica tan conveniente como la propia verdad.

Esto es lo que se hace, nunca lo que se dice.

Y por esto Perdida es tan hitchcockiana.

En este sentido, Amy la protagonista se convierte en un modelo aspiracional y extremo de individuo empoderado en la dirección egoísta e individualista de la persecución de su deseo.

En realidad, todos hemos sido Amy, persiguiendo algo que se nos escapa o castigando a algo que se niega al inmenso privilegio de ser deseado por nosotros, ese yo omnipotente protagonista de ese sentido, centro desde el que emana esa perspectiva a la luz de la que el mundo cobra sentido y razón.

El destino de todos los demás, personalizados en su marido Nick, es aceptar el destino ya escrito o ser destruido por el arrasador poder de la fanática verdad que quien le desea lleva consigo.

Y la película trabaja el placer inconfesable de ver cómo sufre aquello que se niega a plegarse a la voluntad de un deseo en su variante enloquecida y extrema. Y también el aún más inconfesable placer relacionado con el uso de cualquier medio para la consecución de ese fin.

Así, "Perdida" no es otra cosa que la prodigiosa escenificación metonímica de una manera de ser, la de ahora, la de nuestros días, como no podía ser de otra forma encarnada en un comportamiento criminal... porque, en realidad, con su falta de empatía hacia el otro y su necesidad de ser de otra forma a la prevista, lo es.

El crimen no está en los medios de comunicación social sino dentro de un sujeto que desea indiscriminadamente y que busca la autoritaria subordinación del mundo, de su realidad, a la proyección de su deseo.

La construcción de la imagen pública y el papel que juegan los medios de comunicación es sólo una manifestación de esa manera concreta de ser, especificación extrema de una ideología y de un sistema económico.

Brillante.


jueves, octubre 23, 2014

Nota

Hay muchos políticos honrados... yo no lo creo. Están todos callados y si se callan no serán tan honrados. Simplemente, permiten que pillen otros

sábado, octubre 18, 2014

Podemos y la discrepancia

Es curioso que en una democracia la discrepancia dentro de un partido político sea noticia... y una noticia perversa, buscando connotar debilidad desde la no presencia de una unanimidad monolítica a la que nuestros partidos políticos mainstream nos tienen acostumbrados.

Términos tan totalitarios como líder y unanimidad nos resultan familiares e inocuos porque nuestra política, desde el régimen del 78 y desde antes también, ha venido entendiéndose así.

Nuestros gobernantes sin excepción son líderes preclaros que se presentan a las elecciones con el respaldo unánime de los suyos y que cuando gobiernan lo hacen inflexiblemente, sin reconocer el menor error.

Son caudillos a quienes la razón asiste siempre.

Negociar implica la aceptación de la totalidad de sus argumentos y dialogar es siempre un mero trámite.

¡Dónde va a parar!

Esa seguridad contra todo es mucho mejor que la escenificación consciente de la realidad de una discrepancia que Podemos hace en su congreso.

La línea de Pablo Iglesias buscando construir una organización piramidal para lanzarse al asalto de los muros del poder y la de la Pablo Echenique buscando prolongar el carácter asambleario y colegiado en el modo en que Podemos debe organizarse para conseguir el poder.

Las dos posiciones son razonables.

Más coherente la de Echenique con el carácter de Podemos, pero más realista la de Iglesias que tiene toda la teoría y práctica de la Política de su lado.

Personalmente me inclino por la más contradictoria, por la de Iglesias, pensando en que la forma de organizarse no es relevante si las personas que viven las organizaciones son honestas y de buena voluntad.

Lo contrario es cierto,

Ningún manera de organizarse puede combatir la corrupción porque los corruptos siempre encuentran un lugar, un resquicio para delinquir. Nada puede oponerse a la continua y constante presión a forzar la ley si las personas que están sujetos a su imperio no la respetan.

Ninguna reforma legislativa puede acabar con la corrupción si las personas que habrán de obedecer esa ley no son honestas.

Esperemos que Hobbes no estuviera en lo cierto y una organización piramidal puede limitarse a cumplir sus objetivos, el mandato de la asamblea, como un ejército de ciudadanos mandado por su estratega.

En cualquier caso, lo peor es que si el complejo político-mediatico no puede procesar esa discrepancia de manera natural, mucho menos va a poder procesar lo que va a pasar despues, cuando una de las opciones triunfe sobre la otra en una reunión entre personas normales, no unidas por el interés de medrar como organización dentro de un régimen corrupto y clientelar sino por el afán ciudadano de hacer lo mejor por su país.

Es terrible que haya gente incapaz de creer este argumento.

Nos da idea de la situación tan desesperada que a nivel de conciencia y libertades nos encontramos. En pocas palabras, creyendo volar cuando en realidad caemos.

Si nadie con decencia pueda impedirlo, la sonrisa de Pedro Sanchez espera ansiosa su turno.

miércoles, octubre 15, 2014

Oblivion

Hay una variante del gran producto industrial cinematográfico en la que brilla la puesta en escena, el diseño de producción, con la finalidad de mostrarnos un mundo.

No tiene por qué haber acción. Lo relevante es lo que se ve y el modo en que se nos muestra.

"Oblivion" es un buen ejemplo de este tipo de productos.

El mundo futuro en el que viven la pareja protagonista resulta fascinante y arrebatador, especialmente en la presentación de su vertiente tecnológica: espacios, utensilios, herramientas y máquinas son bellos y diferentes.

La primera parte de "Oblivion" en la que asistimos a la presentación de una situación, la que viven Jack y Beech desempeñando un trabajo de vigilancia de unas enormes plantas procesadoras de agua marina, en medio de una tierra deshabitada y agonizante resulta fascinante.

Otra cosa es cuando la historia cambia y sobre la presentación de esa situación la trama experimenta un giro no demasiado imprevisible de ciento ochenta grados con el que las cosas dejan de ser lo que parecen.

A partir de ahí, "Oblivion" se convierte en un fácil espectáculo de acción cuyo desencadenante es un proceso de redención por el que pasa Jack como consecuencia de descubrir la verdadera realidad de una vida que él sentía clara e incuestionable.

Elemento esencial de esa evolución y de ese descubrimiento será la llegada desde el espacio de una misteriosa mujer que hasta el momento sólo se le había aparecido en sueños.

Sin duda, la historia de amor que une a Jack con la misteriosa mujer se basta con su planteamiento más allá de la vida y el tiempo para que "Oblivion" no caiga demasiado bajo por su prosaica y previsible resolución en comparación con su poderoso y suntuoso comienzo.

El resultado final es una película entretenida, un producto por encima de la media en el que la estrella Tom Cruise encuentra un buen vehículo para seguir dando guerra.