lunes, septiembre 10, 2012

The Borgias

Por lo visto, el irlandés Neil Jordan intentó durante varios años convertir en película la historia de esta familia noble, los Borgia, de orígen valenciano, que se hicieron con el control de la Roma renacentista y de la sede papal. Al final, Jordan encontró financiación para su proyecto en la televisión y lo que al principio fue visto como un golpe al proyecto finalmente terminó resultando un afortunado acontecimiento del destino.

Jordan ha hecho de la necesidad virtud escribiendo una historia que siempre necesitó ser contada... porque, y entre otras cosas, había mucho que contar porque los protestantes del Norte existen por una razón y en este sentido la moral, inmoral y amoral historia de los Borgia forma parte del proceso de deterioro que la institución católica vivió desde finales de la Edad Media, un deterioro que se concretó en el Renacimiento y que tuvo uno de sus jalones más relevantes en el acceso de esta familia al trono de San Pedro.

Porque la familia Borgia era una familia más en el contexto de la Italia renacentista, entregada a las intrigas necesarias como para procurar el control y la supervivencia... Sforza, Colonna u Orsini... Lo único que le puso las cosas más difíciles a los Borgia era el hecho de no ser italianos sino españoles de ascendencia aragonesa y valenciana.

Borgía sería Borja en castellano.

En su lucha por ese control de fortunas y recursos dentro de Roma llevo a Alejandro Borgia a convertirse en Papa y es aquí donde comienza la serie, dedicándose en su primera temporada a mostrar la oposición que semejante nombramiento encuentra en la propia Roma y fuera de Roma asi como los esfuerzos de Alejandro (Jeremy Irons) por asegurar la viabilidad del éxito de su familia.

Y no había nada espiritual en un papa Borgia que es más un señor terrenal entregado a la política traicionera de las alianzas tan usual en la Italia renacentista que otra cosa... Un señor terrenal que además cuenta con mujer, hijos y amante, la bella Giulia Farnese y que no tendrá el menor escrúpulo en hacer lo que sea necesario por mantener el poder ayudado especialmente por su hijo Cesare y su asesino Micheletto.

Y lo necesario nada tiene que ver con el reino de Dios en la tierra sino con los siete pecados capitales, que igual componen una lista que se queda corto y merced al esfuerzo de los Borgias debiera ser ampliada.

La gota que colmo el vaso y que provocó la disidencia protestante fue la construcción del propio símbolo de la iglesia, la Basílica de San Pedro, para cuya posibilidad y financiación los sucesores de Alejandro no dudaron en traficar con lo más sagrado, pero la existencia de los Borgia ya sienta un fascinante precedente.

Y tampoco es de extrañar que Neil Jordan con su fascinación por todas las historias de lo heterodoxo encuentre en los Borgia un maravilloso espacio afortunado en el que suceden decenas de encuentros con lo desviado en el mismísimo corazón donde nace la autoridad de o moral, lo ortodoxo.

La ironía está ahí, siempre, animando el latir ladino y desconfiado de un relato que convierte al pecado en algo cotidiano.

Brillante.

jueves, septiembre 06, 2012

Queda ya muy poco de aquel sueño,
porciones, pedazos,
un desorden de fragmentos
intentando con desesperación
componer un sentido cierto,
cuerpos vacíos
demasiado tarde
o a destiempo habitados,
sombras destempladas
que apenas rozan el suelo

miércoles, septiembre 05, 2012

Y sucede la espera,
Suceden esos días inmóviles
En los que el tiempo parece no contar
(pero cuenta),
se transparenta
(pero permanece),
mientras escasea la certeza
sobre la mesa donde la cena yace,
dispuesta y polvorienta.
aguardando a los invitados
que, uno por uno, educadamente
excusan sus prescindibles presencias
en la desnudez helada de cada hora en punto
silenciosamente por los relojes pronunciada.

sábado, septiembre 01, 2012

El último metro

Dirigida en 1980 por François Truffaut, "El último metro" es una de las últimas películas que el director francés puso en marcha antes de morir en 1984 de un tumor cerebral, en concreto la antepenúltima.

Lo que nos cuenta "El último metro" es una película coral sobre la vida en el París ocupado por los alemanes durante la II Guerra Mundial, pero hay algo más. Sobre ese duro y difícil escenario en el que los destinos y las historias se entrecruzan, el director francés despliega un homenaje al teatro en toda la extensión de la palabra, convirtiendo reduciendo ese escenario a un escenario de verdad puesto que la historia sucede en torno a un teatro y su propietaria Marion Steiner (Catherine Deneuve) quién tiene a su marido Lucas, un famoso director teatral, escondido en el sótano puesto que es judío mientras que arriba pone en marcha una nueva obra bajo su oculta dirección.

Los destinos que se entrecruzan son los de los miembros de la compañía, cada uno con su propia circunstancia, intentando sobrevivir y relacionándose los unos con los otros de acuerdo con necesidades, preferencias y rechazos.

Hay bastante de "La noche americana", una de las obras más emblemáticas de Truffaut, en "El último metro", fundamentalmente esa convivencia de la realidad con la ficción que en la primera sucedía en un más corto espacio de tiempo, durante el rodaje de una película, mientras que en esta que nos ocupa sucede en un periodo de tiempo mayor, la puesta en marcha de la obra teatral. Pero ambas comparten el mismo "corpus", las relaciones entre personas que luego se convierten en personajes cuando la realidad deviene a escenario.

Sobre esta base Truffaut añade el entorno espacio-temporal como escenario donde sucede la verdad de las personas, escenario donde se encuentra ese teatro que a su vez contiene otro escenario, el lugar de la representación y de los personajes.

En este sentido, no puede decirse que "El último metro" cuente con un planteamiento original, siendo en su esencia una revisitación que el director francés realiza a un ámbito narrativo que es de su agrado, pero lo cierto es que la película se ve con interés hasta un maravilloso final en que realidad y ficción se confunden en la sorprendida mirada del espectador.

Buena.


miércoles, agosto 29, 2012

Historia del último crisantemo

Dirigida por el maestro Kenji Mizoguchi en 1939, "Historia del último crisantemo" es otro melodrama tremendo, sin concesiones... lo que me lleva a pensar que una retrospectiva de Mizoguchi tiene el mismo efecto letal para el ánimo del sentimental que escuchar la discografía completa de Los Panchos.

La historia sucede en el Japón de finales del siglo XIX y se centra en Kikunosuke, el hijo de un importante actor, que descubre, desolado, que su éxito profesional no es tal y que su posición está asociada a la de su padre, un reputado actor, mientras que a sus espaldas público y compañeros se mofan de sus interpretaciones. Sólo Otoku, la niñera de los hijos de su hermano, se atreve a decirle la verdad desde una admiración incondicional y una confianza ciega sobre sus posibilidades que son efectos evidentes y palpables del emocionante amor que ella siente por él.

Kinosuke y Otoku acabarán teniendo una relación condenada socialmente que llevará al despido de la sirvienta y a que Kinosuke rompa su relación con su familia para buscarla aceptando ambos una vida itinerante de actores sin aparente futuro pero en la que Kinosuke perfeccionará su técnica hasta el punto de que su familia le de una oportunidad... No sin antes exigir a Otoku un precio.

¡Madre mía!

Otoku es otro de esos personajes tremendos, portadores de una ética y unos valores basados en el amor, la entrega y el sacrificio a los que una sociedad estratificada y egoísta consume, pero que al mismo tiempo resultan especiales y hermosos en el elemental y a todas luces inevitable ejercicio de su sentir sin importar las consecuencias. No obstante, lo excesivo del personaje en su sacrificio a veces consigue el efecto contrario porque es muy fuerte el modo que Otaku se consume y anula por su Kinosuke. Da un poco de "cosa" y el que les escribe se plantea si el sujeto en cuestión merece tanto porque la deuda moral y sentimental termina resultando abrumadora e imposible de pagar.

En este sentido, Otoku es la sublimación de ese personaje abnegado que Mizoguchi coloca en casi todas sus películas y que es portador de unos valores altruistas que le colocan en posición de desventaja en un mundo cruel cuyas relaciones se basan en el interés y la necesidad.

Pero es muy fuerte lo de Otoku... algunos melodramas de Douglas Sirk son comedias comparadas con esta "Historia del último crisantemo", pura sublimación de la moral de la generosidad y el sacrificio.

Obra maestra.


martes, agosto 28, 2012

¿Cómo piensan nuestros políticos?

El Ministro del Interior del Reino de España comparece ante la prensa para acreditar que cuenta con dos informes que contradicen a un primero, equivocado, en el que se afirmaba que los restos encontrados en una hoguera en una propiedad del padre no eran los restos de los dos niños desaparecidos.
También dice que no se deben depurar responsabilidades por ese error.

¡Horror!

En una tertulia un político para salir del paso en un debate se agarra a que se error se cometió bajo un gobierno anterior.

Otro horror.

Hell on wheels

Tiene su punto está serie producida por la cadena por cable AMC y ésto para el que escribe es más que suficiente.

Situada en la década de los sesentas del siglo XIX y tras el final de la Guerra de Secesión que enfrentó fraticidamente a Federales y Confederados por todo el Este de los Estados Unidos, "Hell on wheels" sucede en el instante histórico inmediatamente posterior: la expansión hacia el Oeste de la nueva nación pacificada a sangre y fuego.

"Hell on wheels" es el nombre que recibe el pueblo nómada que sirve de cabeza de puente para la construcción del ferrocarril que desde el Este lleva a cabo la Union Pacific con vistas a cruzar todo el continente. En este sentido el escenario es histórico. Nada más ni nada menos que el proyecto vertebrador de manera tanto simbólica como real de los Estados Unidos como nación.

Y dentro de este escenario "Hell on wheels" plantea su relato no demasiado excepcional desde un punto de vista narrativo, con sus buenos y malos de siempre, pero haciéndolo sobre dos planteamientos que al que escribe le resultan más que interesantes.

Por un lado, el contraste entre teoría y realidad. Es decir, la concepción teórica del proyecto de construcción del ferrocarril como proyecto que llevará la prosperidad y la civilización al interior del continente. Pero un proyecto que trae consigo la sombra bárbara del ser humano con todas las debilidades y flaquezas que le vienen de serie. Aspecto que resulta tanto inseparable como inevitable implicando que junto a la construcción siempre sucede en mayor o menor medida alguna destrucción que también resulta inevitable.

Por otro la visión de todo este ámbito generador desde el punto de vista de los verdaderos outsiders de toda esta historia: esclavos liberados, confederados derrotados, mujeres esforzadas e indios sorprendidos y en trance de ser masacrados. En este sentido, los dos principales protagonistas son un confederado y un esclavo liberado y a través de su mirada dolida y escéptica percibimos todo este proceso generador de un país en el que, y pese a todo lo sucedido, algunas cosas no han cambiado lo suficiente.

El resultado son diez capítulos que resultan entretenidos y que además están estupendamente rodados con un estilo profundo y nítido que recuerdan al estilo de fotografiar que Nestor Almendros adoptó para Terrence Malick en "Días del cielo".

Merece la pena ver "Hell on wheels"



Opening credits...



"Hay solución a esta crisis y EEUU nos ha enseñado el camino. Allí el PIB crece, el empleo crece y el crédito crece. Nadie cuestiona que España tiene que hacer dieta pero la que nos impone Merkel no cubre las calorías y las proteínas básicas que exigen los protocolos médicos. El problema es que no estamos en manos de médicos, estamos en manos de políticos, dominados por una ideología equivocada y con miedo a reconocer sus errores para no perder el poder. Aquí los economistas tenemos poco que hacer, salvo analizar la realidad y denunciar que vamos camino a la depresión y que pondrá en riesgo nuestra democracia y nuestra estabilidad social."
(Radiografía de la depresión, El economista observador)

lunes, agosto 27, 2012

"La exigencia de la consagración de la vida individual a los fines del estado presupone que estos fines se hallan en concordancia con el bienestar bien entendido del todo y de cada una de sus partes. Este bien debe ser mensurable mediante normas objetivas. Como tal, vale para los griegos el derecho, la diké. En ella se funda la eunomía y, por tanto, la eudemonía de la polis."
(Paideia, Werner Jaeger)

No vale cualquier norma... el ordenamiento jurídico no es una causa sino el efecto de una situación de justicia. La apelación al orden no es siempre buena en sí misma. Hay que examinar la justicia de un ordenamiento jurídico que existe para el bienestar de las personas.

Avaricia

Dirigida en 1924 por el impostado y excesivo Erich von Stroheim "Avaricia" es la adaptación cinematográfica de la novela del mismo nombre escrita por Frank Norris a finales del siglo XIX.

La obra de Norris se inscribe dentro del movimiento naturalista, originado en Francia, que desde el último cuarto del siglo XIX monopolizaba la expresión de la novela como obra de arte.

Su principal referente es el novelista Emilio Zola y la principal característica es aportar la cientificidad y racionalidad dominante en la época a la novela a través de la pretensión de la objetividad y la contemplación distanciada del ser humano en el eterno conflicto de la moralidad con los instintos, aportando aspectos deterministas basados en el darwinismo (la herencia y la influencia del entorno) que en la literatura eran inevitables candidatos para generar la tensión y el drama precisos para producir tragedia y texto.

El Naturalismo tuvo conexiones inevitables con los movimientos sociales y Norris es un buen ejemplo de escritor naturalista con inquietudes sociales que, por lo visto, plasmaba en sus textos siendo "Avaricia", también por lo visto, uno de los más destacados dentro de una obra escasa propia de la corta vida que vivió  Norris, muerto a los 32 años.

"Avaricia" narra la historia de Trina y Marcus, de sus vidas separadas y de su encuentro sentimental todo mediada por una perversa relación con el dinero que Norris busca fundar en sus infancias y en sus ancestros. Pero "Avaricia" es un relato coral en que se nos muestra un fresco agrio y cruel de la naturaleza humana. En "Avaricia" hay pocos personajes ejemplares y abundan aquellos que se dejan llevar por sus instintos en un marco de la dura vida de los inmigrantes, de los más débiles.

No cabe la menor duda de que el propósito de Norris es dar rienda suelta a sus preocupaciones sociales construyendo de la mano del naturalismo un fresco de la naturaleza humana, de la bestia tan feroz, como titulaba Edward Bunker una de sus implacables novelas, de lo animal que el hombre puede llegar a ser para si mismo y para los otros en la persecución de las exigencias de su propia animalidad.

La adaptación cinematográfica que Stroheim pretendió hacer ya era imposible de por si.

El director centroeuropeo quiso adaptar hoja a hoja el extenso libro de Norris obteniendo una imposible versión de más de diez horas de duración que fue progresivamente reducida hasta la versión definitiva de dos horas y media de duración. Esta versión posteriormente fue ampliada en una hora a finales de siglo pasado recurriendo a metraje eliminado y, principalmente, fotografías que es la versión, digamos, definitiva y sobre la que hablo.

Y es evidente que esa pretensión de mostrar la gran tragedia humana está ahí, especialmente en un tremendo final en el Valle de la Muerte que es pura historia viva y palpitante del cine.

Puede decirse que la mayoría de los personajes que aparecen en "Avaricia" son victimas de su animalidad en un entorno de necesidad que no les pone las cosas fáciles, encarnando el dinero como equivalente general de valor una especie de maestro de ceremonias que despierta esa bestialidad que mueve a los personajes transformada en Avaricia.

Y en este sentido, y aunque "Avaricia" tiene casi 100 años, es una película fuerte, que impacta salpicando

 al espectador de barro, babas, sangre y miseria. No es un espectáculo inocente sino la puesta por obra de una maquinaria perversa en la que lo inevitable termina resultando así y siempre desde la tragedia.

Pero hasta aquí el talento de Stroheim para convertir la pantalla en un elemento transparente a través del cual brilla un texto... hay más. Está el propio y particular talento de Stroheim para narrar recurriendo a metáforas brillantes e imágenes poderosas, como la aparentemente tan simple de un gato hambriento ante una jaula de pájaros, que sin embargo resume toda la intensidad brutal de la historia que se nos narra.

Stroheim, que creó una meticulosa leyenda falsa sobre sí mismo y sus origenes, siempre mostró una especial predilección por aspectos bastante perversos, gustando de aspectos límites del erotismo que no dudaba en sugerir, cuando no mostrar en sus películas. Aspectos que tenían que ver con la lujuria, la humillación, la sumisión y sin duda encontró en esta historia elementos en los que anclar su perverso y oscuro deseo, especialmente en la relación que Trina tiene con las monedas de oro que cifran su riqueza, monedas con las que llega a costarse desnuda... Este era el tipo de cosas que le molaban a Stroheim, cosas que iban desde beber champagne en el zapato de una corista a meter a una mujer desnuda en un baño de joyas. Y no me cabe la menor duda que encontró mucho placer en mostrar este espectáculo de desmoronamiento y abyección que es Avaricia.

Como escribió el Marques de Sade, el libertino que Stroheim siempre quiso que los demás pensaran que él era: "No hay horror que no se haya sido divinizado, ni virtud que no haya sido deshonrada." Y en "Avaricia", Stroheim no pierde la ocasión de mostrárnoslo, eso sí, con muchisimo talento.

Y además, el espíritu que anima a esos mercados tan terribles está aquí. Se hace horrorosamente visible en "Avaricia" convirtiendo su visión en algo imprescindible y necesario.

Obra maestra.

El final...



Algunos momentos con el oro como protagonista...


Metraje curioso del rodaje...

viernes, agosto 24, 2012

"Por otra parte, la creciente disminución de la capacidad adquisitiva de la población (que explica el crecimiento de su endeudamiento) también determina una escasez de demanda de bienes y servicios que es uno de los problemas económicos más graves que tiene la economía a los dos lados del Atlántico. No hay demanda con lo cual la economía productiva, donde se producen los bienes y servicios, está estancada. Ello explica que su rentabilidad es menor que la alcanzada en actividades especulativas como la propiedad inmobiliaria o los sectores de alto riesgo (o Hedge Funds), que es donde el gran capital (cuyas rentas han ido creciendo en dimensiones superlativas) está invirtiendo. De ahí la gran expansión de las actividades especulativas dentro del sector financiero (sobre todo bancos, compañías de seguros y fondos de alto riesgo), actividades facilitadas por la desregulación de los mercados financieros. Consecuencia de ello es que las rentas del 1% de renta superior en ambos lados del Atlántico Norte se han disparado, invirtiéndose primordialmente en actividades especulativas."
(¿Por qué la crisis no se resolverá?, Vicenç Navarro)
Pues claro que hay dinero... pero para lo que quieren...

 "Repitiendo mil veces esa mentira de que no hay dinero, acudiendo una y otra vez al cuento de la familia y el ahorro, el PP desmantela delante de nuestras narices la enseñanza pública. Una vez demolida, podrá ofrecer a sus amigos, a sus familias, a sus financiadores un suculento sector con innumerables oportunidades de negocio: colegios sexistas o no, institutos y universidades sin la competencia desleal de las devastadas universidades públicas. Destruirlo todo para volverlo a construir gracias al capital privado. Es la lógica y el negocio de la guerra."
 (Es la guerra)

Oscar y Lucinda

"Oscar y Lucinda" es una de esas películas que uno sospecha inspiradas en una buena historia pero que, por un motivo u otro, algo ha fallado a la hora de llevar esa historia a la gran pantalla.

Basada en un novela escrita por Peter Carey que gozó de un cierto  éxito a finales del siglo pasado en el mundo anglosajón, "Oscar y Lucinda" nos cuenta la historia de dos personas cuya vida en gran medida está regida por el azar y la pasión por el juego.

La historia sigue la vida de ambos personajes por separado considerando para cada uno de ellos el nacimiento de la pasión por el azar y el juego para luego unir el destino de ambos en un viaje por barco hacia Australia en el que ambos se descubrirán como almas gemelas dentro de un mundo en el que especialmente no abunda la comprensión para dos heterodoxos como ellos.

Sobre el papel todo tiene buena pinta, pero hay algo que falla.

El resultado es una película de esas que con la mejor de las intenciones llama "extrañas" por considerar que lo bueno prima sobre lo malo. La película tiene algún que otro gran y buen momento pero, y en general, el resultado es un deslabazado relato que a todas luces pretende abarcar más de lo que puede morder, un defecto bastante común de las adaptaciones cinematográficas de novelas largas y complejas como sin duda debe ser ésta.

Hay personajes que aparecen y desaparecen, se acumulan las situaciones y líneas narrativas con el resultado siempre similar de la dispersión o la ausencia de un hilo esencial que estructure el relato.

Y se pierde otra gran ocasión de contar una gran historia porque la relación del azar con la vida es un tema que da para mucho, pero no para algo tan ambiguo y equidistante de muchos asuntos como "Oscar y Lucinda".

Y al final sucede lo que sucede, los eventos se suceden de una manera natural, y sin ser explicados, teniendo en cuenta la realidad de la novela en que se basan y que existe para completar el dibujo que la película apenas insinúa en la mente del espectador.

No obstante, y si uno no se pregunta demasiado por qué suceden las cosas, "Oscar y Lucinda" se deja ver.

Aceptable.


jueves, agosto 16, 2012

La Strada

No descubro nada si escribo que en Fellini hay dos épocas claramente definidas en su cine.

En la primera, que culmina con "La dolce vita" es una época en la que predomina el melodrama costumbrista en un entorno narrativo neorrealista. Por decirlo así sus historias son más convencionales si bien todas suceden ya dentro de un incipiente mundo propio caracterizado por el enfrentamiento entre el mundo interior de sus personajes con un mundo exterior como mínimo complicado, como máximo duro e inclemente.

Todos sus protagonistas desde el Alberto Rivoli de "El jeque blanco" hasta el Marcello Rubini de "La dolce vita" experimentan algún tipo de disonancia entre sus creencias y expectativas y una realidad que parece tener sus propios planes. Esta tensión preside en mayor o menor medida todas esas historias que Fellini rueda con talento en blanco y negro y dentro de entornos muy realistas, resolviendo esa tensión casi siempre desde el melodrama lacrimógeno y para mi gusto a veces demasiado sentimental.

Posteriormente, y tras el interludio que supone el episodio que rueda para la película "Bocaccio 70", empieza con "Ocho y medio" la segunda etapa, una etapa más personal en la que, aún manteniéndose esa tensión entre realidad y expectativas, las historias cambian el entorno realista por un entorno más onírico y subjetivo, como si el escenario se desplazase desde el exterior al interior de sus personajes protagonistas y esa realidad siempre se percibirse de una manera indirecta, matizada por el modo en que sus protagonistas la perciben y sienten. Por decirlo así, el escenario se interioriza y se subjetiva. La cámara no ve por si misma sino por la mirada de un personaje.

Ese es para mi gusto la esencia del toque Fellini, lo onírico objetivado en relato.

"La Strada" forma parte de esa primera época.

Nos cuenta la imposible historia del amor imposible que Gelsomina siente por el brutal y necio gigante Zampanó, una historia tremenda de entrega inútil y de inevitable aniquilación en el que brilla el misterio que esconde la mirada de Gelsomina, magnificamente encarnada por Giuletta Massina. Un misterio que se cifra en el amor que ella siente por un borracho y desconsiderado Zampanó, también magnífico Anthony Quinn y que el que les escribe nunca llega a terminar de explicarse.

El resultado es la emocionante historia de un desencuentro, el amargo relato de una imposibilidad contra cuya eliminación el deseo de Gelsomina termina quedando todas sus naves.

Emocionante.


martes, agosto 14, 2012

El intendente Sansho

En "El intendente Sansho" están presentes de manera clara y evidente los grandes temas que animan el cine de Mizoguchi. La crueldad del mundo y el infortunio como principal consecuencia respiran por todos los poros de esta historia basada en un relato del escritor japonés Ogai Mori que vivió en la primera mitad del siglo pasado.

"El intendente Sansho" nos cuenta la historia de una familia maltratada por el destino. El padre es un cargo administrativo que se enfrente a la férrea sociedad estamental japonesa en defensa de los más débiles por los que siente empatía. Esta actitud traerá la desgracia sobre su familia. El será encarcelado y su mujer y sus dos hijos, terminarán siendo vendidos como esclavos. La madre terminará trabajando como prostituta y los dos hijos acabarán trabajando para el brutal Sansho, un intocable administrador de una propiedad imperial.

Así, y por esos crueles azares del destino, los hijos del magistrado terminarán formando parte de esa plebe maltratada por la que ese mismo magistrado sentía empatía.

A partir de entonces, la pelicula narrará los esfuerzos de los dos hermanos por mantenerse fieles al recuerdo de su familia lo que culminará en un constante intento de recuperar la unidad perdida. Especialmente a través de la hermana, Anju, uno de los personajes más maravillosos de la historia del cine, uno de esos personajes cuya entereza y riqueza espiritual Mizoguchi gusta enfrentar a la pavorosa lógica del destino que sufren.

Como ya he escrito en otro momento, en Mizoguchi siempre hay un personaje que mantiene la cordura y la espiritualidad frente a la crueldad del mundo, personajes ejemplares y puros que consiguen mantenerse intactos pese a tener que pagar el precio que las vida les exige.

Anju es uno de ellos, quizá el más paradigmatico y conmovedor de todos esos héroes espirituales que Mizoguchi presenta en sus películas. Aunque la vida les destroce no pierden el Norte ni se dejan llevar por la cuesta abajo de la animalidad y los instintos y en este sentido siempre resultan conmovedores en su mensaje de pureza esencial y verdaderamente humana. Porque lo verdaderamente difícil es mantener la calma moral y no dejarse llevar por los instintos. No sólo por este hecho mismo sino por el precio que la crueldad del mundo siempre les obliga a pagar, aspecto que Mizoguchi jamás olvida, convirtiendo la moralidad en un acto  maravilloso de ejemplarizante locura que nos conecta con lo mejor del ser humano y al mismo tiempo con lo peor de la seriedad de la lucha que ese ser humano libra en su esfuerzo por mantenerse intacto contra un mundo que parece una jungla animal más que otra cosa, contra un mundo que no solo mancha sino que mata.

Y todo contado siempre con esa manera delicada y bella de componer planos y encadenarlos que tenía Mizogouchi para construir sus hermosas historias.

De tintes marcadamente dickensianos, "El intendente Sansho" es otra obra maestra de uno de los grandes genios del cine mundial: Kenji Mizogouchi.





lunes, agosto 13, 2012

Teorema

No es una película fácil esta "Teorema" dirigida en 1968 por el controvertido y complejo Pier Paolo Pasolini.  

No se sabe bien cómo ni por qué, pero un desconocido, interpretado con silencioso  magnetismo por Terence Stamp, aparece literalmente en medio de una familia de la rica burguesía milanesa. Uno por uno, y empezando por la criada, irá apoderándose de cada uno de ellos, poseyéndolos utilizando lo sexual como llave que les permitirá acceder a aspectos que desconocían de si mismos .

El resultado será la subversión del orden apacible que los poseídos vivían tanto dentro de cada uno de ellos como en el nivel colectivo familiar.

La presencia de ese desconocido supondrá una rasgadura sobre la quebradiza superficie, estable, del yo de cada uno de ellos, permitiendo que aspectos inconscientes que forman parte de su apartada sombra salten sobre su desconcierto obligándoles a ser un ser completamente diferente al que pretendían ser.

Y todo esto sucede especialmente cuando el desconocido desaparece de la misma manera misteriosa y rápida con que llegó. Todos los miembros de la familia se encuentran repentinamente desposeídos del anterior orden y abandonados frente al propio caos produciéndose un proceso de descomposición en el que el grupo se disgrega buscando cada uno de ellos espacio para entenderse y ser.

Claramente deudora de la época sesentayochista revolucionaria en cuyo contexto nace, "Teorema" representa una suerte de autosacramental pagano e intelectualmente gore en el que se ejecuta la metonímica disolución del poder establecido respresentado por la familia burguesa que el visitante pulveriza. Y por si no fuera poco, el mecanismo por el que Pasolini ejecuta esa disolución procede de estilemas y pautas procedentes de los propios evangelios católicos.

En este sentido, el desconocido es una especie de mensajero con aires cristicos que saca de la equivocada certeza en que se encuentran a todos y cada uno de los miembros de la familia, subvirtiendo la calmada superficie apacible de su racionalidad y propiciando el acertado encuentro con la tempestuosa sombra de cada uno de ellos.

La sombra es un concepto del psicoanálisis junguiano que refiere a todos aquellos aspectos de la personalidad que son apartados por el individuo durante el proceso de socialización. Todos esos aspectos que también somos pero que apartamos buscando ser aceptados componen esa sombra que es el lado oscuro de nuestra identidad y que también somos nosotros.

La salvación que lleva a cabo ese ese Jesucristo silencioso tiene que ver con la recuperación de esos aspectos antitéticos que revientan la estructura familiar burguesa: la hermana y su amor por el padre, la madre y su entrega al sexo, el hijo y su amor por los hombres... convirtiendo a "Teorema" en una suerte de performance en el que se pone por obra el reventamiento de las costuras del orden establecido burgués.

El resultado es un caos compuesto de las diferentes busquedas que, privados definirtivamente de la presencia del desconocido, llevan a cabo todos y cada uno de los miembros de esa familia; una busqueda que se supone metáfora de el cambio social como proceso inacabado basado en una suerte de sinceridad difícil y compleja que nada tiene que ver con la ordenada mentira burguesa.

Utilizando el modelo hegeliano, Pasolini se queda en la antitesis, el cuestionamiento y la ruptura, y propone un método que supone la búsqueda de una sintesis entre las luces y las sombras de las que todos estamos hechos.

Y son muchos los prodigios que suceden como consecuencia de ese encuentro que no deja de ser una interminable búsqueda que el personaje del padre simboliza en un nada acomodaticio final.

Casi nada...

En cualquier caso, "Teorema" destila por todos sus poros una intención intelectualmente subversiva, que casi siempre se traducía en imágenes difíciles, y que siempre acompañó al incómodo cine de Pasolini.

No se si es la palabra adecuada, pero a mi me gusta, "Teorema". La encuentro sumamente estimulante como propuesta... un poco de subversión de la buena, de la de antes, con ideas auténticas, no nos vendría nada mal.



sábado, agosto 11, 2012

Sobre Sánchez Gordillo...

En este país de mierda la gente con narices siempre ha tenido mala prensa. Los españoles somos más que rigurosos y exigentes con los que cruzan líneas y se exponen.
Cuando ya no podemos negar que existe un problema, queremos que nos lo resuelva otro y que lo haga por arte de magia, con un 100% de éxito y sin la menor de las molestias.
Y por supuesto queremos ganarlo todo y no perder nada.

El resultado... primero Zapatero y luego Rajoy.

jueves, agosto 09, 2012

Los padres terribles

Escrita por Jean Cocteau en 1938 para mayor gloria de Jeam Marais, el actor que fue el amor de su vida, "Los padres terribles" es como su autor una pieza inteligente, sutil y elegante que desarrolla un discurso complejo sobre el deseo y sus complejidades inherentes.

Por lo visto, Cocteau intento abordar desde la comedia un tema serie. En este sentido, Cocteau pretendió hacer un "vaudeville" en el que todos y cada uno de los miembros de una familia, dos hermanas y el marido de una de ellas, tienen puesto los ojos y el corazón en la persona equivocada. Sin embargo, y con el paso del tiempo, los tres han llegado a una cierta situación de equilibrio y orden, en el que cada uno de ellos conoce su lugar y lo ocupa con confortable tranquilidad.

Sin embargo, esta situación de equilibrio se verá comprometida por la posibilidad de un acierto... Michel, el hijo del matrimonio que componen Ivonne y Georges, se ha enamorado de Madeleine, que curiosamente ha sido la amante de Georges.

La ocurrencia de este evento sentimental tendrá un efecto demoledor sobre la estructura que los mayores de la casa donde ha crecido Michel han construido aflorando las viejas cuentas pendientes y la constante posibilidad de otros ordenes en los que los papeles y posiciones serían más o menos beneficiosos o justos para cada uno de ellos.

Y las principales victimas de ese efecto demoledor serán Michel y Madeleine que serán parte paciente de un juego perverso de mascaras jugado por esos padres terribles sobre el terreno de sus sentimientos.

Como toda la obra que dimana del talento de Cocteau, la inteligencia está presente de una manera arrasadora, pero sutil al mismo tiempo. No hay improvisación no nada sucede, se hace o se dice por casualidad en una estructura que parece pensada al milímetro para mostrar, sin abstracciones teóricas o meramente propagandísticas, el mecanismo interno de funcionamiento de una institución social tan relevante como la familia.

No obstante tengo la impresión de que el tiempo ha pasado demasiado rápido sobre ella y en general me he encontrado viendo el relato de un mundo lejano y perdido que, en realidad y con la excepción de algún diálogo, no termina de interesarme.

Y al final me encuentro apreciando la estructura de la película como quién aprecia una fachada renacentista o uno de esos sobrevalorados cubos de Le Corbusier.

A una película hay que pedirle más.


Aceptable.


Tres cosas sobre la performance del Sindicato Andaluz de los Trabajadores en los supermercados:

1
¿Medios de comunicación?
Se pide un debate de fondo sobre las retribuciones de los responsables de la gestión de bancos y cajas, pero no se pide un debate de fondo sobre las razones que, en teoría, motivaron el asalto a los supermercados andaluces. Es más. Se entrevista a los responsables de los presuntos asaltos, éstos argumentan un 34% de paro, incluso superior en algunas zonas rurales, familias sin ingresos recurriendo a la beneficencia y pasmosamente los periodistas y tertulianos se dedican a intentar desacreditar a las personas, copiando lo peor del debate político del "y tu más".
Nadie quiere detenerse en el fantasma de situaciones de absoluta necesidad que afectan a personas con nombre y apellidos, que están siendo sacrificadas en el altar de políticas que no son inevitables, que no son leyes naturales sino resultado de una opción.
Se les pide silencio y se les silencia.
Tendrán que morirse callados y en un rincón para no estropearle la fiesta al resto.
Estaría bien enseñarle sus fotografías a Cotino y a los de su calaña para que lo tengan muy presente cada vez que tengan que tomar una nueva decisión de recorte.
Es otro escándalo de esta democracia que se prive a la sociedad de este debate... que de ser cierto sólo debería llevar a dos opciones: a la acción o al silencio.
Y la acción implica que para ciertas cosas... si no hay dinero, se pinta.

2
El Sindicato Andaluz de Trabajadores irrumpe con sentido común en un debate político caracterizado por su manierismo y alejamiento de la realidad.
Se hace preguntas de calado, preguntas para las que las terminales mediáticas del sistema no tienen respuesta y plantean lo que hace falta: respuestas.
La gente tiene derecho a quejarse, la gente no vota a un partido para que haya cinco millones de parados, la gente tiene derecho a revisar la política de un gobierno que está haciendo justo lo contrario de aquello por lo que fue votado, la gente tiene que protestar para que se le haga caso y para protestar de verdad hay que cruzar algún límite.
Como decía Petrarca, si puedes contarlo no sientes una verdadera pasión y en este sentido si no molestas de alguna manera no estás protestando en realidad. Y está claro que hay una parte débil contra la que se está intentando controlar una situación económica, pero esta estrategia debe tener un límite.
Hay que quejarse.
Hay que protestar

3
Realmente hay un punto de gravedad en las performances llevadas a cabo por el Sindicato Andaluz de Trabajadores: les enseña a los más damnificados por la crisis que hay un camino extremo a seguir para cuando estén lo suficientemente desesperados.
Los que están exprimiendo a la gente con políticas injustas, que algún día serán juzgadas fríamente por la historia y consideradas de parte cuando no criminales, no pueden pretender que la gente se queda sin nada, reducida a la indigencia y no haga nada.
En su inmensa estupidez, o esperan que baje Dios del cielo o que la gente se muera de asco en silencio, anteponiendo un interés general -que no puede disimular ya ser un interés de parte- al propio.
Y este tipo de situaciones extremas pueden darse sobre todo en Andalucía, en los lugares donde está asentado el Sindicato Andaluz de Trabajadores.
No puedes apretar y apretar sin fin.
Todo tiene un límite y no puedes esperar continuar apretando sin que la gente, puesta entre la espada y la pared, responda.
El Sindicato Andaluz de los Trabajadores les (y nos) avisa de una situación social que empieza a ser más seria de lo que nos imaginamos. Y si se sigue asi, no bastará con apagar la tele o negarla ante un micrófono para que desaparezca.
Harán falta políticos que hagan política de verdad y no fantoches.
Y si sus políticos no lo quieren hacer, hará falta que sea el propio pueblo español quién marque ese límite.

miércoles, agosto 08, 2012

A estas alturas de la película todavía hay que explicar a algunos periodistas, que corren presurosos a construir el discurso del orden establecido, que el origen del problema de nuestra economía no es es el sector público, sino el privado, la deuda privada de bancos y empresas grandes, que fueron los que vivieron por encima de sus posibilidades (definiendo las nuestras, claro) acudiendo a financiarse al exterior.

Todavía hay que explicarlo.

martes, agosto 07, 2012

Bien.

Tenemos un gobierno que gobierna con políticas que contradicen su programa electoral y ante la denuncia de este hecho los miserables argumentan que las cosas cambian y que uno no debe verse atado a ciertos compromisos a la hora de gobernar.

Ante ésto tres observaciones:

1.- ¿Hasta qué punto no penaliza el desconocimiento de una realidad sobre la que se supone has construido un programa electoral? ¿Hasta qué punto puede una oposición argumentar desconocimiento? ¿Y si ese desconocimiento existe, por qué no se incluye de alguna manera en el programa electoral?

2.- Aceptando ese cambio de rumbo y la necesidad de hacer un cambio copernicano en los planteamientos de gobierno del país, en bastantes casos por imposición, lo cierto es que no se les ve muy afectados por estar haciendo lo contrario de lo que decían creer firmemente cuando estaban en la oposición.
En este sentido, ¿cuándo mienten? ¿antes? ¿ahora? ¿antes y ahora?
¿No es necesaria la escenificación pública de un duelo por ese cambio?

3.- Aceptando todos los argumentos oportunistas que en virtud del presente sacrifican el sentido de la pasada campaña electorial, ¿en qué términos debe ser entendida la próxima? ¿debemos suponer que los partidos conocen la realidad de la que hablan? ¿en qué términos debemos entender todos y cada una de las medidas que prometen y los discursos que profieren?

¿Seguimos huyendo hacia delante?

¿Qué diremos cuando el primer partido populista de extrema derecha o izquierda cuestione el mecanismo de las elecciones democráticas?

No lo se, pero seguro que, como siempre, autocrítica no haremos.

lunes, agosto 06, 2012

Se podrá decir más alto o más bajo, pero no mejor...

"Por las mismas leyes que rigen en la nueva geometría moral de su secta podrida, elitista, homófoba, apoyo de golpistas de toda laya, cada vez que el gobierno del partido de Cotino se disponga a recortar apoyos a la dependencia, reducir la aportación del subsidio de desempleo, empobrecer a las clases más débiles con la subida del IVA, desmantelar el sistema sanitario y de enseñanza pública, hundir a los mineros en el fondo de la mina, o dejar sin paga extra a los funcionarios… antes de que lleven a cabo toda esa cirugía, más sangrienta y dolorosa que cualquier aborto, propongo que obliguen a Cotino y al resto de los miembros del Opus Dei que mariposean por el consejo de ministros a contemplar una ecografía gigante de los ciudadanos españoles, una ecografía de esos hogares en los que entre todos sus componentes no ingresan un duro, donde los hijos pierden su trabajo para poder atender a sus mayores incapacitados, para que vean cómo se retuercen, como fetos, sus compatriotas víctimas de la depresión física y mental provocada por las medidas ultraliberales de sus secuaces meapilas."
(Que vean antes esta otra ecografía)

El problema es que el sufrimiento de "algunos" natos les trae bastante sin cuidado. Solo les preocupa ese no nato tan rosadito, que parece el protagonista de una de esas películas sensibleras de Disney que tanto les gustan.
Lo importante es el derecho a la vida... lo de que sea digna o no es otra historia porque entre otras cosas cuesta dinero.

domingo, agosto 05, 2012

The hour

En 1956, el coronel Nasser, gobernante de Egipto y uno de los personajes más relevantes del llamado Tercer Mundo, decidió nacionalizar el Canal Suez expropiándolo a los gobiernos de Francia e Inglaterra. Esta expropiación significaba no sólo un golpe económico puesto por el canal pasaba buena parte del negocio naviero mundial (incluyendo el petrolífero) sino un golpe a la imagen de dos países que venían teniendo peso en la política mundial desde hacía tres siglos.

Los gobiernos de los dos países europeos reaccionaron y con la ayuda de Israel, que tenía interés en generar un espacio de seguridad entre sus fronteras y las egipcias, crearon una coalición tripartita. Los israelíes ocuparon la península del Sinaí y a espaldas de las tropas egipcias, franceses e ingleses realizaron una operación aerotransportada destinada a ocupar los puntos claves del canal.

La operación fue un éxito militar, pero le crisis del 56 certifica sobre todo la definitiva pérdida de poder real de las más importantes potencias europeas en la política mundial.

Estadounidenses y soviéticos, por diferentes motivos, les obligaron a retirarse.

Buena parte de importancia en la resolución de esta situación tiene la invasión soviética de Hungría, que se realizó prácticamente al mismo tiempo, generando una situación de tensión global bastante similar a la crisis cubana de los misiles.

Los soviéticos amenazaron con intervenir y los Estados Unidos, que no fueron informados por los gobiernos británicos y franceses, decidieron llamar la atención a sus aliados dejando claro quién era el jefe. Un jefe en cuyos planes no entraba un conflicto bélico probablemente mundial en uno de los cuellos de botella del comercio marítimo mundial.

En este contexto turbulento sucede "The Hour".

Una serie de la BBC de seis capítulos de una hora de duración.

La historia se mueve en tres lineas de acción narrativas que se entremezclan en un complejo juego de precisión que consigue interesar desde casi el primer momento.

Por un lado, está el lanzamiento de un pionero programa informativo en directo, "The hour", que da titulo a la serie, en un momento histórico tan relevante; por otro, hay una trama de espionaje a lo John Le Carré que implica a las altas esferas de la política y la sociedad británica seguida por uno de los periodistas del programa; y finalmente, un interesante análisis de las relaciones entre prensa y poder con aun más interesantes derivaciones sobre el concepto y la verdadera realidad de la democracia cuando los intereses y necesidades de los realmente poderosos entran en juego.

Y como siempre en casi todas las series de la BBC hay alguien muy inteligente detrás de esta historia que combina de una manera maestra tres líneas de acción que revelan tres mundos fascinantes y llenos de interés para quién les escribe: la televisión primigenia, el espionaje y la trama tan propia del cine negro de los intereses creados sucediendo invisible pero poderosa por debajo de la superficie de libertades de los sistemas democráticos.

Detrás de los tópicos suele haber una verdad y en el caso de las series de ficción de la BBC, "The hour" es un nuevo y enésimo ejemplo de esa calidad y magnífico acabado que suele ser marca de fábrica de los productos creados por la cadena pública británica.

Además, "The Hour" cuenta con el incomparable atractivo de sus actrices y actores, entre los que destaca la maravillosa Anna Chancellor que hace una auténtica creación de su personaje, Lix Storm, una mujer a lo Katharine Hepburn o Gerda Taro de la que perfectamente podrían haberse enamorado Hemingway o Capa... si es que no lo hicieron.

Merece la pena ver "The hour".

Prometheus

Y yo que pensaba que el mestizaje era bueno!

Estando Brandywine de por medio, la productora de David Giler y Walter Hill que puso en marcha la saga Alien y que aparece en los créditos de todas ellas, no cabe la menor duda de que "Prometheus" es una precuela de la saga (de la que aviso soy fan total). Y en este sentido no entiendo las declaraciones de Ridley Scott previas al estreno en las que no lo reconocía abiertamente y más viendo la película, pero, en fin, los designios del marketing son inextricables.

"Prometheus" fundamenta su guión en algunos planteamientos en los que ha cristalizado todo este negocio de la paraciencia y los extraterrestres, en concreto en la teoría -más bien hipótesis- de los alienígenas ancestrales que sostiene que en algunos momentos del pasado de la humanidad los extraterrestres nos han visitado y no contentandose con eso han contribuido al desarrollo de nuestra civilización con el saber superior que se les supone...

No es un mal punto de partida, porque desde el punto de vista meramente narrativo el tema de los alienígenas ancestrales da para mucho, incluso para una serie de televisión que va por su tercera temporada y que recomiendo aunque sólo sea por lo bien hecha que está, siendo capaz desde la forma de elevar la anécdota a categoría durante el tiempo justo.

En este sentido, "Prometheus" es un relato que despierta el suficiente interés en este espectador que les escribe... Una nave viaja a la otra punta del espacio en busca de un planeta situado en una constelación a la que han hecho referencia diferentes civilizaciones milenarias terrestres. La idea es viajar al encuentro de esos extraterrestres con los que nuestros antepasados parecen haber tenido una relación estrecha.

Una vez en destino, el viaje de la nave "Prometheus" y de sus tripulantes se convierte en un viaje en pos de las sombras de esos seres, de los extraños vestigios que han dejado en las extrañas instalaciones que los recién llegados encuentran en el planeta.

Se despliegan las preguntas de manera ordenada y gradual...

¿Qué diablos querían esos seres? ¿Qué planeta más extraño? ¿Puedes aterrizar ahí? ¿Para qué sirve esa enorme construcción tan rara? ¿Qué oscuro está todo? ¿Qué hay detrás de esa puerta? ¿Y al final de ese oscuro pasillo? ¿Qué diablos querían esos seres?

En definitiva, y como canta el viejo Tom Waits... What's he building? We have the right to know... O para ser más correctos What they built? We have the right to know...

No hay más.

"Prometheus" plantea con corrección las preguntas, pero fracasa completamente en su segunda parte, a la hora de responderlas con una mecánica narrativa de resolución absolutamente delirante en la que se acumulan las imágenes, los gritos, las carreras, las explosiones, en un "crescendo" enloquecido que sin deberse a ningún sentido, se agota en si mismo mientras consume despiadadamente la capacidad del espectador para preguntarse qué diablos le están contando.

Ya decía el director argentino Leopoldo Torre Nilsson que lo difícil no era plantear una historia, lo complicado era estar a la altura y terminarla. Y está claro que "Prometheus" es una muesca más en el revolver de Nilsson... en el que hay bastantes películas suyas por cierto.

Y eso que éste que les escribe desea como nadie, como fan de la saga, amar a esta historia que pretende pavimentar de sentido las anteriores películas que narrativamente sucederán cientos de años después, cuando la empresa Weyland se fusione con la Yutani  y quieran seguir construyendo mundos mejores, pero "Prometheus" me pide que le firme un cheque en blanco.

La sencillamente boba cuarta entrega de la saga acabó con toda mi capacidad de crédito.

Entretenida sin más... pero les recuerdo que soy fan.

Ojo al dato.

sábado, agosto 04, 2012

Bobby Fischer against the world

Tuvo su momento Bobby Fischer.

Su presencia fue más importante de lo que parece en el desenvolvimiento de la Guerra Fria certificando una aplastante victoria sobre un aspecto sobre el que los soviéticos desarrollaban una gran autoestima. Para los soviéticos el ajedrez era mucho más que un juego, por encima de todo era la demostración de la superioridad del hombre soviético y resulta sorprendente la enorme cantidad de recursos que destinaron al ajedrez.

La lucha por la imagen frente al mundo capitalista también se ventilaba en este milenario juego. No sólo en el deporte.

En este sentido, la Unión Soviética desarrolló una superioridad aplastante en el mundo del ajedrez... hasta que llegó Bobby Fischer para humillar totalmentee a Spassky, uno de sus más grandes campeones.

La aparición de Bobby Fischer certifica a nivel simbólico la derrota del ideal del hombre soviético, una derrota escenificada a nivel global en la lucha por el titulo mundial en Islandia. De hecho, Fischer ha sido uno de los pocos campeones mundiales de ajedrez no soviéticos, si no el único... No estoy seguro.

Poco importa que tras Fischer los soviéticos volvieran a dominar con Karpov o Kasparov... El daño moral ya estaba hecho... El mundo capitalista educaba intelectos que eran capaces de derrotar a lo mejor del talento intelectual soviético.

Y éste carácter épico de héroe triunfador en un terreno ignoto, donde nadie antes había triunfado le otorgó a Fischer un carácter de héroe que terminó desequilibrándole. Probablemente Fischer habría tenido un destino similar. En su personalidad se daban las características necesarias para que alguna enfermedad mental se desplegase, pero el interés que las terminales incipientes de la sociedad de la información tuvieron en Fischer suscitaron en él la sensación, bastante real, de ser perseguido que terminó acabando con él. Porque Fischer fue en realidad un paranoico que realmente era perseguido. No desde luego por las mismas razones y de las mismas maneras que él imaginaba, pero desde luego perseguido por una sociedad que quería saber más de él conforme su propio e incontrolable misterio se desplegaba.

Los resultados, la pérdida y la destrucción de su talento ya se conocen, pero la historia de Fischer ha sido la historia de una enfermedad mental mediaticamente transmitida en el tiempo.

Apenas una delgada línea separa la genialidad de la locura y uno puede pisarla casi sin quererlo. Las dos cualidades humanas cruzan la línea y se introducen en la oscuridad de lo nuevo, en ese corazón de las tinieblas del que escribía Conrad y del que no siempre se regresa intacto.

Escribe el poeta portugués Miguel Torga que la razón es "la más presuntuosa y menos fecunda de nuestras facultades. No tiene el don de imaginar ni el coraje para transgredir", pero tampoco tiene los inconvenientes de ir demasiado lejos.

Fischer es un ejemplo más.

jueves, agosto 02, 2012

En los oscuros lugares del saber

Peter Kingsley es un filósofo británico experto en todo el pensamiento filosófico griego que precede a los tres grandes nombres de la filosofía griega clásica: Sócrates, Platón y Aristóteles.

Todo ese conjunto de filósofos y pensadores se engloban bajo el nombre de presocráticos y en ellos se encierra el lento viaje desde el pensamiento mágico, mítico y salvaje del hombre primigenio neolítico, que tan bien describe Levi-Strauss, hasta el pensamiento analítico, científico y racional que caracteriza al hombre moderno.

Dentro de los Presocráticos el papel que ocupan Parmenides (o Parmeneides como le llama Kingsley) y pitagóricos es bastante crucial. En concreto, la obra de Platón y Aristóteles, y en general cualquier filósofo griego posterior, es en extremo deudora de la obra de Parménides.

Del mismo modo que Descartes, con su método analítico-deductivo, Parménides crea por decirlo así un primer método, una primera "via de verdad", que indaga por lo esencial del ser y del ente y que se contrapone a una "via de opinión", centrada en aspectos más físicos y menos metafísicos.

En tanto en cuanto ningún arqueólogo encuentre ninguna nueva inscripción o tablilla, Parménides fue el primero en sentir la necesidad de sistematiza rla manera de conocer las cosas... y, fundamentalmente, lo que hay detrás de ellas.

Y en este sentido Parménides ocupa un lugar central en la historia del pensamiento occidental, pero quizás esta no fuese la principal preocupación y ocupación de Parmenides.

En el modo de abordar está evolución desde lo mágico a lo racional ha primado siempre la puesta del acento en lo racional, caracterizando a todo vestigio o presencia de pensamiento mágico como de impureza distorsionante susceptible de no consideración, cuando no de directa eliminación especialmente en lo que respecta a la configuración del pensar de estos presocráticos.

La heterodoxa aparición de Kingsley viene a invertir esta tendencia, por lo menos a lo que Parménides y a todos los demás filósofos de la ciudad de Elea, llamados Eleatas, incluyendo a Zenón su discípulo y continuador.

En "Los oscuros lugares del saber", Kingsley realiza una génesis de un otro Parménides diferente al Parménides cuya figura nos ha venido definida desde la perspectiva Ateniense, potencia colonial y dominante de la época entre cuyos privilegios se encontró el de poder escribir la historia a medida de sí misma.

A lo largo del libro, Kingsley desarrolla paso a paso una investigación arqueológica que nos descubre a Parménides como un chamán, un sacerdote de un culto místico que se desarrolla bajo la mirada del dios Apolo y cuyo principal mecanismo de conocimiento no era el analítico-racional sino el sintético basado en la intuición de la esencia de las cosas mediante el trance.

En este sentido, Kingsley pone de manifiesto algo que se daba por supuesto, el caldo de cultivo del pensamiento racional que no es otro que un pensamiento religioso-mágico que precisamente buscaba ir más allá de esa realidad que se aparece ante los ojos y que está a disposición de las diferentes capacidades de conocer que tiene el ser humano. Entre ellas se encuentra el modo analítico-racional pero para Parménides, un sacerdote y místico que recurría al trance y a la intuición para conocer, no era la manera esencial de conocer distinguiendo claramente lo que permite conocer para comprender y lo que permite conocer las cosas para poder influir sobre ellas y operar en el mundo.

Pero Kingsley no se queda ahí.

En la última parte del libro dibuja el esfuerzo ateniense por disfrazar y ocultar, cuando no vilipendiar, aspectos esenciales de Parménides para destacar otros, centrados en su perspectiva de conocimiento racional, que sirve de base para los filósofos de la gran ciudad-estado, más centrados en un saber práctico y operativo.

Y en este sentido, Atenas demuestra una vez más la capacidad del poderoso para construirse una realidad a medida dentro de la cual hay un Parménides que no encaja y que queda borrado, especialmente en lo que respecta a la importancia que tiene el otro conocimiento, el que se basa en la intuición y la comprensión global de las cosas y sus misterios. Un conocimiento que precisamente busca conocer y que tanto caracteriza al modo de pensar oriental. Un modo de pensar que no analiza, descompone en partes usando la razón, sino que sintetiza, trata de captar globalidades desde un mínimo de contemplación.

Esta revisión ateniense de Parménides implica no sólo el nacimiento del modo de pensar occidental sino la obvia y consecuente separación con respecto del modo de pensar oriental del que hasta el momento los presocráticos eran parte integrante.

"En los oscuros lugares del saber" es un libro que se lee bien, casi como una historia de detectives en la que prueba a prueba, hallazgo a hallazgo, vamos conociendo tanto la verdadera identidad de una victima, Parmenides, como la identidad de sus asesinos y sus posibles razones, los atenienses.

Interesante.




miércoles, agosto 01, 2012

El mapa y el territorio

Es el primer libro de Huellebecq que leo y puede que sea el último.

Entre el libro como objeto de consumo y la literatura como necesidad que te consume hay un espacio intermedio que de manera voluntaria o involuntariamente ocupan autores como Auster... y ahora, creo, Huellebecq. Ambos tienen el sorprendente talento de producir libros que se parecen mucho a obras literarias, pero que en realidad no lo son... o para ser más precisos, a mi no me parece que lo sean.

Lo peor de "El mapa y el terrritorio" es que me deja frío.

Nada me ha aportado su lectura que no vaya más allá de algún comentario a pie de texto más o menos agudo sobre la realidad francesa o europea que resulta más periodístico que literario. El resto es una amena revisión del tópico del artista desconcertado ante su misterio con algún alarde narrativo, como la de la aparición del propio escritor como personaje, que deviene de gracioso truco a puro e intimo acto masoquista de exhibicionista justicia retributiva consigo mismo.

Desde luego, Huellebecq sabe construir una historia y escribirla, sabe narrar pero lo que el escritor cuenta no pasa de una especie de reportaje superficial demasiado extenso para que se lo incluyeran en las páginas de un dominical. Se le escapan vivos temas como la relación entre arte y negocio (un tema que por el tipo de productos que produce debería conocer muy bien) o la relación entre arte y artista o entre padre e hijo.

"El mapa y el territorio" es una superficie reflectante y plana que refleja su propio vacío sin la menor profundidad, perfecta para el consumidor que quiera verse y definirse como consumidor de literatura con mayúsculas (sin tener que visitar a Tolstoi, Dickens o Conrad) y quizá quiera darse el lujo de mirar por encima del hombro a los lectores de novela histórica o rosa... pero el rey Huellebecq está desnudo.

¿Cómo reconocer a esa clase de libros?

Me he quedado igual que estaba al empezar el libro... Esa es la señal.
Ya se me ha olvidado... Esa es la segunda señal.

Repetid conmigo... eso es contrario a cualquier experiencia del arte y lo esencial. Todo lo contrario. Es una pura experiencia de consumo, que aspira a la rapidez y a lo efímero, al olvido instantáneo que haga posible una nueva necesidad.

Con la de libros de verdad que hay por ahí, esperando ser leídos....

martes, julio 31, 2012


Nostalgia y mar

Desvisteme luz,
desnúdame de tanta noche
y llévame contigo
hacia la espumante puerta
que, conforme avanzas, revelas.

Permiteme que sacie mi hambre
con el reflejo esquivo
de revoloteantes sonrisas
que pacientes esperaban sobre las olas.
Permiteme que riegue mi sed
con el deslumbrante destellar
de todas aquellas miradas
que ahora de nuevo me alcanzan.

Deja que sean desde la oscuridad reveladas,
certezas extraviadas y de nuevo encontradas
al lento paso de tu misterio,
a tu milenaria manera de silencio.

lunes, julio 30, 2012

The best exotic Marigold Hotel

Vaya por delante que es complicado que no encuentre atractivos a una película en la que salen actores como Judy Dench, Tom Wilkinson, Maggie Smith o Billy Nighy... Soy muy fan de los actores ingleses y de los argentinos... no se por qué... pero también tengo que reconocer que "The best exotic Marigold Hotel" es una oportunidad perdida, una historia con posibilidades que pudiendo ahondar en algún que otro tema relevante como la vida, la muerte y la vejez decide permanecer sobrevolando la superficie con maneras de mariposilla de colores.

Un grupo de jubilados británicos (no todos tienen por qué ser ingleses) deciden pasar su jubilación en la India, en un hotel para el que su joven propietario tiene el plan de convertirlo en lugar de retiro de los jubilados de todo el mundo.

Cada uno de esos jubilados arrastra su propia idiosincrasia personal y todos comparten la esperanza o la necesidad de reconducir su vida en un nuevo contexto y paisaje que les desafía con su diferencia radical.

Desde tiempos inmemoriales el cine inglés ha tenido siempre una especial inclinación por el melodrama sentimental en el que la realidad y el deseo se entrelazan para construir historias agridulces para las que lo sentimental se convierte siempre en el interpretante del sentido final.

"The best exotic Marigold Hotel" es la nueva entrega... y en este sentido esta misma historia de siempre no ofrece ni más ni menos que sus avatares anteriores desde las comedias sentimentales de la Ealing en la década de los cincuentas del siglo pasado. Y en este sentido, vestido con los fascinantes colores de la India, no deufradará a los incondicionales (y no tan incondicionales) del género. De eso estoy seguro.

Yo no me encuentro entre ellos... siempre pienso que sus personajes empiezan a reír, a llorar,a pelearse, a abrazarse o a follar un segundo antes de que se produzca la posibilidad de un poco de verdad... pero no me voy a hacer el duro, también reconozco que a nadie (incluído yo) le amarga un dulce.

Aceptable.

domingo, julio 29, 2012

Game of thrones. Temporada 2

Sin duda creo comprender el éxito de la saga de "Juego de tronos"

Por un lado es una historia muy bien escrita tanto en cada una de sus partes, las líneas narrativas que constantemente crecen y se bifurcan, como, y es lo más importante, en la construcción de un todo donde estás líneas suceden y que permite la generación de lo más seductor que un lector puede encontrar: un universo cerrado.

Por otro, y esto es algo que he descubierto en esta segunda temporada, hay momentos de buena literatura... Algún personaje dice algunas cosas interesantes para justificar acciones y posiciones, cosas que podrían pasar por shakesperianas en una noche loca.

Pero sobre todo "Game of thrones" expresa muy bien el espíritu de nuestra época. Esa obsesión por el triunfo a cualquier precio que tiene a todos los personajes moviéndose como hormigas alrededor del trono de hierro... El triunfo por el triunfo y el poder por el poder, el paraíso de la pura táctica en la ausencia de un gran relato que organice esa necesidad que todos tienen de ocupar un trono -o de ayudar y oponerse a ocupar ese trono- cuya necesidad se da por sentada, su sentido nunca se justifica.

No hay nada fuera de ese juego de tronos convertido en una especie de Wall Street en el que todos se afanan por conseguir lo máximo para su parte sin plantearse preguntas de más alto calado.

Y en este sentido mi modo de pensar no se ve modificado en lo esencial... sigo sin entender el encanto magnético de ese trono por el que todos se matan... se que es importante porque se matan por él, pero contar el otro lado es lo que precisamente diferencia a la saga de "Juego de tronos" de "El señor de los anillos" o de cualquier obra mayor.

Lo difícil no es construir la fascinación sino revelar el mecanismo de lo que es fascinante, la fisicidad de esa fascinación que justifica y da sentido a ese deseo que los hombres sienten por ese trono y que les lleva a hacer cualquier cosa por poseerlo. Y aquí la historia me falla. El trono de hierro solo tiene dos dimensiones, careciendo de esa profundidad que lo justifique como objeto deseo.

Y mientras ésto no cambie lo que veo en tanta disputa es una rutina de oficinistas carente de la menor grandeza, una disputa que en nada se diferencia de las disputas por el poder dentro de la familia Ewing en "Dallas". Así, "Juego de tronos" es una buena historia que lo tiene todo menos lo que a mi entender es esencial. No obstante, es posible que ese salto de calidad exista en los libros y no haya traspasado a la serie... tendré que averiguarlo, pero por el momento a este que escribe el muro y lo que hay al otro lado y el personaje de Tyrion, siguen pareciendole lo más interesante de un espectáculo que sólo le resulta...

Entretenido.

El caballero oscuro: la leyenda renace

Debe ser duro ser un critico de cine oficial y tener que escribir de esta tercera entrega de las aventuras de Batman, según Christopher Nolan.

Vaya por delante que "El caballero oscuro: la leyenda renace" es la peor de las tres con diferencia, una completa y compleja fantasmagoría basada en la acumulación de ruido y espectacularidad, y en la que la historia es apenas una alucinada contradicción destinada a justificar la sucesión de escenas espectaculares, que funcionan en sí mismas, pero que en absoluto componen un todo homogéneo y coherente.

Hay un exceso de cajas chinas que se abren para mostrar figuras más grandes o de tamaños y formas diferentes. Nada es lo que parece, todo cambia y puede convertirse en cualquier otra cosa con tal de sorprender al espectador que atado por el talento para componer verosimilitud del director Christopher Nolan y una brillante partitura de Hans Zimmer termina dejándose llevar por un torrente incontenible de imágenes que se le dispara con precisión durante casi tres horas, siempre con la esperanza de terminar arrojado en la playa de un conveniente final feliz.

Estoy convencido que "El caballero oscuro: la leyenda renace" no resiste una segunda visión. Su trampa y su cartón terminará apareciendo a los ojos del espectador una vez que el efecto emocionalmente arrasador de su puesta en escena pierda ese factor sorpresa que reduce al espectador a la condición de animalejo sorprendido por las luces largas de un coche en medio de la noche.

Y en este sentido, y más que una película, "El caballero oscuro" parece más un experimento de laboratorio de psicologia destinado a demostrar que la pura forma convenientemente presentada no necesita del fondo para contar con la aquiescencia del espectador.

Porque todo vale con tal de que la historia avance y cualquier planteamiento es bueno con tal de sorprender al espectador con un nuevo giro argumental que culmina en el absurdo narrativo de la historia del pozo como ejemplo paradigmático de que el narrador cuenta con la falta de memoria del espectador para contar -eso sí, con talento- cualquier cosa de cualquier manera.

Lo que más se parece a "El caballero oscuro" es un centro comercial, una acumulación planificada de imágenes, gestos, diálogos, estímulos desmemoriados cuya una única misión es resultar interesantes por si mismo, en su eterno presente.

No obstante, y entre la espectacularidad de muchas secuencias, la vacilona labilidad de los andares y gestos de Anne Hathaway (los años pasan y uno sigue sin ser de piedra) y el asombro del "pero qué me están contando", la película termina pasando por entre mis ojos sin hacerse pesada, lo cual también tiene su mérito, porque una de las cosas más difíciles del mundo es hacer películas largas que no se hagan largas (sólo David Lean tenía ese talento y quizá Christopher Nolan pueda ser su heredero)

Aceptable.





viernes, julio 27, 2012

Los 47 Ronin

La historia de los 47 Ronin es una de esas hazañas ejemplares que resumen en teoría el canon del carácter de una sociedad. En este caso la sociedad es el Japón anterior a la segunda guerra mundial, el tradicional y no globalizado.

Se trata de una historia compleja pese a su aparente sencillez.

Todo empieza con una disputa entre un señor, Asano, destinado en labores diplomáticas por el shogun Tokugawa en el palacio del emperador y otro señor Kira, experto en la compleja etiqueta de la corte del emperador. De éste, Asano esperaba una formación que Kira pretendía se le compensase económicamente mientras que Asano entendía que no tenía que haber compensación por tratarse de una inevitable consecuencia de la posición.

El pinzamiento entre los dos a la japonesa se prolonga durante un tiempo hasta que Kira toca la tecla adecuada y provoca a Asano de manera definitiva, haciéndole cometer el inmenso delito de desenvainar la katana dentro de palacio. Asano intenta matar a Kira, pero sólo consigue herirle.

La decisión que toma el emperador, a quién seguramente no llegan las disputas personales e internas entre ambos señores, se basa únicamente en la valoración del imperdonable gesto de Asano, lo que le acarrea la muerte física, la indicación de cometer seppuku (abrirse las tripas de izquierda a derecha y luego de arriba hacia abajo si es que a uno le daba tiempo) junto con la muerte social, la desaparición de su casa y propiedades.

Esta noticia cae entre los suyos que conocen mejor que nadie las tensiones con Kira como una bomba.

Tras un proceso contradictorio y pulsional de intenciones, acaba predominando la mesurada visión del chambelán Oishi, quién decide planificar cuidadosamente la venganza. Sabiendo que el código de honor samurai obligaba a tomar venganza inmediatamente y sabiendo que Kira les estaría esperando con superiores fuerzas haciendo imposible el éxito de su venganza, Oishi decide esperar. Los samurais sirvientes de Asano deciden perder el honor y se convierten en ronin.

El problema de ser ronin tiene que ver con el carácter ferreamente estamental de la sociedad japonesa, lo que implicaba para cada estamento una posición con su consiguiente estructura de deberes y obligaciones. Así, un samurai era un guerrero que se debía a su señor. A cambio toda la manutención le venía a través de la casa de su señor, por lo que si un samurai tenía la desgracia de sobrevivir a su señor se convertía en un paria en un doble sentido: porque se veía obligado a preocuparse de su manutención desempeñando oficios o realizando tareas no aceptables para un guerrero y, lo que era más importante, porque seguía vivo y su señor no... un samurai con honor cometería "seppuku" o se haría matar siguiendo a su señor hasta la muerte.

Asi, todos optan por su suicidio social siendo el propio Oishi la sublimación de ese suicidio optando por una vida de alcohol, prostitutas y juego que incluye el abandono de su mujer, hijos y posición.

Y en este sentido, y aunque no sea un ejemplo de comportamiento canónico de samurai según el bushido, la historia de los 47 ronin si muestra un compendio de cualidades que el buen samurai debe poseer, cualidades como la firmeza, la serenidad, la determinación, la fuerza abundan en la actitud de Oishi y los suyos... El objetivo era conseguir que Kira los subestimase y se olvidase de ellos y de su venganza haciendo más fácil el éxito.

Y es aquí donde creo que está el atractivo de un personaje como Oishi. En su conducta también prima el cálculo, cosa que un samurai nunca debe valorar. Lo importante es la ejecución que en cada momento corresponde sin pensar en su resultado final.

Pero Oishi no sigue el bushido cuando en la decisión que toma prima la necesidad de triunfar por encima de todo.

Oishi quiere triunfar, no sólo hacer lo que corresponde según el código de honor, y en este sentido se convierte en un personaje puente entre la tradición Tokugawa con la restauración Meiji, preocupada en conseguir un imposible equilibrio entre la tradición y la industrialización.

Y en este sentido Oishi es el protagonista adecuado para el mito inspirador de una sociedad japonesa abierta a la modernidad, ejecutando la imposible mixtura entre el honor y el cálculo para conseguir un beneficio.

El resultado final del plan del chambelán es el éxito. Un año y medio después Kira ha bajado la guardia haciendo posible el asalto de la casa y la muerte del causante de la desgracia cuya cabeza fue llevada a la tumba de Asano.

Las consecuencias fueron el "seppuku" para los 47 participantes, pero también la rectificación del emperador y la restauración del nombre y propiedades de los Asano.

La elocuencia cristalina del gesto hizo que el propio dios revisase una decisión anterior y la rectificase, convirtiéndose también estor ronins en héroes desde el punto de vista de guardianes de la justicia dentro de un orden divino que parece producir la justicia por si mismo.

En la década de los treintas del siglo pasado, Kenji Mizoguchi era uno de los grandes nombres del cine japonés y ningún director era más adecuado que él en opinión del gobierno militar nacionalista del general Tojo para poner en imágenes este mito en una producción cinematográfica acontecimiento con la que alimentar con sentido a las masas.

Asi, Mizoguchi dirigió en 1941 esta superproducción de casi 4 horas de duración en la que curiosamente apenas hay acción sino una sucesión de tremendas secuencias en que los personajes se expresan, toman postura y deciden.

A Mizoguchi parecen interesarle más lo que hay dentro de los personajes implicados en la historia que sus acciones, que a fin de cuentas no son más que efectos resultado de causas, de formas de pensar y de decisiones que se toman.

En este sentido, "47 ronin" no es una película recomendable si uno no está acostumbrado al ritmo del cine japonés, abundan las palabras (muchas de ellas formando parte de diálogos brillantemente escritos), pero también los silencios.

No obstante, Mizoguchi tiene tiempo para mostrar su talento para la composición casi pictórica de imágenes y la utilización de la grua para componer planos sucesivos en magistrales vuelos de cámara.

Obra maestra.



miércoles, julio 25, 2012

1972, Verano

Hubo un espacio
y también hubo un tiempo...

Transfigurados por la distancia
que apenas abarcan
unos ojos de mirar cuarteado y reseco,
resultan mucho más ciertos
todos aquellos gestos de fugaz paso
por entre el sol
y por debajo del cielo.

En la silenciosa revista
de los espacios y ámbitos
que antes ocuparon
con su inagotable alegría,
a espaldas de las mudanzas y rigores
que tarde o temprano
impone la deuda del tiempo
brillan perdidos, rotundos y eternos.

Invitan,
sonríen,
llaman al agua
desde donde cubre,
desde muy lejos.

En el mar quedaron
y en el mar siguen igual de ciertos.

Importa poco si es una certeza soñada.
Están ahí,
puede escuchar cómo le llaman,
puede ver que necesitan a uno más
para continuar con el juego.

Le legión invencible

John  Ford era un tipo complejo.

Casi todas las películas lo son también. En ellas, suele ser tan importante como la historia que se nos cuenta todas las pequeñas anécdotas y detalles que suceden mientras el gran relato se despliega. En el cine de Ford uno tiene la sensación de que cada personaje, por nimio que sea, tiene su momento y el resultado siempre suele ser la sensación de universo cerrado y completo, de que los ojos del espectador se encuentra ante un pedazo de la vida misma que sucede ante el espectador con asombrosa naturalidad.

En casos como el de "La legión invencible", y si uno se pone a pensar, no se acaba de tener muy claro qué es lo que Ford está contando. En el contexto de las guerras indias de finales del siglo XIX, las campañas contra los sioux y en su peor momento, tras la derrota de Custer en Little Big Horn, Ford se dedica a hacer un retrato costumbrista de la vida en la frontera con la presencia del veterano capitán Nathan Brittles (un magnífico John Wayne que demuestra que cuando quería podía actuar) como elemento vertebrador en torno al que las pequeñas historias, las anécdotas, la interacción entre los personajes suceden de manera cristalina y natural.

Ese es para mi gusto el gran talento de Ford, la capacidad de insuflar vida, autenticidad a las imágenes que con gran cuidado construía en sus legendarios rodajes en los que prácticamente todo el equipo estaba pendiente de sus bipolares cambios de humor de alcohólico y su brillante y pasmosa intuición y capacidad de improvisación.

Los rodajes de Ford eran toda una aventura en la que Ford era el líder indiscutible, un incierto camino de creación en el que hasta el propio guión podía ser sacrificado y en el que todo el equipo trabajaba a la espera de que la inspiración les sorprendiese trabajando... y todo siempre sin salirse del plan de rodaje, porque todo estaba en la cabeza de Ford.

Un ejemplo para la película que nos ocupa son las brutales escenas de la columna de caballería cabalgando por la pradera y una tormenta de gran aparato eléctrico sucediendo en la distancia. Ford en los rodajes, atento como un shamán, esperaba la ocurrencia de ese tipo de detalles que elevaban sus historias por encima de las posibilidades del propio guión.

De aparente sencillez, en el cine de Ford aflora siempre un algo auténtico que brilla con un irresistible valor de verdad y cuya expresión siempre descansaba en los rostros y la expresión de los actores, muchas de esas imágenes que Ford perseguía tenían que ver con los primeros planos de los actores y para su perfecta ocurrencia el director planificaba cuidadosamente cada escena .

Para Ford los rostros y las miradas eran esenciales, la distancia corta en la que la historia se jugaba el todo por el todo de ese complicado y volátil entramado de verdad que en cada rodaje quería construir.

Quizá se esté quedando un poco antiguo buena parte de su cine, especialmente por su pasión por la milicia y por el folklore popular pero sus películas siempre son experiencias emocionantes.

"La legión invencible" es la segunda película de su famosa trilogía de la caballería compuesta además por "Fort Apache" y por "Rio Grande". Quizá sea la más floja de las tres, especialmente por su media hora final en la que Ford abusa de sensiblería (uno de sus grandes defectos) en una sublimada y un poco interminable despedida del héroe Brittles.

Pero Ford es uno de los grandes maestros y la peor de sus películas ocuparía un lugar relevante en la filmografía de cualquier otro director.