jueves, abril 26, 2007
Más.
Amén.
"¿Alcanzaron o no Mallory y Sandy Irvine la cumbre del Everest antes de morir? Algunos reputados especialistas consideraban que era imposible. Otros, como Geoffrey Winthrop Young, excelso alpinista y profesor de Mallory, jamás lo pusieron en duda. Cuando le preguntaban al anciana Young cómo estaba tan seguro de que su pupilo había llegado al techo del mundo, contestaba... Porque Mallory era Mallory."
("Porque está ahí", David Torres. Artículo publicado en la revista Siete Leguas, Número XXI)
miércoles, abril 25, 2007
EL BUEN PASTOR
El silencioso y eficaz Smiley de John le Carré tiene un homólogo en los servicios secretos norteamericanos.
Y Robert de Niro nos cuenta su historia con un estupendo pulso narrativo.
En este sentido lo mejor que se puede decir de esta película es que dura casi tres horas y el tiempo se pasa volando... Lo cual no es decir poco.
Lo más interesante que -creo- se puede decir sobre El buen pastor es que en su final uno no termina de tener claro la posición moral de De Niro con respecto a la vida y milagros de su protagonista.
El tono es frio y descriptivo. Igual tratamiento reciben los éxitos y los fracasos, los daños infringidos y los beneficios recibidos y el resultado final es la soledad.
No tengo muy claro que de Niro no esté haciendo un extraño homenaje a esos individuos que cierto día, y casi sin saberlo, deciden jugar ese Gran Juego mencionado por Kipling en su "Kim de la India".
Al final uno siente cierta compasión por ese personaje solitario caminando el pasillo y cambiando de oficina, pero no puede dejar de sentir cierta admiración por la inflexible voluntad de continuar adelante, un gesto que le conduce a una culminante soledad que el propio plano destila por los cuatro costados.
Me pregunto si es esa la intención de un director, parte integrante de un mundo -el de Scorsese- que siempre se ha movido en la cuerda floja de la moral en muchas de sus historias. Y como los gangsters de "Uno de los nuestros", el protagonista de "El Buen Pastor" se mece no muy plácidamente en el confuso territorio de la doble moral, en las apestosas cloacas que sustentan todos nuestros paraísos artificiales.
Unos, los gangsters suministrándo diversión y buscando el éxito del ascenso social por la via rápida y otro, los agentes secretos de la CIA, proporcionando seguridad contra los enemigos externos de un sistema por el que los gangsters se desplazan con mayor o menor tranquilidad. Ambos son habitantes de ese sombrío territorio de la ambigüedad moral, un territorio donde las cosas tienen por lo menos dos nombres y que quizá De Niro quiera mostrar en toda su intensidad y con la frialdad expositiva de un cirujano.
Quizá, la mirada del director vaya por ahí.
No estoy seguro.
En cualquier caso, "El Buen pastor" es un texto que encierra segundas y terceras lecturas -a mi entender- bastante heterodoxas y tan interesantes como la primera, superficial y más evidente. Un texto tan retorcido y perverso como cualquiera de los personajes que De Niro ha interpretado para Scorsese.
(Arcadi Espada)
Los Bartlebys son aquellos escritores que en un nomento determinado de su vida dejan de escribir. De pronto, su voz se silencia para siempre sin que exista alguna explicación clara que no implique andar varios cientos de kilómetros dentro de sus propios mocasines.
Recuerdo, por ejemplo, a Juan Rulfo o a Juan Carlos Onetti.
Es como si ya no hubiera nada más que decir.
Siempre me han fascinado y recomiendo la lectura del libro de Vila-Matas escrito para profundizar en el tema, "Bartleby y cia".
Su presencia es fascinante para mi por constituir un elemento anacrónico dentro de un mundo en el que todo el mundo habla, en el que cada persona tiene una opinión junto a la falta de pudor para hacerla pública.
Como decía Clint Eastwood por boca de su Harry el Sucio: "Todo el mundo tiene una opinión, todo el mundo tiene un culo".
Me fascinan aquellos que tienen la virtud de callar, que con tranquilidad soportan la apropiación del silencio por parte los otros. Quizá callan porque no es el momento de hablar o quizá lo hacen porque no hay nada más que decir.
Y esa sequedad del antaño incesante manantial de hermosas y resonantes palabras puede deberse a muchas razones. Una de ellas, se me ocurre, puede tenga que ver con el espiritu que late tras las palabras entrecomilladas de Arcadi Espada al principio de esta entrada.
El desecanto.
La pérdida de la confianza en la raza humana.
La imagen terrible de la propia verdad ofrecida como un corazón palpitante a unos seres de manos sucias.
Voz en el desierto que no existe porque nadie la escucha.
Otra variante de la soledad profunda y metafísica traducida en el silencio dandy del último superviviente de una vieja raza... la propia.
domingo, abril 15, 2007
sábado, abril 14, 2007
STOICHKOV
Mi amigo G. tiene razón. El búlgaro era un gran futbolista.
(Aún recuerdo sus fulgurantes carreras, la precisa potencia de sus lanzamientos a portería, sus centros medidos al área...)
Su único problema era que los arboles de su imposible carácter barriobajero no dejaban ver el bosque de su futbol veloz y preciso, rebosante de agresividad y gol... Especialmente, para los aficionados de los equipos que se enfrentaban contra su Barcelona.
(Tampoco he olvidado sus "ijoputa" pronunciados rápidamente, sin ache, como un escupitajo y en una sola palabra. Sus pisotones y entradas chungas. Sus declaraciones directas y mamporreras ...)
Ahora y unos cuantos años después Stoitchkov regresa al futbol español como entrenador. Su objetivo será salvar al Celta de Vigo del descenso.
No se cuál será su -como diría Jorge Valdano- propuesta futbolística. Lo único cierto es que ya le ha faltado tiempo para hacerse una foto con un aficionado y una bufanda que incluía un texto agresivo hacia el gran rival del equipo vigués: el Deportivo de la Coruña.
Como diría el Billy "El Niño" de Sam Peckinpah: "Los tiempos cambian, pero yo no".
La sonrisa del aficionado lo dice todo.
Christo acabará siendo un tipo entrañable. Dadle tiempo.
lunes, abril 09, 2007
Pasamos como bólidos ante la belleza,
con los ojos de dentro cerrados por la velocidad
de la incesante exigencia de la hora en punto.
Olvidado, a lo lejos, descansa el mar
y junto a él, a sus olas constantemente tendidas como abrazos,
la olvidada copa de vino
de las miradas y sonrisas abiertas de par en par
al esquivo abismo de nuestros mas profundos y palpitantes secretos.
El violinista entre la multitud.
jueves, abril 05, 2007
martes, abril 03, 2007
Visualmente resulta pasmosa.
Prácticamente, cada plano resulta pictórico y lleno de interés.
Y está contada con el ritmo adecuado de una buena película de acción.
El resto lo pone la historia, una vieja historia de sacrificio y muerte en el campo de batalla que quizá ya no conmueva tanto a los hombres de ahora... que no estamos dispuestos a morir por nada, quizá porque ya nada nos importa lo suficiente.
Dejando a parte peligrosas disquisiciones contrarias al paraíso de lo políticamente correcto en el que vegetamos como pastantes vacas, 300 ofrece al espectador un espectáculo puro de acción en la mejor línea del cine de aventuras de un sábado por la tarde.
Absolutamente recomendable.
Me parece un gran actor. Sus interpretaciones siempre están cargadas de una profunda autenticidad... entran primero por los ojos.
Sobre gustos no hay nada escrito.
Cada uno tiene los suyos y este es uno de los míos.
Por lo visto, Freeman acaba de rodar una película con Paz Vega.... nuestra Santa Teresa de Jesús de Stradivarius y Berschka.
Le escucho decir lo gran actriz que es la señorita Vega y me lo creo.
Es un gran actor.
jueves, marzo 29, 2007
I
"En España hay tantos mileuristas porque las universidades españolas educan a la gente a ser subordinados que memorizan y repiten. El contraste con el sistema por ejemplo del Instituto de Empresa donde enseño es enorme. Para mi el IE es un modelo a seguir para el resto del sistema universitario. Por eso España, pese a ser la octava economía del mundo, es un país periférico de sueldos bajos, porque la mayoría de la gente no fué educada para crear y dirigir sino para repetir y obedecer y los que repiten y obedecen simplemente ganan menos."
Más
II
"La diferencia entre los países ricos ricos, y los países más o menos ricos --digamos la diferencia entre Inglaterra y España-- se debe en mi opinión a que Inglaterra es un país principalmente de jefes y España es un país principalmente de subordinados, cuyos jefes están en otros países.
Los jefes ganan más que los subordinados. Inglaterra es un país de jefes, porque tiene más casas matrices de multinacionales, mejores universidades, más centros de investigación, desarrollo y creación cultural aplicada que España. ¿Cómo puede llegar España a ser un país de jefes? No es fácil.
Un país de jefes es un país de emprendedores con ideas que obtienen recursos para llevarlas a cabo en el mundo de los negocios, la ciencia y la creatividad. Pero, como sabemos, es más fácil ser emprendedor en el Reino Unido que en España, ya que en el Reino Unido hay una cultura de riesgo más desarrollada que aquí y mucho más respeto y menos envidia al emprendedor.
(...)
A los ingleses les enseñan a razonar, entender y organizar. A los españoles les enseñan a memorizar, repetir y obedecer. El resultado es que "los mejores expedientes también son mileuristas", cosa que sorprende hasta que te das cuenta que ser un alumno sobresaliente en memorizar, recitar y obedecer te llevará a ser....mileurista.
Para dejar de ser mileurista tienes que saber razonar, crear, y gestionar. Tienes que aprender a ser diferente a destacarte. Hasta que la educación española deje la tradición franquista de que el profe sabe y el alumno no, España va a criar alumnos....mileuristas."
Más
No se si será verdad, pero bien traído está.
domingo, marzo 18, 2007
La sublimación total del sentimiento amoroso.
Un vuelo en una noche azul sobre un lecho de estrellas en busca de los tejados de Paris mientras los malditos aúllan a la luna.
Moulin Rouge.
El relato de un amor imposible contado por un narrador enloquecido, también enamorado.
Forma y fondo superpuestos y coincidiendo.
Palo y tentetieso... No ha cambiado mucho la película de la política en España desde entonces.
Dos bandos: Castizos y afrancesados, Liberales y absolutistas, Liberales y Conservadores, Republicanos y monárquicos, fascistas y comunistas, socialistas y populares...
No hemos cambiado mucho.
Seguimos queriendo colocarnos y colocar a los nuestros a cualquier precio. Y en este juego, la verdad -suponiendo que exista- es no un fin en si mismo, sino la mayor de las ventajas para el bando que la tiene más cerca.
España, reserva mundial de la biosfera en pura naturaleza humana.
jueves, marzo 08, 2007
"La vida de los otros" es un inteligente y eficaz artilugio narrativo, lleno de aromas y sabores capaces de interesar a la más exigente de las inteligencias, pero, y al mismo tiempo, tiene el poder emocionar al espectador durante todo el trayecto y, sobre todo, en su más que emocionante final.
¿Por qué no?
sábado, marzo 03, 2007
¿Por qué?
PD: Si nadie, nunca -cosa que dudo- ha visto una película mala, debería ver este cliché desvaído que no es otra cosa que el recuerdo melancólico y desganado de una buena película y de un cine que ya no se puede volver a hacer.
Las películas malas también sirven para algo... para poder reconocer una película buena cuando sucede ante nuestros ojos.
Como una de mis abuelas decía: un tostón.
jueves, marzo 01, 2007
"Si tu comportamiento fue irracional al principio, quizá no lo recuerdes así. Los humanos tienen una inclinación a reconstruir los acontecimientos pasados de una forma más estructurada de lo que en realidad fueron. Su recuerdo está guiado por el propio conocimiento del resultado obtenido."
(Studying the content of cognitive processes, Maarten W. van Someren, Yvonne F. Barnard y Jacbijn A. C. Sandberg)
Quizás, por eso cualquier tiempo pasado resulte mejor y el futuro se presente lleno de esperanzas... o lo contrario también sea cierto.
A veces ni siquiera el presente nos dice la verdad.
miércoles, febrero 28, 2007
INOLVIDABLE
Amanece suavemente sobre su sueño.
La recién nacida luz del sol pasa timidamente y de puntillas
sobre sus ojos cerrados.
La lista... sin terminar de cosas por hacer
en este mañana que ya ha llegado
y que, sin su permiso,
se ha tomado la libertad de convertirse en presente
descansa abandonada sobre su regazo.
Como una sorpresa, el sueño
llegó y le abrazó por la espalda
dejándole una vez más
con su mañana a medida sin terminar.
Tiene buena pinta.
Esta larga y buena crítica la trata bien y con cariño, como deben ser tratadas las películas -pienso- aunque no nos gusten...
martes, febrero 27, 2007
lunes, febrero 26, 2007
"Marx, por su parte, considera que el hombre es un ser corporal, definido por necesidades. Y también un ser inacabado, es decir, llamado a devenir y evolucionar, a transformarse al transformar materialmente las condiciones de su existencia.
Estas deficientes condiciones de existencia son en primer lugar las que impone la naturaleza: principalmente la escasez de bienes. La humanidad no vive en un edén de abundancia. La transformación de esas condiciones naturales sólo pueden darse mediante el trabajo. El hombre es un ser de trabajo: de transformación y de producción. La noción de trabajo, es decir, la reestructuración instrumentada (técnica) de las condiciones naturales de existencia insuficientes para satisfacer las necesidades humanas es básica y adquiere verdadera diginidad filosófica.
Reconocimiento semejante era impensable en la tradición filosófica dominante desde Platón y Aristóteles, para la cual el trabajo es el destino de los subhumanos, en particular de los esclavos.
Por tanto, mediante el trabajo, que es transformación del mundo y condición de posibilidad de la historia, la humanidad va poco a poco llenando las carencias de su condición inicial, es decir, deviene progresiva y plenamente lo que es en sí misma."
(Historia de la filosofía, del renacimiento a la postmodernidad. Karl Marx y el materialismo histórico dialéctico. Gilbert Hottois.)
Y luego dicen que Marx está superado... Somos trabajo, pero también -y sobre todo los Lunes- el tremendo deseo de no tener que trabajar.
Más contradicción.
jueves, febrero 22, 2007
INOLVIDABLE
lunes, febrero 19, 2007
Tengo que decir que no me ha decepcionado en absoluto y esa cualidad de "Cartas desde Iwo-Jima" es -para mi- un valor en si mismo.
Es difícil no defraudar las expectativas y casi siempre sucede.
Esta vez, Eastwood da la palabra a los vencidos y mantiene -si no supera- el nivel de genialidad exhibido en "Banderas de nuestros padres".
Si la victoria supuso un terrible esfuerzo para los vencedores, la derrota exigió un esfuerzo quizá mayor a los vencidos. Luchar hasta la extenuación, dar lo mejor de sí mismos buscando vencer, comprender la propia limitación que conduce inexorablemente a la derrota, aceptar la realidad de la propia muerte y finalmente recibir su gélido beso en los labios sedientos. Ese es el camino que todos deben seguir y del que, sólo algunos defensores de la isla, se verán apartados por la siempre caprichosa y ciega intervención de la suerte.
Es cierto que la historia la escriben los vencedores y quizá deba ser así.
Puede que estemos ante uno de los privilegios que la victoria trae consigo: la posibilidad no sólo de cambiar el futuro sino también la opción de alterar el pasado a capricho.
Nada queda para los perdedores una vez se ha ejercido ese privilegio.
Para ellos todas las muertes son pocas y a la muerte física, se superpone la muerte más profunda de todas, la del olvido... aunque también fueran hombres luchando a pura sangre por su tierra y sus seres más queridos.
Sometidos al mismo azar, a la misma contradicción, a los mismos miedos, a los mismos sueños.
Igual que los otros, los que serán recordados... pero olvidados.
Y Eastwood nos lo cuenta con su habitual y maravillosa forma de contar, con su profunda capacidad para el intimismo y para la melancolía...
Algo que -para mi- es ya un valor en sí mismo.
viernes, febrero 16, 2007
ARCO 2007
De siempre, ARCO ha tenido para mi un extraño punto de mercado persa, de feria de la provocación y de la sorpresa en la que los charlatanes campan a sus anchas y en la que, tambíén, de cuando en cuando, brilla la luz clara de algún estimulante encuentro.
Y eso mismo ha sucedido en la edición de este año...
En Arco los visitantes pasean los pasillos en busca del espejo que refleje con precisión el destello del propio deseo y uno tiene la sensación de que la mayoría termina por encontrarlo. Es cuestión de tiempo.
En mi caso, un oscuro montaje sobre una sangrienta pelea de gallos y una hipnótica pieza de videoarte compuesta de retazos de viejas películas en blanco y negro estaban esperándome... y también alguna extraña maravilla pergueñada por algún artista coreano: una delicada flor metálica de parsimoniosos movimientos, una orgía de peluches gigantes... Inquietante la sensibilidad de los coreanos para el arte.... Inquietante y muy diferente, tan diferente como su visión de la política con peleas a muerte entre parlamentarios incluidas.
Corea... Otra peninsula tan bizarra como la nuestra, aunque sin duda con un diferente sentido de la bizarrez.
No me olvido, por último, de los niños y de su relación tan directa y básica con el arte, con los colores y las formas.
Divirtiéndose a su manera y disfrutando como el que más.
Señalando y diciendo: "purpura".
Señalando y riendo.
Corriendo de un lado a otro.
Haciendo arte de la vida misma.
Perfecto.
Perfecto.
jueves, febrero 15, 2007
martes, febrero 13, 2007
En el mismo territorio físico y espiritual donde Douglas Sirk situaba sus tremendos melodramas con lágrimas en Technicolor, el más que interesante Todd Field sitúa su segundo y último trabajo.
"Little Children" clava sus raíces en el imaginario del melodrama cinematográfico para mostrarnos con la precisión de un documentalista el espectáculo agridulce del ser humano en todo el esplendor de su contradicción.
Entre la realidad y el deseo, irremediablemente plantado entre esos dos lados casi siempre irreconciliables y sometido a la tectónica presión de esos dos impulso casi siempre contradictorios, está el ser humano. Y, en ciertas ocasiones, cuando la presión ejercida de un lado y de otro es insostenible, surge imparable la sismicidad de la emoción.
Todos los personajes de "Little Children" son victimas en algún momento de esa sismicidad que hace tambalear la estabilidad de sus vidas y Todd Field está allí para filmarlo.
La belleza del instante atrapado por una mirada certera y sensible, una mirada que ya demostró sus cualidades cazadoras-recolectoras en la anterior "In the room", otra película absolutamente recomendable.
En "Little Children" todos nos reconocemos.
Nos guste o no, somos así: caprichosos, austeros, infieles, fieles, capaces, incapaces,... y así hasta el infinito de los adjetivos calificativos.
lunes, febrero 12, 2007
TESIS
Martin Varsavsky dice...
"Al final, la mayoría de nosotros pasamos la mayor parte de la infancia estudiando y de la vida adulta trabajando. ¿Por qué considerar el estudio y luego el trabajo una tortura y caer en el mal humor francés? Claramente, la vida es mucho más que el trabajo, pero yo que vengo de trabajar en el 2006 más que nunca en mi vida (unas 80 horas por semana), creo que el trabajo puede ser también una enorme fuente de satisfacción. Y si no lo es, creo que todos tenemos que pensar como lograr que por lo menos sea lo más placentero posible, ya que sin trabajo no tenemos sociedad."
2
ANTITESIS
A Martin Varsavsky le dicen...
"Esa filosofía calvinista de la vida y el trabajo que preconizas en tu post es demasiado fácil defenderla desde la posición de una persona a la que le ha ido (muy) bien en la vida en el aspecto laboral y económico; que cuando se levanta por las mañanas está encantad de dedicarse a lo que se dedica, que no tiene que soportar a jefes petulantes y explotadores, que no se preocupa por si el sueldo le llegará hasta final de mes...., etc, etc... Lo siento Martín, tú eres una excepción porque formas parte de ese misero porcentaje del mundo que tiene su vida resulta durante varias generaciones. La gente "normal" cobra poco dinero por muchas horas de trabajo, tiene una sola casa que paga con dificultades durante treinta años, no puede ir a cenar a los restaurante caros a no ser que ahorre para ello, se desplaza por las mañanas en metro y se va de vacaciones a cualquier apartamentito de la costa durante una semana (y eso con suerte). El concepto de trabajo del que hablas lo puedes aplicar como mucho a 5 o un 10% de los trabajadores (aquellos que realmente se dedican a cosas interesantes, creativas y que además están bien pagadas), porque un trabajador normal es imposible que se realice en su entorno laboral, imposible, y pensar lo contrario es comulgar con ruedas de molino. Podrás convencer a tus trabajadores de FON, a los curritos de Google o a los directivos de algunas empresas, y hasta algunos profesores o investigadores que no cobran mucho pero que hacen su trabajo de forma absolutamente vocacional (sólo el trabajo vocacional es realmente una fuente para la autorrealización), pero ve a a hablar con los obreros de una zanja, los operarios de una cadena de montaje, la dependienta de un supermercado o el tipo que te atiende en el mostrador de un banco y cuéntales que con su trabajo se realizan personalmente...., a ver qué te responden.... Y no olvides Martín, que esas son las perosnas con mayúsculas, las que constituyen la mayoría de la sociedad, no aquellos de los que hablas y que ejemplificas contigo mismo."
3
SINTESIS
¿Y cuál es la solución? ¿El Euromillón?
Precisamente, el que peor lo tiene es el que más esfuerzo debe emplear en arreglarselas para ser feliz.
Cuando todo te va bien, y eres un Martin Varsavsky de la vida, ella misma se encarga de hacerte sentir estupendo.
El problema somos todos los demás, ese gris ejército de las sombras que diariamente se autoinmola en el hambriento volcán.
Quizá la responsabilidad de intentar sentirnos felices descansa sobre todos y cada uno de nosotros. Quizá -y sólo quizá- dimitimos de esa responsabilidad cargando las tintas sobre las circunstancias socio-económicas-laborales. Ese es el inconveniente de ser por encima de todo aspiracional... Nunca se tiene suficiente.
Si la felicidad de todos y cada uno de nosotros depende de tener y sólo de tener, mal lo llevamos... porque en la cima de la pirámide sólo hay sitio para uno.
Es pura física.
Quizá no tenga mérito ser feliz cuando uno lo tiene todo, pero, desde luego, tampoco tiene gracia esperar a tenerlo todo para ser feliz...
Se nos acabará el tiempo antes de conseguirlo.
Seguro.
Los Lunes graves y en pendiente vertical hacia arriba no son una enfermedad en sí mismos, sino sintomas de afecciones más complicadas del espíritu.
Quizá haya algo que cambiar.
Normalmente no se sabe el qué, pero en las variantes más graves, en las que a ciencia cierta se sabe la causa del síntoma, el problema es el cómo.
viernes, febrero 09, 2007
Ahora que la semana termina, él debe ser el espejo en que todos los trabajadores del mundo debemos mirarnos.
Nuestra máxima aspiración cuando se cumple el último segundo del último minuto de la última hora del viernes debe ser que todos aquellos con los que profesionalmente estamos implicados, nos sigan considerando un crack.
Los jefes sobre todo.
No importa que ya no lo seamos y que nuestros mejores tiempos hayan pasado.
Lo importante ya no es la realidad, sino lo que se piensa de ella.
Ronaldo lo sabe muy bien. Tiene el secreto.
miércoles, febrero 07, 2007
Veo un debate absurdo en Telemadrid.
Un debate en el que nadie se escucha, en el que todos se atacan, en el que nadie dice nada interesante.... salvo un redactora jefe de El Mundo que con su cabal sensatez (¿pleonasmo?) no se qué diablos pinta en la redacción de ese periódico... Continúo... Otro debate estéril que nos volverá a dejar un poco más lejos en la loca ninguna parte en la que desde hace bastante tiempo nos encontramos.
Las dos españas... pero no la que nos imaginamos, la de la derecha y la de la izquierda. Esas no son. Pienso en la españa de los titulares de plaza y la españa de los cesantes.
Las españas en minúscula que son camisa blanca de tantas miserables esperanzas.
Escucho, veo y tengo la impresión de que la política sólo importa en este país como vehículo para dejar de ser cesante, como instrumento para continuar siendo titular de la plaza.
No encuentro otra explicación para tanta estúpida falta de sentido común.
La España politizada del siglo XXI no se diferencia mucho de la España politizada del siglo XIX, la de la alternancia entre liberales y conservadores, Cánovas del Castillo y Práxedes Mateo Sagasta, la de los titulares y los cesantes, la de los odios irreconciliables porque donde se tiene la olla otro intenta meter su polla para poder de ella comer.
Este país no ha cambiado tanto como cree.
Sólo somos más ricos.
Veraneamos, tenemos coches y nos apilamos cada vez más en ciudades, pero entre tanto bienestar nos siguen asomando los sucios faldones de un blusón tan sucio como el más terrible de los aguafuertes de Goya.
Nuestra particular versión de la modernidad.
Todo ha cambiado, pero todo -en el fondo- sigue igual.
martes, febrero 06, 2007
Camina y arrastra consigo, como una estela sin brillo, la pesadez de una radiante mañana que, como otras tantas, ha tenido que vender a otro.
Mentalmente repasa el calendario en busca del próximo día de vacaciones.
Los fantasmas de los días aún por llegar pasan sin dejar huella ante su conciencia mientras el metro se le escapa en un rugiente torbellino.
No le preocupa.
Habrá más.
Aún le queda mucho tiempo para esperar.
jueves, febrero 01, 2007
el inmenso y caudaloso río de la infancia,
un inmenso Missisipi
navegable desde las montañas que rozan el cielo
hasta lo más profundo del mar.
La eternidad y la inmortalidad,
sin quererlo,
sin saberlo,
en la palma de la mano.
Alas blancas, manchadas de tiza y barro,
condenadas un día cierto a volar.
INOLVIDABLE
El jurado ha dictado sentencia.
La injusticia se ha cometido. Atticus Finch ha hecho lo imposible por evitarla, pero las reglas y esclavitudes de un anquilosado y viejo estilo de vida han vuelto a perpetuarse a costa de su esfuerzo.
Derrotado y desolado,. Atticus abandona un juzgado donde no se ha hecho justicia. En el piso superior la comunidad negra del pueblo reconoce su esfuerzo. Le espera puesta en pie para demostrarle su respeto.
Entre ellos se encuentran los hijos del propio Finch, que permanecen sentados sin comprender tanto la maldad del acontecimiento que acaba de suceder como la grandeza del hombre al que ellos llaman simplemente Atticus.
El reverendo Sykes les llama la atención con la voz entrecortada por la emoción de haber estado casi a punto de conseguirlo por primera vez desde nunca jamás:
"Jean Louise. Jean Louise, stand up. Your father's passing."
Matar a un ruiseñor.
miércoles, enero 31, 2007
Vagabundeo cansinamente por El Corte Inglés en la hora de mi comida... literalmente, hora de mi comida.
El palo que aún no me ha dado Hacienda todavía me duele.
De pronto, topo con el Servicio Integral de Bodas... un mostrador blanco y vacío delante de un mural blanco y bastante vacío donde sólo pone SERVICIO INTEGRAL DE BODAS.
Me pregunto hasta dónde llegará esa integralidad proclamada.
Quizá llegue hasta el absurdo y te busquen el novio o la novia adecuada al tipo de boda que vas a pagar... No lo se.
Alguien me clava una barra de pan en la espalda.
No puedo detenerme por más tiempo.
Mi sorpresa obstruye un capilar del sistema: Nada más ni nada menos que un pasillo de El Corte Inglés. Quizá sea algo más. Puede que se trate de una vena.
martes, enero 30, 2007
(Michel de Montaigne, Ensayos)
DEADWOOD
lunes, enero 29, 2007
La única certeza con la que cuenta es que, a esa ignota cantidad, tendrá que restarle de nuevo una unidad,
pero será más adelante cuando el encendido atardecer cese
y la noche le envuelva en su abismo.
La constante presencia de la pérdida,
incesante fuga,
hemorragia lenta que nada tiene de eterna,
le acompaña mientras su mirada vuela a ventana abierta
en busca del sueño,
de la nueva incertidumbre que traerá consigo el día de mañana.
Sobre el tablero, la mano invisible
mueve una pieza.
sábado, enero 27, 2007
En alguna parte he leído que con esta aventura trepidante, Mel Gibson -su director- pretende reflexionar sobre un montón de cosas.
viernes, enero 26, 2007
Sigo diciéndolo.
Lo mantengo.
Respeto todas las opiniones, pero sigo pensando "Banderas de nuestros padres" es una gran película.
La clave para amarla -aunque no lo creeaís- está en Cernuda, en la belleza irrecuperable de algunos momentos tan bellos que nos cambian la vida por el sólo y simple hecho de vivirlos.
Todo lo demás es melancolía y mundo... mucho mundo... un mundo que casi siempre nos obliga a traicionarlos para seguir viviendo. Y todo porque la diletancia etérea del alma casi siempre es incompatible con el mecánico oficio de vivir.
"Banderas de nuestros padres" no es una película bélica.
Es una película sobre un mundo en el que la belleza casi siempre es imposible, tan imposible que su estado natural es el recuerdo.
"Banderas de nuestros padres" no es una película belíca, insisto.
Es una película sobre un mundo que casi siempre obliga al hombre a traicionar esos pequeños y pocos momentos de belleza.... Y lo que es más importante sobre la complejidad de seguir viviendo con ese nuevo pecado original sobre las espaldas.
La reflexión amarga de un maestro en su vejez, en la plenitud del Otoño de las rosas.
El hombre y sus irresolubles contradicciones, las que siempre terminan de un modo u otro destruyéndole.
El profundo lamento de una soledad entre las cosas.
"Cartas de Iwo Jima" va a ser aún mucho mejor.
Tiene que hacerlo para no escuchar los pitidos de los trenes,
su constante llamada.
El deseo de subirse a cualquiera de ellos,
indiscriminadamente.
El deseo de desaparecer.
Pacientemente esperan tendidos,
alargados como enormes leopardos,
sobre la interminables vías disparadas
en diferentes direcciones hacia el mismo horizonte.
Tiene que taparse los oídos.
Pasar una vez más a toda prisa por la estación.
"Te enamoras y de repente la vida vuelve a estar ordenada. Antes de que esta persona llegara a tu vida todo era un caos. Cuando esa persona se va, el caos regresa. Con amor hay un sensación de toalidad y el caos queda eliminado. Es la forma más perfecta de vida civilizada".
No está mal... para ser un actor.
Se supone que interpretan lo que otros escriben. No que escriben las propias líneas que interpretan.
domingo, enero 21, 2007
- el mundo de la naturaleza, de lo sensible, de lo fenomenal o reino de la causalidad y la heteronomía. En su cuerpo, en su yo empírico (subjetividad individual), en sus sentidos y en sus pasiones, el individuo depende de este mundo.
- el mundo noumenal o mundo en sí, inteligible, espiritual: el mundo de la razón y de la libertad, del reino de los fines y de la autonomía, el mundo del yo trascendental caracterizado por la voluntad libre y racional.
En esta doble pertenencia estriba la dificultad para ser moral, pues el primer mundo y sus heteronomías (impedimentos físicos, necesidades, deseos, afectos, inclinaciones, ...) interfieren sin tregua las exigencias puras de lo segundo. Estas interferencias no sólo se oponen a la moralidad, sino también a la felicidad de los seres humanos"
("La moral según la crítica de la razón práctica, Historia de la filosofía: del renacimiento a la postmodernidad, Gilbert Hottois)
O lo que es lo mismo, el origen de la tragedia.
El abismo que separa la realidad del deseo, un abismo que forma parte de cada uno de nosotros.
Todos vivimos en Hollywoodland.
Asumiendo siempre(lo queramos o no) el riesgo de la locura, de la decepción.
lunes, enero 15, 2007
Es una lástima que Hollywoodland como película no esté a la altura de la idea que -presumo- la ha inspirado.
En su transcurso, resulta en algunos momentos diletante y morosa. Dedica demasiado tiempo a personajes y tarda en resolver ciertas situaciones.... El resultado es la constante sensación de que el mecanismo no está bien engrasado, de que el girar de la historia hasta su final no es redondo y natural. Pequeñas impurezas que entorpecen el fluir natural del relato, que molestan tánto como los árboles que no te dejan ver el bosque.
No obstante, "Hollywoodland" tiene la inmensa virtud de acabar bien y lo hace -en mi opinión- porque regresa a la esencia de aquello que pretende -creo- contar y lo hace de una forma precisa y justa.
Como debe ser.
Desde el pasado, y antes de volarse la tapa de los sesos, George Reeves (Ben Affleck) parece dirigir su última mirada a un Louis Simo (Adrien Brody) que parece presenciar su silencioso drama desde el futuro.
Mismo espacio en distintos tiempos, un dormitorio.
Mismas vidas fracasadas... quizá.
El caso es que Simo parece entender el mensaje y por un momento recobra la lucidez suficiente como para descubrir lo que de verdad es bueno para él: un pequeño y confortable presente al lado de su ojos.
Hay un cierto paralelismo entre "Hollywodland" y "Mulholland Drive" de David Lynch.
Ambas nos hablan del fracaso, un fracaso que nace de una absoluta confusión entre la realidad y el deseo de la que sus protagonistas son victimas.
La constante y continúa persecución de una incierta ballena blanca en los procelosos y profundos mares del fracaso.
Demasiado tarde, Reeves descubre que su lugar en el mundo fue interpretar a Superman. Demasiado tarde comprende que se le fue la vida de tanto desearla.
Ante sus ojos el error propio se convierte en la propia vida vida y ya sólo le resta volarse la tapa de los sesos.
Otra decisión equivocada, seguramente.
Quizá la vida sea así y tan seguro se deba estar del suelo que se pisa como de los deseos que se sueñan.
Lo único cierto es que muchas veces uno no está donde tiene que estar, en el aquí y en el ahora. Tiene la cabeza en otra parte, en un lugar de ensueño, hecho a medida, que aún no existe y que, seguramente, jamás podrá existir.
El sueño se ha convertido en locura y, como siempre, el último en enterarse es su dueño.
viernes, enero 12, 2007
No se si era de Cernuda... No estoy seguro. Lo único que tengo claro es haber leído alguna vez, en algún momento, un poema sobre un baño nocturno de unos amigos en el mar.
Lo buscaré y espero encontrarlo y entonces, a la luz de su lectura, quizá vuelva a hablar de este último regalo que nos ha hecho Clint Eastwood, uno de los pocos grandes maestros que le quedan a la depauperada industria cinematográfica.
En "Banderas de nuestros padres", y por increíble que parezca, todo gira en torno al baño final que todos los soldados se dan al pie del demolido y quemado Monte Suribachi.
Todas las emociones nacen ahí, del tranquilo contacto de los cuerpos y las almas en un catárquico momento de paz en medio de una brutal matanza.
La silenciosa definición de un grupo, de una hermandad nacida de saberse victimas de un mismo sufrimiento y de una misma situación.
Eastwood tiene muy claro que el mecanismo terrible de la guerra funciona sobre la base de los más sublimes sentimientos.
Una vez que uno está allí, a merced de una azarosa muerte y rodeado de sangre y fuego, no lucha por la paz o por su país. Se lucha por uno mismo y por quienes te rodean, para que no mueran, para no morir, para conseguir el imposible de intentar llegar todos juntos hasta el final de la noche.
Pero Eastwood también tiene claro que la picadora de carne nada perdona y que el sufrimiento jamás termina cuando finalmente llega el ansiado final de la noche.
La guerra no tiene piedad ni con los vencedores.
Les obliga a convertirse en quienes no quieren ser.
Les obliga a mentir y a traicionar la profunda magia de aquel baño entre compañeros que limpió la sangre y el polvo de sus cansados cuerpos y generó un vínculo entre todos ellos que les mantuvo unidos hasta el final de sus vidas o, lo que es lo mismo, para siempre.
Son pocos los que pueden entenderlo.... Los que todavía quedan y, quizá, los esquivos fantasmas de aquellos que se fueronpeleando por media pulgada de infierno.
Es el mismo Eastwood siempre.
Brillante narrador.
Absolutamente capacitado para emocionar generando autenticidad sobre una rigurosa metafísica de las pequeñas cosas y los detalles.
Humanista y virtuoso.
Todo un genio.
martes, enero 09, 2007
El año pasado Tony, el hermanísimo de Ridley Scott llevó a la pantalla la increible peripecia vital de Dominó Harvey, la hija modelo del fallecido actor Laurence Harvey.
De hija de sesentera estrella de Hollywood a cazarrecompensas, pasando por una carrera de modelo a cazarrecompensas y acompañada por un recauchutado y bizarro Mickey Rourke -que parece empezar a encontrar su nuevo lugar bajo el californiano sol de la industria cinematográfica-... Toda una historia que Scott rodó con una cierta vocación underground, aunque se quedara en el intento y la historia terminara por resultar confusa y complicada, confusiones y complicaciones resueltas con un complicado y confuso tiroteo final.
El caso es que no recordaré esa película por mucho más que por la estelar aparición de Tom Waits. Vestido de predicador -casi como en la foto-, conduciendo un destartalado coche y probablemente viajando de una "ninguna parte" a otra diferente "ninguna parte".
La esencia del personaje.
Una suerte de Hazel Motes beatnik, siempre perseguido por mil y un demonios que por nada del mundo quieren separase de él.
Me gusta Tom Waits y su último disco, el triptico "Orphans" me parece una obra maestra excepcional.
lunes, enero 08, 2007
Sin ser -para entendernos- una obra maestra, varias cosas me gustan de "Babel", la última película de Alejandro González Iñárritu.
Por un lado, la propuesta que Guillermo Arriaga desarrolla en el guión: una serie de personas que viven en diferentes partes del mundo ven -sin conocerse- sus vidas afectadas por el simple acto de la venta de un fusil de caza mayor en el Maghreb. En este sentido, Babel es una película que abole las distancias y los tiempos para mostrar la matería de la que estamos hechos (y que por cierto es la misma ocupemos el lugar en el mundo que ocupemos). Me gusta ese mensaje humanista y también me gusta que, de paso, se nos muestre el mundo en que vivimos como una Torre de Babel en la que imperan la distancia, el miedo, el desconocimiento del otro y la incomunicación .
Me gusta ese contraste entre igualdades profundas y diferencias superficiales.
El resultado es Babel, el absurdo.
Por otro que se trata de una historia contada desde el punto de vista del tercer mundo. Arriaga e Iñárritu son mejicanos y su visión del primer mundo no es nada complaciente, una visión que puede resumirse en la crueldad con que la policía marroquí trata a sus propios ciudadanos y la paciencia con la que esos mismos policías escuchan los insultos del americano airado Brad Pitt. También ahí hay una distancia, una distancia que es la metáfora de una diferencia que implica un diferente valoración. Espléndido, por cierto, el actor que interpreta al policía marroquí que asiste impertérrito al chaparrón de gritos e insultos.
Babel es por tanto una película sobre la distancia y la diferencia y el absurdo que éstas suponen y producen. El absurdo de una torre de Babel que crece y crece, pero que no va a ninguna parte.
A destacar el espléndido casting de actores de todo el mundo. Todos están magníficos.
viernes, enero 05, 2007
jueves, enero 04, 2007
En líneas generales cuenta las pequeñas historias (grandes para ellos -como siempre-) vividas por una serie de personajes en el marco de unas fiestas de San Fermín en la España de Primo de Rivera. Y lo hace con esa suave amargura que Hemingway sabía atribuir a sus atormentados y solitarios personajes, sentimiento que el guionista Peter Viertel mantiene e incluso potencia.
Puede que sea una de mis películas favoritas y lo es por la espléndida belleza desafiante de Ava Gardner, por la propia historia de encuentros y desencuentros que vive con un herido -en todos los sentidos de la palabra- Tyrone Power y -sobre todo- por la maravillosa interpretación que Errol Flynn realiza como secundario y en el final de su carrera.
Amo a ese Mike Powell que Flynn se calza como un guante, con la naturalidad de saber que se trata de un traje hecho a la medida de su propia decadencia.
Nadie como él para entender sus esencias y motivaciones, nadie como él para interpretarlo.
Estrellado en el acantilado de la propia vida.
Cómodamente sentado sobre el cofre del muerto y bebiendo una de las últimas botellas de ron.
miércoles, enero 03, 2007
Otro argumento en contra de la pena de muerte -pienso- es que dignifica al criminal que la recibe asuma o no su destino. Y cuando escribo ésto estoy pensando en el Saddam Hussein con la mirada perdida, pero con la cara descubierta.
Menos mal que recordé a tiempo la imagen de aquel niño kurdo gaseado junto al cadaver de su madre, porque otra imagen, la del dictador intentando afrontar su propia muerte con dignidad estaba comenzando a secuestrarme. Pero la brutal frialdad del acto de administración de justicia siempre juega a favor del condenado. Porque, ante la pena de muerte y a la cálida luz de mi compasivo mirar personal, todos los condenados se transforman en víctimas.
domingo, diciembre 31, 2006
"El objeto efectivo del conocimiento o fenómeno (lo que aparece) se encuentra, en cierto modo, entre el sujeto puro y la cosa en sí. El conocimiento es, por tanto, una realidad intermedia co-constituída por el sujeto y por el mundo. Lo que conocemos no es el mundo o la cosa en sí sino la experiencia racionalmente estructurada del mundo en sí, es decir, tal como se nos aparece"
(Kant y la filosofía crítica o trascendental, Gilbert Hottois)
Resumiendo, en el acto de conocer lo externo también podemos conocernos a nosotros mismos... porque siempre percibimos nuestro punto de vista sobre las cosas, nuestra propia construcción.
Conclusión, el año será siempre bueno si el sujeto que reflexiona se encuentra bien.
La felicidad es una actitud.
La inflexible voluntad de serlo.
Consigna, hay que escapar de aquella sensación terrible cuyó más alejado extremo era escrito y descrito por Cesare Pavese:
"El sentimiento terrible de que todo lo que se hace está mal, y lo que se piensa, y lo que se es. Nada puede salvarte porque cualquier decisión que tomes sabes que estás equivocado, y también tu decisión."
(El oficio de vivir, Cesare Pavese)
Y no lo digo yo, que lo dice Kant.
Creo...
miércoles, diciembre 27, 2006
En este sentido, propongo reemplazar el niño Jesús de todos los nacimientos por una Visa... aunque sea de Lladró.
miércoles, diciembre 06, 2006
"Me volví hacia la extensión de tierras y me pregunte hasta dónde ir. Exactamente la misma pregunta que me hice antes, cuando nadaba en el oceáno. ¿A partir de qué lugar empieza a ser peligroso seguir alejándose? Y comprendí que uno se lo pregunta cuando uno ya empieza a creer que ha ido demasiado lejos"
Todo está en orden.
He vuelto a releer "Crónicas de motel" de Sam Shepard y me sigue gustando.
Considero que el hombre y obra es un constante esfuerzo en contra del destino. Coincido mucho con Montaigne y creo que el destino manda y también creo que de cuando en cuando somos capaces de arrancar de su fria e invisible mecánica ignota y transparente una pequeña o grande victoria, un plan perseguido y realizado... Pero los fracasos siempre son mayores que los éxitos. Lo normal es que no seamos capaces de imponer nuestro criterio y adaptar el jardín de las cosas que van y vienen a nuestro geométrico esquema racional o a nuestra voluntad.
Yo creo que todos sabemos eso, que no descubro nada nuevo, pero al mismo tiempo nos gusta vernos capaces de tener un plan e imponerlo. Después de todo, para eso estamos en el mundo, para realizarnos y desarrollar en su totalidad ese impulso que todos llevamos dentro.
Lo que no podemos soportar es el fracaso, que ese ser omnipotente en su capacidad de imaginar y desear que todos somos no sea un agente capaz de intervenir con éxito sobre la complejidad del mundo exhibiendo esa misma omnipotencia de puertas afuera.
Nada nos detiene cuando soñamos un futuro, pero los problemas siempre vienen luego.
Normalmente, el destino siempre vence, pero puede perder más veces si somos capaces de convertir nuestras derrotas en victorias, es decir, si somos capaces de ver las cosas buenas en lo aparentemente adverso.
No hay mal que por bien no venga, se suele decir.
Y aunque las cosas no nos salgan como pensamos, siempre podemos sentarnos junto al mar e intentar repirar el efímero aroma que deja la espuma de cada ola mientras tomamos un buen vaso de vino.
Mañana volveremos a intentarlo... o quizá el perezoso vuelo de una gaviota nos traiga un diferente y mejor plan.
Eso es lo nuevo.
(Michel de Montaigne. Ensayos.)
jueves, noviembre 30, 2006
El resultado es un inquietante aroma a frenopático, a "mundo feliz" interpretado por Mel Brooks.
Los últimos nazis que quedan se dedican a programar el hilo musical.
Prefiero el silencio.
miércoles, noviembre 29, 2006
o hubiera resultado gravemente herido por un disparo invisible,
cierra los ojos.
Son las nueve de la mañana
y con manos heladas
el mundo vuelve a manosearle el alma
con sus maneras desconsideradas,
destempladas de siempre.
Cierra los ojos.
Respira profundamente.
Toma aire para sumergirse
desesperadamente en su propia oscuridad.
Imágenes grises,
palabras abrupramente pronunciadas
mientras aprusaradamente se llega con la hora justa a todas partes.
Necesita imaginar.
Necesita soñar.
Desplegar sus propias alas y volar lejos, muy lejos
aunque sólo sea un instante, escapar.
martes, noviembre 28, 2006
(Ensayos, Michel de Montaigne)
miércoles, noviembre 08, 2006
y lo normal sea permanecer perdido,
por el mundo,
entre las personas y las cosas,
sintiendo una mayor o menor ausencia
de ese uno mismo
que nos aguarda en cualquier recodo del camino.
Seguramente, lo importante sea
la absoluta capacidad de reconocernos
en ese poco probable encuentro
y sentir en esos ojos hermanos que nos miran,
en esa sonrisa íntima que como un puente se nos tiende,
la arrebatadora sensación de haber encontrado definitivamente.
Y después, absolutamente, el valor de atreverse a ser
por encima de todos los miedos,
contra todo riesgo,
cabalgando valerosamente contra los cañones del tiempo,
colina arriba, hasta el infierno
si fuera preciso.
Ya he visto antes esta nueva película de Ridley Scott.
Su planteamiento no es nada original. Un hombre que en apariencia es un triunfador, correctamente interpretado por el habitualmente genial Russell Crowe, se encuentra y descubre que su lugar en el mundo está en un pequeño "chateau" de la Provenza francesa.
Y si el planteamiento, no es nada original la resolución tampoco... porque todos sabemos como termina esta historia.
No obstante, y aunque ya la había visto antes, tengo que decir que no me importó volver a verla. Seguramente, porque me gustan las historias de personajes perdidos que terminan por encontrarse a si mismos en un entorno que les llama y que parece estar hecho para ellos mismos.
El mito del paraíso perdido recobrado siempre a través de las más profundas emociones sobrevenidas, en este caso, bajo los rayos de un perezoso sol Provenzal.
En este sentido, "Un buen año" reproduce fielmente las claves de este improbable género cinematográfico, sin caer demasiado en el pastelero sabor dulzón de una comedia romántica. Y optando por un cierto costumbrismo tranquilo que, en la forma, aspira a alcanzar la alargada sombra del maestro Rohmer sin -por supuesto- conseguirlo. Costumbrismo tranquilo que continuamente se encuentra adornado con bastantes momentos de pura comedia, momentos de los que tanto Scott como Crowe quizá podrían haber sacado más partido.
En resumen, "Un buen año" es una película amable y suave, con vocación de obra menor, que ofrece al espectador la oportunidad de contemplar a ese gran actor que es Russell Crowe en un registro diferente. Nada del otro mundo, pero tampoco un espectáculo desdeñable si uno quiere salir del cine contento y con una sonrisa en los labios.
Aunque yo sigo quedándome con "Local Hero"...
martes, noviembre 07, 2006
lunes, noviembre 06, 2006
En el "Tio Vania" de Anton Chejov, el médico pronuncia la siguiente frase: "Cualquier cosa menos la incertidumbre".
Aún no la he olvidado y hoy la recuerdo más que nunca.
La incertidumbre -creo- es uno de los sentimientos más difíciles de sentir.
Sintiéndolo, uno se sabe en manos de otros y -principalmente- del tiempo. Quizá, se pueda hacer algo para mejorar la propia situación, pero -y se haga lo que se haga- el demonio de nuestra propia levedad se nos aparece sonriente y moviendo su larga cola como un malvado gato de Cheshire.
En la incertidumbre uno siempre aguarda. Acontecimientos, palabras, miradas o una simple llamada telefónica... En algún momento ocurrirán o quizá nunca sucedan.
El individuo se convierte en el sujeto (im)paciente de un proceso cuyo intrincado mecanismo ignora.
Espera.
Espera y sólo puede limitarse a desear que las cosas sucedan... o no, pero -lo más importante- la decisión nunca le corresponde a él.
No es tan dueño de su destino como cree. Nadie lo es.
Una espera puede volvernos locos o también hacernos más humildes.
De vez en cuando es bueno que la vida nos haga esperar.
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Fotografía: Incertidumbre Violenta
Fractal Art by Vicky Brago-Mitchell
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domingo, noviembre 05, 2006
Me gusta esta película.
Quizá porque la mayoría del tiempo sucede en la carretera, durante un viaje... Seguramente, porque uno sale contento, vistiendo la media sonrisa de los buenos momentos, cuando sale del cine.
No lo se...
El caso es que "Little Miss Sunshine" es una "road-movie" protagonizada por una familia disfuncional que se encuentra varada en la playa a donde van a parar todos los naufragios del mundo de ganadores y perdedores en que vivimos inmersos. Es en sí misma una reflexión agridulce sobre los efectos que sobre las personas ejerce ese diario desayuno de los campeones que en algunos momentos -o quizá constantemente- todos nos vemos obligados a tomar.
A mi modo de ver, lo más interesante de "Little Miss Sunshine" es la idea de que uno mismo siempre es dueño de su éxito y de su fracaso. De que todo pasa por la decisión personal e intransferible de lo que se quiere hacer y no por la imposición pura y dura de formas de comportarse y vivir.
Las raíces del éxito siempre crecen allí, en la parte más íntima de nosotros mismos donde late nuestra más profunda semilla, la que -desarrollada- nos hará ser lo que verdaderamente queremos/debemos ser o hacer.
No hay fracaso posible si uno escucha esa voz.
Por éso, al final de la película y cuando la familia regresa a su casa, ni se me pasa por la cabeza pensar que las cosas les hayan salido mal y que el largo viaje no haya merecido la pena. Después de todo, se han encontrado a sí mismos. Han hecho justo lo que han querido hacer y lo han descubierto justo a tiempo.
Ese es siempre es el más importante de los triunfos.
"Preferiría no hacerlo", decía Bartleby, el maravilloso y fascinante personaje de Herman Melville. Un casi valleinclanesco esperpento de la necesidad y el esfuerzo por ser constantemente uno mismo.
Seguramente nadie querría ser Bartleby. Sólo él... Y de eso se trata.