Ucrania o la ilusión estratégica de Occidente - Epílogo geopolítico: la dialéctica del amo y el esclavo (y X)
Epílogo geopolítico: la dialéctica del amo y el esclavo
Serie: El primer muro – Ucrania y la ilusión estratégica de Occidente (X - Final)
Occidente entró en la guerra de Ucrania como un amo seguro de su poder y ha salido como un señor cansado que depende de aquello que despreciaba: el trabajo y la resistencia del “esclavo”. Este epílogo usa la dialéctica del amo y el esclavo de Hegel para leer lo que la guerra ha puesto en evidencia: tres décadas de comodidad han vaciado a Europa de industria, estrategia y voluntad de sacrificio, mientras Rusia se preparaba para una guerra que para ella nunca dejó de ser posible.
I. Introducción: más allá de los límites militares
La guerra de Ucrania ha expuesto más que los límites militares de Occidente.
Ha mostrado un vacío más profundo: un agotamiento intelectual, estratégico y psicológico que llevaba décadas gestándose.
Para entender por qué, conviene recuperar un mecanismo filosófico que Hegel formuló en La Fenomenología del Espíritu: la dialéctica del amo y el esclavo.
No es una parábola moral, sino una teoría del poder real.
La dialéctica hegeliana resumida
Hegel la formula así:
- El amo domina porque no arriesga su vida en el momento del conflicto fundacional.
- Precisamente por no arriesgarla, el amo no trabaja, no produce, no aprende.
- Su comodidad lo debilita progresivamente.
- Vive del reconocimiento de otros, no de la realidad material.
- Termina dependiendo del esclavo, cuya fuerza surge de la necesidad.
El esclavo, obligado a trabajar, a sufrir y a sobrevivir, desarrolla:
- Disciplina (soporta el dolor).
- Lucidez (reconoce la realidad).
- Capacidad técnica (transforma el mundo material).
Con el tiempo, el esclavo se convierte en el sujeto fuerte del conflicto.
Por qué esta analogía ilumina la guerra de Ucrania
Uso esta dialéctica aquí por una razón simple:
Occidente, tras treinta años de guerras fáciles, vive hoy con la psicología del amo.
Rusia, tras treinta años de vulnerabilidad, ha desarrollado la psicología del esclavo.
Ucrania no solo ha sido un campo de batalla: ha sido el espejo donde esa dialéctica ha quedado expuesta.
II. La tesis principal: Occidente perdió esta guerra antes de pelearla
Occidente nunca se preparó para una guerra larga contra un rival de nivel comparable.
Entró en el conflicto con tres ilusiones estructurales:
- Que la tecnología sustituía a la masa.
- Que el dinero sustituía a la industria.
- Que la delegación sustituía al sacrificio.
Ese modelo funciona contra Estados fallidos.
No funciona contra una potencia con territorio, industria, población y voluntad.
Ucrania no perdió por falta de valor.
Occidente perdió porque su concepción de la guerra era incompatible con una realidad que ya no controla.
III. La raíz del error: tres décadas de guerras cómodas
El amo que olvidó la guerra real
Desde 1991, la OTAN solo conoció guerras sin coste real:
- Serbia (1999): 78 días de bombardeos, cero bajas terrestres OTAN.
- Afganistán (2001-2021): guerra contra insurgencia sin Estado, dominio aéreo total.
- Irak (2003): 21 días para conquistar Bagdad, adversario sin defensa aérea.
- Libia (2011): derrocamiento de Gaddafi solo con poder aéreo, sin tropas terrestres.
- Sahel: operaciones contra grupos yihadistas sin capacidad militar estatal.
Todas tenían en común:
- Adversarios sin defensa aérea integrada.
- Sin industria militar propia.
- Sin artillería masiva.
- Sin posibilidad de escalar hacia potencia nuclear.
- Sin capacidad de atacar territorio OTAN.
Eso moldeó una doctrina de fantasía:
- Precisión sin masa.
- Campañas rápidas (“shock and awe”).
- Ausencia de desgaste prolongado.
- Fe ciega en la superioridad tecnológica.
- Uso del relato moral como arma estratégica.
Ucrania fue el choque frontal con el tipo de guerra que Occidente dejó de practicar y dejó de entender.
Como escribió el historiador militar Lawrence Freedman (King's College London):
"Las guerras occidentales post-1991 crearon una generación de estrategas que nunca habían enfrentado un adversario capaz de devolver el golpe. Ucrania reveló el coste de esa inexperiencia."
IV. El amo cómodo: la desindustrialización de Europa
A. Los datos de la decadencia industrial
Manufactura como % del PIB europeo:
| Año | UE (manufactura/PIB) | Contexto |
|---|---|---|
| 1991 | 24,8% | Pico post-Guerra Fría |
| 2000 | 18,5% | Entrada en era post-industrial |
| 2012 | 15,0% | Tras crisis financiera 2008 |
| 2023 | ~15% | Estancamiento |
Pérdida entre 1991-2023: ~40% del peso industrial relativo.
Estudios recientes sobre la desindustrialización europea sintetizan así el proceso:
"Entre 2008 y 2012, el sector manufacturero europeo perdió alrededor de 3,8 millones de empleos. Desde 2000, la contribución de la manufactura al PIB europeo cayó de 18,5% a 15%."
Comparación con competidores:
| País/Región | Manufactura como % PIB (2023) |
|---|---|
| China | ~27% |
| Corea del Sur | ~28% |
| Alemania | ~22% |
| UE promedio | ~15% |
| Francia | ~10% |
| Reino Unido | ~9% |
Francia es especialmente dramática: el propio ministro de Economía, Bruno Le Maire, reconocía en 2023 que reindustrializar el país es “la madre de todas las batallas”, con un objetivo explícito: subir la manufactura del 10% al 15% del PIB.
B. La dependencia energética rusa
Antes de 2022:
- Alemania importaba en torno al 55% de su gas de Rusia.
- La UE en conjunto importaba alrededor del 40% de su gas de Rusia.
- Cerca del 45% del carbón importado por la UE venía de Rusia.
Cuando estalla la guerra y se rompe esa dependencia, los precios energéticos se disparan. Informes recientes señalan que los costes energéticos para la industria europea se mantienen en niveles significativamente superiores a los de Estados Unidos o China, empujando a cierre de plantas y relocalizaciones.
C. El dividendo de paz que debilitó a Europa
Gasto militar europeo (% PIB):
| Año | Gasto militar UE (% PIB) | Contexto |
|---|---|---|
| 1990 | ~3,7% | Fin Guerra Fría |
| 2000 | ~2,2% | “Dividendo de paz” |
| 2014 | ~1,1% | Mínimo histórico |
| 2023 | ~1,3% | Tras invasión de Ucrania |
| 2024 | ~1,9% | Remilitarización parcial |
Europa pasó tres décadas desmantelando su capacidad militar mientras celebraba el “fin de la historia”. Cerró fábricas de defensa, redujo arsenales, profesionalizó ejércitos para misiones de baja intensidad.
Creyó que la guerra había terminado para siempre.
Y cuando volvió, Europa ya no sabía combatirla.
V. El esclavo que trabaja: la formación de Rusia como potencia de resistencia
A. La escuela de la necesidad (1991-2008)
Mientras Europa disfrutaba del dividendo de paz, Rusia atravesaba el infierno.
1. Crisis económica 1998: el colapso total
- Agosto 1998: default de deuda soberana.
- El PIB cayó más de 5% en un año.
- La inflación superó el 80%.
- El rublo perdió cerca del 70% de su valor en pocos meses.
- Alrededor del 40% de la población cayó bajo el umbral de pobreza.
Informes del Banco Mundial describen aquella crisis como una de las más severas de la posguerra en un país grande: colapso bancario, salarios impagados, caída abrupta del nivel de vida.
Lección aprendida: la vulnerabilidad económica es existencial.
2. Chechenia: derrota y reconstrucción
La Primera Guerra de Chechenia (1994-1996) fue una humillación: una potencia nuclear incapaz de controlar una república insurgente.
En la Segunda Guerra de Chechenia (1999-2009), el Estado ruso logra imponerse a costa de una brutalidad extrema y un esfuerzo prolongado.
Lección: disciplina, tiempo y crueldad pueden compensar debilidades iniciales, pero exigen un tipo de sociedad dispuesto a soportar ese coste.
3. Georgia 2008: el primer test
La guerra relámpago contra Georgia en agosto de 2008 termina en victoria rusa, pero revela carencias organizativas, tecnológicas y doctrinales.
Esa guerra actúa como catalizador de las reformas militares profundas que vendrían después.
B. La reconstrucción militar (2008-2022)
Tras Georgia, Rusia emprende la reforma militar más amplia desde la URSS.
- Aumento sostenido del presupuesto de defensa.
- Modernización del parque de armas y estandarización de sistemas.
- Desarrollo de una defensa aérea en capas (S-300, S-400, S-500) y capacidades de guerra electrónica.
- Uso de Siria como laboratorio de pruebas: misiles de crucero, bombardeos estratégicos, integración de armas combinadas.
Analistas como Michael Kofman han subrayado cómo Siria permitió a Rusia probar en combate real capacidades que más tarde emplearía en Ucrania.
C. La economía de guerra preparada
A diferencia de Europa, que desplazó su tejido económico hacia servicios y finanzas, Rusia mantuvo una base industrial pesada y un alto grado de control estatal sobre sectores estratégicos.
Eso facilita, en caso de guerra, la conversión a economía de guerra:
- fábricas que pueden operar a tres turnos,
- control estatal sobre empresas clave,
- costes energéticos internos más bajos que en Europa,
- capacidad de priorizar producción militar sobre consumo civil.
Informes de inteligencia europeos han reconocido que Rusia produce hoy munición de artillería a un ritmo muy superior al occidental y que esa brecha no se cerrará a corto plazo.
D. La cultura del sacrificio
En el plano social, la diferencia es igualmente clara.
Encuestas del Pew Research Center y Gallup muestran que en muchos países europeos menos de la mitad de la población se declara dispuesta a “luchar por su país” en caso de guerra. En Alemania, apenas en torno a un tercio. En otros, aún menos.
En Rusia, donde la memoria de crisis, guerras y colapsos es reciente, la aceptación del sacrificio —forzada, canalizada por el aparato estatal, pero real— es muy superior.
No es que los rusos “amen la guerra”. Es que tres décadas de vulnerabilidad han creado una sociedad que asume la dureza como parte del paisaje.
El esclavo hegeliano no es virtuoso: es realista.
VI. El choque: cuando la dialéctica se hizo realidad en Ucrania
La tecnología no sustituyó al volumen
El dato que lo sintetiza todo: en 2024, Rusia produce varios millones de proyectiles de artillería, mientras que el conjunto de Estados Unidos y Europa produce bastante menos.
Para sostener una defensa mínimamente viable, Ucrania necesitaría decenas de miles de proyectiles al mes; para una gran ofensiva, del orden de cientos de miles. Occidente no ha sido capaz de proporcionar esos volúmenes de manera sostenida.
La idea de que la precisión podía sustituir la masa —misiles guiados, municiones inteligentes, sistemas de alta gama— ha chocado con un hecho simple: en una guerra de atrición, la masa sigue decidiendo.
El dinero no sustituyó a la industria
El PIB combinado de la OTAN multiplica por más de veinte el PIB ruso. Sin embargo, Rusia produce más artillería, más tanques y más munición que sus adversarios occidentales, porque la estructura de su economía está preparada para ello y la europea, no.
El poder militar es capacidad de convertir acero, energía y trabajo en sistemas de armas y munición útiles para el frente, no cantidad de servicios financieros o de aplicaciones en el móvil.
La delegación nunca fue estrategia
Ucrania depende de sus patrocinadores para:
- financiar la mitad de su Estado,
- equipar a su ejército,
- sostener su defensa antiaérea,
- obtener inteligencia estratégica,
- recibir munición de artillería, misiles y sistemas de alta tecnología.
No pierde por incompetencia. Pierde porque libra una guerra dentro de límites definidos por otros, con recursos que otros proporcionan según sus propios calendarios políticos.
Y un proxy eficaz necesita:
- población abundante,
- industria propia,
- reservas movilizables,
- profundidad territorial.
Ucrania llega a 2024-2025 con demografía agotada, industria devastada y un territorio visiblemente recortado.
Occidente puede imprimir dinero. No puede imprimir ucranianos.
Las sanciones: el arsenal moral que no doblegó a nadie
Se desplegó el mayor régimen de sanciones de la historia reciente, con miles de medidas contra Rusia: financieras, tecnológicas, comerciales.
El objetivo implícito era provocar el colapso económico ruso o, al menos, una crisis interna que degradara su capacidad bélica.
Los resultados son ambiguos:
- la economía rusa se contrajo al inicio,
- pero se reorientó hacia Asia y otros socios,
- el PIB volvió a crecer,
- la industria de defensa se expandió,
- la “flota en la sombra” y otros mecanismos eludieron parte de las sanciones energéticas.
El amo esperaba que el esclavo se viniera abajo.
El esclavo aprendió a trabajar de otra manera.
VII. La razón profunda del éxito ruso: la dialéctica hegeliana en acción
1. Rusia vivió en la necesidad → la necesidad produce realismo
Durante treinta años, Rusia enfrentó crisis, derrotas parciales, sanciones, guerras internas y conflictos regionales.
Esa vulnerabilidad generó una cultura estratégica centrada en:
- la percepción del riesgo existencial,
- la supervivencia como prioridad,
- el realismo sobre capacidades propias y ajenas,
- la disciplina como necesidad.
El esclavo reconoce la dureza del mundo. El amo vive entretenido.
2. Rusia trabajó; Occidente holgazaneó
Mientras Europa desindustrializaba y confiaba su prosperidad al comercio global y a la estabilidad geopolítica, Rusia:
- reconstruyó su base militar,
- estandarizó parte de su parque blindado,
- desarrolló sistemas de defensa aérea y guerra electrónica,
- probó sus fuerzas en conflictos reales.
El trabajo crea fortaleza. La ociosidad del amo crea incompetencia.
3. Rusia arriesgó; Occidente evitó todo riesgo
Según Hegel, quien arriesga la vida se convierte en sujeto histórico.
Rusia ha arriesgado en Chechenia, Georgia, Siria y, finalmente, Ucrania.
Occidente, desde 1991, ha evitado sistemáticamente poner en peligro nada esencial propio:
- ni su territorio,
- ni su población,
- ni su comodidad económica.
Resultado estructural: el esclavo se convierte en sujeto histórico; el amo deja de serlo.
4. Rusia aceptó el sacrificio; Occidente ya no sabe lo que es
Las estimaciones de bajas rusas son enormes. Sin embargo, el sistema político ha sido capaz de absorber ese coste sin colapsar.
Europa, por contraste, reaccionó con protestas y crisis políticas a un aumento de precios energéticos y a la perspectiva de incrementar el gasto en defensa.
La disciplina rusa no es virtud moral: es supervivencia.
El sacrificio occidental no existe: es un recuerdo de otra época.
5. Resultado hegeliano: el esclavo supera al amo
La paradoja final:
- Rusia, más pobre, gana porque vivió en la necesidad.
- Occidente, más rico, pierde porque vivió en la comodidad.
El esclavo que trabaja entiende la guerra.
El amo que disfruta la olvida.
VIII. La psicología del amo: por qué Europa dejó de pensar
1. El amo deja de pensar
La comodidad destruye la previsión.
Europa dejó de pensar seriamente en:
- energía (aceptó una dependencia crítica de un solo proveedor),
- industria (aceptó la pérdida de peso manufacturero),
- logística (externalizó cadenas de suministro),
- guerra (redujo su gasto militar a mínimos históricos).
Creyó que esas categorías eran parte del pasado.
Como escribió Francis Fukuyama en El fin de la historia (1992):
"Hemos llegado al punto final de la evolución ideológica de la humanidad y la universalización de la democracia liberal occidental como forma final de gobierno humano."
Europa se lo creyó literalmente.
Y dejó de prepararse para la historia.
2. El amo deja de preocuparse
Sin riesgo existencial, la historia se vuelve un espectáculo.
La guerra se consume como debate en tertulias y redes sociales, no como amenaza directa.
Las encuestas sobre disposición a luchar por el propio país muestran hasta qué punto esa preocupación se ha diluido en amplias capas de la población europea, especialmente en las sociedades que llevan más tiempo sin experimentar violencia directa.
3. El amo vive del reconocimiento, no de la realidad
Europa necesita verse a sí misma como modelo moral.
Ucrania desempeñó durante un tiempo el papel perfecto en ese espejo: democracia contra autocracia, víctimas contra agresores, valores universales contra barbarie.
Cuando el mapa dejó de acompañar esa narrativa, la disonancia se disparó.
4. El amo confunde discurso con poder
Declaraciones, sanciones, resoluciones, cumbres y comunicados pasaron a presentarse como instrumentos de poder equiparables a la capacidad industrial o militar.
Pero el poder real se decide en:
- fábricas (munición, tanques, defensa aérea),
- poblaciones (quien puede movilizar y reponer fuerzas),
- trincheras (quien sostiene el frente).
El discurso no dispara proyectiles.
IX. Evaluación crítica
Hechos verificados
- Desindustrialización europea: la manufactura ha caído de aproximadamente un 25% del PIB a alrededor del 15% en tres décadas.
- Gasto militar europeo: se redujo del entorno del 3,5–4% del PIB a poco más del 1% antes de 2014, recuperándose solo parcialmente después.
- Dependencia energética: Alemania y otros Estados miembros alcanzaron niveles muy altos de dependencia del gas ruso antes de 2022.
- Brecha industrial: Rusia produce más munición de artillería que el conjunto de sus adversarios occidentales en esta guerra.
- Crisis rusas y reformas: el país ha atravesado colapsos económicos, guerras internas y reformas militares profundas desde los años noventa.
- PIB vs. producción militar: la superioridad económica occidental no se ha traducido en superioridad industrial bélica.
- Disposición al sacrificio: encuestas de opinión muestran una baja predisposición a asumir riesgos bélicos en buena parte de Europa.
Inferencias
- Tres décadas de paz debilitaron a Europa estructuralmente en términos industriales, militares y psicológicos.
- Tres décadas de vulnerabilidad fortalecieron a Rusia en realismo estratégico, capacidad de sacrificio y preparación para una guerra de desgaste.
- La dialéctica amo-esclavo describe bien la asimetría psicológica: un bloque confortable que ha dejado de pensar la guerra y otro que la ha tenido como horizonte constante.
- El modelo occidental de guerra —tecnología sobre masa, dinero sobre industria, delegación sobre compromiso— es estructuralmente inadecuado para una guerra industrial prolongada contra una gran potencia.
Síntesis
Occidente no fue derrotado por Rusia.
Fue derrotado por su propia concepción de la guerra: por un modo de pensar la fuerza que ya no se corresponde con la realidad material, industrial y demográfica del conflicto.
Es una derrota del amo cansado, no solo en el campo de batalla, sino en el terreno de la previsión histórica.
X. Conclusión: el amo cansado
La guerra de Ucrania no destruyó el poder occidental.
Destruyó la ficción que lo envolvía.
Hegel lo anticipó hace dos siglos: el amo se debilita hasta depender de quien creía dominar. Ucrania fue esa mediación.
Cuando dejó de sostener la ilusión, Occidente descubrió su propia parálisis.
Lo que la guerra reveló
- Europa olvidó cómo trabajar (desindustrialización).
- Europa olvidó cómo arriesgar (gasto militar mínimo y rechazo social al esfuerzo bélico).
- Europa olvidó cómo sacrificar (incapacidad para aceptar costes estructurales).
- Europa olvidó cómo pensar estratégicamente (dependencias energéticas y logísticas suicidas).
Rusia no olvidó nada de eso.
Porque nunca tuvo el lujo de olvidarlo.
Esta guerra revela algo simple:
Occidente no perdió en Ucrania.
Perdió la capacidad de librar la historia.
Y esa pérdida comenzó mucho antes de febrero de 2022. Comenzó en 1991, cuando Europa decidió que la historia había terminado.
Rusia nunca lo creyó.
Por eso, cuando la historia volvió, solo uno de los dos estaba preparado.
Como escribió Michael Kofman en uno de sus balances recientes:
"La lección de Ucrania no es que Occidente sea débil. Es que Occidente ya no sabe cómo ser fuerte de la manera que importa en una guerra real."
Epílogo: ¿y ahora qué?
La guerra de Ucrania no es el fin de Occidente.
Es el aviso.
Europa puede reindustrializarse. Puede remilitarizarse. Puede recuperar una cierta cultura del sacrificio y de la previsión estratégica.
Pero todo eso requiere tiempo.
Y en geopolítica, el tiempo no se detiene.
Mientras Europa debate, China observa.
Y aprende exactamente las mismas lecciones que Rusia ha aprendido en Ucrania.
La dialéctica del amo y el esclavo no termina.
Solo cambia de actores.
Y el próximo muro —el de China— será mucho más alto que el de Rusia.
Bibliografía
1. Desindustrialización europea y economía
- ScienceDirect Topics. “Deindustrialization – An Overview.” 2023.
- ResearchGate. “Deindustrialization of the EU.” 2023.
- Illuminem. “Anatomy of a Fall: Europe’s Deindustrialisation.” Mayo 2024.
- Oxford Economics. “Claims of Deindustrialisation in Europe Are Overblown.” Agosto 2024.
- Eurostat. Estadísticas estructurales de empresa y datos sobre estructura económica de la UE, 1990–2024.
- International Energy Agency (IEA). “Europe’s Energy Crisis: What Factors Drove the Record Fall in Natural Gas Demand in 2022?” Febrero 2023.
- Instituto de Relaciones Internacionales (IIR). Obst, Thomas. “Deindustrialization in Europe – Time for a New Economic Model?” Septiembre 2023.
2. Gasto militar, capacidades de defensa y “dividendo de paz”
- SIPRI (Stockholm International Peace Research Institute). Military Expenditure Database, 1988–2024.
- World Bank. “Military expenditure (% of GDP) – European Union.” Datos 1990–2023.
- NATO. “Defence Expenditure of NATO Countries (2014–2024).” Julio 2024.
- FMI / Carlo Cottarelli. Observatorio de Políticas Económicas. “Ukraine War: Some Data on the ‘Peace Dividend’ in Europe.” Marzo 2024.
3. Reformas militares rusas, economía de guerra y capacidad industrial
- Banco Mundial. “Russian Federation – Economic Indicators and Crisis 1998–2024.” Informes y bases de datos.
- FMI. “Russian Federation: 2024 Article IV Consultation.” Noviembre 2024.
- CNA – Center for Naval Analyses. Kofman, Michael. “Russian Military Modernization: An Assessment.” 2018.
- IISS – International Institute for Strategic Studies. The Military Balance, ediciones 2008–2024.
- Estonian Foreign Intelligence Service. International Security and Estonia 2024. Febrero 2024.
- The Economist. “Russia Is Producing Artillery Shells Around Three Times Faster Than Ukraine’s Western Allies.” Marzo 2024.
4. Psicología estratégica, opinión pública y cultura del sacrificio
- Pew Research Center. “Public Opinion on National Defence and Military Issues in Europe.” 2023.
- Gallup. “Willingness to Fight for One’s Country.” Encuestas internacionales 2015–2023.
5. Doctrina militar occidental y análisis estratégico de la guerra de Ucrania
- Freedman, Lawrence. “The Ukraine War and the Future of Military Strategy.” King’s College London, 2024.
- Gady, Franz-Stefan & Kofman, Michael. “Making Attrition Work: A Viable Theory of Victory for Ukraine.” Survival, vol. 66, nº 1, 2024.
- Walt, Stephen M. “The Lessons of Ukraine for Great Power Competition.” Foreign Policy, 2024.
- The Economist. “Russia’s Economy Is Growing Despite Sanctions.” Diciembre 2024.
6. Filosofía política: Hegel y la dialéctica del amo y el esclavo
- Hegel, G. W. F. Fenomenología del Espíritu (Phänomenologie des Geistes). 1807. Capítulo “Autoconciencia”.
- Kojève, Alexandre. Introduction to the Reading of Hegel: Lectures on the Phenomenology of Spirit. Cornell University Press, 1969.
- Hyppolite, Jean. Genesis and Structure of Hegel’s Phenomenology of Spirit. Northwestern University Press.
7. Sanciones, economía de guerra y contexto geopolítico
- The Economist. “Russia’s Economy Is Growing Despite Sanctions.” Diciembre 2024.
- Banco Mundial. “Russia Economic Update.” Octubre 2024.
- FMI. “Russian Federation: 2024 Article IV Consultation.” Noviembre 2024.
8. Síntesis de artículos previos de la serie “El primer muro”
- Artículos I–VII de la serie El primer muro: Ucrania y la ilusión estratégica de Occidente, con sus respectivas bibliografías especializadas (Donbass, Kursk, guerra de desgaste, delegación estratégica, etc.).
9. Referencias teóricas y de contexto
- Fukuyama, Francis. The End of History and the Last Man. Free Press, 1992.
Nota final del autor
Esta serie no ha buscado defender a Rusia ni atacar a Ucrania.
Ha buscado algo más simple y más necesario: entender.
Entender por qué una guerra que parecía decidida en 2022 se desarrolló como lo hizo.
Entender por qué las predicciones occidentales fallaron sistemáticamente.
Entender qué revela este conflicto sobre el poder real en el siglo XXI.
La conclusión es incómoda:
El poder occidental es grande, pero no es el que creíamos.
Es un poder de servicios, finanzas, tecnología y soft power.
Pero no es un poder que pueda ganar una guerra industrial de desgaste contra una potencia continental con voluntad de resistir.
Esa lección no solo importa para Ucrania.
Importa para todo lo que viene después.
Porque si Occidente no entiende sus límites reales, seguirá diseñando guerras que no puede ganar.
Y la próxima vez, el precio será mucho más alto.
FIN DE LA SERIE
El primer muro: Ucrania y la ilusión estratégica de Occidente

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