El negocio de la guerra: Occidente se arma… para perder
Occidente presume de poder militar, pero su defensa se ha convertido en un negocio y su doctrina en un mito. Mientras Rusia adapta industria, tecnología y estrategia para una guerra real, Europa y EE.UU. siguen atrapados en armas carísimas, producción lenta y una fe ciega en la guerra relámpago que ya no existe. Este artículo explica por qué el modelo occidental no está preparado para el mundo que viene
Este no es un texto sobre “más gasto militar”, sino sobre cómo el modelo de defensa occidental se ha vuelto ineficaz en una guerra de desgaste como la de Ucrania frente a Rusia.
Hay una idea que recorre Europa como un mantra: “Occidente es fuerte”, “tenemos la mejor tecnología”, “Putin está acabado”. Es un relato tranquilizador para sociedades que ya no saben lo que significan las palabras industria, sacrificio ni guerra.
Pero la guerra de Ucrania no ha revelado un error de cálculo. Ha mostrado algo más profundo: Occidente dejó de tener defensa. Tiene un negocio.
La industria ya no responde al interés público: responde al accionista.
La estrategia ya no responde al terreno: responde al marketing.
El poder ya no se mide en capacidad de resistencia: se mide en notas de prensa.
Occidente gasta, sí. Pero no gasta para defenderse: gasta para alimentar un sector privado cuyo beneficio no coincide con el beneficio público.
Cada euro que entra en la industria sale convertido en dividendos, no en capacidad militar.
El Estado paga para garantizar seguridad, pero la empresa cobra para garantizar rentabilidad.
Y cuando la defensa se rige por la lógica del mercado, ocurre lo inevitable: la seguridad deja de ser un objetivo y se convierte en un subproducto accidental.
1. La defensa dejó de ser pública
Europa y EE.UU. ya no conciben la defensa como obligación soberana, sino como un sector económico rentable. Los contratistas cotizan en bolsa, reparten dividendos récord y ven subir sus acciones cada vez que estalla una guerra.
No es fortaleza. Es un síntoma: la seguridad nacional está sometida a un oligopolio privado financiado con dinero público.
Las cumbres de defensa parecen ferias comerciales. Los ministros actúan como comerciales de sus proveedores. La geopolítica es un showroom.
2. Primer pilar: la industria como negocio
2.1. Privatizar la guerra es perder la guerra
La lógica industrial occidental es simple: no se produce para resistir, se produce para facturar.
Las fábricas no mantienen líneas ociosas; no producen en masa por los márgenes; no pueden duplicar capacidad rápidamente. La industria occidental solo funciona en paz. La escala y la resiliencia —lo único que importa en una guerra larga— no encajan en la lógica del mercado financiero.
2.2. El F-35: símbolo de la decadencia
Nació como caza “barato”. Acabó siendo:
- el programa militar más caro de la historia (más de 2 billones proyectados),
- una disponibilidad operativa mediocre,
- mantenimiento prohibitivo,
- dependencia logística absoluta de EE.UU.
Es el ejemplo perfecto de una defensa concebida no para ganar guerras largas, sino para crear contratos eternos.
2.3. La economía de la derrota
Ucrania ha expuesto la asimetría:
- Un dron FPV de 500–1.000 dólares destruye vehículos de millones.
- Derribarlo exige misiles de 100.000.
- Cada victoria táctica es una derrota contable.
Occidente fabrica joyas. Rusia fabrica herramientas. En una guerra larga, ganan las herramientas.
2.4. Los números no mienten (aunque la propaganda lo intente)
En noviembre de 2025, portavoces de la OTAN aseguraron que “Occidente ya ha alcanzado a Rusia en capacidad industrial”. Pero las declaraciones van por delante de los hechos.
Las estimaciones sitúan la producción rusa de proyectiles entre 3 y 5 millones al año. La UE prometió 1 millón para 2024 y entregó menos de la mitad.
Mientras Europa celebra comunicados, Rusia celebra series de producción.
Mientras la OTAN presenta “hojas de ruta”, Moscú inaugura fábricas.
Mientras Occidente transmite confianza en ruedas de prensa, Rusia reparte acero en vagones de tren.
La propaganda se ha acercado a Rusia. La industria, no.
3. Segundo pilar: la doctrina del relámpago
3.1. La religión de la maniobra
Occidente quedó atrapado en la fantasía de la Blitzkrieg: guerras rápidas, precisión milimétrica, adversarios inferiores. Una doctrina hecha para armas caras y campañas cortas.
3.2. La realidad siempre gana
Irak, Afganistán, Libia: guerras “ganadas” en semanas y perdidas en años. La doctrina occidental exige lo que ya no existe: superioridad absoluta y duración mínima.
3.3. Ucrania: el espejo roto
Ucrania ha demostrado algo que Occidente no quiere aceptar: la maniobra es imposible en un frente saturado por drones, sensores y fuego de precisión.
No es que falte masa. Es que el entorno mismo impide moverse. Toda concentración es detectada, fijada y castigada por artillería o FPV antes siquiera de maniobrar.
La maniobra sin masa no sirve. La maniobra con masa tampoco. La maniobra ha muerto.
Tres años de guerra lo confirman: los intentos ucranianos de 2023 demostraron que ninguna punta de lanza puede sobrevivir en un entorno electroletal. Rusia avanza triturando brigadas, no penetrando líneas.
3.4. El supremacismo tecnológico
Occidente creyó que la tecnología lo compensaba todo. El frente dice otra cosa:
- La guerra electrónica rusa degrada GPS y comunicaciones.
- Los HIMARS fueron neutralizados en meses.
- Los drones FPV destruyen blindados occidentales.
- Las bombas planeadoras rusas saturan defensas “impenetrables”.
Tecnología perfecta + producción lenta = vulnerabilidad absoluta.
4. Rusia y la guerra del tiempo
4.1. El giro estratégico
Rusia empezó mal en 2022. Rectificó en meses. Pasó de la maniobra al desgaste:
- fortificaciones profundas,
- artillería masiva,
- drones por cientos de miles,
- guerra electrónica continua,
- industria en modo 24/7.
La guerra moderna la gana el resistente, no el rápido.
4.2. El colapso como estrategia
Rusia no busca tomar Kiev. Busca destruir el ejército ucraniano. Cada ciudad es una trituradora de brigadas. Cuando el ejército colapse, el territorio caerá solo: no por asalto, sino por agotamiento.
4.3. El mensaje a la OTAN
Ucrania es una lección para Europa:
- vuestras armas maravillosas no bastaron,
- vuestra industria no aguantó,
- vuestra superioridad era contable, no real.
Rusia no solo está ganando en Ucrania: está demostrando que el modelo occidental no funciona en una guerra real.
5. El muro occidental
5.1. Dependencia estructural
Europa sin EE.UU. no tiene inteligencia, logística, repuestos, munición ni cohesión política. La UE no es un actor militar: es un cliente. Y un cliente no dicta condiciones.
5.2. La trampa del prototipo
Cada año aparece “el arma decisiva”. Cada año también la razón por la que no se puede producir en serie.
Occidente vive en prototipos. Rusia vive en fábricas.
5.3. La cultura del simulacro
Think tanks que funcionan como agencias de comunicación. Prensa que repite propaganda industrial. Políticos que confunden eslóganes con estrategia.
Europa vive en un teatro de cartón piedra. Rusia en un taller metalúrgico.
5.4. El desenlace que no se nombra
Ucrania está perdiendo. Pierde hombres, terreno y tiempo. Y cuando colapse —no si, cuándo— Europa descubrirá que no tiene industria ni voluntad para responder.
6. Conclusión: un plan sin fisuras
Occidente ha construido su defensa sobre dos pilares incompatibles con la guerra real:
- Una industria que fabrica beneficios, no seguridad.
- Una doctrina que solo contempla la victoria rápida.
Rusia ha impuesto justo lo contrario: la guerra lenta, material, industrial.
Europa puede seguir anunciando “la mayor inversión en décadas”, pero seguirá sin plan B.
La tragedia no es la ceguera. Es la soberbia. La ilusión de creer que un mercado sustituye a una fábrica, que un eslogan sustituye a un proyectil, que un presupuesto sustituye a una estrategia.
Occidente no perdió la defensa por falta de dinero. La perdió cuando convirtió la seguridad en un negocio.
Rusia no ganó por ser más fuerte. Ganó porque entendió lo esencial:
La guerra moderna se decide en fábricas, trincheras y turnos nocturnos. No en Davos. No en Bruselas. No en PowerPoints.
Un plan sin fisuras.
Bibliografía y fuentes consultadas
Selección de fuentes públicas utilizadas para contrastar datos de costes, producción, disponibilidad y doctrina.
- GAO (Government Accountability Office). F-35 Joint Strike Fighter Program, informes 2022–2024.
- Congressional Research Service. U.S. Tactical Aircraft and Modernization Plans, 2023.
- SIPRI. Trends in World Military Expenditure, ediciones 2023 y 2024.
- IISS. The Military Balance, 2023–2024.
- RUSI. Análisis sobre producción rusa de artillería y drones en la guerra de Ucrania, 2023–2025.
- CSIS. Russia’s Defense Industrial Mobilization, 2023.
- Comunicados del Estado Mayor ucraniano sobre situación en Pokrovsk, Chasiv Yar y Vuhledar, 2024–2025.
- Oryx / WarMapper. Registros visuales de pérdidas materiales en Ucrania, 2022–2025.
- Financial Times. Informes sobre la capacidad industrial de defensa en la UE, 2024–2025.
- Economist Intelligence Unit. Análisis sobre la economía de guerra rusa, 2023–2025.
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