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Mostrando las entradas etiquetadas como Narrativa

La batalla cultural por la violencia de género en España

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Una anomalía española: por qué solo aquí convertimos un fenómeno marginal en batalla cultural En las democracias occidentales existe un consenso claro: la violencia de género solo puede enfrentarse con medidas preventivas rápidas. Solo en España esa evidencia se ha convertido en guerra cultural y arma política. En la mayoría de democracias occidentales —Francia, Alemania, Reino Unido, Italia, Canadá, Australia— existe un consenso claro: la violencia de género es un fenómeno estructural que exige medidas preventivas rápidas , incluso antes de la sentencia, porque esperar al final del proceso puede costar vidas. Es una lógica asumida y no discutida. Pero en España, esa evidencia básica se ha convertido en un campo de batalla cultural. Un fenómeno estadísticamente mínimo — las denuncias falsas — ha pasado a dominar el debate como si fuese el centro del problema. La consecuencia es clara: la anomalía no es la l...

Volver a explicar lo obvio

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Marx, los clásicos y los neoliberales: tres tradiciones que casi nunca se explican bien Un mapa conceptual claro para entender quién hereda realmente a quién. En el debate público, Marx, los clásicos, los neoclásicos y los neoliberales se mezclan como si formaran parte de la misma historia. No es así. La genealogía real es más clara: Marx pertenece a la economía clásica; los neoclásicos rompen con esa tradición; y el neoliberalismo deriva de los neoclásicos, no de Smith. En el debate público todo se mezcla: Marx contra los liberales, los liberales contra los neoliberales, y Adam Smith convertido en mascota económica de todo el mundo. El resultado es un mapa mental falso. Si se pone orden histórico y conceptual, la imagen real es más clara: Marx pertenece a la economía clásica, los neoclásicos rompen radicalmente con los clásicos, y el neoliberalismo deriva del neoclasicismo, no de Smith. Este artículo sigue tres pasos: ...

El portaaviones no lo pagas tú

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Cómo EE.UU. puede financiar su imperio militar sin tocar los impuestos El despliegue de una flota estadounidense frente a Venezuela parece, a primera vista, un lujo que pagan los ciudadanos con sus impuestos. Este texto sostiene lo contrario: explica cómo funciona realmente el dinero en una economía con moneda hegemónica, por qué el déficit de EE.UU. es una fuente de poder y cómo la financiarización global permite sostener un aparato militar descomunal sin esfuerzo fiscal interno. Cada vez que los Estados Unidos realizan un despliegue de fuerza —y el último es la flota que han enviado a las costas de Venezuela— la reacción pública es siempre la misma: “¿Cuánto nos cuesta esto a los ciudadanos?” Es un reflejo condicionado que se repite cada vez que aparece un portaaviones, un grupo de combate o una operación militar: asumir que todo ese gasto sale del bolsillo del contribuyente. Ese error impide ver el mecanismo real que permite a EE.UU. sos...

La máquina de fabricar culpables: el ejemplo de Jeffrey Sachs

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Una frase ambigua bastó para desatar la maquinaria del descrédito. Jeffrey Sachs dijo “cuando Macron me dio la Legión de Honor”, y en menos de un día la red lo convirtió en mentiroso. Nadie discutió sus ideas ni su trayectoria: solo la literalidad de una expresión convertida en prueba moral. El episodio no revela tanto sobre Sachs como sobre nosotros: sobre cómo se fabrica hoy la mentira, no a partir de falsedades, sino de matices retorcidos hasta romperse. Jeffrey Sachs dijo: “cuando Macron me dio la Legión de Honor” . Bastó esa frase —una de esas frases lanzadas sin cuidado en medio de una entrevista— para que se desatara un pequeño escándalo en redes. De inmediato, columnistas y tuiteros comenzaron a repetir el mantra: “Sachs miente. Macron nunca se la entregó. Nunca se conocieron.” Y así, un asunto de protocolo se convirtió en una acusación moral. Lo curioso no es la polémica, sino su mecánica. En menos de veinticuatro horas, una frase ambigua y descuidada se había transfo...

Inflar el vacío

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La inflación ya no mide la vitalidad de las economías, sino su agotamiento. En China, los precios se mantienen estables porque el Estado sigue controlando la producción y el crédito; en Europa, suben porque el sistema financiero se ha emancipado de la realidad. La inflación moderna no nace del exceso de dinero, sino del vacío que deja una economía cuando deja de producir valor y empieza a vivir de inflar sus propias ficciones. La inflación ya no mide la vitalidad de las economías, sino su agotamiento. En las sociedades financiarizadas, los precios ya no son el termómetro del crecimiento, sino la huella del declive. En China los precios se mantienen estables porque el Estado conserva el control del crédito y de la producción; en Europa suben porque el sistema financiero se ha emancipado de la realidad. La inflación moderna no nace del exceso de dinero, sino de la escasez de valor productivo: del vacío que deja una economía cuando deja de crear riqueza y empieza a vivir de inflar sus p...