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Mostrando las entradas etiquetadas como Filosofía

Cómo Kautsky convirtió a Marx en socialdemócrata

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  En la tradición marxista, el Estado nunca fue un asunto secundario ni una cuestión técnica de administración. Es el corazón del problema revolucionario. Para Marx, el Estado es la forma política de la dominación de clase: el aparato mediante el cual la burguesía organiza y perpetúa su poder. La pregunta decisiva, entonces, fue siempre la misma: ¿puede ese aparato ser conquistado y usado por la clase trabajadora, o debe ser destruido y reemplazado por otra forma política? La respuesta a esta cuestión dividió a todo el movimiento obrero internacional. Fue el motivo de la fractura entre marxistas y anarquistas en la Primera Internacional; marcó la frontera entre revolucionarios y reformistas en la Segunda; y se convirtió en la paradoja irresuelta del siglo XX: de un lado, la socialdemocracia confiada en el parlamento y el Estado burgués; del otro, el socialismo real que convirtió al Estado en un poder absoluto. En todos los casos, la pregunta sobre el Estado no fue un matiz, sino l...

Racismo y demografía: la ficción de la pureza cultural

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La demografía constituye lo que podríamos llamar una “estructura dura” de la historia. Frente a la plasticidad de las ideologías o la maleabilidad de la política, los datos de natalidad, mortalidad y envejecimiento imponen límites objetivos que ninguna voluntad puede ignorar. Emmanuel Todd ha insistido en que los sistemas familiares y demográficos condicionan incluso la evolución política de las sociedades modernas. Dicho de otra manera: no se puede legislar contra la curva de la pirámide poblacional. Este punto resulta esencial para comprender la paradoja contemporánea del racismo. Allí donde las sociedades envejecen y no producen suficientes nacimientos para sostener su población activa, la inmigración se convierte en un requisito estructural. No es una opción voluntaria, ni una concesión moral: es la consecuencia de una necesidad biológica y social. Como diría la biología, la naturaleza aborrece el vacío; y en lo social, ese vacío lo llenan los movimientos humanos. La necesidad mi...

Europa: arqueología de un continente inventado

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Cuando abrimos un atlas (si es que aún quedan) y vemos el mapa del mundo, todo parece tan natural: África, América, Asia, Oceanía, Europa. Sin embargo, basta con una mirada un poco más atenta para descubrir la paradoja: Europa no es un continente geológico . No existe ninguna separación natural entre Europa y Asia. Lo que solemos llamar Europa es, en realidad, una península occidental del inmenso continente asiático.  Para justificar su autonomía, la cartografía moderna fijó como frontera los Montes Urales. Pero aquí está el problema: los Urales no constituyen una barrera geográfica real , sino una convención cultural. No tienen nada comparable a lo que significa, por ejemplo, la cordillera del Himalaya para separar el subcontinente indio: allí sí existe un muro montañoso imponente, con picos que superan los 8.000 metros, que marca una discontinuidad geológica, climática y cultural. En cambio, los Urales son montañas modestas, de alturas similares o incluso menores a las del Sistem...