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Mostrando las entradas etiquetadas como Sociología histórica

Portugal como espejo del imperio español

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  En la entrada anterior analizábamos cómo la historia del 12 de octubre ha sido distorsionada por siglos de nacionalcatolicismo, que transformaron una empresa política, económica y geoestratégica en una epopeya espiritual. Según ese relato, España no fue un imperio más, sino el instrumento elegido por Dios para evangelizar el mundo, redimir pueblos y fundar una comunidad mestiza única. La evangelización —mostrábamos allí— no fue el motor de la expansión, sino el lenguaje inevitable en el que toda empresa de poder debía expresarse en la Europa preilustrada. Ahora bien, hay un argumento que refuerza aún más esa conclusión: nada de lo que hizo España fue exclusivo suyo . Las prácticas que hoy se presentan como pruebas de una “misión singular” —la evangelización, la protección jurídica de los pueblos sometidos, el mestizaje, la fundación de instituciones educativas o la reinversión parcial de recursos en los territorios coloniales— no fueron fruto de una vocación irrepetible. Todo e...

Cuando la Iglesia inventó al judío: los orígenes antiguos y medievales del antisemitismo

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  Cuando pensamos en antisemitismo solemos mirar al siglo XIX, al racismo pseudocientífico, o al nazismo en el siglo XX. Sin embargo, el terreno sobre el que esas ideologías pudieron florecer se sembró mucho antes. El cristianismo, que nació como una secta judía dentro del judaísmo del Segundo Templo, construyó su identidad precisamente negando esas raíces. Y cuando la Iglesia católica se convirtió en la gran institución de la Europa medieval, esa separación se radicalizó hasta crear un sistema cultural y político de exclusión permanente. 1. El cristianismo como secta judía (siglos I–II) Jesús de Nazaret fue un judío del siglo I, y sus primeros discípulos también. El cristianismo nació dentro del judaísmo del Segundo Templo, como un movimiento mesiánico que compartía la Torá, las Escrituras, las sinagogas y el marco religioso del Templo de Jerusalén. Para el Imperio romano, los cristianos no eran más que una de las múltiples corrientes judías de la época, comparables a fariseos,...

Cuando Roma temía a los bárbaros y vivía gracias a ellos

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Una de las paradojas más notables del Imperio romano tardío fue la relación con los llamados barbari . Por un lado, se los necesitaba desesperadamente: para repoblar territorios vacíos, para cultivar la tierra, y sobre todo para sostener unas legiones cada vez más vacías de ciudadanos romanos. Por otro, se los despreciaba, se los temía, se los señalaba como amenaza cultural y política. El término barbarus no era neutro. No designaba solo a un extranjero, sino a alguien “incivilizado”, ajeno a la romanitas . Incluso cuando luchaban y morían por el imperio, seguían siendo tachados de “otros”. El racismo romano no siempre se manifestaba como odio frontal: muchas veces era más sutil, una tolerancia condescendiente , una integración vigilada donde el bárbaro podía hablar latín, vestir la toga, servir en la guardia imperial… pero nunca dejar de ser recordado como extranjero. Ya en el siglo IV, el historiador Amiano Marcelino observa con crudeza la transformación del ejército: “La antigu...